viernes, 20 de septiembre de 2024

San Mateo, Apóstol y Evangelista. "Es una sola esperanza a la que ustedes han sido llamados" (Efesios 4,17.11-13).


Palabra de Vida.
Sábado 20 de septiembre de 2024.
Reflexión tomada del Papa Benedicto XVI, Mensaje para la quincuagésima jornada mundial de oración por las vocaciones, 21 de abril de 2013.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso     4, 1-7. 11-13

Hermanos:
    Yo, que estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna de la vocación que han recibido. Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor. Traten de conservar la unidad del Espíritu, mediante el vínculo de la paz.
    Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. Hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, lo penetra todo y está en todos.
    Sin embargo, cada uno de nosotros ha recibido su propio don, en la medida que Cristo los ha distribuido.
    Él comunicó a unos el don de ser apóstoles, a otros profetas, a otros predicadores del Evangelio, a otros pastores o maestros. Así organizó a los santos para la obra del ministerio, en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo.

Palabra de Dios.

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“El que quiera ser el primero debe hacerse el servidor de todos” (Marcos 9,30-37). Domingo XXV durante el año.

Cuántas veces nos hemos acercado a un grupo de amigos o conocidos que están conversando y saludamos con un “¿Qué tal, cómo andan, de qué estaban hablando?” Lo esperable es que alguien nos ponga brevemente al tanto y nos enganchemos en la conversación… sin embargo, si la respuesta fuera un inmediato silencio, cruces de miradas y alguien que nos devuelve el saludo con una cortesía más bien fría, nos preguntamos si no habremos sido indiscretos o, peor, si se estaba diciendo algo que no querían que yo escuchara.

Así le sucedió a Jesús con sus discípulos en el evangelio de este domingo. Llegando a la casa, les preguntó:

«¿De qué hablaban en el camino?»  Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. (Marcos 9,33-34)

La pregunta de Jesús, pues, fue respondida con un silencio.. de culpa, de vergüenza… Los discípulos se estaban enfrentando, estaban disputando un lugar de privilegio. Iban caminando detrás de Jesús, pero no lo estaban siguiendo espiritualmente. El domingo pasado, recordemos, escuchamos a Jesús decir con claridad:

El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. (Marcos 8,34)

Más aún, Jesús había hecho el primer anuncio de su pasión. Y antes de esta discusión de los discípulos, había hecho su segundo anuncio:

«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará» (Marcos 9,31)

Este nuevo anuncio tiene alguna diferencia con el primero. En lo esencial, dice lo mismo: lo matarán y resucitará al tercer día. Pero en el primer anuncio, Jesús hablaba del rechazo de las autoridades: “los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas”. Aquí, en cambio, habla de “los hombres”. No se trata solo del rechazo circunstancial, histórico de algunos, sino del rechazo de una humanidad que no reconoce en Jesús la manifestación de Dios, la expresión del inmenso amor de Dios. Humanidad para la que la presencia de Jesús es molesta, como la del hombre justo de quien habla la primera lectura y del cual dicen los malvados:

Tendamos trampas al justo, porque nos molesta
y se opone a nuestra manera de obrar (Sabiduría 2,12.17-20)

En este contexto, la discusión de los discípulos nos choca. Jesús anuncia que va a ser entregado, que va a sufrir, que va a morir, e invita a tomar la propia cruz para seguirlo. Los discípulos, en cambio, tienen delirios de grandeza.

Pero aquí, como el domingo pasado, vemos la paciencia de Jesús. En lugar de descartar estos discípulos tan cerrados y buscar otros que lo siguieran de verdad, Jesús sigue enseñando. Aquí podemos hacer un paréntesis y mirar dentro de nosotros mismos y reconocernos en esos discípulos que se cierran a la enseñanza del Maestro… y contemplar su paciencia con nosotros… y así, prepararnos para escuchar lo que sigue diciendo Jesús.

Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: «El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos».
Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: «El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a Aquel que me ha enviado». (Marcos 9,35-37)

Se trata de dos enseñanzas, pero no hay que separarlas.

Antes que nada: ser el primero, ser el más grande, es hacerse el último y el servidor de todos. Jesús predica eso con su ejemplo constante. El lavado de los pies, en la última cena, realizando esa tarea destinada al servidor, al esclavo, nos presenta a Jesús poniendo en práctica su propia palabra e invitándonos a imitarlo.

Luego: ¿a qué viene aquí lo del niño? Seguramente recordamos otros pasajes del Evangelio donde Jesús habla de ser como niños. Aquí no habla de eso. Aquí habla de recibir a los niños, “a uno de estos pequeños”. No simplemente recibirlos, sino recibirlos en su Nombre.

¿Qué significa esto? Jesús se refiere al niño como “pequeño”. No es solo por la edad o por el tamaño. Los discípulos discutían sobre quién era el más grande. Jesús les señala que el más grande es el que recibe a los pequeños en su Nombre.

Todo aquel que busca subir socialmente, tiende a acercarse a las personas que le permitirán ese ascenso. Personas “grandes”: ricas, poderosas, influyentes. A la vez, se distancia de aquellos que no pueden ofrecerle nada de eso. Al contrario, el niño, el pequeño, representa a quien no tiene nada y necesita de todo. Por eso, “hacerse servidor de todos” comienza, precisamente por el cuidado y el servicio de los más pequeños en todo sentido: los más vulnerables, como suele decirse hoy en día.

En Uruguay, los niños están allí. Ellos llaman a nuestra conciencia. Los niños por nacer y su derecho a que su vida no sea truncada…  y están los que ya nacieron, muchos de los cuales crecen en situaciones de pobreza que no terminan de revertirse. La infantilización de la pobreza y qué hacer para enfrentarla es un tema que reaparece en estos días. 

Desde el Estado se han implementado diferentes políticas, se han creado programas de atención a la infancia. En ellos participan organizaciones de la sociedad civil y también de la propia Iglesia. Muchas carencias se cubren de esta forma. 

Con todo, la carencia más profunda, la pobreza más honda, es la falta de amor. La mayor necesidad, no satisfecha y muchas veces inconsciente, de cada persona que viene a este mundo, es la necesidad de ser amada incondicionalmente y de que se le haga sentir su valor como un ser único, cuya vida tiene lugar y sentido aquí y ahora. Nuestro mejor y más grande servicio, como seguidores de Jesús, es llevar a todos el amor de su Sagrado Corazón. Para eso le pedimos al Señor que cada día haga nuestro corazón más semejante al suyo. 

Actividades en la Villa

Nuestra Casa de Retiros Villa Guadalupe ha tenido mucho movimiento en lo que va del mes. Sacerdotes y diáconos estuvimos allí de retiro durante una semana. Hoy culmina el encuentro nacional de los GEV, Grupos “Esperanza Viva” relacionados a la Fazenda de la Esperanza. Esta tarde, un encuentro de Música y Espiritualidad. El fin de semana que viene, el Cursillo de Cristiandad para Mujeres. En fin, eso nos habla de una Iglesia viva, signo de esperanza, como nos lo mostraron los jóvenes hace quince días en Pando.

En esta semana

  • Hoy, 22, la parroquia San Adolfo celebra su fiesta patronal.
  • Mañana, lunes 23, recordamos a San Pío de Pietrelcina, el querido Padre Pío.
  • El martes 24, la Virgen de las Mercedes, patrona de la Diócesis de Mercedes (Soriano y Colonia) y de la Pastoral Carcelaria.
  • El viernes 27, San Vicente de Paúl, celebro mis aniversarios sacerdotal (1986) y episcopal (2003). 
  • El sábado 28, en Salto, estaré participando en la ordenación sacerdotal de dos jóvenes. 
  • Se ha anunciado para el primero de diciembre, en Santa Rosa, la ordenación de Sergio Genta.

Gracias, amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén. 

Palabra de Vida: Ayudar con nuestros bienes (Lucas 8,1-3)


Viernes de la XXIV semana durante el año.
20 de septiembre de 2024.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     8, 1-3

Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido sanadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes.

Palabra del Señor.

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jueves, 19 de septiembre de 2024

Palabra de Vida: “Por la gracia de Dios soy lo que soy” (1 Corintios 15,1-11)



Jueves de la XXIV semana durante el año.
19 de septiembre de 2024.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto     15, 1-11

Hermanos, les recuerdo la Buena Noticia que yo les he predicado, que ustedes han recibido y a la cual permanecen fieles. Por ella son salvados, si la conservan tal como yo se la anuncié; de lo contrario, habrán creído en vano.
Les he trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura. Se apareció a Cefas y después a los Doce. Luego se apareció a más de quinientos hermanos al mismo tiempo, la mayor parte de los cuales vive aún, y algunos han muerto. Además, se apareció a Santiago y a todos los Apóstoles. Por último, se me apareció también a mí, que soy como el fruto de un aborto.
Porque yo soy el último de los Apóstoles, y ni siquiera merezco ser llamado Apóstol, ya que he perseguido a la Iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no fue estéril en mí, sino que yo he trabajado más que todos ellos, aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios que está conmigo. En resumen, tanto ellos como yo, predicamos lo mismo, y esto es lo que ustedes han creído.

Palabra de Dios.

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miércoles, 18 de septiembre de 2024

Palabra de Vida: “Si no tengo amor, no soy nada” (1 Corintios 12,31-13,13)



Miércoles de la XXIV semana durante el año.
18 de septiembre de 2024.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto     12, 31-13, 13

Hermanos:
Aspiren a los dones más perfectos. Y ahora voy a mostrarles un camino más perfecto todavía.
Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tienen en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto.
Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño.
Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí.
En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor.

Palabra de Dios.

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martes, 17 de septiembre de 2024

Palabra de Vida: “Ustedes aspiren a los dones más perfectos” (1 Corintios 12,12-14.27-31a)


Martes de la XXIV semana durante el año

17 de septiembre de 2024.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.     12, 12-14. 27-31a

Hermanos:

Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo. Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo -judíos y griegos, esclavos y hombres libres- y todos hemos bebido de un mismo Espíritu.

El cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos.

Ustedes son el Cuerpo de Cristo, y cada uno en particular, miembros de ese Cuerpo.

En la Iglesia, hay algunos que han sido establecidos por Dios, en primer lugar, como apóstoles; en segundo lugar, como profetas; en tercer lugar, como doctores. Después vienen los que han recibido el don de hacer milagros, el don de sanar, el don de socorrer a los necesitados, el don de gobernar y el don de lenguas. ¿Acaso todos son apóstoles? ¿Todos profetas? ¿Todos doctores? ¿Todos hacen milagros? ¿Todos tienen el don de sanar? ¿Todos tienen el don de lenguas o el don de interpretarlas?

Ustedes, por su parte, aspiren a los dones más perfectos.

Palabra de Dios.

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sábado, 14 de septiembre de 2024

Exaltación de la Santa Cruz Abrazar, en la Cruz, nuestra Esperanza. Juan 3,13-17



Palabra de Vida.
Sábado 14 de septiembre de 2024.
Reflexión: Papa Francisco, 14 de septiembre de 2014

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan     3, 13-17

Jesús dijo:
«Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo.
De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en Él tengan Vida eterna.
Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él.»

Palabra del Señor.

viernes, 13 de septiembre de 2024

Palabra de Vida: “Me hice todo para todos... y todo esto, por amor al Evangelio” (1 Corintios 9,16-19.22b-27)


Viernes XXIII durante el año.

13 de septiembre de 2024.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto     9, 16-19. 22b-27

Hermanos:

Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme: al contrario, es para mí una necesidad imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio! Si yo realizara esta tarea por iniciativa propia, merecería ser recompensado, pero si lo hago por necesidad, quiere decir que se me ha confiado una misión. ¿Cuál es entonces mi recompensa? Predicar gratuitamente el Evangelio, renunciando al derecho que esa Buena Noticia me confiere.

En efecto, siendo libre, me hice esclavo de todos, para ganar al mayor número posible. Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio. Y todo esto, por amor al Evangelio, a fin de poder participar de sus bienes.

¿No saben que en el estadio todos corren, pero uno solo gana el premio? Corran, entonces, de manera que lo ganen. Los atletas se privan de todo, y lo hacen para obtener una corona que se marchita; nosotros, en cambio, por una corona incorruptible. Así, yo corro, pero no sin saber adonde; peleo, no como el que da golpes en el aire. Al contrario, castigo mi cuerpo y lo tengo sometido, no sea que, después de haber predicado a los demás, yo mismo quede descalificado.

Palabra de Dios.

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jueves, 12 de septiembre de 2024

“El que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará” (Marcos 8,27-35). Domingo XXIV durante el año.

¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Hoy, en el evangelio, escuchamos una de las palabras más fuertes que nos han quedado de Jesús. Algunos, incluso, las recuerdan en latín: “vade retro”; aunque, en realidad, como veremos, la expresión completa es “vade retro me”.

Pero ¿A quién le está hablando Jesús? ¿Por qué le dice eso? Vamos a verlo.

Jesús se había llevado a sus discípulos a un lugar apartado, fuera, incluso, de su tierra: la región de Cesarea de Filipo.

Allí les hizo una especie de examen sobre lo que ellos habían aprendido. No les preguntó acerca de sus enseñanzas o de sus milagros, sino qué era lo que tanto la gente como sus discípulos veían en Él.

“¿Quién dice la gente que soy yo?” (Marcos 8,27)

“Y ustedes ¿Quién dicen que soy yo?” (Marcos 8,29a)

La respuesta de los discípulos la dio Pedro:

“Tú eres el Mesías” (Marcos 8,29b)

Con esa respuesta, correcta, Jesús consideró que sus discípulos habían podido ver más allá de lo que percibía la gente. Para sus discípulos Jesús era el Mesías.
Sin embargo, no es seguro que supieran lo que significaba eso para Jesús, es decir, cómo entendía Jesús su misión de Mesías. Y por eso…

Comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. (Marcos 8,31)

Este anuncio de sufrimiento y muerte, totalmente inesperado y sorprendente, aunque también hablaba de resurrección, provocó la reacción de Pedro:

Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. (Marcos 8,32b)

Y es esa reacción lo que generó las palabras con las que iniciamos esta reflexión:

¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! (Marcos 8,33)
En latín: “vade retro me, Sátana”
En griego: Ὕπαγε ὀπίσω μου, Σατανᾶ (ipaié opiso mu Sataná)

A ninguno de nosotros nos gustaría que nos llamaran “Satanás”. Satanás es la presencia del mal en el mundo, el enemigo del género humano… pero, al llamar “Satanás” a Pedro, Jesús está tomando un aspecto del maligno, el de tentador, que Jesús mismo experimentó.

Satanás el tentador busca destruir al hombre haciéndolo apartar de la voluntad de Dios, buscando la vuelta para convencerlo de hacer mal uso de su libertad, rechazando el llamado de Dios, el camino de Dios, para elegir un camino engañoso, que lleva a la muerte.
En el mismo sentido va lo que sigue diciendo Jesús a Pedro:

Tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres. (Marcos 8,33)

Es decir, los pensamientos de los hombres que han escuchado al tentador y han entrado en el camino del egoísmo y del pecado.
Al llamarlo “Satanás”, Jesús quiere hacerle ver a Pedro que está actuando como el tentador: que está pretendiendo que Jesús se aparte del plan de Dios. Más aún, pensando así, Pedro mismo se está saliendo del buen camino.
Pero Jesús también le dice “ve detrás de mí”. Si buscamos diferentes traducciones de este versículo, veremos que hay otras que se quedan en decirle a Pedro que salga, que se quite del camino.
Sin embargo, no es lo mismo decir simplemente “quítate, aléjate, apártate”, como mandado salir del camino, que decir “ve detrás de mí” o “ponte detrás de mí”, que es como aparece en el texto griego, que podría incluso traducirse “vuelve detrás de mí”.
Jesús no quiere apartar a Pedro. Jesús quiere que Pedro vuelva a su lugar de discípulo, siguiendo a Jesús. “Opiso mu”, detrás de mí, es la misma expresión que había usado Jesús al llamar a Pedro y Andrés:

“Síganme”  Δεῦτε ὀπίσω μου (Marcos 1,17) (deute opiso mu)

Ponte detrás de mí, le dice Jesús a Pedro, porque ése es tu lugar, el lugar del discípulo que sigue al Maestro; no el de quien se pone delante, cortándole el camino o, peor, pretendiendo guiarlo, sin conocer la meta verdadera.

Hasta aquí la corrección a Pedro, de la que ya podríamos sacar conclusiones para nuestra vida, si queremos seguir a Jesús. Pero Jesús va a ser mucho más explícito, indicando con claridad lo que significa seguirlo:

«El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará» (Marcos 8,34-35)

Tomar la propia cruz, porque cada uno tiene la suya, para acompañar a Jesús en su camino. El camino de Jesús no es fácil, no es cómodo. No es el camino del éxito ni de la gloria del mundo, la gloria que pasa. Es el camino que lleva a la verdadera libertad, la que da su sí al amor de Dios, al proyecto de Dios para nuestra vida.

Jesús nos llama a perder la vida por Él, por el Evangelio, para recibirla renovada y realizada. Es el camino que lleva a la resurrección, a la vida plena y definitiva con Dios.

Para seguir ese camino, nos ponemos detrás de Jesús: nos dejamos guiar por su Palabra, leída, meditada y practicada personalmente y con la Iglesia, en comunidad. Buscamos a Jesús presente en los sacramentos, de manera que Él mismo nos alimente y fortalezca, para que podamos caminar detrás de Él.

Pando: 45ª Jornada Nacional de la Juventud

Más de mil ochocientos jóvenes participaron en la cuadragésimo quinta Jornada Nacional de la Juventud que se realizó el pasado fin de semana en Pando, con el lema “Jesús, esperanza que nos transforma”.

En esta semana

  • Este domingo culmina el Congreso Eucarístico Internacional en Quito, convocado bajo el lema “Fraternidad para sanar el mundo”. En él está participando, delegado por la Conferencia Episcopal del Uruguay, nuestro obispo emérito Mons. Alberto Sanguinetti.
  • El lunes 16 recordamos a los santos Cornelio, papa y Cipriano, obispo, mártires
  • El miércoles 18, san José de Cupertino, un santo a cuya intercesión suelen recurrir muchos estudiantes.
  • El jueves 19, en Uruguay, celebramos la memoria de las beatas Dolores y Consuelo Aguiar-Mella Díaz, vírgenes, nacidas en Montevideo, mártires en 1936 durante la persecución religiosa en España.
  • Viernes 20, San Andrés Kim Taegon, presbítero y san Pablo Chong Hasang y compañeros, mártires en Corea.
  • Sábado 21, fiesta de San Mateo, apóstol y evangelista.

Gracias, amigas y amigos. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Palabra de Vida: “Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes”. (Lucas 6,27-38)



Jueves XXIII durante el año.
12 de septiembre de 2024.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     6, 27-36

    Jesús dijo a sus discípulos:
    «Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames.
    Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman.
    Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo.
    Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los desagradecidos y los malos.
    Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso».

Palabra del Señor.

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miércoles, 11 de septiembre de 2024

Palabra de Vida: “Alégrense...porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo” (Lucas 6,20-26)



Miércoles XXIII durante el año.
11 de septiembre de 2024.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     6, 20-26

Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: «¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!
¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados!
¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán!
¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y proscriban el nombre de ustedes, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre!
¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo!. ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas!
Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo!
¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!
¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!»

Palabra del Señor.

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lunes, 9 de septiembre de 2024

Palabra de Vida: “Ahora han sido purificados, santificados y justificados”. (1 Corintios 6,1-11)



Martes XXIII durante el año.
10 de septiembre de 2024.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto     6, 1-11

Hermanos:
¿Cómo es posible que cuando uno de ustedes tiene algún conflicto con otro, se atreve a reclamar justicia a los injustos, en lugar de someterse al juicio de los santos? ¿No saben ustedes que los santos juzgarán al mundo? Y si el mundo va ser juzgado por ustedes, ¿cómo no van a ser capaces de juzgar asuntos de mínima importancia? ¿Ignoran que vamos a juzgar a los mismos ángeles? Con mayor razón entonces, los asuntos de esta vida.
¡Y pensar que cuando ustedes tienen litigios, buscan como jueces a los que no son nadie para la Iglesia! Lo digo para avergonzarlos: ¡por lo visto, no hay entre ustedes ni siquiera un hombre sensato, que sea capaz de servir de árbitro entre sus hermanos! ¡Un hermano pleitea con otro, y esto, delante de los que no creen! Ya está mal que haya litigios entre ustedes: ¿Por qué no prefieren sufrir la injusticia? ¿Por qué no prefieren ser despojados? Pero no, ustedes mismos son los que cometen injusticias y defraudan a los demás, ¡y esto entre hermanos!
¿Ignoran que los injustos no heredarán el Reino de Dios? No se hagan ilusiones: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el Reino de Dios. Algunos de ustedes fueron así, pero ahora han sido purificados, santificados y justificados en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.

Palabra de Dios.

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domingo, 8 de septiembre de 2024

“Jesús, esperanza que nos transforma”. Homilía de Mons. Heriberto en la 45 JNJ, Pando, 8 de septiembre de 2024.


“Jesús, esperanza que nos transforma”. Estamos culminando nuestra cuadragésimo quinta Jornada Nacional de la Juventud, la 45 JNJ. 
Culminando, porque la eucaristía es el culmen de la vida cristiana. Culmen quiere decir la cumbre, el punto más alto, el punto en el que subimos al encuentro de Dios, que baja hacia nosotros, que se deja encontrar por medio de su Hijo Jesús, nuestra esperanza, “el amor que cambia mi vida” (1).

Jesús, esperanza. Nuestra esperanza tiene un nombre. Nuestra esperanza es alguien. Nuestra esperanza es una persona. Nuestra esperanza es Jesús, Jesucristo, Hijo de Dios. Verdadero Dios y verdadero hombre, que acampó entre nosotros. Anoche, nomás, acampó con nosotros. Y se vino caminando hasta acá con nosotros: “no caminé solo al llegar aquí” (2). 

Él es nuestra esperanza, porque en Él vemos el destino al que está llamada toda la humanidad. “Ánimo, levántate, Él te llama”. Te llama a participar de su Resurrección, a participar de su Vida. Ésa es nuestra meta. Él nos espera allí. Él es la puerta de la salvación, por donde estamos llamados a entrar para participar, como hijos e hijas, en la vida del Dios vivo, Padre de toda la humanidad. 
Esa es la meta de lo que podemos llamar “la ascensión humana”, en la que nosotros ponemos nuestro esfuerzo, pero Dios nos hace subir con su Gracia, con la fuerza de su amor, “el amor que cambia mi vida” (3).

Es la subida de toda la humanidad hacia Dios. Él nos hace posible el esfuerzo y los trabajos para ir pasando de condiciones menos humanas a condiciones cada vez más humanas; remontándonos desde las carencias materiales de los que no tienen lo necesario para vivir y las carencias morales de quienes están mancados por el egoísmo… remontarnos desde allí hasta alcanzar las condiciones de una vida digna y el reconocimiento de los valores y el reconocimiento de Dios, que es la fuente y el fin de todos ellos, de todos los valores… Dios, manifestado en Jesús muerto y resucitado por nosotros (4).

Pero Jesús no es solo la meta. No es solo la puerta.
Él es el camino por donde tenemos que andar. Camino, Verdad y Vida. Creemos que “en Él vivimos, nos movemos y existimos” (Hechos 17,28).
Pero no caminamos solos. Quien tiene fe nunca está solo. Acá no vino cada uno por su lado. Vinimos con nuestro grupo: “no caminé solo al llegar aquí” (5).

Quien tiene fe no se desentiende de los que se han quedado solos. Al contrario, los llamamos, los invitamos a caminar con nosotros. Más aún, a veces caminamos más despacio, si es necesario, para que nadie quede atrás.

Caminar con Jesús nos transforma.
Siempre vale la pena recordar aquellos dos caminantes que creían que con la muerte de Jesús todo había terminado. Estaban desilusionados y se iban. Se alejaban del lugar donde la comunidad, con todos sus miedos, seguía esperando y ellos dos se marchaban a aquel pueblito llamado Emaús.
De ellos, solo sabemos que uno se llamaba Cleofás, pero no sabemos más nada. Si eran viejos, si eran jóvenes, si la otra persona era una discípula… Pensemos que eran un joven y una joven, compañeros de nuestro grupo, miembros de nuestra comunidad que se habían desilusionado y se alejaban…
Y ahí, con ellos, se hizo presente Jesús.
Y esa presencia fue transformadora. “Jesucristo, esperanza que nos transforma”
Todo lo que ellos no entendían, empezaron a verlo bajo una luz nueva. Y no era fácil, porque lo que había que entender era el porqué de la muerte de Jesús, el porqué de la cruz...  Esas palabras de Jesús… “¿acaso no era necesario que el Mesías padeciera para entrar en su gloria?” (Lucas 24,26)

Nosotros también andamos a veces con el corazón lleno de dudas y de miedos. 
¿Qué futuro tengo, qué puedo esperar? ¿Qué apoyo tengo alrededor… con quien puedo contar? ¿Para qué sirvo… será que no sirvo para nada?
No entendemos. Tenemos miedo… Pero, entonces, tenemos que preguntarnos: ¿qué me dice la fe? ¿cómo aparece esto bajo la luz de la fe? “Enciende una luz por pequeña que sea” (6).

Eso fue lo que le pasó a aquellos dos discípulos. Y la luz fue grande.
Escuchando a Jesús, ellos recobraron su fe y sintieron encenderse sus corazones.
El encuentro personal y vivo con Jesús que ellos vivieron transformó sus temores y miedos hacia aquel mundo que había matado al maestro… transformó sus temores y miedos en confianza en el Dios Vivo, el Dios que da vida. 
Transformó sus desalientos en serenidad y ánimo. 
Transformó sus dudas sobre el sentido de todo lo que habían visto, aquella muerte terrible, en una certeza: era necesario; no necesario porque sí, sino necesario para, necesario para que el Padre pudiera realizar en Jesús su obra de salvación. 

Pero, sobre todo, aquel encuentro con Jesús volvió a encender en ellos la llama de la esperanza. A encenderla y avivarla. Y aquellos dos amigos –o aquella amiga y aquel amigo–que se habían ido caminando entristecidos, encontraron la alegría. 
Pero no una careta de alegría. Una alegría de verdad.
Una alegría nueva, una alegría transformadora, que los hizo salir, en plena noche, a desandar el camino recorrido y volver al encuentro del grupo, a compartir todo lo que habían vivido. Qué linda toda la alegría que hemos vivido. Qué lindo es irnos llevando esa alegría para compartirla.

Decíamos al principio que llegábamos a la Eucaristía como culmen de nuestra JNJ, como punto más alto. Eso se va a dar en instantes, cuando Jesús se haga presente en el Pan y el Vino, para alimentarnos, para darnos fuerzas, no solo para el camino de regreso a casa, que muchos lo tienen largo, sino para el camino de la vida.

Pero la Eucaristía no es solo cumbre: también es fuente. De ella sale el agua viva, el Espíritu Santo que Jesús prometió, derramándose en nuestros corazones, llenándolos de fortaleza y esperanza. Y eso es lo que nos tenemos que llevar. Y eso es lo que tenemos que compartir. Fortaleza, esperanza, alegría.

No podemos guardarnos la esperanza, porque la esperanza es para todos, para compartirla entre todos. Mucha gente vive sin esperanza. Muchos jóvenes viven sin esperanza… muchos sonríen, incluso se ríen, pero lloran por dentro, porque están pobres de esperanza. No nos dejemos contagiar por la apatía, por la indiferencia, por el bajón, por el “hacé la tuya”. Compartir la alegría, compartir la esperanza.

La esperanza crece con la oración: orando con la Palabra de Dios, orando ante Jesús en el Santísimo Sacramento, orando con María en el Rosario.

La esperanza crece cuando se vive, cuando marca mis decisiones, mis acciones, hasta mis mensajes en las redes.

La esperanza crece cuando se comparte la alegría de Cristo Resucitado.

Finalmente, en todo esto nos ayuda María, Madre de la Esperanza. La Guadalupana, patrona de nuestra diócesis; aquí, junto al altar, la patrona de nuestro pueblo, la Virgen de los Treinta y Tres; la Inmaculada, patrona de la parroquia; la Virgen del Huerto, que nos cuidó en el Campus y la Buena Madre, aquí, al lado, en el colegio marista.
Que ella, junto con el Beato Jacinto, nos ayude a llevar en nosotros a Jesús, y a llevarle a todos nuestra alegría y nuestra esperanza que transforma. Así sea.

______

1  De la canción oficial de la 45 JNJ.
2  Ibid.
3  Ibid.
4  cf. San Pablo VI, Populorum Progressio, 21
5  Ibid.
6  De una de las canciones que se cantó en la vigilia de oración.

sábado, 7 de septiembre de 2024

Palabra de Vida: Abrazar los desafíos con Esperanza. 1 Corintios 4,6b-15



Sábado XXII durante el año.
7 de septiembre de 2024.
Comentario tomado del Concilio Vaticano II, Decreto Ad Gentes, Nº 5.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto     4, 6b-15

Hermanos:
Yo les puse mi ejemplo y el de Apolo, a fin de que aprendan de nosotros el refrán: «No vayamos más allá de lo que está escrito», y así nadie tome partido orgullosamente en favor de uno contra otro. En efecto, ¿con qué derecho te distingues de los demás? ¿Y qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? ¡Será que ustedes ya están satisfechos! ¡Será que se han enriquecido o que se han convertido en reyes, sin necesidad de nosotros! ¡Ojalá que así fuera, para que nosotros pudiéramos reinar con ustedes!
Pienso que a nosotros, los Apóstoles, Dios nos ha puesto en el último lugar, como condenados a muerte, ya que hemos llegado a ser un espectáculo para el mundo, para los ángeles y los hombres. Nosotros somos tenidos por necios, a causa de Cristo, y en cambio, ustedes son sensatos en Cristo. Nosotros somos débiles, y ustedes, fuertes. Ustedes gozan de prestigio, y nosotros somos despreciados. Hasta ahora sufrimos hambre, sed y frío. Somos maltratados y vivimos errantes. Nos agotamos, trabajando con nuestras manos. Nos insultan y deseamos el bien. Padecemos persecución y la soportamos. Nos calumnian y consolamos a los demás. Hemos llegado a ser como la basura del mundo, objeto de desprecio para todos hasta el día de hoy.
No les escribo estas cosas para avergonzarlos, sino para reprenderlos como a hijos muy queridos. Porque, aunque tengan diez mil preceptores en Cristo, no tienen muchos padres: soy yo el que los ha engendrado en Cristo Jesús, mediante la predicación de la Buena Noticia. Les ruego, por lo tanto, que sigan mi ejemplo.

Palabra de Dios.

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viernes, 6 de septiembre de 2024

Palabra de Vida: Alejar los juicios. 1 Corintios 4,1-5.



Viernes XXII durante el año.
6 de septiembre de 2024.
Imagen: Retrato de un desconocido. Pintura de Alberto Durero (detalle), expuesta en el Museo del Prado que muestra a un hombre frunciendo el ceño.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto     4, 1-5

Hermanos:
Los hombres deben considerarnos simplemente como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, lo que se pide a un administrador es que sea fiel.
En cuanto a mí, poco me importa que me juzguen ustedes o un tribunal humano; ni siquiera yo mismo me juzgo. Es verdad que mi conciencia nada me reprocha, pero no por eso estoy justificado: mi juez es el Señor. Por eso, no hagan juicios prematuros. Dejen que venga el Señor: Él sacará a la luz lo que está oculto en las tinieblas y manifestará las intenciones secretas de los corazones. Entonces, cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda.

Palabra de Dios.

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7-8 de septiembre: “Jesús, esperanza que nos transforma”. 45ª Jornada Nacional de la Juventud.

“Jesús, esperanza que nos transforma” es el lema con el cual ha sido convocada la cuadragésima quinta jornada nacional de Pastoral Juvenil que se celebra este sábado y domingo en la ciudad de Pando, en nuestra diócesis de Canelones.

Desde todo el Uruguay esperamos a jóvenes de parroquias, movimientos juveniles y colegios, previamente inscriptos, dispuestos a vivir una intensa experiencia de encuentro entre ellos y con Jesús, que es quién nos llama y reúne.

Ese llamado de Jesús está especialmente presente en esta jornada, ya que se celebra en el marco del Año Vocacional nacional, que tiene por lema “ánimo, levántate, Él te llama”. El sábado de noche una “feria vocacional” será la forma de presentar, de manera dinámica, muchas de las diferentes vocaciones que se dan hoy en la Iglesia, especialmente en la vida consagrada y en el sacerdocio.

“Jesús, esperanza que nos transforma”, hace referencia al próximo año jubilar 2025, “Peregrinos en esperanza”. El lema de los jóvenes invita no solo a contemplar a Jesús, sino a dejarnos transformar por Él, por su Palabra. A vivir, como dice el Papa Francisco, “un encuentro vivo y personal con el Señor Jesús, puerta de salvación” al que tenemos “la misión de anunciar siempre, en todas partes y a todos como «nuestra esperanza»”. (Bula de convocación del Jubileo 2025, 1)

La jornada comienza el sábado por la mañana, con la llegada y organización del campamento. En la tarde, los jóvenes saldrán en grupos para distribuirse en distintas actividades de formación y servicio. Al regreso, encontrarán la feria vocacional, seguida de una vigilia de música y oración ante el Santísimo Sacramento, con la posibilidad, también, de celebrar la Reconciliación.

El domingo por la mañana, luego de desarmar el campamento, los participantes saldrán en procesión hasta la plaza de Pando, donde a las 11 horas se celebrará la Misa, punto culminante de la jornada, frente a la iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción. Luego de la celebración Eucarística, habrá un cierre musical.

Al decir jornada 45, estamos hablando, exactamente, de 45 años. Esa cuenta no cerraría si no fuera porque en uno de los años de pandemia, el número se descontinuó: si no hubiera sido así, serían, sí, 45 años pero esta sería la jornada número 46.

La primera jornada fue, entonces, el domingo 9 de septiembre de 1979, en Montevideo, con el lema “Tenemos la esperanza de construir el mañana unidos”. Jóvenes de todas las diócesis del Uruguay se hicieron presentes.

En los primeros años se fue configurando un estilo de armado de la jornada: su tema y lema, su canción y afiche, su contenido, su mismo desarrollo, se fue haciendo con la participación de los jóvenes integrantes de Pastoral Juvenil, representados en la Comisión Nacional por delegados y asesores de cada diócesis.

En el 79 yo era el joven delegado de la Diócesis de Salto y me tocó trabajar en la preparación de la primera jornada, aunque luego no pude estar. Estuve por primera vez en la siguiente, que fue también en Montevideo. Después participé en muchas otras, en distintos lugares del interior. Pude ver cómo cada generación juvenil recibió esa tradición que se fue conformando, pero, al mismo tiempo, haciéndola suya, celebrándola con su propia impronta.

Las primeras jornadas fueron de “concentración única”, como esta de Pando; pero, con el tiempo, se fueron alternando las celebraciones en un único lugar con concentraciones en cada diócesis o simplemente en parroquias o zonas pastorales.

En el caminar de esos años hay muchos nombres. Cada generación tiene los suyos. Yo no puedo dejar de recordar al sacerdote salesiano Horacio Penengo y a Beatriz Brites, ya fallecidos. Pero todavía tenemos al P. Jorge Techera, que hace poco celebró nada menos que sus 60 años de entrega sacerdotal y que estuvo en el comienzo mismo de todo esto.

Hubo una época muy marcada por la presencia de Mons. Carlos Alberto Nicolini, quien falleció en 1988, con solo 47 años, siendo obispo coadjutor de Salto. Mons. Nicolini, “el Nico”, como le decían cariñosamente los jóvenes, “el obispo de los jóvenes” acompañó y animó la Pastoral juvenil nacional y la diocesana de Salto. En una de aquellas jornadas, él quiso regalar a los jóvenes “las bienaventuranzas de la Civilización del Amor” que me gustaría compartir hoy con ustedes, como una manera de celebrar su memoria en el marco de esta jornada.

Felices los que han hecho la opción por los pobres, porque conocerán el Amor que Dios les tiene y vivirán como hermanos e hijos de un mismo Padre.

Felices los que están abiertos a “lo nuevo”, porque sabrán ver entre los signos de la muerte y los signos de vida la luz del horizonte de la esperanza que nos convoca.

Felices los que saben entregar sus vidas, porque, aun cuando mueran sin comprender el por qué, sabrán que la verdad y la justicia están por llegar.

Felices los que saben confiar y esperar, porque ustedes harán la Civilización del Amor, fructificarán la esperanza y serán llamados hijos de Dios.

Felices los que sufren incomprensión y son perseguidos por practicar la justicia, porque si el grano de trigo, sembrado en tierra no muere, no da fruto; a ustedes pertenece el Reino de los Cielos.

Felices ustedes cuando sean perseguidos e insultados a causa del Evangelio de Jesucristo. No se pongan tristes; alégrense por que el mismo Hijo de Dios los hará presentes ante su Padre, que está en los cielos.

Felices ustedes, jóvenes, porque se han abierto a la Palabra de Dios, la ponen en común y la quieren sembrar en una Nueva Sociedad, porque en esta nueva encarnación, Dios es “Dios con nosotros”, que vive en medio de su Pueblo.

La jornada es juvenil, pero toda la comunidad acompaña a los jóvenes. Muchos adultos están allí como asesores, guías o voluntarios en los distintos servicios. Muchos han rezado y siguen haciéndolo para que estos días no queden solamente en un bonito encuentro, sino que en un acontecimiento que marque la vida y la fe de todos los participantes.

Esperamos, para todos ellos y para todos nosotros, que el encuentro vivo, personal y comunitario con Cristo transforme los temores en confianza, los desalientos en serenidad, las dudas en certeza: en fin, que reencienda y avive nuestra esperanza. La esperanza que se funda “en el amor que brota del Corazón de Jesús traspasado en la cruz” y que, por eso, como dice san Pablo, “nunca quedará defraudada” (Cf. Romanos 5,1-5).

En esta semana

En este domingo 8, el obispo auxiliar emérito de Canelones, Mons. Hermes Garín, está celebrando los 22 años de su ordenación episcopal. Recordemos que el 8 de septiembre se celebra la Natividad de la Virgen María, aunque no en este año, por ser domingo.

El viernes 13 recordamos a San Juan Crisóstomo, obispo y doctor de la Iglesia

Y el sábado 14, la exaltación de la Santa Cruz, normalmente seguida el 15 por la Virgen de los Dolores, pero, nuevamente, esa memoria coincide con el domingo, que tiene la preferencia.

Gracias, amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén. 

jueves, 5 de septiembre de 2024

Bienaventuranzas de la Civilización del Amor (Mons. Carlos Nicolini, "el obispo de los jóvenes")

 

Hubo una época de la Pastoral Juvenil en Uruguay muy marcada por la presencia de Mons. Carlos Alberto Nicolini, quien falleció en 1988, con solo 47 años, siendo obispo coadjutor de Salto. 

Mons. Nicolini, “el Nico”, como le decían cariñosamente los jóvenes, “el obispo de los jóvenes” acompañó y animó la Pastoral juvenil nacional y la diocesana de Salto. 

En una de aquellas jornadas, él quiso regalar a los jóvenes estas "Bienaventuranzas de la Civilización del Amor” que hoy compartimos con ustedes.

Bendiciones.

+ Heriberto

5 de septiembre: Santa Teresa de Calcuta

Nacimiento e infancia

Agnes Gonxha (1) Bojaxhiu, la futura Madre Teresa de Calcuta, nació en Skopie (actualmente capital de Macedonia del Norte) el 26 de agosto de 1910 y fue bautizada al día siguiente.

Fue la menor de cinco hijos, dos de los cuales murieron con corta edad. Los padres de Gonxha, Nikola y Drana Bojaxhiu, albaneses católicos, dieron a sus hijos un hogar lleno de amor. La muerte súbita del padre, en 1918, fue un duro golpe al bienestar y la seguridad familiar. 

El primer llamado

A los doce años, Gonxha experimentó un fuerte llamado a la misión y el servicio entre los pobres y solicitó ingresar al Instituto de la Bienaventurada Virgen María (Hermanas de Loreto) en Irlanda, con la intención de ir a India, donde las Hermanas tenían una importante presencia misionera e, inclusive, un noviciado. Gonxha dejó su hogar en septiembre de 1928. Al llegar a la abadía de Rathfarnham, donde estudiaría inglés, recibió el nombre de Hermana Teresa. 

En India

En diciembre de 1928 partió rumbo a India. Llegó a Calcuta el 6 de enero de 1929. Después de dos años de noviciado en Darjeeling, la Hermana Teresa hizo sus primeros votos en mayo de 1931. Fue destinada a la comunidad de Loreto en el barrio de Entally, en Calcuta y enseñó en la escuela Saint Mary de enseñanza media. 

En mayo de 1937 la Hermana Teresa hizo su profesión perpetua como Hermana de Loreto y a partir de allí pasó a ser llamada Madre Teresa. Retomó sus tareas en la Escuela Saint Mary y en 1944 asumió la dirección. Pronto fue notable su caridad, su humildad, su valor, su capacidad para el trabajo duro, así como un natural talento para la organización y un espíritu alegre. Físicamente frágil, no disfrutó de buena salud en esos años.

El "llamado dentro del llamado"

El 10 de septiembre de 1946, en camino a Darjeeling para su retiro anual, la Madre Teresa recibió lo que ella llamaría “el llamado dentro del llamado” (2). En el curso de los meses siguientes, ella sintió en su interior que Jesús le pedía establecer una comunidad religiosa dedicada al servicio de los más pobres entre los pobres. Ella expuso esa inspiración al escrutinio de su director espiritual y al discernimiento del arzobispo de Calcuta, Mons. Ferdinand Périer SJ. Después de mucha oración y reflexión, ambos le permitieron dar ese nuevo paso.

Los comienzos de la nueva fundación

En agosto de 1948 Madre Teresa salió del convento de Loreto y de Entally para recibir una formación intensiva en cuidados de salud con las Hermanas Misioneras Médicas (3) en Patna.
De regreso en Calcuta en diciembre de ese año, se alojó con las Hermanitas de los Pobres y comenzó a trabajar en las periferias, visitando enfermos, reuniendo e instruyendo a pequeños niños de la calle y, poco a poco, abriendo su primera escuela y dispensario en los asentamientos de Motijhil. 

Los desafíos y sufrimientos de aquellos primeros tiempos fueron realmente grandes, pero ella perseveró en seguir el llamado de Dios. Dios premió sus grandes sacrificios con vocaciones, benefactores y una misión floreciente. El 7 de octubre de 1950, la nueva congregación de las Misioneras de la Caridad fue erigida oficialmente como instituto religioso en la arquidiócesis de Calcuta.

Nuevos desafíos, nuevos colaboradores

Para ponerse al servicio de las diversas formas de pobreza que ella fue encontrando a medida que la misión se fue expandiendo, además de las Misioneras de la Caridad, la Madre Teresa comenzó en 1963 la fundación de los Hermanos Misioneros de la Caridad y en los últimos años las ramas contemplativas (Hermanas y Hermanos) y la rama de sacerdotes. Desde el comienzo de su misión entre los pobres, un gran número de fieles laicos compartieron su obra y en su momento se unieron en una asociación internacional e interreligiosa conocida como “The Co-workers of Mother Teresa” (4).

A pesar de su edad y de los crecientes problemas de salud, Madre Teresa viajó a través del mundo sirviendo a los más pobres y a las personas afectadas por desastres, abriendo nuevas casas donde aparecían las necesidades. También fue invitada a hablar en innumerables reuniones públicas. 

La muerte

El 5 de septiembre de 1997, Madre Teresa murió en la Casa Madre de las Misioneras de la Caridad en Calcuta. Su cuerpo fue transferido a la Iglesia de Santo Tomás, cerca del convento de Loreto donde ella había llegado por primera vez sesenta y nueve años antes. Cientos de miles de personas de todas clases y religiones, de India y del extranjero, le presentaron su homenaje. El 13 de septiembre, después de pasar en procesión a través de las calles de Calcuta y con un funeral de Estado, su cuerpo fue sepultado en la Casa Madre. Su tumba se convirtió en sitio de peregrinación y lugar de oración para gente de todos los credos y formas de vida.

La santa

El 19 de octubre de 2003 San Juan Pablo II la declaró beata y el 4 de septiembre de 2016 fue canonizada por el papa Francisco. Para los pobres, los niños y todos los que la conocieron, la amaron y le rezan, ella continúa siendo “Madre Teresa”. 

El legado

Las Misioneras de la Caridad continuaron creciendo después de la muerte de Madre Teresa. En 2020 había 5191 Hermanas en 762 misiones distribuidas en 139 países, continuando el legado de la fundadora y ofreciendo gratuitamente y de todo corazón su servicio a los más pobres entre los pobres.

Fuente (en inglés): Our Foundress (missionariesofcharity.org)

Notas

(1) Gonxha era el nombre con que se la llamaba habitualmente. En albanés significa “capullo” o “pimpollo”.
(2) “the call within a call.”
(3) “Medical Mission Sisters” es el nombre en inglés.
(4) Literalmente "Los colaboradores de Madre Teresa".

Traducción, notas y redacción final: H.B.

Palabra de Vida: “Pero si Tú lo dices, echaré las redes” (Lucas 5,1-11)



Jueves XXII durante el año.
5 de septiembre de 2024.
Santa Teresa de Calcuta.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     5, 1-11

En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y Él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Navega mar adentro, y echen las redes.»
Simón le respondió: «Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si Tú lo dices, echaré las redes.» Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: «Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador». El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón.
Pero Jesús dijo a Simón: «No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres».
Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.

Palabra del Señor.

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miércoles, 4 de septiembre de 2024

Palabra de Vida: Abandonar las discordias (1 Corintios 3,1-9)



Miércoles XXII durante el año.
4 de septiembre de 2024.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto     3, 1-9

       Hermanos: Yo no pude hablarles a ustedes como a hombres espirituales, sino como a hombres carnales, como a quienes todavía son niños en Cristo. Los alimenté con leche y no con alimento sólido, porque aún no podían tolerarlo, como tampoco ahora, ya que siguen siendo carnales. Los celos y las discordias que hay entre ustedes, ¿no prueban acaso que todavía son carnales y se comportan de una manera puramente humana? Cuando uno dice: «Yo soy de Pablo», y el otro: «Yo de Apolo», ¿acaso no están procediendo como lo haría cualquier hombre?.
       Después de todo, ¿Quién es Apolo, quién es Pablo?. Simples servidores, por medio de los cuales ustedes han creído, y cada uno de ellos lo es según lo que ha recibido del Señor. Yo planté y Apolo regó, pero el que ha hecho crecer es Dios. Ni el que plantan ni el que riegan valen algo, sino Dios, que hace crecer. No hay ninguna diferencia entre el que planta y el que riega; sin embargo, cada uno recibirá su salario de acuerdo con el trabajo que haya realizado. Porque nosotros somos cooperadores de Dios, y ustedes son el campo de Dios, el edificio de Dios.

Palabra de Dios.

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martes, 3 de septiembre de 2024

Palabra de Vida: “Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios” (1 Corintios 2,10b-16)



Martes XXII durante el año.
3 de septiembre de 2024

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto     2, 10b-16

Hermanos:
El Espíritu lo penetra todo, hasta lo más íntimo de Dios. ¿Quién puede conocer lo más íntimo del hombre, sino el espíritu del mismo hombre? De la misma manera, nadie conoce los secretos de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que reconozcamos los dones gratuitos que Dios nos ha dado. Nosotros no hablamos de estas cosas con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino con el lenguaje que el Espíritu de Dios nos ha enseñado, expresando en términos espirituales las realidades del Espíritu.
El hombre puramente natural no valora lo que viene del Espíritu de Dios: es una locura para él y no lo puede entender, porque para juzgarlo necesita del Espíritu. El hombre espiritual, en cambio, todo lo juzga, y no puede ser juzgado por nadie. Porque ¿quién penetró en el pensamiento del Señor, para poder enseñarle? Pero nosotros tenemos el pensamiento de Cristo.

Palabra de Dios.

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domingo, 1 de septiembre de 2024

“Pongan en práctica la Palabra y no se contenten solo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos” (Santiago 1,22). Palabra del Mes. Septiembre 2024.

“Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos” (Santiago 1,22)

El de la escucha y la práctica es un tema fundamental sobre el que insiste el autor del versículo de este mes. En efecto, la carta prosigue: 

“En cambio el que considera atentamente la Ley perfecta, que nos hace libres, y se aficiona a ella, no como un oyente distraído, sino como un verdadero cumplidor de la Ley, será feliz al practicarla” (Santiago 1,25).  

Y es precisamente este compromiso por conocer sus palabras y vivirlas lo que nos hace libres y nos da alegría.

Podría decirse que la frase bíblica de este mes es de por sí el motivo mismo de la práctica de la Palabra de Vida difundida en todo el mundo. Una vez por mes, Chiara Lubich elegía una frase de la Escritura y la comentaba. En encuentros posteriores se compartían los frutos de lo que había trabajado a través de las experiencias de vida y se iban creando comunidades que mostraban en germen los reflejos sociales de los que era capaz.

“A pesar de su simplicidad, la iniciativa ofrecía una notable contribución para redescubrir la Palabra de Dios en el mundo cristiano del siglo XX”[1], 

transmitiendo un “método” para vivir el evangelio y compartir sus efectos.

“Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos”.

La carta de Santiago retoma lo que Jesús anunció para vivir y experimentar la realidad del Reino de los cielos entre nosotros: declara feliz a quien escucha la Palabra de Dios y la practica[2], reconoce como madre y hermanos suyos a quienes la escuchan y la ponen en práctica[3], la compara con la semilla que, si cae en tierra fértil, es decir en quienes la escuchan con un corazón bien dispuesto, la retienen y dan fruto gracias a su constancia[4].

“En cada palabra suya, Jesús expresa todo su amor por nosotros –escribe Chiara Lubich– y podemos encarnarla y hacerla propia para experimentar qué potencia libera al ser vivida en nosotros y entre nosotros. Podemos enamorarnos del evangelio hasta dejarnos transformar en él y derramarlo sobre los demás. Probaremos la libertad de nosotros mismos, de nuestros límites, de nuestras esclavitudes, y además veremos surgir la revolución del amor que Jesús, al estar libre para vivir en nosotros, provocará en el tejido social en el que estamos inmersos”[5].

“Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos”.

¿Cómo poner en práctica esta Palabra? Miremos a nuestro alrededor y pongámonos al servicio de quienes están necesitados, con pequeñas o grandes señales de cuidado recíproco para transformar las estructuras injustas de la sociedad, contraponiéndose a la violencia, favoreciendo gestos de paz y de reconciliación, creciendo en la sensibilidad y en las acciones en favor de nuestro planeta.

Una auténtica revolución irrumpe así en nuestra vida y en la comunidad donde vivimos, en el ambiente de trabajo donde actuamos.

El amor se manifiesta en las acciones sociales y políticas que tratan de construir un mundo mejor. Del compromiso de una pequeña comunidad de los Focolares encaminada a las personas más frágiles, nació en Perú un centro para ancianos en la localidad de Lamud, una ciudad de la Amazonia peruana, a 2.330 metros sobre el nivel del mar. El centro fue inaugurado en plena crisis por la pandemia y alberga a cincuenta personas mayores y solas. La casa, los muebles, la ropa de cama y también la comida llegaron como ofrecimiento de la comunidad cercana. Fue un desafío no exento de dificultades y obstáculos, pero en marzo de 2022 se celebró su primer aniversario abriendo las puertas para una fiesta con la ciudad, donde participaron también las autoridades. Fueron dos días de festejos que permitieron sumar nuevos voluntarios, adultos y jóvenes, que quieren ocuparse de los abuelos que están solos, ampliando así sus propias familias.

Patrizia Mazzola y equipo de Palabra de Vida

NOTAS

[1] Lubich C., Palabras de Vida, editado por Fabio Ciardi en 2017.

[2] Cf. Lucas 11,28.

[3] Cf. Lucas 8,21

[4] Cf. Lucas 8,15

[5] Lubich C., Palabra de Vida, septiembre 2006.