lunes, 31 de enero de 2011

Misa en TV y programa de radio en Burbank, llegada a San Bernardino

A la izquierda, la Sra. María Hilda en la.radio de El Sembrador

El Sembrador
Desde Glendale, mi primo Rafael me lleva hasta la vecina ciudad de Burbank (allí están los Estudios Disney, pero esa no es nuestra meta). Me esperan en un complejo de medios de comunicación  católico que se llama El Sembrador, fundado por un laico de origen mexicano, Noel Díaz. El Sembrador cuenta con un canal de televisión, ESNE, que se encuentra en cable en muchos países de América Latina, incluida una empresa de Montevideo.y con una radio. Ambos pueden seguirse en vivo por internet, desde el sitio web de este apostolado.
Desde San Bernardino, hacia donde mi dirijo, han arreglado que yo celebre la Misa para la radio y televisión, en este día de San Juan Bosco. Dedico mi homilía al "padre y maestro de juventud", destacando su amor incondicional por los jóvenes, especialmente los más pobres de su tiempo, hijos de familias obreras y lucha por darles la fe y una educación que pudiera elevar sus vidas.
A continuación de la misa, la Sra. María Hilda, una salvadoreña que trabaja en El Sembrador, me hace una entrevista que se graba para la TV, en la que dialogamos sobre la próxima beatificación de Juan Pablo II y el camino de la evangelización a partir de la conferencia de Aparecida.
A la entrevista sigue una invitación para participar en un programa de radio. Hablamos sobre el evangelio del día (el endemoniado de Gerasa, en Marcos) y luego contesto llamadas de los oyentes. Muchas consultas... una señora mexicna confiesa tener "un carácter de la patada" y que frecuentemente manda a amigos y parientes "a Chihuahua" y me pregunta si no estará endemoniada... la animo a seguir su lucha por vivir cristianamente, a partir de ese buen paso que es el saber reconocer los propios defectos para poder trabajar en ellos y siguen las llamadas, numerosas. Hay una gran necesidad de escucha y de orientación. Pero a mediodía nos esperan en San Bernardino.

Diócesis de San Bernardino
¿Por qué llego de visita a esta diócesis en California? En junio de 2006, como presidente de la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil de la CEU, fui delegado por el CELAM para participar en un Encuentro de Pastoral Juvenil Hispana de los EE.UU., en Notre Dame, Indiana, cerca de Chicago.
Allí conocí a una mexicana, la Sra. Petra Alexander, que vive en San Bernardino, donde es directora de la Pastoral Hispana de la diócesis. Tuvimos ocasión de conversar mucho con Petra y, al despedirnos, como tantas veces decimos, me hizo la invitación a visitar San Bernardino "algún día". Sin muchas perspectivas de poder aprovecharla, no me olvidé de esa invitación y mantuve algún contacto por mail. Petra me envió también algunos materiales de Pastoral Juvenil de la diócesis, especialmente para el trabajo con las Quinceañeras, algo muy interesante para convertir "la Misa de los 15" en un momento de evangelización y acompañamiento a las jóvenes y sus familias.
Los años pasaron y, cuando recibií la invitación para viajar a San Diego, para el encuentro que tuve días pasados, hice contacto con Petra. Y aquí estamos.
Theresa Montminy
Canciller diocesana
Llegué al Centro Pastoral Diocesano y, luego del saludo a Petra, compartiendo el asombro y la alegría de que se hiciera finalmente realidad  mi visita, la encargada de recibirme es la Canciller diocesana. La Sra. Theresa Montminy me da una cálida bienvenida: Yo voy muy serio. Su inglés es muy rápido para mí y tengo que esforzarme por seguir su conversación. Por allí algo resulta gracioso y ella se complace de verme sonreir. Me llevó a recorrer el centro, donde luego tuve entrevistas con responsables de algunas de las oficinas y departamentos del Centro. ¡En el sitio web aparecen 49 oficinas o servicios!
José Luis, Coordinador de la
Formación de Agentes Pastorales
Estuve con los responsables del Oficio Catequístico, dirigido por María Covarrubias. La catequesis  no sólo abarca la iniciación cristiana de niños y adultos, sino también la preparación al matrimonio y las charlas de bautismo para padres. Los programas de preparación de los novios al matrimonio son un difícil desafío, como en todo el mundo. (En este momento, el Consejo Pontificio para la Familia está emprendiendo la preparación de un subsidio con este fin).
En la oficina de Pastoral Juvenil estuve con la directora, Kathy Cho, una coreana que habla un fluido español y sus colaboradores.
Otra área muy importante en la diócesis es la Formación de Ministros Laicos, lo que para nosotros serían agentes pastorales. Allí conversé con el Coordinador, José Luis Elías. La formación está organizada a partir de un curso básico que deben hacer todas las personas que van a asumir un ministerio o servicio en la parroquia o en la diócesis, inclusive los futuros diáconos permanentes. Luego se ofrecen distintas especializaciones, en las diferentes áreas pastorales. Parte de esa formación se realiza a distancia, via internet, pero con un seguimiento adecuado.
En Liturgia, cuya responsable es la Hna. Marilú Covani de Sisters of Providence, una simpática argentina, vi cómo se buscaba tener en cuenta la multiculturalidad de la diócesis en el campo celebrativo.
Así, conversando con cada uno, pude ver algunos de los desafíos de hoy a las diferentes áreas pastorales.

Temprano en la tarde tuve una reunión con todos los que hablan español (que no son pocos) a los que presento un power point sobre la Diócesis de Melo.
Las diferencias son fuertes. Veamos un pequeño cuadro comparativo:
(*) Para Melo, el dato es una estimación del número de bautizados. Para San Bernardino, corresponde a personas inscriptas en las parroquias.
(**) En la Diócesis de Melo se celebra misa en español y portugués en Aceguá. En San Bernardino, además de las misas en inglés y español, se celebra en coreano, vietnamita, tagalo de Filipinas, y otros idiomas asiáticos y europeos.

En la noche, el Obispo auxiliar, Mons. Rutilio del Riego, me recibió en su casa y nos llevó a cenar junto con Petra y la Hna. Marilú.
+ Heriberto

domingo, 30 de enero de 2011

Visita a la Virgen del Lujan en North Hollywood


Esta tarde acompane a Rafael y familia en la misa a la que suelen asistir en la parroquia Saint Patrick, en Hollywood North, cerca de Glendale. Antes de la misa, comparti con ellos un momento muy significativo: colocan unas flores ante la imagen de la Virgen del Lujan y hacen un m momento de oracion en memoria de Maria Victoria, la madre de Rafael.
+ Heriberto

sábado, 29 de enero de 2011

Encuentro de Obispos en San Diego, California



Unos 40 obispos de 18 países, la mayor parte de ellos de América Latina, estuvimos participando del 26 al 29 de enero en una reunión organizada por el Acton Institute, en San Diego, California, EE.UU.
El encuentro consistió en una serie de conferencias agrupadas en el tema "Civilización, cultura y economía: la Iglesia en el Mundo Moderno".
Se trataron aspectos de la enseñanza social de Benedicto XVI, la crisis global financiera, la lucha contra la pobreza (de la asistencia a la empresa) a cargo de miembros del Instituto.
Se destacó el expositor invitado, Mons. Jean Laffitte, Secretario del Consejo Pontificio para la Familia, quien presentó "El desafío de la familia: su naturaleza, efectos y una respuesta católica".
El Acton Institute se define a sí mismo como un grupo de reflexión (think-tank), de carácter ecuménico, dedicado al estudio de la economía de libre mercado bajo los valores de la fe y la moral. Tiene una sede en Argentina, en cuyo sitio web puede leerse en español mayor información sobre la organización.
+ Heriberto

Desde Glendale, California: reencuentro de familia



Esta manana, en el lobby del hotel donde tuvo lugar el encuentro de Obispos que concluyo anoche en San Diego, ha comenzado otro encuentro. Mi primo Rafael, al que no veia desde hace 25 anos, cuando fue a Fray Bentos para mi ordenacion diaconal, ha venido a buscarme para llevarme a Glendale, donde vive con su familia: Sandra, Agustin y Rafaelito. El viaje sera ocasion para empezar a revivir los lejanos tiempos de la infancia... Ya en su casa, un cartel que dice "Welcome Betin", me da una calida bienvenida...
+ Heriberto

miércoles, 26 de enero de 2011

Desde San Diego, California

San Diego es una ciudad de cerca de 1.300.000 habitantes en el estado de California, EE.UU., sobre la costa del Pacífico.

Desde ayer me encuentro aquí, participando en un encuentro de Obispos que comienza hoy. Seremos unos 40, la mayor parte de América Latina, más tres africanos y algunos europeos.

Los que llegamos antes tuvimos hoy una visita a la primera misión que se estableció en California, en la época española: San Diego de Alcalá.





Habitada originalmente por los indios kumeyaay, la bahía de San Diego recibió la primera visita de los españoles en 1542, que le dieron el nombre de San Gabriel. Pero en 1602 Sebastián Vizcaíno le dio el actual nombre de San Diego, en referencia a San Diego de Alcalá (1400-1463) un franciscano andaluz canonizado en 1558.

Sin embargo, España no se interesaría por estos territorios hasta el siglo XVIII, cuando marinos rusos llegaron a estas costas a cazar focas.

Para asegurar estos territorios para España, se organiza una expedición militar y religiosa desde México en la que viaja, como superior de un grupo de franciscanos, Fray Junípero Serra.


El 16 de junio de 1769 Serra funda la misión, que fue trasladada a su sitio actual en 1774, para estar más cerca de los indígenas y en un lugar más apto para la supervivencia.

Así se inició una cadena de 21 Misiones franciscanas, algunas de las cuales están en el origen de grandes ciudades de la California moderna como Los Ángeles, San Francisco y Sacramento.


En 1775 la misión fue atacada por los indígenas. Fray Luis Jayme, primer mártir cristiano de California, murió en el ataque cuando trataba de calmar a los indígenas. Su tumba está en la iglesia de la Misión.

La actual iglesia de la Misión fue nombrada basílica menor por el Papa Pablo VI en 1976, bicentenario de su construcción. Actualmente es una parroquia activa para la comunidad católica. Su sitio oficial puede ser visitado aquí.

+ Heriberto


Beato Fray Junípero Serra Ferrer OFM

Su nombre de nacimiento era Miquel Josep Serra i Ferrer. Nació en Petra, Mallorca, el 24 de noviembre de 1713 y falleció en Monterrey, California, el 28 de agosto de 1784). Fraile franciscano, doctor en Filosofía y Teología, evangelizador y fundador de varias misiones de la Alta California, como Los Ángeles, San Francisco, Sacramento y San Diego.

En 1749, junto con veinte misioneros franciscanos parte hacia el Virreinato de la Nueva España, nombre colonial de México. El grupo llega al Puerto de Veracruz el 7 de diciembre. Mientras sus acompañantes siguen su camino hacia la ciudad de México a lomos de mula, fray Junípero y un acompañante deciden hacer el camino a pie. A raíz de ese viaje contrae una dolencia en una pierna que le acompañará el resto de sus días.

El primer destino de fray Junípero fue Santiago Xalpan (Hoy Jalpan de Serra) en la Sierra Gorda de Querétaro, donde permanecería 9 años dedicado a convertir a los indígenas pames de la zona, al tiempo que les enseñaba los rudimentos de la agricultura, de la ganadería de tiro y de labor, así como a hilar y tejer.

El siguiente destino de fray Junípero debería haber sido el inhóspito territorio apache. Sin embargo, la muerte del virrey detuvo la salida del grupo misionero hacia aquellas tierras, por lo que el fraile tuvo que esperar en la ciudad de México por espacio de varios años antes de recibir su siguiente destino misional.

En California
En 1767, Carlos III decretó la expulsión de todos los jesuitas radicados en Nueva España. Dicha orden afectó a los misioneros Jesuitas que atendían la población indígena y europea de las Californias, que fueron sustituidos por 16 misioneros de la orden de los franciscanos encabezados por fray Junípero. La comitiva salió de la ciudad de México el 14 de julio de 1767, embarcó por el puerto de San Blas rumbo a la península de Baja California. Tras una corta travesía arribaron a Loreto, sede de la Misión de Nuestra Señora de Loreto, que es considerada la madre de las misiones de la Alta y Baja California.

Una vez que arribó la comitiva a la península, determinaron seguir explorando la Alta California para llevar la luz del Evangelio a la población indígena que, al contrario de la población de México, no conocían la agricultura, salvo en algunas zonas del desierto; su alimentación se limitaba a la recolección de frutas y raíces silvestres, bellotas, la cacería de venados, alces y conejos, y la pesca. No acostumbraban usar vestimenta y para protegerse del frío cubrían sus cuerpos con pieles de venado, plumas, capas de piel de nutria y barro.

En 1768, sale la expedición rumbo a aquellas tierras. Por mar zarpa el buque San Carlos, en tanto que por tierra sale una comitiva con ganado vacuno, porcino y equino. Se había iniciado la gesta de fray Junípero y sus acompañantes. La primera fundación española en la Alta California fue la Misión de San Diego de Alcalá en 1769, aunque fray Junípero llegó un poco más tarde, dado que el viajaba con la expedición terrestre.

A partir de la fundación de San Diego, en el curso de 15 años se fundan otras 9 misiones impulsadas por el misionero Serra. Junípero Serra y sus colaboradores siguieron la línea de acción establecida durante su estancia en la Sierra Gorda de Querétaro. Cuando llegaban a un lugar conveniente, levantaban una capilla, unas cabañas para residencia de los frailes y un pequeño fuerte protector contra posibles ataques. Acogían a los indígenas que se aproximaban movidos por la curiosidad y, una vez ganada su confianza, les invitaban a establecerse en las proximidades de la misión.

Allí, al mismo tiempo que catequizaban a los indígenas, los misioneros les enseñaban nociones de agricultura, ganadería y albañilería, les proporcionaban semillas y animales y les asesoraban en el trabajo de la tierra. Algunos de ellos aprendieron también las técnicas de la carpintería, la herrería o la albañilería. Las mujeres recibían adiestramiento en las labores de cocina, costura y confección de tejidos.

A la muerte de fray Junípero, en la Misión de San Carlos Borromeo (Monterrey (California)), el 28 de agosto de 1784, quedaban establecidas nueve misiones que con el tiempo crecerían para convertirse en importantes ciudades como son; Los Ángeles, San Francisco, San Diego, Sacramento, etc.

Sus restos descansan en la Basílica de la Misión de San Carlos Borromeo, misión que él mismo fundó. El papa Juan Pablo II lo beatificó el 25 de septiembre de 1988.

(Extractado de Junípero Serra en Wikipedia)

jueves, 20 de enero de 2011

¡Qué bien se está aquí! (18)


A cinco años de su partida

Benedicto XVI recuerda la fe inquebrantable de Juan Pablo II

El año pasado, Benedicto XVI, en la Santa Misa en sufragio del venerable Siervo de Dios Juan Pablo II,a los cinco años de su muerte, comentó la parábola del profeta Isaías dedicada al siervo fiel, cuya firmeza es inquebrantable y cuya energía no desfallece hasta que no realice la tarea asignada. "Cuánto afirma el profeta -dijo el Santo Padre- lo podemos aplicar al amado Juan Pablo II: el Señor lo llamó a su servicio y, confiándole tareas de mayor responsabilidad cada vez, lo acompañó con su gracia y su asistencia continua. Durante su largo pontificado, se prodigó para proclamar el derecho con firmeza, sin debilidad o vacilación, sobre todo cuando debía medirse con resistencias, hostilidades o rechazos. Sabía que el Señor lo había tomado de la mano y esto le permitió ejercer un ministerio muy fecundo por el que una vez más damos gracias a Dios".
Cualquier gesto de caridad y devoción auténtica a Cristo no es solo un hecho personal, no se refiere sólo a la relación entre el individuo y el Señor, sino que atañe a todo el cuerpo de la Iglesia, es contagioso: infunde amor, alegría, luz".
"Toda la vida del venerable Juan Pablo II se desarrolló en el signo de esa caridad, de la capacidad de entregarse con generosidad y sin reservas, sin medida, sin cálculo. Le movía el amor por Cristo, al que consagró su vida, un amor superabundante e incondicional. Y precisamente porque se acercó cada vez más a Dios en el amor, pudo hacerse compañero de viaje para el ser humano de hoy, difundiendo en el mundo el perfume del amor de Dios".
"Quien tuvo la alegría de conocerlo y frecuentarlo -dijo el Papa- pudo ver de cerca lo viva que estaba en él la certeza de "contemplar la bondad del Señor en la tierra de los vivientes", (...) certeza que lo acompañó en el curso de su existencia y que, de forma particular, se manifestó durante el último período de su peregrinación en esta tierra: la progresiva debilidad física, no mermó jamás su fe inquebrantable, su luminosa esperanza, su caridad ferviente. Se dejó consumir por Cristo, por la Iglesia, por el mundo entero: el suyo fue un sufrimiento vivido hasta el final por amor y con amor".
"La vida y la obra de Juan Pablo II -subrayó- son para vosotros motivo de orgullo. Sin embargo, hace falta que recordéis que supone también un llamamiento a ser fieles testigos de la fe, de la esperanza y del amor, que nos enseñó ininterrumpidamente"

o0o0o0o0o0o

El espíritu de Dios esta en este lugar El espíritu de Dios se mueve en este lugar Esta aquí para consolar Esta aquí para liberar Esta aquí para guiar el espíritu de Dios esta aquí:


El Domingo de Pascua de la Divina Misericordia coincidirá este año con el dia de los trabajadores,. Pero ese día lo pasaremos a recordar tambien como un momento muy importante en la historia de nuestra iglesia porque ese domingo, el Papa Benedicto XVI, en la misa que presidirá en el Vaticano, va a realizar el rito de beatificación de Juan Pablo II.
Como se sabe, la Causa, por dispensa pontificia, comenzó antes de que transcurrieran los cinco años desde la muerte del Siervo de Dios, exigidos por la normativa vigente. Esta medida fue solicitada por la imponente fama de santidad de la que gozó Juan Pablo II en su vida, en la muerte y después de la muerte. Por lo demás, se observaron en su totalidad las disposiciones canónicas comunes acerca de las causas de beatificación y canonización.

De junio de 2005 a abril de 2007 tuvieron lugar la investigación diocesana principal romana y las rogatoriales en diferentes diócesis, sobre la vida, las virtudes y la fama de santidad y de milagros. La validez jurídica de los procesos canónicos fue reconocida por la Congregación para las Causas de los Santos con el Decreto del 4 de mayo de 2007. En junio de 2009, examinada la "Positio", nueve consultores teólogos de la Congregación dieron su parecer positivo sobre la heroicidad de las virtudes del Siervo de Dios. En noviembre, siguiendo el procedimiento habitual, la misma "Positio" fue sometida al juicio de los cardenales y obispos de la Congregación para las Causas de los Santos, que se expresaron con sentencia afirmativa.
El 19 de diciembre de 2009, el Sumo Pontífice Benedicto XVI autorizó la promulgación del decreto sobre la heroicidad de las virtudes.

En vista de la beatificación del Venerable Siervo de Dios, la postulación de la causa presentó al examen de la Congregación para las Causas de los Santos la curación de la "enfermedad de Parkinson" de la hermana Marie Simón Pierre Normand, religiosa del Institut des Petites Soeurs des Maternités Catholiques.
Como es habitual, las numerosas actas de la investigación canónica, regularmente instruida, junto con los detallados exámenes médico-legales, se sometieron al examen científico de la Consulta Médica de la Congregación para las Causas de los Santos, el 21 de octubre de 2010. Sus expertos, tras haber estudiado con la habitual minuciosidad los testimonios procesales y toda la documentación, se expresaron a favor de que la curación era científicamente inexplicable. Los consultores teólogos, tras haber revisado las conclusiones médicas, el 14 de diciembre de 2010 procedieron a la valoración teológica del caso y reconocieron por unanimidad la unicidad, la antecedencia y la invocación coral dirigida al Siervo de Dios Juan Pablo II, cuya intercesión había sido eficaz para la curación milagrosa.

Por último, el 11 de enero de 2011, se celebró la Sesión Ordinaria de cardenales y obispos de la Congregación para las Causas de los Santos, que emitió un fallo unánime y afirmativo, considerando milagrosa la curación de la hermana Marie Simón Pierre, en cuanto realizada por Dios de modo científicamente inexplicable, después de interceder al Papa Juan Pablo II, invocado con confianza tanto por la misma persona curada como por muchos otros fieles.

o0o0o0o0o0o

Es posible renunciar y entregarse por entero… y darlo todo Es posible perdonarse y decir lo siento… y sonriendo abrazar al enemigo…Todo es posible con el, el camino es menos empinado, la vida mas hermosa, la libertad mas fácil, la soledad menos dura… Todo es posible.

miércoles, 19 de enero de 2011

domingo, 16 de enero de 2011

Parroquia Nuestra Sra.del Rosario, La Barra, Maldonado






Siguiendo algo que parece una tradición de los Obispos de Melo, he llegado a esta parroquia para unos días de descanso, al tiempo que colaboro con la celebración de la Misa diaria y algún tiempo para celebrar el Sacramento de la Reconciliación.
Mons. Cáceres solía venir a La Barra en tiempos en que este era un sitio mucho más tranquilo, y paraba en una casa que era propiedad de un grupo de sacerdotes.
Mons. del Castillo, antes de su viaje a Cuba, estuvo atendiendo esta Parroquia.
Aquí estoy desde el lunes, con mi hermana y uno de mis sobrinos y el P. Lucio, de la Diócesis de Canelones.
+ Heriberto

sábado, 15 de enero de 2011

Mensaje del Papa para la Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado - 16 de enero


Una sola familia humana

Queridos hermanos y hermanas:

La Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado brinda a toda la Iglesia la oportunidad de reflexionar sobre un tema vinculado al creciente fenómeno de la emigración, de orar para que los corazones se abran a la acogida cristiana y de trabajar para que crezcan en el mundo la justicia y la caridad, columnas para la construcción de una paz auténtica y duradera. «Como yo os he amado, que también os améis unos a otros» (Jn 13, 34) es la invitación que el Señor nos dirige con fuerza y nos renueva constantemente: si el Padre nos llama a ser hijos amados en su Hijo predilecto, nos llama también a reconocernos todos como hermanos en Cristo.

De este vínculo profundo entre todos los seres humanos nace el tema que he elegido este año para nuestra reflexión: «Una sola familia humana», una sola familia de hermanos y hermanas en sociedades que son cada vez más multiétnicas e interculturales, donde también las personas de diversas religiones se ven impulsadas al diálogo, para que se pueda encontrar una convivencia serena y provechosa en el respeto de las legítimas diferencias. El Concilio Vaticano II afirma que «todos los pueblos forman una comunidad, tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre la faz de la tierra (cf. Hch 17, 26), y tienen también un fin último, que es Dios, cuya providencia, manifestación de bondad y designios de salvación se extienden a todos» (Decl. Nostra aetate, 1). Así, «no vivimos unos al lado de otros por casualidad; todos estamos recorriendo un mismo camino como hombres y, por tanto, como hermanos y hermanas» (Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2008, 6).

El camino es el mismo, el de la vida, pero las situaciones que atravesamos en ese recorrido son distintas: muchos deben afrontar la difícil experiencia de la emigración, en sus diferentes expresiones: internas o internacionales, permanentes o estacionales, económicas o políticas, voluntarias o forzadas. En algunos casos las personas se ven forzadas a abandonar el propio país impulsadas por diversas formas de persecución, por lo que la huida aparece como necesaria. Además, el fenómeno mismo de la globalización, característico de nuestra época, no es sólo un proceso socioeconómico, sino que conlleva también «una humanidad cada vez más interrelacionada», que supera fronteras geográficas y culturales. Al respecto, la Iglesia no cesa de recordar que el sentido profundo de este proceso histórico y su criterio ético fundamental vienen dados precisamente por la unidad de la familia humana y su desarrollo en el bien (cf. Benedicto XVI, Enc. Caritas in veritate, 42). Por tanto, todos, tanto emigrantes como poblaciones locales que los acogen, forman parte de una sola familia, y todos tienen el mismo derecho a gozar de los bienes de la tierra, cuya destinación es universal, como enseña la doctrina social de la Iglesia. Aquí encuentran fundamento la solidaridad y el compartir.

«En una sociedad en vías de globalización, el bien común y el esfuerzo por él han de abarcar necesariamente a toda la familia humana, es decir, a la comunidad de los pueblos y naciones, dando así forma de unidad y de paz a la ciudad del hombre, y haciéndola en cierta medida una anticipación que prefigura la ciudad de Dios sin barreras» (Benedicto XVI, Enc. Caritas in veritate, 7). Desde esta perspectiva hay que mirar también la realidad de las migraciones. De hecho, como ya observaba el Siervo de Dios Pablo VI, «la falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos» es causa profunda del subdesarrollo (Enc. Populorum progressio, 66) y -podríamos añadir- incide fuertemente en el fenómeno migratorio. La fraternidad humana es la experiencia, a veces sorprendente, de una relación que une, de un vínculo profundo con el otro, diferente de mí, basado en el simple hecho de ser hombres. Asumida y vivida responsablemente, alimenta una vida de comunión y de compartir con todos, de modo especial con los emigrantes; sostiene la entrega de sí mismo a los demás, a su bien, al bien de todos, en la comunidad política local, nacional y mundial.

El Venerable Juan Pablo II, con ocasión de esta misma Jornada celebrada en 2001, subrayó que «[el bien común universal] abarca toda la familia de los pueblos, por encima de cualquier egoísmo nacionalista. En este contexto, precisamente, se debe considerar el derecho a emigrar. La Iglesia lo reconoce a todo hombre, en el doble aspecto de la posibilidad de salir del propio país y la posibilidad de entrar en otro, en busca de mejores condiciones de vida» (Mensaje para la Jornada Mundial de las Migraciones 2001, 3; cf. Juan XXIII, Enc. Mater et Magistra, 30; Pablo VI, Enc. Octogesima adveniens, 17). Al mismo tiempo, los Estados tienen el derecho de regular los flujos migratorios y defender sus fronteras, asegurando siempre el respeto debido a la dignidad de toda persona humana. Los inmigrantes, además, tienen el deber de integrarse en el país de acogida, respetando sus leyes y la identidad nacional. «Se trata, pues, de conjugar la acogida que se debe a todos los seres humanos, en especial si son indigentes, con la consideración sobre las condiciones indispensables para una vida decorosa y pacífica, tanto para los habitantes originarios como para los nuevos llegado» (Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2001, 13).

En este contexto, la presencia de la Iglesia, en cuanto pueblo de Dios que camina en la historia en medio de todos los demás pueblos, es fuente de confianza y de esperanza. De hecho, la Iglesia es «en Cristo com un sacramento o sea signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. Dogm. Lumen gentium, 1); y, gracias a la acción del Espíritu Santo en ella, «esforzarse por instaurar la fraternidad universal no son cosas inútiles» (Idem, Const. past. Gaudium et spes, 38). De un modo especial la sagrada Eucaristía constituye, en el corazón de la Iglesia, una fuente inagotable de comunión para toda la humanidad. Gracias a ella, el Pueblo de Dios abraza a «toda nación, razas, pueblos y lenguas» (Ap 7, 9) no con una especie de poder sagrado, sino con el servicio superior de la caridad. En efecto, el ejercicio de la caridad, especialmente para con los más pobres y débiles, es criterio que prueba la autenticidad de las celebraciones eucarísticas (cf. Juan Pablo II, Carta ap. Mane nobiscum Domine, 28).

A la luz del tema «Una sola familia humana» es preciso considerar específicamente la situación de los refugiados y de los demás emigrantes forzados, que son una parte relevante del fenómeno migratorio. Respecto a estas personas, que huyen de violencias y persecuciones, la comunidad internacional ha asumido compromisos precisos. El respeto de sus derechos, así como las justas preocupaciones por la seguridad y la cohesión social, favorecen una convivencia estable y armoniosa.

También en el caso de los emigrantes forzados la solidaridad se alimenta en la «reserva» de amor que nace de considerarnos una sola familia humana y, para los fieles católicos, miembros del Cuerpo Místico de Cristo: de hecho nos encontramos dependiendo los unos de los otros, todos responsables de los hermanos y hermanas en humanidad y, para quien cree, en la fe. Como ya dije en otra ocasión, «acoger a los refugiados y darles hospitalidad es para todos un gesto obligado de solidaridad humana, a fin de que no se sientan aislados a causa de la intolerancia y el desinterés» (Audiencia general del 20 de junio de 2007: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 22 de junio de 2007, p. 15). Esto significa que a quienes se ven forzados a dejar sus casas o su tierra se les debe ayudar a encontrar un lugar donde puedan vivir en paz y seguridad, donde puedan trabajar y asumir los derechos y deberes existentes en el país que los acoge, contribuyendo al bien común, sin olvidar la dimensión religiosa de la vida.

Por último, quiero dirigir una palavra especial, acompañada de la oración, a los estudiantes extranjeros e internacionales, que son también una realidad en crecimiento dentro del gran fenómeno migratorio. Se trata de una categoría también socialmente relevante en la perspectiva de su regreso, como futuros dirigentes, a sus países de origen. Constituyen «puentes» culturales y económicos entre estos países y los de acogida, lo que va precisamente en la dirección de formar «una sola familia humana». Esta convicción es la que debe sostener el compromiso en favor de los estudiantes extranjeros, estando atentos a sus problemas concretos, como las estrecheces económicas o la aflicción de sentirse solos a la hora de afrontar un ambiente social y universitario muy distinto, al igual que las dificultades de inserción. A este propósito, me complace recordar que «pertenecer a una comunidad universitaria significa estar en la encrucijada de las culturas que han formado el mundo moderno» (Juan Pablo II, A los obispos estadounidenses de las provincias eclesiásticas de Chicago, Indianápolis y Milwaukee en visita ad limina, 30 de mayo de 1998: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 19 de junio de 2010, p. 7). En la escuela y en la universidad se forma la cultura de las nuevas generaciones: de estas instituciones depende en gran medida su capacidad de mirar a la humanidad como a una familia llamada a estar unida en la diversidad.

Queridos hermanos y hermanas, el mundo de los emigrantes es vasto y diversificado. Conoce experiencias maravillosas y prometedoras, y, lamentablemente, también muchas otras dramáticas e indignas del hombre y de sociedades que se consideran civilizadas. Para la Iglesia, esta realidad constituye un signo elocuente de nuestro tiempo, que avidencia aún más la vocación de la humanidad a formar una sola familia y, al mismo tiempo, las dificultades que, en lugar de unirla, la dividen y la laceran. No perdamos la esperanza, y oremos juntos a Dios, Padre de todos, para que nos ayude a ser, a cada uno en primera persona, hombres y mujeres capaces de relaciones fraternas; y para que, en el ámbito social, político e institucional, crezcan la comprensión y la estima recíproca entre los pueblos y las culturas. Con estos deseos, invocando la intercesión de María Santísima Stella maris, envío de corazón a todos la Bendición Apostólica, de modo especial a los emigrantes y a los refugiados, así como a cuantos trabajan en este importante ámbito.

Castel Gandolfo, 27 de septiembre de 2010

BENEDICTUS PP. XVI

jueves, 13 de enero de 2011

¡Qué bien se está aquí! (17)

¿Recuerdan el programa del jueves pasado? ¿Un “qué bien se está aquí” desde la cocina de Luis y Estela en la Charqueada? Fue un “qué bien”… distinto y divertido, lleno de voces misioneras Jóvenes. Hoy, este “qué bien” también va a ser diferente… lleno de mensajes, de recuerdos, de nostalgias, de sentimientos y de canciones.

Y para empezar, un tema dedicado a aquellos que nos muestran el rumbo, y recorren con nosotros una parte del camino; aquellos que con amor eligen herirnos con la verdad para evitar que una mentira nos destruya. A ellos les adeudo la ternura y las palabras de aliento y el abrazo los arrebatos del humor, la negligencia, las vanidades los temores y las dudas. Un barco frágil de papel parece a veces la amistad pero jamás puede con él la más violenta tempestad.


o0o0o0o0o

Bautismo del Señor

Con la fiesta del domingo pasado, Bautismo del Señor, termina el ciclo de Navidad. Y se da inicio al tiempo ordinario, en la liturgia, que vuelve a interrumpirse con la Cuaresma.
El Bautismo en el río Jordán, donde recibe la confirmación oficial de su mesianismo es el inicio de la Misión pública de Cristo. Del Jesús recién nacido pasamos al profeta y Maestro que nos ha enviado Dios Padre.
El ciclo de Navidad se cierra con una manifestación más de Jesús: su bautismo. Poco a poco se ha ido delineando el rostro del que será nuestro Salvador, que se nos manifiesta de una manera plena y en todo su esplendor: es el Hijo amado de Dios, ungido por el Espíritu y enviado con una misión muy especial que consiste en manifestar a todos los hombres el amor del Padre.
Tres características que nos ayudan a reconocer a Jesús en su bautismo pero que al mismo tiempo nos hacen comprender la verdadera esencia del cristiano.
Todos somos bautizados en el mismo bautismo de Jesús y nos injertamos en su cuerpo y en su misma misión.
El bautismo de Jesús, es un acto de humildad y solidaridad: es el gesto de Aquel que quiere hacerse en todo uno de nosotros y se pone realmente en fila con los pecadores. Él, que está sin pecado, se deja tratar como pecador para llevar sobre sus hombros el peso de la culpa de toda la humanidad, también de nuestra culpa. Su humildad está dictada por la voluntad de establecer una comunión plena con la humanidad, por el deseo de realizar una verdadera solidaridad con el hombre y con su condición. Con este gesto Jesús se ajusta al designio de amor del Padre y su voluntad. Para ese acto de amor, el Espíritu de Dios se manifiesta, y en ese momento el amor que une a Jesús y al Padre es testimoniado por una voz de lo alto que todos oyen. El Padre nos manifiesta abiertamente la comunión profunda que lo liga al Hijo. Jesús le es obediente en todo y esa obediencia es expresión del amor que les une.
Esto es un anticipo de la victoria de la resurrección. Si nos comportamos como Jesús, complaceremos al Padre.
Dios nos salva en su hijo predilecto y amado y nos hace a todos hijos adoptivos.

"Este es mi Hijo amado, escúchenlo."

Debemos escuchar a Jesús que nos habla hoy en nombre de su Padre. No podemos permitir callarlo o silenciar su palabra, como tampoco podemos silenciar la palabra y el testimonio de sus seguidores. Escucharlo significa creer en él, acogerle y hacerle Señor de nuestra vida y sentido de nuestra felicidad.

o0o0o0o0o0o


Cuando estés desorientado piensa en mí. Cuando el mundo caiga al suelo piensa en mí. Cuando estés de cara al cielo. Si te falta algún te quiero. Si precisas buena suerte, tal vez un abrazo fuerte, cuando todo esté perdido y precisas un consuelo piensa en mí… yo voy contigo a donde quieras, hasta el fin y para curarme las heridas pienso en ti.

o0o0o0o0o0o

Jornada Mundial de la Paz

  • En el mundo se registran diversas formas de limitación, de discriminación y marginación basadas en la religión, llevadas hasta la persecución y la violencia en contra de las minorías religiosas.
  • Es inconcebible que los creyentes tengan que suprimir una parte de sí mismos -su fe- para ser ciudadanos activos. Nunca debería ser necesario renegar de Dios para poder gozar de los propios derechos.
  • El ser humano no puede ser fragmentado, dividido por aquello que cree, porque aquello en lo que cree tiene un impacto sobre su vida y sobre su persona.
  • La libertad religiosa es la libertad de las libertades.
  • Los derechos humanos deben incluir el derecho a la libertad religiosa, distinguiendo claramente entre la dimensión de ciudadano y la de creyente.
Al comienzo de un nuevo año el Santo Padre deseó serenidad, prosperidad, pero sobre todo paz, El tema de su MENSAJE PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ 2011 FUE: “La libertad religiosa, camino para la paz”
Y es que en algunas regiones del mundo la profesión y expresión de la propia religión comporta un riesgo para la vida y la libertad personal. Por eso agradeció a los Gobiernos el esfuerzo por aliviar los sufrimientos de esos hermanos en humanidad, e invitó a los Católicos a rezar por sus hermanos en la fe, que sufren violencias e intolerancias, y a ser solidarios con ellos.
También exhortó a los hombres y mujeres de buena voluntad a renovar su compromiso por la construcción de un mundo en el que todos puedan profesar libremente su religión o su fe, y vivir su amor a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente
El derecho a la libertad religiosa se funda en la misma dignidad de la persona humana. Negarlo no solo constituye una ofensa a ésta, sino también a Dios y también se convierte en una amenaza a la seguridad y a la paz, y es impedimento para la realización de un auténtico desarrollo humano integral.
Toda persona es titular del derecho sagrado a una vida íntegra, también desde el punto de vista espiritual. Si no se reconoce su propio ser espiritual, la persona humana no logra encontrar respuestas a los interrogantes de su corazón sobre el sentido de la vida, ni conquistar valores y principios éticos duraderos, y tampoco consigue siquiera experimentar una auténtica libertad y desarrollar una sociedad justa.
Esta dignidad, entendida como capacidad de trascender la propia materialidad y buscar la verdad, ha de ser reconocida como un bien universal, indispensable para la construcción de una sociedad orientada a la realización y plenitud del hombre. La libertad religiosa no es patrimonio exclusivo de los creyentes, sino de toda la familia de los pueblos de la tierra. No se agota en la simple dimensión individual, sino que se realiza en la propia comunidad y en la sociedad, donde cada persona sigue siendo única e irrepetible y, al mismo tiempo, se completa y realiza plenamente.
Esa dimensión no constituye una discriminación para los que no participan de la creencia, sino que refuerza la cohesión social, la integración y la solidaridad.
La libertad religiosa es condición para la búsqueda de la verdad. Es una fuerza positiva y promotora de la construcción de la sociedad civil y política. Las grandes religiones pueden constituir un importante factor de unidad y de paz para la familia humana
Los cristianos, por nuestra parte, estamos llamados por la misma fe en Dios, Padre del Señor Jesucristo, a vivir como hermanos que se encuentran en la Iglesia y colaboran en la edificación de un mundo en el que las personas puedan Vivir en el amor y en la verdad.

El año 2011 marca el 25 aniversario de la Jornada mundial de oración por la paz, que fue convocada en Asís por el Venerable Juan Pablo II, en 1986.
El recuerdo de aquella experiencia es un motivo de esperanza en un futuro en el que todos los creyentes no solo nos sintamos sino que seamos auténticos trabajadores de manera que cultivando un sincero diálogo con todos los pueblos podamos luego saborear los frutos de la justicia, la paz. y la concordia

La paz es un don y al mismo tiempo un proyecto que realizar,
Quiera Dios: que todos los hombres y las sociedades, en todos los ámbitos y ángulos de la Tierra, puedan experimentar pronto la libertad religiosa, camino para la paz.


o0o0o0o0o0o

Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado

Visión cristiana del fenómeno migratorio

El fenómeno de la emigración es uno de los grandes hechos de nuestro tiempo, en el que se ven implicados muchos millones de personas. Muchas veces es fruto de una búsqueda legítima de mejores condiciones de vida para la propia persona y para la familia,
el fenómeno masivo de la emigración, a pesar de las grandes dificultades y problemas que puede acarrear , también nos da la posibilidad de vivir una humanidad cada vez más interrelacionada, capaz de superar fronteras geográficas y culturales y mas allá de la enorme diversidad cultural, relacionarnos como una única familia unida. Para ello debemos todos abrirnos a la acogida fraterna de todos los hombres y mujeres, viendo en ellos hermanos con los que es posible y deseable convivir y, por supuesto, ayudar en lo económico, social y espiritual. Los cristianos de esta hora tenemos mucho que decir y aportar al fenómeno de la emigración. Podemos y debemos aportar la luz de la verdad y del amor que brota del Evangelio,
Nuestro gran aporte como Iglesia consiste en recordar -y hacer posible- que todos los hombres sepan y reconozcan que son hijos del mismo Padre y, por tanto, hermanos entre sí. Es decir, que todos formamos «una sola familia humana», como reza el lema de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, que celebramos el próximo 16 de enero.
Esta jornada brinda a toda la Iglesia la oportunidad de reflexionar sobre este fenómeno, de orar para que los corazones se abran a la acogida cristiana y de trabajar para que crezcan en el mundo la justicia y la caridad, columnas para la construcción de una paz auténtica y duradera. “Como yo os he amado, que también os améis unos a otros” es la invitación que el Señor nos dirige con fuerza y nos renueva constantemente: si el Padre nos llama a ser hijos amados en su Hijo predilecto, nos llama también a reconocernos todos como hermanos en Cristo.”
“Una sola familia humana” es el tema elegido por el Papa Benedicto XVI para esta XCVII Jornada Mundial. Una sola familia de hermanos y hermanas en sociedades que son cada vez más multiétnicas e interculturales, donde también las personas de diversas religiones se ven impulsadas al diálogo, para que se pueda encontrar una convivencia serena y provechosa en el respeto de las legítimas diferencias.” “El mundo de los emigrantes es vasto y diversificado, Conoce experiencias maravillosas y prometedoras, y, lamentablemente, también muchas otras dramáticas e indignas. Si alguno se pregunta qué puede hacer en este marco, abierto, a la vez, a tantos problemas y esperanzas, podría hacer suyas estas palabras del Mensaje del Santo Padre: «Oremos juntos a Dios, Padre de todos, para que nos ayude a ser, a cada uno en primera persona, hombres y mujeres capaces de relaciones fraternas, y para que en el ámbito social, político e institucional crezcan la comprensión y la estima recíproca entre los pueblos y las culturas».

lunes, 10 de enero de 2011

Dar hasta la propia vida por Cristo

Un obispo y otros 22 agentes pastorales asesinados en 2010

Publicado el Informe anual de la agencia Fides

Mons. Luigi Padovese

CIUDAD DEL VATICANO, viernes 7 de enero de 2011 (ZENIT.org).- 23 agentes pastorales muertos durante el pasado año, entre ellos un obispo, 15 sacerdotes, un religioso, una religiosa, dos seminaristas y tres laicos, es el balance hecho público el pasado 3 de enero por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, a través de la agencia Fides.

Esta cifra supone una reducción importante respecto del año 2009, en el que se registraron 37 muertes violentas, de las cuales 30 fueron sacerdotes (ver Zenit, 1 de enero de 2010). Entre 2001 y 2010 han perdido la vida 253 agentes pastorales en todo el mundo.

En 2010 cabe destacar, por su impacto internacional, el sangriento asesinato de monseñor Luigi Padovese, vicario apostólico de Anatolia y presidente de la Conferencia Episcopal Turca, en vísperas del viaje del Papa Benedicto XVI a Chipre (ver Zenit, 3 de junio de 2010).

Por continentes, de nuevo América fue el más peligroso en el año 2010. Este año han perdido en ella la vida 10 sacerdotes, un religioso, un seminarista y tres laicos. En la mayor parte de los casos, de nuevo el robo fue el móvil del crimen.

El mayor número de asesinatos se produjo en Brasil, donde murieron los sacerdotes Dejair Gonçalves, Rubens Almeida, Bernardo Muñiz, el seminarista Mario Dayvit Pinheiro y el laico Epaminondas Marques. En Colombia fueron asesinados Román de Jesús Zapata, Herminio Calero y Luis Enrique Pineda.

En México fallecieron los sacerdotes José Luis Puerto y Carlos Salvador Wotto. En Perú, durante el robo de un convento franciscano, murieron el hermano Linán Ruiz Morales, OFM, y su colaborador, Ananías Aguila.

En Venezuela, Ecuador y Haití, fallecieron respectivamente, Esteban Robert Wood, el misionero polaco Miroslaw Karczewski y el agente de Cáritas Julien Kénord.

Asia y África

En Asia, donde el año pasado perdieron la vida un obispo, cuatro sacerdotes y una religiosa, destaca como móvil principal la violencia religiosa o los ajustes de cuentas.

Aparte del caso de monseñor Luigi Padovese, asesinado en su casa de Iskenderun, por su chófer musulmán, alegando motivaciones religiosas, cabe destacar el fallecimiento de los sacerdotes iraquíes Wasim Sabieh y Thaier Saad Abdal, asesinados durante el ataque a la catedral siro-católica de Bagdad.

En China, un desequilibrado asesinó, tras ser despedido, a Joseph Zhang Shulai, vicario general de la diócesis de Ningxia, y la religiosa María Wei Yanhui, en la Casa de ancianos de Wuhai (Mongolia interior). En India, unos desconocidos asesinaron cruelmente al sacerdote Peter Bombacha, aunque se descartan los motivos religiosos.

En la República Democrática del Congo (África) perdieron la vida el año pasado un sacerdote, Christian Bakulene, y un seminarista, Nicolas Eklou Komla, ambos tras intentos de robo.

Por último, la agencia Fides señala también que este año se ha producido la apertura del proceso de beatificación del sacerdote Fidei donum italiano Daniel Badillo, asesinado en el Perú en 1997, y la beatificación del polaco Jerzy Popieluszko, mártir, asesinado por odio a la fe, el 20 de octubre 1984, cerca de Wroclawek (Polonia).

domingo, 9 de enero de 2011

Jóvenes Misioneros en La Charqueada (5)

















Culminó hoy la Misión juvenil en Charqueada, con la celebración de la Eucaristía correspondiente a la fiesta del Bautismo del Señor.


Luego de la renovación de las promesas bautismales ante el Obispo, los fieles fueron pasando en procesión tomando en sus dedos agua bendita y haciendo la señal de la cruz.

Mons. Heriberto, el P. Wilson y el Diácono Luis expresaron su agradecimiento a todos los que participaron y alentaron a la comunidad a continuar unida en la misión cotidiana y a los jóvenes a seguir buscando a Jesús en su vida.