jueves, 2 de agosto de 2012

Los Obispos del Uruguay invitan a celebrar el Año de la Fe



A los presbíteros, diáconos, religiosas y religiosos, a los hermanos y hermanas en la misma fe y a todas las comunidades católicas del país:
¡Que la Paz de Jesucristo esté siempre con ustedes!
1. El Papa Benedicto XVI, en su Carta Apostólica “Porta Fidei”  -La Puerta de la Fe-  ha convocado a todos los fieles y comunidades de la Iglesia Católica, a celebrar un Año de la Fe. Este se iniciará el próximo 11 de octubre y culminará el 24 de noviembre de 2013, celebración de Jesucristo, Rey del Universo.
 2. La fecha de inicio no es casual. Coincide con los 50 años de la apertura del Concilio Vaticano II, convocado por el Papa Juan XXIII y continuado por el Papa Pablo VI,  que reunió a los obispos católicos de todos los continentes. Fue un acontecimiento memorable  que sigue siendo un faro luminoso en el camino de renovación y fidelidad de la Iglesia actual.
También el próximo 11 de octubre, se cumplen 20 años de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica por el Papa Juan Pablo II, cuyo objetivo es enseñar  y educar a todos los fieles en la verdad, vitalidad y belleza de la fe.
3. Los obispos del Uruguay  asumimos con alegría la iniciativa providencial de celebrar un Año de la Fe.  Tenemos la íntima convicción de que nuestras comunidades y todo nuestro  pueblo,  en el torbellino de noticias y sucesos de la historia cotidiana, sienten hambre de escuchar el anuncio de Jesucristo Resucitado. El está siempre cercano al corazón que busca respuestas satisfactorias a las fragilidades e incertidumbres que afligen la condición humana.
Con mirada fraterna sostenida por la fe podemos afirmar que todos los uruguayos como personas con capacidad de razonar y sentir, no somos ajenos a la búsqueda de felicidad y de respuestas a las incertidumbres de la vida. La fe que por gracia de Dios profesamos, nos permite testimoniar que hemos encontrado una nueva luz y un grado de certeza, anclados firmemente en Jesucristo, Camino, Verdad y Vida.
La fe abre la puerta y los ojos del corazón y de la inteligencia y conduce a una vida donde las barreras se levantan, las distancias se acortan y el futuro se ilumina.
4. La puerta de la fe nos introduce en una historia de amor única, entre Dios nuestro Padre y cada uno de sus hijos. La Iglesia es el espacio privilegiado donde se custodia, transmite y celebra la historia viva de la fe.
La respuesta confiada de la fe inicia una relación personal y exigente con Dios. Nadie podría permanecer indiferente desde el momento que conoce que en su corazón hay una voz distinta que lo llama por su nombre.  San Agustín da cuenta de este silencioso conflicto: "tú estabas conmigo pero yo no estaba contigo". (1)
 En Jesucristo, el Dios de los cristianos se muestra cercano y con rostro visible, según el testimonio unánime de los apóstoles, al punto que con estupor podemos decir con el apóstol Juan: "Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida, se lo anunciamos" (1 Jn 1, 1-3).
5. La puerta de la fe, siempre abierta, nos coloca ante el amor de Dios Padre que abraza, perdona y olvida esas páginas oscuras que con nuestras solas fuerzas no podemos superar. Un alto porcentaje de hijos e hijas de esta tierra, el día de su bautismo recibieron el germen de una vida "nueva" con horizontes infinitos que superan las más audaces imaginaciones de  la ciencia ficción o las visiones apocalípticas tan de moda en nuestros días. Hemos cruzado ese umbral, probablemente en brazos de una madre, un padre,  madrina o padrino. Esa buena semilla no muere; la reconocemos al escuchar la Palabra de Dios y experimentar que se enciende una luz en el corazón.  
6. Los pasos importantes de la vida hay que evocarlos y renovarlos con frecuencia, para que sirvan como chispa o brújula en cada jornada. De manera semejante, aquel primer paso o "sí" pronunciado en nuestro Bautismo personalmente o por boca de otros, tiene que llegar a ser decisión propia. Cada día es diferente y cada mañana tenemos que dejar atrás zonas oscuras de incredulidad. Tomás, el apóstol desconfiado, quiere ver y tocar para poder creer, como pasa a muchos uruguayos.  Jesús lo sorprendió y, al igual que el apóstol, también nosotros podemos terminar a los pies del Resucitado confesando: "¡Señor mío y Dios mío!".
7. El día del Bautismo se entrega una luz al bautizado; es la fe que hay que cultivar, alimentar y formar a lo largo de toda la vida. Esa llama alumbra el corazón, muestra el camino en horas inciertas y permite dar pasos seguros.
Por eso, en este Año de la Fe exhortamos al estudio del Concilio Vaticano II y del Catecismo de la Iglesia Católica, que constituyen textos básicos para confirmar, comprender y profundizar lo que creemos.
8. La Eucaristía es la fuente y culmen de la vida cristiana. La participación frecuente y fiel en la Misa del Domingo alimenta y acrecienta nuestra  fe, despliega nuestra esperanza y enciende nuestra caridad. En ese crecimiento nos animan y acompañan la Madre de Jesús, los santos y la nube de testigos que a lo largo de nuestra historia personal y comunitaria han sido fieles creyentes. 
9. El próximo domingo 11 de noviembre, en la tradicional Peregrinación Nacional a Florida, y celebrando  los 50 años de la declaración de la Virgen de los Treinta y Tres como Patrona del Uruguay, haremos en forma conjunta, como Iglesia que peregrina en nuestra patria, una celebración de apertura del Año de la Fe.
Con el ferviente deseo de que testimoniemos con generosidad este don que hemos recibido gratuitamente, los saludamos con paterno afecto en Cristo Nuestro Señor,

Los Obispos del Uruguay
 Montevideo, 1° de Agosto de 2012
Recomendamos a los presbíteros, diáconos, religiosas y religiosos, catequistas de parroquias y colegios, consejos pastorales, comunidades eclesiales y fieles, que  lean la Carta Apostólica Porta Fidei de Benedicto XVI y la Nota con indicaciones pastorales para el Año de la Fe, preparada por la Congregación para la Doctrina de la fe. Allí se encontrarán sugerencias para vivir mejor este Año de Gracia.


(1) Cfr. San Agustín, obispo,  Confesiones, Libro 7, 10. 18, 27

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