domingo, 2 de mayo de 2010

Mons. Bodeant en la apertura
del VI Encuentro Católico
en Washington DC


El Obispo de Melo tuvo a su cargo la consagración a María, parte de los actos inaugurales del VI Encuentro Católico en Washington.
Luego de una breve predicación en la que evocó la actitud de humildad con que Santa Isabel recibe la visita de Santa María ("¿Quién soy yo para que venga a verme la madre de mi Señor?"), invitando a los presentes a unirse en ese sentimiento, Mons. Bodeant cantó una canción a la Virgen mientras la imagen de ésta hacía su entrada en medio de la asamblea.
El Encuentro continuó luego con un variado y equilibrado programa, en el que se vio alternarse en el escenario predicadores como Mons. Bismarck Acevedo, de León, Nicaragua; el Padre Chucho, conocido predicador colombiano, de Bogotá y donde actuaron las bandas de música cristiana de Jon Carlo, Encuentro y Alfareros de República Dominicana, en cuya presentación no faltó el hit "El Luchador".



Soy de la cuadra de los buenos
de una estirpe de guerreros
de la gente del Señor

Y lucho por ganarme un día el cielo
máscara a cabellera
por ganarme su perdón

Y lucho lucho, ay, como lucho
y tanto lucho que ahora
me dicen el luchador

El luchador……

Voy hoy luchando en mi vida
con la mente firme y fija
para mantenerme fiel a mí Señor

Y ya nada me desanima
aunque hablen aunque digan
voy en busca de sanar mi corazón….

Y LUCHO LUCHO, AY COMO LUCHO
POR PODER ENTRAR AL REINO QUE
EL SEÑOR ME PROMETIO

Y LUCHO LUCHO, AY COMO LUCHO
Y TANTO LUCHO QUE AHORA
ME DICEN EL LUCHADOR

EL LUCHADOR……

Aunque ya son varias mis caídas
lucho para levantarme
busco siempre fuerza en mi oración

Lucho en contra de tempestades
por que me siento orgulloso
de llevar esta misión

La letra de esta canción puede resultar chocante para algunos. La imagen del "luchador", como lo expresa claramente la máscara presentada al comienzo del video, está inspirada en el atleta de lucha libre mexicana. San Pablo recurre muchas veces a imágenes deportivas, incluso de lucha, para ilustrar su actitud como apóstol, como lo hace la Primera carta a los Corintios:

“¿No saben que en el estadio todos corren, pero uno solo gana el premio? Corran, entonces, de manera que lo ganen. Los atletas se privan de todo, y lo hacen para obtener una corona que se marchita; nosotros, en cambio, por una corona incorruptible. Así, yo corro, pero no sin saber adonde; peleo, no como el que da golpes en el aire. Al contrario, castigo mi cuerpo y lo tengo sometido, no sea que, después de haber predicado a los demás, yo mismo quede descalificado” (1Cor 9: 24-27).

Hay un interesante artículo de Kevin Lixey, responsable de la sección “Iglesia y deporte” en el Pontificio Consejo para los Laicos, titulado "Las metáforas deportivas en san Pablo". Para leerlo, haz click AQUÍ.

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