sábado, 28 de noviembre de 2009

Al comenzar este Adviento


Una mirada a las lecturas de este Adviento

1. Dios promete y cumple: Jesucristo vino
Este Adviento 2009, ciclo C, se abre con el anuncio del cumplimiento de una promesa de Dios y se cierra, precisamente, con el cumplimiento de esa promesa.

Así leemos en el primer versículo de la primera lectura que escucharemos el domingo, tomada del profeta Jeremías:
Llegarán los días –oráculo del Señor– en que Yo cumpliré la promesa que pronuncié. ¿En qué consiste esa promesa?
Haré brotar […] un germen justo, y él practicará la justicia y el derecho en el país.
El último domingo de Adviento, en la última lectura, tomada del Evangelio de Lucas y en el último versículo, escuchamos a Isabel decir a María:
Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.

Dios había dicho “yo cumpliré la promesa”. María e Isabel se regocijan en la promesa cumplida.

2. Jesucristo vendrá
El Adviento nos propone mirar hacia el pasado, el futuro y el presente.

En el pasado, Jesús, el Cristo, ha venido como hombre. Él, Hijo de Dios, Verbo eterno, se ha encarnado, naciendo de María. Con su vida, su muerte, su resurrección y su ascensión a la gloria del Padre, es decir, con su Pascua, Jesús ha inaugurado un mundo nuevo, un mundo según el corazón de Dios. Y en todo esto se han cumplido, con creces, las promesas de Dios.

En el futuro, al final de los tiempos, Jesús vendrá de nuevo, en su gloria, manifestando ese mundo nuevo y llevándolo a su total realización.

En el presente, en este tiempo intermedio en que vivimos, lenta, discreta pero inexorablemente se va gestando ese mundo nuevo, y Jesús no cesa de venir, continuando su obra en el mundo por medio de su Espíritu.

3. Jesucristo continúa viniendo y actuando en nuestra vida.
El Adviento nos pone frente a esta realidad de la acción de Dios. Los profetas nos irán diciendo, domingo a domingo: El Señor es nuestra Justicia (I); Dios conducirá a su pueblo en la alegría (II); El Señor tu Dios está en medio de ti (III); El mismo Señor será la Paz (IV).

En las lecturas de estos domingos aparecen también algunos obstáculos a esa acción: nuestras inseguridades, miedos, angustias, aflicciones, desfallecimientos, separaciones, duelos, sensación de lejanía de Dios.

Para que en este Adviento podamos abrirnos a la acción de Dios, también se nos proponen algunas actitudes:
- el mismo Jesús nos llama a estar en vigilia, prevenidos, orantes; (I)
- Juan el Bautista nos emplaza a que preparemos el camino del Señor, dando signos de conversión sobre todo en la justicia y la solidaridad; (II y III)
- San Pablo nos exhorta a alegrarnos en el Señor (III)
- María e Isabel nos invitan a renovarnos en la alegría de la fe de los humildes, que se han confiado a las promesas del Señor.

+ Heriberto A. Bodeant, Obispo de Melo

Consejo Pastoral de la Diócesis de Melo


Mons. Heriberto Bodeant, actual obispo diocesano; Mons. Luis del Castillo (II Obispo emérito) y Mons. Roberto Cáceres (I Obispo emérito) estuvieron presentes en el Consejo Pastoral Diocesano, en la primera visita de Mons. Luis a Melo después de aceptada su dimisión y su recuperación de serios problemas de salud.

El Consejo Pastoral Diocesano de la diócesis de Melo se reunió hoy en el Obispado, con delegados de trece de las dieciséis parroquias de la diócesis.
La reunión, coordinada por el P. Lucas, vicario pastoral, fue abierta por el Obispo, quien propuso una breve meditación sobre el Adviento, como tiempo que nos invita a mirar al pasado y al futuro, para desde allí vivir nuestro presente.
Mons. Luis del Castillo, II Obispo emérito, saludó al Consejo y agradeció las oraciones de las comunidades durante los momentos críticos de salud que vivió (y sobrevivió, gracias también a esas oraciones).
A continuación, en grupos, se evaluó (muy positivamente) la fiesta diocesana del 17 de Octubre, como un fuerte momento de comunión.
Mons. Heriberto presentó entonces una perspectiva para mirar hacia los próximos años:
1. 2019: Centenario de la llegada del primer Obispo a Melo, Mons. José Marcos Semería. ¿Cómo preparar ese centenario.
2. Orientaciones pastorales de la Conferencia Episcopal del Uruguay 2008-2013. Ante la conclusión del actual plan pastoral diocesano, ¿será posible acompasar el nuevo período a estas orientaciones y tener también en cuenta sus contenidos, en especial la propuesta de Misión Continental?
3. Evaluar y planificar. 2010 será un año de evaluación y planificación. En la evaluación, sería conveniente ir a nuestras actitudes más profundas, en lo concerniente a la comunión y a la misión.
La comunión supone conocernos - re-conocernos - apoyarnos mutuamente. ¿En qué hemos crecido, en que necesitamos crecer en este aspecto?
La misión nos pone ante una pregunta importante, que puede llevarnos a la necesidad de profundizar la "conversión pastoral" que nos propone la Conferencia de Aparecida. ¿Tenemos realmente el deseo de llamar, invitar, recibir, incorporar a otros a nuestras comunidades? ¿Tenemos las disposiciones de apertura y aceptación para hacerlo?
Dividido en grupos, el Consejo trabajó sobre el planteo del Obispo, dejando varios aportes que serán recogidos y profundizados por el Presbiterio y la Vicaría Pastoral.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Fiesta de la Capilla Medalla Milagrosa








En París
El 18 de julio de 1830, mientras en Montevideo se juraba nuestra primera constitución, en la noche, una joven religiosa ve por primera vez a la Virgen María aparecer ante sus ojos, en la capilla de su Casa de Formación, en el Nº 140 de la Rue (calle) du Bac, en París.
Cuatro meses más tarde, el 27 de noviembre, la Virgen se deja ver de nuevo por ella, y le entrega las características de una medalla que Ella desea sea acuñada.
Luego de un discernimiento, el Obispo dará su aprobación y así comienza a extenderse en el mundo católico la Medalla Milagrosa.
En Melo
La Capilla Medalla Milagrosa, perteneciente a la Parroquia San José Obrero de Melo, celebró su fiesta patronal con la Eucaristía, una exposición de trabajos y entrega de diplomas en la Obra Social, refrescos y tortas, canto y guitarra.
Mons. Heriberto presidió la celebración, acompañado por el P. Asdrúbal y el Diácono Mario.
El P. Michael, responsable de la Parroquia San José Obrero, envió desde Roma su saludo, uniéndose desde allá en la celebración de la Eucaristía.

Milton Tróccoli, Obispo Auxiliar de Montevideo

El P. Milton Tróccoli participando en una reunión del Presbiterio de Melo,
en la que ofreciera una presentación del Santo Cura de Ars.


El P. Milton Tróccoli, Vicario Episcopal para la Pastoral y la Pastoral Vocacional, Párroco de Nuestra Señora de la Merced, de la Arquidiócesis de Montevideo, ha sido nombrado Obispo Auxiliar de Montevideo y titular de Munaziana.
Nació en Montevideo el 3 de marzo de 1964.
Fue ordenado sacerdote en Florida, para la Arquidiócesis de Montevideo, el 8 de mayo de 1988, por el Papa Juan Pablo II, durante su segunda visita a Uruguay.
Tuvo diversos encargos pastorales en diferentes parroquias, fue docente en la Facultad de Teología Mariano Soler y Rector del Seminario Interdiocesano Cristo Rey.

Dom Bosco em Bagé: "Não há juventude perdida"







P. Dácio, Mons. Heriberto, P. Orestes (inspector salesiano),
P. Walter (Melo), y otro sacerdote salesiano.


"Lo que he aprendido de Don Bosco es que no hay juventud perdida", dijo el Prefecto Municipal de la ciudad brasileña de Bagé, al recibir la urna con las reliquias de Don Bosco, frente al Colegio Auxiliadora.
El P. Dácio, director de la comunidad salesiana del Colegio trazó una semblanza de Don Bosco y recordó que la comunidad de Bagé se fundó desde Uruguay, en 1904, al constatar la necesidad y la urgencia de una presencia educativa en la ciudad.
El Inspector Salesianos, P. Orestes, explicó el significado de la reliquia contenida en la Urna, dentro de la imagen de Don Bosco que aparece a la vista. Se trata de la mano y parte del brazo derecho, esa mano que tantas veces bendijo, y que trae ahora también una bendición.
Niños, adolescentes y jóvenes se congregaron para recibir la Urna, que fue trasladada al Gimnasio del Colegio, donde a las 16 horas se celebraría una Misa juvenil y a las 20 otra para toda la ciudad, para continuar con una vigilia de oración hasta la hora de la madruga en que la urna debía seguir su recorrido hacia Río Grande.
Mons. Bodeant y el P. Walter, de la comunidad salesiana de Melo, se hicieron presentes en la mañana, para venerar a Don Bosco y "devolver la visita" que los salesianos de Bagé hicieron a Melo el 19 de setiembre, cuando la urna estuvo en la Catedral Nuestra Señora del Pilar. El Obispo de Bagé, Dom Gilio, se encuentra en Roma en visita Ad Limina Apostolorum.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Lectionautas con Mons. Heriberto Bodeant





Mons. Heriberto Bodeant entrevistado para Lectionautas.com, durante el reciente Encuentro Latinoamericano de Responsables Nacionales de Pastoral Juvenil en Cochabamba, Bolivia, 26-30 de octubre.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Encuentro de Religiosos/as de la Diócesis de Melo



Hoy se realizó un encuentro de religiosas y religiosos de la Diócesis de Melo. Estuvieron presentes las Benjaminas del Niño Jesús, Carmelitas de la Caridad de Vedruna, Doroteas di Cemmo, Hijas de María Auxiliadora, Misioneras de Jesús Verbo y Víctima, Misioneras de la Doctrina Cristina, Misioneras Franciscanas del Verbo Encarnado, Pía Unión de la Medalla Milagrosa y los Salesianos de Don Bosco.

El encuentro se inició con la bienvenida del Obispo diocesano, quien participó durante toda la jornada, seguida de un momento de oración y de una Lectio Divina sobre el texto de Romanos 12,1-8:

1 Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual.
2 Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto.
3 En virtud de la gracia que me fue dada, os digo a todos y a cada uno de vosotros: No os estiméis en más de lo que conviene; tened más bien una sobria estima según la medida de la fe que otorgó Dios a cada cual.
4 Pues, así como nuestro cuerpo, en su unidad, posee muchos miembros, y no desempeñan todos los miembros la misma función, 5 así también nosotros, siendo muchos, no formamos más que un solo cuerpo en Cristo, siendo cada uno por su parte los unos miembros de los otros.
6 Pero teniendo dones diferentes, según la gracia que nos ha sido dada, si es el don de profecía, ejerzámoslo en la medida de nuestra fe; 7 si es el ministerio, en el ministerio; la enseñanza, enseñando; 8 la exhortación, exhortando. El que da, con sencillez; el que preside, con solicitud; el que ejerce la misericordia, con jovialidad.

La reflexión fue seguida por la celebración de la Eucaristía y el almuerzo. Por la tarde, los participantes propusieron actividades para la animación de la vida religiosa en 2010.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Confirmaciones en Santo Domingo Savio, Melo





En la Parroquia Santo Domingo Savio, el Obispo de Melo celebró el Sacramento de la Confirmación, que recibió un grupo de mujeres jóvenes y adultas. La comunidad participó intensamente en la Eucaristía, que fue celebrada en un clima de mucho recogimiento y oración, implorando la efusión del Espíritu Santo sobre las confirmadas y sobre toda la comunidad.

Confirmaciones en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo

Jesús ante Pilato

Del Evangelio según San Juan (18,33-37)

Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?»
Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?»
Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?»
Respondió Jesús: «Mi Reino [mi realeza] no es de este mundo. Si mi Reino [mi realeza] fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí».
Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz».

Pilato le dijo: "¿Tú eres rey?"
Jesús respondió: "Tú lo dices: Yo soy rey".

Jesús lo afirma ante Pilato: "Yo soy rey". Así nos lo cuenta el Evangelio de Juan, que leemos en esta Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.

Si volvemos muchos capítulos atrás, en este mismo evangelio, encontramos que el discípulo Natanael, en su primer encuentro con Jesús, había proclamado, lleno de entusiasmo: "Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel" (1,49). Así, como si nada, el nuevo discípulo le da a Jesús dos grandes títulos. Jesús no comenta esto. Se hace cargo del asombro y entusiasmo del joven y abre su horizonte con la promesa de ver "el cielo abierto".

Más adelante, el mismo Evangelio nos contará que, inmediatamente después de la multiplicación de los panes y los peces, "dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarlo por la fuerza para hacerlo rey, huyó de nuevo al monte él solo" (6,15).

Pero en el pasaje que hemos leído Jesús no calla ni huye. Declara ante Pilato "Yo soy rey".

No parece el mejor momento. Pilato, representante del poder imperial en Palestina, interroga a Jesús sobre la acusación por la que lo han traído a su presencia: "¿Eres tú el rey de los judíos?". Las preguntas que están sobreentendidas: "¿Estás pretendiendo tener el poder real en esta provincia del Imperio? ¿Tienes ese propósito subversivo?".

Jesús es apenas un preso, llevado ante la autoridad romana que tiene el poder humano de condenarlo a muerte o darle la libertad. Atado, maltratado, está muy lejos de parecer un rey... y precisamente de eso se trata. Este es el momento de en que Jesús puede decir "Yo soy rey", porque nadie puede confundirlo con un rey de este mundo.

"Mi realeza no es de este mundo", declara Jesús. Esto es: mi manera de ser rey, no es la manera de los reyes de este mundo.

Para explicitar mejor estas palabras de Jesús, podemos recurrir al Evangelio de Marcos: "Ustedes saben que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre ustedes, sino que el que quiera llegar a ser grande entre ustedes, será su servidor, y el que quiera ser el primero entre ustedes, será esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos". (10,42-45).

Jesús se presenta así como el Rey Servidor, y su servicio fundamental es "dar su vida como rescate por muchos", entregar su vida para la salvación de los hombres.

Ante Pilato, Jesús está llegando a ese momento decisivo. Toda su vida ha sido entrega, y ahora va a hacerse entrega total, entrega de amor. Un amor capaz de vencer al odio, la violencia y la muerte que pronto se abatirán sobre él...

- - - - -

El Sacramento de la Confirmación se realiza por medio de la unción con el santo Crisma, el óleo consagrado por el Obispo en la Misa Crismal de cada año.

El confirmado es ungido en la frente con ese óleo por el Obispo, que dice, además: "recibe por esta señal el don del Espíritu Santo".

De esa forma, el confirmado pasa a ser un "ungido". "Ungido", una palabra que no usamos muy frecuentemente en español, traduce una antigua palabra hebrea, "masih", que a través del latín llega a nosotros como "Mesías". Por otra parte, esta palabra "Mesías", traducida al griego significa "Cristo".

Jesucristo significa Jesús, "el Ungido", el Mesías, el Cristo. La unción con el Crisma hace de cada confirmado "otro cristo". En definitiva, eso es el cristiano: aquella persona marcada con el sello del Espíritu Santo, que lo une a Cristo, el Rey Servidor, para que lo siga como discípula, lo imite con su vida y lo anuncie a los demás como Salvador.

Fiesta patronal y confirmaciones en Aceguá





La Parroquia Cristo Rey de Aceguá, departamento de Cerro Largo, celebró su fiesta patronal.
El Obispo de Melo presidió la Eucaristía, acompañado por el párroco, el P. Thomas. 16 miembros de la comunidad recibieron el Sacramento de la Confirmación.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Visita a la Capilla San Ignacio, Treinta y Tres




En un lluvioso sábado, muy cerca de un río Olimar desbordado y amenazante, que motivó que algunas habitantes de sus márgenes dejaran sus casas, Mons. Bodeant visitó la Capilla San Ignacio, perteneciente a la Parroquia San José Obrero, en la ciudad de Treinta y Tres. Allí celebró la Eucaristía, acompañado del Diácono permanente Ralf, quien realizó un bautismo durante la Misa.
La comunidad oró por las personas afectadas por las fuertes lluvias en todo el Uruguay.

La nueva traducción del Misal Romano en la Diócesis de Melo


Carta de Mons. Heriberto Bodeant, Obispo de Melo, sobre la nueva traducción del Misal Romano

Melo, 22 de noviembre de 2009
Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo

Queridos diocesanos:

Al comenzar el nuevo año litúrgico, a partir del Primer Domingo de Adviento (29 de noviembre), se comenzará a usar en todas las parroquias de nuestra diócesis la nueva traducción del Misal Romano.

Esa traducción introduce dos importantes cambios. El primero que Uds. notarán, es el uso de “ustedes” en lugar de “vosotros”, en la totalidad de la Misa. Eso corresponde a nuestra manera de hablar en América Latina. “Ustedes” es la forma familiar habitual de dirigirnos a los demás en forma, mientras que el “Vosotros” crea un clima de formalidad y lejanía. América Latina tiene un uso de estos dos términos exactamente inverso al del habla de España.

Sin embargo, el cambio que ha llamado más la atención está en las palabras de la consagración: en lugar de decir “esta es la sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por ustedes y por todos los hombres”, la nueva traducción dice: “derramada por ustedes y por muchos”.

Este cambio retoma la tradición de las palabras de Jesús en la última cena, tal como han sido trasmitidas por los evangelistas Mateo (26:28) y Marcos (14:24). ¿Significa esto que Cristo no murió por todos? No. La Iglesia cree y enseña que Cristo murió en la Cruz por todos los hombres y mujeres (ver Juan 11:51-52; 2 Corintios 5:14-15; Tito 2:11; 1 Juan 2:2).

¿Por qué, entonces, este cambio? Así lo explica el Cardenal Francis Arinze:
“La expresión ‘por muchos’, mientras que se mantiene abierta a la inclusión de cada persona humana, refleja también el hecho que esta salvación no ocurre en una forma mecánica sin la participación o voluntad propia de cada persona; más bien, se invita al creyente a aceptar en la fe el don que se ofrece y a recibir la vida sobrenatural que se da a aquellos que participan en este misterio y a vivir así su vida para que sean contados entre los “muchos” a quienes se refiere el texto”.

Este cambio, aparentemente pequeño, nos invita, entonces, a que nos acerquemos a la Eucaristía con la disposición de “participar” en el sentido más profundo de la palabra: abriendo nuestros corazones a la acción salvadora de Jesús que se hace presente en el Altar para comunicarnos su vida y hacer de todos nosotros un solo Cuerpo.

Recibamos pues, esta invitación del Señor a unirnos cada día más a Él y en unión con Él, darnos a nuestros hermanos y hermanas.

+ Heriberto, Obispo de Melo

jueves, 19 de noviembre de 2009

Un diácono para la Diócesis de Melo

Wilson Zapata, seminarista colombiano, se encuentra en la Diócesis de Melo desde febrero de este año. Después de realizar un tiempo de inserción y práctica pastoral en las parroquias Sagrado Corazón de Jesús, en Cerro Chato y Ntra. Sra. del Carmen en la ciudad de Melo, con el parecer favorable del Consejo de Presbiterio será ordenado Diácono, en su camino hacia el Sacerdocio.
La Celebración tendrá lugar en la ciudad de Medellín, Colombia, en la Parroquia de origen de Wilson.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Encuentro regional de Pastoral Social Maldonado Minas Melo




Hoy se realizó en la Parroquia El Salvador, de la ciudad de Treinta y Tres, el II Encuentro Regional de Pastoral Social - Cáritas de las Diócesis de Maldonado, Minas y Melo.
El tema elegido fue "Prevención en Adicciones y Violencia", y fue desarrollado con la colaboración de varios expertos y el testimonio de integrantes de la Fazenda de la Esperanza.
El objetivo del encuentro: "hacer visible la realidad que hoy nos toca vivir en el tema de Adicciones y Violencia y desde nuestra identidad cristiana buscar herramientas que nos ayuden en nuestras acciones de acompañamiento".
El Obispo de Melo presidió la Eucaristía que se celebró al terminar la mañana.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Visita de Mons. Bodeant a Pueblo Rincón



El Obispo de Melo visitó la comunidad de Pueblo Rincón (Dpto. de Treinta y Tres) y celebró la Eucaristía en la capilla de la Inmaculada, perteneciente a la Parroquia de Vergara.
Le acompañaron en la visita el P. David y la Hna. Teresita.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

La Asamblea de la Conferencia Episcopal Uruguaya


COMUNICADO DE PRENSA

CULMINÓ ASAMBLEA PLENARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DEL URUGUAY

Síntesis de los temas abordados

Concluyó ayer en Florida la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal del Uruguay, en la que se destacó la visita de Mons. Octavio Ruiz, Vicepresidente de la Comisión Pontificia para América Latina, organismo de la Santa Sede que atiende más directamente a la Iglesia en nuestro continente. El distinguido visitante se reunió con los Obispos y participó en la Peregrinación Nacional a la Virgen de los Treinta y Tres, donde presidió la Misa y tuvo a su cargo la homilía.

Retiro
La asamblea se inició el miércoles 4, con un retiro espiritual orientado por Mons. Raúl Scarrone, Obispo Emérito de Florida, en relación al año sacerdotal, sobre el tema “Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote”.

Festival
Con motivo de la 15ª edición del Festival “Uruguay le canta a la Virgen de los Treinta y Tres” realizado esa noche en la Catedral de Florida, se envió un saludo en nombre de la Conferencia Episcopal a los organizadores de este evento.

Reflexión Pastoral
Los Obispos, junto a los Vicarios Pastorales de las diez diócesis y al presidente de la Conferencia de Religiosos del Uruguay, recibieron al sociólogo César Aguiar, quien presentó algunas claves para interpretar el resultado electoral pasado y los posibles horizontes de futuro, y planteó algunos temas que ameritan un particular interés de la Iglesia y, especialmente, una presencia activa de los laicos:
- Familia: el problema de la renuncia a la fecundidad, la paternidad responsable y los diferentes tipos de hogar
- Educación: la necesidad de combinar libertad, inclusión, formación técnica, formación en valores y acceso a la modernidad
- Calidad de vida en sus diversas dimensiones: la pobreza, la miseria, el envejecimiento, la convivencia ciudadana, la participación en la vida colectiva
- Nuevas formas de cultura masiva: la sociedad del espectáculo, los estimulantes, el ateísmo hedonista, las cuestiones de la identidad cultural
- Trabajo: la productividad, el camino hacia una sociedad próspera y justa, la ética de la producción y del consumo.

En relación al momento electoral los Obispos reiteraron los criterios ya manifestados en su documento emitido en abril, en especial el respeto mutuo que debe prevalecer en estos tiempos (párrafos 12 y 13):

“12. Siendo muy importante el discernimiento comunitario, sin embargo, la Iglesia no realiza una propuesta política de tipo partidario, ni avala ninguna en especial. A partir de la reflexión y discernimiento que realizamos en Iglesia, corresponde a cada cristiano el deber ineludible de tomar en conciencia sus propias decisiones político-partidarias.
13. La comunidad eclesial es plural en lo político-partidario, por lo que el respeto y enriquecimiento mutuo deben ser el modo específico de encarar este tema. Por lo mismo, ningún cristiano puede reivindicar su postura como la única evangélica”.


Visita del Nuncio
Con el Nuncio Apostólico, Mons. Anselmo Pecorari, los Obispos mantuvieron un rico intercambio en el cual destacaron tres temas de interés para la Iglesia en el Uruguay: fortalecer la formación de los seminaristas y el acompañamiento a los sacerdotes más jóvenes; renovar la atención a los jóvenes, particularmente en los centros educativos católicos; promover la participación de los fieles laicos no sólo hacia dentro de la Iglesia, sino sobre todo en la sociedad.

Reunión con el Vicepresidente de la CAL
La reunión con Mons. Octavio Ruiz, Arzobispo Vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina, estuvo dedicada principalmente a aspectos de la formación de los futuros sacerdotes. Se subrayó especialmente la necesidad de atender la formación humana, espiritual, intelectual y pastoral de los candidatos al sacerdocio.
En su homilía en la Misa de la Pereginación Nacional (8 de noviembre), el visitante invitó a la oración por el Uruguay en este particular momento político:
“Como lo hicieron en su momento los Treinta y Tres Orientales, también hoy ponemos ante la pequeña imagen de la Virgen Inmaculada, los destinos de esta querida Nación Uruguaya. A ella le pedimos que guíe a sus gobernantes para que cumplan su deber de servir a su Patria, buscando en todo momento el bien para sus conciudadanos, y trabajen con ahínco por lograr, juntamente con ellos, el desarrollo integral de la sociedad con rectitud, justicia y equidad. Asimismo le pedimos para que ella interceda ante su Hijo para que Uruguay viva siempre en paz.”
En esa Misa se empleó la nueva traducción del Misal que se utilizará en Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, más adaptada al habla de la región.

Encuentros
Los Obispos recibieron además:
- al Capellán Nacional de la Pastoral Scout, Pbro. Luis Fariello, quien concluye su tarea, y al coordinador nacional de esa Pastoral, Sr. Ruben Barboza. La Conferencia agradeció al P. Fariello el servicio prestado desde 1996 en esa área, y nombró al nuevo capellán, Fray Ricardo Citadini OFM conv.
- a los formadores del Seminario Interdiocesano, quienes plantearon algunas propuestas para la formación de los futuros sacerdotes.
- a dos miembros de la Comisión directiva del Hogar Sacerdotal, institución que vela por el bienestar de los sacerdotes retirados, enfermos o imposibilitados, quienes presentaron un proyecto de Salud Integral para los sacerdotes.

Elección de autoridades
Finalmente, los Obispos eligieron sus autoridades para el trieno 2010-2012.
Consejo Permanente:
Presidente: Mons. Carlos Collazzi
Vicepresidente: Mons. Rodolfo Wirz
Secretario General: Mons. Heriberto Bodeant

Para implementar las acentuaciones de las Orientaciones Pastorales resultantes de la reunión de los Obispos con los vicarios, se eligió como Coordinador Nacional de Pastoral a Mons. Heriberto Bodeant, y a los presidentes e integrantes de los diferentes sectores:

Sector “Palabra de Dios”:
Mons. Orlando Romero, Presidente
Mons. Raúl Scarrone
Mons.Rodolfo Wirz

Sector “Promoción humana”:
Mons. Julio Bonino, Presidente
Mons. Luis del Castillo
Mons. Heriberto Bodeant

Sector “Laicos”:
Mons. Arturo Fajardo, Presidente
Mons. Nicolás Cotugno
Mons. Carlos Collazzi

Sector “Ordenados y Consagrados”:
Mons. Martín Pérez, Presidente
Mons. Hermes Garin
Mons. Roberto Cáceres

Servicios de Reflexión y Relación:
Mons. Pablo Galimberti, Presidente
Mons. Nicolás Cotugno
Mons. Luis del Castillo

Administrador y Responsable de la Comisión Nacional de Asuntos Económicos:
Mons. Rodolfo Wirz

Comisión Mixta Obispos Religiosos:
Mons. Carlos Collazzi y Mons. Martín Pérez

Delegado al CELAM – Mons. Heriberto Bodeant
Suplente – Mons. Raúl Scarrone

Comisión del Seminario Interdiocesano:
Mons. Nicolás Cotugno
Mons. Raúl Scarrone
Mons. Arturo Fajardo

Universidad Católica del Uruguay
Gran Canciller, Mons. Nicolás Cotugno
Mons. Pablo Galimberti
Mons. Luis del Castillo

Causas de Beatificación: Mons. Nicolás Cotugno

Facultad de Teología: Mons. Nicolás Cotugno

martes, 10 de noviembre de 2009

Daños en la Capilla de Valentines



El temporal de días pasados causó algunos destrozos en la Capilla San Miguel de la localidad de Valentines, que pertenece a la Parroquia de Cerro Chato.
Volaron algunas chapas, que quedaron literalmente "arrugadas" por el viento, como si hubieran sido de papel. Se rompieron algunos de los travesaños que sostienen el techo, y se rompió buena parte del lambriz que forma el cielorraso. También se rompieron algunas vidrios.
La capilla quedó momentáneamente inhabilitada, y fue vaciada en previsión de nuevas lluvias.
La pequeña comunidad está trabajando ya en la reparación.

¡Las ayudas son bienvenidas!
Para ello, comunicarse con el párroco de Cerro Chato, Pbro. Sebastián Silvera.
El teléfono de la casa parroquial es:
Desde fuera de Uruguay: 598.466.2020
Desde Uruguay, fuera de Cerro Chato: 0466 2020

domingo, 8 de noviembre de 2009

PeregrinacIón a la Virgen de los Treinta y Tres




Parroquias de la Diócesis de Melo participaron en la Peregrinación Nacional a la Virgen de los Treinta y Tres en Florida. Arriba: grupo de Parroquia Cruz Alta, ciudad de Treinta y Tres. Centro: los peregrinos de Melo. Abajo: grupo de peregrinos a caballo de la Diócesis de San José

D E C O S - C E U

EN MULTITUDINARIO HOMENAJE
A LA PATRONA DE LA PATRIA,

LOS CATÓLICOS PIDIERON
POR LOS DESTINOS DE LA NACIÓN


Alrededor de 4.500 personas homenajearon hoy a la Virgen de los Treinta y Tres, Patrona de la Patria, en Florida.

Frente al Santuario Nacional, en la plaza principal de la ciudad de Florida, peregrinos de todos los rincones del país se reunieron a las 10 hs. para participar de la Solemne Misa presidida por el Vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina (CAL), Arzobispo Mons. Octavio Ruiz, y concelebrada por todos los Obispos, el Nuncio Apostólico en Uruguay, Mons. Anselmo Pecorari, un centenar de sacerdotes y diáconos.

Es la primera vez que un representante de un organismo vaticano participa de la Peregrinación Nacional al Santuario de la Patrona de Uruguay.

En su homilía, Mons. Ruiz invitó a los presentes a poner “ante la pequeña imagen de la Virgen Inmaculada, los destinos de esta querida Nación Uruguaya”. “A ella le pedimos que guíe a sus gobernantes para que cumplan su deber de servir a su Patria, buscando en todo momento el bien para sus conciudadanos, y trabajen con ahínco por lograr, juntamente con ellos, el desarrollo integral de la sociedad con rectitud, justicia y equidad”, rogó. “Asimismo le pedimos para que Ella interceda ante su Hijo para que Uruguay viva siempre en paz”, manifestó el Arzobispo colombiano.

En esta celebración enmarcada en el Año Sacerdotal convocado por el Papa Benedicto XVI, cerca de 100 sacerdotes de todas las Diócesis renovaron sus promesas.

Refiriéndose a los sacerdotes, en su homilía, Mons. Ruiz instó a pedirle a la Virgen “su especial intercesión para que (…) vivan en fidelidad y con gran alegría su entrega generosa y total al servicio de la Iglesia”. Pidió, asimismo, por los religiosos y religiosas para que encuentren en María “su modelo de amor y de servicio”.

RETOS PARA LA IGLESIA

El Vicepresidente de la CAL destacó que el reto fundamental que enfrenta la Iglesia en el continente y, en Uruguay, reside en “promover y formar discípulos de Jesucristo que sean auténticos misioneros”.

Exhortó a hacer el esfuerzo en las comunidades eclesiales “de hacer una verdadera conversión personal y pastoral que nos permita abrirnos a los demás y salgamos a buscar y acoger a quienes se encuentran alejados de la Iglesia”. Llamó, asimismo a “infundir esperanza y alegría, para que con gozo celebremos el misterio de la presencia del Señor en nuestras vidas, en nuestras comunidades y en general en nuestro Continente”.

“Uruguay y toda América Latina y el Caribe deben sentirse orgullosos de su fe en Jesucristo y deben reconocer con gratitud y reforzar al mismo tiempo las raíces cristianas que sembraron los primeros evangelizadores”, enfatizó el Arzobispo .

“Una evangelización nueva en su ardor supone una fe sólida, una caridad pastoral intensa y una recta fidelidad que, bajo la acción del Espíritu, generen una mística, un incontenible entusiasmo en la tarea de anunciar el Evangelio”, precisó.

Mons. Ruiz invitó, asimismo, a pedir la intercesión de María para sentir siempre su “maternal presencia en nuestras familias, tan necesitadas de protección, para que aprendamos de ella el amor y la ternura, la capacidad de diálogo y de comprensión, la responsabilidad y el respeto, la fidelidad y la alegría. En ella ciertamente podemos comprender el valor inmenso de la maternidad, signo de esa autentica feminidad que reconoce el papel esencial de la mujer y de la madre en la célula familiar”.

“María siempre ha estado y estará presente en medio de nuestros gozos y alegrías, pero también comparte en todo momento nuestras angustias y tristezas. A Ella nos dirigimos con amor filial y le encomendamos los trabajos que están realizando durante estos días los Señores Obispos en su Asamblea Episcopal”, expresó el Vicepresidente de la CAL.

Luego de la Misa, los peregrinos continuaron los festejos en el Prado de la ciudad, con baile y música.

Aproximadamente a las 16:30 hs. comenzó la Procesión hacia la Catedral con la imagen de la Virgen, culminando en el Santuario, con la oración de súplica y bendición final.

Imágenes en www.iglesiacatolica.org.uy

TEXTO DE LA HOMILÍA DE
MONS. OCTAVIO RUIZ

VICEPRESIDENTE DE LA PONTIFICIA
COMISIÓN
PARA AMÉRICA LATINA

Con inmensa alegría hemos venido para participar en esta solemne peregrinación nacional en honor de «Nuestra Señora de los Treinta y Tres», patrona del Uruguay. A los pies de esta pequeña imagen, que se encontraba ya desde hacía más de cuarenta años en el pequeño templo de Florida, los Treinta y Tres Orientales, en el año 1825 al iniciar las guerras de la independencia, quisieron encomendar a María, la Madre del Señor, el futuro de esta Nación. Estos patriotas, al proclamar meses después la independencia nacional, colocaron todo el querido pueblo Uruguayo bajo su amparo y protección.

En esta devoción mariana reconocemos el amor que todos ustedes en el Uruguay tienen a la Santísima Virgen María, bajo cuyo amparo se encomiendan permanentemente, manifestando de esa manera el amor filial a la Madre de Dios, que constituye una de las características fundamentales de nuestra Iglesia Católica y que está profundamente arraigada en todo el Continente latinoamericano.

Cuando convocados por el Santo Padre Benedicto XVI nos reunimos en mayo de 2007 un numeroso grupo de Obispos en el santuario mariano de Aparecida (Brasil) para celebrar la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, expresábamos con gran alegría que “María, Madre de Jesucristo y de sus discípulos, ha estado muy cerca de nosotros, nos ha acogido, ha cuidado nuestras personas y trabajos, cobijándonos, como a Juan Diego (allá en el Tepeyac) y a nuestros pueblos, en el pliegue de su manto, bajo su maternal protección” (DA 1).

El amor a la Santísima Virgen, en efecto, ha estado profundamente enraizado en todo el pueblo de América Latina. Cada una de las naciones tiene su propia advocación, pero todas reconocen en María, la Madre de Dios, aquella misma Madre que, bajo diversos nombres, acompaña el caminar de nuestros pueblos y les expresa su amor y cercanía. María siempre ha estado y estará presente en medio de nuestros gozos y alegrías, pero también comparte en todo momento nuestras angustias y tristezas. A Ella nos dirigimos con amor filial y le encomendamos los trabajos que están realizando durante estos días los Señores Obispos en su Asamblea Episcopal.

En el caminar de nuestra fe sentimos cercana la presencia de la Santísima Virgen, la cual amorosamente intercede por nosotros ante su Hijo. En ella encontramos la ternura y el amor de Dios reflejado en su bello rostro. En ella, la Madre de Dios y nuestra queridísima Madre, percibimos la certeza y la confianza de la protección divina que siempre nos acoge con su amor materno. Con María nos sentimos seguros porque ella irradia serenidad, pureza, tranquilidad y calma en medio de tantas angustias e inquietudes del mundo moderno.

En la primera lectura que hemos escuchado, tomado del libro de Judit, encontramos una serie de elogios que la Iglesia ha atribuido a la Virgen María. Se reconoce que ella es la gloria de Jerusalén, el orgullo de Israel y el insigne honor de nuestra raza. De la misma manera el pueblo Uruguayo la reconoce como su “capitana y guía”, como lo fue un día de los Treinta y Tres, e igualmente le canta como a la “hermosa flor de esta tierra”, ante cuya gloria se inclinaron los pendones y se firmó la Carta de la emancipación.

Si contemplamos con detención el misterio de la visitación de María a su prima Santa Isabel, tal como lo hemos escuchado hoy en el episodio evangélico, nos encontramos ante el ejercicio hermoso y fascinante del amor, del servicio y de la caridad. En efecto, la Madre del Salvador, al saber que Isabel también está encinta y que se encuentra en dificultad por ser una mujer de ya avanzada edad, corre con gran solicitud para ayudarla en su difícil situación, pero también va hacia ella para compartirle el gozo y la gracia de su propia maternidad. Ella es la Virgen presurosa que siempre sale al encuentro de los más necesitados. Por eso mismo, en ese encuentro con Isabel, María expresa su gratitud al Señor por todas las maravillas que ha obrado en ella y que realiza en nuestro favor a través suyo y que la constituye en la «bendita entre todas las mujeres».

La Iglesia desde un comienzo ha tenido un gran amor a la Virgen María y ha impulsado la devoción hacia ella por parte del pueblo fiel. Sin embargo es necesario tener en cuenta que la esencia de esa devoción y cariño a María está en el hecho de que a través de ella nos acercamos a Jesús y nos configuramos con Él, porque María es siempre un camino que conduce a Cristo, de tal manera que todo encuentro con ella no puede menos que terminar en un encuentro con Cristo mismo. De manera muy bella nos describe esta realidad el Papa Pablo VI cuando se pregunta: “¿Y qué otra cosa significa el continuo recurso a María sino buscar entre sus brazos, en ella, por ella y con ella a Cristo Nuestro Salvador, a quien los hombres, en los desalientos y peligros de aquí abajo, tienen el deber y experimentan sin cesar la necesidad de dirigirse como a punto de salvación y fuente trascendente de la Vida?” (Enc. Mense maio, § 2).

Imitar a la Virgen María constituye el eje de la devoción mariana, la cual lejos de distraernos del seguimiento de Cristo, lo hace, por el contrario, más amable y más fácil. Al respecto el mismo Papa nos dice que “habiendo ella cumplido siempre la voluntad de Dios, mereció la primera el elogio que Jesús dirigió a sus discípulos: ‘Quien hace la voluntad de mi Padre, que está en los Cielos, ése es mi hermano y hermana y madre’ (Mt 12,50)” (Pablo VI, Signum mágnum, II § 3). Ella, entre las criaturas humanas, ofrece el ejemplo más diáfano y más próximo a nosotros de la perfecta obediencia con la cual nos conformamos a la voluntad de Dios.

Por María, por su obediencia y acogida a la Palabra de Dios, se hizo realidad que todos nosotros llegáramos a ser hijos de Dios. Asimismo, por el inmenso regalo que nos dio el Señor desde la Cruz, María es nuestra Madre. Si queremos entonces ser como ella y ser de verdad hermanos de Jesús, tenemos que escuchar la Palabra de Dios y hacerla vida. San Agustín, al respecto, subraya que María cumplió con toda perfección la voluntad del Padre y que por ese motivo «es más dichosa por ser discípula de Cristo que por ser madre de Cristo […] porque escuchó la palabra de Dios y la cumplió; llevó en su seno el cuerpo de Cristo, pero más aún guardó en su mente la verdad de Cristo» (Sermón 25, 7-8). Nosotros podemos imitar a María en cuanto a discípula y, por consiguiente, ser como ella; pero en cambio en su condición de madre carnal de Jesús ella es única.

Queridos hermanos y hermanas, les invito para que en este momento pongamos ante nuestra Madre, la Virgen de los Treinta y Tres, toda nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras ilusiones y esperanzas, como también nuestras angustias y tristezas e incluso el dolor que experimentamos ante la debilidad humana de algunos de nuestros pastores.

Pidámosle a ella que sintamos siempre su maternal presencia en nuestras familias, tan necesitadas de protección, para que aprendamos de ella el amor y la ternura, la capacidad de diálogo y de comprensión, la responsabilidad y el respeto, la fidelidad y la alegría. En ella ciertamente podemos comprender el valor inmenso de la maternidad, signo de esa autentica feminidad que reconoce el papel esencial de la mujer y de la madre en la célula familiar.

Como lo hicieron en su momento los Treinta y Tres Orientales, también hoy ponemos ante la pequeña imagen de la Virgen Inmaculada, los destinos de esta querida Nación Uruguaya. A ella le pedimos que guíe a sus gobernantes para que cumplan su deber de servir a su Patria, buscando en todo momento el bien para sus conciudadanos, y trabajen con ahínco por lograr, juntamente con ellos, el desarrollo integral de la sociedad con rectitud, justicia y equidad. Asimismo le pedimos para que ella interceda ante su Hijo para que Uruguay viva siempre en paz.

En este año sacerdotal que estamos celebrando por invitación del Santo Padre Benedicto XVI, pidamos a María su especial intercesión para que nuestros Sacerdotes, juntamente con sus Obispos, vivan en fidelidad y con gran alegría su entrega generosa y total al servicio de la Iglesia. Ellos, como lo hizo la Santísima Virgen en el momento de recibir el anuncio del Ángel, han respondido a la llamada del Señor poniéndose en sus manos y entregándole su vida para comunicar a sus hermanos la Buena Nueva del Evangelio, hacer presente a Cristo y ser instrumentos de salvación. Pidámosle a la Santísima Virgen que, como lo hizo con su Hijo Jesucristo junto a la cruz, les acompañe siempre en el ejercicio de su ministerio sacerdotal.

De igual manera, queridos hermanos, encomendémosle también a los Religiosos y Religiosas que les acompañan a todos ustedes en múltiples tareas de servicio humilde y abnegado, tratando de vivir el espíritu de las bienaventuranzas. Ellos y ellas de igual forma han consagrado su vida para ser testigos del amor del Señor y viven con generosidad su entrega. Que en María encuentren siempre su modelo de amor y de servicio.

A los pies de nuestra Madre colocamos el trabajo pastoral que está realizando la Iglesia aquí en Uruguay. Como bien sabemos, todas las diócesis han iniciado con gran entusiasmo la “Misión continental” que se está desarrollando a lo largo de nuestra América Latina, para tratar de responder a los grandes retos que le presenta el momento actual a nuestro Continente. Con esa misión la Iglesia quiere reanimar e impulsar su dimensión misionera, para que todos, tomando conciencia de ser discípulos de Jesús, anunciemos con gozo a Jesucristo y demos testimonio fiel de la Vida que recibimos de Él.

Dentro de nuestras comunidades eclesiales, por consiguiente, todos tenemos que hacer el esfuerzo de hacer una verdadera conversión personal y pastoral que nos permita abrirnos a los demás y salgamos a buscar y acoger a quienes se encuentran alejados de la Iglesia. Tenemos que infundir esperanza y alegría, para que con gozo celebremos el misterio de la presencia del Señor en nuestras vidas, en nuestras comunidades y en general en nuestro Continente. Uruguay y toda América Latina y el Caribe deben sentirse orgullosos de su fe en Jesucristo y deben reconocer con gratitud y reforzar al mismo tiempo las raíces cristianas que sembraron los primeros evangelizadores.

El testimonio que debemos irradiar los discípulos misioneros de esta Iglesia que vive un espíritu nuevo, ha de llenar de esperanza a toda la Iglesia en esta querida tierra Uruguaya. Sin duda el reto fundamental que tenemos que afrontar es el de promover y formar discípulos de Jesucristo que sean auténticos misioneros que, como nos invitaban los obispos que se reunieron en Aparecida hace ya más de dos años, arraigados en la Palabra de Dios “respondan a la vocación recibida y comuniquen por doquier, por desborde de gratitud y alegría, el don del encuentro con Jesucristo”.

Este desborde de gratitud y alegría no es otra cosa que la invitación a hacer realidad el “nuevo ardor” que pedía el papa Juan Pablo II para poner en marcha la nueva evangelización. Una evangelización nueva en su ardor supone una fe sólida, una caridad pastoral intensa y una recta fidelidad que, bajo la acción del Espíritu, generen una mística, un incontenible entusiasmo en la tarea de anunciar el Evangelio.

Que esta peregrinación mariana y de manera especial esta celebración eucarística se conviertan en la oportunidad para sentirnos todos enviados a anunciar con gozo nuestra fe y a vivir dando testimonio de nuestro encuentro con el Señor, como lo hizo también la Santísima Virgen María. A ella podemos recurrir con confianza ya que es la perfecta discípula y modelo perenne de justicia y santidad.

Que la Virgen de los Treinta y Tres nos acompañe y proteja siempre.

+ Octavio Ruiz Arenas
Arzobispo Vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina

sábado, 7 de noviembre de 2009

La Conferencia Episcopal Uruguaya reunida en asamblea




Los Obispos uruguayos están reunidos en Florida en su asamblea plenaria. Recibieron la visita del Nuncio Apostólico, Mons. Anselmo Pecorari el jueves 5 (arriba). El capellán nacional Scout, P. Luis Fariello, acompañado del Coordinador Nacional de la Pastoral Católica del Movimiento Scout presentaron un informe del trabajo pastoral de los últimos años (centro). Mons. Octavio Ruiiz, vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina (abajo) visitó también a la Conferencia Episcopal, y presidirá la Misa de la Peregrinación Nacional a la Virgen de los Treinta y Tres.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Retiro de la Conferencia Episcopal Uruguaya


Fidelidad de Cristo – Fidelidad del Sacerdote
Retiro de la Conferencia Episcopal Uruguaya
en el Año Sacerdotal

En su Carta , del 16 de junio de 2009, convocando un año sacerdotal con motivo del 150 aniversario del Dies Natalis del Santo Cura de Ars, el Papa Benedicto XVI señala como objetivo de ese año “Promover el compromiso de renovaciòn interior de todos los sacerdotes, para que su testimonio evangélico en el mundo de hoy sea màs intenso e incisivo”.

El mensaje del Papa manifiesta devociòn y admiraciòn por el inmenso don que suponen los sacerdotes, no sólo para la Iglesia sino tambièn para misma humanidad.

También lamenta el Santo Padre las situaciones nunca suficientemente deploradas, en las que la Iglesia misma sufre por la infidelidad de algunos de sus ministros. En estos casos es el mundo el que sufre el escàndalo y el abandono. ¿Qué hacer en estas circunstancias? El Papa indica dos actitudes:

No resaltar las debilidades de los ministros de la Iglesia.
  • Renovar el reconocimiento gozoso de la grandeza del don de Dios, plasmados en espléndidas figuras de pastores generosos, religiosos, llenos de amor a Dios y a las almas, directores espirituales clarividentes y pacientes. Entre otros, mirar el ejemplo del Santo Cura de Ars, dejarse conquistar por su ejemplo, siendo mensajeros de esperanza, reconciliación y paz en el mundo de hoy.
El tema que nos propone Benedicto XVI para este año sacerdotal es “Fidelidad de Cristo – Fidelidad del Sacerdote”. Lo abordaremos de acuerdo a estos pasos:
  1. Presupuesto
  2. Mensaje sobre la Fidelidad de Dios
  3. Nuestra fidelidad a Cristo
  4. Deficiencias o patologías de la fidelidad
  5. La fidelidad evangélica
1. Presupuesto

“No hay obras vituosas sin las pruebas de las tentaciones, no hay fe sin contrastes, no hay lucha sin enemigo, no hay victoria sin combate. Nuestra vida transcurre entre asechanzas y luchas. Si no queremos ser engañados debemos estar vigilantes; si queremos vencer hemos de combatir” (San León Magno, Sermòn 39.3).

“Las grandes aspiraciones van siempre acompañadas de grandes tentaciones. Nadie como los santos han tenido conciencia de su propia fragilidad y debilidad; pues el interior de cada persona está desgarrado por instintos de vida y de muerte. Cuanto más tiende el discípulo a configurarse con Cristo, más siente la presion de una sensibilidad contraria y el desconcierto ante sus propios monstruos” (A. Cencini).

Nuestra vinculación a Jesucristo se puede describir con una actitud básica que la Palabra de Dios señala con el nombre de FIDELIDAD. 1 Co 4,1-2 “que nos tengan los hombres por servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, lo que en fin de cuentas se exige de los administradores es que sean fieles”.

La fidelidad reclama no sólo perdurar, perseverar, sino mantener el espíritu delicado y atento para crecer en fidelidad. No es lo mismo nadar que flotar. La fidelidad en el ministerio, siempre delicada, se ha vuelto más delicada y problemática en nuestros días. Algunos factores culturales no son ajenos a esta dificultad. “El cambio es hoy un elemento esencial de la cultura” (P. Arrupe SJ).

Decidir de una vez para siempre y mantener esta decisión sin voluntarismos obstinados sino con un espíritu fresco, resulta más difícil que en otras épocas más tranquilas de la historia. El ambiente cultural favorece el cambio.

El subjetivismo, o sea, la desmedida valoración del sujeto, tan propio de este tiempo, conduce fácilmente a una exageración de la espontaneidad y a una fijación en “la realización personal”, concebida de una manera individualista.

El debilitamiento de nuestras relaciones con Dios, devalúa todos los compromisos adquiridos ante Él.

2. Mensaje sobre la fidelidad de Dios

“Por eso yo voy a seducirla; la llevaré al desierto y hablaré a su corazón. Allí le daré sus viñas, el valle de Akor lo haré puerta de esperanza; y ella responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que subía del país de Egipto. Y sucederá aquel día - oráculo de Yahveh - que ella me llamará: «Marido mío», y no me llamará más: «Baal mío.». Yo quitaré de su boca los nombres de los Baales, y no se mentarán más por su nombre. Haré en su favor un pacto el día aquel con la bestia del campo, con el ave del cielo, con el reptil del suelo; arco, espada y guerra los quebraré lejos de esta tierra, y haré que ellos reposen en seguro. Yo te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia y en derecho en amor y en compasión, te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás a Yahveh. Y sucederá aquel día que yo responderé - oráculo de Yahveh - responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra; la tierra responderá al trigo, al mosto y al aceite virgen, y ellos responderán a Yizreel. Yo la sembraré para mí en esta tierra, me compadeceré de «Nocompadecida», y diré a «Nomipueblo»: Tú «Mi pueblo», y él dirá: «¡Mi Dios!». (Oseas 2,16-25)

“Así habla el Amén, el Testigo fiel y veraz” (Apoc. 3,14).

La Palabra de Dios atestigua fuertemente la fidelidad de Dios. Ya en el Antiguo Testamento está junto a la Misericordia, rasgo esencial y principal del rostro de Dios (Sal 89, 21-38).

Por su misericordia Dios es un Dios próximo, cercano.

Por su fidelidad, Dios es un Dios sólido: nos podemos fiar de Él. La imagen gráfica de la fidelidad: Dios es la Roca. Los acontecimientos prueban este compromiso permanente de Dios con su Pueblo: la Alianza (Ex 19,22; Dt 7,7-9). Una característica retrata la manera de ser fiel de Dios: no se deja vencer por nuestra infidelidad.

En el Nuevo Testamento la fidelidad de Dios se nos hace presente, patente, operante en la persona, la vida, doctrina, muerte y resurrección del Señor. El es el máximo monumento y el mejor documento de la fidelidad irrevocable de Dios a la humanidad. En Él se encuentran y abrazan la fidelidad de Dios a los hombres y la fidelidad a Dios del hombre Jesús. Jesús es el testigo fiel y veraz (Apoc. 3,14).

El sigue manteniendo su fidelidad a pesar de nuestra infidelidad porque no puede negarse a sí mismo (2 Ts 3,3).

Dios es, pues, fiel con aquellos a quienes ha llamado. Hemos sido llamados, enviados, consagrados por el Bautismo y en la Ordenación por una Palabra que no se arrepiente.

3. Nuestra fidelidad a Cristo

La fidelidad que debemos a Jesucristo, tiene su modelo máximo en la fidelidad de Jesús al Padre. Identificarnos con el Señor equivale a impregnarnos, por la acción del Espíritu, de sus actitudes básicas, entre las cuales ocupa un lugar relevante la fidelidad a Dios, a Yahvé.

La fidelidad que ofrecemos al Señor, antes que respuesta nuestra a Dios, es fruto de la fidelidad de Dios a nosotros. No es tanto fruto de nuestra perseverancia como regalo de la Gracia.

San Agustín: “tan grande es la condescendencia de Dios para con nosotros que ha querido que constituyan mérito nuestro incluso sus mismos dones”.

Cardenal Suenens: “un cristiano nunca puede olvidar que su fidelidad está conducida, sostenida y vivificada por la fidelidad misma de Dios. La fidelidad de Dios está en el corazón de la nuestra; es su más firme apoyo”.

Cuando hablamos de fidelidad, hablamos de amor. Nuestra fidelidad no es fruto de nuestra obstinación, ni siquiere de nuestra coherencia o de nuestra lealtad.

Rovira Belloso: “la fidelidad es el amor que dura en el tiempo”

Es cierto que sólo Jesús y nuestra fidelidad a Él, es para nosotros el Absoluto. Las formas de vida en la que se encarna la fidelidad (matrimonio, votos religiosos, presbiterado) no revisten el mismo nivel de absoluto. Pero son señales privilegiadas de la fidelidad irrevocable de Dios y por tanto, entrañan y piden una especial fidelidad interior y exterior, continua.

Estas formas de vida requieren, además de la fidelidad particularmente constante en el tiempo y un estilo de vida que salvaguarde valores humanos y evangélicos de gran importancia.

Estos compromisos no son como un contrato de trabajo que se rescinde ni un lazo afectivo coyuntural y efímero que se deshace ante la primera dificultad, a la primera de cambio. No son compromisos que se arrastran “porque tal como están las cosas, bastante es cumplir...”

4. Deficiencias o patologías de la fidelidad

Cuando nuestra vida arrastra alguna gran deficiencia en la fidelidad, algunas situaciones se plantean. Las planteamos en forma gradual desde las más oscuras y graves a las que apuntan hacia la luz de la fidelidad.

a) La “doble vida”

Divorcio de fe y vida. Una vida oficial y aparente que simula fidelidad y una vida real y escondida, gravemente infiel en aspectos morales importantes (compensaciones sexuales, alcohol, dinero). Un tabique entre “el personaje” que guarda celosamente una apariencia honrada y honesta y la persona que vive un naufragio espiritual.
En un principio la “doble vida” provoca un malestar saludable: el remordimiento. Es el timbre de alarma de una conciencia moral que no se resigna a ser acallada. Es el toque de la llamada del Señor a la conversión.
Pero pasado el tiempo, el malestar se convierte en acostumbramiento, revestido de “nuevos criterios morales” y de justificaciones “por lo dura que ha sido la vida con él”. Merece el reproche del Señor: “tienes apariencia de vivo, pero estás muerto” (Ap 3,1).

b) Una situación menos preocupante

La fidelidad no ha caído, pero ha perdido “alma”. Pervive la fidelidad exterior, desfallece la fidelidad interior.
Con el paso de los años, la costumbre puede deformarse en insensibilidad y en automatismo. Al paso de los años podemos celebrar maquinalmente, predicar rutinariamente, rezar mecánicamente, acoger a la gente con desgano y la mínima atención.
Encubiertamente paralizados espiritual, pastoralmente, en un escepticismo habitado por la comodidad. Estamos viviendo el síndrome del quemado.
Somos mecánicos, robots, esto desmoraliza a los llegados. Recordemos las palabras de la Escritura: “la mirada de Dios no es como la del hombre. El hombre ve las apariencias, pero el Señor ve el corazón” (1 Sam 16,7).

c) La mediocridad

“Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente!” (Ap 3,15)
Instalados en la ambigûedad, mezcla de ilusión (que espera un futuro personal más fiel) y de escepticismo (que se pregunta si vale la pena intentarlo).
Así, sin ánimo para definirse, quieren “nadar y guardar la ropa”. Desean los bienes de la fidelidad, pero al mismo tiempo apetecen las ventajas o beneficios secundarios de la infidelidad.
Las consecuencias de este bloqueo no se hacen esperar. La oración escasa y desalentada. El trabajo pastoral rutinario y sin ilusión. Las infidelidades en materia de celibato dejan el regusto de la infidelidad y al mismo tiempo encienden el deseo de nuevas trasgresiones.
No se tiene alegría interior. No se anima a comunicar esta situación a alguien que puede ayudarnos. Quienes vegetan en esta etapa tendrían que escuchar a Jesús: “Mira que estoy a la puerta llamando” (Ap 3,20).

d) La fidelidad intermitente

El problema es aquí la inestabilidad. Se vive la alternancia entre fases de aceptable fidelidad y deplorable infidelidad. Sabemos lo que es el gozo de la fidelidad, pero se experimenta el tirón de la infidelidad. En el fondo hay un corazón sincero y sensible ante Jesús, pero inconstante en su adhesión.
Sabemos volver a empezar, pero tendemos a volver a caer. En el origen de esta situación encontramos con frecuencia una pasión dominante que compromete el equilibrio espiritual y bloquea su maduración evangélica.
Es saludable en esta situación escuchar a San Pablo: “El Hijo de Dios que les anunciamos no ha sido un sí y un no. En Él todo ha sido un sí” (2 Cor 1,19).

e) La fidelidad básica sin radicalidad evangélica

“Has abandonado el amor del principio (Ap 2,4).
Personas estables en sus opciones y fundamentalmente coherentes con ellas. Son no sólo sacerdotes buenos, sino también buenos sacerdotes. Responsables en su trabajo, serios en su vida afectiva, preocupados por la oración, atentos a las necesidades de la comunidad, fieles a sus compromisos con la sociedad.
Les falta el dinamismo de un impulso creciente. Es la suya una fidelidad razonable, mesurada, sensata.
¿Demasiado sensata para ser suficientemente evangélica?
Parece que sí. Tal vez hay en el fondo una renuncia implícita a la radicalidad evangélica. El motor de este vehículo está en marcha, pero el freno de mano está puesto.
Muchos nos reconocemos, quizás, en este retrato. Conocemos, como decía Ch. Peguy “la tristeza de no ser santos”. Tal vez nos sintamos aludidos por las palabras del Ap 2,4: “has dejado enfriar el amor...”

5. La fidelidad evangélica

Existe y son numerosos los sacerdotes que la viven. Es el Espíritu Santo quien saca del fondo evangélico de estos sacerdotes, de estas personas, nuevas y crecientes respuestas de fidelidad.
No son impecables. Tienen sus defectos y debilidades. Pero es gente que quiere comenzar cada día. En pastoral quieren aprender y actualizarse. En teología quieren renovarse. Oran intensa y largamente.

Buscan días de retiro. Tratan a los feligreses con respeto, con cariño, conscientes de que es el Señor quien, a través de ellos, se encuentra con la gente. Son pobres. No han perdido la juventud apostólica.

Su fidelidad muestra, entre otras, cuatro características.

a) Es modesta


No es la suya una trayectoria brillante, es más bien como el ave herida que intenta una y otra vez retomar el vuelo.
Conocen la debilidad pero no se instalan en ella. Lo habitual en su vida es la fidelidad generosa. Lo eventual es la infidelidad, sentida dolorosamente y combatida diligentemente. Se sienten identificados con las palabras de San Pablo:
“Pero él me dijo: «Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza». Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte. (2 Co 12,9-10).

b) Es progresiva

Asume la “ley del crecimiento continuo” propia del dinamismo del Espíritu. La oración va ganando en calidad. La sensibilidad con los pobres se va afinando con el tiempo. El amor a la Iglesia cada vez mejor conocida, incluso en sus temores y mediocridades, va aquilatándose: se hace tal vez más doliente y a la vez más comprensiva.
La confusión, los desafíos, la deriva del mundo le preocupan, pero la paz de su mirada al contemplar es mayor.
Se siente reflejada en estas palabras bíblicas:
“Por eso no desfallecemos. Aun cuando nuestro hombre exterior se va desmoronando, el hombre interior se va renovando de día en día” (2 Co 4,16).
A imagen del Señor y por la acción de su Espíritu: “Mas todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez más gloriosos: así es como actúa el Señor, que es Espíritu” (2 Co 3,18).

c) Es concreta y realista

Cada uno se forma a partir de lo que se nutre.
Se construye en las pequeñas fidelidades de cada día, que son las que mantienen el corazón puro y dócil. Ellas componen la cadena interminable de pequeños “síes” que constituyen la tesitura de una existencia fiel al servir y preparan los 4 ó 5 grandes “síes” que tenemos que pronunciar – a veces sangrando – en nuestra vida.
El Señor nos confía “lo mucho” de la fidelidad definitiva en “lo poco” de nuestra fidelidad cotidiana. “¡Muy bien, siervo bueno!; ya que has sido fiel en lo mínimo, toma el gobierno de diez ciudades” (Lc 19,17).
Las grandes fidelidades se van minando o banalizando poco a poco cuando, por falta de lucidez o de coraje, se han ido deteriorando las fidelidades de cada día: la oración pausada, la vigilancia despierta de nuestra afectividad, la preparación cuidadosa de nuestras intervenciones pastorales, el vigor de la confianza en las personas, la sencillez para comunicar nuestros pecados, el cuidado por recuperar el tono vital y espiritual después de un período difícil.

d) Es agradecida

“Doy gracias a Dios sin cesar por vosotros, a causa de la gracia de Dios que os ha sido otorgada en Cristo Jesús, pues en él habéis sido enriquecidos en todo, en toda palabra y en todo conocimiento, en la medida en que se ha consolidado entre vosotros el testimonio de Cristo. Así, ya no os falta ningún don de gracia a los que esperáis la Revelación de nuestro Señor Jesucristo. El os fortalecerá hasta el fin para que seáis irreprensibles en el Día de nuestro Señor Jesucristo. Pues fiel es Dios, por quien habéis sido llamados a la comunión con su hijo Jesucristo, Señor nuestro.” (1 Co 1,4-9).
Es agradecida porque se es consciente de que la fidelidad, (que el Concilio de Trento llama perseverancia) no puede obtenerse “sin especial auxilio de Dios” (sesión VI, canon 22, Dz 832).
No es cuestión de temperamentos más apacibles, generosos y audaces. No es fruto de voluntades tenaces. Es obra de la Gracia y de la misericordia de Dios. Se siente retratada en las palabras de San Bernardo de Claraval: “mí único mérito es la misericordia del Señor. No seré pobre en méritos, mientras Él no lo sea en misericordia. Y porque la misericordia de Dios es mucha muchos son también mis méritos”.

Pediremos el don de la fidelidad en la oración. Como San Ignacio, diremos “no permitas que me separe de ti”.

María, la Virgen fiel, nos acompaña en esta plegaria.

Un texto bíblico resume todo: 2 Co 1,19-20: “En el Hijo de Dios... no hubo más que 'sí' [fidelidad]. Todas las promesas hechas por Dios han tenido su 'Sí' [su cumplimiento fiel]. Por eso decimos por Él 'Amén' [o sea, el 'si' de nuestra fidelidad] para gloria de Dios”.

Cristo es el “Sí” fiel de Dios a nosotros. Jesucristo es el “Sí” fiel que nosotros damos a Dios.

Porque “lo que es imposible para el hombre, es posible para Dios” (Lc 18,27).

¡María acogió en limpieza de corazón, docilidad, fidelidad y humildad al Espíritu, que hizo en ella las maravillas que hoy admiramos y agradecemos!

Santa Teresita le decía a su hermana Leonia, que siempre estaba un poco insatisfecha: “la única felicidad en la tierra consiste en esmerarse en encontrar deliciosa la suerte que Jesús nos ha asignado”.

Dostoievsky: “El secreto de una vida lograda está en comprometerse con aquellos que se ama y amar aquello con lo que se está comprometido”.

San Agustín: “Señor, hazme amar lo que me mandas”.

El amor célibe no se seca con los años, no tiene arrugas. Debe ser como el buen vino: cuanto más viejo, mejor. La tercera edad, la del obispo emérito, es la del descanso, no de la inercia, porque hay tanto que hacer, tantos servicios que prestar, tantas manos tendidas, tantos corazones que amar, tantos sufrimientos que escuchar y consolar y tantas alegrías que dar y compartir como ésta de la Asamblea de la Conferencia Episcopal.

Mons. Raúl Scarrone, Obispo Emérito de Florida
Florida, 4 de noviembre de 2009, memoria de San Carlos Borromeo, Obispo