jueves, 6 de agosto de 2009

Celebración del Santo Cura de Ars en Montevideo

Todos los años, el 4 de agosto o en una fecha próxima, en el Seminario Interdiocesano del Uruguay, en Montevideo, se celebra la memoria de San Juan Bautista María Vianney, el santo Cura de Ars, patrono del clero secular y desde este año, de todos los sacerdotes.
La celebración de este año, en el marco del Año Sacerdotal y del 150 aniversario de la muerte del santo, convocó a muchos más sacerdotes que habitualmente, y fue la Parroquia San Carlos Borromeo, vecina al Seminario, quien nos acogió a fieles laicos, religiosas, diáconos, sacerdotes y obispos en esta celebración.
En estos días he estado meditando sobre esta figura, al decir de un cura viejo "tan admirable y tan inimitable", al menos si tomamos al pie de la letra las expresiones que el Papa Benedicto alude como "exageraciones del piadoso hagiógrafo".
Sin embargo, lo que me ha dado vueltas en la cabeza y en el corazón en estos días es algo muy sencillo...
En primer lugar, lo que me despierta el "te amo, Dios mío". La oración del Santo recogida en canción, expresa cuál es el centro de su vida: el amor de Dios. "Prefiero morir a no amarte". El amor a Dios sostiene la vida del Santo Cura.
En segundo lugar, San Juan Ma. Vianney presenta a los demás ese Dios cuyo amor colma su vida, hablándoles de "el Buen Dios" (le Bon Dieu). Creo que la expresión no es original, aunque no es común entre nosotros. Es la manera piadosa del católico francés de nombrar a Dios, no a secas, sino agregándole al nombre el atributo de "bueno".
Así, "el buen Dios" es el que se hace presente entre los hombres, el que los ama con el Corazón de su Hijo, el que los alimenta en la Eucaristía con la Vida de su Hijo, el que les manifiesta en la Reconciliación la misericordia del Corazón de Jesús.
Así, ese centrar su vida en el Dios al que ama con todo su corazón, lleva al Santo Cura a mostrar a los demás al amado, "el buen Dios", a buscar darlo a conocer, a buscar llevar a otros a su encuentro.
Tal vez choca ese "yo" de la oración, esa activa declaración de amor... pero no cabe duda de que él se siente también amado, profundamente amado y, desde su sacerdocio, quiere conducir a los hombres a ese Amor.

1 comentario:

Beatrix dijo...

Gracias por compartir tu meditación sobre "te amo Dios mio".... ese diálogo con el "Buen Dios"....