sábado, 29 de junio de 2013

Aniversario de la fundación de Melo: Homenaje al mundo del trabajo, con motivo de los 25 años de la visita de Juan Pablo II


Celebración de los 218 años de la Fundación de Melo
y de los 25 años de la visita del Papa Juan Pablo II

Palabras de la Profesora Sylvia Olid de Viñoles,
integrante del Consejo de Cerro Largo

Hace 25 años, un 8 de mayo de 1988, llegada desde Roma (Italia), a Melo, ciudad capital del Departamento de Cerro Largo, ubicada en un pequeño gran país latinoamericano, Uruguay, una relevante personalidad, el Papa viajero Juan Pablo II.
Una enorme cruz, en lo alto del Cerro que da su nombre al Departamento, le dio la bienvenida, previamente a su bajada en el Aeropuerto local.
Miles de personas colmaron la Explanada de la Concordia, especialmente engalanada para recibir al ilustre visitante, que dejaría en nuestra sociedad y trasmitiría también al resto de la Humanidad, un mensaje sobre “el mundo del trabajo”.
En esta oportunidad consideramos importante reflexionar, recordando brevemente algunas ideas de aquel rico mensaje, que aún hoy mantiene plena vigencia.
Según Juan Pablo II, el trabajo no es algo que pueda realizarse sólo para ganarse la vida; constituye una dimensión fundamental de la existencia humana sobre la Tierra. Por medio del trabajo, la persona se perfecciona a sí misma y obtiene los recursos para sostener su familia y contribuir a la mejora de la sociedad en que vive.
Pero además, si el sistema de relaciones de trabajo llevado a la práctica por los protagonistas directos –trabajadores y empleadores, con el apoyo de los poderes públicos– logra instalar una “civilización del trabajo”, se producirá entonces en la manera de ser de los pueblos, e incluso en las bases institucionales y políticas, una “revolución pacífica” en profundidad.
Instaurar una “civilización del trabajo” es, según Juan Pablo II, una tarea que requiere espíritu de sacrificio, colaboración y participación solidaria de toda la sociedad.
Hoy el nuevo Papa Francisco, latinoamericano, manifiesta complementariamente que no es el dinero, ni el poder, sino el trabajo –que no esclaviza y va de la mano de lo justo– el que da dignidad a una persona. Y, sobre la educación de los hijos, al respecto, y que tanto nos preocupa hoy en día, destaca que lo mejor no es apoyarlos en la vida “cómoda”, o en la “haraganería”, sino en el vivir con responsabilidad, apuntando siempre a lo alto y así ser libres; no para hacer todo lo que quieren y tirar lo que no les gusta, sino para crecer enfrentando desafíos, tomando decisiones para la vida y apartándose de una eterna adolescencia.
Hoy 27 de junio de 2013, fecha en la que celebramos los 218 años de la fundación de Melo, reflexionando en base a estos mensajes, es bueno, esperanzador y reconforta pensar en los múltiples trabajadores que, día a día, desde los roles más diversos, han contribuido y contribuyen a la construcción de una identidad ciudadana, con su valioso, tesonero, silencioso y eficiente hacer ciudadano.
Como es imposible tenerlos presentes a todos y cada uno, el Consejo de Cerro Largo ha propuesta a cuatro representantes, por intermedio de los cuales hoy quiere hacer llegar un reconocimiento público a todos ellos.
Todos los roles sociales que desempeñan los ciudadanos son indispensables e importantes para el funcionamiento de una sociedad. Pero la convivencia conflictiva o armónica y el desarrollo sustentable o no de la misma, depende la calidad humana, vocacional y profesional con que se ejercen dichos roles.
Por eso hoy, los integrantes del Consejo de Cerro Largo, distinguimos por su trayectoria humana y de trabajo a Juan José Delgado (canilla), Hilda Recarte (Maestra), Jesús Pereira (último repartidor de pan en bicicleta) y Orosmán Berdía (ex funcionario M.T.O.P.).
Esperanzados y como miembros de una comunidad abierta al progreso, los miembros del Consejo de Cerro Largo esperamos que, con el aval de las autoridades pertinentes, sus nombres figuren junto al busto del Papa Juan Pablo II, esculpido por el melense Sargento (R) Humberto López, en un muro que se levante fuerte y ejemplarizante en la proyectada Plaza que llevará su nombre, en la explanada de la Concordia.
Creemos firmemente que, sostenido por la valía de los trabajadores que hoy distinguimos y la de muchos más que puedan sumarse, podrá constituirse en una invitación permanente a la construcción de una ciudadanía en paz, que nos reconforte y engrandezca, libre de toda manifestación de violencia que siembra inseguridad, confronta y deshumaniza.
Como adultos mayores, en ejercicio de nuestro derecho a tener un rol protagónico en nuestra sociedad, hacemos este modesto aporte que, dentro de nuestras posibilidades, aspira a minimizar, al decir del filósofo Fernando Savater, los dos enemigos fundamentales de la democracia: la miseria que discrimina y la ignorancia que nos impide comprender y que nos comprendan.

Melo, 27 de junio de 2013

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