domingo, 26 de junio de 2016

Enfoques Dominicales - La fundación de Melo

Pedro Melo de Portugal, Virrey del Río de la Plata
1795-1797
Mañana, 27 de junio, se cumplen 221 años de la fundación de Melo, acto realizado, como dice el acta firmada por el Capitán Agustín de la Rosa: “invocando el Santo nombre de Dios, principio, medio y fin de todas las cosas”.

A pesar de que más de dos siglos han pasado desde entonces, los documentos de la época nos permiten acercarnos al pensamiento del fundador, porque en sus escritos se reflejan las inquietudes de alguien que no está simplemente cumpliendo órdenes, sino que tiene una visión.

Así, tenemos un informe de Agustín de la Rosa al Virrey Pedro Melo. El 7 de mayo de 1795 escribió al Virrey recomendando la fundación de la que hoy es capital de Cerro Largo. Así decía:
“El establecimiento de poblaciones en el cordón de la frontera es (...) el remedio (...) no sólo para asegurar las fértiles campañas (...) teniendo siempre a raya la nación fronteriza, sino también para arreglar enteramente aquellos campos, para limpiarlos de ladrones fascinerosos y contrabandistas, para reducir los ganados a rodeo, para evitar los desórdenes que hasta ahora han experimentado y lo que es más que todo para asegurar la inmensa riqueza de esta provincia (...)
(...) mientras no se adopte el sistema de poblar la frontera y repartir los campos en suertes de estancia es imposible disipar todos los desórdenes (...) sólo de este modo se asegurará con la riqueza del país todo cuanto puede apetecerse para el mejor servicio de Dios y del Rey.”
Cuando uno lee esas líneas, no puede menos que admirarse de la visión de estadista que hay allí. Son varias las cosas que preocupan a Agustín de la Rosa, precisamente por esa amplitud de miras.
Le preocupa:
  • cuidar la frontera con los dominios de Portugal, que se habían ido extendiendo dentro de América del Sur desde que los portugueses pusieron un pie en Brasil.
  • la seguridad: limpiar los campos de ladrones, fascinerosos y contrabandistas (que eran fundamentalmente contrabandistas de ganado).
  • “asegurar”, esa es la palabra que emplea, “asegurar las fértiles campañas”, asegurar “la riqueza del país”.
Pero junto con esta preocupación por la seguridad –una preocupación también de nuestros días- está también la preocupación social, la preocupación por una recomposición de la sociedad. Señala que los "hombres sueltos" de nuestra campaña
"no pueden ocuparse en las estancias ya establecidas" y propone para ellos "un indulto general (...) ofreciéndoles suertes de tierras para su establecimiento".
Y en esa misma línea de preocupación social considera que con las formas habituales de adjudicación de tierras, con todas sus exigencias
"sólo logran establecer estancias los acaudalados, avasallando y precisando a los pobres o a que los sirvan por el triste interés de un conchabo o a que es lo más común se abandonen al robo y al contrabando donde hallan firmes apoyos para subsistir".
Agustín de la Rosa apuesta a que la propiedad de la tierra y el afincamiento en ella para trabajarla cambie los malos hábitos de los hombres entregados a la delincuencia y dé una oportunidad a las "gentes pobres y honradas". De todo ello, se derivará seguridad en la frontera, seguridad en la campaña y crecimiento de la riqueza para felicidad de todos.

Todo esto se lo planteaba Agustín de la Rosa ya antes de la fundación de Melo.
Pero también estaba presente en él la inquietud espiritual. Al organizar el plano de la fundación, el capitán había señalado un sitio de 25 varas por frente por 50 de fondo, apropiado para construir la iglesia y la casa del cura.
Seguramente eso es lo que correspondía hacer, pero el capitán va más lejos. El 29 de abril de 1796, de la Rosa escribe al Virrey, expresándole la falta que hacía en la villa la iglesia y un sacerdote que suministrara el alimento espiritual del que carecía la población. Con un sacerdote, los habitantes de Melo podrían cumplir el precepto pascual (confesarse y comulgar por lo menos una vez al año y en tiempo de Pascua), bautizar a sus hijos y enterrar cristianamente a sus parientes y allegados. Señala además de la Rosa que la población más cercana donde podían encontrar servicios religiosos los pobladores de Melo, estaba a 75 leguas de distancia. Esa localidad era el pueblo del Pintado, en el departamento de Florida, donde se veneraba una virgen conocida como “Virgen del Pintado”. La misma que conocemos hoy como Virgen de los Treinta y Tres, que se encuentra en la catedral de Florida.

En marzo de 1797 el Virrey, en acuerdo con el obispo de Buenos Aires, nombra “capellán de la nueva Población y Guardia del Cerro Largo”, al presbítero doctor Benito Ducós de la Hitte. El Padre Ducós llegó a Melo en abril de 1797, siendo así el primer sacerdote residente en Melo. Como capilla encontró un modesto rancho, prestado por un vecino; pero, con su llegada, Melo tuvo por primera vez sacerdote y capilla, como había deseado Agustín de la Rosa.

Mons. Benito Lué
Obispo de Buenos Aires
Vamos a terminar esta evocación histórica recordando que no pasaron diez años antes de que a Melo llegara un Obispo. Fue Monseñor Benito Lué y Riega, obispo de Buenos Aires, que llegó en visita pastoral el 3 de agosto de 1804. En 1805, después de terminar su visita a la vasta diócesis que le había sido encomendada, Monseñor Lué creó varias parroquias, siete de ellas en territorio oriental. El 8 de febrero de 1805 creó la parroquia Nuestra Señora del Pilar y San Rafael, dándole como territorio lo que hoy correspondería aproximadamente a los departamentos de Cerro Largo y Treinta y Tres, es decir, a nuestra actual Diócesis de Melo.

Todo esto es historia… pero la historia se sigue haciendo cada día.
Y en eso estamos, los que seguimos hoy. Como decía Juan Pablo II, estamos invitados “a recordar con gratitud el pasado, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con confianza al futuro”. (Novo Millennio Ineunte, 1)

Bibliografía:
- Aníbal Barrios Pintos, Historia de los Pueblos Orientales, tomo II
- Tomás Sansón Corbo, Crónicas para una historia de la Diócesis de Melo y Treinta y Tres.

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Enfoques Dominicales es un programa que se emite por 1340 AM La Voz de Melo, los domingos a las 11:50. La versión escrita que presenta el Blog no necesariamente es la versión literal de lo emitido, pero sí su contenido esencial. 

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