sábado, 28 de enero de 2012

Parroquia San Marcelino, Commerce, California: retiro de jóvenes de 2KM


Hoy de mañana concluyó en San Diego el encuentro de Obispos en el que estuve participando, y en el lugar del encuentro fueron a recogerme Humberto y su esposa Stephany.
Humberto es mexicano, y es responsable laico de una parroquia que no cuenta con sacerdote. La parroquia es San Marcelino, y alli estuve el año pasado, de modo que, ante una nueva visita a California me puse en contacto con Humberto para ofrecer algun servicio.
En la tarde de hoy estuve participando en un retiro para jóvenes. 90 participantes, de los cuales muchos se confesaron conmigo, pues ese fue el servicio que me pidieron.
Por todas parte aparecia la sigla 2KM. Estuve por preguntar que significaba eso, pero pronto vi un letrero con el nombre completo: Kairos Kai Metanoia, Tiempo de Dios y Conversión.
Es el nombre de un movimiento que se dedica a ofrecer estos retiros juveniles.
Escuchando a los jóvenes pude ver los frutos del retiro. Muchos se confesaron despues de mucho tiempo sin hacerlo, y varios se sentian muy tocados por lo que habian escuchado.
Mañana por la tarde tendremos la Misa de clausura en la Parroquia.
+ Heriberto

jueves, 26 de enero de 2012

Mons. Heriberto en encuentro internacional de Obispos




Con una conferencia del Arzobispo de Sydney, Cardenal George Pell, dio comienzo hoy en el sur de California un encuentro internacional de Obispos organizado por el Acton Institute, institución católica con sede en los EE.UU.
La conferencia del Cardenal Pell trató sobre "El Obispo Católico en la sociedad secularizada".
Mons. Heriberto está participando en este encuentro que concluirá el viernes a la noche. 49 obispos, en su mayoría de América Latina, pero también de Europa y África han acudido a la invitación.

martes, 24 de enero de 2012

EE.UU. Carta de los Obispos Hispanos/Latinos a los inmigrantes

Demián Bichir, mexicano nominado al Oscar como mejor actor por su papel
protagónico en Una vida mejor. La película refleja el drama de los trabajadores
indocumentados, situación aludida en el mensaje de los Obispos hispanos de EE.UU.
Muy estimados hermanas y hermanos inmigrantes,

¡Que la paz y la gracia de Nuestro Señor Jesucristo estén con todos ustedes!

Nosotros los obispos hispanos/latinos de Estados Unidos abajo firmantes les hacemos saber a quienes se encuentran en nuestro país sin papeles que no están solos ni olvidados. Reconocemos que todo ser humano, documentado o no, es imagen de Dios y por lo tanto tiene un valor y dignidad infinitos. Les abrimos nuestros brazos y nuestro corazón y los recibimos como miembros de nuestra familia católica. Como pastores, les dirigimos estas palabras desde lo más profundo de nuestro corazón.

De una manera muy especial queremos agradecerles los valores cristianos que nos demuestran con su vida – el sacrificio por el bien de sus familias, la determinación y perseverancia, el gozo de vivir, su profunda fe y su fidelidad a pesar de la inseguridad y tantas dificultades. Ustedes contribuyen mucho al bienestar de nuestra nación en el ámbito económico, cultural y espiritual.

La crisis económica ha impactado a toda la comunidad estadounidense. Lamentablemente, algunos aprovechan este ambiente de incertidumbre para despreciar al migrante y aun culparlo por esta crisis. Sembrar el odio no nos lleva a remediar la crisis. Encontraremos el remedio en la solidaridad entre todos los trabajadores y colaboradores—inmigrantes y ciudadanos—que conviven en los Estados Unidos.

En sus rostros sufrientes vemos el rostro verdadero de Jesucristo. Sabemos muy bien el gran sacrificio que hacen por el bien de sus familias. Muchos de ustedes hacen los trabajos más difíciles, con sueldos miserables y sin seguro de salud o prestaciones salariales o sociales. A pesar de sus contribuciones al bienestar de nuestro país, en lugar de ofrecerles gratitud, se les trata como criminales porque han violado la ley de inmigración actual.

Estamos también muy conscientes del dolor de las familias que han sufrido la deportación de alguno de sus miembros; de la frustración de los jóvenes que han crecido en este país y cuyos sueños son truncados por su estatus migratorio; de la ansiedad de aquellos que están en espera de la aprobación de su petición de residencia permanente; y de la angustia de quienes viven cada día bajo la amenaza de ser deportados. Todas estas situaciones claman a Dios por una solución digna y humana.
Reconocemos que en ocasión las acciones tomadas con respecto a los inmigrantes les ha llevado a sentirse ignorados y abandonados, incluyendo cuando no se han escuchado voces que se levanten ante las falsedades que se promueven dentro de nuestra sociedad. Por medio de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) hemos abogado ante el Congreso estadounidense por un cambio a la ley de inmigración que respete la unidad de la familia, e incluya pasos ordenados y razonables para que personas sin documentos puedan obtener la ciudadanía. La nueva ley deberá incluir un programa de visas para trabajadores que respete los derechos humanos de los inmigrantes, les provea las necesidades básicas para vivir y facilite su ingreso a nuestro país para trabajar en un ambiente seguro y ordenado. Así mismo, continuamos abogando por la justicia económica global que facilite el empleo de nuestros hermanos y hermanas en su tierra de origen y les provea lo suficiente para vivir con dignidad.

El pueblo inmigrante es una fuerza revitalizadora para el país. La falta de una reforma migratoria justa, humana y eficaz debilita el bien común de toda la unión americana.

Nos duele y nos apena que muchos de nuestros hermanos y hermanas católicos no hayan apoyado nuestras peticiones por un cambio a la ley de inmigración que proteja sus derechos, mientras ustedes contribuyen con su trabajo a nuestro país. Les prometemos que seguiremos trabajando para obtener este cambio. Conocemos lo difícil que es el camino para llegar y para entrar a Estados Unidos. Por eso estamos comprometidos a hacer lo que podamos para lograr un cambio de ley que les permita entrar y vivir en este país legalmente, y no se vean ustedes obligados a emprender un camino peligroso para proveer a sus familias. Como pastores que se preocupan por el bienestar de todos ustedes, les debemos decir que consideren seriamente si es aconsejable emprender su camino hacia acá antes de que se logre un cambio justo y humano en las leyes de inmigración.

Sin embargo, no vamos a esperar hasta que cambie la ley para darles la bienvenida en nuestras iglesias a los que ya están aquí, ya que San Pablo nos dice, “Ustedes ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de los que forman el pueblo de Dios; son familia de Dios” (Ef. 2:19).

Como miembros del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, les ofrecemos alimento espiritual. Siéntanse bienvenidos a la Santa Misa, la Eucaristía que nos alimenta con la palabra y con el cuerpo y la sangre de Jesús. Les ofrecemos programas de catequesis para sus hijos, y los programas de formación que nuestros esfuerzos diocesanos nos permiten poner a su alcance.

Los ciudadanos y residentes permanentes de este país no podemos olvidar que casi todos, nosotros o nuestros antepasados, hemos venido de otras tierras, y juntos con inmigrantes de varias naciones y culturas hemos formado una nueva nación. Ahora debemos abrirles el corazón y los brazos a los recién llegados, como nos lo pide Jesús cuando nos dice, “Tuve hambre y ustedes me alimentaron; tuve sed y ustedes me dieron de beber; pasé como forastero y ustedes me recibieron en su casa” (Mt 25:35). Estas palabras del Señor Jesús se pueden aplicar a los inmigrantes entre nosotros. Tuvieron hambre en su tierra de origen, tuvieron sed al pasar por el desierto, y se encuentran entre nosotros como forasteros (ver Daniel G. Groody, CSC, “Crossing the Line,” The Way, Vol. 43, No.2, abril 2004, p.58-69). Su presencia nos invita a ser más valientes en la denuncia de las injusticias que sufren. A imitación de Jesús y de los grandes

profetas, debemos denunciar las fuerzas que los oprimen, y anunciar la buena nueva del Reino con nuestras obras de caridad. Oremos y luchemos para que estos hermanos y hermanas nuestras tengan las mismas oportunidades de las cuales nosotros nos hemos beneficiado.

Vemos en ustedes migrantes a Jesús peregrino. La Palabra de Dios migró del cielo a la tierra para hacerse hombre y salvar a la humanidad. Jesús emigró con María y José a Egipto, como refugiado. Migró de Galilea a Jerusalén para el sacrificio de la Cruz, y finalmente emigró de la muerte a la resurrección y ascendió al cielo. Hoy día, sigue caminando y acompañando a todos los migrantes que peregrinan por el mundo en búsqueda de alimento, trabajo, dignidad, seguridad y oportunidades para el bien de sus familias.

Ustedes nos revelan la realidad suprema de la vida: todos somos migrantes. Su migración es un fuerte y claro mensaje de que todos somos migrantes hacia la vida eterna. Jesús nos acompaña a todos los cristianos en nuestro peregrinar hacia la casa del Padre, el reino de Dios en el cielo (Ver Tertio Millennio Adveniente No. 50).

Les rogamos que no se desesperen. Mantengan su fe en Jesús migrante que sigue caminando con ustedes, y en la Santísima Virgen de Guadalupe que constantemente nos repite las palabras dichas a san Juan Diego, “¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?” Ella nunca nos abandona, ni nos abandona san José quien nos protege como lo hizo con la Sagrada Familia durante su emigración a Egipto.

Como pastores queremos seguir abogando por todos los inmigrantes. Con san Pablo les repetimos: “No se dejen vencer por el mal; antes bien, venzan el mal con la fuerza del bien” (Rom. 12:21).

Que Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo los acompañe y los bendiga siempre.

Sinceramente en Cristo Salvador,

Los Obispos Hispanos/Latinos de Estados Unidos
Most Rev. José H. Gómez, Archbishop of Los Angeles
Most Rev. Gustavo García-Siller, MSpS, Archbishop of San Antonio
Most Rev. Gerald R. Barnes, Bishop of San Bernardino
Most Rev. Alvaro Corrada del Rio, SJ, Apostolic Administrator of Tyler
Bishop of Mayaguez, PR
Most Rev. Felipe de Jesús Estevez, Bishop of St. Augustine
Most Rev. Richard J. García, Bishop of Monterey
Most Rev. Armando X. Ochoa, Apostolic Administrator of El Paso
Bishop-designate of Fresno
Most Rev. Plácido Rodríguez, CMF, Bishop of Lubbock
Most Rev. James A. Tamayo, Bishop of Laredo
Most Rev. Raymundo J. Peña, Bishop Emeritus of Brownsville
Most Rev. Arthur Tafoya, Bishop Emeritus of Pueblo
Most Rev. Daniel E. Flores, Bishop of Brownsville
Most Rev. Fernando Isern, D.D., Bishop of Pueblo
Most Rev. Ricardo Ramírez, Bishop of Las Cruces
Most Rev. Jaime Soto, Bishop of Sacramento
Most Rev. Joe S. Vásquez, Bishop of Austin
Most Rev. Carlos A. Sevilla, SJ, Bishop Emeritus of Yakima
Most Rev. Oscar Cantú, S.T.D., Auxiliary Bishop of San Antonio
Most Rev. Arturo Cepeda, Auxiliary Bishop of Detroit
Most Rev. Manuel A. Cruz, Auxiliary Bishop of Newark
Most Rev. Rutilio del Riego, Auxiliary Bishop of San Bernardino
Most Rev. Eusebio Elizondo, M.Sp.S, Auxiliary Bishop of Seattle
Most Rev. Francisco González , S.F., Auxiliary Bishop of Washington, DC
Most Rev. Eduardo A. Nevares, Auxiliary Bishop of Phoenix
Most Rev. Alexander Salazar, Auxiliary Bishop of Los Angeles
Most Rev. David Arias, OAR, Auxiliary Bishop Emeritus of Newark
Most Rev. Octavio Cisneros, DD, Auxiliary Bishop of Brooklyn
Most. Rev. Edgar M. da Cunha, SDV, Auxiliary Bishop of Newark
Most Rev. Cirilo B. Flores, Auxiliary Bishop of Orange,
Most Rev. Josu Iriondo, Auxiliary Bishop of New York,
Most Rev. Alberto Rojas, Auxiliary Bishop of Chicago
Most Rev. Luis Rafael Zarama, Auxiliary Bishop of Atlanta
Most Rev. Gabino Zavala, Auxiliary Bishop of Los Angeles

Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, Diciembre 12, 2011

domingo, 22 de enero de 2012

Radio María: veinticinco años evangelizando


Hace veinticinco años se creó la Asociación Radio María

Radio María nace como radio parroquial en 1983, en Arcellasco d'Erba, en provincia de Como y en la Diócesis de Milán.

Era la época durante la cual en muchas iglesias de Italia los párrocos colocaban una antena para llegar al mayor número de feligreses, de forma especial a los enfermos. La finalidad de la radio era informar a los parroquianos y ayudarlos en la oración, transmitiendo diariamente la Santa Misa y el Santo Rosario.

Radio María conservó esta característica hasta enero de 1987, cuando se constituyó la asociación Radio María, compuesta por laicos y sacerdotes, con la finalidad de volver la emisora independiente de la parroquia y de comprometerla en una obra de evangelización en una escala mucho más amplia.

En solamente tres años la planilla de programación se volvió a diseñar completamente, gracias a la colaboración de personas con diferentes experiencias eclesiales, pero todas comprometidas en el testimonio de su fe.

En la misma época se cubren rápidamente todas las regiones italianas, tanto que en 1990 Radio María se considera una emisora de difusión nacional.

A partir de la década de los ’90 lo que comenzó en Italia, actualmente está en los cinco continentes, con 67 radios en 56 naciones. Con el impulso y la ayuda de Radio María Italia, surgen otras en lengua común en Europa, África y América. El número crece y se crea una red radiofónica mundial católica, independiente en gestión de cada país, unitaria en la inspiración religiosa y en la estructura de la programación, en la referencia al voluntariado, en la financiación a través de las ofrendas de los oyentes, en la exclusión de la publicidad y la no ingerencia en temas o debates de política.

El 24 de enero de 1999 comenzó en Madrid, en comunión con las demás Radio María del mundo y con toda la ilusión de los que comienzan, con la fuerza que dan día a día los radioescuchas.

Apostolado y misión

La Misión de Radio María es la Salvación de las almas, el anuncio de la conversión proponiendo de un modo nuevo la fe católica a través de una radio misionera para llevar el mensaje de Cristo hasta los confines de la tierra.

Para que este espíritu misionero alcance nuevas fronteras, necesita apóstoles que puedan anunciar a Cristo a través de la radio, corazones disponibles para la misión, llamados por Cristo - que es quien siempre llama primero y a quien le place (Mc 3,13) - voluntarios y oyentes, que quieran emprender ese camino de conversión en las casas, en la calle o donde sea.

Radio María Uruguay

Radio María Uruguay es una emisora privada, propiedad de la Asociación Radio María, reconocida por el Ministerio del Interior con fecha 1 de diciembre de 1998, con número de registro nacional 164.395. Sus miembros son sacerdotes y laicos católicos, quienes de acuerdo a sus Estatutos, eligen una Junta Directiva, compuesta por cinco personas, órgano de dirección y representación de la Asociación y de la organización de Radio María. Esta Junta directiva nombra al Director de Radio María, sacerdote, que es el responsable de todos sus programas. Actualmente es el P. Fabian Róvere. Su sede se encuentra en Montevideo y se difunde a través de 104.5 FM Florida, 104.5 FM Tacuarembó, 89,3 FM Canelones, 88,5 FM Rivera, 103.3 FM San José y 1470 AM Melo.

domingo, 15 de enero de 2012

Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado

Afiche de la Conferencia Episcopal Española para la
Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2012

MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
PARA LA JORNADA MUNDIAL
DEL EMIGRANTE Y DEL REFUGIADO 2012
(Tema: Migraciones y nueva evangelización)

Queridos hermanos y hermanas:

Anunciar a Jesucristo, único Salvador del mundo, «constituye la misión esencial de la Iglesia; una tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual hacen cada vez más urgentes» (Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, 14). Más aún, hoy notamos la urgencia de promover, con nueva fuerza y modalidades renovadas, la obra de evangelización en un mundo en el que la desaparición de las fronteras y los nuevos procesos de globalización acercan aún más las personas y los pueblos, tanto por el desarrollo de los medios de comunicación como por la frecuencia y la facilidad con que se llevan a cabo los desplazamientos de individuos y de grupos. En esta nueva situación debemos despertar en cada uno de nosotros el entusiasmo y la valentía que impulsaron a las primeras comunidades cristianas a anunciar con ardor la novedad evangélica, haciendo resonar en nuestro corazón las palabras de san Pablo: «El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!» (1 Co 9,16).

El tema que he elegido este año para la Jornada mundial del emigrante y del refugiado –Migraciones y nueva evangelización– nace de esta realidad. En efecto, el momento actual llama a la Iglesia a emprender una nueva evangelización también en el vasto y complejo fenómeno de la movilidad humana, intensificando la acción misionera, tanto en las regiones de primer anuncio como en los países de tradición cristiana.

El beato Juan Pablo II nos invitaba a «alimentarnos de la Palabra para ser “servidores de la Palabra” en el compromiso de la evangelización…, [en una situación] que cada vez es más variada y comprometedora, en el contexto de la globalización y de la nueva y cambiante mezcla de pueblos y culturas que la caracteriza» (Carta apostólica Novo millennio ineunte, 40). En efecto, las migraciones internas o internacionales realizadas en busca de mejores condiciones de vida o para escapar de la amenaza de persecuciones, guerras, violencia, hambre y catástrofes naturales, han producido una mezcla de personas y de pueblos sin precedentes, con problemáticas nuevas no solo desde un punto de vista humano, sino también ético, religioso y espiritual. Como escribí en el Mensaje del año pasado para esta Jornada mundial, las consecuencias actuales y evidentes de la secularización, la aparición de nuevos movimientos sectarios, una insensibilidad generalizada con respecto a la fe cristiana y una marcada tendencia a la fragmentación hacen difícil encontrar una referencia unificadora que estimule la formación de «una sola familia de hermanos y hermanas en sociedades que son cada vez más multiétnicas e interculturales, donde también las personas de diversas religiones se ven impulsadas al diálogo, para que se pueda encontrar una convivencia serena y provechosa en el respeto de las legítimas diferencias». Nuestro tiempo está marcado por intentos de borrar a Dios y la enseñanza de la Iglesia del horizonte de la vida, mientras crece la duda, el escepticismo y la indiferencia, que querrían eliminar incluso toda visibilidad social y simbólica de la fe cristiana.

En este contexto, los inmigrantes que han conocido a Cristo y lo han acogido son inducidos con frecuencia a no considerarlo importante en su propia vida, a perder el sentido de la fe, a no reconocerse como parte de la Iglesia, llevando una vida que a menudo ya no está impregnada de Cristo y de su Evangelio. Crecidos en el seno de pueblos marcados por la fe cristiana, a menudo emigran a países donde los cristianos son una minoría o donde la antigua tradición de fe ya no es una convicción personal ni una confesión comunitaria, sino que se ha visto reducida a un hecho cultural. Aquí la Iglesia afronta el desafío de ayudar a los inmigrantes a mantener firme su fe, aun cuando falte el apoyo cultural que existía en el país de origen, buscando también nuevas estrategias pastorales, así como métodos y lenguajes para una acogida siempre viva de la Palabra de Dios. En algunos casos se trata de una ocasión para proclamar que en Jesucristo la humanidad participa del misterio de Dios y de su vida de amor, se abre a un horizonte de esperanza y paz, incluso a través del diálogo respetuoso y del testimonio concreto de la solidaridad, mientras que en otros casos existe la posibilidad de despertar la conciencia cristiana adormecida a través de un anuncio renovado de la Buena Nueva y de una vida cristiana más coherente, para ayudar a redescubrir la belleza del encuentro con Cristo, que llama al cristiano a la santidad dondequiera que se encuentre, incluso en tierra extranjera.

El actual fenómeno migratorio es también una oportunidad providencial para el anuncio del Evangelio en el mundo contemporáneo. Hombres y mujeres provenientes de diversas regiones de la tierra, que aún no han encontrado a Jesucristo o lo conocen solamente de modo parcial, piden ser acogidos en países de antigua tradición cristiana. Es necesario encontrar modalidades adecuadas para ellos, a fin de que puedan encontrar y conocer a Jesucristo y experimentar el don inestimable de la salvación, fuente de «vida abundante» para todos (cf. Jn 10,10); a este respecto, los propios inmigrantes tienen un valioso papel, puesto que pueden convertirse a su vez en «anunciadores de la Palabra de Dios y testigos de Jesús resucitado, esperanza del mundo» (Exhortación apostólica Verbum Domini, 105).

En el comprometedor itinerario de la nueva evangelización en el ámbito migratorio, desempeñan un papel decisivo los agentes pastorales –sacerdotes, religiosos y laicos–, que trabajan cada vez más en un contexto pluralista: en comunión con sus Ordinarios, inspirándose en el Magisterio de la Iglesia, los invito a buscar caminos de colaboración fraterna y de anuncio respetuoso, superando contraposiciones y nacionalismos. Por su parte, las Iglesias de origen, las de tránsito y las de acogida de los flujos migratorios intensifiquen su cooperación, tanto en beneficio de quien parte como, de quien llega y, en todo caso, de quien necesita encontrar en su camino el rostro misericordioso de Cristo en la acogida del prójimo. Para realizar una provechosa pastoral de comunión puede ser útil actualizar las estructuras tradicionales de atención a los inmigrantes y a los refugiados, asociándolas a modelos que respondan mejor a las nuevas situaciones en que interactúan culturas y pueblos diversos.

Los refugiados que piden asilo, tras escapar de persecuciones, violencias y situaciones que ponen en peligro su propia vida, tienen necesidad de nuestra comprensión y acogida, del respeto de su dignidad humana y de sus derechos, así como del conocimiento de sus deberes. Su sufrimiento reclama de los Estados y de la comunidad internacional que haya actitudes de acogida mutua, superando temores y evitando formas de discriminación, y que se provea a hacer concreta la solidaridad mediante adecuadas estructuras de hospitalidad y programas de reinserción. Todo esto implica una ayuda recíproca entre las regiones que sufren y las que ya desde hace años acogen a un gran número de personas en fuga, así como una mayor participación en las responsabilidades por parte de los Estados.

La prensa y los demás medios de comunicación tienen una importante función al dar a conocer, con exactitud, objetividad y honradez, la situación de quienes han debido dejar forzadamente su patria y sus seres queridos y desean empezar una nueva vida.

Las comunidades cristianas han de prestar una atención particular a los trabajadores inmigrantes y a sus familias, a través del acompañamiento de la oración, de la solidaridad y de la caridad cristiana; la valoración de lo que enriquece recíprocamente, así como la promoción de nuevos programas políticos, económicos y sociales, que favorezcan el respeto de la dignidad de toda persona humana, la tutela de la familia y el acceso a una vivienda digna, al trabajo y a la asistencia.

Los sacerdotes, los religiosos y las religiosas, los laicos y, sobre todo, los hombres y las mujeres jóvenes han de ser sensibles para ofrecer apoyo a tantas hermanas y hermanos que, habiendo huido de la violencia, deben afrontar nuevos estilos de vida y dificultades de integración. El anuncio de la salvación en Jesucristo será fuente de alivio, de esperanza y de «alegría plena» (cf. Jn 15,11).

Por último, deseo recordar la situación de numerosos estudiantes internacionales que afrontan problemas de inserción, dificultades burocráticas, inconvenientes en la búsqueda de vivienda y de estructuras de acogida. De modo particular, las comunidades cristianas han de ser sensibles respecto a tantos muchachos y muchachas que, precisamente por su joven edad, además del crecimiento cultural, necesitan puntos de referencia y cultivan en su corazón una profunda sed de verdad y el deseo de encontrar a Dios. De modo especial, las Universidades de inspiración cristiana han de ser lugares de testimonio y de irradiación de la nueva evangelización, seriamente comprometidas a contribuir en el ambiente académico al progreso social, cultural y humano, además de promover el diálogo entre las culturas, valorizando la aportación que pueden dar los estudiantes internacionales. Estos se sentirán alentados a convertirse ellos mismos en protagonistas de la nueva evangelización si encuentran auténticos testigos del Evangelio y ejemplos de vida cristiana.

Queridos amigos, invoquemos la intercesión de María, Virgen del Camino, para que el anuncio gozoso de salvación de Jesucristo lleve esperanza al corazón de quienes se encuentran en condiciones de movilidad por los caminos del mundo. Aseguro todos mi oración, impartiendo la Bendición Apostólica.

Vaticano, 21 de septiembre de 2011
 
BENEDICTUS PP. XVI

sábado, 14 de enero de 2012

Cumplir un año en la Fazenda: meta alcanzada

Eduardo, diploma en mano: regresando a la vida.

Más fotos en  facebook 

La Fazenda da Esperança es una institución católica para la recuperación de adictos. En Cerro Chato, donde se juntan los departamentos de Treinta y Tres, Durazno y Florida, se inauguró en 2009 la primera (y todavía única) de estas comunidades terapéuticas que existe en Uruguay, aunque en ese momento era la Nº 67 en el mundo (ya otras han sido inauguradas en varios países.
La propuesta de la Fazenda a los adictos que deseen recuperarse es asumir libremente una propuesta de renovación interior y reencuentro consigo mismo y con los demás, a partir de una experiencia que conjuga vida espiritual, vida en comunidad y trabajo.
La meta es permanecer un año en el programa (no necesariamente en la misma casa). Quienes llegan al término fructuosamente reciben un diploma que acredita el haber alcanzado esa meta.
Varios diplomas han sido entregados ya en la Fazenda de Cerro Chato, que lleva el nombre de Quo Vadis? En el día de hoy, durante una Eucaristía presidida por Mons. Heriberto, Eduardo, uno de los jóvenes internados, que cumplió ayer su año en la comunidad, recibió su diploma, en presencia de varios miembros de su familia, entre ellos su abuela, a quién él entregó el preciado documento en reconocimiento del cariño y el aliento que ella le siguió brindando, con la firme esperanza de su recuperación.


¿A dónde vas?

Eso es lo que significa la expresión latina Quo Vadis? La Fazenda funciona en una chacra que fue así nombrada por el P. Miguel García (ya fallecido), que fue párroco en Cerro Chato hace algunos años.
Quo vadis? es una novela histórica del autor polaco Henryk Sienkiewicz. Fue escrita entre los años 1895 y 1896, y en ella se narran las vicisitudes de muchos y muy diferentes personajes en la época del emperador romano Nerón.
El título alude a las palabras Quo Vadis, Domine? (¿A dónde vas, Señor?) que, según la leyenda y la tradición, fueron pronunciadas por el apóstol Pedro mientras huía de Roma para ponerse a salvo de la persecución de los cristianos por orden del emperador Nerón. Ante la pregunta, Jesús responde: «Voy a ser crucificado en Roma por segunda vez porque mis propios discípulos me abandonan». Avergonzado de su cobardía, Pedro regresa a Roma para afrontar su destino: el martirio.
"¿A dónde vas? ", pues, es una pregunta que pone al ser humano ante las grandes decisiones que tiene que tomar en su vida y que definen su destino.



lunes, 9 de enero de 2012

Crónicas Orientales: de un Oriental en el Oriente Cubano (8)


Algunas noticias desde la Parroquia de la Sagrada Familia en Santiago de Cuba

Como en Uruguay, la celebración de Navidad y año nuevo en Cuba se centra en el encuentro de las familias alrededor de una cena. Se cierran las avenidas con quioscos de bebidas y comidas al paso y los jóvenes salen a bailar; pero el eje de la fiesta está en la familia.
En la Parroquia hemos tenido diversas actividades festivas con representaciones por parte de los adolescentes y los jóvenes, y bailes de los niños de la catequesis junto con las abuelas. Ha habido cantos y pesebres vivientes en el salón parroquial. En la actualización del Nacimiento, una famila contemporánea recreaba las peripecias de María y José. El que hacía de papá vestía camiseta del club local de beisbol y las posadas que no tenían lugar para María eran los policlínicos de la ciudad. Por último el 29 de diciembre invitamos a las parroquias vecinas a un concierto espléndido de villancicos (cubanos, españoles, franceses y alemanes) que nos ofreció en el templo el Orfeón Santiago, un coro de nivel internacional.
Diversos grupos ocupan el amplio salón parroquial. La pastoral juvenil diocesana y los matrimonios realizaron aquí sus jornadas navideñas. Caritas diocesana también su asamblea y su retiro de Adviento. Tres de los diáconos permanentes de la diócesis, junto con sus esposas, hijos y nietos celebraron aquí su fiesta anual.
Todas las semanas apoyamos a las zonas misioneras de la diócesis en numerosas “casas misión” tanto en los suburbios como en campaña. Unos días antes de Navidad las Religiosas Catequistas Sopeña organizaron una misión especial en la zona de Guamá, donde hay muchas de estas pequeñas comunidades que, a lo largo del año sólo celebran la eucaristía por Navidad y por Pascua. A las 7 a.m. montábamos en un camión unas 40 personas (8 sacerdotes, 2 religiosas y laicos, mujeres y hombres, jóvenes y adultos), que fuimos quedándonos en distintos pueblos por los 80 kilómetros de camino irregular (Calentura, Chivirico, Papayo, Ubero, etc.). En equipos de tres o cuatro personas fuimos visitando más de una docena de poblados, celebrando la eucaristía de Navidad en cada uno de ellos y festejando con la comunidad respectiva lo que hubieran preparado. Hubo representaciones navideñas y villancicos. Dormimos con alguna de las familias de los caseríos y a primeras horas de la mañana retomamos el camión para retornar a Santiago, al trabajo de cada uno. Este excelente equipo de laicos sale a misionar por esa zona cada domingo a lo largo del año, salvo los meses de Julio y Agosto. Los sacerdotes participamos siempre que podemos.
En los últimos días los televidentes cubanos se han sorprendido de ver presentaciones de programas religiosos en uno de los cinco canales que se pueden sintonizar acá. Para Navidad el mensaje del Arzobispo de Santiago y Presidente de la Conferencia Episcopal desde el Santuario de El Cobre. Luego, la audiencia del Papa en la plaza de San Pedro. El pasado viernes, 30 de Diciembre, la eucaristía concelebrada cerca del puerto de La Habana por todos los obispos y muchísimos fieles con motivo de la despedida de la imagen peregrina de Nuestra Señora de la Caridad, después de haber recorrido todo el país localidad por localidad.
El sábado, 7 de Enero, la concelebración en el Santuario de El Cobre, como inauguración del Año Jubilar Mariano, en la que estuvieron presentes todos los obispos cubanos y muchos sacerdotes y fieles de toda la nación. Esta comunicación inédita permite ahora participar de un evento religioso a gran parte del pueblo cubano.
Si, además, tenemos presente la visita que realizará Benedicto XVI a finales de Marzo a Cuba (El Cobre, Santiago y La Habana), tenemos muchos motivos para dar gracias a Dios al comienzo de este nuevo año.

En Santiago, a 9 de enero de 2012.