jueves, 18 de junio de 2015

In Memoriam: Mons. Francisco Barbosa, Padre Pancho


Ayer por la mañana supe que unas horas antes, en la madrugada de Madrid, había fallecido Mons. Francisco Barbosa, el "Padre Pancho" como fue llamado mientras formó parte del presbiterio de Salto.
Con él me tocó compartir muchas cosas... lo conocí cuando, en 1979, fue por breve tiempo el asesor de Pastoral Juvenil de la Diócesis de Salto. Yo era el delegado de la Parroquia de Young al Secretariado Diocesano de P. Juvenil y nos encontramos en algunas reuniones.
Después, ya estando yo en el Seminario y él en Young, recuerdo una vez en que fuimos a una misión en Sauce y quiso enseñarme a manejar. No había mucho tiempo, pero me quedó una recomendación que no he olvidado: "cuando subís un repecho, andá más despacio y ponéte bien sobre tu mano, porque no sabés lo que puede venir del otro lado".
Recuerdo sus años de párroco en Bella Unión, desde donde se iniciaron los Encuentros de Diócesis de Frontera que llevan ya treinta ediciones.
También su tiempo de Vicario Pastoral, animando el Plan Pastoral Diocesano de Salto.
Cuando yo fui nombrado Obispo Auxiliar, asumí la Vicaría pastoral y él la parroquia Sagrado Corazón de Jesús en Paysandú, donde yo estaba.
Después fue su nombramiento como Obispo de Minas, su participación entusiasta en la Conferencia de Aparecida. Luego... su renuncia y su peregrinar. Siguió viviendo su lema, tomado de Mons. Angelelli: "Hay que seguir andando nomás".
Los Cooperadores Parroquiales de Cristo Rey lo recibieron en Rosario, Argentina y luego en Madrid.
En la capital española volvió a un ejercicio regular de su vida sacerdotal, como capellán de un Hospital y últimamente dando también una mano en una parroquia.
Allí lo visité hace un año y medio, y allí esperaba volver a verlo en febrero del año próximo. Ya no será así. Él no estará.
Hace unos días, recordando a otro compañero del presbiterio de Salto recientemente fallecido, el P. Bernardi, yo rescataba su preocupación por la formación de los fieles. En otro estilo, Pancho tenía la misma solicitud, unida a un espíritu de participación de todo el Pueblo de Dios en la Misión. Fue uno de los promotores de la planificación pastoral hecha con la participación de todos.
En estos días, Mons. Jaime Fuentes, su sucesor en Minas, lo ha recordado con mucho afecto y delicadeza.
Le dejo a él la palabra.
+ Heriberto

Apuro tuvo la muerte

    Esta mañana falleció en Madrid el Padre Pancho, como todos lo llamaban. Nadie esperaba que la enfermedad sería tan ejecutiva. Nos había llegado que iban a operarlo, que después le harían quimioterapia…
    La noticia de la muerte de Pancho me ha llegado al alma. El año pasado, en Madrid, hablé con él por teléfono: una conversación breve, en que noté que esquivaba el tema de su salud.
    El año anterior, en cambio, tomando un café en un barcito de la calle Mayor, me contó con detalle los problemas de salud que tenía, aunque el relato importante estuvo centrado en sus ocupaciones sacerdotales.
    Estaba contento, muy contento, trabajando como capellán de un hospital. Los enfermos lo querían mucho, me dijo. Le aseguré que así correspondían al cariño que él les daba: porque Pancho era un sacerdote que sabía querer.
    Salimos del bar y enfilamos hacia la Puerta del Sol. Apenas habíamos caminado cien metros y estaba jadeando… – Sí, ya ves… Pero en cuanto llegue a casa tomo la medicación y se me pasa.
    Pancho quería volver a Uruguay: estoy seguro de que se daba cuenta, aunque lo disimulaba, que no le quedaba mucho tiempo.
    Cuando fue ordenado sacerdote, el Padre Pancho fue consagrado “sacerdote para siempre”. Y además de ser un enfermo que atendía a los enfermos, ejercitaba su sacerdocio escribiendo semanalmente una homilía que enviaba a sus amigos. Tuvo un gran corazón sacerdotal.
    La noticia de su muerte me llegó al alma: vivo en la casa en la que él vivió durante cinco años, desde 2005 hasta 2009. Después pasaron cosas de las que nunca hablamos, para qué, ni de las que nunca oí críticas aquí. Los minuanos vivieron con él aquello que describe Camino: “Como los hijos buenos de Noé, cubre con la capa de la caridad las miserias que veas en tu padre, el sacerdote”. (Noé se había emborrachado. Sus hijos lo vieron durmiendo la mona vestido de Adán y, sin mirarlo siquiera, lo taparon con un manto).
    Pancho ha ido al encuentro del Señor a los 71 años. Y entiendo el apuro que tenía la muerte en llevárselo esta madrugada, como antes de tiempo para nosotros y en el momento exacto, en realidad: porque un 17 de junio de 1972, Monseñor Francisco Barbosa, Obispo emérito de Minas, fue ordenado sacerdote para siempre, para siempre. Descanse en paz.

+ Jaime Fuentes, Obispo de Minas.

2 comentarios:

Padre Roberto Figueroa dijo...

Mons. Heriberto, me emocioné leyendo su texto y el de MOns. Jaime sobre el querido Padre Pancho. Tuve la oportunidad de conocerlo brevemente una vez que participó en Porto Alegre, junto con Mons. Romero del Forum de las Migraciones, en la Iglesia de la Pompeya, donde yo participaba como laico de la Pastoral Migratoria. Después celebraron los dos obispos con nosotros la Misa del Migrante en la Catedral y participaron del Forum Social Mundial.
Me dejó una impresión muy buena, y nunca me olvido de los dos obispos que nos visitaron con su carisma y sencillez alegre. Las cosas que han pasado con Padre Pancho, y que desde Brasil he acompañado, solo me haccen decirle a Dios: Gracias porque era un hombre "humano", valga la redundancia. Que en Paz descanse!!!

Susana Andrade dijo...

El padre Pancho era una gran persona y un amigo, siempre estará en nuestros recuerdos, salud !