domingo, 4 de septiembre de 2016

Enfoques Dominicales - “Dejémonos abrazar por la misericordia de Dios” Jornada Nacional de la Juventud

Este domingo, el primero del mes de setiembre, la Iglesia uruguaya celebra la Jornada Nacional de la Juventud.

La jornada de este año, la trigésimo octava, ha sido convocada con el lema que eligieron los jóvenes y asesores miembros de la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal del Uruguay.

El lema, en consonancia con este Año de la Misericordia, es una frase del Papa Francisco: “Dejémonos abrazar por la misericordia de Dios”.

La primera jornada se celebró en 1979. Uruguay se encontraba entonces en un período de dictadura, de la que saldría a través de un proceso que todavía no se vislumbraba.

Yo era entonces un joven maestro, integrando el grupo Juvenil de la Parroquia de Young; delegado de mi grupo al Secretariado diocesano de P. Juvenil de la Diócesis de Salto. A la vez, representaba a la Diócesis en el Equipo Nacional de P. Juvenil, antecesor de la actual Comisión Nacional. Yo estaba en un camino vocacional que me llevaría al año siguiente a ingresar al Seminario.

El Equipo Nacional era acompañado por dos sacerdotes asesores, uno por el Interior, el P. Narciso Renom, de la Diócesis de Minas, fallecido hace no mucho y otro por Montevideo, el P. Jorge Techera, que hoy reside en el Hogar Sacerdotal, aunque no totalmente retirado de la actividad.
Para la jornada del ’79, que se celebró en Montevideo, elegimos una canción y de ella un lema. La canción era “Amanece”, del grupo español Jarcha, que en su estribillo decía “tenemos la esperanza de construir el mañana unidos”. No era una canción religiosa, ni siquiera había una mención de Dios, pero era, sí, una canción de esperanza en un momento de oscuridad. En esa canción se expresaban nuestras esperanzas de un cambio profundo en la vida de nuestro pueblo, hacia un tiempo nuevo de paz, de encuentro, de democracia.

Un párrafo aparte merece la figura de Mons. Carlos Nicolini, “el obispo de los jóvenes”, presidente de aquel Equipo Nacional. Quienes lo conocimos y lo tratamos no podemos olvidar su cercanía y calidez. En los encuentros y jornadas juveniles, él se acercaba con su termo de dos litros y su gran mate (porque su idea era compartir abundantemente) e iba recorriendo grupos, compartiendo el amargo y conversando con uno y con otro.

Como miembro del Equipo Nacional, trabajé en la preparación de primera jornada… pero no pude participar en ella. En cambio, al año siguiente, lo hice por primera vez.

La segunda jornada se hizo también en Montevideo, el segundo domingo de setiembre, en el Colegio La Mennais. La lluvia y el viento no nos impidieron llegar, pero nos acompañaron todo el día. Desde entonces se volvió al primer domingo de setiembre, donde el temporal de Santa Rosa de fines de agosto deja el cielo despejado y el sol radiante, aunque haga un poco de frío todavía. El lema de la segunda jornada fue “Nuestro Pueblo necesita nuestra fuerza”. La canción de donde está tomada esa frase se canta todavía en muchas comunidades.

Los años pasaron, las jornadas fueron tomando formas diversas… Se dejó de hacer anualmente una concentración nacional, para distanciarla un poco más en el tiempo, dejando en los otros momentos que cada Diócesis la viva en la forma que desee, como sucede este año.

Las generaciones de jóvenes se sucedieron. En la vigésima jornada, muchos de los jóvenes eran hijos de los participantes de la primera… hoy, los participantes del ’79 podemos sentirnos abuelos.
Para quienes hemos participado en muchas de las jornadas sin habernos conocido, es grato encontrarnos años después y descubrir que habíamos estado allí. Me he encontrado con sacerdotes, religiosas, profesionales, políticos, dirigentes que recuerdan alguna de esas jornadas en las que ellos estuvieron como jóvenes.

Nuestra Diócesis fue en dos oportunidades anfitriona de la Jornada. En 1994 los jóvenes de P. Juvenil de todo el Uruguay se encontraron en Treinta y Tres, en la 16ª jornada, bajo el lema “Joven uruguayo: ¡Levántate y anda!”

Años más tarde, en 2005, la 27ª Jornada se realizó en Melo. “Pan de vida, vida para compartir”. Como presidente de la Comisión Nacional de P. Juvenil me tocó presidir la Eucaristía y dejar mi mensaje a los jóvenes. No sabía entonces que, unos más adelante, en 2009, me tocaría llegar a esta Diócesis como su Obispo.

38 años después de aquella primera jornada, la realidad juvenil ha cambiado mucho. El contexto del país y del mundo también. Pero ¿cuál es la necesidad principal de los jóvenes? Me gustaría que ellos mismos la señalaran, pero hay una que yo percibo: la necesidad de ser escuchados. Nadie parece tener tiempo para los jóvenes y, muchas veces, ellos enfrentan solos sus angustias, sus fragilidades, sus búsquedas, a veces por caminos de evasión, de adicciones… Recorriendo las parroquias de la Diócesis de Melo, veo que hay jóvenes allí donde hay una persona dispuesta a dedicarles tiempo, a estar con ellos y, sobre todo, a prestarles un oído. Escucharlos es también hacerles sentir que los abraza la Misericordia de Dios, como dice el lema de esta Jornada 2016.

En la Diócesis de Melo, la Jornada Nacional se celebrará en coincidencia con la Fiesta Diocesana. El sábado 8 de octubre los jóvenes tendrán una acampada y el domingo 9 participarán en la fiesta y Misa que presidirá el Cardenal Sturla, en la Catedral de Melo.

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Enfoques Dominicales es un programa que se emite por 1340 AM La Voz de Melo,
los domingos a las 11:50.  

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