martes, 29 de marzo de 2011

Conferencia Episcopal del Uruguay - Comunicado de Prensa

La Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU) se reunió del 21 al 25 de marzo en Florida.

1. Asamblea Latinoamericana en Montevideo.

Del 16 al 29 de mayo, los Obispos se preparan a recibir en Montevideo, por primera vez, la asamblea del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), en su trigésimo tercera edición. Participan de esa reunión presidentes y secretarios de las 22 Conferencias episcopales de todos los países de América Latina y el Caribe, entre ellos cinco cardenales. La reunión tendrá carácter electivo, renovándose las autoridades del CELAM por el cuatrienio 2011-2014 y los prelados considerarán también el Plan Global del Consejo para esos cuatro años.

2. Beatificación de Juan Pablo II.

La Beatificación del Papa Juan Pablo II, el próximo 1º de mayo, único Pontífice que ha visitado el Uruguay, es para toda la comunidad católica un motivo de alegría y celebración. Los Obispos invitan a todos los uruguayos a compartir ese gozo, participando en los actos que se realicen en cada diócesis.

3. Despenalización del aborto.

Frente a los nuevos proyectos de ley que se debaten en la sociedad, los Obispos manifiestan:
“Al prepararnos a la celebración de la Pascua, fiesta de la Vida, golpea nuestro corazón de pastores la propuesta de una cultura de la muerte, de la cual es signo la insistencia de algunos a favor del aborto.
La destrucción de una vida inocente nunca se puede aprobar. En una sociedad que defiende los derechos humanos, proclamamos la defensa del derecho fundamental a la vida de los seres humanos más indefensos. La muerte del más débil, del inocente, del que tiene capacidades diferentes, no es sólo quitar una vida, es también cortar una generación. En este sentido, nos resulta paradójico que, mientras se quiere alentar el número de nacimientos, ante el invierno demográfico de nuestra nación, y se habla de recurrir a ciudadanos de otros países para poblar nuestro suelo uruguayo, se impulsen leyes para diezmar nuestra población.
Realizamos un nuevo llamado a la conciencia de nuestro pueblo y de nuestros gobernantes ante este tema de primordial importancia. Pensamos que es necesario un esfuerzo de imaginación y de humanidad para encontrar soluciones que, frente a los embarazos no deseados, contemplen las vidas de las madres y de sus hijos en gestación.”

4. Situación del Círculo Católico de Obreros.

En el transcurso de la asamblea, los Obispos han manifestado su preocupación por la situación que se vive en esta institución de salud:
“Como es sabido, es una obra de la Iglesia Católica que tiene 125 años de antigüedad. Esta identidad católica está recogida en sus estatutos, que han sido puestos en cuestión por las autoridades del Círculo. A su vez, se ha desconocido la potestad que los estatutos le confieren al Arzobispo de Montevideo, de asegurar dicha identidad. Se aguarda con confianza una decisión del Ministerio de Educación y Cultura. Al mismo tiempo, se espera de las autoridades del Círculo una rectificación y el pleno acatamiento de sus estatutos.”

5. Preocupaciones pastorales.

Durante la semana, los Obispos uruguayos recibieron a los responsables de diferentes áreas pastorales de la Iglesia en el Uruguay.
• Los responsables de Pastoral Social – Cáritas Uruguaya presentaron los resultados de una encuesta realizada entre las comunidades del medio rural, que pone de manifiesto algunas situaciones penosas de los habitantes del campo, que no escapan a la consideración de los Obispos.
• En la jornada siguiente al lunes 21, Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, los obispos recibieron al P. Jurandyr Azevedo Araujo SDB, brasileño, coordinador del Cono Sur de la Pastoral Afroamericana, quien presentó el desarrollo de esta pastoral especialmente en el Brasil e invitó a la CEU a dar pasos en el mismo sentido.
• La Universidad Católica del Uruguay presentó un completo informe, mostrando una realidad dinámica, con crecimiento de 10% anual de su alumnado, lo que acrecienta los desafíos pastorales de la Iglesia en el campo de la educación terciaria.
• Los integrantes de la Comisión de Ética y Bioética pusieron a consideración de la CEU sus estatutos. Se espera de esa comisión su intervención oportuna en nombre de la Iglesia en los temas de debate en la sociedad uruguaya en este campo.
• La Pastoral Familiar presentó el programa de su área, destacando las iniciativas a favor de la Vida que se han integrado.

6. Bicentenario.

El Bicentenario del proceso de emancipación oriental estuvo también en los temas de la asamblea de la CEU. Los Obispos están preparando una carta pastoral con este motivo, que se dará a conocer en el transcurso del año. La misma apunta a ofrecer una reflexión sobre grandes temas de la vida nacional, principalmente derechos humanos, educación, salud, familia y vida.

Montevideo, 28 de marzo de 2011

domingo, 27 de marzo de 2011

"Dame de beber"

Juan Manuel Blanes, "La Samaritana",
óleo sobre tela 200 x 146 cm
Las lecturas de este III Domingo de Cuaresma nos invitan a pensar en la sed...
San Agustín comenta el capítulo 4 del Evangelio según San Juan (el encuentro de Jesús con la Samaritana) diciendo «Quien pedía agua para beber, tenía sed de la fe de esa mujer» (Comentario al Evangelio de Juan, XV, 11).
Dos poemas me viene a la mente. Uno, muy breve, de Antonio Machado, que cito de memoria: "Bueno es saber que los vasos / nos sirven para beber / lo malo es que no sabemos / para qué sirve la sed".
Ansias y ansiedades, deseos profundos del corazón humano... allí están, en nosotros, no para que los ahoguemos con extraños y engañosos elixires, sino con el Agua del Espíritu Santo, que es lo que ofrece Jesús a la Samaritana. Ella tenía sed, tal vez sin saber para qué, como dice el poema de Machado, hasta su encuentro con el Mesías esperado.
El otro poema es de la uruguaya Delmira Agustina:

La Sed

¡Tengo sed, sed ardiente! -dije a la maga, y ella
me ofreció de sus néctares. -¡Eso no: me empalaga!-
Luego, una rara fruta, con sus dedos de maga,
exprimió en una copa clara como una estrella;

y un brillo de rubíes hubo en la copa bella.
Yo probé. -Es dulce, dulce. ¡Hay días que me halaga
tanta miel, pero hoy me repugna, me estraga!
Vi pasar por los ojos del hada una centella.

Y por un verde valle perfumado y brillante,
llevóme hasta una clara corriente de diamante.
-¡Bebe! -dijo-. Yo ardía, mi pecho era una fragua.

Bebí, bebí, bebí la linfa cristalina…
¡Oh, frescura! ¡Oh, pureza! ¡Oh, sensación divina!
-Gracias, maga, ¡y bendita la limpidez del agua!

El agua limpia, el agua clara... "sensación divina"... Blanes nos pintó una Samaritana soñadora... "Si conocieras el don de Dios" le dice (y nos dice) Jesús... ¿Sabemos para qué sirve la sed? ¿Para qué, si no es para encontrarlo a Él?

sábado, 26 de marzo de 2011

La Junta Departamental de Paysandú recordó los 130 años de presencia salesiana en la ciudad




En sesión presidida por el edil Robert Pintos, con la presencia del intendente Bertil Bentos y el diputado por Paysandú, Miguel Otegui, así como autoridades salesianas, se realizó ayer la sesión especial de la Junta Departamental para recordar los ciento treinta años de la congregación salesiana en Paysandú.
El encargado de la disertación fue José Rivero Horta, quien manifestó su beneplácito “por hablar de su propia casa, de su propia familia, porque así siento yo a los salesianos”. Se remontó a su niñez para recordar alguna anécdota, como cuando “tenía ocho o nueve años y los niños usábamos sotanas blancas”, aunque a él le entregaron una que decía “Alfredo Rivero en el cuello, porque la había usado mi padre”.
En lo formal de la recordación citó a Don Juan Bosco, quien “envió a algunos de sus hijos para suplir la falta de algunas figuras de la diócesis” (ante el pedido de la autoridad religiosa de Buenos Aires) donde se instaló un primer colegio salesiano, que también tuvo la ciudad de Montevideo. Citó a la delegación de diez salesianos encabezada por el padre Luis Lasagna, que en el vapor Iberia llegó a estas tierras en la segunda parte del siglo XIX para comenzar una misión que realizó una excelente obra cultural pero que fundamentalmente “dio buenos cristianos y mejores ciudadanos”.
Cuando se decidió el traslado a Paysandú el 9 de marzo de 1871, nuestra ciudad contaba con 22 mil habitantes, ocupando al llegar dos días después algunas habitaciones que el cura párroco alquilaba a la familia de Almagro y Paredes en la esquina de la plaza. “Los salesianos se entregaron de cuerpo y alma con todo el entusiasmo y los bríos de su juventud a la obra que se les había encomendado”, dijo Rivero Horta. Pero reconoció que “nada les iba a ser fácil” al recordar el fuego que destruyó buena parte de la iglesia en 1882, perdiéndose imágenes religiosas que se habían traído a nuestra ciudad. Pero poco después pudieron, con la contribución de vecinos destacados de la ciudad, reconstruir todo “con la imagen de la Virgen del Rosario, traída de Italia, que fuera donada por la señora Leonarda Almagro y Paredes”.

Aporte a la educación y cultura

Rememoró el año 1885, cuando se inicia el Colegio Nuestra Señora del Rosario, citando a los primeros alumnos que integraron una matrícula de 147 estudiantes. “Al año siguiente con la Revolución del Quebracho, el colegio fue ofrecido como ‘hospital de sangre’ lo que fue aceptado. Pero al fin los heridos fueron atendidos en casas particulares o llevados a la capital”. Citando a uno de los pioneros, el padre Allavena, quien falleció a los 33 años, dijo que “todo Paysandú lo lloró”.
No omitió el aporte del observatorio meteorológico del colegio, la fundación de una incipiente “escuela industrial” que no prosperó, lo que “hubiera servido a mucha gente y sobre todo a Paysandú”; el museo de historia natural por la presencia del salesiano Lino Carabajal, continuado entre otros por los padres Baldomero Vidal, quien desechó la tesitura del “Padre Sandú” como origen del nombre que identifica a nuestro departamento, y el recordado Alfredo Merlino.
La creación en 1907 del Centro Allavena; el Liceo del Rosario que se logró en enero de 1911, autorizado entonces por la Universidad de la República “o sea que estamos celebrando sus cien años ya que se constituyó en el primero habilitado en el interior del país”.
Rivero Horta desgranó una serie de anécdotas, todas valiosas, de la trayectoria de los salesianos en Paysandú.
“La obra madre de los salesianos de Don Bosco, fue el oratorio, donde trescientos o cuatrocientos jóvenes se reúnen a jugar tras una pelota”, otorgando al padre Horacio Meriggi la responsabilidad de su implantación y desarrollo, también con el aporte social de los sindicatos agrícolas y las cajas populares.
En referencia al padre Luis Testa, quien promovió el Barrio Obrero, primero de su tipo en el país y a partir del cual se creó INVE, dijo: “aprovechando que estamos en la Junta y se encuentra el intendente, sería bueno que tan siquiera una callecita del mismo lleve su nombre”.
“Puedo afirmar sin temor a equivocarnos, que Paysandú hoy no sería el mismo sin la presencia de los salesianos”, sostuvo Rivero Horta.

(Texto tomado del diario "El Telégrafo". Fotos: Andrés Sanchez)

viernes, 25 de marzo de 2011

130 años de la Congregación Salesiana en Paysandú

Colegio Don Bosco de Paysandú.
El primero del mundo que llevó el nombre del fundador de los Salesianos,
autorizado por el mismo
La Junta Departamental de Paysandú realiza hoy un homenaje a la Congregación Salesiana, con motivo de sus 130 años de presencia en la ciudad.
El mismo tendrá lugar en la Sala de Sesiones de la corporación, a la hora 19:30.
Hará uso de la palabra el reconocido historiador sanducero Prof. José Rivero Horta.

La Anunciación - En el día del Niño por Nacer: Oración por la Vida


Oración por la Vida

Oh María,
aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida;
mira Madre, el número inmenso
de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas
de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia
o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu Hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo
como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo
con solícita constancia para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.

Juan Pablo II

jueves, 24 de marzo de 2011

Mons. Roberto saluda desde Emaús

Desde Emaús, a donde ha llegado en su peregrinación a Tierra Santa, nos envía su saludo Mons. Roberto. Nuestro obispo emérito está acompañado por Gigi y Pierina, un matrimonio italiano, perteneciente al movimiento de los Focolares. Gigi y Pierina estuvieron un mes en la ciudad de Treinta y Tres hace algún tiempo, con motivo de la entrega de una ayuda desde Italia para la capilla San Francisco Javier.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Requiem por Juan Pablo II - del compositor uruguayo Carlos Aznárez

El 22 de noviembre de 2007, día de Santa Cecilia, patrona de la música, fue estrenada en la Catedral de Montevideo la obra Réquiem in Memoriam Juan Pablo II, del compositor uruguayo Carlos Aznárez.
La presentación contó con la actuación de Rita Contino, Graciela Lassner, Juan Carlos Valls, Orquesta Sinfónica Juvenil del MEC, Coro de la ENAL con la dirección coral de Rosemarie Rodríguez, y dirección general del Mtro. Paolo Rigolín, con la producción de Esteban Tettamantti.
Sus partes: Introito, Kyrie, Dies Irae, Offertorium, Sanctus, Pie Jesu y Agnus Dei.







martes, 22 de marzo de 2011

Comenzó la asamblea de la Conferencia Episcopal del Uruguay




Ayer a mediodía se inició en Florida la asamblea ordinaria de la Conferencia Episcopal del Uruguay.
La reunión se inició con un retiro predicado por Mons. Orlando Romero, obispo emérito de Canelones.
Por la tarde, los obispos tuvieron un intercambio fraterno de sus vivencias e inquietudes pastorales, culminando la jornada con la celebración de la Eucaristía.
En la mañana de hoy, la asamblea recibió, como es habitual, la visita del Sr. Nuncio Apostólico en el Uruguay, Mons. Anselmo Guido Pecorari.
La tarde estuvo dedicada a escuchar informes e intercambiar ideas con los responsables de Pastoral Social - Cáritas Uruguaya.

lunes, 21 de marzo de 2011

¡Mons. Cáceres en Belén!

Vía sms nos han llegado noticias de Mons. Roberto.
Cumpliendo su anhelo, el 17 partió desde Italia hacia Tierra Santa, en una peregrinación, y bien acompañado por Gigi y Pierina, gente querida y conocida de Brescia.
Hoy nos llegan noticias de que está visitando Belén: "Todo bien. Mons. agradece y los recuerda en la oración, y envía un abrazo para todos".

domingo, 20 de marzo de 2011

Confirmaciones y fiesta patronal en San José Obrero, Treinta y Tres







Treinta y ocho jóvenes y adultos de la Parroquia San José, de la ciudad de Treinta y Tres, recibieron ayer el Sacramento de la Confirmación de manos de Mons. Heriberto, el obispo de Melo.
Concelebraron con el obispo el P. Luis Arturo, párroco de San José y el P. Gabriel, párroco de El Salvador, en la misma ciudad. Junto a ellos, el nuevo diácono José Reinaldo y el seminarista Juan Fernando.
En su homilía el obispo enmarcó esta celebración en el año del Bicentenario del proceso de emancipación oriental, el primer año del novenario que inicia la diócesis de Melo hacia 2009, cuando se cumplirán cien años de la llegada del primer obispo, Mons. José Marcos Semería, la fiesta patronal de la parroquia y el lanzamiento del año pastoral bajo el lema "Te alabo, Padre, porque has revelado estas cosas a los pequeños y sencillos".
Mons. Heriberto exhortó a los confirmados a seguir a Jesús, escuchando atentos su Palabra bajo la guía del Espíritu Santo, y a vivir como verdaderos discípulos misioneros del Resucitado.

Misa en los 108 años de Vergara





Acompañado por el P. David, vicario parroquial de Vergara y el diácono Luis, de Charqueada, Mons. Heriberto celebró hoy, en la plaza de Vergara una Misa en Acción de Gracias por los 108 años de fundación de la ciudad.
El obispo recordó a los que fueron configurando la ciudad desde sus orígenes: los originarios de la zona, los que llegaron de lejos y se quedaron, los que en algún momento pasaron pero dejaron sus huellas.
Mons. Heriberto invitó a los fieles a considerar la vida cristiana como un caminar, donde podemos encontrar un lugar en el mundo donde establecernos, pero sabiendo que somos aquí peregrinos hacia una Patria definitiva, en la vida eterna que el Padre quiere regalarnos. Esa vida que se manifiesta en la Pascua de Jesús, que nos preparamos a celebrar.
Al final de la celebración eucaristica, Jorge Muniz, vecino de Vergara, leyó estas palabras en nombre de la comunidad: 

Quiero ser el portavoz de todos los vergarenses y en ese caso, brindar un eterno reconocimiento a todos aquellos patriotas que, en el amanecer del 28 de febrero de 1811 echaron al vuelo la semilla arisca y libertaria del "Grito de Asencio".
Vaya también mis palabras, el reconocimiento generoso para don José Fernández Vergara, el fundador de este pago, quien donara desinteresadamente el terreno donde hoy se asienta nuestra parroquia y a todos aquellos que de una forma u otra, contribuyeron a edificar, sustentar y enaltecer lo que hoy es esta ciudad de Vergara.
Rogamos, pues, por el eterno descanso de sus almas, e invocamos la misericordia divina de nuestro Señor para quienes, desde lo más sencillo de sus existencias, ofrendaron un legado irrevocable para el prójimo, cimentando con ello la historia y la cultura del suelo oriental.

viernes, 18 de marzo de 2011

Postal Mariana desde Tocumén

Virgen Lauretana,
Patrona de los Aviadores,
Capilla Aeropuerto Tocumén
Regresando de la reunión de Secretarios Generales de Conferencias Episcopales de América Latina y el Cariba, esta mañana llegué al aeropuerto de Tocumén, en Panamá, dispuesto a pasar el día hasta tomar mi vuelo de regreso, lo que será, a esta altura en hora y media...
A la venida noté que en el aeropuerto había una hermosa capilla y, pensando en este largo día (me levanté a las 3:30 de la mañana) pensé cómo podía hacer para celebrar aquí la Eucaristía.
Consulté al Obispo secretario de la Conferencia Episcopal de Panamá, Mons. Pablo Varela, y él envió un mail al arzobispo, quien - lo supe después - inauguró esta capilla en febrero de este año.
Es así que cuando llegué, una amable funcionaria me esperaba, me llevó al Salón Diplomático y me conectó con las personas que me podían acompañar en la Misa.
Un ingeniero y una funcionaria llamada Rosalía me acompañaron, me abrieron la sacristía, perfectamente equipada y estuvieron en la celebración, a la que se sumaron algunos viajeros: una religiosa y varios hombres y mujeres.

Al final de la misa rezamos la oración de Juan Pablo II que les transcribo abajo.
+ Heriberto

Oración para los viajes en avión
Señor, nuestro Dios,
que caminas sobre las alas del viento,
cuya gloria cuentan los cielos,
nosotros te bendecimos y te glorificamos en todas tus obras,
porque en tu infinita sabiduría
has confiado al hombre realizar cosas bellas y grandes.
Atiende la oración que dirigirmos por intercesión de María,
Virgen Lauretana:
los aviones que surcan el cielo
propaguen más lejos en el espacio
la alabanza de tu nombre
y sirvan a los hombres para desarrollar más velozmente
su laboriosa actividad.
Que con tu bendición pilotos, técnicos, auxiliares,
obren con sabia prudencia 
a fin de que cuantos viajan en el aire,
superado todo peligro,
alcancen felizmente la meta que nos espera.
Por Jesucristo Nuestro Señor,
Amén.

Culminó reunión de Secretarios Generales de Conferencias Episcopales - CELAM


jueves, 17 de marzo de 2011

Bogotá: Imágenes de la reunión de Secretarios de Conferencias Episcopales

El grupo de participantes
Plenario. El tercero, de espaldas, Mons. Heriberto
Un momento de trabajo
La Eucaristía, comienzo de cada jornada
Mons. Heriberto prestó un servicio en la liturgia

miércoles, 16 de marzo de 2011

Una visita a "El Minuto de Dios"

El retrato de Rafael García Herreros, con su camisa negra de cuello romano, que lo identifica como sacerdote, revestido con una ruana que lo abriga pero también lo identifica con la gente de las orillas de Bogotá donde empezó su obra, aparece en todos los centros de "El Minuto de Dios" que visitamos esta tarde.
Con los secretarios de las 22 conferencias episcopales de América Latina y el Caribe, reunidos esta semana en Bogotá, visitamos esta tarde el lugar donde comenzó la obra creada por el P. García Herreros (1909-1992), sacerdote de la Congregación de Jesús y María (Padres Eudistas).
"El Minuto de Dios" comenzó siendo, simplemente, un programa radial, en la ciudad de Cartagena. En 1946, el sacerdote lo inició como "La hora de Dios", pero en 1950 lo redujo al minuto del que tomó su nombre. En 1955 el programa comenzó también a realizarse en televisión. A partir del programa, el P. García Herreros inició campañas de promoción humana para llevar una vida más digna a los pobres de Colombia.
La vivienda fue una de las primeras preocupaciones, y así se construyó el barrio "El Minuto de Dios". El programa de radio le permitió llamar a la generosidad de los más pudientes, presentar necesidades concretas y también mostrar los primeros resultados. Luego surgió otra idea para recabar fondos: "El banquete del millón", al que el sacerdote llamó "el más caro y el más pobre del mundo". Ticket caro, para recibir sólo un vaso de vino y un pancito.
Actualmente más de 60.000 viviendas han sido construidas en diferentes lugares de Colombia. Construcción con la colaboración de los destinatarios y acompañadas de un trabajo social educativo.
Casas del primer barrio construido.
 Sin embargo, la obra siguió creciendo y expandiéndose en diferentes direcciones, creando las instituciones necesarias para sostenerlas. En nuestra visita de hoy estuvimos en primer lugar en la radio, que sostiene una programación en vivo las 24 horas, con el aporte de numerosos voluntarios.

 
Luego de la radio estuvimos en la librería (una de las muchas extendidas por toda Colombia)

Pero una preocupación fundamental de García Herrero, al ver resuelto el problema de la vivienda para muchas familias, fue la educación. Para explicar su manera de entender la liberación del hombre, diseñó un mural en el que destacaban gruesas cadenas, cortadas en tres puntos. En el primero estaba representada la Trinidad: la presencia de Dios, primer elemento liberador. En los otros dos, los libros (la educación) y las herramientas (el trabajo). La primaria llevó a la secundaria, buscando siempre una educación de calidad... pero ¿de qué serviría si los jóvenes no podían ingresar a la Universidad? Así llegaría la Universidad Minuto de Dios, inaugurada en el año de su muerte, punto culminante de una obra que se ha extendido en múltiples direcciones, pero apuntando siempre al desarrollo integral de la persona, en el espíritu indicado por Pablo VI en Populorum Progressio: "pasar de condiciones menos humanas a condiciones más humanas".

Una cooperativa de crédito forma parte de la obra:
Financia los cursos en la Universidad y
la construcción de viviendas.

Una postal desde Bogotá


El viernes pasado llegué a la capital de Colombia. Una ciudad que cuenta ya 9.000.000 de habitantes, con algunas de sus avenidas principales bloqueadas o estrechadas por la construcción de un ambicioso proyecto de transporte colectivo, el Transmilenio. La obra, que ya vi iniciada en diciembre de 2009, avanza lentamente debido a problemas no precisamente técnicos, sino de corrupción. La ciudad ha regulado la circulación de los automóviles. De acuerdo al número de matrícula del vehículo, sólo se puede circular determinados días de la semana. De esta forma, cada día sale a la calle sólo el 60% de los autos de Bogotá. Si aún así las vías aparecen colapsadas, uno no puede imaginar cómo sería si saliera el 100%.

En el aeropuerto me esperaba el P. Álvaro, quien, desde tiempos de Mons. Luis, es el referente de nuestra diócesis para la venida de seminaristas colombianos. Me condujo a mi alojamiento, en casa de los Padres Paulinos, frente a la Universidad San Buenaventura, donde él tiene sus clases.
En la tarde me invitó a hablar sobre Uruguay a sus estudiantes, laicos y laicas que siguen un curso de formación de Profesores de Religión. El aspecto de Uruguay que más interesaba era nuestro proceso de secularización, una realidad sumamente llamativa para Colombia.

El sábado por la mañana y parte de la tarde tuve entrevistas con cuatro interesados en explorar la posibilidad de venir a Uruguay. Dos jóvenes que están terminando sus estudios teológicos, ambos en proceso de dejar congregaciones religiosas y orientarse hacia el clero diocesano, y dos hombres que han terminado ya su teología, manifiestan una vocación sacerdotal y están abiertos a ver si esa vocación puede encontrar su lugar fuera de Colombia.

En la tarde celebré la Eucaristía en la capilla de los Paulinos. Una pequeña capilla, colmada.

El domingo el P. Álvaro me llevó a almorzar en La Calera, un poblado en las afueras de Bogotá, en zona más alta, desde donde se puede ver la gran ciudad. Por la tarde, misa en la Capilla San Tarsicio, donde él celebra habitualmente. La iglesia también colmada, con una comunidad que participa activamente en la celebración.

El lunes, luego de una mañana tranquila en los Paulinos, mi anfitrión me dejó en la sede del CELAM para una reunión con el Secretario y el Secretario adjunto, mirando hacia la próxima asamblea del CELAM que se realizará en Montevideo en mayo, y donde, como secretario de la Conferencia Episcopal del Uruguay, me toca un activo papel de anfitrión. Afortunadamente, pudimos trabajar muy bien y resolver varios detalles.

En la tardecita, más de una hora de traslado desde la sede del CELAM hasta la sede de la Conferencia Episcopal Colombiana, lugar de la reunión de Secretarios a la que he venido, confirma una vez más lo difícil que es circular en Bogotá...

Ayer de mañana comenzamos nuestra reunión de Secretarios. Hemos trabajado intensamente. Esta tarde vamos a visitar la obra "El Minuto de Dios". Creo que va a haber mucho para contar...

+ Heriberto

Tres de los seminaristas colombianos que
manifestaron su deseo de conocer el Uruguay

martes, 15 de marzo de 2011

CELAM: Reunión de Secretarios Generales de América Latina y el Caribe


(DECOS CELAM, Bogotá, 15 de marzo de 2010). Comenzó la reunión de los Secretarios Generales de América Latina y el Caribe con el deseo de profundizar en la Misión y preparar la Asamblea Ordinaria del CELAM

DECOS CELAM. Con el objetivo de “retomar aspectos de la Misión Continental, asumir la Exhortación Apostólica Verbum Domini y preparar la próxima Asamblea Ordinaria de Montevideo”, se instaló el encuentro anual de Secretarios Generales de las Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe, organizado por la Secretaría General del CELAM.

La reunión que se lleva a cabo del 15 al 17 de marzo, en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia, cuenta con la presencia de los ejecutivos de los Departamentos y Centros del CELAM.

Cuatro grandes bloques serán desarrollados durante la reunión en la que se recuerda la importancia que “todos los bautizados renueven su fe” y la urgencia de tomar conciencia sobre vivir la Misión como el gran desafío que planteó Aparecida. De ahí que se vislumbra un nuevo amanecer, por lo que se propone realizar encuentros regionales para conocer cómo va la Misión Continental.

Un segundo bloque lo constituye la reflexión en torno a la Exhortación Apostólica post sinodal “Verbum Domini” en donde se nos recuerda que la Palabra de Dios debe ser fuente transversal en la tarea pastoral y evangelizadora de la Iglesia. El tercer bloque permitirá a los participantes conocer algunos lineamientos y propuestas de renovación y reestructuración del CELAM, haciendo eco de la insistencia de Aparecida en “abandonar las estructuras caducas”.

Un cuarto bloque centrará la atención en la organización y preparación de la Asamblea Ordinaria del CELAM, asamblea electiva en la que se presentarán los informes del cuatrienio 2007-2011 y se nombrarán los nuevos directivos para el cuatrienio 2011-2015.

Con la celebración eucarística presidida por Monseñor José Leopoldo González González, Obispos auxiliar de Guadalajara y Secretario General del CELAM, se dio apertura a la reunión que congrega a las 22 Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe.

Obispos japoneses: “Nuestra misión es mantener viva la esperanza”

Piden las oraciones de los cristianos de todo el mundo

Mons. Martin Tetsuo Hiraga
Obispo de Sentai
TOKIO, lunes 14 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Tras el terrible terremoto y el tsunami que han devastado Japón, todos, empezando por la Iglesia Católica, están trabajando para llevar ayuda a las víctimas de la tragedia.
En este contexto, los obispos japoneses quieren estar en primera línea para “mantener viva la llama de la esperanza”, afirmó a la agencia vaticana Fides monseñor Martin Tetsuo Hiraga, obispo de Sendai, la diócesis más afectada.
“La situación es muy difícil. Aún no podemos comprender la magnitud del desastre”, confesó. “Las noticias son fragmentarias. Mi diócesis es muy grande y abarca cuatro prefecturas civiles, a lo largo de 500 km de costa, en el norte de la isla de Honshu, la más grande del archipiélago japonés. El tsunami ha afectado a más de 300 km de costa”.
“No sabemos aún cuántas personas han muerto ni cuántos son los desaparecidos y los desplazados. No sabemos si entre éstos hay fieles católicos”, reconoció el prelado.
Dada la incertidumbre, “es aún difícil decir qué se puede hacer, cómo ayudar”. “La gente está agotada y desorientada. El impacto material y emotivo sobre la sociedad ha sido muy fuerte”.
“Están llegando autos y voluntarios de todo el Japón. Se necesita la unidad y la buena voluntad de todos”, añadió.
“Nosotros, los católicos de la diócesis de Sendai, somos poco más de diez mil, un pequeño rebaño. Pero seguimos rezando por las víctimas y haremos lo posible para llevar alivio, para dar testimonio, en este momento de sufrimiento, del mensaje de amor de Cristo”.
Los obispos japoneses, explicó monseñor Hiraga, se encontrarán este miércoles en Sendai para decidir qué estrategia adoptar.
Procesando información sobre
personas desaparecidas
“Debemos aconsejarnos sobre cómo actuar. Mientras tanto confiamos en Dios y pedimos la oración de todos los cristianos del mundo”.
“Hemos recibido el mensaje del Santo Padre y le damos gracias por sus palabras, que nos infunden valor y esperanza. Hoy esta es nuestra misión específica: ayudar a la nación a volver a elevar los ojos al Cielo, y a mantener viva la llama de la esperanza”.
La diócesis de Sendai tiene oficialmente 10.944 bautizados, que representan el 0,15% de la población (más de 7,2 millones) del territorio.
Tiene 53 parroquias y 13 casas misioneras, servidas por 27 sacerdotes diocesanos y 19 sacerdotes religiosos, 5 religiosos legos y 262 monjas.
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Catedral de Sendai
La Iglesia Católica en Japón.
La superficie total de Japón es de 374,744 km², más o menos el doble de la de Uruguay. Sobre ese espacio viven 127.333.000 personas.
Un 84 % de los habitantes son de religión sintoísta o budista. El 16 % restante adhiere a otras religiones. Los cristianos son el 0,7 % de la población; 0,5 % católicos (509.000) y 0,2 % de otras denominaciones.
Hay 16 diócesis, incluyendo 3 arquidiócesis con 1589 sacerdotes y 848 parroquias en el país.

sábado, 12 de marzo de 2011

Carta abierta a la Senadora Mónica Xavier

El P. Juan Algorta SDB me ha hecho llegar esta carta abierta de la Asociación Down del Uruguay. Creo que es el del mayor interés.

Domingo 13 de marzo de 2011
Carta abierta a la Sra. Senadora de la República Mónica Xavier
De nuestra consideración:
En virtud de la difusión del contenido del proyecto de ley que Ud. impulsa basado en la idea de alcanzar una ley que despenalice el aborto y que tiene como pilar fundamental la no justificación de la decisión de interrumpir el embarazo por parte de la mujer, y que se posibilite la interrupción del mismo aún después de las 12 semanas de gestación si se detecta que el feto tiene malformaciones físicas o incluso Síndrome de Down:
La ASOCIACION DOWN DEL URUGUAY la invita a Ud. a una reunión a los efectos de informarle acerca de las características de las personas con síndrome de Down, sus potencialidades, logros y sobre todo acerca de sus derechos plasmados en la ley nacional Nº 18.651, votada por nuestro Parlamento Nacional el día 09 de febrero del año 2010 (ley que aún está sin reglamentar en muchos de sus artículos), y por la Convención Internacional sobre los Derechos de las personas con discapacidad votada en la Asamblea General de la ONU en Diciembre del año 2006, Convención a la cual nuestro país firmó su adhesión y se comprometió a respetar en todos sus principios y derechos contenidos en la misma, incluido entre ellos el Artículo 10:
“Derecho a la vida
Los Estados Partes reafirman el derecho inherente a la vida de todos los seres humanos y adoptarán todas las medidas necesarias para garantizar el goce efectivo de ese derecho por las personas con discapacidad en igualdad de condiciones con las demás.”
El aborto en razón de la discapacidad viola el propósito u objeto del Tratado, viola la prohibición de discriminación por motivo de discapacidad establecida en la Convención, viola los principios generales que establece la Convención para su interpretación y aplicación, y viola el derecho a la vida de las personas con discapacidad, reconocido en la Convención.
Si bien reconocemos que cada persona es libre de tomar sus propias decisiones también creemos que es responsabilidad de todos que lo haga en un pleno conocimiento de las potencialidades que tienen las personas con síndrome de Down basándose esas decisiones en información real, fidedigna y no en estereotipos y estigmas colectivos que ya van caducando en muchos países pero que en el nuestro aún, quizás por falta de información, están muy arraigados.
En palabras del Dr. Jesús Florez: “Como bien afirman Parens y Asch en un artículo emblemático, las decisiones de los padres ante el diagnóstico prenatal estarán bien informadas -es decir, los ejercicios de libertad serán auténticos- sólo cuando las personas que conforman nuestra sociedad se avengan a aprender lo que de verdad la discapacidad significa, tanto para los propios individuos como para las familias. … El progreso auténtico consiste en aceptar con amor a ese ser humano y contribuir a que desarrolle sus reales e inagotables capacidades.”
Por lo anteriormente expuesto, expresamos nuestro total desacuerdo en fundamentar como motivo para el aborto la confirmación del diagnóstico de Síndrome de Down.
Agradeciendo la lectura de nuestra carta y esperando pronta respuesta, saludamos cordialmente:
Por ASOCIACION DOWN DEL URUGUAY Comisión Directiva: Arq. Sergio Parodi – Presidente; Sra. Pastora Ballesteros – Vicepresidente; Srta. Laura Piñero – Secretaria; Lic. Jesshie Toledo – Pro Secretaria; Sra. Mary Falciani – Tesorera= - www.downuruguay.org (Tel. contacto Sede Central 29243908 – Centro de información Terminal Tres Cruces 24097299).

miércoles, 9 de marzo de 2011

Homilía de Benedicto XVI en el Miércoles de Ceniza

Queridos hermanos y hermanas
comenzamos hoy el tiempo litúrgico de la Cuaresma con el sugerente rito de la imposición de las cenizas, a través del cual queremos asumir el compromiso de convertir nuestro corazón hacia los horizontes de Gracia. En general, en la opinión común, este tiempo corre el riesgo de ser connotado por la tristeza, por la oscuridad de la vida. En cambio, es un don precioso de Dios, es un tiempo fuerte y denso de significados en el camino de la Iglesia, es el itinerario hacia la Pascua del Señor. Las lecturas bíblicas de la celebración de hoy nos ofrecen indicaciones para vivir en plenitud esta experiencia espiritual.
“Volved a mí de todo corazón (Jl 2,12). En la primera lectura, tomada del libro del profeta Joel, hemos escuchado estas palabras con las que Dios invita al pueblo judío a un arrepentimiento sincero y no aparente. No se trata de un a conversión superficial y transitoria, sino más bien de un itinerario espiritual que tiene que ver profundamente con las actitudes de la conciencia y que supone un sincero propósito de arrepentimiento. El profeta parte de la plaga de la invasión de las langostas que se había abatido sobre el pueblo destruyendo las cosechas, para invitar a una penitencia interior, a rasgarse el corazón y no las vestiduras (cfr 2,13). Se trata, por tanto, de poner en práctica una actitud de conversión auténtica a Dios – volver a Él –, reconociendo su santidad, su poder, su majestad. Y esta conversión es posible porque Dios es rico en misericordia y grande en el amor. La suya es una misericordia regeneradora, que crea en nosotros un corazón puro, renueva en el interior un espíritu firme, restituyéndonos la alegría de la salvación (cfr Sal 50,14). Dios, de hecho, no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva (cfr Ez 33,11). Así el profeta Joel ordena, en nombre del Señor que se cree un ambiente penitencial propicio: es necesario sonar la trompeta, convocar la reunión, despertar las conciencias. El periodo cuaresmal nos propone este ámbito litúrgico y penitencial: un camino de cuarenta días donde experimentar de modo eficaz el amor misericordioso de Dios. Hoy resuena para nosotros la llamada “Volved a mi con todo el corazón”; hoy somos nosotros los llamados a convertir nuestro corazón a Dios, conscientes siempre de no poder llevar a cabo nuestra conversión nosotros solos, con nuestras fuerzas, porque es Dios quien nos convierte. Él nos ofrece una vez más su perdón, invitándonos a volver a Él para darnos un corazón nuevo, purificado del mal que lo oprime, para hacernos tomar parte en su alegría. Nuestro mundo necesita ser convertido por Dios, necesita de su perdón, de su amor, necesita un corazón nuevo.
“Dejaos reconciliar con Dios” (2Cor 5,20). En la segunda lectura, san Pablo nos ofrece otro elemento en el camino de la conversión. El Apóstol invita a quitar la mirada de él y a dirigir en cambio la atención hacia quien le ha enviado y hacia el contenido del mensaje que trae: “Nosotros somos, por tanto, embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los hombres por medio nuestro. Por eso, os suplicamos en nombre de Cristo: Dejaos reconciliar con Dios” (ibid.). Un embajador repite lo que ha oído pronunciar a su Señor y habla con la autoridad y dentro de los límites que ha recibido. Quien desempeña el oficio de embajador no debe atraer el interés sobre sí mismo, sino que debe ponerse al servicio del mensaje que tiene que transmitir y de quien le ha mandado. Así actúa san Pablo al desempeñar su ministerio de predicador de la Palabra de Dios y de Apóstol de Jesucristo. Él no se echa atrás frente a la tarea recibida, sino que la lleva a cabo con dedicación total, invitando a abrirnos a la Gracia, a dejar que Dios nos convierta: “Y porque somos sus colaboradores – escribe –, os exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios” (2Cor 6,1). “Ahora bien, la llamada de Cristo a la conversión – nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica – sigue resonando en la vida de los cristianos. [...]es una tarea ininterrumpida para toda la Iglesia que 'recibe en su propio seno a los pecadores' y que siendo 'santa al mismo tiempo que necesitada de purificación constante,busca sin cesar la penitencia y la renovación' (LG 8). Este esfuerzo de conversión no es sólo una obra humana. Es el movimiento del 'corazón contrito' (Sal 51,19), atraído y movido por la gracia (cf Jn 6,44; 12,32) a responder al amor misericordioso de Dios que nos ha amado primero (cf 1 Jn 4,10)” (n. 1428). San Pablo habla a los cristianos de Corinto, pero a través de ellos pretende dirigirse a todos los hombres. Todos de hecho tienen necesidad de la gracia de Dios, que ilumine la mente y el corazón. Y el Apóstol añade: “Este es el tiempo favorable, este es el día de la salvación” (2Cor 6,2). Todos pueden abrirse a la acción de Dios, a su amor; con nuestro testimonio evangélico, los cristianos debemos ser un mensaje viviente, al contrario, en muchos casos somos el único Evangelio que los hombres de hoy leen aún. Esta es nuestra responsabilidad, tras las huellas de san Pablo, he ahí un motivo más para vivir bien la Cuaresma: ofrecer el testimonio de la fe vivida a un mundo en dificultad que necesita volver a Dios, que tiene necesidad de conversión.
“Tened cuidado de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos” (Mt 6,1). Jesús, en el Evangelio de hoy, relee las tres obras fundamentales de piedad previstas por la ley mosaica. La limosna, la oración y el ayuno caracterizan al judío observante de la ley. Con el paso del tiempo, estas prescripciones habían sido manchadas por la herrumbre del formalismo exterior, o incluso se habían transformado en un signo de superioridad. Jesús pone en evidencia en estas tres obras de piedad una tentación común. Cuando se realiza algo bueno, casi instintivamente nace el deseo de ser estimados y admirados por la buena acción, de tener una satisfacción. Y esto, por una parte nos cierra en nosotros mismos, y por la otra nos saca de nosotros mismos, porque vivimos proyectados hacia lo que los demás piensan de nosotros y admiran en nosotros. Al volver a proponer estas prescripciones, el Señor Jesús no pide un respeto formal a una ley extraña al hombre, impuesta por un legislador severo como una carga pesada, sino que nos invita a redescubrir estas tres obras de piedad viviéndolas de modo más profundo, no por amor propio sino por amor de Dios, como medios en el camino de conversión a Él. Limosna, oración y ayuno: es el trazado de la pedagogía divina que nos acompaña, no solo en Cuaresma, hacia el encuentro con el Señor Resucitado; un trazado que recorrer sin ostentación, en la certeza de que el Padre celeste sabe leer y ver también en el secreto de nuestro corazón.
Queridos hermanos y hermanas, comencemos confiados y gozosos este itinerario cuaresmal. Cuarenta días nos separan de la Pascua; este tiempo “fuerte” del año litúrgico es un tiempo propicio para atender, con mayor empeño, a nuestra conversión, para intensificar la escucha de la Palabra de Dios, la oración y la penitencia, abriendo el corazón a la dócil acogida de la voluntad divina, para una práctica más generosa de la mortificación, gracias a la cual ir más ampliamente en ayuda del prójimo necesitado: un itinerario espiritual que nos prepara a revivir el Misterio Pascual.
Que María, nuestra guía en el camino cuaresmal, nos conduzca a un conocimiento cada vez más profundo de Cristo, muerto y resucitado, nos ayude en el combate espiritual contra el pecado, nos sostenga al invocar con fuerza: Converte nos, Deus salutaris noster – Conviértenos a Ti, oh Dios, nuestra salvación”. ¡Amen!

Mensaje de Cuaresma del Papa Benedicto XVI

MENSAJE DEL SANTO PADRE
BENEDICTO XVI
PARA LA CUARESMA 2011
«Con Cristo sois sepultados en el Bautismo,
con él también habéis resucitado»
(cf. Col 2, 12)

Queridos hermanos y hermanas:
La Cuaresma, que nos lleva a la celebración de la Santa Pascua, es para la Iglesia un tiempo litúrgico muy valioso e importante, con vistas al cual me alegra dirigiros unas palabras específicas para que lo vivamos con el debido compromiso. La Comunidad eclesial, asidua en la oración y en la caridad operosa, mientras mira hacia el encuentro definitivo con su Esposo en la Pascua eterna, intensifica su camino de purificación en el espíritu, para obtener con más abundancia del Misterio de la redención la vida nueva en Cristo Señor (cf. Prefacio I de Cuaresma).
1. Esta misma vida ya se nos transmitió el día del Bautismo, cuando «al participar de la muerte y resurrección de Cristo» comenzó para nosotros «la aventura gozosa y entusiasmante del discípulo» (Homilía en la fiesta del Bautismo del Señor, 10 de enero de 2010). San Pablo, en sus Cartas, insiste repetidamente en la comunión singular con el Hijo de Dios que se realiza en este lavacro. El hecho de que en la mayoría de los casos el Bautismo se reciba en la infancia pone de relieve que se trata de un don de Dios: nadie merece la vida eterna con sus fuerzas. La misericordia de Dios, que borra el pecado y permite vivir en la propia existencia «los mismos sentimientos que Cristo Jesús» (Flp 2, 5) se comunica al hombre gratuitamente.
El Apóstol de los gentiles, en la Carta a los Filipenses, expresa el sentido de la transformación que tiene lugar al participar en la muerte y resurrección de Cristo, indicando su meta: que yo pueda «conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos» (Flp 3, 10-11). El Bautismo, por tanto, no es un rito del pasado sino el encuentro con Cristo que conforma toda la existencia del bautizado, le da la vida divina y lo llama a una conversión sincera, iniciada y sostenida por la Gracia, que lo lleve a alcanzar la talla adulta de Cristo.
Un nexo particular vincula al Bautismo con la Cuaresma como momento favorable para experimentar la Gracia que salva. Los Padres del Concilio Vaticano II exhortaron a todos los Pastores de la Iglesia a utilizar «con mayor abundancia los elementos bautismales propios de la liturgia cuaresmal» (Sacrosanctum Concilium, 109). En efecto, desde siempre, la Iglesia asocia la Vigilia Pascual a la celebración del Bautismo: en este Sacramento se realiza el gran misterio por el cual el hombre muere al pecado, participa de la vida nueva en Jesucristo Resucitado y recibe el mismo espíritu de Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos (cf. Rm 8, 11). Este don gratuito debe ser reavivado en cada uno de nosotros y la Cuaresma nos ofrece un recorrido análogo al catecumenado, que para los cristianos de la Iglesia antigua, así como para los catecúmenos de hoy, es una escuela insustituible de fe y de vida cristiana: viven realmente el Bautismo como un acto decisivo para toda su existencia.
2. Para emprender seriamente el camino hacia la Pascua y prepararnos a celebrar la Resurrección del Señor —la fiesta más gozosa y solemne de todo el Año litúrgico—, ¿qué puede haber de más adecuado que dejarnos guiar por la Palabra de Dios? Por esto la Iglesia, en los textos evangélicos de los domingos de Cuaresma, nos guía a un encuentro especialmente intenso con el Señor, haciéndonos recorrer las etapas del camino de la iniciación cristiana: para los catecúmenos, en la perspectiva de recibir el Sacramento del renacimiento, y para quien está bautizado, con vistas a nuevos y decisivos pasos en el seguimiento de Cristo y en la entrega más plena a él.
El primer domingo del itinerario cuaresmal subraya nuestra condición de hombre en esta tierra. La batalla victoriosa contra las tentaciones, que da inicio a la misión de Jesús, es una invitación a tomar conciencia de la propia fragilidad para acoger la Gracia que libera del pecado e infunde nueva fuerza en Cristo, camino, verdad y vida (cf. Ordo Initiationis Christianae Adultorum, n. 25). Es una llamada decidida a recordar que la fe cristiana implica, siguiendo el ejemplo de Jesús y en unión con él, una lucha «contra los Dominadores de este mundo tenebroso» (Ef 6, 12), en el cual el diablo actúa y no se cansa, tampoco hoy, de tentar al hombre que quiere acercarse al Señor: Cristo sale victorioso, para abrir también nuestro corazón a la esperanza y guiarnos a vencer las seducciones del mal.
El Evangelio de la Transfiguración del Señor pone delante de nuestros ojos la gloria de Cristo, que anticipa la resurrección y que anuncia la divinización del hombre. La comunidad cristiana toma conciencia de que es llevada, como los Apóstoles Pedro, Santiago y Juan «aparte, a un monte alto» (Mt 17, 1), para acoger nuevamente en Cristo, como hijos en el Hijo, el don de la gracia de Dios: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle» (v. 5). Es la invitación a alejarse del ruido de la vida diaria para sumergirse en la presencia de Dios: él quiere transmitirnos, cada día, una palabra que penetra en las profundidades de nuestro espíritu, donde discierne el bien y el mal (cf. Hb 4, 12) y fortalece la voluntad de seguir al Señor.
La petición de Jesús a la samaritana: «Dame de beber» (Jn 4, 7), que se lee en la liturgia del tercer domingo, expresa la pasión de Dios por todo hombre y quiere suscitar en nuestro corazón el deseo del don del «agua que brota para vida eterna» (v. 14): es el don del Espíritu Santo, que hace de los cristianos «adoradores verdaderos» capaces de orar al Padre «en espíritu y en verdad» (v. 23). ¡Sólo esta agua puede apagar nuestra sed de bien, de verdad y de belleza! Sólo esta agua, que nos da el Hijo, irriga los desiertos del alma inquieta e insatisfecha, «hasta que descanse en Dios», según las célebres palabras de san Agustín.
El domingo del ciego de nacimiento presenta a Cristo como luz del mundo. El Evangelio nos interpela a cada uno de nosotros: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?». «Creo, Señor» (Jn 9, 35.38), afirma con alegría el ciego de nacimiento, dando voz a todo creyente. El milagro de la curación es el signo de que Cristo, junto con la vista, quiere abrir nuestra mirada interior, para que nuestra fe sea cada vez más profunda y podamos reconocer en él a nuestro único Salvador. Él ilumina todas las oscuridades de la vida y lleva al hombre a vivir como «hijo de la luz».
Cuando, en el quinto domingo, se proclama la resurrección de Lázaro, nos encontramos frente al misterio último de nuestra existencia: «Yo soy la resurrección y la vida... ¿Crees esto?» (Jn 11, 25-26). Para la comunidad cristiana es el momento de volver a poner con sinceridad, junto con Marta, toda la esperanza en Jesús de Nazaret: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo» (v. 27). La comunión con Cristo en esta vida nos prepara a cruzar la frontera de la muerte, para vivir sin fin en él. La fe en la resurrección de los muertos y la esperanza en la vida eterna abren nuestra mirada al sentido último de nuestra existencia: Dios ha creado al hombre para la resurrección y para la vida, y esta verdad da la dimensión auténtica y definitiva a la historia de los hombres, a su existencia personal y a su vida social, a la cultura, a la política, a la economía. Privado de la luz de la fe todo el universo acaba encerrado dentro de un sepulcro sin futuro, sin esperanza.
El recorrido cuaresmal encuentra su cumplimiento en el Triduo Pascual, en particular en la Gran Vigilia de la Noche Santa: al renovar las promesas bautismales, reafirmamos que Cristo es el Señor de nuestra vida, la vida que Dios nos comunicó cuando renacimos «del agua y del Espíritu Santo», y confirmamos de nuevo nuestro firme compromiso de corresponder a la acción de la Gracia para ser sus discípulos.
3. Nuestro sumergirnos en la muerte y resurrección de Cristo mediante el sacramento del Bautismo, nos impulsa cada día a liberar nuestro corazón del peso de las cosas materiales, de un vínculo egoísta con la «tierra», que nos empobrece y nos impide estar disponibles y abiertos a Dios y al prójimo. En Cristo, Dios se ha revelado como Amor (cf. 1 Jn 4, 7-10). La Cruz de Cristo, la «palabra de la Cruz» manifiesta el poder salvífico de Dios (cf. 1 Co 1, 18), que se da para levantar al hombre y traerle la salvación: amor en su forma más radical (cf. Enc. Deus caritas est, 12). Mediante las prácticas tradicionales del ayuno, la limosna y la oración, expresiones del compromiso de conversión, la Cuaresma educa a vivir de modo cada vez más radical el amor de Cristo. El ayuno, que puede tener distintas motivaciones, adquiere para el cristiano un significado profundamente religioso: haciendo más pobre nuestra mesa aprendemos a superar el egoísmo para vivir en la lógica del don y del amor; soportando la privación de alguna cosa —y no sólo de lo superfluo— aprendemos a apartar la mirada de nuestro «yo», para descubrir a Alguien a nuestro lado y reconocer a Dios en los rostros de tantos de nuestros hermanos. Para el cristiano el ayuno no tiene nada de intimista, sino que abre mayormente a Dios y a las necesidades de los hombres, y hace que el amor a Dios sea también amor al prójimo (cf. Mc 12, 31).
En nuestro camino también nos encontramos ante la tentación del tener, de la avidez de dinero, que insidia el primado de Dios en nuestra vida. El afán de poseer provoca violencia, prevaricación y muerte; por esto la Iglesia, especialmente en el tiempo cuaresmal, recuerda la práctica de la limosna, es decir, la capacidad de compartir. La idolatría de los bienes, en cambio, no sólo aleja del otro, sino que despoja al hombre, lo hace infeliz, lo engaña, lo defrauda sin realizar lo que promete, porque sitúa las cosas materiales en el lugar de Dios, única fuente de la vida. ¿Cómo comprender la bondad paterna de Dios si el corazón está lleno de uno mismo y de los propios proyectos, con los cuales nos hacemos ilusiones de que podemos asegurar el futuro? La tentación es pensar, como el rico de la parábola: «Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años... Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma”» (Lc 12, 19-20). La práctica de la limosna nos recuerda el primado de Dios y la atención hacia los demás, para redescubrir a nuestro Padre bueno y recibir su misericordia.
En todo el período cuaresmal, la Iglesia nos ofrece con particular abundancia la Palabra de Dios. Meditándola e interiorizándola para vivirla diariamente, aprendemos una forma preciosa e insustituible de oración, porque la escucha atenta de Dios, que sigue hablando a nuestro corazón, alimenta el camino de fe que iniciamos en el día del Bautismo. La oración nos permite también adquirir una nueva concepción del tiempo: de hecho, sin la perspectiva de la eternidad y de la trascendencia, simplemente marca nuestros pasos hacia un horizonte que no tiene futuro. En la oración encontramos, en cambio, tiempo para Dios, para conocer que «sus palabras no pasarán» (cf. Mc 13, 31), para entrar en la íntima comunión con él que «nadie podrá quitarnos» (cf. Jn 16, 22) y que nos abre a la esperanza que no falla, a la vida eterna.
En síntesis, el itinerario cuaresmal, en el cual se nos invita a contemplar el Misterio de la cruz, es «hacerme semejante a él en su muerte» (Flp 3, 10), para llevar a cabo una conversión profunda de nuestra vida: dejarnos transformar por la acción del Espíritu Santo, como san Pablo en el camino de Damasco; orientar con decisión nuestra existencia según la voluntad de Dios; liberarnos de nuestro egoísmo, superando el instinto de dominio sobre los demás y abriéndonos a la caridad de Cristo. El período cuaresmal es el momento favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger, con una sincera revisión de vida, la Gracia renovadora del Sacramento de la Penitencia y caminar con decisión hacia Cristo.
Queridos hermanos y hermanas, mediante el encuentro personal con nuestro Redentor y mediante el ayuno, la limosna y la oración, el camino de conversión hacia la Pascua nos lleva a redescubrir nuestro Bautismo. Renovemos en esta Cuaresma la acogida de la Gracia que Dios nos dio en ese momento, para que ilumine y guíe todas nuestras acciones. Lo que el Sacramento significa y realiza estamos llamados a vivirlo cada día siguiendo a Cristo de modo cada vez más generoso y auténtico. Encomendamos nuestro itinerario a la Virgen María, que engendró al Verbo de Dios en la fe y en la carne, para sumergirnos como ella en la muerte y resurrección de su Hijo Jesús y obtener la vida eterna.
Vaticano, 4 de noviembre de 2010
BENEDICTUS PP. XVI

martes, 8 de marzo de 2011

"Señor, aumenta nuestra fe" - Un itinerario para esta Cuaresma.

Miércoles de Ceniza:
Creer que Dios quiere nuestra conversión en lo profundo de nuestro corazón.
Tomar este tiempo de Cuaresma para profundizar nuestra relación con Cristo y nuestro conocimiento de Él y crecer en la fe, a través de la oración, la meditación de la Palabra, la reconciliación y la eucaristía. Un camino a recorrer personalmente y en comunidad.

Domingo I: Jesús tentado en el desierto
Mt 4,1-11
Creer que Dios nos fortalece.
La fe se ejerce en medio de las tentaciones.
Éstas presentan rostros nuevos y atrayentes.
Contemplamos a Jesús en su lucha y unidos a Él nos aferrarnos al Padre.
El primer domingo del itinerario cuaresmal subraya nuestra condición humana en esta tierra. La batalla victoriosa contra las tentaciones, que da inicio a la misión de Jesús, es una invitación a tomar conciencia de la propia fragilidad para acoger la Gracia que libera del pecado e infunde nueva fuerza en Cristo, camino, verdad y vida
Es una llamada decidida a recordar que la fe cristiana implica, siguiendo el ejemplo de Jesús y en unión con él, una lucha «contra los Dominadores de este mundo tenebroso» (Ef 6, 12), en el cual el diablo actúa y no se cansa, tampoco hoy, de tentar al hombre que quiere acercarse al Señor: Cristo sale victorioso, para abrir también nuestro corazón a la esperanza y guiarnos a vencer las seducciones del mal.

Domingo II: Jesús transfigurado
Mt 17,1-9
Creer que Jesús es el Hijo de Dios
La fe se fortalece en la contemplación del Transfigurado.
Contemplemos y reconozcamos a Jesús en el Transfigurado y al Transfigurado en Jesús.
El Evangelio de la Transfiguración del Señor pone delante de nuestros ojos la gloria de Cristo, que anticipa la resurrección y que anuncia la divinización del hombre. La comunidad cristiana toma conciencia de que es llevada, como los Apóstoles Pedro, Santiago y Juan «aparte, a un monte alto» (Mt 17, 1), para acoger nuevamente en Cristo, como hijos en el Hijo, el don de la gracia de Dios: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escúchenlo» (v. 5).
Es la invitación a alejarse del ruido de la vida diaria para sumergirse en la presencia de Dios: él quiere transmitirnos, cada día, una palabra que penetra en las profundidades de nuestro espíritu, donde discierne el bien y el mal (cf. Hb 4, 12) y fortalece la voluntad de seguir al Señor.

Domingo III: Jesús y la Samaritana
Jn 4,5-42
“Créeme, mujer: el Mesías soy yo, el que habla contigo”
La fe nace de la escucha de la Palabra.
Detengámonos para escuchar a Jesús hablar, aún en medio de lo más común de nuestra vida de cada día. Es allí que lo ha encontrado la Samaritana.
La petición de Jesús a la samaritana: «Dame de beber» (Jn 4, 7), que se lee en la liturgia del tercer domingo, expresa la pasión de Dios por todo hombre y quiere suscitar en nuestro corazón el deseo del don del «agua que brota para vida eterna» (v. 14): es el don del Espíritu Santo, que hace de los cristianos «adoradores verdaderos» capaces de orar al Padre «en espíritu y en verdad» (v. 23).
¡Sólo esta agua puede apagar nuestra sed de bien, de verdad y de belleza! Sólo esta agua, que nos da el Hijo, irriga los desiertos del alma inquieta e insatisfecha, «hasta que descanse en Dios», según las célebres palabras de san Agustín.

Domingo IV: Jesús y el ciego de nacimiento
Jn 9,1-41
“¿Crees en el Hijo del Hombre? Tú lo has visto, es el que te está hablando”
La fe se apoya sobre signos visibles.
Abrámonos a descubrir la fuerza de Cristo que va más allá de lo que esperamos. Eso es lo que ha cambiado la vida del ciego de nacimiento.
El domingo del ciego de nacimiento presenta a Cristo como luz del mundo. El Evangelio nos interpela a cada uno de nosotros: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?». «Creo, Señor» (Jn 9, 35.38), afirma con alegría el ciego de nacimiento, dando voz a todo creyente.
El milagro de la curación es el signo de que Cristo, junto con la vista, quiere abrir nuestra mirada interior, para que nuestra fe sea cada vez más profunda y podamos reconocer en él a nuestro único Salvador. Él ilumina todas las oscuridades de la vida y lleva al hombre a vivir como «hijo de la luz».

Domingo V: Jesús y la Resurrección de Lázaro
Jn 11,1-45
“Si crees, verás la Gloria de Dios”
La fe conduce a la vida. Pongamos todos nuestros deseos, todas nuestras aspiraciones en Cristo, que conduce todas las cosas. Lázaro se ha entregado a Él en el más extremo abandono de sí; y es allí que Jesús ha podido darle vida.
Cuando, en el quinto domingo, se proclama la resurrección de Lázaro, nos encontramos frente al misterio último de nuestra existencia: «Yo soy la resurrección y la vida... ¿Crees esto?» (Jn 11, 25-26). Para la comunidad cristiana es el momento de volver a poner con sinceridad, junto con Marta, toda la esperanza en Jesús de Nazaret: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo» (v. 27). La comunión con Cristo en esta vida nos prepara a cruzar la frontera de la muerte, para vivir sin fin en él. La fe en la resurrección de los muertos y la esperanza en la vida eterna abren nuestra mirada al sentido último de nuestra existencia: Dios ha creado al hombre para la resurrección y para la vida, y esta verdad da la dimensión auténtica y definitiva a la historia de los hombres, a su existencia personal y a su vida social, a la cultura, a la política, a la economía. Privado de la luz de la fe todo el universo acaba encerrado dentro de un sepulcro sin futuro, sin esperanza.

Entremos en la Semana Santa siguiendo a Jesús para vivir con Él el Paso radical de la muerte a la vida. Y en la Vigilia Pascual, a la pregunta “¿Creen en Jesucristo… que murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos…?”, renovando nuestra fe bautismal respondamos: “¡Sí, Creo!”

El recorrido cuaresmal encuentra su cumplimiento en el Triduo Pascual, en particular en la Gran Vigilia de la Noche Santa: al renovar las promesas bautismales, reafirmamos que Cristo es el Señor de nuestra vida, la vida que Dios nos comunicó cuando renacimos «del agua y del Espíritu Santo», y confirmamos de nuevo nuestro firme compromiso de corresponder a la acción de la Gracia para ser sus discípulos.

Los párrafos de Benedicto XVI están tomados de su Mensaje de Cuaresma 2011.