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jueves, 31 de octubre de 2024
Palabra de Vida: “Revístanse con la armadura de Dios” (Efesios 6,10-20)
miércoles, 30 de octubre de 2024
Palabra de Vida: “Traten de entrar por la puerta estrecha” (Lucas 13,22-30)
Miércoles de la 30a semana durante el año.
30 de octubre de 2024.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 13, 22-30
Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén. Una persona le preguntó: «Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?»
Él respondió: «Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos." Y Él les responderá: "No sé de dónde son ustedes."
Entonces comenzarán a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas." Pero Él les dirá: "No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!"
Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.
Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos.»
Palabra del Señor.
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martes, 29 de octubre de 2024
Palabra de Vida: Crecer en el amor. Lucas 13,18-21.
sábado, 26 de octubre de 2024
Palabra de Vida: Producir frutos de Esperanza (Lucas 13,1-9)
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viernes, 25 de octubre de 2024
Palabra de Vida: “Sopórtense mutuamente por amor” (Efesios 4,1-6)
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jueves, 24 de octubre de 2024
“¡Ánimo, levántate! Él te llama” (Marcos 10,46-52). 30° Domingo durante el año.
Podríamos incluso quedarnos solo con este versículo, donde cada palabra tiene su peso…
Pero vamos a ver el contexto para saber quiénes hablan, a quién le hablan, y por qué.
El evangelio comienza informándonos que
Jesús salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud (Marcos 10,46)Como nos lo han contado los evangelios anteriores, Jesús está en camino a Jerusalén. No es una peregrinación más en su vida. Es el último viaje del Hijo de Dios como Jesús, el carpintero de Galilea, el maestro que ha formado un grupo de discípulos.
Discípulos que han encontrado muchas dificultades para entender… más, diríamos para digerir, tres mensajes que Jesús les fue entregando: anuncios de su pasión, muerte y resurrección. Pasión y muerte son las palabras que provocan rechazo e incomprensión en los discípulos, que parecen ver el camino de Jesús como una marcha triunfal tras la cual Él establecerá su Reino. Ellos esperan alcanzar con él el poder y dos de ellos, como vimos el domingo pasado, aspiran a los primeros puestos.
El personaje al que se le dirá “ánimo, levántate…” aparece en escena, de forma poco prometedora:
... el hijo de Timeo -Bartimeo, un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino. (Marcos 10,46)Ante la presencia de Bartimeo, cabe preguntarse “¿Soy yo Bartimeo?” No soy ciego, pero hay áreas ciegas en mi vida. No lo veo todo -solo Dios ve todo- pero hay cosas que yo no quiero ver. No quiero ver algunas realidades que aparecen ante los ojos del corazón y que están ahí: en el mundo, en los demás, en mí mismo… no quiero ver nada que me saque de una zona de confort, incluso de un confort incómodo, como el de aquel que cuando le preguntaban cómo estaba, respondía: “mal, pero acostumbrado”. “¿Soy yo Bartimeo?” ¿Cuáles son mis puntos ciegos?
Pero a Bartimeo le dicen que el que pasa es Jesús, y Bartimeo comienza a llamarlo.
Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!» (Marcos 10,47)La multitud que sigue a Jesús reacciona ante esos gritos:
Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten piedad de mí!» (Marcos 10,48)Y otra vez puedo preguntarme ¿soy yo parte de esa multitud? ¿Voy entre esa gente que dice “¡cállate!”, que quiere ahogar el grito de Bartimeo? No quiero verlo ni oírlo… que se quede allí donde está, que se calle, que me deje seguir mi camino, que me deje en paz… Este episodio recuerda lo sucedido con la mujer cananea, que va detrás de Jesús gritando también “Hijo de David, ten piedad de mí”. Ante el silencio de Jesús,
Sus discípulos se acercaron y le pidieron: «Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos». (Mateo 15,23)Otras versiones dicen “despídela”. El deseo de los discípulos es no escuchar más los gritos…
Pero la voz de Bartimeo, llega hasta Jesús:
Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo». (Marcos 10,49)Y gente de esta multitud que había querido hacer callar a Bartimeo, le dice ahora:
«¡Ánimo, levántate! Él te llama» (Marcos 10,49)“¡Ánimo!” El ánimo se define como el alma o espíritu en cuanto es principio de la actividad humana. Decir “ánimo” es apelar al fondo del corazón de la persona, a sus reservas más profundas de fuerzas, fuerzas espirituales a veces ignoradas. Hay palabras que nos calman, que nos asosiegan, y muchas veces son las que esperamos o creemos que necesitamos oír. “Ánimo” es una palabra que moviliza. Es la que se necesita cuando, precisamente, estamos “desanimados”, es decir, sin aquella fuerza que nos mueve a actuar. Bartimeo grita con fuerza, pero sigue sentado. Al oír las palabras “ánimo, levántate”, en cambio…
... arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia Él. (Marcos 10,50)“Él te llama”. El que llama es Jesús, a quien Bartimeo ha invocado. Pero Jesús ha transmitido ese llamado por medio de otros, de una parte de esa multitud. Y si antes nos preguntábamos si estábamos nosotros entre esa gente indiferente, que no quiere escuchar, podemos ahora preguntarnos si estamos dispuestos a volver sobre nuestros pasos, al encuentro de aquel al que Jesús ha escuchado. Jesús nos envía a llevar su llamado. Esto no vale solamente para un equipo de pastoral vocacional… Jesús llama a todos, porque todos necesitamos encontrarnos con Él. Y ese llamado llega por medio de otros, por medio de nosotros.
El encuentro se produce y Bartimeo recobra la vista y, aunque Jesús lo despide “Vete, tu fe te ha salvado”, él lo siguió por el camino.
Volvamos a la petición de Bartimeo. Es una breve oración, pero una oración llena de total confianza: llama a Jesús por su nombre; con el título de “Hijo de David” lo reconoce como Mesías y no suplica por una moneda, por “una ayudita”. Bartimeo dice “ten piedad de mí”; “ten compasión de mí”, dicen otras traducciones. Pidiendo la compasión de Jesús, pide todo. Pide un cambio total en su vida. Su ceguera era lo más notable, pero no es lo único que necesitaba ser sanado. ¿Qué heridas habría en su corazón? Y vuelvo a mirarme en Bartimeo, como en un espejo… ¿Cuál es la oración que sale de lo más hondo de mi corazón? ¿Me animo a presentársela a Jesús? “A Jesús, que todo lo puede, se le pide todo”, dice el papa Francisco, comentando este evangelio. Y Jesús, que lo puede todo, solo espera que se lo pidamos, con la misma fe que movió a Bartimeo.
Elecciones generales
En este día en que la suma de las decisiones de cada ciudadano determinará quienes estarán en los distintos órganos de gobierno, pedimos a la Virgen de los Treinta y Tres que interceda por nuestro pueblo y por quienes resulten electos, para que vivan esas responsabilidades con espíritu de servicio y con amor y respeto a la vida.En esta semana
- Lunes 28: san Simón y san Judas, apóstoles
- Martes 29: beata Chiara Luce Badano
- Viernes 1: solemnidad de Todos los Santos
- Sábado 2: conmemoración de todos los fieles difuntos
- Domingo 3: san Martín de Porres, patrono de una capilla de la Catedral de Canelones
Jornada Diocesana de Adolescentes
El mismo domingo 3 nos encontramos en Juanicó para la Jornada de la PAC, Pastoral de Adolescentes Canaria. Comenzaremos compartiendo la Misa con la comunidad parroquial y pasaremos juntos un hermoso domingo.Gracias, amigas y amigos, por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.
Palabra de Vida: “Sean arraigados y edificados en el amor” (Efesios 3,14-21)
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miércoles, 23 de octubre de 2024
Palabra de Vida: “Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho” (Lucas 12,39-48)
Miércoles de la XXIX semana durante el año.
23 de octubre de 2024.
lunes, 21 de octubre de 2024
Dedicación de la Iglesia de Cristo Obrero y de la Virgen de Lourdes, Estación Atlántida. El altar
En este video se recogen cuatro momentos de la dedicación de la Iglesia Cristo Obrero de Estación Atlántida, celebrada el 20 de octubre de 2024.
2. Unción del altar con el santo Crisma
3. Incensación del altar
4. Bendición final y envío
Oh Dios, santificador y guía de tu Iglesia,celebramos tu nombre con alabanzas jubilosas,porque en este día tu pueblo quiere dedicarte, para siempre,con rito solemne, esta casa de oración,en la cual te honra con amor,se instruye con tu palabray se alimenta con tus sacramentos.Este edificio hace vislumbrar el misterio de la Iglesia,a la que Cristo santificó con su sangre,para presentarla ante sí como Esposa llena de gloria,como Virgen fecunda por el poder del Espíritu.Es la Iglesia santa, la viña elegida de Dios,cuyos sarmientos llenan el mundo entero,cuyos renuevos, adheridos al tronco,son atraídos hacia lo alto, al reino de los cielos.Es la Iglesia feliz, la morada de Dios con los hombres,el templo santo, construido con piedras vivas,sobre el cimiento de los Apóstoles,con Cristo Jesús como suprema piedra angular.Es la Iglesia excelsa,la Ciudad colocada sobre la cima de la montaña,accesible a todos, y a todos patente,en la cual brilla perenne la antorcha del Corderoy resuena agradecido el cántico de los bienaventurados.Te suplicamos, pues, Padre santo,que te dignes impregnar con santificación celestialesta iglesia y este altar,para que sean siempre lugar santoy una mesa siempre lista para el sacrificio de Cristo.Que en este lugar el torrente de tu gracialave las manchas de los hombres,para que tus hijos, Padre, muertos al pecado,renazcan a la vida nueva.Que tus fieles, reunidos junto a este altar,celebren el memorial de la Pascuay se fortalezcan con la palabra y el cuerpo de Cristo.Que resuene aquí la alabanza jubilosaque armoniza las voces de los ángeles y de los hombres,y que suba hasta ti la plegaria por la salvación del mundo.Que los pobres encuentren aquí misericordia,los oprimidos alcancen la verdadera libertad,y todos los hombres sientan la dignidad de ser hijos tuyos,hasta que lleguen, gozosos, a la Jerusalén celestial.Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,que vive y reina contigoen la unidad del Espíritu Santoy es Dios por los siglos de los siglos.Amén.
Suba, Señor nuestra oracióncomo incienso en tu presenciay, así como esta casa se llena de suave olor,que en tu Iglesia se aspire el aroma de Cristo.
domingo, 20 de octubre de 2024
Dedicación de la Iglesia de Cristo Obrero y de la Virgen de Lourdes, Estación Atlántida. Homilía.
Homilía de Mons. Heriberto Bodeant, Obispo de Canelones.
Queridos hermanos y hermanas:
En 1949, hace 75 años, el entonces arzobispo de Montevideo, Antonio María Barbieri, dispuso la creación de la “parroquia de Cristo Obrero y de la Virgen de Lourdes”, desprendiendo de Inmaculada Concepción de Pando el territorio que tiene hoy día, que incluye las capillas Sagrado Corazón de Jesús en el balneario, Nuestra Señora del Luján y San José de los Obreros en Parque del Plata y Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa en Las Toscas.
Desde tiempo atrás venían impulsando el desarrollo de la comunidad católica en Atlántida los esposos Alberto Giudice y Adela Urioste, cuyos restos descansan en este templo; quienes, en palabras del P. Luis Díaz, fueron “verdaderos apóstoles que trabajaron con fe, entusiasmo y espíritu misionero en la formación cristiana de varias generaciones”.
Por eso, no es de extrañar que fueran ellos los grandes contribuidores con lo necesario para la construcción de esta iglesia parroquial, cuya obra comenzó en 1958. El proyecto del ingeniero Eladio Dieste fue hecho realidad por la empresa Dieste-Montañez, aplicando la técnica de ladrillo o cerámica armada, prescindiendo de columnas y vigas de cemento.
Cuando decimos “iglesia”, debemos recordar que la palabra designa, ante todo, no al edificio destinado al culto, sino a la comunidad que ha aceptado en la fe la salvación manifestada en el misterio Pascual: la muerte y resurrección de Cristo.
Iglesia viene del griego ekklesía, palabra que puede ser traducida como “asamblea” o, mejor aún, “convocatoria” (1). Esta palabra expresa que los miembros de la comunidad han sido llamados conjuntamente, convocados por Dios para constituir con ellos su Pueblo, el Pueblo de Dios. Convocados para reconocer, celebrar y servir al Reino de Dios que se abre camino en la historia de los hombres.
Pero desde muy antiguo se llamó también «iglesia» al edificio en el cual la comunidad cristiana se reúne para escuchar la palabra de Dios, unida orar por sus necesidades y las del mundo, recibir los sacramentos y celebrar la eucaristía; en fin, para encontrarse con el Señor, que prometió hacerse presente cuando nos reunimos en su Nombre (2). Y aquí estamos nosotros como comunidad cristiana, creyente y orante, para dedicar esta Iglesia al Señor.
Como pastor de la Iglesia diocesana, el Obispo preside esta celebración y en nombre de la comunidad, presenta esta construcción al Señor. Al dedicar esta iglesia a Él, la ponemos a Su disposición, para que Él la consagre, es decir, para que la convierta en un lugar sagrado, donde todo esté dispuesto para celebrar dignamente el sacrificio de Cristo.
Es verdad que ya cuando es levantado un edificio con la finalidad de dedicarlo al culto, éste adquiere una dignidad especial y, en cierto modo, se vuelve un lugar sagrado, y así lo consideramos desde que comenzó a celebrarse aquí la Misa. Sin embargo, al dedicarla a ese fin a través de una celebración como ésta, imploramos una especial presencia y protección de Dios, que santifique y derrame su gracia sobre todos aquellos que vengan a visitarla y a hacer aquí sus oraciones.
Dicen los libros litúrgicos, hablando de los edificios:
“La iglesia, como lo exige su naturaleza, debe ser apta para las celebraciones sagradas, hermosa, con una noble belleza que no consista únicamente en la suntuosidad, y ha de ser un auténtico símbolo y signo de las realidades sobrenaturales.” (3).
Esta construcción ha tenido el reconocimiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Cultura, las Ciencias y la Educación, como patrimonio de la Humanidad (4). Esta distinción es otorgada a aquellos bienes construidos por el hombre que representan un valor único para la humanidad. Es bueno recordar que este reconocimiento incluye el fin propio del edificio: un lugar de culto. Tan es así, que si esta iglesia, lamentablemente, dejara un día de utilizarse para esa finalidad, perdería el título de “patrimonio de la humanidad”.
Muchas personas vienen semanalmente a conocer este templo, a veces en visitas guiadas. Algunas son creyentes, otras no; quiera Dios que todos los que entren aquí, descubran la dimensión espiritual que quiso comunicar Eladio Dieste al proyectar la disposición de sus paredes y de sus fuentes de luz. Hablando de la construcción de la iglesia, nos dice el ingeniero: “no hice ese esfuerzo para que vayan los turistas a visitarla, ni para que se publique en revistas extranjeras: lo hice como creyente, construyendo un templo para otros fieles como yo” (5).
Para otros fieles… pero también para quienes estén buscando una realidad trascendente, más allá de lo visible. La materia inerte de la iglesia de ladrillos, ha sido dispuesta de tal manera por el ingenio humano que sus formas y su penumbra pueden hablar a los hombres del Dios invisible. Por eso vale la pena que esté abierta a todos, creyentes y no creyentes. Y con más razón la iglesia de piedras vivas, la comunidad de fieles, la comunidad parroquial debe estar abierta a recibir cordialmente a quienes lleguen y, también, a salir en misión.
El evangelio de este domingo nos pone, como ministros y comunidad, ante el Señor que se presenta como aquel que “no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud” (6).
Por eso, una comunidad que se hace servidora, a semejanza del Señor, no solo cuidará a “los suyos”, los fieles o feligreses, sino que también, como iglesia samaritana, ofrecerá auxilio a quienes aparecen hoy heridos en los caminos de la vida y llevará el anuncio del evangelio con la palabra y el testimonio de vida cristiana a todos sus vecinos.
Una comunidad eclesial es todo lo contrario a un club privado. Por eso, no solo está abierta a todos, para que en ella puedan encontrar al Señor de la Misericordia, sino que sale también al encuentro de quienes deambulan por la vida sin conocer la alegría del Evangelio (7).
La parroquia comienza hoy una nueva etapa.
El año pasado, tras el fallecimiento del P. Luis Díaz, querido párroco de Atlántida, que fue ordenado en este templo, el P. Fabián Silveira, de la Sociedad del Apostolado Católico (Palotinos) asumió la conducción de la comunidad como administrador parroquial, hasta el 31 de agosto pasado.
Cumplido ese plazo, los superiores Palotinos, el P. Fabián y el Obispo de Canelones hemos acordado que el sacerdote permanezca en esta parroquia, ahora con la autoridad de cura párroco, con plenas facultades desde el 1 de septiembre de 2024, hasta el 31 de diciembre de 2027, quedando abierta la posibilidad de renovar ese acuerdo por tres años más.
Nuestra diócesis, que perdió en este año a otro sacerdote, quedando con 16 parroquias que no cuentan con párroco residente, agradece de corazón al P. Fabián y a la comunidad palotina, representada aquí por su superior, el P. Fernando Vannelli, aquí presente, por esta generosa ayuda.
En esta Iglesia que tiene como patrono principal a Cristo Obrero, creo que vale recordar una imagen que viene del mundo de la construcción: los cascos amarillos y el casco blanco. Invito a cada miembro de la comunidad parroquial, en sus diferentes capillas, a ponerse el casco amarillo de los obreros. Estoy seguro de que el P. Fabián se lo pondrá más de una vez para trabajar codo a codo con ustedes. Sin embargo, no debemos olvidar que a él y sólo a él le corresponde aquí el casco blanco, el de los jefes de obra, en cuanto servidor de todos y responsable último de la comunidad parroquial.
Él, luego de escuchar sus consejos, sabrá tomar las decisiones pertinentes, sin nunca perder de vista la enseñanza que nos dejó san Pablo VI:
“la evangelización … constituye la misión esencial de la Iglesia (…) Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda”. (8)
Esa es la obra a la que todos hemos sido convocados, hoy más que nunca, y para la que el Señor nunca deja de enviarnos y darnos su auxilio; Él, que nos ha prometido “yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo” (9). Que así sea.
o0o0o0o0o
(2) Cf. Mateo 18,20
sábado, 19 de octubre de 2024
Palabra de Vida: Dar un testimonio firme de Esperanza. Lucas 12,8-12.
Sábado de la XXVIII semana durante el año
19 de octubre de 2024.
San Pablo de la Cruz.
Reflexión tomada de Mons. Irineu R. Scherer, Meditações para Reavivar a Esperança, Vol. II, p. 6
viernes, 18 de octubre de 2024
jueves, 17 de octubre de 2024
DOMUND, XXIX domingo durante el año: “Quien quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes” (Marcos 10,35-45).
Este domingo, en la Iglesia Católica y en todo el mundo, se celebra el DOMUND, que es como se denomina el Domingo Mundial o Jornada Mundial de las Misiones, que alcanzará este año las 98 ediciones.
La primera Jornada de las Misiones se celebró en 1926, en tiempos del Papa Pío XI. En esos tiempos, la misión era una actividad que la Iglesia realizaba sobre todo desde Europa, a través de congregaciones de sacerdotes y de religiosas, que se sentían llamados a “dilatar el Reino de Cristo” partiendo en misión a África y Asia. Allí establecían centros misioneros con su obra social, su colegio y su iglesia.
La vocación de Santa Teresa de Calcuta nació en ese contexto. Fascinada por los relatos de misioneros en la India, que llegaban en boletines que se difundían en su parroquia, como ingresó a una congregación misionera, las hermanas de Loreto. La historia de la Madre Teresa nos muestra como la misión se fue redibujando con el tiempo, al soplo del Espíritu. Primero, para ella, con un replanteo de su vocación que le hizo llevar la misión a las calles y entre los más pobres y a fundar las Misioneras de la Caridad. Y aquella India, que era para Europa “territorio de misión”, comenzó a enviar por el mundo a estas misioneras cuyo hábito es un sari, tradicional vestido de las mujeres de su pueblo. En la diócesis de Canelones contamos con su presencia misionera, que se suma a la de muchas otras religiosas y sacerdotes de otras congregaciones y países que han vivido y viven entre nosotros compartiendo la fe, en actitud de servidores.
En América Latina, la reflexión sobre la misión tuvo un punto alto en la Conferencia de Aparecida, reunión de obispos de América Latina y el Caribe, que se realizó en Brasil en 2007. El cardenal Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco, fue redactor principal del documento que emanó de ese encuentro, cuyo solo título es ya un programa: "Discípulos Misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos en Él tengan vida".
Ser cristiano es ser discípulo de Cristo; pero el mensaje de Aparecida nos hace ver que a la identidad de discípulo va inseparablemente unida la de misionero. Jesús llama y hace discípulos misioneros. Así sucede, por ejemplo, en el llamado a los primeros discípulos, Pedro y Andrés:
“Síganme y yo los haré pescadores de hombres” (Marcos 1,17).
También en el capítulo 4 del evangelio según san Juan, donde aquella mujer samaritana a la que Jesús pide “dame de beber”, después de un extenso diálogo, vuelve a buscar a la gente de su pueblo:
«Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que hice. ¿No será el Mesías?». (Juan 4,29).
Todo un pasaje de extranjera a discípula, de discípula a discípula misionera.
El campo de misión del cristiano no necesariamente está lejos: está allí, en su entorno, en su familia, en sus vecinos, en su pueblo… Es posible dar testimonio de la propia fe sin palabras, mostrando una actitud de servicio, de interés por los demás, animando, consolando, llevando esperanza… ¡amando al prójimo!
Sin embargo, hay quienes se sienten llamados a ir más lejos, hacia otros pueblos y culturas. Es lo que suele llamarse “la misión ad gentes”, es decir los pueblos que no conocen a Cristo. Por ese camino se han ido, también, muchos uruguayos.
Un irlandés, misionero de los Padres de San Columbano al que conocí hace años, me decía lo que significaba ir como misionero a países como Corea o China… “Uno tiene que pensar que va a nacer de nuevo. Aprender a hablar desde cero, como un niño, en una lengua que no tiene ninguna semejanza con la propia. Aprender a moverse, porque los gestos y las cercanías o distancias físicas no tienen el mismo significado que para nosotros. Aprender a comer: no solo alimentos nuevos, con sabores desconocidos, sino también la manera de comerlos. Aprender a vestirse y a calzarse, porque encontrará costumbres muy distintas”. Es cierto, muchas cosas nos ayudan en un mundo globalizado, donde todo parece estar más cerca y todo parece intercambiable; sin embargo, la diversidad de las culturas humanas es enorme.
Todo esto puede parecer un poco folklórico, o una cuestión estratégica… pero tiene un sentido más profundo. Muchas veces, en la historia de las misiones, los misioneros no sabían diferenciar bien lo que era el anuncio del evangelio de la transmisión de su propia cultura. Más que evangelizar, pretendían “civilizar”, imponer su cultura, sus costumbres.
El esfuerzo del misionero por “inculturarse”, por conocer y apreciar la cultura del otro, supone también el reconocimiento de que las culturas tienen auténticos valores. La evangelización no es un proceso de destrucción, sino de consolidación y fortalecimiento de esos valores, que son gérmenes o semillas del Verbo, de las que hablaba San Justino en el siglo II (cf. Puebla 401). O, en palabras del Concilio Vaticano II:
“cuanto de bueno se halla sembrado en el corazón y en la mente de los hombres, o en los ritos y culturas propios de los pueblos no solamente no perece, sino que es purificado, elevado, consumado para gloria de Dios, confusión del demonio y felicidad del hombre” (Concilio Vaticano II, Decreto Ad Gentes, 9).
En este año, el Papa Francisco nos ha entregado un mensaje que tiene como título “Vayan e inviten a todos al banquete” (cf. Mt 22,9), en referencia a la parábola del banquete de bodas que encontramos en el capítulo 22 del evangelio según san Mateo (22,1-14). En esa parábola, después de que los primeros invitados rechazaron la invitación, el rey, protagonista del relato, envía a sus servidores a los cruces de caminos a invitar a todos los que encuentren.
Es otra manera de recordarnos la enseñanza de san Pablo VI: la Iglesia “existe para evangelizar”;
“Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda.” (Evangelii Nuntiandi, 14).
En el evangelio de hoy, Jesús responde a los hermanos Santiago y Juan, que se valen de su madre para pedir los primeros puestos en el Reino:
«… el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud». (Marcos 10,35-45)
Las dos palabras griegas que aquí se traducen como servidor son διάκονος (diácono, 10,43) y δοῦλος (doulos 10,44). El que quiera ser el más grande, que se haga diácono de todos, es decir, servidor de todos. A continuación agrega que el que quiera ser el primero (que es lo mismo que ser el más grande), que se haga doulos de todos. Doulos significa esclavo.
En aquel mundo, donde la esclavitud era la condición normal que vivían muchas personas, las palabras de Jesús no sonaban como algo simbólico. El esclavo no era dueño de su vida. Hacerse esclavo de todos supone un desprendimiento total de sí, una entrega generosa, tan generosa como la del mismo Jesús, que dio su vida en rescate por una multitud.
El discípulo misionero está llamado a seguir los pasos del maestro, en esa entrega de vida. Por eso Jesús pregunta a aquellos que querían los primeros puestos:
¿Pueden beber el cáliz que Yo beberé y recibir el bautismo que Yo recibiré? (Marcos 10,35-45)
Es decir: ¿pueden Uds. seguirme hasta desprenderse incluso de su propia vida? Los dos hermanos, con mucha inconsciencia, manifestaron que podían hacerlo. Para Santiago, eso fue una verdad inmediata: fue el primer mártir del grupo de los apóstoles. Para Juan, eso se dio de otro modo, en el exilio. Pero la vida de los hijos de Zebedeo quedó marcada por su encuentro con Jesús que los llevó a anunciar el evangelio y darse enteramente a la misión.
En esta semana
- Lunes 21: San Antonio María Gianelli, fundador de las Hermanas del Huerto y Beata María Lorenza Longo, fundadora del primer monasterio de Clarisas Capuchinas.
- Martes 22: san Juan Pablo II
- Jueves 24: san Antonio María Claret, patrono de la parroquia de Progreso.
Gracias amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.
Palabra de Vida. Entrar en la propuesta de la Palabra. Lucas 11,47-54.
Jueves de la XXVIII semana durante el año.
San Ignacio de Antioquía.
17 de octubre de 2024.
miércoles, 16 de octubre de 2024
Palabra de Vida. Cultivar los frutos del Espíritu. Gálatas 5,18-25.
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16 de Octubre: Santa Margarita María Alacoque.
Fiesta de Santa Margarita María en el Monasterio de la Visitación de María, Salesas, en Progreso, Canelones.
Homilía de Mons. Heriberto.
El pasado 27 de diciembre se cumplieron trescientos cincuenta años de aquel día en que, en el monasterio de Paray-le-Monial, una joven visitandina oraba en silencio, arrodillada, dentro de una fría capilla de piedra.
Esto de la fría capilla de piedra no es una descripción poética. La piedra es fría, y el mes de diciembre en el hemisferio norte es el comienzo del invierno. En diciembre, en Paray-le-Monial, la temperatura mínima es cero grados y, durante el día, sube hasta una máxima de 8 grados… En eso hay que pensar cuando decimos “una fría capilla de piedra”.
Aquella joven monja era Margarita María Alacoque. Las hermanas de su comunidad no veían en ella nada especial. Una religiosa que llevaba una vida normal, a veces, sí, un poco estresada, como diríamos hoy. Así, pues, algunas hermanas la veían bien y la apoyaban. Otras la encontraban algo extraña, tal vez un poco nerviosa… pero eso era lo visible.
La niñez de Margarita estuvo marcada por algunos acontecimientos dolorosos: la muerte de su padre, cuando ella tenía 8 años; el cambio de situación familiar, viviendo con la familia de su padre, donde su madre fue bastante relegada; una enfermedad especialmente dolorosa…
Muchas cosas difíciles pueden acontecernos. Sucede. Lo importante es como las vivimos. Ella las vivió consolada por su deseo de entrega al Señor y una especial confianza en la Madre de Jesús. En su corazón anidaba un sentimiento profundo, una esperanza, una búsqueda de Dios, no como un ser abstracto, lejano, riguroso, sino en su Hijo, en su Palabra hecha carne.
Aquella fría madrugada, antes de la salida del sol (eran los días más cortos del año), en su oración detuvo su mirada en el crucifijo que estaba sobre el altar. En la penumbra sintió algo… vio algo… ¡vio a alguien! “Este es el corazón de Jesús”.
Ella dudó sobre lo que está viendo y se preguntaba si se habría dormido, si habría estado soñando… pero se dio cuenta de que no solo estaba viendo, sino que sintió que sobre ella se posaba una mirada, que era mirada con ternura. Estaba bajo la mirada de amor de Jesús.
De la visión surgió una voz que le dijo: “He aquí el Corazón que te ha amado tanto”.
Ella se siguió preguntando sobre lo que estaba sucediendo ¿era real? ¿estaba viendo el corazón de Jesús? Seguramente, los santos lo han visto. Pero, pensaba ella, yo no soy una santa. Pero lo veo. Claro que Él puede hacer lo que quiera, incluso con una pecadora como yo, escribirá ella después.
Durante las semanas y los meses siguientes a aquel 27 de diciembre de 1673, la hermana Margarita María tendría varias visiones del Sagrado Corazón de Jesús en la capilla del monasterio.
De su visión, ella describía un corazón herido y sangrante, con llamas, rodeado por una corona de espinas rematada por una cruz.
Esas visiones tan fuertes la animaban, pero también la confundían. Algunas veces Jesús se le presentaba con instrucciones muy precisas: “Honra mi Sagrado Corazón el primer viernes de cada mes. Dile a tus hermanas que hagan lo mismo”.
Jesús también le pidió que comunicara su deseo de que se instituyera una fiesta en honor de su Corazón después del Corpus Christi.
La vida de la joven monja se trastocó, al pasar a compartir con sus hermanas una experiencia vivida en la intimidad. Encontró reacciones diversas. Curiosidad de algunas, plena certeza de otras, pero también incredulidad de terceras. Su superiora no sabía qué pensar. ¿Qué era Margarita? ¿Una joven santa o una joven complicada? ¿O las dos cosas al mismo tiempo?
Buscando ayuda, la superiora se dirigió a un joven sacerdote jesuita, Claudio La Colombière, confiando en su prudencia y su discernimiento para ayudar a la hermana a discernir el sentido de sus visiones.
El relato de Margarita mostró que el contenido de las visiones era coherente con la fe de la Iglesia, las Escrituras y la Tradición. En ese sentido no había “novedades”, es decir, no había elementos extraños, fantasiosos. La esencia del mensaje era: “Jesús me ama. Nos ama a todos. Quiere que lo amemos y que nos amemos todos”.
Es lo que nos dice el apóstol san Juan:
“amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor” (I Juan 4,7-8).
Pero Jesús le pedía que difundiera su mensaje.
Pensemos con qué facilidad enviamos hoy cualquier mensaje, ya sea en texto, en audio o video… (lo que no quiere decir que siempre se lea, se escuche o se vea y, todavía, que se entienda y realmente llegue al corazón). Cuanto bien puede hacer un buen mensaje, enviado oportuna y mesuradamente…
En aquellos tiempos, un mensaje se difundía a través de la predicación y de la imprenta. Imprenta: no solo de libros: cien años antes de las visiones de Margarita, san Francisco de Sales imprimía sus homilías, su predicación, en pequeños folletos y los distribuía casa por casa en la ciudad de Thonon, donde algunas personas tenían prohibido ir a escucharlo.
Pero una monja de clausura no podía hacer fácilmente publicaciones, y no podía en absoluto salir a predicar ni a distribuir volantes. Jesús le dijo a Margarita María que le pidiera al padre La Colombière que predicara el mensaje. Así se convirtió él en el gran apóstol del Sagrado Corazón, a través de sus homilías, retiros y escritos, difundiendo esta devoción por toda Francia y más allá.
Las visiones de Margarita María fueron ocurriendo hasta la octava de Corpus Christi del año 1675, entre el 13 y el 20 de junio de aquel año. Es por eso que hasta junio del año que viene estaremos conmemorando este Tricentésimo quincuagésimo aniversario. En Paray-Le-Monial se celebra un año jubilar que concluirá el 27 de junio, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Un jubileo que se ubica en el marco del Año Santo 2025.
Las revelaciones recibidas por Santa Margarita María acontecieron en un momento en que se sentía una gran necesidad de humanizar la vida privada, familiar, social y política de la humanidad. Hablar de “humanizar” puede parecer algo secular, desprendido de Dios. No es así como lo entendemos desde la fe. La persona humana se humaniza cuanto mejor se realiza en ella la imagen del Creador, que “creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer”, como dice el libro del Génesis (1, 27).
Ese programa, ese designio de Dios, ese plan de salvación sigue manteniendo esa meta, en lucha con la deshumanización significada en la violencia, la guerra, y los más diversos flagelos que resquebrajan la vida familiar, social y política, sumados al egoísmo, la indiferencia y el olvido de los más frágiles de la sociedad… y todas las pinceladas que queramos agregar al cuadro de las miserias de la humanidad.
Ante todo esto, que tantas veces nos desborda y desanima, desde el evangelio, desde el corazón mismo de Jesús, vuelve a resonar, una y otra vez, su llamado: “Vengan a mí”.
“Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré” (Mateo 11,28).
Aquí venimos, Señor, de la mano de la humilde servidora a la que elegiste para comunicarle, en aquella fría capilla de piedra, el fuego de tu amor. Nos confiamos a la intercesión de Santa Margarita María y de aquella a la que le diste por maestra: tu Santísima Madre, para poder crecer cada día en humanidad, a tu imagen y semejanza, y así llegar un día a participar de tu vida divina. Por eso, te pedimos, hoy más que nunca: “Señor Jesús, haz nuestro corazón semejante al tuyo”. Así sea.
martes, 15 de octubre de 2024
Palabra de Vida. “En Cristo... cuenta la fe que obra por medio del amor” (Gálatas 5,1-6).
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viernes, 11 de octubre de 2024
Nuestra Señora del Pilar: Vivir la Esperanza, practicando la Palabra. Lucas 11,27-28
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18 de octubre: Un millón de niños rezando el Rosario
La oración es necesaria en todo tiempo, pero más aún en estos días tan profundamente marcados por la tragedia de la guerra, donde muchos niños se cuentan entre las víctimas.
La campaña nació en el año 2005, en Caracas, con un grupo de niños que estaban rezando el rosario ante una imagen de la Virgen. Algunas de las mamás que estaban allí sintieron muy fuertemente la presencia de la madre de Dios. Entonces recordaron una frase del Padre Pío, San Pío de Pietrelcina: “Si un millón de niños rezara el rosario, el mundo cambiaría”. Se trata precisamente de eso, de la confianza en la fuerza de la oración de los niños. Lo enseñó Jesús: «Les aseguro que si no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos» (Mt 18,3).
Se eligió la fecha del 18 de octubre por estar dentro del mes del Rosario y ser la fiesta del Evangelista San Lucas, gracias al cual conocemos los misterios de la infancia de Jesús y quien, según la tradición, estuvo estrechamente unido a la Virgen María.
En Uruguay, muchos niños, familias y comunidades educativas han participado de esta iniciativa a lo largo de los años. Los invito, en este 2024, a hacerlo de nuevo o unirse desde ahora. No solo podemos unirnos a la oración, sino también dar cuenta de que vamos a hacerlo, en la página: Un millón de niños ¿desde qué países?
Esta campaña tiene el apoyo de ACN, fundación pontificia de Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Los materiales de apoyo para la oración se pueden descargar desde el siguiente enlace:
Un millón de niños rezando... Materiales de apoyo
Estas son adhesiones desde América Latina al 11.oct.2024. Por ahora, solo 93 inscriptos de Uruguay. ¡Podemos ser muchos más! |
Palabra de Vida: Renovar la elección de estar con Jesús (Lucas 11,15-26)
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jueves, 10 de octubre de 2024
“Recibirá el ciento por uno” (Marcos 10,17-30). XXVIII Domingo durante el año.
“(Dios) ha querido que YO SEPA hasta qué punto él me ha amado a mí”
Jesús se puso en camino. Un hombre corrió hacia Él y, arrodillándose, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?» (Marcos 10,17-30)
«Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud» (Marcos 10,17-30)
Jesús lo miró con amor. (Marcos 10,17-30)
«Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme». (Marcos 10,17-30)
Al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes. (Marcos 10,17-30)
¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados,ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los impíos,sino que se complace en la ley del Señor y la medita de día y de noche! (Salmo 1,1-2)
«¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!»Los discípulos quedan azorados y, a su vez, preguntan«Entonces, ¿quién podrá salvarse?»Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo:«Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para Él todo es posible».
En esta semana
- La reliquia de Jacinto Vera sigue visitando nuestra diócesis y esta semana estará en la parroquia de Empalme Olmos y sus capillas.
- Martes 15: Santa Teresa de Jesús, virgen y doctora de la Iglesia.
- Miércoles 16: Santa Margarita María Alacoque, virgen. Fiesta en el monasterio de las Salesas, en Progreso. Habrá celebraciones allí en ese día y en el domingo siguiente.
- Jueves 17: San Ignacio de Antioquía, obispo y mártir.
- Viernes 18: Fiesta de San Lucas, Evangelista.
- 19-20 Colecta de Obras Misionales Pontificias
- Sábado 19: Encuentro nacional de las familias, en Montevideo
- Domingo 20: consagración de la Iglesia Cristo Obrero y Nuestra Señora de Lourdes, en Estación Atlántida. La Iglesia declarada por UNESCO patrimonio de la Humanidad, obra del ingeniero Eladio Dieste.
Palabra de Vida: “Pidan y se les dará, busquen y encontrarán” (Lucas 11,5-13)
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miércoles, 9 de octubre de 2024
Palabra de Vida: “Señor, enséñanos a orar” (Lucas 11,1-4).
lunes, 7 de octubre de 2024
Palabra de Vida: Elegir permanecer con Jesús. Lucas 10,38-42.
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7 de octubre 2024: Jornada de oración y ayuno por la paz
En el día de la Virgen del Rosario, el Papa Francisco nos pide encarecidamente a unirnos en esta iniciativa por la paz, pidiendo la intercesión de la Virgen María, Reina de la Paz.
sábado, 5 de octubre de 2024
Palabra de Vida: En la esperanza, vivir para la eternidad. Lucas 10,17-24.
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viernes, 4 de octubre de 2024
“No conviene que el hombre esté solo”. (Génesis 2,18). XXVII domingo durante el año.
«¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?» (Marcos 10,2)
«¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?» (Marcos 10,3)
«Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella». (Marcos 10,4)
Si un hombre se casa con una mujer, pero después le toma aversión porque descubre en ella algo que le desagrada, y por eso escribe un acta de divorcio, se la entregará y la despedirá de su casa. (Deuteronomio 24,1)
«Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, "Dios los hizo varón y mujer". "Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne". De manera que ya no son dos, "sino una sola carne". Que el hombre no separe lo que Dios ha unido» (Marcos 10,5-9)