sábado, 28 de noviembre de 2015

Comienzo del Jubileo de la Misericordia en Melo

 
Melo, 29 de noviembre de 2015, Primer Domingo de Adviento
Queridos diocesanos:

El Papa Francisco ha convocado un Jubileo Extraordinario de la Misericordia, que se iniciará en Roma el próximo 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción de María y concluirá en la solemnidad de Cristo Rey en 2016.

En cada una de las Diócesis del mundo el Jubileo comenzará el domingo 13 de diciembre, Tercero del tiempo de Adviento, que la liturgia llama Gaudete, es decir, “de la alegría”.
También será así en nuestra Diócesis. Ese Domingo, en la Misa de las 11 de la mañana, se abrirá en la Catedral Nuestra Señora del Pilar y San Rafael la “Puerta de la Misericordia”, que todos los fieles de la Diócesis están invitados a atravesar desde ese día y hasta la conclusión del Año Jubilar, para obtener indulgencias para sí o para otros.

¿Qué significa la indulgencia? Así lo explica el Santo Padre: “En el sacramento de la Reconciliación Dios perdona los pecados, que realmente quedan cancelados; y sin embargo, la huella negativa que los pecados dejan en nuestros comportamientos y en nuestros pensamientos permanece. La misericordia de Dios es incluso más fuerte que esto. Ella se transforma en indulgencia del Padre que a través de la Esposa de Cristo alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado, habilitándolo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer en el pecado” (Misericordiae Vultus 22).

Para obtener la indulgencia, al peregrinar a la Puerta de la Misericordia, se debe cumplir las condiciones habituales: confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa.

El Papa Francisco señala también que cada vez que un fiel realice personalmente una o más obras de misericordia corporales y espirituales “obtendrá ciertamente la indulgencia jubilar”. “De aquí el compromiso a vivir de la misericordia para obtener la gracia del perdón completo y total por el poder del amor del Padre que no excluye a nadie. Será, por lo tanto, una indulgencia jubilar plena, fruto del acontecimiento mismo que se celebra y se vive con fe, esperanza y caridad”, resalta el Papa.

Exhorto, pues, a todos, a vivir este Año Jubilar con el corazón abierto para recibir y para poner en obra la Misericordia del Padre.

+ Heriberto, Obispo de Melo

miércoles, 18 de noviembre de 2015

El Papa explica el sentido de la Puerta de la Misericordia: ¡Jesús es la Puerta!

Catequesis del Papa Francisco
Miércoles 18 de noviembre de 2015

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Con esta reflexión hemos llegado a la puertas del Jubileo, ¡está cerca! Delante de nosotros se encuentra la gran puerta de la Misericordia de Dios, una bonita puerta, que acoge nuestro arrepentimiento ofreciendo la gracia de su perdón. La puerta está generalmente abierta, pero nosotros debemos cruzar el umbral con valentía, cada uno de nosotros tiene detrás de sí cosas que pesan ¿o no? Todos somos pecadores, aprovechemos este momento que viene y crucemos el umbral de esta misericordia de Dios que nunca se cansa de perdonar, ¡entremos por esta puerta con valentía!

Del Sínodo de los obispos, que hemos celebrado el pasado mes de octubre, todas las familias, y toda la Iglesia, han recibido un gran estímulo para encontrarse en el umbral de esta puerta.

La Iglesia ha sido animada a abrir sus puertas, para salir con el Señor al encuentro de los hijos y las hijas en camino, a veces incierto, a veces perdidos, en estos tiempos difíciles. Las familias cristianas, en particular, han sido animadas a abrir la puerta al Señor que espera para entrar, llevando su bendición y su amistad. Y si la puerta de la Misericordia de Dios está siempre abierta, también las puertas de nuestras instituciones deben estar siempre abiertas para que así todos puedan salir a llevar la misericordia de Dios, esto significa el Jubileo, dejar entrar y salir al Señor. El Señor no fuerza nunca la puerta: también Él pide permiso para entrar, pide permiso, no fuerza la puerta, como dice el Libro del Apocalipsis: “Yo estoy a la puerta y llamo --imaginemos al Señor que llama a la puerta de nuestro corazón--. Si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos”  (3,20). Y en la última gran visión de este Libro, así se profetiza de la Ciudad de Dios: “Sus puertas no se cerrarán durante el día”, lo que significa para siempre, porque “no existirá la noche en ella” (21, 25).

Hay sitios en el mundo en los que no se cierran las puertas con llave. Todavía los hay, pero hay muchos donde las puertas blindadas son normales. No debemos rendirnos a la idea de tener que aplicar este sistema que también dé seguridad a toda  nuestra vida, a la vida de la familia, de la ciudad, de la sociedad. Y tampoco a la vida de la Iglesia. ¡Sería terrible! Una Iglesia que no es hospital, así como una familia cerrada en sí misma, mortifica el Evangelio y marchita al mundo. ¡Nada de puertas blindadas en la Iglesia, nada, todo abierto!

La gestión simbólica de las “puertas” --de los umbrales, de los caminos, de las fronteras-- se ha hecho crucial. La puerta debe custodiar, cierto, pero rechazar. La puerta no debe ser forzada, al contrario, se pide permiso, porque la hospitalidad resplandece en la libertad de la acogida, y se oscurece en la prepotencia de la invasión. La puerta se abre frecuentemente, para ver si afuera hay alguien que espera, y tal vez no tiene la valentía, o ni siquiera la fuerza de tocar. ¡Cuánta gente ha perdido la confianza, no tiene la valentía de llamar a la puerta de nuestro corazón cristiano, las puertas de nuestras iglesias, que están ahí! No tienen la valentía, les hemos quitado la confianza. Por favor, que esto no suceda nunca.

La puerta dice muchas cosas de la casa, y también de la Iglesia. La gestión de la puerta necesita atento discernimiento y, al mismo tiempo, debe inspirar gran confianza. Quisiera expresar una palabra de agradecimiento para todos los vigilantes de las puertas: de nuestros edificios, de las instituciones cívicas, de las mismas iglesias. Muchas veces la sagacidad y la gentileza de la recepción son capaces de ofrecer una imagen de humanidad y de acogida de la entera casa, ya desde la entrada. ¡Hay que aprender de estos hombres y mujeres, que son los guardianes de los lugares de encuentro y de acogida de ciudad del hombre!

A todos ustedes, custodios de tantas puertas, sean puertas de casas o puertas de iglesias, muchas gracias. Siempre con una sonrisa. siempre mostrando la acogida de esa casa, de esa iglesia; así la gente se siente feliz y acogida en ese lugar.

En verdad, sabemos bien que nosotros mismos somos los custodios y los siervos de la Puerta de Dios, y la puerta de Dios, ¿cómo se llama? ¿Quién sabe decirlo? ¿Quién es la puerta de Dios? Jesús. ¿Quién es la puerta de Dios? ¡Fuerte! Jesús. Él nos ilumina en todas las puertas de la vida, incluso aquella de nuestro nacimiento y de nuestra muerte. Él mismo ha afirmado: “Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento” (Jn 10, 9).

Jesús es la puerta que nos hace entrar y salir. ¡Porque el rebaño de Dios es un amparo, no una prisión! La casa de Dios es un amparo, no es una prisión. Y la puerta ¿se llama? ¡Otra vez! ¿Cómo se llama? Jesús. Y si la puerta está cerrada decimos, ‘Señor abre la puerta’. Jesús es la puerta. Jesús es la puerta y nos hace entrar y salir.

Son los ladrones los que tratan de evitar la puerta. Es curioso, los ladrones tratan siempre de entrar por otra parte, la ventana, el techo, pero evitan la puerta porque tienen malas intenciones, y se meten en el rebaño para engañar a las ovejas y aprovecharse de ellas.

Nosotros debemos pasar por la puerta y escuchar la voz de Jesús: si sentimos su tono de voz, estamos seguros, somos salvados. Podemos entrar sin temor y salir sin peligro. En este hermoso discurso de Jesús, se habla también del guardián, que tiene la tarea de abrir al buen Pastor (Cfr. Jn 10,2).

Si el guardián escucha la voz del Pastor, entonces abre, y hace entrar a todas las ovejas que el Pastor trae, todas, incluso aquellas perdidas en el bosque, que el buen Pastor ha ido a buscarlas. A las ovejas no las elige el guardián, no las elige el secretario parroquial, o la secretaria de la parroquia, no, no las elige. Las ovejas son todas invitadas. Son elegidas por el buen Pastor.  El guardián --también él-- obedece a la voz del Pastor. Entonces, podemos bien decir que nosotros debemos ser como este guardián. La Iglesia es la portera de la casa del Señor, la Iglesia es la portera, no es la dueña de la casa del Señor.

La Sagrada Familia de Nazaret sabe bien qué cosa significa una puerta abierta o cerrada, para quien espera un hijo, para quien no tiene amparo, para quien huye del peligro. Las familias cristianas hagan del umbral de sus casas un pequeño gran signo de la Puerta de la misericordia y de la acogida de Dios. Es así que la Iglesia deberá ser reconocida, en cada rincón de la tierra: como la custodia de un Dios que toca, como la acogida de un Dios que no te cierra la puerta en la cara, con la excusa que no eres de casa.

Con este espíritu estamos cerca, estamos todos cerca del Jubileo. Estará la Puerta Santa, pero está también la puerta de la gran Misericordia de Dios, y que exista también la puerta de nuestro corazón para recibir a todos, tanto para recibir el perdón de Dios como dar nuestro perdón y acoger a todos los que llaman a nuestra puerta".

(Texto traducido y transcrito desde el audio por ZENIT )

domingo, 15 de noviembre de 2015

Sesenta años de la creación de las Diócesis de Melo y San José por el Papa Pío XII.

Con un poco de picardía, Mons. Roberto Cáceres, Obispo emérito de Melo, suele decir: "La Diócesis de Melo fue fundada dos veces, y la Diócesis de Florida, ninguna". Efectivamente, la Diócesis de Melo fue erigida por el Papa León XIII en 1897. En 1931, el tercer Obispo de Melo, Mons. Paternain, trasladó la sede a Florida, y la Diócesis pasó a llamarse Florida-Melo. En 1955, el Papa Pío XII crea de nuevo una Diócesis con sede en Melo, retirando de la Diócesis de Florida-Melo los departamentos de Cerro Largo y Treinta y Tres (y añadiendo otros, como se verá más abajo) y dejando como nombre de la hasta entonces Diócesis de Florida-Melo el nombre de Diócesis de Florida. Por eso es verdad que la actual Diócesis de Florida es la continuación de aquella primera Diócesis de Melo. Pero eso no borra a Melo de la historia... Este es el texto de la Bula de Pío XII.
 

CONSTITUTIO ACCEPTA ARCANO DEI CONCILIO,
de Pío XII, sobre la erección de las
Diócesis de Melo y San José de Mayo.


Pío Obispo, siervo de los siervos de Dios, a perpetua memoria.
Siendo así, con el consejo de nuestros venerables hermanos los Cardenales de la Santa Romana Iglesia que presiden la Sagrada Congregación Consistorial, luego de haberlo considerado una y otra vez, sabiendo el consentimiento de quienes en esto tuvieron o creyeron tener algún derecho, por Nuestra Apostólica Autoridad, decretamos y mandamos.

De la Arquidiócesis de Montevideo separemos el territorio que comprende los Departamentos de Lavalleja, Rocha y Maldonado, y de la Diócesis de Florida y Melo la región comprendida por los Departamentos de Treinta y Tres y Cerro Largo. Con estos territorios constituimos una nueva Diócesis que se llamará Melo cuyos lindes se determinarán por los mismos límites de los Departamentos nombrados que la forman.
La Capital pues, de la nueva Diócesis así como la sede y domicilio del Obispo, será la ciudad de Melo, que hasta el año mil novecientos treinta y uno gozó de los honores de Sede Episcopal.
El Obispo, además, pondrá la cátedra de su potestad y Magisterio en el templo de la Beata Virgen María del Pilar y S. Rafael Arcángel, y por lo tanto la elevamos al grado de Iglesia Catedral con todos los derechos y privilegios.


Así quedó constituida la Diócesis de Melo por la Bula de 1955

De igual manera, de la misma indicada Arquidiócesis de Montevideo, separamos los Departamentos que comúnmente se llaman San José de Mayo y Canelones, exceptuando sin embargo, las poblaciones de Joaquín Suarez, Sauce y Pando, sitios en el segundo de los Departamentos referidos y de la Diócesis de Salto desunimos el Departamento de Colonia.
Con todos estos territorios erigimos otra Diócesis que se denominará San José del Uruguay, cuya Sede establecemos en la ciudad de San José de Mayo, y cuya Iglesia Catedral será la que está dedicada a San José esposo de la Bienaventurada Virgen María, otorgándole todos los derechos, honores y privilegios inherentes a la dignidad a que ha sido elevada.

Determinamos que los Obispos de estas Diócesis sean revestidos de los mismos derechos, facultades y prerrogativas de que gozan los demás Obispos por el orbe de la tierra, granados empero, los queremos de las mismas obligaciones.
Estos Obispos, además, estarán sujetos al Arzobispo Metropolitano de Montevideo como sufragáneos, y como es obvio, en el mismo sentido las nuevas Diócesis quedarán sujetas a la misma Metrópoli.

Puesto que cual conviene, los invitados por la voz de Cristo a los suavísimos oficios de sacerdocio, deben ser cultivados con toda diligencia, mandamos por lo tanto que, lo antes posible, en cada una de las nuevas Diócesis, se construya por lo menos el Seminario Menor, según las leyes del derecho común y las normas impartidas por la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades de Estudios.
Los más selectos jóvenes de tal Seminario, sean enviados a Roma para que recibidos en el Pontificio Colegio Pío Latino-Americano se impregnen de la verdadera filosofía y sean educados en la disciplina de las cosas sagradas.

Cuide el Obispo de que en la Iglesia Catedral se constituya el Capítulo de Canónigos a fin de que resplandezca el culto a Dios, y no le falten consejeros; que si esto no pudiera llevarse a cabo de inmediato le permitimos, entretanto, que elija consultores diocesanos, los cuales, como es claro cesarán del cargo cuando por Apostólicas Letras, sea constituido el Capítulo de Canónigos.
La así dicha Mesa Episcopal estará formada y con los emolumentos de las Curias, y con las ofertas de los fieles cristianos, y con la parte de bienes que, según el canon 1500 del Código de Derecho Canónigo, le corresponde de la división de bienes y posesiones, hasta ahora pertenecientes a la Diócesis de Montevideo, Florida y Melo y Salto.

Y por lo que al clero concierne, establecemos que, tan pronto como sean fundadas las nuevas sedes de Melo y San José del Uruguay, al mismo tiempo los clérigos se consideran adscriptos a la Iglesia en cuyo territorio legítimamente residen.
Ordenamos también que todas las actas y documentos que de cualquier manera se refieran a las dos Diócesis que hemos fundado, lo antes posible se remitan a las respectivas Curias donde con diligencia sean guardados en el archivo.
El régimen, la administración, la elección del Vicario Capitular en sede vacante, la disciplina del clero y del pueblo, sus derechos y obligaciones, todo esto se regirá en absoluto, por las prescripciones del Derecho Canónigo.
Decretamos, por fin, que la Diócesis aún llamada de Florida y Melo, en adelante se denomine sólo Florida.

Para que se cumpla todo cuantos hemos ordenado por Nuestras Letras vigiladas con sello de plomo, elegimos al venerable Hermano Alfredo Pacini, antes mencionado concediéndole para esto las debidas facultades, quien empero, si el caso lo requiere, podrá delegar a otra persona, siempre que esté revestida de dignidad eclesiástica, y cumplido el mandato, él mismo haga que se extienda documento, cuyas copias auténticas a la brevedad enviará a la Sagrada Congregación
Consistorial.
Si ocurriese que otra persona presidiera la Nunciatura Apostólica en el Uruguay, cuando estas letras van a ser cumplidas, ella hará lo que hemos mandado.

Queremos asimismo que éstas, Nuestras Letras, tengan valor ahora y en el futuro, de modo que lo decretado por las mismas sea religiosamente observado por aquellas a quienes les incumbe, y por ende obtengan su vigor.
A la eficacia de cuyas letras ninguna ley contraria de cualquier género que sea, podrá oponerse, dado que, por estas mismas letras la derogamos.
Por lo que si alguien, cualquiera sea la autoridad que revista, ya consciente o inconscientemente hiciera algo contrario a lo que hemos publicado, ordenamos sea tenido por absolutamente írrito y nulo. A nadie, pues, sea lícito quebrantar o falsificar estos documentos de Nuestra Voluntad, antes bien, a los ejemplares y pasajes de estas Letras, sean impresos o manuscritos, que llevan sello de persona constituida en dignidad eclesiástica, y también refrendados por escribano público, se les prestará en absoluto la misma fe que se daría a las presentes si fueran exhibidas.
Que si alguien, en su integridad despreciara o de cualquier modo desautorizara estos Nuestros Decretos, sepa que incurriría en las penas establecidas por el Derecho contra quienes no cumplieren con las órdenes de los Romanos Pontífices.
Dado en Castel Gandolfo, cerca de Roma el día quince del mes de noviembre del año del Señor mil novecientos cincuenta y cinco, XVII de Nuestro Pontificado.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Culminó Asamblea Plenaria de los Obispos

Del 8 al 12 de noviembre, los Obispos del Uruguay participaron en la segunda Asamblea Plenaria  Ordinaria de este año de la Conferencia Episcopal Uruguaya.
 
El domingo 8 tuvo lugar en Florida la Peregrinación Nacional al Santuario de la Virgen de los Treinta y Tres que congregó a 6500 fieles de todos los rincones del país. La Eucaristía fue presidida por el Presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, Cardenal Gianfranco Ravasi. El Cardenal culminó así su visita al Uruguay con motivo de la realización en Montevideo del Atrio de los Gentiles, el viernes 6 y sábado 7, en el cual estuvieron participando varios de los Obispos.
 
Los Obispos y el Pueblo de Dios en el Santuario Nacional de la
Virgen de los Treinta y Tres, en Florida, en el momento de la
Súplica a la Virgen, en la Peregrinación Nacional (8 de noviembre)
El lunes 9, en la Casa Jesús Buen Pastor, los Obispos iniciaron sus sesiones, acompañados por el Pbro. Ariel Busso, sacerdote argentino, doctor en Derecho Canónico. El P. Busso orientó el retiro de la mañana y en la tarde presentó a los Obispos las nuevas disposiciones del derecho sobre los procedimientos en casos de nulidad matrimonial (Motu Proprio Mitis Iudex Dominus Iesus, del Papa Francisco).
 
El Nuncio Apostólico en Uruguay, Mons. George Panikulam, visitó la asamblea el martes 10, ofreciendo a los Obispos sus reflexiones para el cercano tiempo de Adviento.
 
Las elecciones para los distintos servicios dentro de la Conferencia Episcopal ocuparon la jornada del miércoles 11 (ver nómina completa de responsabilidades pastorales en nuestra entrada anterior).
 
El jueves 12 los Obispos recibieron a autoridades de la Conferencia de Religiosas y Religiosos del Uruguay (CONFRU), con quienes mantuvieron un diálogo sobre diversos temas pastorales, entre los cuales destacó el programa de la CONFRU en lucha contra la trata de personas.
 
A lo largo de la asamblea se abordaron otros temas: el sínodo de la familia y la pastoral familiar; la formación de los futuros sacerdotes; la sustentación del clero; los pasos de la iniciación cristiana y particularmente el sacramento de la Confirmación. Se hizo también referencia a la cuestión ambiental, a propósito de la encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco.
 
Los Obispos dialogaron sobre la forma de celebrar el Año de la Misericordia en sus respectivas diócesis y acordaron que la clausura nacional del mismo sea en la peregrinación a la Virgen de los Treinta y Tres el 13 de noviembre de 2016.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Nuevas autoridades de la Conferencia Episcopal del Uruguay

En el marco de su segunda Asamblea Plenaria Ordinaria anual, la Conferencia Episcopal del Uruguay eligió hoy a sus nuevas autoridades para el período abril 2016- abril 2019.
Fue elegido Presidente Mons. Carlos Collazzi (Obispo de Mercedes); el cargo de Vicepresidente correspondió a Mons. Arturo Fajardo (Obispo de San José de Mayo) y el de Secretario General y Portavoz a Mons. Milton Tróccoli (Obispo Auxiliar de Montevideo). 
Asimismo, fue elegido Coordinador Nacional de la Pastoral de Conjunto Mons. Julio Bonino (Obispo de Tacuarembó).
Los obispos asumirán las nuevas responsabilidades en abril de 2016 y estarán vigentes hasta abril de 2019.

La nómina completa de las nuevas responsabilidades pastorales es la siguiente:

CARGOS DE LA CEU - PERÍODO 2016-2018

CONSEJO PERMANENTE
Presidente: Mons. Carlos Collazzi sdb
Vicepresidente: Mons. Arturo Fajardo
Secretario General: Mons. Milton Tróccoli

SECTORES Y SERVICIOS

PALABRA DE DIOS. Presidente: Mons. Hermes Garín
Comisión Nacional de Animación Bíblica de la Pastoral: Mons. Hermes Garín
Dpto. de Catequesis: Mons. Carlos Collazzi sdb
Dpto. de Liturgia: Mons. Pablo Galimberti
Dpto. de Misiones: Cardenal Daniel Sturla sdb
Comisión Nacional de Pastoral Popular: Mons. Martín Pérez

PROMOCIÓN HUMANA. Presidente: Mons. Martín Pérez Scremini
Dpto. de Pastoral Social-Cáritas: Mons. Martín Pérez Scremini
Dpto. de Educación Católica: Mons. Heriberto Bodeant
Dpto. de Comunicación Social: Mons. Milton Tróccoli

LAICOS: Presidente. Mons. Jaime Fuentes
Dpto. de Laicos: Cardenal Daniel­­­­ Sturla sdb
Comisión Nacional de Pastoral Juvenil: Mons. Heriberto Bodeant
Dpto. de Vocaciones y Ministerios: Mons. Milton Tróccoli
Comisión Nacional de Pastoral Familiar: Mons. Jaime Fuentes

ORDENADOS Y CONSAGRADOS. Presidente Mons. Rodolfo Wirz
Comisión Nacional del Clero: Mons. Julio Bonino
Comisión Nacional para el Diaconado Permanente: Mons. Rodolfo Wirz
Institutos Seculares: Mons. Nicolás Cotugno sdb
Comisión Mixta Obispos-Religiosos: Cardenal Daniel Sturla sdb y Mons. Nicolás Cotugno sdb

SERVICIOS
Coordinador Nacional de la Pastoral de Conjunto: Mons. Julio Bonino
Comisión Nacional para la Doctrina de la Fe: Mons. Alberto Sanguinetti
Comisión Nacional de No creyentes y Cultura: Mons. Alberto Sanguinetti
Comisión Nacional de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso: Mons. Arturo Fajardo
Causas de beatificación: Cardenal Daniel Sturla sdb
Comisión para el Seminario Interdiocesano: Cardenal Daniel Sturla, Mons. Martín Pérez y Pablo Galimberti
Comisión para la Universidad Católica del Uruguay: Cardenal Daniel Sturla sdb, Mons. Alberto Sanguinetti y Mons. Heriberto Bodeant
Delegado Titular al Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM): Mons. Milton Tróccoli
Delegado Suplente al CELAM: Mons. Alberto Sanguinetti
Administrador de la CEU y Comisión de Asuntos Económicos: Mons. Arturo Fajardo
Comisión de Prevención de abusos contra menores y adultos vulnerables: Mons. Heriberto Bodeant (funcionará en el ámbito del Dpto. de Educación Católica)


jueves, 5 de noviembre de 2015

¿Retiros sin Dios?

Los nuevos retiros sin Dios




Reflexión de monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata, en el programa "Claves para un Mundo Mejor" (31 de octubre de 2015)
¡Qué vida llevamos hoy día! Parece que estamos todos estresados, y no me refiero a las últimas elecciones y a los resultados, sino que habla del ritmo de la vida cotidiana. Todo el mundo parece agobiado, agotado, y puedo pensar que esta razón hace que se multiplique una serie de recursos “espirituales” (lo pongo entre comillas) para descansar, para recuperarse. Los llaman retiros.

Yo leo varios diarios, y en uno de ellos encontré una nota sobre estos “retiros” que quiero compartir con ustedes, pues hay en ellos cosas de lo más llamativas e interesantes. Dice el artículo que hay retiros de silencio, de yoga, detox (para desintoxicarse), de sexo tántrico, de tarot, de vidas pasadas y de constelaciones familiares.

Personas que los dirigen, y otras que los practican, hacen comentarios interesantes; se dice que lo que se busca es una mejor calidad de vida para una generación se supone más joven, que no deposita ya su esperanza en las terapias tradicionales como eran la fe o el psicoanálisis. Esto es lo que dice el autor de la nota, y agrega que esos retiros son muy básicos y consisten en quedarse en silencio, sin hacer nada, obligan a pensar en vos, en procesar como estás, volvés renovado, cargado de energía.

Hay personas que practican estos retiros como rememorando, recordando, aquellos retiros religiosos que hacían en la adolescencia cuando tenían fe (digamos así) pero ahora han pasado a otro registro. Y lo digo con todo respeto por quienes los hacen, pero estoy analizando el fenómeno, que es cultural, sociológico y religioso también.

Se señala que ahora lo que importa es conectarse con el lado del bienestar y el yoga es muy importante en este ámbito como práctica principal. Luego está la alimentación alternativa y hay retiros en los que sólo se toman jugos verdes, por ejemplo, y otros que son de ayuno total. Pero me llamó la atención lo que se dice de los retiros de sexo tántrico; según el artículo la razón que motiva a algunas parejas a hacer sexo tántrico es que están aburridas, parece que ya no encuentran satisfacción. La “movilidad” de las parejas hoy día es tremenda. Al respecto, en la nota, una psicóloga y sexóloga confirma que las parejas que asisten a sus retiros lo hacen para sacudirse la modorra sexual; dice que el retiro les ayuda a conectarse con el deseo propio; se les enseña a redireccionar la energía sexual, se hace hincapié en las caricias, los masajes, en todo lo amoroso para no genitalizar tanto (estoy citando textualmente). Dice que hay rotación de parejas, aunque no intercambio; yo no veo bien la diferencia. No hay intercambio pero sí rotación de parejas; algunos ejercicios se hacen con la pareja propia y otros con otro participante, miembro de una ajena.

En fin, creo que ustedes habrán notado ya un panorama de este tema al cual me quiero referir: ¿Dónde está la madre del borrego en este asunto? Insisto que respeto plenamente a las personas que practican estos retiros, no tengo nada contra ellas, pero considero que corresponde a mi oficio pastoral analizar el fenómeno. Creo que lo que significa es que todo se resuelve en el interior de la persona (hombre o mujer) que se mira a sí misma no hay ninguna relación con Dios; no hay una salida trascendente. Importa sólo el bienestar. Bienestar en el sentido amplio, sea físico, psicológico, estar tranquilo, cualquiera sea el modo como uno vive; eso acá no cuenta.
Todo consiste en volverse hacia adentro de uno mismo. Es cierto que las disciplinas orientales tienen mucho que ver con esto; y es que el hombre se pone en lugar de Dios. En suma, Dios ya no existe y como no existe uno se arregla a uno mismo. En el fondo Dios es uno mismo, no queda otra cosa. El Papa Francisco hablaría de “autoreferencialidad” y este es un caso de autoreferencialidad espiritual; no hay relación con Dios sino que la relación es con uno mismo y entonces con todos estos artificios nos ponemos en conexión con nosotros mismos para alcanzar el bienestar.

¿Es suficiente esto? Parece que para alguna gente sí es suficiente. Ahora yo digo ¿qué vida es esa? Se cercena completamente la dimensión religiosa de la existencia, o se otorga una dimensión religiosa a algo que no lo tiene. Se habla de “espiritualidad” de algo espiritual y yo decía “espiritual” entre comillas porque, obviamente, no tiene nada que ver con el Espíritu Santo, fuente de la espiritualidad cristiana. Lo que se observa es que “yo soy espiritual y yo mismo me arreglo, busco este equilibrio y me armonizo y entonces soy feliz”.

Bueno, ojalá les vaya bien. Es un tema sobre el cual habría que volver a hablar porque tiene mucho que ver con un dato fundamental de la filosofía y la cultura moderna que se llama inmanentismo. Es decir, no hay trascendencia; todo se arregla acá adentro, adentro de uno mismo. Amigos, ¡vamos!, todos sabemos los líos que tenemos dentro y no los podemos arreglar así nomás con una armonización sentándonos en posición de flor de loto y juntando los dedos sino que necesitamos clarificar nuestra situación espiritual, saber qué hay de bueno y de malo en nosotros y ¿cómo juzgamos objetivamente de eso sino es por referencia a un bien o un mal objetivo y por referencia, en todo caso, a Dios que es nuestro creador, que nos conoce, comprende y perdona porque nos ama?

Además de inmanentismo habría que hablar también aquí de naturalismo: no es necesaria la gracia de Dios; no hay pecado, ni necesidad de perdón que Dios nos otorga con su gracia que eleva, transforma y sana.

Esta especie de crítica que hago a este fenómeno de los retiros tal vez le puede servir a ustedes para, por contraparte, ver qué importante es hacer un buen retiro, un retiro espiritual en serio, sin comillas. Nosotros los llamamos Ejercicios Espirituales y vienen desde muy antaño. Algún otro día les voy a comentar el librito de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, porque en ellos se busca lo mismo, pero se busca ser felices en Dios y recordando que la felicidad del hombre no se consuma en esta vida sino que tenemos que prepararnos para la otra. Y en la puerta, en el paso entre una vida y la otra es allí donde se debe clarificarse todo.

Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata