miércoles, 26 de marzo de 2014

Reunión del Secretariado de la CEU. Homilía de Mons. Heriberto



En el día de hoy, la asamblea de los Obispos, reunida en la Casa Buen Pastor, en Florida, recibió a los Vicarios Pastorales de las Diócesis y a los Secretarios Ejecutivos de los Departamentos y Comisiones de la CEU. En la jornada Mons. Heriberto Bodeant, Coordinador Pastoral de la CEU presentó las nuevas Orientaciones Pastorales 2014-2019 y los Obispos y colaboradores trabajaron en la programación de las actividades para este año en el marco de las mismas. Mons. Heriberto presidió a mediodía la Eucaristía, y ésta fue su homilía.

Homilía


“Presta atención y ten cuidado, para no olvidar las cosas que has visto con tus propios ojos, ni dejar que se aparten de tu corazón un solo instante. Enséñalas a tus hijos y a tus nietos.”

Así termina la primera lectura que hemos escuchado, tomada del libro del Deuteronomio (4,1.5-9).  Es el discurso de despedida de Moisés al Pueblo de Dios. El Pueblo entrará en la Tierra Prometida. En cambio, Moisés no cruzará el Jordán, aunque Dios le concede contemplar la Tierra hacia la cual se dirigirá el pueblo.

Las palabras de Moisés hablan de preceptos y leyes; es la ley que surge de la Alianza, del pacto de Dios con su Pueblo. Pero en su discurso van apareciendo otros elementos: un Dios cercano; “nuestro Dios está cerca de nosotros siempre que lo invocamos”, dice Moisés. Y al final de nuestro pasaje, estas palabras que aluden a la experiencia que ha vivido el Pueblo de Dios en el desierto, invitándolos a atesorar la memoria de ese tiempo de Gracia. El discurso continúa, recordando algunos de los momentos de esa experiencia de encuentro con Dios en el Horeb: “El Señor les habló desde el fuego, y ustedes escuchaban el sonido de sus palabras, pero no percibían ninguna figura: sólo se oía la voz” (4,12).

El Pueblo no está solo llamado a guardar ese recuerdo en el corazón, sino también a transmitirlo. Enseña estas cosas a tus hijos y a tus nietos.

Nuestro camino para llegar a estas Orientaciones no fue de 40 años, ni siquiera de 40 meses. Tampoco hemos llegado a un conjunto de normas y leyes como para que se diga “¿Y qué gran nación [o qué otra conferencia episcopal] tiene preceptos y costumbres tan justas como esta Ley que hoy promulgo [o promulgamos]?

Sin embargo, Moisés señala a sus oyentes que “serán sabios y prudentes a los ojos de los pueblos” si realmente observan y ponen en práctica esos preceptos.

Y de aquí podemos sacar tres puntos que pueden animarnos a nosotros en el camino de este quinquenio.
- La entrada en un tiempo nuevo
- La memoria de lo vivido
- Unas Orientaciones para llevar a la práctica

La entrada en un tiempo nuevo. No estamos entrando en una tierra, sino en un tiempo, pero el Papa Francisco nos dice que “el tiempo es superior al espacio”, porque el tiempo es el horizonte que nos abre hacia la plenitud, que nos abre “al futuro como causa final que atrae”. Y nos dice también que “este principio permite trabajar a largo plazo, sin obsesionarse por resultados inmediatos. Ayuda a soportar con paciencia situaciones difíciles y adversas, o los cambios de planes que impone el dinamismo de la realidad. (…) Darle prioridad al tiempo es ocuparse de iniciar procesos más que de poseer espacios. (…) Generar procesos que construyan pueblo (…) Este criterio también es muy propio de la evangelización, que requiere tener presente el horizonte, asumir los procesos posibles y el camino largo” (EG 222-225). ¡Entremos con alegría y esperanza en este tiempo nuevo!

La memoria de lo vivido. Estas Orientaciones son resultado de un camino de más o menos un año, desde noviembre de 2012, con algún trabajo previo, a noviembre de 2013, cuando la asamblea de la CEU las aprobó. A lo largo de este camino nos fuimos encontrando -en distintas formas y momentos- secretarios ejecutivos, delegados de CONFRU, vicarías pastorales y obispos, compartiendo momentos de oración, de lectura orante y de mucho trabajo. Es verdad, no nos planteamos una forma de mayor participación del Pueblo de Dios, más allá de lo que cada diócesis haya podido hacer por su lado en sus reuniones de clero o sus diferentes instancias diocesanas; pero creo que hemos recorrido un buen camino entre quienes hemos sido llamados a diferentes responsabilidades de servicio y animación pastoral, como obispos o como colaboradores muy cercanos de los pastores. ¡No dejemos que se aparten de nuestros corazones los muchos momentos de comunión, de sentir al Señor “cerca de nosotros siempre que lo invocamos”, porque ese espíritu de unidad en Él es lo único que puede darnos las fuerzas necesarias para seguir adelante!

Es que necesitamos todas las fuerzas, porque se trata de, tercero: Unas Orientaciones para llevar a la práctica. En la introducción que hemos firmado todos los Obispos, decimos que las Orientaciones “no se identifican con un Plan Nacional de Pastoral, ni tratan de serlo”. Así, “Más que un programa de acciones o actividades, las orientaciones pastorales presentan actitudes, criterios, modalidades, para que toda la vida de la Iglesia, sus mismas acciones cotidianas, se realicen empapadas del espíritu misionero: «poner en clave misionera la actividad habitual de las Iglesias particulares» como decía Francisco a los Obispos del CELAM en Río. Pero sabemos que los criterios pueden ser muy bonitos, pero de nada sirven si no los ponemos en práctica. Y eso es lo que estamos intentando implementar hoy: ver cómo convertir estas “orientaciones” en programas, en acciones, en los diferentes departamentos de la CEU; y cómo impregnar de ellas la vida pastoral de nuestras iglesias locales, respetando el camino que es propio a cada diócesis. ¡Dejémonos empapar por el Agua Viva, de modo que se convierta en cada uno de nosotros en manantial que brote hasta la Vida eterna!

María, Virgen de los Treinta y Tres, guardiana de la memoria y madre de nuestro pueblo, nos ayude a imitar su actitud de primera evangelizada y primera evangelizadora, de primera discípula misionera, para que, con su ayuda, hagamos resplandecer la maternalidad de la Iglesia, “con la vivencia y testimonio de la misericordia, buscando la forma de atender a los heridos del camino, promoviendo la pastoral de la escucha, repensando los lenguajes para el diálogo”. Así sea.

1 comentario:

Beatrix dijo...

lA HOMILIA ES TODO UN ... CAMINO... Y LO MEJOR NOS LLEVA A SACIARNOS EN EL AGUA VIVA QUE NOS PREPARA PARA LA VIDA ETERNA. GRACIAS