lunes, 10 de octubre de 2016

“Hay que salir a anunciar a Cristo con alegría”, exhortó el Cardenal Sturla en Fiesta de la Diócesis de Melo

 
Cientos de personas se dieron cita ayer en Melo para celebrar el Día de la Diócesis que, en este Año Santo de la Misericordia, contó con la participación del Arzobispo de Montevideo, Cardenal Daniel Sturla, quien instó a salir  a “anunciar a Cristo con alegría”, porque la vida cristiana es “movimiento, acción, pero no modorra”.

El Cardenal llegó acompañado del seminarista Juan Andrés “El Gordo” Verde, quienes fueron recibidos con afecto por la gente y por los medios de comunicación. Los jóvenes que estaban celebrando la Jornada Nacional de la Juventud se unieron a la Fiesta Diocesana y aprovecharon la oportunidad para sacarse fotos con el Cardenal y el Obispo de la Diócesis de Melo, Mons. Heriberto Bodeant.

 
Convocados en torno al lema “Bienvenida tu misericordia, bienvenido seas Señor”, en una jornada que se presentó soleada, los participantes de las comunidades de Cerro Largo y Treinta y Tres se congregaron a las 10 h, en el Teatro de Verano, para dar inicio a la Fiesta con un tiempo de adoración al Santísimo y de reconciliaciones a cargo de varios sacerdotes. Luego, las comunidades partieron en procesión hacia la Catedral, encabezada por la imagen de la Virgen del Pilar, Patrona de la Diócesis de Melo.


Luego del pasaje por la Puerta Santa, comenzó la Misa presidida por el Cardenal Sturla, quien manifestó su gozo por participar en la Fiesta Diocesana y agradeció la invitación de Mons. Bodeant. Todos los bancos estaban repletos, no cabía ni un alfiler y varias personas debieron estar paradas. En su homilía, Sturla remarcó el papel de la Virgen María en la vida de la Iglesia. “Entrelazada la Virgen en nuestra vida y en nuestra historia porque siempre se mete con dulzura. María: vida, dulzura y esperanza nuestra”, afirmó. En este sentido, comentó cuántas veces María estuvo presente en su historia de vida, al tiempo que invitó a los asistentes a la Eucaristía a “ser Iglesia en salida porque la vida cristiana es movimiento, acción, pero no modorra”. “La Iglesia no es club de perfectos sino pueblo santo de Dios”, precisó. “Hay que salir y anunciar a Cristo con alegría”, invitó el Arzobispo de Montevideo. “Gracias, Señor, por el don de la fe, por el don de tu Madre. Que todos nosotros nos sintamos con coraje bajo el manto de María para anunciar al Señor”, concluyó.


El ofertorio fue un momento especial. Cada parroquia presentó una ofrenda que evocaba un gesto de misericordia realizado por la comunidad durante el año: se presentaron prendas de vestir, utensilios de cocina, carteles con mensajes de misericordia, etc. Los jóvenes irrumpieron al final de la procesión e hicieron sonreír y aplaudir a los feligreses al cantar y bailar el himno oficial de la 38ª edición de la JNJ: “Tu abrazo” de Kerygma Santo Rock.


Al final de la Misa, Mons. Bodeant destacó la obra de misericordia de la Diócesis: la Fazenda de la Esperanza, una comunidad terapéutica destinada a la rehabilitación de jóvenes con problemas de adicciones. Ana Isabel, la responsable de la Fazenda, recordó los pilares del emprendimiento: convivencia, espiritualidad y trabajo. El Cardenal Sturla leyó los certificados que atestiguan el cierre del ciclo de recuperación de las dos primeras jóvenes que vivieron su año completo de recuperación en Uruguay, a quienes dio la bendición.


El Obispo Diocesano tomó la palabra y reiteró su agradecimiento al Cardenal Sturla por su presencia, así como a los organizadores de la Fiesta Diocesana. El Pastor invocó la protección de la Virgen del Pilar, fiel intercesora en los acontecimientos difíciles.

Las comunidades hicieron frente al intenso calor y almorzaron en la Plaza Constitución. También intercambiaron un alimento como signo de misericordia.
 
 
La jornada culminó con la Cantata de la Misericordia, un espectáculo musical en el Teatro España que estuvo a cargo del grupo “Los Sanpepes” de la Parroquia San José Obrero de Treinta y Tres. Las canciones aludían a las parábolas de la misericordia (la moneda perdida, el hijo pródigo, el buen samaritano) y en todas ellas persistía la idea de que el Padre siempre ofrece a sus hijos la posibilidad de volver a empezar.

Al finalizar la presentación de la Cantata de la Misericordia Mons. Bodeant tomó de nuevo la palabra para referirse a una tradición de encomendar los viajes a San Rafael, copatrono de la Catedral, con la jaculatoria “San Rafael, llévanos con bien y vuélvenos a traer” e impartió la bendición final deseando un buen retorno a quienes se trasladaron desde lugares fuera de la ciudad.

Crónica y fotos de Sebastián Sansón (NOTICEU)


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