viernes, 25 de diciembre de 2015

Navidad en el Año de la Misericordia


"Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas,
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz."

En cada Navidad recordamos el cumplimiento de estas palabras proféticas pronunciadas por el sacerdote Zacarías, padre de Juan el Bautista (Lucas 1,78-79).
"Por las entrañas de misericordia de nuestro Dios" (traducción de la Biblia de Jerusalén), la luz de Cristo ha entrado en la historia, en la vida de la humanidad.
Por el misterio de su encarnación, el hijo de Dios se ha unido en cierta forma a cada persona que viene a este mundo (Cfr. Gaudium et Spes 22).
En este Año de la Misericordia que estamos viviendo desde el pasado 8 de diciembre, contemplamos el misterio de la Navidad como manifestación del amor misericordioso del Padre.

La Misericordia de Dios se expresa en la compasión y el perdón.
El amor del Padre sale en busca del hombre extraviado desde el primer momento.
Es la misericordia la que hace que Dios llame al hombre que se ha escondido de su presencia, preguntándole “¿dónde estás?” (Génesis 3,9), para que el hombre perdido, reencontrando a su Creador, pueda reencontrarse a sí mismo.

Dios se compadece de todos nuestros sufrimientos, pero se compadece también de nuestra realidad de pecadores, necesitados de perdón, de reconciliación.

Nuestra palabra misericordia traduce dos palabras del hebreo bíblico.
La primera de esas palabras (rahamín), significa compasión y hace referencia a la matriz, al útero y, por extensión, a las entrañas, especialmente al corazón.
Esa compasión es “visceral”, es decir, no es un sentimiento liviano, sino que repercute físicamente, se “siente”. Es la compasión de la madre ante su hijo…
Pero Dios dice, “¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ésas llegasen a olvidar, yo no te olvido.” (Isaías 19,15).

Pero esa compasión no se queda en el impulso ni en el momento. Se hace obra en favor del sufriente y del extraviado, pero esa obra continúa en el tiempo. La segunda palabra (hesed) expresa fidelidad. La fidelidad se une a la compasión dando continuidad a la acción salvadora de Dios.

Al contemplar el pesebre, no dejemos de mirar al niño Jesús como luz del mundo, manifestación de la misericordia del Padre.
Él ha bajado del Cielo, Él se ha hecho hombre, Él ha venido por nosotros y por nuestra salvación.
Cada uno de nosotros ha sido mirado por la misericordia de Dios y ha sido amado, porque la venida de Jesús es para todos, y lo recibimos cuando nos damos cuenta de que también nosotros necesitamos del perdón y de la reconciliación que Él viene a traernos.

Tocados por la Misericordia de Dios, estamos nosotros a la vez llamados a ser portadores, testigos, obreros de la Misericordia en favor de nuestros hermanos.
Al Dios compasivo y fiel le pedimos que también nosotros podamos sentir esa compasión hacia los demás y actuar en bien de ellos con fidelidad al amor misericordioso de Dios.

+ Heriberto

domingo, 20 de diciembre de 2015

La vocación sacerdotal. Releyendo la Carta a los Hebreos


A propósito de un aniversario sacerdotal, vuelvo a leer y a meditar el comienzo del capítulo 5 de la Carta a los Hebreos:
1 Porque todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y está puesto en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios para ofrecer dones y sacrificios por los pecados; 2 y puede sentir compasión hacia los ignorantes y extraviados, por estar también él envuelto en flaqueza. 3 Y a causa de esa misma flaqueza debe ofrecer por los pecados propios igual que por los del pueblo. 4 Y nadie se arroga tal dignidad, sino el llamado por Dios, lo mismo que Aarón.
(Hebreos 5,1-4)

Llamados por Dios

Se dice del sacerdote que "es tomado", "está puesto" y, más adelante, que es "llamado por Dios". La voz pasiva indica la acción de Dios, que es quien llama, toma y dispone de aquél que Él ha llamado.
Es tomado "de entre los hombres". No nos imaginemos esos "hombres" como una multitud de individualidades que deambula sin rumbo, cada uno en lo suyo. El mundo antiguo, pero más aún el mundo del Pueblo de Dios es una comunidad. "De entre los hombres" puede significar esa comunidad. En la perspectiva cristiana, esa comunidad es mediadora del llamado de Dios. La comunidad discierne si el llamado es de Dios.

Que nos hace dignos

"Nadie se arroga tal dignidad". No hay "auto-vocación". El llamado es de Dios, quien ha recibido la vocación lo siente y la comunidad confirma. ¿Quién puede pretender ser digno de ese llamado? La liturgia nos recuerda a los sacerdotes que no somos dignos, sino que es Dios quien nos concede la dignidad: "Te damos gracias porque nos haces dignos de servir en tu presencia", reza el sacerdote en la Plegaria Eucarística II; y el obispo, cuando no tiene a su lado un concelebrante y reza por el Papa y por sí mismo, dice "y por mí, indigno servidor tuyo".

Por su Misericordia

"De entre los hombres" también hace referencia a la fragilidad propia de la condición humana. El hombre es sarx, carne, debilidad. Por eso el sacerdote "puede sentir compasión hacia los ignorantes y extraviados, por estar también él envuelto en flaqueza". En este Año de la Misericordia, este versículo resuena especialmente. Cabe aquí recordar el lema del Papa Francisco: "Miserando atque eligendo" ("Lo miró con misericordia y lo eligió") tomado de una homilía de San Beda el Venerable, en referencia a la vocación de San Mateo. Los sacerdotes, los obispos, el Papa, somos elegidos por Misericordia y llamados a ser testigos de la Misericordia de Dios experimentada en nuestra propia vida.

Para hacer presente su Sacrificio único

"Debe ofrecer [sacrificios] por los pecados propios igual que por los del pueblo". El sacerdote del Antiguo Testamento tenía como función principal ofrecer los diversos tipos de sacrificios que se hacían en el templo de Jerusalén. La Carta a los Hebreos muestra que ese culto es "sombra y figura" (Hebreos 8,5) de la verdadera liturgia, que acontece en el Santuario del Cielo, donde Cristo, que se ofreció a sí mismo, "de una vez para siempre" (Hebreos 7,27), entrando en el Santuario "no con sangre de machos cabríos ni de novillos, sino con su propia sangre, consiguiendo una redención eterna" (Hebreos 9,12).
El sacerdote del Nuevo Testamento es el hombre de la Eucaristía. La Eucaristía es memorial (no simple recuerdo) del único sacrificio de Cristo. Cuando se celebra la Misa, la comunidad participa del sacrificio del Señor y de la redención por el obtenida.
El sacerdote está llamado no sólo a celebrar ritualmente la Eucaristía, sino a hacer eucarística su propia existencia, configurándose con Aquel que "se ofreció a sí mismo". En la ordenación sacerdotal, al entregarnos la patena con pan y el cáliz con vino y un poco de agua, el Obispo nos dice: “Recibe la ofrenda del pueblo santo para presentarla a Dios. Considera lo que realizas e imita lo que conmemoras, y conforma tu vida con el misterio de la cruz de Cristo”.
Este llamado dirigido especialmente al sacerdote, toca también a los demás fieles, llamados también a vivir una existencia eucarística. El Evangelio está lleno de invitaciones a que nuestra vida de seguimiento de Cristo sea profunda, nazca desde muy adentro. En este Año de la Misericordia, no podemos dejar de pensar que cada una de las obras que emprendamos tiene que ser una verdadera obra de Misericordia.
El Papa Francisco, en su mensaje para la fiesta de San Cayetano en Buenos Aires, 2013, hace unas simples preguntas que marcan esa diferencia: "cuando da limosnas, ¿mira a los ojos de la gente que le da las limosnas? (... ) ¿toca la mano o le tira la moneda?" No hay verdadera Misericordia sin reconocimiento del otro, sin encuentro.

En acción de gracias con María

María canta la grandeza del Señor, cuya misericordia "alcanza de generación en generación a los que le temen" (Lucas 1,50).  En ella encontramos una vida hecha eucaristía, como lo expresara hermosamente San Juan Pablo II: " María es mujer « eucarística » con toda su vida. La Iglesia, tomando a María como modelo, ha de imitarla también en su relación con este santísimo Misterio." (Ecclesia de Eucharistia, 53).
Termino con este párrafo de la misma encíclica:
María, con toda su vida junto a Cristo y no solamente en el Calvario, hizo suya la dimensión sacrificial de la Eucaristía. Cuando llevó al niño Jesús al templo de Jerusalén « para presentarle al Señor » (Lc 2, 22), oyó anunciar al anciano Simeón que aquel niño sería « señal de contradicción » y también que una « espada » traspasaría su propia alma (cf. Lc 2, 34.35). Se preanunciaba así el drama del Hijo crucificado y, en cierto modo, se prefiguraba el « stabat Mater » de la Virgen al pie de la Cruz. Preparándose día a día para el Calvario, María vive una especie de « Eucaristía anticipada » se podría decir, una « comunión espiritual » de deseo y ofrecimiento, que culminará en la unión con el Hijo en la pasión y se manifestará después, en el período postpascual, en su participación en la celebración eucarística, presidida por los Apóstoles, como « memorial » de la pasión. (Ibídem, 56)
+ Heriberto 

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Votos perpetuos en los Voluntarios de la Esperanza

 
Saludo del Obispo de Melo

Ayer, 8 de diciembre, en la ciudad de Lamezia, en el sur de Italia, pronunció sus votos definitivos en la Asociación privada de Fieles Voluntarios de la Esperanza Aurora Montano. Aurora es hermana de Rosa, a quien conocemos bien en Melo, también consagrada en la misma asociación. Este es el saludo que el Obispo dirigió a Aurora, a su familia y al P. Domenico Baldo (Padre Mimmo), fundador de la Asociación.
 
Melo, 27 de noviembre de 2015
Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
Querido P. Mimmo,
Querida familia Montano,
Querida Aurora:

¡Cómo quisiera estar con ustedes compartiendo esta jornada de alegría y esperanza!
Desde Melo, les hago llegar un cariñoso saludo y me uno en espíritu y de corazón a la Eucaristía durante la cual Aurora pronunciará sus votos definitivos como miembro de los Voluntarios de la Esperanza.

En estos días, ya cercanos al Adviento, he meditado las palabras del poeta Charles Péguy sobre las virtudes, y me he detenido contemplando la fuerza de la pequeña Esperanza:

La Fe es una esposa fiel.
La Caridad es una madre ardiente.
La Esperanza,  una niñita de nada,
que vino al mundo la Navidad del año pasado,
que juega todavía con  el abuelo Enero.
Y, sin embargo, esta niñita es la que atravesará los mundos,
esta niñita de nada.
Ella sola, llevando a las otras, es la que atravesará el mundo entero.


Semilla de mostaza, levadura en la masa, pizca de sal… el Evangelio nos recuerda permanentemente la fuerza que está dentro de las cosas pequeñas.

Aurora: gracias por tu entrega, gracias por tu testimonio de Esperanza. Gracias a tu familia, que te acompaña y apoya. Gracias al P. Mimmo, que te ha ayudado en tu caminar.

El Señor los bendiga y la Madre de la Esperanza los acompañe siempre.

Con todo afecto en Cristo,

+ Heriberto, Obispo de Melo

martes, 8 de diciembre de 2015

Francisco abrió hoy la Puerta Santa en el Jubileo de la Misericordia


En la mañana de hoy, 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, el Papa Francisco ha inaugurado el Jubileo Extraordinario de la Misericordia y ha pasado por la Puerta Santa abierta en la Basílica de San Pedro.

El próximo domingo, aquí, en nuestra catedral de Melo, se abrirá también una Puerta de la Misericordia, para que todos nuestros diocesanos, a lo largo del Año Jubilar, puedan peregrinar hasta aquí y realizar también este gesto de cruzar la puerta, el cual, realizado con la debida preparación, permite obtener la indulgencia jubilar.

Olvida el hombre a su Señor y poco a poco se desvía
Y entre angustia y cobardía va perdiéndose el amor…
Dios le habla como amigo: huye el hombre de su voz.


Esta vieja canción del P. Zezinho (“Estoy pensando en Dios”) describe la situación de la humanidad herida por el pecado. “Dios le habla como amigo: huye el hombre de su voz”.

En la primera lectura, tomada del libro del Génesis, escuchamos la historia del primer pecado, el pecado original. El pecado de aquella primera pareja humana no consistió solo en la desobediencia sino en algo más profundo: no confiaron en la Palabra que Dios les había dirigido y se dejaron seducir por el tentador, “la antigua serpiente”.

Por eso, cuando Dios les habla como amigo que llama y pregunta “¿Dónde estás?”, la pareja huye y se esconde. Los dos han roto la amistad, han perdido la familiaridad y la cercanía con Dios.
Pero Dios no ha retirado su amor ni su amistad. Dios les pregunta, y sigue preguntándonos: “¿Dónde estás?”. No porque Él no lo sepa, sino porque a veces somos nosotros los que no sabemos dónde estamos, donde nos hemos perdido.

El amor de Dios es ahora el amor misericordioso.
Como lo recordaba el Papa Francisco esta mañana en Roma:

La fiesta de la Inmaculada Concepción expresa la grandeza del amor Dios.
Él no sólo perdona el pecado, sino que en María llega a prevenir la culpa original que todo hombre lleva en sí cuando viene a este mundo.
Es el amor de Dios el que previene, anticipa y salva.
El comienzo de la historia del pecado en el Jardín del Edén desemboca en el proyecto de un amor que salva.
Las palabras del Génesis nos remiten a la experiencia cotidiana de nuestra existencia personal. Siempre existe la tentación de la desobediencia, que se manifiesta en el deseo de organizar nuestra vida al margen de la voluntad de Dios.
Esta es la enemistad que insidia continuamente la vida de los hombres para oponerlos al diseño de Dios.
Y, sin embargo, también la historia del pecado se comprende sólo a la luz del amor que perdona.
El pecado sólo se entiende con esta luz.
Si todo quedase relegado al pecado, seríamos los más desesperados de entre las criaturas, mientras que la promesa de la victoria del amor de Cristo encierra todo en la misericordia del Padre.
La palabra de Dios que hemos escuchado no deja lugar a dudas a este propósito.
La Virgen Inmaculada es para nosotros testigo privilegiado de esta promesa y de su cumplimiento.

Hasta ahí las palabras del Santo Padre, y agrego yo:
Mientras el hombre se esconde cuando Dios pregunta “¿Dónde estás?”, su hijo hecho hombre responde “Aquí estoy”.
“Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”, es decir, para realizar la salvación de los hombres.
Pero ese “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad” es posible gracias a las palabras de María que hemos escuchado también hoy:
“Yo soy la servidora del Señor: hágase en mí según tu palabra”.
Demos gracias al Señor por su amor, demos gracias al Señor por su Misericordia, manifestada en su hijo Jesús, el hijo de María y dispongámonos a lo largo de este año y de toda nuestra vida a recibir y a obrar misericordia. Amén.

+ Heriberto, Obispo de Melo (Homilía en la Solemnidad de la Inmaculada)

sábado, 28 de noviembre de 2015

Comienzo del Jubileo de la Misericordia en Melo

 
Melo, 29 de noviembre de 2015, Primer Domingo de Adviento
Queridos diocesanos:

El Papa Francisco ha convocado un Jubileo Extraordinario de la Misericordia, que se iniciará en Roma el próximo 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción de María y concluirá en la solemnidad de Cristo Rey en 2016.

En cada una de las Diócesis del mundo el Jubileo comenzará el domingo 13 de diciembre, Tercero del tiempo de Adviento, que la liturgia llama Gaudete, es decir, “de la alegría”.
También será así en nuestra Diócesis. Ese Domingo, en la Misa de las 11 de la mañana, se abrirá en la Catedral Nuestra Señora del Pilar y San Rafael la “Puerta de la Misericordia”, que todos los fieles de la Diócesis están invitados a atravesar desde ese día y hasta la conclusión del Año Jubilar, para obtener indulgencias para sí o para otros.

¿Qué significa la indulgencia? Así lo explica el Santo Padre: “En el sacramento de la Reconciliación Dios perdona los pecados, que realmente quedan cancelados; y sin embargo, la huella negativa que los pecados dejan en nuestros comportamientos y en nuestros pensamientos permanece. La misericordia de Dios es incluso más fuerte que esto. Ella se transforma en indulgencia del Padre que a través de la Esposa de Cristo alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado, habilitándolo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer en el pecado” (Misericordiae Vultus 22).

Para obtener la indulgencia, al peregrinar a la Puerta de la Misericordia, se debe cumplir las condiciones habituales: confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa.

El Papa Francisco señala también que cada vez que un fiel realice personalmente una o más obras de misericordia corporales y espirituales “obtendrá ciertamente la indulgencia jubilar”. “De aquí el compromiso a vivir de la misericordia para obtener la gracia del perdón completo y total por el poder del amor del Padre que no excluye a nadie. Será, por lo tanto, una indulgencia jubilar plena, fruto del acontecimiento mismo que se celebra y se vive con fe, esperanza y caridad”, resalta el Papa.

Exhorto, pues, a todos, a vivir este Año Jubilar con el corazón abierto para recibir y para poner en obra la Misericordia del Padre.

+ Heriberto, Obispo de Melo

miércoles, 18 de noviembre de 2015

El Papa explica el sentido de la Puerta de la Misericordia: ¡Jesús es la Puerta!

Catequesis del Papa Francisco
Miércoles 18 de noviembre de 2015

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Con esta reflexión hemos llegado a la puertas del Jubileo, ¡está cerca! Delante de nosotros se encuentra la gran puerta de la Misericordia de Dios, una bonita puerta, que acoge nuestro arrepentimiento ofreciendo la gracia de su perdón. La puerta está generalmente abierta, pero nosotros debemos cruzar el umbral con valentía, cada uno de nosotros tiene detrás de sí cosas que pesan ¿o no? Todos somos pecadores, aprovechemos este momento que viene y crucemos el umbral de esta misericordia de Dios que nunca se cansa de perdonar, ¡entremos por esta puerta con valentía!

Del Sínodo de los obispos, que hemos celebrado el pasado mes de octubre, todas las familias, y toda la Iglesia, han recibido un gran estímulo para encontrarse en el umbral de esta puerta.

La Iglesia ha sido animada a abrir sus puertas, para salir con el Señor al encuentro de los hijos y las hijas en camino, a veces incierto, a veces perdidos, en estos tiempos difíciles. Las familias cristianas, en particular, han sido animadas a abrir la puerta al Señor que espera para entrar, llevando su bendición y su amistad. Y si la puerta de la Misericordia de Dios está siempre abierta, también las puertas de nuestras instituciones deben estar siempre abiertas para que así todos puedan salir a llevar la misericordia de Dios, esto significa el Jubileo, dejar entrar y salir al Señor. El Señor no fuerza nunca la puerta: también Él pide permiso para entrar, pide permiso, no fuerza la puerta, como dice el Libro del Apocalipsis: “Yo estoy a la puerta y llamo --imaginemos al Señor que llama a la puerta de nuestro corazón--. Si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos”  (3,20). Y en la última gran visión de este Libro, así se profetiza de la Ciudad de Dios: “Sus puertas no se cerrarán durante el día”, lo que significa para siempre, porque “no existirá la noche en ella” (21, 25).

Hay sitios en el mundo en los que no se cierran las puertas con llave. Todavía los hay, pero hay muchos donde las puertas blindadas son normales. No debemos rendirnos a la idea de tener que aplicar este sistema que también dé seguridad a toda  nuestra vida, a la vida de la familia, de la ciudad, de la sociedad. Y tampoco a la vida de la Iglesia. ¡Sería terrible! Una Iglesia que no es hospital, así como una familia cerrada en sí misma, mortifica el Evangelio y marchita al mundo. ¡Nada de puertas blindadas en la Iglesia, nada, todo abierto!

La gestión simbólica de las “puertas” --de los umbrales, de los caminos, de las fronteras-- se ha hecho crucial. La puerta debe custodiar, cierto, pero rechazar. La puerta no debe ser forzada, al contrario, se pide permiso, porque la hospitalidad resplandece en la libertad de la acogida, y se oscurece en la prepotencia de la invasión. La puerta se abre frecuentemente, para ver si afuera hay alguien que espera, y tal vez no tiene la valentía, o ni siquiera la fuerza de tocar. ¡Cuánta gente ha perdido la confianza, no tiene la valentía de llamar a la puerta de nuestro corazón cristiano, las puertas de nuestras iglesias, que están ahí! No tienen la valentía, les hemos quitado la confianza. Por favor, que esto no suceda nunca.

La puerta dice muchas cosas de la casa, y también de la Iglesia. La gestión de la puerta necesita atento discernimiento y, al mismo tiempo, debe inspirar gran confianza. Quisiera expresar una palabra de agradecimiento para todos los vigilantes de las puertas: de nuestros edificios, de las instituciones cívicas, de las mismas iglesias. Muchas veces la sagacidad y la gentileza de la recepción son capaces de ofrecer una imagen de humanidad y de acogida de la entera casa, ya desde la entrada. ¡Hay que aprender de estos hombres y mujeres, que son los guardianes de los lugares de encuentro y de acogida de ciudad del hombre!

A todos ustedes, custodios de tantas puertas, sean puertas de casas o puertas de iglesias, muchas gracias. Siempre con una sonrisa. siempre mostrando la acogida de esa casa, de esa iglesia; así la gente se siente feliz y acogida en ese lugar.

En verdad, sabemos bien que nosotros mismos somos los custodios y los siervos de la Puerta de Dios, y la puerta de Dios, ¿cómo se llama? ¿Quién sabe decirlo? ¿Quién es la puerta de Dios? Jesús. ¿Quién es la puerta de Dios? ¡Fuerte! Jesús. Él nos ilumina en todas las puertas de la vida, incluso aquella de nuestro nacimiento y de nuestra muerte. Él mismo ha afirmado: “Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento” (Jn 10, 9).

Jesús es la puerta que nos hace entrar y salir. ¡Porque el rebaño de Dios es un amparo, no una prisión! La casa de Dios es un amparo, no es una prisión. Y la puerta ¿se llama? ¡Otra vez! ¿Cómo se llama? Jesús. Y si la puerta está cerrada decimos, ‘Señor abre la puerta’. Jesús es la puerta. Jesús es la puerta y nos hace entrar y salir.

Son los ladrones los que tratan de evitar la puerta. Es curioso, los ladrones tratan siempre de entrar por otra parte, la ventana, el techo, pero evitan la puerta porque tienen malas intenciones, y se meten en el rebaño para engañar a las ovejas y aprovecharse de ellas.

Nosotros debemos pasar por la puerta y escuchar la voz de Jesús: si sentimos su tono de voz, estamos seguros, somos salvados. Podemos entrar sin temor y salir sin peligro. En este hermoso discurso de Jesús, se habla también del guardián, que tiene la tarea de abrir al buen Pastor (Cfr. Jn 10,2).

Si el guardián escucha la voz del Pastor, entonces abre, y hace entrar a todas las ovejas que el Pastor trae, todas, incluso aquellas perdidas en el bosque, que el buen Pastor ha ido a buscarlas. A las ovejas no las elige el guardián, no las elige el secretario parroquial, o la secretaria de la parroquia, no, no las elige. Las ovejas son todas invitadas. Son elegidas por el buen Pastor.  El guardián --también él-- obedece a la voz del Pastor. Entonces, podemos bien decir que nosotros debemos ser como este guardián. La Iglesia es la portera de la casa del Señor, la Iglesia es la portera, no es la dueña de la casa del Señor.

La Sagrada Familia de Nazaret sabe bien qué cosa significa una puerta abierta o cerrada, para quien espera un hijo, para quien no tiene amparo, para quien huye del peligro. Las familias cristianas hagan del umbral de sus casas un pequeño gran signo de la Puerta de la misericordia y de la acogida de Dios. Es así que la Iglesia deberá ser reconocida, en cada rincón de la tierra: como la custodia de un Dios que toca, como la acogida de un Dios que no te cierra la puerta en la cara, con la excusa que no eres de casa.

Con este espíritu estamos cerca, estamos todos cerca del Jubileo. Estará la Puerta Santa, pero está también la puerta de la gran Misericordia de Dios, y que exista también la puerta de nuestro corazón para recibir a todos, tanto para recibir el perdón de Dios como dar nuestro perdón y acoger a todos los que llaman a nuestra puerta".

(Texto traducido y transcrito desde el audio por ZENIT )

domingo, 15 de noviembre de 2015

Sesenta años de la creación de las Diócesis de Melo y San José por el Papa Pío XII.

Con un poco de picardía, Mons. Roberto Cáceres, Obispo emérito de Melo, suele decir: "La Diócesis de Melo fue fundada dos veces, y la Diócesis de Florida, ninguna". Efectivamente, la Diócesis de Melo fue erigida por el Papa León XIII en 1897. En 1931, el tercer Obispo de Melo, Mons. Paternain, trasladó la sede a Florida, y la Diócesis pasó a llamarse Florida-Melo. En 1955, el Papa Pío XII crea de nuevo una Diócesis con sede en Melo, retirando de la Diócesis de Florida-Melo los departamentos de Cerro Largo y Treinta y Tres (y añadiendo otros, como se verá más abajo) y dejando como nombre de la hasta entonces Diócesis de Florida-Melo el nombre de Diócesis de Florida. Por eso es verdad que la actual Diócesis de Florida es la continuación de aquella primera Diócesis de Melo. Pero eso no borra a Melo de la historia... Este es el texto de la Bula de Pío XII.
 

CONSTITUTIO ACCEPTA ARCANO DEI CONCILIO,
de Pío XII, sobre la erección de las
Diócesis de Melo y San José de Mayo.


Pío Obispo, siervo de los siervos de Dios, a perpetua memoria.
Siendo así, con el consejo de nuestros venerables hermanos los Cardenales de la Santa Romana Iglesia que presiden la Sagrada Congregación Consistorial, luego de haberlo considerado una y otra vez, sabiendo el consentimiento de quienes en esto tuvieron o creyeron tener algún derecho, por Nuestra Apostólica Autoridad, decretamos y mandamos.

De la Arquidiócesis de Montevideo separemos el territorio que comprende los Departamentos de Lavalleja, Rocha y Maldonado, y de la Diócesis de Florida y Melo la región comprendida por los Departamentos de Treinta y Tres y Cerro Largo. Con estos territorios constituimos una nueva Diócesis que se llamará Melo cuyos lindes se determinarán por los mismos límites de los Departamentos nombrados que la forman.
La Capital pues, de la nueva Diócesis así como la sede y domicilio del Obispo, será la ciudad de Melo, que hasta el año mil novecientos treinta y uno gozó de los honores de Sede Episcopal.
El Obispo, además, pondrá la cátedra de su potestad y Magisterio en el templo de la Beata Virgen María del Pilar y S. Rafael Arcángel, y por lo tanto la elevamos al grado de Iglesia Catedral con todos los derechos y privilegios.


Así quedó constituida la Diócesis de Melo por la Bula de 1955

De igual manera, de la misma indicada Arquidiócesis de Montevideo, separamos los Departamentos que comúnmente se llaman San José de Mayo y Canelones, exceptuando sin embargo, las poblaciones de Joaquín Suarez, Sauce y Pando, sitios en el segundo de los Departamentos referidos y de la Diócesis de Salto desunimos el Departamento de Colonia.
Con todos estos territorios erigimos otra Diócesis que se denominará San José del Uruguay, cuya Sede establecemos en la ciudad de San José de Mayo, y cuya Iglesia Catedral será la que está dedicada a San José esposo de la Bienaventurada Virgen María, otorgándole todos los derechos, honores y privilegios inherentes a la dignidad a que ha sido elevada.

Determinamos que los Obispos de estas Diócesis sean revestidos de los mismos derechos, facultades y prerrogativas de que gozan los demás Obispos por el orbe de la tierra, granados empero, los queremos de las mismas obligaciones.
Estos Obispos, además, estarán sujetos al Arzobispo Metropolitano de Montevideo como sufragáneos, y como es obvio, en el mismo sentido las nuevas Diócesis quedarán sujetas a la misma Metrópoli.

Puesto que cual conviene, los invitados por la voz de Cristo a los suavísimos oficios de sacerdocio, deben ser cultivados con toda diligencia, mandamos por lo tanto que, lo antes posible, en cada una de las nuevas Diócesis, se construya por lo menos el Seminario Menor, según las leyes del derecho común y las normas impartidas por la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades de Estudios.
Los más selectos jóvenes de tal Seminario, sean enviados a Roma para que recibidos en el Pontificio Colegio Pío Latino-Americano se impregnen de la verdadera filosofía y sean educados en la disciplina de las cosas sagradas.

Cuide el Obispo de que en la Iglesia Catedral se constituya el Capítulo de Canónigos a fin de que resplandezca el culto a Dios, y no le falten consejeros; que si esto no pudiera llevarse a cabo de inmediato le permitimos, entretanto, que elija consultores diocesanos, los cuales, como es claro cesarán del cargo cuando por Apostólicas Letras, sea constituido el Capítulo de Canónigos.
La así dicha Mesa Episcopal estará formada y con los emolumentos de las Curias, y con las ofertas de los fieles cristianos, y con la parte de bienes que, según el canon 1500 del Código de Derecho Canónigo, le corresponde de la división de bienes y posesiones, hasta ahora pertenecientes a la Diócesis de Montevideo, Florida y Melo y Salto.

Y por lo que al clero concierne, establecemos que, tan pronto como sean fundadas las nuevas sedes de Melo y San José del Uruguay, al mismo tiempo los clérigos se consideran adscriptos a la Iglesia en cuyo territorio legítimamente residen.
Ordenamos también que todas las actas y documentos que de cualquier manera se refieran a las dos Diócesis que hemos fundado, lo antes posible se remitan a las respectivas Curias donde con diligencia sean guardados en el archivo.
El régimen, la administración, la elección del Vicario Capitular en sede vacante, la disciplina del clero y del pueblo, sus derechos y obligaciones, todo esto se regirá en absoluto, por las prescripciones del Derecho Canónigo.
Decretamos, por fin, que la Diócesis aún llamada de Florida y Melo, en adelante se denomine sólo Florida.

Para que se cumpla todo cuantos hemos ordenado por Nuestras Letras vigiladas con sello de plomo, elegimos al venerable Hermano Alfredo Pacini, antes mencionado concediéndole para esto las debidas facultades, quien empero, si el caso lo requiere, podrá delegar a otra persona, siempre que esté revestida de dignidad eclesiástica, y cumplido el mandato, él mismo haga que se extienda documento, cuyas copias auténticas a la brevedad enviará a la Sagrada Congregación
Consistorial.
Si ocurriese que otra persona presidiera la Nunciatura Apostólica en el Uruguay, cuando estas letras van a ser cumplidas, ella hará lo que hemos mandado.

Queremos asimismo que éstas, Nuestras Letras, tengan valor ahora y en el futuro, de modo que lo decretado por las mismas sea religiosamente observado por aquellas a quienes les incumbe, y por ende obtengan su vigor.
A la eficacia de cuyas letras ninguna ley contraria de cualquier género que sea, podrá oponerse, dado que, por estas mismas letras la derogamos.
Por lo que si alguien, cualquiera sea la autoridad que revista, ya consciente o inconscientemente hiciera algo contrario a lo que hemos publicado, ordenamos sea tenido por absolutamente írrito y nulo. A nadie, pues, sea lícito quebrantar o falsificar estos documentos de Nuestra Voluntad, antes bien, a los ejemplares y pasajes de estas Letras, sean impresos o manuscritos, que llevan sello de persona constituida en dignidad eclesiástica, y también refrendados por escribano público, se les prestará en absoluto la misma fe que se daría a las presentes si fueran exhibidas.
Que si alguien, en su integridad despreciara o de cualquier modo desautorizara estos Nuestros Decretos, sepa que incurriría en las penas establecidas por el Derecho contra quienes no cumplieren con las órdenes de los Romanos Pontífices.
Dado en Castel Gandolfo, cerca de Roma el día quince del mes de noviembre del año del Señor mil novecientos cincuenta y cinco, XVII de Nuestro Pontificado.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Culminó Asamblea Plenaria de los Obispos

Del 8 al 12 de noviembre, los Obispos del Uruguay participaron en la segunda Asamblea Plenaria  Ordinaria de este año de la Conferencia Episcopal Uruguaya.
 
El domingo 8 tuvo lugar en Florida la Peregrinación Nacional al Santuario de la Virgen de los Treinta y Tres que congregó a 6500 fieles de todos los rincones del país. La Eucaristía fue presidida por el Presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, Cardenal Gianfranco Ravasi. El Cardenal culminó así su visita al Uruguay con motivo de la realización en Montevideo del Atrio de los Gentiles, el viernes 6 y sábado 7, en el cual estuvieron participando varios de los Obispos.
 
Los Obispos y el Pueblo de Dios en el Santuario Nacional de la
Virgen de los Treinta y Tres, en Florida, en el momento de la
Súplica a la Virgen, en la Peregrinación Nacional (8 de noviembre)
El lunes 9, en la Casa Jesús Buen Pastor, los Obispos iniciaron sus sesiones, acompañados por el Pbro. Ariel Busso, sacerdote argentino, doctor en Derecho Canónico. El P. Busso orientó el retiro de la mañana y en la tarde presentó a los Obispos las nuevas disposiciones del derecho sobre los procedimientos en casos de nulidad matrimonial (Motu Proprio Mitis Iudex Dominus Iesus, del Papa Francisco).
 
El Nuncio Apostólico en Uruguay, Mons. George Panikulam, visitó la asamblea el martes 10, ofreciendo a los Obispos sus reflexiones para el cercano tiempo de Adviento.
 
Las elecciones para los distintos servicios dentro de la Conferencia Episcopal ocuparon la jornada del miércoles 11 (ver nómina completa de responsabilidades pastorales en nuestra entrada anterior).
 
El jueves 12 los Obispos recibieron a autoridades de la Conferencia de Religiosas y Religiosos del Uruguay (CONFRU), con quienes mantuvieron un diálogo sobre diversos temas pastorales, entre los cuales destacó el programa de la CONFRU en lucha contra la trata de personas.
 
A lo largo de la asamblea se abordaron otros temas: el sínodo de la familia y la pastoral familiar; la formación de los futuros sacerdotes; la sustentación del clero; los pasos de la iniciación cristiana y particularmente el sacramento de la Confirmación. Se hizo también referencia a la cuestión ambiental, a propósito de la encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco.
 
Los Obispos dialogaron sobre la forma de celebrar el Año de la Misericordia en sus respectivas diócesis y acordaron que la clausura nacional del mismo sea en la peregrinación a la Virgen de los Treinta y Tres el 13 de noviembre de 2016.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Nuevas autoridades de la Conferencia Episcopal del Uruguay

En el marco de su segunda Asamblea Plenaria Ordinaria anual, la Conferencia Episcopal del Uruguay eligió hoy a sus nuevas autoridades para el período abril 2016- abril 2019.
Fue elegido Presidente Mons. Carlos Collazzi (Obispo de Mercedes); el cargo de Vicepresidente correspondió a Mons. Arturo Fajardo (Obispo de San José de Mayo) y el de Secretario General y Portavoz a Mons. Milton Tróccoli (Obispo Auxiliar de Montevideo). 
Asimismo, fue elegido Coordinador Nacional de la Pastoral de Conjunto Mons. Julio Bonino (Obispo de Tacuarembó).
Los obispos asumirán las nuevas responsabilidades en abril de 2016 y estarán vigentes hasta abril de 2019.

La nómina completa de las nuevas responsabilidades pastorales es la siguiente:

CARGOS DE LA CEU - PERÍODO 2016-2018

CONSEJO PERMANENTE
Presidente: Mons. Carlos Collazzi sdb
Vicepresidente: Mons. Arturo Fajardo
Secretario General: Mons. Milton Tróccoli

SECTORES Y SERVICIOS

PALABRA DE DIOS. Presidente: Mons. Hermes Garín
Comisión Nacional de Animación Bíblica de la Pastoral: Mons. Hermes Garín
Dpto. de Catequesis: Mons. Carlos Collazzi sdb
Dpto. de Liturgia: Mons. Pablo Galimberti
Dpto. de Misiones: Cardenal Daniel Sturla sdb
Comisión Nacional de Pastoral Popular: Mons. Martín Pérez

PROMOCIÓN HUMANA. Presidente: Mons. Martín Pérez Scremini
Dpto. de Pastoral Social-Cáritas: Mons. Martín Pérez Scremini
Dpto. de Educación Católica: Mons. Heriberto Bodeant
Dpto. de Comunicación Social: Mons. Milton Tróccoli

LAICOS: Presidente. Mons. Jaime Fuentes
Dpto. de Laicos: Cardenal Daniel­­­­ Sturla sdb
Comisión Nacional de Pastoral Juvenil: Mons. Heriberto Bodeant
Dpto. de Vocaciones y Ministerios: Mons. Milton Tróccoli
Comisión Nacional de Pastoral Familiar: Mons. Jaime Fuentes

ORDENADOS Y CONSAGRADOS. Presidente Mons. Rodolfo Wirz
Comisión Nacional del Clero: Mons. Julio Bonino
Comisión Nacional para el Diaconado Permanente: Mons. Rodolfo Wirz
Institutos Seculares: Mons. Nicolás Cotugno sdb
Comisión Mixta Obispos-Religiosos: Cardenal Daniel Sturla sdb y Mons. Nicolás Cotugno sdb

SERVICIOS
Coordinador Nacional de la Pastoral de Conjunto: Mons. Julio Bonino
Comisión Nacional para la Doctrina de la Fe: Mons. Alberto Sanguinetti
Comisión Nacional de No creyentes y Cultura: Mons. Alberto Sanguinetti
Comisión Nacional de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso: Mons. Arturo Fajardo
Causas de beatificación: Cardenal Daniel Sturla sdb
Comisión para el Seminario Interdiocesano: Cardenal Daniel Sturla, Mons. Martín Pérez y Pablo Galimberti
Comisión para la Universidad Católica del Uruguay: Cardenal Daniel Sturla sdb, Mons. Alberto Sanguinetti y Mons. Heriberto Bodeant
Delegado Titular al Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM): Mons. Milton Tróccoli
Delegado Suplente al CELAM: Mons. Alberto Sanguinetti
Administrador de la CEU y Comisión de Asuntos Económicos: Mons. Arturo Fajardo
Comisión de Prevención de abusos contra menores y adultos vulnerables: Mons. Heriberto Bodeant (funcionará en el ámbito del Dpto. de Educación Católica)


jueves, 5 de noviembre de 2015

¿Retiros sin Dios?

Los nuevos retiros sin Dios




Reflexión de monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata, en el programa "Claves para un Mundo Mejor" (31 de octubre de 2015)
¡Qué vida llevamos hoy día! Parece que estamos todos estresados, y no me refiero a las últimas elecciones y a los resultados, sino que habla del ritmo de la vida cotidiana. Todo el mundo parece agobiado, agotado, y puedo pensar que esta razón hace que se multiplique una serie de recursos “espirituales” (lo pongo entre comillas) para descansar, para recuperarse. Los llaman retiros.

Yo leo varios diarios, y en uno de ellos encontré una nota sobre estos “retiros” que quiero compartir con ustedes, pues hay en ellos cosas de lo más llamativas e interesantes. Dice el artículo que hay retiros de silencio, de yoga, detox (para desintoxicarse), de sexo tántrico, de tarot, de vidas pasadas y de constelaciones familiares.

Personas que los dirigen, y otras que los practican, hacen comentarios interesantes; se dice que lo que se busca es una mejor calidad de vida para una generación se supone más joven, que no deposita ya su esperanza en las terapias tradicionales como eran la fe o el psicoanálisis. Esto es lo que dice el autor de la nota, y agrega que esos retiros son muy básicos y consisten en quedarse en silencio, sin hacer nada, obligan a pensar en vos, en procesar como estás, volvés renovado, cargado de energía.

Hay personas que practican estos retiros como rememorando, recordando, aquellos retiros religiosos que hacían en la adolescencia cuando tenían fe (digamos así) pero ahora han pasado a otro registro. Y lo digo con todo respeto por quienes los hacen, pero estoy analizando el fenómeno, que es cultural, sociológico y religioso también.

Se señala que ahora lo que importa es conectarse con el lado del bienestar y el yoga es muy importante en este ámbito como práctica principal. Luego está la alimentación alternativa y hay retiros en los que sólo se toman jugos verdes, por ejemplo, y otros que son de ayuno total. Pero me llamó la atención lo que se dice de los retiros de sexo tántrico; según el artículo la razón que motiva a algunas parejas a hacer sexo tántrico es que están aburridas, parece que ya no encuentran satisfacción. La “movilidad” de las parejas hoy día es tremenda. Al respecto, en la nota, una psicóloga y sexóloga confirma que las parejas que asisten a sus retiros lo hacen para sacudirse la modorra sexual; dice que el retiro les ayuda a conectarse con el deseo propio; se les enseña a redireccionar la energía sexual, se hace hincapié en las caricias, los masajes, en todo lo amoroso para no genitalizar tanto (estoy citando textualmente). Dice que hay rotación de parejas, aunque no intercambio; yo no veo bien la diferencia. No hay intercambio pero sí rotación de parejas; algunos ejercicios se hacen con la pareja propia y otros con otro participante, miembro de una ajena.

En fin, creo que ustedes habrán notado ya un panorama de este tema al cual me quiero referir: ¿Dónde está la madre del borrego en este asunto? Insisto que respeto plenamente a las personas que practican estos retiros, no tengo nada contra ellas, pero considero que corresponde a mi oficio pastoral analizar el fenómeno. Creo que lo que significa es que todo se resuelve en el interior de la persona (hombre o mujer) que se mira a sí misma no hay ninguna relación con Dios; no hay una salida trascendente. Importa sólo el bienestar. Bienestar en el sentido amplio, sea físico, psicológico, estar tranquilo, cualquiera sea el modo como uno vive; eso acá no cuenta.
Todo consiste en volverse hacia adentro de uno mismo. Es cierto que las disciplinas orientales tienen mucho que ver con esto; y es que el hombre se pone en lugar de Dios. En suma, Dios ya no existe y como no existe uno se arregla a uno mismo. En el fondo Dios es uno mismo, no queda otra cosa. El Papa Francisco hablaría de “autoreferencialidad” y este es un caso de autoreferencialidad espiritual; no hay relación con Dios sino que la relación es con uno mismo y entonces con todos estos artificios nos ponemos en conexión con nosotros mismos para alcanzar el bienestar.

¿Es suficiente esto? Parece que para alguna gente sí es suficiente. Ahora yo digo ¿qué vida es esa? Se cercena completamente la dimensión religiosa de la existencia, o se otorga una dimensión religiosa a algo que no lo tiene. Se habla de “espiritualidad” de algo espiritual y yo decía “espiritual” entre comillas porque, obviamente, no tiene nada que ver con el Espíritu Santo, fuente de la espiritualidad cristiana. Lo que se observa es que “yo soy espiritual y yo mismo me arreglo, busco este equilibrio y me armonizo y entonces soy feliz”.

Bueno, ojalá les vaya bien. Es un tema sobre el cual habría que volver a hablar porque tiene mucho que ver con un dato fundamental de la filosofía y la cultura moderna que se llama inmanentismo. Es decir, no hay trascendencia; todo se arregla acá adentro, adentro de uno mismo. Amigos, ¡vamos!, todos sabemos los líos que tenemos dentro y no los podemos arreglar así nomás con una armonización sentándonos en posición de flor de loto y juntando los dedos sino que necesitamos clarificar nuestra situación espiritual, saber qué hay de bueno y de malo en nosotros y ¿cómo juzgamos objetivamente de eso sino es por referencia a un bien o un mal objetivo y por referencia, en todo caso, a Dios que es nuestro creador, que nos conoce, comprende y perdona porque nos ama?

Además de inmanentismo habría que hablar también aquí de naturalismo: no es necesaria la gracia de Dios; no hay pecado, ni necesidad de perdón que Dios nos otorga con su gracia que eleva, transforma y sana.

Esta especie de crítica que hago a este fenómeno de los retiros tal vez le puede servir a ustedes para, por contraparte, ver qué importante es hacer un buen retiro, un retiro espiritual en serio, sin comillas. Nosotros los llamamos Ejercicios Espirituales y vienen desde muy antaño. Algún otro día les voy a comentar el librito de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, porque en ellos se busca lo mismo, pero se busca ser felices en Dios y recordando que la felicidad del hombre no se consuma en esta vida sino que tenemos que prepararnos para la otra. Y en la puerta, en el paso entre una vida y la otra es allí donde se debe clarificarse todo.

Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata

miércoles, 21 de octubre de 2015

VII Encuentro Nacional de CEBs. Con esperanza y alegría, anunciando el Reino


Las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) del Uruguay se reúnen el próximo sábado 24 y domingo 25 en la ciudad de Tacuarembó, en el VII Encuentro Nacional de CEBs. Respondiendo a la invitación de Mons. Julio Bonino, que ofreció su Diócesis como sede con motivo de sus 25 años de Obispo, la articuladora nacional de CEBs ha venido preparando este encuentro bajo el lema “Comunidades con esperanza y alegría, anunciando el Reino” y con el tema “CEBs: Iglesia sencilla y misionera con una mirada nueva para transformar nuestras  realidades”.


Las Comunidades Eclesiales de Base y las pequeñas comunidades han sido, de acuerdo a las conclusiones de la Conferencia de Aparecida (2007) “escuelas que han ayudado a formar cristianos comprometidos con su fe, discípulos y misioneros del Señor (…) recogen la experiencia de las primeras comunidades, como están descritas en los Hechos de los Apóstoles (cf. Hch 2,42-47) (…) permitieron al pueblo acceder a un conocimiento mayor de la Palabra de Dios, al compromiso social en nombre del Evangelio, al surgimiento de nuevos servicios laicales y a la educación de la fe de los adultos” (DA 178).

Lema del VI Encuentro Nacional de CEBs
Treinta y Tres, 2003

El encuentro comenzará temprano: desde las 8 de la mañana se ha previsto la recepción de los participantes, en un número aproximado de 500. En la apertura se hará memoria de los encuentros anteriores (el último fue realizado en la ciudad de Treinta y Tres, Diócesis de Melo, en el año 2003). Como es tradición en estos encuentros, el Obispo de la Diócesis que recibió el anterior encuentro entregará al Obispo anfitrión del nuevo evento un cirio encendido, signo de Jesús Resucitado, que la Diócesis de Melo recibiera en 2003.
Terminada la ceremonia inaugural, los participantes trabajarán en varios talleres, para encontrarse al final de la tarde para un momento recreativo y una celebración, y marcharán al encuentro de las familias que los albergarán esa noche.

P. José Marins

El domingo tendrá momentos de plenario, en los que destaca una presentación de la actual realidad del Uruguay, por el sociólogo Pablo Guerra, y el aporte del P. José Marins, sacerdote brasileño de larga trayectoria en el acompañamiento de las CEBs en América Latina, quien propondrá la “resignificación de las CEBs”, es decir, la misión de las Comunidades en el actual contexto social y eclesial, en América Latina y en el mundo. Habrá también otros momentos de taller.

Mons. Julio Bonino, Obispo de Tacuarembó
El encuentro culminará con la celebración de la Eucaristía, a las 16 horas, en la Plaza 19 de Abril, frente a la Catedral San Fructuoso. Mons. Bonino presidirá la Misa, para la que han confirmado su participación varios de los Obispos del Uruguay. No estarán presentes el Cardenal Sturla ni Mons. Jaime Fuentes, quienes se encuentran en Roma, participando en el Sínodo de los Obispos sobre la familia. La invitación a esta celebración de clausura es abierta a todos los que deseen participar.

Catedral San Fructuoso y Plaza 19 de Abril, Tacuarembó

Desde la Diócesis de Melo, que ha participado activamente en la preparación del encuentro, habrá una participación de unos 50 delegados, principalmente de las ciudades de Río Branco, Treinta y Tres y Melo.

martes, 20 de octubre de 2015

En Treinta y Tres, la Diócesis de Melo vivió su fiesta de "Iglesia en Salida".


El domingo 18 de octubre el día amaneció hermoso, soleado y con un vientito fresco en Treinta y Tres. A partir de las 9 de la mañana, delegaciones de las distintas parroquias de la Diócesis de Melo (Cerro Largo y Treinta y Tres) fueron llegando a la parroquia de Cruz Alta, junto al obelisco de la capital olimareña.
La imagen de la Virgen del Pilar llegó acompañada por música festiva y una procesión en bicicleta de alumnos del Liceo Virgen de los Treinta y Tres, de las hermanas Salesianas. Poco a poco se fue organizando la peregrinación, detrás de la imagen. Cantos, oraciones y signos fueron pautando el recorrido hacia el parque Dionisio Díaz.


En su homilía, el obispo recordó la visita de la Virgen a las parroquias de la Diócesis, donde cada comunidad fue obsequiando a María una capa: "en esta Iglesia 'en salida', María ha sido la primera en salir a visitarnos. No es de extrañar, porque el Evangelio nos dijo que ella, en cuanto se enteró de que su prima Isabel tenía un embarazo de seis meses 'salió sin demora'. Y no nos podemos imaginar que fuera sólo una visita de cortesía. María llega a casa de Isabel llevando 'la alegría del Evangelio' que es Jesús mismo, creciendo en su seno; pero luego de los saludos, podemos bien imaginarla ayudando en las tareas de la casa a aquella mujer ya mayor y con su embarazo avanzado."


Luego, Mons. Heriberto fue señalando las "salidas" necesarias: salir de sí mismo para ir al encuentro del otro; "encuentro real, mano a mano, conversando, compartiendo un mate, y no sólo a través de una pantallita". Compartir y vivir la fe en pequeños grupos, orando, meditando la Palabra: Comunidades Eclesiales de Base, Movimiento de Cursillos de Cristiandad y otras formas de encuentro. Salir también del pequeño grupo: mirar a la comunidad mayor de la que se forma parte: la capilla o ya la sede parroquial.
El obispo recordó que una parroquia está llamada a ser "comunidad de comunidades". "Si bien algunas lo tienen muy claro y buscan vivirlo y profundizarlo, en otras hay a veces tensiones entre la capilla grande, con mucha vida, y la sede parroquial; por otra parte, hay pequeñas comunidades en el campo, muy alejadas, que a veces no tienen más contacto con la parroquia que una visita al año, y por tanto, no se pueden sentir parte de una "comunidad de comunidades". Las 16 parroquias conforman la Diócesis. Es en cada una de las Diócesis donde la Iglesia Católica vive, existe, en la comunión de todo el pueblo de Dios: laicos, religiosas, diáconos, sacerdotes, obispos. "Sí", dijo Mons. Bodeant: "puedo decir en plural 'obispos' porque aquí està Mons. Càceres, nuestro obispo emèrito", a lo que la asamblea respondió con un cerrado aplauso.


Hubo también aplausos cuando el Obispo recordó a los dos misioneros de la Diócesis. El P. Jorge Osorio, en la diócesis de Sao Gabriel da Cachoeira, en el rincón de la Amazonia donde se juntan Brasil, Colombia y Venezuela. Mons. Luis del Castillo, en Santiago de Cuba, desde donde envió una serie de fotos que lo muestran celebrando con una pequeña comunidad en una de las "Casas de Misión" de la isla. Son casas de familia que sus dueños disponen para uso de la Iglesia. Mons. Heriberto agregó: "aunque no les llamemos así, aquí también las tenemos... el viernes, en Paso Pereira y en Tierras Coloradas, celebré misas en dos casas que podrían ser llamadas también "Casas de Misión".
El obispo finalizó su homilía haciendo referencia al Año de la Misericordia que se inaugurará el próximo 8 de diciembre y que deberá marcar el próximo año pastoral de la diócesis, haciendo de cada uno de nosotros "misionero de la Misericordia".
Luego de la homilía, las diferentes parroquias de la Diócesis compartieron las experiencias vividas a lo largo del año como "Iglesia en salida". La visita a enfermos y ancianos, el seguimiento de los padres de niños de la catequesis parroquial, la misión en comunidades rurales alejadas fueron algunas de las iniciativas compartidas en forma testimonial.
Después de la Misa, el almuerzo: el tradicional "guiso carrero" de esta zona arrocera hizo las delicias de los peregrinos.


Luego, el tiempo de festival: danzas, canto de los niños, una canción del Obispo para el río Olimar y el broche de oro de la fiesta: la presentación del grupo de parodistas "Aristóphanes" con su presentación de homenaje a Don Bosco en el bicentenario de su nacimiento.

sábado, 17 de octubre de 2015

Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones 2015

El Papa Francisco con niños de Las Filipinas, enero de este año

Queridos hermanos y hermanas:

La Jornada Mundial de las Misiones 2015 tiene lugar en el contexto del Año de la Vida Consagrada, y recibe de ello un estímulo para la oración y la reflexión. De hecho, si todo bautizado está llamado a dar testimonio del Señor Jesús proclamando la fe que ha recibido como un don, esto es particularmente válido para la persona consagrada, porque entre la vida consagrada y la misión subsiste un fuerte vínculo. El seguimiento de Jesús, que ha dado lugar a la aparición de la vida consagrada en la Iglesia, responde a la llamada a tomar la cruz e ir tras él, a imitar su dedicación al Padre y sus gestos de servicio y de amor, a perder la vida para encontrarla. Y dado que toda la existencia de Cristo tiene un carácter misionero, los hombres y las mujeres que le siguen más de cerca asumen plenamente este mismo carácter.

La dimensión misionera, al pertenecer a la naturaleza misma de la Iglesia, es también intrínseca a toda forma de vida consagrada, y no puede ser descuidada sin que deje un vacío que desfigure el carisma. La misión no es proselitismo o mera estrategia; la misión es parte de la “gramática” de la fe, es algo imprescindible para aquellos que escuchan la voz del Espíritu que susurra “ven” y “ve”. Quién sigue a Cristo se convierte necesariamente en misionero, y sabe que Jesús «camina con él, habla con él, respira con él. Percibe a Jesús vivo con él en medio de la tarea misionera» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 266).

La misión es una pasión por Jesús pero, al mismo tiempo, es una pasión por su pueblo. Cuando nos detenemos ante Jesús crucificado, reconocemos todo su amor que nos dignifica y nos sostiene; y en ese mismo momento percibimos que ese amor, que nace de su corazón traspasado, se extiende a todo el pueblo de Dios y a la humanidad entera. Así redescubrimos que él nos quiere tomar como instrumentos para llegar cada vez más cerca de su pueblo amado (cf. ibíd., 268) y de todos aquellos que lo buscan con corazón sincero. En el mandato de Jesús: “id” están presentes los escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia. En ella todos están llamados a anunciar el Evangelio a través del testimonio de la vida; y de forma  especial se pide a los consagrados que escuchen la voz del Espíritu, que los llama a ir a las grandes periferias de la misión, entre las personas a las que aún no ha llegado el Evangelio.

El quincuagésimo aniversario del Decreto conciliar Ad gentes nos invita a releer y meditar este documento que suscitó un fuerte impulso misionero en los Institutos de Vida Consagrada. En las comunidades contemplativas retomó luz y elocuencia la figura de santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones, como inspiradora del vínculo íntimo de la vida contemplativa con la misión. Para muchas congregaciones religiosas de vida activa el anhelo misionero que surgió del Concilio Vaticano II se puso en marcha con una apertura extraordinaria a la misión ad gentes, a menudo acompañada por la acogida de hermanos y hermanas provenientes de tierras y culturas encontradas durante la evangelización, por lo que hoy en día se puede hablar de una interculturalidad generalizada en la vida consagrada. Precisamente por esta razón, es urgente volver a proponer el ideal de la misión en su centro: Jesucristo, y en su exigencia: la donación total de sí mismo a la proclamación del Evangelio. No puede haber ninguna concesión sobre esto: quién, por la gracia de Dios, recibe la misión, está llamado a vivir la misión. Para estas personas, el anuncio de Cristo, en las diversas periferias del mundo, se convierte en la manera de vivir el seguimiento de él y recompensa los muchos esfuerzos  y privaciones. Cualquier tendencia a desviarse de esta vocación, aunque sea acompañada por nobles motivos relacionados con la muchas necesidades pastorales, eclesiales o humanitarias, no está en consonancia con el llamamiento personal del Señor al servicio del Evangelio. En los Institutos misioneros los formadores están llamados tanto a indicar clara y honestamente esta perspectiva de vida y de acción como a actuar con autoridad en el discernimiento de las vocaciones misioneras auténticas. Me dirijo especialmente a los jóvenes, que siguen siendo capaces de dar testimonios valientes y de realizar hazañas generosas a veces contra corriente: no dejéis que os roben el sueño de una misión auténtica, de un seguimiento de Jesús que implique la donación total de sí mismo. En el secreto de vuestra conciencia, preguntaos cuál es la razón por la que habéis elegido la vida religiosa misionera y medid la disposición a aceptarla por lo que es: un don de amor al servicio del anuncio del Evangelio, recordando que, antes de ser una necesidad para aquellos que no lo conocen, el anuncio del Evangelio es una necesidad para los que aman al Maestro.

Hoy, la misión se enfrenta al reto de respetar la necesidad de todos los pueblos de partir de sus propias raíces y de salvaguardar los valores de las respectivas culturas. Se trata de conocer y respetar otras tradiciones y sistemas filosóficos, y reconocer a cada pueblo y cultura el derecho de hacerse ayudar por su propia tradición en la inteligencia del misterio de Dios y en la acogida del Evangelio de Jesús, que es luz para las culturas y fuerza transformadora de las mismas.

Dentro de esta compleja dinámica, nos preguntamos: “¿Quiénes son los destinatarios privilegiados del anuncio evangélico?” La respuesta es clara y la encontramos en el mismo Evangelio:  los pobres, los pequeños, los enfermos, aquellos que a menudo son despreciados y olvidados, aquellos que no tienen como pagarte (cf. Lc 14,13-14). La evangelización, dirigida preferentemente a ellos, es signo del Reino que Jesús ha venido a traer: «Existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 48). Esto debe estar claro especialmente para las personas que abrazan la vida consagrada misionera: con el voto de pobreza se escoge seguir a Cristo en esta preferencia suya, no ideológicamente, sino como él, identificándose con los pobres, viviendo como ellos en la precariedad de la vida cotidiana y en la renuncia de todo poder para convertirse en hermanos y hermanas de los últimos, llevándoles el testimonio de la alegría del Evangelio y la expresión de la caridad de Dios.

Para vivir el testimonio cristiano y los signos del amor del Padre entre los pequeños y los pobres, las personas consagradas están llamadas a promover, en el servicio de la misión, la presencia de los fieles laicos. Ya  el Concilio Ecuménico Vaticano II afirmaba: «Los laicos cooperan a la obra de evangelización de la Iglesia y participan de su misión salvífica a la vez como testigos y como instrumentos vivos» (Ad gentes, 41). Es necesario que los misioneros consagrados se abran cada vez con mayor valentía a aquellos que están dispuestos a colaborar con ellos, aunque sea por un tiempo limitado, para una experiencia sobre el terreno. Son hermanos y hermanas que quieren compartir la vocación misionera inherente al Bautismo. Las casas y las estructuras de las misiones son lugares naturales para su acogida y su apoyo humano, espiritual y apostólico.

Las Instituciones y Obras misioneras de la Iglesia están totalmente al servicio de los que no conocen el Evangelio de Jesús. Para lograr eficazmente este objetivo, estas necesitan los carismas y el compromiso misionero de los consagrados, pero también, los consagrados, necesitan una estructura de servicio, expresión de la preocupación del Obispo de Roma para asegurar la koinonía, de forma que la colaboración y la sinergia sean una parte integral del testimonio misionero. Jesús ha puesto la unidad de los discípulos, como condición para que el mundo crea (cf. Jn 17,21). Esta convergencia no equivale a una sumisión jurídico-organizativa a organizaciones institucionales, o a una mortificación de la fantasía del Espíritu que suscita la diversidad, sino que significa dar más eficacia al mensaje del Evangelio y promover aquella unidad de propósito que es también  fruto del Espíritu.

La Obra Misionera del Sucesor de Pedro tiene un horizonte apostólico universal. Por ello también necesita de los múltiples carismas de la vida consagrada, para abordar al vasto horizonte de la evangelización y para poder garantizar una adecuada presencia en las fronteras y territorios alcanzados.

Queridos hermanos y hermanas, la pasión del misionero es el Evangelio. San Pablo podía afirmar: «¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!» (1 Cor 9,16). El Evangelio es fuente de alegría, de liberación y de salvación para todos los hombres. La Iglesia es consciente de este don, por lo tanto, no se cansa de proclamar sin cesar a todos «lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos» (1 Jn 1,1). La misión de los servidores de la Palabra -obispos, sacerdotes, religiosos y laico- es la de poner a todos, sin excepción, en una relación personal con Cristo. En el inmenso campo de la acción misionera de la Iglesia, todo bautizado está llamado a vivir lo mejor posible su compromiso, según su situación personal. Una respuesta generosa a esta vocación universal la pueden ofrecer los consagrados y las consagradas, a través de una intensa vida de oración y de unión con el Señor y con su sacrificio redentor.

Mientras encomiendo a María, Madre de la Iglesia y modelo misionero, a todos aquellos que, ad gentes o en su propio territorio, en todos los estados de vida cooperan al  anuncio del Evangelio, os envío de todo corazón mi Bendición Apostólica.

Vaticano, 24 de mayo de 2015, Solemnidad de Pentecostés

Francisco

sábado, 3 de octubre de 2015

Oremos por la asamblea del Sínodo de los Obispos: 'La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo"


Mañana comienza la asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo.
Ya se encuentran en Roma los dos obispos participantes de Uruguay: el Cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo, invitado por el Papa Francisco y Mons. Jaime Fuentes, obispo de Minas, presidente de la Comisión Nacional de Pastoral de la Familia y de la Vida, delegado de la Conferencia Episcopal del Uruguay.
Los obispos participantes serán en total 270, entre ellos 74 cardenales.
Las sesiones concluirán el 24 de noviembre, día en que se presentará y votará la Relación final, documento que se presentará al Santo Padre. A partir de ese documento, el Papa suele redactar una "exhortación apostólica postsinodal", que va bajo su firma y se integra de ese modo al magisterio pontificio.

El Papa Francisco y los miembros de la asamblea participarán esta noche en una vigilia de oración.
Podemos unirnos a su oración hoy y durante el transcurso de la asamblea, rezando la siguiente plegaria, redactada por Francisco:

Jesús, María y José,
en ustedes contemplamos
el esplendor del amor verdadero,
a ustedes nos dirigimos con confianza.
Sagrada Familia de Nazaret,
haz que también nuestras familias
sean lugares de comunión y cenáculos de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas Iglesias domésticas.


Sagrada Familia de Nazaret,
que nunca más en las familias se vivan experiencias
de violencia, cerrazón y división:
que todo el que haya sido herido o escandalizado
conozca pronto el consuelo y la sanación.
Sagrada Familia de Nazaret,
que el próximo Sínodo de los Obispos
pueda despertar en todos la conciencia
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
su belleza en el proyecto de Dios.
Jesús, María y José,
escuchen y atiendan nuestra súplica. Amén.

viernes, 2 de octubre de 2015

Con María, la Iglesia diocesana "en salida". Fiesta Diocesana 2015. Diócesis de Melo.


"La visitación" nos muestra a María saliendo al encuentro de su prima Isabel.
María lleva con ella la Buena Noticia en persona: el hijo concebida en ella por obra del Espíritu Santo.
María es la imagen de la Iglesia "en salida": en actitud de servicio, llevando la Buena Noticia.
Con ella, a lo largo de este año, nuestras parroquias vienen realizando distintas formas de Misión.
La imagen de Nuestra Señora del Pilar, patrona de la Diócesis de Melo, viene visitando las 16 parroquias.
Con María, celebramos esta Iglesia "en salida" que vamos siendo, animándonos a continuar este impulso hacia nuestros hermanos.

Nos encontraremos en la ciudad de Treinta y Tres para vivir y celebrar la comunión diocesana, como culminación del primer año de la Misión y de la peregrinación de la Imagen de la Virgen del Pilar, en el contexto de una Iglesia “en salida”.

Domingo 18 de Octubre, en la ciudad de Treinta y Tres.

PROGRAMA:
09:30 - Llegada. Concentración en la Parroquia de Cruz Alta.
10:30 - Caminata-Procesión con la Virgen del Pilar hacia el Parque Dionisio Diaz.
11:30 - Misa de la Iglesia “en salida”
13:00 - Almuerzo.
14:00- Festival con la participación del grupo de Parodistas Aristophanes, homenaje a Don Bosco en los 200 años de su nacimiento.
17:00 - Final. Buen viaje.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Diario El Pueblo (Salto). Entrevista a Mons. Bodeant sobre Fazenda de la Esperanza

Monseñor Heriberto Bodeant, Obispo de Melo y Secretario General y Coordinador Pastoral de la Conferencia Episcopal del Uruguay, estuvo esta semana en nuestra ciudad para presentar las “Fazendas de Esperanza”, comunidades terapéuticas que tienen el objetivo de recuperar a jóvenes adictos a las drogas.
- ¿Qué es la Fazenda de la Esperanza?– Es una comunidad terapéutica que nace en Brasil hace 32 años en el Municipio de Guaratinguetá en San Pablo. Empieza como una búsqueda de respuesta a la realidad de jóvenes que se drogaban. Un joven de aquella época, Nelson Giovannelli, veía todos los días en una esquina cerca de su casa a un grupo de adictos. Inquieto por hacer algo por ellos y sin saber muy bien qué hacer, habló con su párroco, un franciscano, Hans Stapel, y entre los dos fueron pensando qué cosa podían hacer. Entonces, poquito a poco fueron configurando un método, una propuesta de recuperación que hoy está muy consolidada y que se propone en más de cien casas, las Fazendas de la Esperanza, la mayor parte masculina pero también hay una rama femenina. La propuesta está basada en tres pilares, convivencia, trabajo y espiritualidad.
Convivencia, porque los muchachos que están en recuperación se van ayudando unos a otros, van acompañándose en ese proceso de un año, al que se ingresa voluntariamente. Aquellos que ya han dado algunos pasos pueden realmente ayudar a los que empiezan para poder superar esas primeras etapas.
Trabajo, porque el trabajo reestructura la vida y además, apunta también a la responsabilidad por el propio sustento. Hacerse cargo de la propia vida significa ganarse el pan. Las Fazendas grandes que ya están establecidas hace muchos años son centros de producción donde verdaderamente se autosustentan. Las nuestras recién empiezan…
- ¿Hay dos en Uruguay?– Así es. Las dos que están en Uruguay son la Fazenda Quo Vadis, que está en Cerro Chato, y la Fazenda femenina Betania, que está en Melo. Están en sus comienzos y van tendiendo de a poco a esa autosustentación.
- ¿Cuántos jóvenes estarían atendidos en estas Fazendas?– En la Fazenda masculina, en este momento hay 12 muchachos, tiene la posibilidad de recibir algunos más en el futuro pero hoy la casa tiene esa capacidad. Las Fazendas son una red, de modo que muchas veces, aunque no haya lugar en una casa, el ingreso es posible porque o se hace lugar porque alguien que ya tiene un camino hecho va a otra casa, o a veces se le aconseja a alguien empezar en un lugar no muy cercano a su propio lugar. En este momento en la Fazenda femenina hay cuatro personas que están empezando la casa.
- Respecto a la recuperación de las adicciones, ¿en las Fazendas se brinda tratamiento médico o solo espiritual?– Son estos tres pilares que explicaba. El de la convivencia, que no es simplemente un hecho de decidir adaptarse sino que la convivencia es parte de la recuperación y parte del método. El trabajo también. Y la espiritualidad es un factor generalmente muy importante porque no es simplemente decir “hay momentos que se reza, hay misa”, no, la espiritualidad es algo articulador en la vida de las Fazendas. Incluso jóvenes que llegaron sin ninguna creencia van descubriendo allí que hay algo que los ayuda. Nadie está obligado a creer pero mucha gente va descubriendo y encontrando su propio camino.
No hay tratamiento médico, no se trabaja con medicación. El ingreso supone la aprobación de un psiquiatra, porque será un psiquiatra quien puede determinar si alguien puede hacer este tipo de tratamiento o no. En el caso de alguien que sea un paciente psiquiátrico dentro de algunas dolencias que puedan llevarse adentro de las Fazendas, hay un seguimiento externo del médico.
- ¿La experiencia que se trae desde Brasil demuestra que los jóvenes se recuperan de sus adicciones?– Si. A ver, aquí hay tres cosas importantes. Primero, dejar de consumir, eso es algo que si alguien lo quiera hacer, con un poco de apoyo y con el ambiente adecuado, en tres meses puede dejar de consumir con cierto riesgo de recaer pero no fatal. Un año es el tiempo que la Fazenda propone para algo más, para un cambio y replanteo de su vida. “¿Por qué empecé a consumir? ¿Qué es lo que me falta? ¿Qué es el vacío que tengo? ¿Qué es lo que realmente le puede dar sentido a mi vida?”, eso es lo que uno escucha cuando uno ve a los que tienen sus procesos ya encaminados a los siete u ocho meses, cuando se produce un cambio en la perspectiva de la vida. Hay un cambio de mirada sobre sí mismo.
Escuchaba el testimonio de Gastón que tiene siete meses (en la Fazenda de Cerro Chato), “yo antes era un personaje, vivía permanentemente representando lo que yo pretendía ser. Ahora me siento el que soy. No soy ningún genio pero tampoco soy un desastre como podía pensar. Me he encontrado conmigo mismo y ahora si soy dueño de mi vida y no cuando antes yo creía que era el que podía hacer lo que quería y no importaba nada”.
El tercer aspecto -luego del cambio de vida, que es el segundo aspecto-, es el tema de permanecer en ese cambio de vida, es decir, la no reincidencia. Ese es el logro tal vez más importante de la Fazenda.
- ¿Qué papel juega la familia en la recuperación del joven? Le pregunto porque por lo general lo que empuja al joven a la adicción es el contexto, y si se recupera en la Fazenda y luego retorna a ese contexto o entorno que lo llevó a la adicción, puede caber la posibilidad de la reincidencia.– Hay un trabajo paralelo con la familia, pero cada uno es una historia y cada familia es un mundo completamente distinto, pero puedo hablar de cosas que he visto, de experiencias puntuales. Hay familias que no cometieron errores notables que empujaran a que el joven consumiera, a veces está más en alguien que fue haciendo su propia vida, su propio camino aunque la familia fue siendo un poquito condescendiente, no era una familia que no amara a su hijo, que no le prestara atención o una familia descompuesta con vínculos rotos, porque es lo que uno podría llegar a pensar que es lo que provoca la adicción, y no, es misterioso por qué alguien se hace adicto. Lo que la familia tendría que revisar son algunas actitudes y cuál es la mejor forma de acompañar.
Entonces, si la familia ha acompañado el ingreso, hay un primer tiempo de trabajo con la familia antes que pueda haber un primer reencuentro. La familia se comunica por carta los primeros tres meses hasta que después de hecho ese camino del joven, que pasó los primeros tres meses, que es un tiempo bastante decisivo, porque si el joven decide seguir después de tres meses es porque ha entrado en la propuesta. Si no simplemente dejó de consumir y dice, “ya me puedo ir”. Entonces, él decide seguir a los tres meses, la familia también ha hecho su camino y está preparada para ese encuentro para restablecer una confianza. Ese reencuentro es realmente muy fuerte, yo lo he visto. Y el reencuentro final, cuando lo reciben al término del año, todos quedamos siempre muy pero muy emocionados porque sentimos una cosa enormemente fuerte allí.
Me acuerdo de un muchacho de Cerrito de la Victoria de Montevideo que terminó en Cerro Chato, que cuando le di el diploma me dijo, “esta es la primera vez que yo termino algo en mi vida, es el primer diploma que recibo” (se emociona)…
- Es como una caricia…– Un abrazo fuerte.
- En su carácter de secretario de la Conferencia Episcopal del Uruguay aprovecho para consultarle cómo se encuentra la Iglesia Católica con un Papa latinoamericano y que además tuviese el gesto de nombrar Cardenal a Monseñor Sturla.– Hay muchas maneras en que uno puede mirar a la Iglesia en el Uruguay. Es cierto que todo esto nos ha dado cierto destaque que tiene que ver un poco también con esta manera del Uruguay de ir emergiendo en otros aspectos, aparecer más ante el mundo. Siendo nosotros un país donde la Iglesia no tiene particularmente una fuerza o una incidencia alta, desde luego para nosotros todas estas cosas son estimulantes, significativas. Sobre todo el Papa Francisco, como Papa latinoamericano, a los Obispos uruguayos nos ha hecho reencontrar con muchas cosas que para nosotros son familiares. A los Obispos, a los sacerdotes, a los fieles, nos ha hecho reencontrar con muchos aspectos de la Pastoral latinoamericana, pero también poniéndonos frente al desafío de una revitalización, de una vuelta a los orígenes, es decir, una vuelta al espíritu del Evangelio. Destaco sobre todo la insistencia del Papa Francisco en la misericordia como una clave fundamental para entender a Dios, al mundo y para entender a la Iglesia.
Este año de la misericordia que él ha convocado para comenzar el 8 de diciembre de este año, es un elemento como la tónica de su pontificado. Él dijo una vez, la misericordia cambia al mundo. Claro, uno de repente dice la palabra misericordia y suena a una cosa un poco descolgada, como una cuestión espiritual que eventualmente no tiene consecuencias prácticas, pero cuando uno se acerca al pensamiento del Papa Francisco, empieza a ver que todos sus planteos de vía espiritual son motores, son motivadores. Hace poco, el 1º de setiembre, el Papa convocó a una jornada mundial de oración por el cuidado de la Creación. Bueno, mucha gente podría haber dicho, “qué lindo que recen, y después, ¿qué pasa con eso?”. En su carta el Papa decía, buscamos en la tradición espiritual de la Iglesia la fuerza motivadora para nuestro compromiso por el cuidado de la Creación. Es decir, la oración es vivir yendo a aquel que es la fuerza, la luz, la sabiduría, aquel que puede mover nuestra vida, que puede llevarnos a un cambio de vida. Cuando él habla del año de la misericordia nos recuerda las siete obras de misericordia espiritual y las siete obras de misericordia corporal, que son muy concretas -vestir al desnudo, alimentar al que tiene hambre, dar refugio al que está sin techo- y cómo nos comprometemos a esas cosas.
La Fazenda de la Esperanza de la que veníamos hablando, es una de esas expresiones de misericordia, y no simplemente de una misericordia un poquito paternalista de decir, “estos pobres muchachitos le damos un lugar donde ellos puedan cambiar un poco y dejar todo eso tan feo”.
No, no. Esta es una propuesta fuerte de cambio de vida para quienes ingresan y también para quienes nos acercamos pensando que vamos a ayudar y descubrimos cuánta ayuda nosotros también necesitamos.

martes, 1 de septiembre de 2015

Semana de la Educación Católica en Melo - A 200 años de la creación de la Escuela de la Patria


Pronto se cumplirán los doscientos años del 10 de setiembre de 1815. Ese día el Jefe de los Orientales, don José Artigas, en Purificación, firmó dos documentos: en uno, solicitaba al Cabildo  de Montevideo dos sacerdotes para fundar las “Escuelas de la Patria” y el otro sería conocido como  el Reglamento de Tierras.
Desde 2007, la Asociación Uruguaya de Educación Católica (AUDEC) eligió la fecha del 10 de setiembre para celebrar el Día de la Educación Católica.
Este año, con motivo del bicentenario, las instituciones educativas católicas de la ciudad de Melo celebran una "Semana de Educación Católica".
Los escudos que figuran en la ilustración corresponden, en su orden, a los siguientes centros:
- Colegio y Liceo María Auxiliadora
- Colegio Agustìn de la Rosa
- Obra Social Salesiana Picapiedras (educación no formal)
- Colegio Dámaso Antonio Larrañaga
- Instituto Monseñor Lasagna (ex Liceo Salesiano) 

Programa de la Semana

  • Lunes 7 - Obra Social Picapiedras
14:30 a 16:30 - Actividad recreativa para niños y adolescentes de los distintos centros católicos
17:00 - Misa en la Capilla San Juan Bautista, al lado de la Obra Social.
  • Martes 8 - Colegio y Liceo Marìa Auxiliadora
9:00 a 17:30 -  Muestra académica de las tres ramas de la institución, abierta a todo público 
19:30 - Conferencia de Mons. Julio Bonino, Obispo de Tacuarembó, presentando la encíclica Laudato Si' (Alabado seas) sobre el cuidado de la Casa Común, del Papa Francisco.
  • Miércoles 9 - Colegio Dámaso Antonio Larrañaga
13:30 a 16:30 - Gincana, danzas folklóricas, canciones, merienda compartida.
  • Jueves 10 - Catedral de Melo
Misas presididas por Mons. Heriberto Bodeant
11:00 - Misa con los estudiantes de secundaria (Ma. Auxiliadora y Mons. Lasagna)
15:00 - Misa con los escolares (Ma. Auxiliadora, Dámaso A. Larrañaga, Agustín de la Rosa y Picapiedras)
  • Viernes 11 - Instituto Mons. Lasagna - Colegio Agustìn de la Rosa
10:00 a 11:30 - Instituto Monseñor Lasagna: Handball y fútbol (liceales)
11:30 a 12:30 - Instituto Monseñor Lasagna: Video sobre la vida de Don Bosco, visita guiada y lunch.
14:00 a 16:00 - Colegio Agustín de la Rosa: Video sobre Santa Joaquina Vedruna. Actividades con profesores de música, educación física y juventud misionera de Monseñor Lasagna.
18:00 - Club Conventos -  Clase abierta de patinaje. Prof. Mariela Furest, con alumnas de María Auxiliadora.