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viernes, 27 de septiembre de 2024
Palabra de Vida: Conocer a Jesús en la práctica de la Palabra. Lucas 9,18-22.
jueves, 26 de septiembre de 2024
“El que no está contra nosotros está con nosotros”. (Marcos 9,38-43.45.47-48). XXVI Domingo durante el año.
En el año 1940, durante la segunda guerra mundial, llegó desde Suiza a un pueblo de Francia un hombre llamado Roger Schutz. El pueblo era Taizé, y fue allí donde aquel cristiano suizo, de tradición protestante, terminada la guerra, fundó una comunidad monástica integrada por hermanos protestantes, ortodoxos y católicos. Poco a poco, la comunidad se convirtió en un centro de peregrinación y lugar de encuentro para jóvenes de diferentes iglesias. Allí escuchaban juntos la Palabra de Dios y oraban en común, muchas veces con cantos hermosos y sencillos, como el “aleluya” que seguimos cantando. El Hermano Roger murió en 2005, pero la comunidad continúa en su trabajo y oración por la unidad de los cristianos. Entre los libros que recogieron las reflexiones de Roger Schutz hay uno cuyo solo título me llamó la atención: “Vivir lo inesperado”. Lo inesperado es la acción sorprendente de Dios, que rompe nuestros esquemas.
De eso nos hablan las lecturas de este domingo. El Espíritu de Dios actúa y muchas veces nos sorprende. Así, en la primera lectura, Dios pide a Moisés que reúna a setenta ancianos para comunicarles parte del espíritu que ha recibido Moisés. Así lo hizo el conductor de Israel. Los hombres recibieron el espíritu y comenzaron a hablar en éxtasis. Pero dos de aquellos setenta habían quedado en el campamento. Como estaban en la lista, el espíritu también se posó sobre ellos y se pusieron a hablar en éxtasis. Al enterarse de esto, Josué, ayudante de Moisés, le dice:
«Moisés, señor mío, no se lo permitas». (Números 11, 16-17a.24-29)
Pero Moisés le respondió:
«¿Acaso estás celoso a causa de mí? ¡Ojalá todos fueran profetas en el pueblo del Señor, porque Él les infunde su espíritu!» (Números 11, 16-17a.24-29)
El evangelio nos presenta una variedad de temas; pero esta primera lectura nos invita a ver el paralelo entre el joven Josué y el discípulo Juan, que le dice a Jesús:
«Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros». (Marcos 9, 38-43. 45. 47-48)
También vemos un paralelo entre la respuesta de Moisés y la de Jesús:
«No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con nosotros.» (Marcos 9, 38-43. 45. 47-48)
Sí, Dios rompe los esquemas. Se hace presente allí donde hay amor, bondad, misericordia. El bien, independientemente de dónde esté y quién lo haga, siempre viene de Dios. Aquel que ayuda a los necesitados, protege a los débiles, consuela a los que lloran, fomenta la amistad, trabaja por la paz y está listo para perdonar, siempre viene de Dios.
Es verdad que no podemos ser ingenuos, porque el mal también puede tomar apariencia de bien y muchas cosas que en sí son buenas, pueden ser realizadas con intenciones no tan santas. En su primera carta, san Juan nos pide estar atentos para discernir si lo que vemos viene o no del Espíritu de Dios:
Queridos míos, no crean a cualquiera que se considere inspirado: pongan a prueba su inspiración, para ver si procede de Dios, porque han aparecido en el mundo muchos falsos profetas. (1 Juan 4,1)
Pero, como dice un viejo refrán, “confiar en todos no es sensato, pero desconfiar de todos es más insensato aún”. Moisés y Jesús saben que la acción de Dios no se limita a un pequeño grupo. Dijo Jesús a Nicodemo:
El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu». (Juan 3,8)
El Espíritu de Dios es grande y no conoce fronteras. ¡Felices nosotros, si sabemos reconocerlo y recibirlo!
Otro punto en el que poner atención es la referencia al nombre de Jesús. El hombre que expulsaba demonios lo hacía en nombre de Jesús. Nosotros, creyentes, discípulos, estamos llamados a actuar en nombre de Jesús. No se trata de hacer cosas extraordinarias, sino de dejar que aparezca en nuestra vida cotidiana la fuente de donde bebemos, de donde recibimos el Espíritu de Dios. Si es así, sin orgullo y con humildad, podemos decir que actuamos “en nombre de Jesús”.
Actuar en nombre de Jesús tiene un punto de partida: reconocernos como pecadores. Lo hacemos al comienzo de cada Misa, preparando nuestro corazón para el encuentro con el Señor… Lo hacemos toda vez que nos encontramos con nuestras contradicciones, con nuestra fragilidad, con las faltas de las que pedimos perdón en el sacramento de la Reconciliación. No actuamos en nombre de Jesús desde arriba de ningún pedestal, sino desde la experiencia de haber encontrado la misericordia de Dios y de desear y pedir que él haga nuestro corazón semejante al suyo.
Es aquí donde entran en juego las duras palabras de Jesús que escuchamos también este domingo. Son palabras que nos hablan de cortes radicales:
Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala…
Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo…
Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo… (Marcos 9, 38-43. 45. 47-48)
Desde luego, no es para tomarlo al pie de la letra. Tenemos las manos para recibir los bienes de Dios y compartirlos con los demás. Tenemos los pies para unirnos al grupo de discípulos que sigue el camino de Jesús. Tenemos los ojos, espejo del alma, para traslucir el bien presente en nuestro corazón… Cortar con el mal y volver siempre a Jesús, para que Él purifique nuestro corazón, quitando las sombras del egoísmo y acrecentando nuestro amor, con la fuerza de su espíritu que sopla donde quiere.
En esta semana:
Domingo 29, día de los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. San Miguel es el patrono de la Diócesis de Salto y San Rafael copatrono de la Catedral de Melo.
Lunes 30, San Jerónimo, gran traductor al latín que hablaba el pueblo de su tiempo, de la Biblia conocida como “Vulgata”. Con su fiesta concluye el Mes de la Palabra de Dios o Mes de la Biblia.
Martes 1 de octubre, Santa Teresa del Niño Jesús o Santa Teresita, maestra de espiritualidad y patrona de las misiones.
Miércoles 2, santos Ángeles custodios, servidores de Dios y protectores de los hombres.
Viernes 4, San Francisco de Asís, el gran santo que eligió la humildad y la pobreza como forma de vida y nos invita al desapego de todo aquello que nos impide seguir a Jesús.
Sábado 5 y domingo 6, en Uruguay es el día del patrimonio, este año con el tema “El vino como tradición: inmigración, trabajo e innovación”, temática que toca muy especialmente a nuestro departamento, que se define como “tierra de vinos”.
Fiesta Diocesana
Me despido invitando a todos los fieles de la diócesis de Canelones a participar en nuestra fiesta diocesana, el domingo 13 en Villa Guadalupe.
Gracias, amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.
Palabra de Vida: Y trataba de ver a Jesús. Lucas 9,7-9
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miércoles, 25 de septiembre de 2024
Palabra de Vida: Anunciar la Buena Noticia. Lucas 9,1-6.
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lunes, 23 de septiembre de 2024
Palabra de Vida: Escuchar el clamor de los pobres. Proverbios 21,1-6.10-13.
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domingo, 22 de septiembre de 2024
“Jesús, esperanza que nos transforma”. Misa de clausura de la 45 JNJ, Pando, 8 de septiembre de 2024.
Homilía de Mons. Heriberto Bodeant, Obispo de Canelones
Jesús, esperanza. Nuestra esperanza tiene un nombre. Nuestra esperanza es alguien. Nuestra esperanza es una persona. Nuestra esperanza es Jesús, Jesucristo, Hijo de Dios. Verdadero Dios y verdadero hombre, que acampó entre nosotros. Anoche, nomás, acampó con nosotros. Y se vino caminando hasta acá con nosotros: “no caminé solo al llegar aquí” (2).
Esa es la meta de lo que podemos llamar “la ascensión humana”, en la que nosotros ponemos nuestro esfuerzo, pero Dios nos hace subir con su Gracia, con la fuerza de su amor, “el amor que cambia mi vida” (3).
Es la subida de toda la humanidad hacia Dios. Él nos hace posible el esfuerzo y los trabajos para ir pasando de condiciones menos humanas a condiciones cada vez más humanas; remontándonos desde las carencias materiales de los que no tienen lo necesario para vivir y las carencias morales de quienes están mancados por el egoísmo… remontarnos desde allí hasta alcanzar las condiciones de una vida digna y el reconocimiento de los valores y el reconocimiento de Dios, que es la fuente y el fin de todos ellos, de todos los valores… Dios, manifestado en Jesús muerto y resucitado por nosotros (4).
Él es el camino por donde tenemos que andar. Camino, Verdad y Vida. Creemos que “en Él vivimos, nos movemos y existimos” (Hechos 17,28).
Pero no caminamos solos. Quien tiene fe nunca está solo. Acá no vino cada uno por su lado. Vinimos con nuestro grupo: “no caminé solo al llegar aquí” (5).
Quien tiene fe no se desentiende de los que se han quedado solos. Al contrario, los llamamos, los invitamos a caminar con nosotros. Más aún, a veces caminamos más despacio, si es necesario, para que nadie quede atrás.
Siempre vale la pena recordar aquellos dos caminantes que creían que con la muerte de Jesús todo había terminado. Estaban desilusionados y se iban. Se alejaban del lugar donde la comunidad, con todos sus miedos, seguía esperando y ellos dos se marchaban a aquel pueblito llamado Emaús.
Y ahí, con ellos, se hizo presente Jesús.
Todo lo que ellos no entendían, empezaron a verlo bajo una luz nueva. Y no era fácil, porque lo que había que entender era el porqué de la muerte de Jesús, el porqué de la cruz... Esas palabras de Jesús… “¿acaso no era necesario que el Mesías padeciera para entrar en su gloria?” (Lucas 24,26)
¿Qué futuro tengo, qué puedo esperar? ¿Qué apoyo tengo alrededor… con quien puedo contar? ¿Para qué sirvo… será que no sirvo para nada?
No entendemos. Tenemos miedo… Pero, entonces, tenemos que preguntarnos: ¿qué me dice la fe? ¿cómo aparece esto bajo la luz de la fe? “Enciende una luz por pequeña que sea” (6).
Escuchando a Jesús, ellos recobraron su fe y sintieron encenderse sus corazones.
El encuentro personal y vivo con Jesús que ellos vivieron transformó sus temores y miedos hacia aquel mundo que había matado al maestro… transformó sus temores y miedos en confianza en el Dios Vivo, el Dios que da vida.
Transformó sus desalientos en serenidad y ánimo.
Transformó sus dudas sobre el sentido de todo lo que habían visto, aquella muerte terrible, en una certeza: era necesario; no necesario porque sí, sino necesario para, necesario para que el Padre pudiera realizar en Jesús su obra de salvación.
Pero no una careta de alegría. Una alegría de verdad.
Una alegría nueva, una alegría transformadora, que los hizo salir, en plena noche, a desandar el camino recorrido y volver al encuentro del grupo, a compartir todo lo que habían vivido. Qué linda toda la alegría que hemos vivido. Qué lindo es irnos llevando esa alegría para compartirla.
Decíamos al principio que llegábamos a la Eucaristía como culmen de nuestra JNJ, como punto más alto. Eso se va a dar en instantes, cuando Jesús se haga presente en el Pan y el Vino, para alimentarnos, para darnos fuerzas, no solo para el camino de regreso a casa, que muchos lo tienen largo, sino para el camino de la vida.
Pero la Eucaristía no es solo cumbre: también es fuente. De ella sale el agua viva, el Espíritu Santo que Jesús prometió, derramándose en nuestros corazones, llenándolos de fortaleza y esperanza. Y eso es lo que nos tenemos que llevar. Y eso es lo que tenemos que compartir. Fortaleza, esperanza, alegría.
No podemos guardarnos la esperanza, porque la esperanza es para todos, para compartirla entre todos. Mucha gente vive sin esperanza. Muchos jóvenes viven sin esperanza… muchos sonríen, incluso se ríen, pero lloran por dentro, porque están pobres de esperanza. No nos dejemos contagiar por la apatía, por la indiferencia, por el bajón, por el “hacé la tuya”. Compartir la alegría, compartir la esperanza.
La esperanza crece con la oración: orando con la Palabra de Dios, orando ante Jesús en el Santísimo Sacramento, orando con María en el Rosario.
La esperanza crece cuando se vive, cuando marca mis decisiones, mis acciones, hasta mis mensajes en las redes.
La esperanza crece cuando se comparte la alegría de Cristo Resucitado.
Que ella, junto con el Beato Jacinto, nos ayude a llevar en nosotros a Jesús, y a llevarle a todos nuestra alegría y nuestra esperanza que transforma. Así sea.
______
2 Ibid.
3 Ibid.
4 cf. San Pablo VI, Populorum Progressio, 21
5 Ibid.
6 De una de las canciones que se cantó en la vigilia de oración.
viernes, 20 de septiembre de 2024
San Mateo, Apóstol y Evangelista. "Es una sola esperanza a la que ustedes han sido llamados" (Efesios 4,17.11-13).
Palabra de Vida.
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“El que quiera ser el primero debe hacerse el servidor de todos” (Marcos 9,30-37). Domingo XXV durante el año.
Cuántas veces nos hemos acercado a un grupo de amigos o conocidos que están conversando y saludamos con un “¿Qué tal, cómo andan, de qué estaban hablando?” Lo esperable es que alguien nos ponga brevemente al tanto y nos enganchemos en la conversación… sin embargo, si la respuesta fuera un inmediato silencio, cruces de miradas y alguien que nos devuelve el saludo con una cortesía más bien fría, nos preguntamos si no habremos sido indiscretos o, peor, si se estaba diciendo algo que no querían que yo escuchara.
Así le sucedió a Jesús con sus discípulos en el evangelio de este domingo. Llegando a la casa, les preguntó:
«¿De qué hablaban en el camino?» Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. (Marcos 9,33-34)
La pregunta de Jesús, pues, fue respondida con un silencio.. de culpa, de vergüenza… Los discípulos se estaban enfrentando, estaban disputando un lugar de privilegio. Iban caminando detrás de Jesús, pero no lo estaban siguiendo espiritualmente. El domingo pasado, recordemos, escuchamos a Jesús decir con claridad:
El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. (Marcos 8,34)
Más aún, Jesús había hecho el primer anuncio de su pasión. Y antes de esta discusión de los discípulos, había hecho su segundo anuncio:
«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará» (Marcos 9,31)
Este nuevo anuncio tiene alguna diferencia con el primero. En lo esencial, dice lo mismo: lo matarán y resucitará al tercer día. Pero en el primer anuncio, Jesús hablaba del rechazo de las autoridades: “los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas”. Aquí, en cambio, habla de “los hombres”. No se trata solo del rechazo circunstancial, histórico de algunos, sino del rechazo de una humanidad que no reconoce en Jesús la manifestación de Dios, la expresión del inmenso amor de Dios. Humanidad para la que la presencia de Jesús es molesta, como la del hombre justo de quien habla la primera lectura y del cual dicen los malvados:
Tendamos trampas al justo, porque nos molesta
y se opone a nuestra manera de obrar (Sabiduría 2,12.17-20)
En este contexto, la discusión de los discípulos nos choca. Jesús anuncia que va a ser entregado, que va a sufrir, que va a morir, e invita a tomar la propia cruz para seguirlo. Los discípulos, en cambio, tienen delirios de grandeza.
Pero aquí, como el domingo pasado, vemos la paciencia de Jesús. En lugar de descartar estos discípulos tan cerrados y buscar otros que lo siguieran de verdad, Jesús sigue enseñando. Aquí podemos hacer un paréntesis y mirar dentro de nosotros mismos y reconocernos en esos discípulos que se cierran a la enseñanza del Maestro… y contemplar su paciencia con nosotros… y así, prepararnos para escuchar lo que sigue diciendo Jesús.
Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: «El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos».
Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: «El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a Aquel que me ha enviado». (Marcos 9,35-37)
Se trata de dos enseñanzas, pero no hay que separarlas.
Antes que nada: ser el primero, ser el más grande, es hacerse el último y el servidor de todos. Jesús predica eso con su ejemplo constante. El lavado de los pies, en la última cena, realizando esa tarea destinada al servidor, al esclavo, nos presenta a Jesús poniendo en práctica su propia palabra e invitándonos a imitarlo.
Luego: ¿a qué viene aquí lo del niño? Seguramente recordamos otros pasajes del Evangelio donde Jesús habla de ser como niños. Aquí no habla de eso. Aquí habla de recibir a los niños, “a uno de estos pequeños”. No simplemente recibirlos, sino recibirlos en su Nombre.
¿Qué significa esto? Jesús se refiere al niño como “pequeño”. No es solo por la edad o por el tamaño. Los discípulos discutían sobre quién era el más grande. Jesús les señala que el más grande es el que recibe a los pequeños en su Nombre.
Todo aquel que busca subir socialmente, tiende a acercarse a las personas que le permitirán ese ascenso. Personas “grandes”: ricas, poderosas, influyentes. A la vez, se distancia de aquellos que no pueden ofrecerle nada de eso. Al contrario, el niño, el pequeño, representa a quien no tiene nada y necesita de todo. Por eso, “hacerse servidor de todos” comienza, precisamente por el cuidado y el servicio de los más pequeños en todo sentido: los más vulnerables, como suele decirse hoy en día.
En Uruguay, los niños están allí. Ellos llaman a nuestra conciencia. Los niños por nacer y su derecho a que su vida no sea truncada… y están los que ya nacieron, muchos de los cuales crecen en situaciones de pobreza que no terminan de revertirse. La infantilización de la pobreza y qué hacer para enfrentarla es un tema que reaparece en estos días.
Desde el Estado se han implementado diferentes políticas, se han creado programas de atención a la infancia. En ellos participan organizaciones de la sociedad civil y también de la propia Iglesia. Muchas carencias se cubren de esta forma.
Con todo, la carencia más profunda, la pobreza más honda, es la falta de amor. La mayor necesidad, no satisfecha y muchas veces inconsciente, de cada persona que viene a este mundo, es la necesidad de ser amada incondicionalmente y de que se le haga sentir su valor como un ser único, cuya vida tiene lugar y sentido aquí y ahora. Nuestro mejor y más grande servicio, como seguidores de Jesús, es llevar a todos el amor de su Sagrado Corazón. Para eso le pedimos al Señor que cada día haga nuestro corazón más semejante al suyo.
Actividades en la Villa
Nuestra Casa de Retiros Villa Guadalupe ha tenido mucho movimiento en lo que va del mes. Sacerdotes y diáconos estuvimos allí de retiro durante una semana. Hoy culmina el encuentro nacional de los GEV, Grupos “Esperanza Viva” relacionados a la Fazenda de la Esperanza. Esta tarde, un encuentro de Música y Espiritualidad. El fin de semana que viene, el Cursillo de Cristiandad para Mujeres. En fin, eso nos habla de una Iglesia viva, signo de esperanza, como nos lo mostraron los jóvenes hace quince días en Pando.
En esta semana
- Hoy, 22, la parroquia San Adolfo celebra su fiesta patronal.
- Mañana, lunes 23, recordamos a San Pío de Pietrelcina, el querido Padre Pío.
- El martes 24, la Virgen de las Mercedes, patrona de la Diócesis de Mercedes (Soriano y Colonia) y de la Pastoral Carcelaria.
- El viernes 27, San Vicente de Paúl, celebro mis aniversarios sacerdotal (1986) y episcopal (2003).
- El sábado 28, en Salto, estaré participando en la ordenación sacerdotal de dos jóvenes.
- Se ha anunciado para el primero de diciembre, en Santa Rosa, la ordenación de Sergio Genta.
Gracias, amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.
Palabra de Vida: Ayudar con nuestros bienes (Lucas 8,1-3)
20 de septiembre de 2024.
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jueves, 19 de septiembre de 2024
Palabra de Vida: “Por la gracia de Dios soy lo que soy” (1 Corintios 15,1-11)
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miércoles, 18 de septiembre de 2024
Palabra de Vida: “Si no tengo amor, no soy nada” (1 Corintios 12,31-13,13)
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martes, 17 de septiembre de 2024
Palabra de Vida: “Ustedes aspiren a los dones más perfectos” (1 Corintios 12,12-14.27-31a)
Martes de la XXIV semana durante el año
17 de septiembre de 2024.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto. 12, 12-14. 27-31a
Hermanos:
Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo. Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo -judíos y griegos, esclavos y hombres libres- y todos hemos bebido de un mismo Espíritu.
El cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos.
Ustedes son el Cuerpo de Cristo, y cada uno en particular, miembros de ese Cuerpo.
En la Iglesia, hay algunos que han sido establecidos por Dios, en primer lugar, como apóstoles; en segundo lugar, como profetas; en tercer lugar, como doctores. Después vienen los que han recibido el don de hacer milagros, el don de sanar, el don de socorrer a los necesitados, el don de gobernar y el don de lenguas. ¿Acaso todos son apóstoles? ¿Todos profetas? ¿Todos doctores? ¿Todos hacen milagros? ¿Todos tienen el don de sanar? ¿Todos tienen el don de lenguas o el don de interpretarlas?
Ustedes, por su parte, aspiren a los dones más perfectos.
Palabra de Dios.
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sábado, 14 de septiembre de 2024
Exaltación de la Santa Cruz Abrazar, en la Cruz, nuestra Esperanza. Juan 3,13-17
Sábado 14 de septiembre de 2024.
Reflexión: Papa Francisco, 14 de septiembre de 2014
viernes, 13 de septiembre de 2024
Palabra de Vida: “Me hice todo para todos... y todo esto, por amor al Evangelio” (1 Corintios 9,16-19.22b-27)
Viernes XXIII durante el año.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 9, 16-19. 22b-27
Hermanos:
Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme: al contrario, es para mí una necesidad imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio! Si yo realizara esta tarea por iniciativa propia, merecería ser recompensado, pero si lo hago por necesidad, quiere decir que se me ha confiado una misión. ¿Cuál es entonces mi recompensa? Predicar gratuitamente el Evangelio, renunciando al derecho que esa Buena Noticia me confiere.
En efecto, siendo libre, me hice esclavo de todos, para ganar al mayor número posible. Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio. Y todo esto, por amor al Evangelio, a fin de poder participar de sus bienes.
¿No saben que en el estadio todos corren, pero uno solo gana el premio? Corran, entonces, de manera que lo ganen. Los atletas se privan de todo, y lo hacen para obtener una corona que se marchita; nosotros, en cambio, por una corona incorruptible. Así, yo corro, pero no sin saber adonde; peleo, no como el que da golpes en el aire. Al contrario, castigo mi cuerpo y lo tengo sometido, no sea que, después de haber predicado a los demás, yo mismo quede descalificado.
Palabra de Dios.
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jueves, 12 de septiembre de 2024
“El que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará” (Marcos 8,27-35). Domingo XXIV durante el año.
¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Hoy, en el evangelio, escuchamos una de las palabras más fuertes que nos han quedado de Jesús. Algunos, incluso, las recuerdan en latín: “vade retro”; aunque, en realidad, como veremos, la expresión completa es “vade retro me”.
Pero ¿A quién le está hablando Jesús? ¿Por qué le dice eso? Vamos a verlo.
Jesús se había llevado a sus discípulos a un lugar apartado, fuera, incluso, de su tierra: la región de Cesarea de Filipo.
Allí les hizo una especie de examen sobre lo que ellos habían aprendido. No les preguntó acerca de sus enseñanzas o de sus milagros, sino qué era lo que tanto la gente como sus discípulos veían en Él.
“¿Quién dice la gente que soy yo?” (Marcos 8,27)
“Y ustedes ¿Quién dicen que soy yo?” (Marcos 8,29a)
La respuesta de los discípulos la dio Pedro:
“Tú eres el Mesías” (Marcos 8,29b)
Sin embargo, no es seguro que supieran lo que significaba eso para Jesús, es decir, cómo entendía Jesús su misión de Mesías. Y por eso…
Comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. (Marcos 8,31)
Este anuncio de sufrimiento y muerte, totalmente inesperado y sorprendente, aunque también hablaba de resurrección, provocó la reacción de Pedro:
Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. (Marcos 8,32b)
Y es esa reacción lo que generó las palabras con las que iniciamos esta reflexión:
¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! (Marcos 8,33)
En latín: “vade retro me, Sátana”
En griego: Ὕπαγε ὀπίσω μου, Σατανᾶ (ipaié opiso mu Sataná)
A ninguno de nosotros nos gustaría que nos llamaran “Satanás”. Satanás es la presencia del mal en el mundo, el enemigo del género humano… pero, al llamar “Satanás” a Pedro, Jesús está tomando un aspecto del maligno, el de tentador, que Jesús mismo experimentó.
En el mismo sentido va lo que sigue diciendo Jesús a Pedro:
Tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres. (Marcos 8,33)
Al llamarlo “Satanás”, Jesús quiere hacerle ver a Pedro que está actuando como el tentador: que está pretendiendo que Jesús se aparte del plan de Dios. Más aún, pensando así, Pedro mismo se está saliendo del buen camino.
Sin embargo, no es lo mismo decir simplemente “quítate, aléjate, apártate”, como mandado salir del camino, que decir “ve detrás de mí” o “ponte detrás de mí”, que es como aparece en el texto griego, que podría incluso traducirse “vuelve detrás de mí”.
Jesús no quiere apartar a Pedro. Jesús quiere que Pedro vuelva a su lugar de discípulo, siguiendo a Jesús. “Opiso mu”, detrás de mí, es la misma expresión que había usado Jesús al llamar a Pedro y Andrés:
“Síganme” Δεῦτε ὀπίσω μου (Marcos 1,17) (deute opiso mu)
Ponte detrás de mí, le dice Jesús a Pedro, porque ése es tu lugar, el lugar del discípulo que sigue al Maestro; no el de quien se pone delante, cortándole el camino o, peor, pretendiendo guiarlo, sin conocer la meta verdadera.
Hasta aquí la corrección a Pedro, de la que ya podríamos sacar conclusiones para nuestra vida, si queremos seguir a Jesús. Pero Jesús va a ser mucho más explícito, indicando con claridad lo que significa seguirlo:
«El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará» (Marcos 8,34-35)
Tomar la propia cruz, porque cada uno tiene la suya, para acompañar a Jesús en su camino. El camino de Jesús no es fácil, no es cómodo. No es el camino del éxito ni de la gloria del mundo, la gloria que pasa. Es el camino que lleva a la verdadera libertad, la que da su sí al amor de Dios, al proyecto de Dios para nuestra vida.
Jesús nos llama a perder la vida por Él, por el Evangelio, para recibirla renovada y realizada. Es el camino que lleva a la resurrección, a la vida plena y definitiva con Dios.
Para seguir ese camino, nos ponemos detrás de Jesús: nos dejamos guiar por su Palabra, leída, meditada y practicada personalmente y con la Iglesia, en comunidad. Buscamos a Jesús presente en los sacramentos, de manera que Él mismo nos alimente y fortalezca, para que podamos caminar detrás de Él.
Pando: 45ª Jornada Nacional de la Juventud
Más de mil ochocientos jóvenes participaron en la cuadragésimo quinta Jornada Nacional de la Juventud que se realizó el pasado fin de semana en Pando, con el lema “Jesús, esperanza que nos transforma”.
En esta semana
- Este domingo culmina el Congreso Eucarístico Internacional en Quito, convocado bajo el lema “Fraternidad para sanar el mundo”. En él está participando, delegado por la Conferencia Episcopal del Uruguay, nuestro obispo emérito Mons. Alberto Sanguinetti.
- El lunes 16 recordamos a los santos Cornelio, papa y Cipriano, obispo, mártires
- El miércoles 18, san José de Cupertino, un santo a cuya intercesión suelen recurrir muchos estudiantes.
- El jueves 19, en Uruguay, celebramos la memoria de las beatas Dolores y Consuelo Aguiar-Mella Díaz, vírgenes, nacidas en Montevideo, mártires en 1936 durante la persecución religiosa en España.
- Viernes 20, San Andrés Kim Taegon, presbítero y san Pablo Chong Hasang y compañeros, mártires en Corea.
- Sábado 21, fiesta de San Mateo, apóstol y evangelista.
Gracias, amigas y amigos. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Palabra de Vida: “Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes”. (Lucas 6,27-38)
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miércoles, 11 de septiembre de 2024
Palabra de Vida: “Alégrense...porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo” (Lucas 6,20-26)
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lunes, 9 de septiembre de 2024
Palabra de Vida: “Ahora han sido purificados, santificados y justificados”. (1 Corintios 6,1-11)
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sábado, 7 de septiembre de 2024
Palabra de Vida: Abrazar los desafíos con Esperanza. 1 Corintios 4,6b-15
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viernes, 6 de septiembre de 2024
Palabra de Vida: Alejar los juicios. 1 Corintios 4,1-5.
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7-8 de septiembre: “Jesús, esperanza que nos transforma”. 45ª Jornada Nacional de la Juventud.
“Jesús, esperanza que nos transforma” es el lema con el cual ha sido convocada la cuadragésima quinta jornada nacional de Pastoral Juvenil que se celebra este sábado y domingo en la ciudad de Pando, en nuestra diócesis de Canelones.
Desde todo el Uruguay esperamos a jóvenes de parroquias, movimientos juveniles y colegios, previamente inscriptos, dispuestos a vivir una intensa experiencia de encuentro entre ellos y con Jesús, que es quién nos llama y reúne.
Ese llamado de Jesús está especialmente presente en esta jornada, ya que se celebra en el marco del Año Vocacional nacional, que tiene por lema “ánimo, levántate, Él te llama”. El sábado de noche una “feria vocacional” será la forma de presentar, de manera dinámica, muchas de las diferentes vocaciones que se dan hoy en la Iglesia, especialmente en la vida consagrada y en el sacerdocio.
“Jesús, esperanza que nos transforma”, hace referencia al próximo año jubilar 2025, “Peregrinos en esperanza”. El lema de los jóvenes invita no solo a contemplar a Jesús, sino a dejarnos transformar por Él, por su Palabra. A vivir, como dice el Papa Francisco, “un encuentro vivo y personal con el Señor Jesús, puerta de salvación” al que tenemos “la misión de anunciar siempre, en todas partes y a todos como «nuestra esperanza»”. (Bula de convocación del Jubileo 2025, 1)
La jornada comienza el sábado por la mañana, con la llegada y organización del campamento. En la tarde, los jóvenes saldrán en grupos para distribuirse en distintas actividades de formación y servicio. Al regreso, encontrarán la feria vocacional, seguida de una vigilia de música y oración ante el Santísimo Sacramento, con la posibilidad, también, de celebrar la Reconciliación.
El domingo por la mañana, luego de desarmar el campamento, los participantes saldrán en procesión hasta la plaza de Pando, donde a las 11 horas se celebrará la Misa, punto culminante de la jornada, frente a la iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción. Luego de la celebración Eucarística, habrá un cierre musical.
Al decir jornada 45, estamos hablando, exactamente, de 45 años. Esa cuenta no cerraría si no fuera porque en uno de los años de pandemia, el número se descontinuó: si no hubiera sido así, serían, sí, 45 años pero esta sería la jornada número 46.
La primera jornada fue, entonces, el domingo 9 de septiembre de 1979, en Montevideo, con el lema “Tenemos la esperanza de construir el mañana unidos”. Jóvenes de todas las diócesis del Uruguay se hicieron presentes.
En los primeros años se fue configurando un estilo de armado de la jornada: su tema y lema, su canción y afiche, su contenido, su mismo desarrollo, se fue haciendo con la participación de los jóvenes integrantes de Pastoral Juvenil, representados en la Comisión Nacional por delegados y asesores de cada diócesis.
En el 79 yo era el joven delegado de la Diócesis de Salto y me tocó trabajar en la preparación de la primera jornada, aunque luego no pude estar. Estuve por primera vez en la siguiente, que fue también en Montevideo. Después participé en muchas otras, en distintos lugares del interior. Pude ver cómo cada generación juvenil recibió esa tradición que se fue conformando, pero, al mismo tiempo, haciéndola suya, celebrándola con su propia impronta.
Las primeras jornadas fueron de “concentración única”, como esta de Pando; pero, con el tiempo, se fueron alternando las celebraciones en un único lugar con concentraciones en cada diócesis o simplemente en parroquias o zonas pastorales.
En el caminar de esos años hay muchos nombres. Cada generación tiene los suyos. Yo no puedo dejar de recordar al sacerdote salesiano Horacio Penengo y a Beatriz Brites, ya fallecidos. Pero todavía tenemos al P. Jorge Techera, que hace poco celebró nada menos que sus 60 años de entrega sacerdotal y que estuvo en el comienzo mismo de todo esto.
Hubo una época muy marcada por la presencia de Mons. Carlos Alberto Nicolini, quien falleció en 1988, con solo 47 años, siendo obispo coadjutor de Salto. Mons. Nicolini, “el Nico”, como le decían cariñosamente los jóvenes, “el obispo de los jóvenes” acompañó y animó la Pastoral juvenil nacional y la diocesana de Salto. En una de aquellas jornadas, él quiso regalar a los jóvenes “las bienaventuranzas de la Civilización del Amor” que me gustaría compartir hoy con ustedes, como una manera de celebrar su memoria en el marco de esta jornada.
Felices los que han hecho la opción por los pobres, porque conocerán el Amor que Dios les tiene y vivirán como hermanos e hijos de un mismo Padre.
Felices los que están abiertos a “lo nuevo”, porque sabrán ver entre los signos de la muerte y los signos de vida la luz del horizonte de la esperanza que nos convoca.
Felices los que saben entregar sus vidas, porque, aun cuando mueran sin comprender el por qué, sabrán que la verdad y la justicia están por llegar.
Felices los que saben confiar y esperar, porque ustedes harán la Civilización del Amor, fructificarán la esperanza y serán llamados hijos de Dios.
Felices los que sufren incomprensión y son perseguidos por practicar la justicia, porque si el grano de trigo, sembrado en tierra no muere, no da fruto; a ustedes pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes cuando sean perseguidos e insultados a causa del Evangelio de Jesucristo. No se pongan tristes; alégrense por que el mismo Hijo de Dios los hará presentes ante su Padre, que está en los cielos.
Felices ustedes, jóvenes, porque se han abierto a la Palabra de Dios, la ponen en común y la quieren sembrar en una Nueva Sociedad, porque en esta nueva encarnación, Dios es “Dios con nosotros”, que vive en medio de su Pueblo.
La jornada es juvenil, pero toda la comunidad acompaña a los jóvenes. Muchos adultos están allí como asesores, guías o voluntarios en los distintos servicios. Muchos han rezado y siguen haciéndolo para que estos días no queden solamente en un bonito encuentro, sino que en un acontecimiento que marque la vida y la fe de todos los participantes.
Esperamos, para todos ellos y para todos nosotros, que el encuentro vivo, personal y comunitario con Cristo transforme los temores en confianza, los desalientos en serenidad, las dudas en certeza: en fin, que reencienda y avive nuestra esperanza. La esperanza que se funda “en el amor que brota del Corazón de Jesús traspasado en la cruz” y que, por eso, como dice san Pablo, “nunca quedará defraudada” (Cf. Romanos 5,1-5).
En esta semana
En este domingo 8, el obispo auxiliar emérito de Canelones, Mons. Hermes Garín, está celebrando los 22 años de su ordenación episcopal. Recordemos que el 8 de septiembre se celebra la Natividad de la Virgen María, aunque no en este año, por ser domingo.
El viernes 13 recordamos a San Juan Crisóstomo, obispo y doctor de la Iglesia
Y el sábado 14, la exaltación de la Santa Cruz, normalmente seguida el 15 por la Virgen de los Dolores, pero, nuevamente, esa memoria coincide con el domingo, que tiene la preferencia.
Gracias, amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.
jueves, 5 de septiembre de 2024
Bienaventuranzas de la Civilización del Amor (Mons. Carlos Nicolini, "el obispo de los jóvenes")
Hubo una época de la Pastoral Juvenil en Uruguay muy marcada por la presencia de Mons. Carlos Alberto Nicolini, quien falleció en 1988, con solo 47 años, siendo obispo coadjutor de Salto.
Mons. Nicolini, “el Nico”, como le decían cariñosamente los jóvenes, “el obispo de los jóvenes” acompañó y animó la Pastoral juvenil nacional y la diocesana de Salto.
En una de aquellas jornadas, él quiso regalar a los jóvenes estas "Bienaventuranzas de la Civilización del Amor” que hoy compartimos con ustedes.
Bendiciones.
+ Heriberto
5 de septiembre: Santa Teresa de Calcuta
Nacimiento e infancia
Agnes Gonxha (1) Bojaxhiu, la futura Madre Teresa de Calcuta, nació en Skopie (actualmente capital de Macedonia del Norte) el 26 de agosto de 1910 y fue bautizada al día siguiente.
Fue la menor de cinco hijos, dos de los cuales murieron con corta edad. Los padres de Gonxha, Nikola y Drana Bojaxhiu, albaneses católicos, dieron a sus hijos un hogar lleno de amor. La muerte súbita del padre, en 1918, fue un duro golpe al bienestar y la seguridad familiar.
El primer llamado
A los doce años, Gonxha experimentó un fuerte llamado a la misión y el servicio entre los pobres y solicitó ingresar al Instituto de la Bienaventurada Virgen María (Hermanas de Loreto) en Irlanda, con la intención de ir a India, donde las Hermanas tenían una importante presencia misionera e, inclusive, un noviciado. Gonxha dejó su hogar en septiembre de 1928. Al llegar a la abadía de Rathfarnham, donde estudiaría inglés, recibió el nombre de Hermana Teresa.
En India
En diciembre de 1928 partió rumbo a India. Llegó a Calcuta el 6 de enero de 1929. Después de dos años de noviciado en Darjeeling, la Hermana Teresa hizo sus primeros votos en mayo de 1931. Fue destinada a la comunidad de Loreto en el barrio de Entally, en Calcuta y enseñó en la escuela Saint Mary de enseñanza media.
En mayo de 1937 la Hermana Teresa hizo su profesión perpetua como Hermana de Loreto y a partir de allí pasó a ser llamada Madre Teresa. Retomó sus tareas en la Escuela Saint Mary y en 1944 asumió la dirección. Pronto fue notable su caridad, su humildad, su valor, su capacidad para el trabajo duro, así como un natural talento para la organización y un espíritu alegre. Físicamente frágil, no disfrutó de buena salud en esos años.
El "llamado dentro del llamado"
El 10 de septiembre de 1946, en camino a Darjeeling para su retiro anual, la Madre Teresa recibió lo que ella llamaría “el llamado dentro del llamado” (2). En el curso de los meses siguientes, ella sintió en su interior que Jesús le pedía establecer una comunidad religiosa dedicada al servicio de los más pobres entre los pobres. Ella expuso esa inspiración al escrutinio de su director espiritual y al discernimiento del arzobispo de Calcuta, Mons. Ferdinand Périer SJ. Después de mucha oración y reflexión, ambos le permitieron dar ese nuevo paso.
Los comienzos de la nueva fundación
En agosto de 1948 Madre Teresa salió del convento de Loreto y de Entally para recibir una formación intensiva en cuidados de salud con las Hermanas Misioneras Médicas (3) en Patna.
De regreso en Calcuta en diciembre de ese año, se alojó con las Hermanitas de los Pobres y comenzó a trabajar en las periferias, visitando enfermos, reuniendo e instruyendo a pequeños niños de la calle y, poco a poco, abriendo su primera escuela y dispensario en los asentamientos de Motijhil.
Los desafíos y sufrimientos de aquellos primeros tiempos fueron realmente grandes, pero ella perseveró en seguir el llamado de Dios. Dios premió sus grandes sacrificios con vocaciones, benefactores y una misión floreciente. El 7 de octubre de 1950, la nueva congregación de las Misioneras de la Caridad fue erigida oficialmente como instituto religioso en la arquidiócesis de Calcuta.
Nuevos desafíos, nuevos colaboradores
Para ponerse al servicio de las diversas formas de pobreza que ella fue encontrando a medida que la misión se fue expandiendo, además de las Misioneras de la Caridad, la Madre Teresa comenzó en 1963 la fundación de los Hermanos Misioneros de la Caridad y en los últimos años las ramas contemplativas (Hermanas y Hermanos) y la rama de sacerdotes. Desde el comienzo de su misión entre los pobres, un gran número de fieles laicos compartieron su obra y en su momento se unieron en una asociación internacional e interreligiosa conocida como “The Co-workers of Mother Teresa” (4).
A pesar de su edad y de los crecientes problemas de salud, Madre Teresa viajó a través del mundo sirviendo a los más pobres y a las personas afectadas por desastres, abriendo nuevas casas donde aparecían las necesidades. También fue invitada a hablar en innumerables reuniones públicas.
La muerte
El 5 de septiembre de 1997, Madre Teresa murió en la Casa Madre de las Misioneras de la Caridad en Calcuta. Su cuerpo fue transferido a la Iglesia de Santo Tomás, cerca del convento de Loreto donde ella había llegado por primera vez sesenta y nueve años antes. Cientos de miles de personas de todas clases y religiones, de India y del extranjero, le presentaron su homenaje. El 13 de septiembre, después de pasar en procesión a través de las calles de Calcuta y con un funeral de Estado, su cuerpo fue sepultado en la Casa Madre. Su tumba se convirtió en sitio de peregrinación y lugar de oración para gente de todos los credos y formas de vida.
La santa
El 19 de octubre de 2003 San Juan Pablo II la declaró beata y el 4 de septiembre de 2016 fue canonizada por el papa Francisco. Para los pobres, los niños y todos los que la conocieron, la amaron y le rezan, ella continúa siendo “Madre Teresa”.
El legado
Las Misioneras de la Caridad continuaron creciendo después de la muerte de Madre Teresa. En 2020 había 5191 Hermanas en 762 misiones distribuidas en 139 países, continuando el legado de la fundadora y ofreciendo gratuitamente y de todo corazón su servicio a los más pobres entre los pobres.
Fuente (en inglés): Our Foundress (missionariesofcharity.org)
Notas
Palabra de Vida: “Pero si Tú lo dices, echaré las redes” (Lucas 5,1-11)
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miércoles, 4 de septiembre de 2024
Palabra de Vida: Abandonar las discordias (1 Corintios 3,1-9)
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martes, 3 de septiembre de 2024
Palabra de Vida: “Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios” (1 Corintios 2,10b-16)
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domingo, 1 de septiembre de 2024
“Pongan en práctica la Palabra y no se contenten solo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos” (Santiago 1,22). Palabra del Mes. Septiembre 2024.
“Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos” (Santiago 1,22)
El de la escucha y la práctica es un tema fundamental sobre el que insiste el autor del versículo de este mes. En efecto, la carta prosigue:
“En cambio el que considera atentamente la Ley perfecta, que nos hace libres, y se aficiona a ella, no como un oyente distraído, sino como un verdadero cumplidor de la Ley, será feliz al practicarla” (Santiago 1,25).
Y es precisamente este compromiso por conocer sus palabras y vivirlas lo que nos hace libres y nos da alegría.
Podría decirse que la frase bíblica de este mes es de por sí el motivo mismo de la práctica de la Palabra de Vida difundida en todo el mundo. Una vez por mes, Chiara Lubich elegía una frase de la Escritura y la comentaba. En encuentros posteriores se compartían los frutos de lo que había trabajado a través de las experiencias de vida y se iban creando comunidades que mostraban en germen los reflejos sociales de los que era capaz.
“A pesar de su simplicidad, la iniciativa ofrecía una notable contribución para redescubrir la Palabra de Dios en el mundo cristiano del siglo XX”[1],
transmitiendo un “método” para vivir el evangelio y compartir sus efectos.
“Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos”.
La carta de Santiago retoma lo que Jesús anunció para vivir y experimentar la realidad del Reino de los cielos entre nosotros: declara feliz a quien escucha la Palabra de Dios y la practica[2], reconoce como madre y hermanos suyos a quienes la escuchan y la ponen en práctica[3], la compara con la semilla que, si cae en tierra fértil, es decir en quienes la escuchan con un corazón bien dispuesto, la retienen y dan fruto gracias a su constancia[4].
“En cada palabra suya, Jesús expresa todo su amor por nosotros –escribe Chiara Lubich– y podemos encarnarla y hacerla propia para experimentar qué potencia libera al ser vivida en nosotros y entre nosotros. Podemos enamorarnos del evangelio hasta dejarnos transformar en él y derramarlo sobre los demás. Probaremos la libertad de nosotros mismos, de nuestros límites, de nuestras esclavitudes, y además veremos surgir la revolución del amor que Jesús, al estar libre para vivir en nosotros, provocará en el tejido social en el que estamos inmersos”[5].
“Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos”.
¿Cómo poner en práctica esta Palabra? Miremos a nuestro alrededor y pongámonos al servicio de quienes están necesitados, con pequeñas o grandes señales de cuidado recíproco para transformar las estructuras injustas de la sociedad, contraponiéndose a la violencia, favoreciendo gestos de paz y de reconciliación, creciendo en la sensibilidad y en las acciones en favor de nuestro planeta.
Una auténtica revolución irrumpe así en nuestra vida y en la comunidad donde vivimos, en el ambiente de trabajo donde actuamos.
El amor se manifiesta en las acciones sociales y políticas que tratan de construir un mundo mejor. Del compromiso de una pequeña comunidad de los Focolares encaminada a las personas más frágiles, nació en Perú un centro para ancianos en la localidad de Lamud, una ciudad de la Amazonia peruana, a 2.330 metros sobre el nivel del mar. El centro fue inaugurado en plena crisis por la pandemia y alberga a cincuenta personas mayores y solas. La casa, los muebles, la ropa de cama y también la comida llegaron como ofrecimiento de la comunidad cercana. Fue un desafío no exento de dificultades y obstáculos, pero en marzo de 2022 se celebró su primer aniversario abriendo las puertas para una fiesta con la ciudad, donde participaron también las autoridades. Fueron dos días de festejos que permitieron sumar nuevos voluntarios, adultos y jóvenes, que quieren ocuparse de los abuelos que están solos, ampliando así sus propias familias.
Patrizia Mazzola y equipo de Palabra de Vida
NOTAS
[1] Lubich C., Palabras de Vida, editado por Fabio Ciardi en 2017.
[2] Cf. Lucas 11,28.
[3] Cf. Lucas 8,21
[4] Cf. Lucas 8,15
[5] Lubich C., Palabra de Vida, septiembre 2006.