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viernes, 5 de diciembre de 2025

Palabra de Vida: “Que suceda como ustedes han creído”. (Mateo 9,27-31)


Viernes de la primera semana de Adviento, 5 de diciembre de 2025.

Estas breves reflexiones han sido preparadas para los internos de la comunidad terapéutica Fazenda de la Esperanza y son una invitación a vivir cada día la Palabra de Dios, invitación que todos podemos recoger y realizar.

jueves, 4 de diciembre de 2025

“El ternero y el cachorro de león pacerán juntos” (Isaías 11,1-10). II Domingo de Adviento.

A esta altura del año, aquí, en el Hemisferio Sur, llevamos ya más de dos meses de primavera. El comienzo de la primera lectura de este domingo nos recuerda los inicios de esta estación cuyos primeros signos son brotes de hojas y flores:

Saldrá una rama del tronco de Jesé
y un retoño brotará de sus raíces. (Isaías 11,1)

Un retoño… una vida nueva que surge de lo que parecía seco, agotado: el tronco; pero que, sin embargo aún puede comunicar y sostener la vida.

Al decirnos “el tronco de Jesé” se nos hace ver que esa imagen de la naturaleza es aplicada a una familia. Jesé fue el padre del rey David. El profeta está anunciando un nuevo descendiente de esa casa, un “hijo de David”: así se le llamará a Jesús. 

Inmediatamente se dice de ese retoño, ese descendiente:

Sobre él reposará el espíritu del Señor:
espíritu de sabiduría y de inteligencia,
espíritu de consejo y de fortaleza,
espíritu de ciencia y de temor del Señor
-y lo inspirará el temor del Señor-. (Isaías 11,2-3)

La plenitud del Espíritu Santo, efectivamente, estará presente en Jesús. Esto nos ayuda a entender porqué los primeros cristianos vieron en estas profecías el anuncio de Jesucristo.

Pero la imagen del retoño la podemos aplicar también a nuestra vida: a la renovación personal, por medio de la conversión y a la renovación de nuestras comunidades, creciendo en participación, comunión y compromiso misionero.

Frente a todo lo que parece envejecido, desgastado y hasta obsoleto, el retoño que brota nos está recordando que sigue estando en el corazón de cada comunidad y de cada uno de sus miembros el Espíritu que Jesús nos ha entregado. Es allí donde debemos buscar las luces y la fortaleza para nuestra renovación personal y comunitaria.

Más adelante, Isaías describe, en forma muy poética, un nuevo jardín del Edén, un nuevo paraíso, donde todas las creaturas convivirán en perfecta armonía:

El lobo habitará con el cordero
y el leopardo se recostará junto al cabrito;
el ternero y el cachorro de león pacerán juntos,
y un niño pequeño los conducirá. (Isaías 11,6)

Notemos las expresiones: “habitará con”; “se recostará junto a”;  “pacerán juntos”. No tenemos que equivocarnos: esas imágenes no solo se refieren a una transformación del reino animal. Se refieren también a un profundo cambio en las relaciones humanas. 

No tendría sentido ni sería posible una creación pacificada si esa paz no se da también entre nosotros, si no hay una verdadera reconciliación, de modo que el hombre deje de ser “lobo para el hombre”. 

Aunque puede resultarnos chocante pensar en esas figuras extremas, lobo-cordero, leopardo-cabrito aplicadas a personas de nuestra familia o de nuestra comunidad cristiana, más allá de que a veces, tristemente, esos extremos pueden darse, el énfasis hay que ponerlo en el juntos. Eso es lo que hace la diferencia. Es el llamado a convertirnos de nuestro individualismo, a salir de nuestro aislamiento e ir al encuentro, al trabajo en común, al caminar con los demás en comunidad. La oración personal es imprescindible y muy importante para abrirnos a la acción del Espíritu, pero nuestra fe se vive plenamente cuando se vive y se celebra en comunidad: la Eucaristía es “fuente y culmen de la vida cristiana”.

La visión de Isaías llega al colmo de la esperanza en estos versículos:

El niño de pecho jugará
sobre el agujero de la cobra,
y en la cueva de la víbora
meterá la mano el niño apenas destetado. (Isaías 11,8)

Es una imagen de lo que el Reino de Dios puede traer a la historia de los hombres. Es como si, finalmente, todos pudiéramos permitirnos volver a la inocencia que es el no tener miedo los unos de los otros. Eso hace posible vivir lo que Pablo nos propone en la segunda lectura:

Sean mutuamente acogedores, como Cristo los acogió a ustedes para la gloria de Dios. (Romanos 15,7)

Cristo, que se hizo servidor (Romanos 15,8) para recibirnos a todos, es quien nos hace posible estar juntos, trabajar juntos, caminar juntos, encontrarnos en la celebración verdaderamente juntos, es decir, dispuestos a recibirnos en comunión unos a otros como hermanos y hermanas en la fe y a compartir de corazón con todos la Paz que recibimos de Cristo.

Desde el Evangelio, la voz de Juan el Bautista nos urge:

«Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca.» (Mateo 3,2)

Esta conversión puede significar para algunos nada menos que volver: volver a la práctica de la fe, volver a los sacramentos y, desde allí, llevar una vida cristiana en el ámbito familiar, laboral, ciudadano… Para quienes, en cambio, ya están en ese camino, significará un tiempo de purificación, de necesaria poda que hace posible el crecimiento.

Juan el Bautista increpa a quienes intentan escapar del juicio de Dios. Se dirige a los fariseos y saduceos y les advierte:

«Produzcan el fruto de una sincera conversión, y no se contenten con decir: "Tenemos por padre a Abraham".» (Mateo 3,8-9)

Para nosotros, sus palabras son un llamado a abandonar toda falsa seguridad y a entrar también en un camino de conversión. De esa forma, podremos leer las palabras finales del Bautista no como una amenaza que nos llevaría a intentar una inútil huida, sino como la esperanza que nos conduce a la vida:

«Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. El los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible.» (Mateo 3,11-12)

Busquemos andar juntos en este camino de Adviento, en comunidad, acompañándonos y animándonos unos a otros para una plena y profunda vuelta a Cristo.

Colecta del Fondo Común Diocesano

El sábado 6 y domingo 7 se hace en toda la diócesis la colecta del Fondo común diocesano, destinado a los gastos de la Curia. Tal vez alguno no lo sabe, pero en el Obispado son varias las personas que trabajan en distintos servicios para todas las comunidades de nuestra Diócesis.

En esta semana

  • Lunes 8: Inmaculada Concepción de María, fiesta patronal en Pando, procesión a las 18:30 desde el colegio del Huerto y Misa en el templo parroquial.
  • Viernes 12: nuestra Señora de Guadalupe, patrona de nuestra diócesis. Ese día, en la Catedral: 18 horas Rosario; 18:30 procesión y Misa.
  • Sábado 13: se festeja los 65 años de la capilla de Santa Lucía, en la ciudad del mismo nombre. Misa a las 18 horas. Allí estaré para dar gracias a la patrona por haber salido bien de mi operación de cataratas.

Gracias, amigas y amigos, por su atención. Que los bendiga Dios Todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

Palabra de Vida: Construir sobre la roca. Mateo 7,21.24-27




Jueves de la primera semana de Adviento, 4 de diciembre de 2025.

Estas breves reflexiones han sido preparadas para los internos de la comunidad terapéutica Fazenda de la Esperanza y son una invitación a vivir cada día la Palabra de Dios, invitación que todos podemos recoger y realizar.
Foto: Cerro de los Cuervos, Lavalleja, Uruguay.

miércoles, 3 de diciembre de 2025

Palabra de Vida: ESPERAR EN DIOS (Isaías 25,6-10a)


 
Martes de la primera semana de Adviento, 3 de diciembre de 2025.

San Francisco Javier.

Estas breves reflexiones han sido preparadas para los internos de la comunidad terapéutica Fazenda de la Esperanza y son una invitación a vivir cada día la Palabra de Dios, invitación que todos podemos recoger y realizar.

Foto: Cerro Catedral, Uruguay

lunes, 1 de diciembre de 2025

Palabra de Vida: “Sobre él reposará el espíritu del Señor” (Isaías 11,1-10)


Martes de la primera semana de Adviento, 2 de diciembre de 2025. Estas breves reflexiones han sido preparadas para los internos de la comunidad terapéutica Fazenda de la Esperanza y son una invitación a vivir cada día la Palabra de Dios, invitación que todos podemos recoger y realizar.