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jueves, 31 de octubre de 2024

Palabra de Vida: “Revístanse con la armadura de Dios” (Efesios 6,10-20)


 
Jueves de la 30a semana durante el año.
31 de octubre de 2024.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Efeso     6, 10-20

Hermanos, fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su poder. Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio. Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio.
Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos. Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza. Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno. Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.
Eleven constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animadas por el Espíritu. Dedíquense con perseverancia incansable a interceder por todos los hermanos, y también por mí, a fin de que encuentre palabras adecuadas para anunciar resueltamente el misterio del Evangelio, del cual yo soy embajador en medio de mis cadenas. ¡Así podré hablar libremente de él, como debo hacerlo!

Palabra de Dios.

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miércoles, 30 de octubre de 2024

Palabra de Vida: “Traten de entrar por la puerta estrecha” (Lucas 13,22-30)


Miércoles de la 30a semana durante el año.

30 de octubre de 2024.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     13, 22-30

Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén. Una persona le preguntó: «Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?»

Él respondió: «Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos." Y Él les responderá: "No sé de dónde son ustedes."

Entonces comenzarán a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas." Pero Él les dirá: "No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!"

Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.

Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos.»

Palabra del Señor.

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martes, 29 de octubre de 2024

Palabra de Vida: Crecer en el amor. Lucas 13,18-21.



Martes de la 30a semana durante el año.
29 de octubre de 2024.
Beata Chiara Luce Badano.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     13, 18-21

Jesús dijo:
«¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas.»
Dijo también: «¿Con qué podré comparar el Reino de Dios? Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa.»

Palabra del Señor.

sábado, 26 de octubre de 2024

Palabra de Vida: Producir frutos de Esperanza (Lucas 13,1-9)



Sábado de la XXIX semana durante el año.
26 de octubre de 2024.
Reflexión tomada de Ana Lúcia Duarte e Ruth Mattos; "Entre tantas Marías", p. 76-77

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     13, 1-9

En cierta ocasión se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios. Él respondió:
«¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera.»
Les dijo también esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: "Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Entonces córtala, ¿para qué malgastar la tierra?" Pero él respondió: "Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás"».

Palabra del Señor.

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viernes, 25 de octubre de 2024

Palabra de Vida: “Sopórtense mutuamente por amor” (Efesios 4,1-6)


Viernes de la XXIX semana durante el año.
25 de octubre de 2024.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso     4, 1-6

Hermanos:
Yo, que estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna de la vocación que han recibido. Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor. Traten de conservar la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz.
Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. Hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, lo penetra todo y está en todos.

Palabra de Dios.

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jueves, 24 de octubre de 2024

“¡Ánimo, levántate! Él te llama” (Marcos 10,46-52). 30° Domingo durante el año.


A lo largo de este año, esta palabra que acabamos de escuchar nos ha acompañado como lema del Año Vocacional Nacional. Ahora la encontramos en el evangelio de este domingo. Podemos releerla en su contexto, pero también en el contexto del año vocacional.
Podríamos incluso quedarnos solo con este versículo, donde cada palabra tiene su peso…
Pero vamos a ver el contexto para saber quiénes hablan, a quién le hablan, y por qué.
El evangelio comienza informándonos que
Jesús salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud (Marcos 10,46)
Como nos lo han contado los evangelios anteriores, Jesús está en camino a Jerusalén. No es una peregrinación más en su vida. Es el último viaje del Hijo de Dios como Jesús, el carpintero de Galilea, el maestro que ha formado un grupo de discípulos.
Discípulos que han encontrado muchas dificultades para entender… más, diríamos para digerir, tres mensajes que Jesús les fue entregando: anuncios de su pasión, muerte y resurrección. Pasión y muerte son las palabras que provocan rechazo e incomprensión en los discípulos, que parecen ver el camino de Jesús como una marcha triunfal tras la cual Él establecerá su Reino. Ellos esperan alcanzar con él el poder y dos de ellos, como vimos el domingo pasado, aspiran a los primeros puestos.
El personaje al que se le dirá “ánimo, levántate…” aparece en escena, de forma poco prometedora:
... el hijo de Timeo -Bartimeo, un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino. (Marcos 10,46)
Ante la presencia de Bartimeo, cabe preguntarse “¿Soy yo Bartimeo?” No soy ciego, pero hay áreas ciegas en mi vida. No lo veo todo -solo Dios ve todo- pero hay cosas que yo no quiero ver. No quiero ver algunas realidades que aparecen ante los ojos del corazón y que están ahí: en el mundo, en los demás, en mí mismo… no quiero ver nada que me saque de una zona de confort, incluso de un confort incómodo, como el de aquel que cuando le preguntaban cómo estaba, respondía: “mal, pero acostumbrado”. “¿Soy yo Bartimeo?” ¿Cuáles son mis puntos ciegos?
Pero a Bartimeo le dicen que el que pasa es Jesús, y Bartimeo comienza a llamarlo.
Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!» (Marcos 10,47)
La multitud que sigue a Jesús reacciona ante esos gritos:
Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten piedad de mí!» (Marcos 10,48)
Y otra vez puedo preguntarme ¿soy yo parte de esa multitud? ¿Voy entre esa gente que dice “¡cállate!”, que quiere ahogar el grito de Bartimeo? No quiero verlo ni oírlo… que se quede allí donde está, que se calle, que me deje seguir mi camino, que me deje en paz… Este episodio recuerda lo sucedido con la mujer cananea, que va detrás de Jesús gritando también “Hijo de David, ten piedad de mí”. Ante el silencio de Jesús,
Sus discípulos se acercaron y le pidieron: «Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos». (Mateo 15,23)
Otras versiones dicen “despídela”. El deseo de los discípulos es no escuchar más los gritos…
Pero la voz de Bartimeo, llega hasta Jesús:
Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo». (Marcos 10,49)
Y gente de esta multitud que había querido hacer callar a Bartimeo, le dice ahora:
«¡Ánimo, levántate! Él te llama» (Marcos 10,49)
“¡Ánimo!” El ánimo se define como el alma o espíritu en cuanto es principio de la actividad humana. Decir “ánimo” es apelar al fondo del corazón de la persona, a sus reservas más profundas de fuerzas, fuerzas espirituales a veces ignoradas. Hay palabras que nos calman, que nos asosiegan, y muchas veces son las que esperamos o creemos que necesitamos oír. “Ánimo” es una palabra que moviliza. Es la que se necesita cuando, precisamente, estamos “desanimados”, es decir, sin aquella fuerza que nos mueve a actuar. Bartimeo grita con fuerza, pero sigue sentado. Al oír las palabras “ánimo, levántate”, en cambio…
... arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia Él. (Marcos 10,50)
“Él te llama”. El que llama es Jesús, a quien Bartimeo ha invocado. Pero Jesús ha transmitido ese llamado por medio de otros, de una parte de esa multitud. Y si antes nos preguntábamos si estábamos nosotros entre esa gente indiferente, que no quiere escuchar, podemos ahora preguntarnos si estamos dispuestos a volver sobre nuestros pasos, al encuentro de aquel al que Jesús ha escuchado. Jesús nos envía a llevar su llamado. Esto no vale solamente para un equipo de pastoral vocacional… Jesús llama a todos, porque todos necesitamos encontrarnos con Él. Y ese llamado llega por medio de otros, por medio de nosotros.

El encuentro se produce y Bartimeo recobra la vista y, aunque Jesús lo despide “Vete, tu fe te ha salvado”, él lo siguió por el camino.

Volvamos a la petición de Bartimeo. Es una breve oración, pero una oración llena de total confianza: llama a Jesús por su nombre; con el título de “Hijo de David” lo reconoce como Mesías y no suplica por una moneda, por “una ayudita”. Bartimeo dice “ten piedad de mí”; “ten compasión de mí”, dicen otras traducciones. Pidiendo la compasión de Jesús, pide todo. Pide un cambio total en su vida. Su ceguera era lo más notable, pero no es lo único que necesitaba ser sanado. ¿Qué heridas habría en su corazón? Y vuelvo a mirarme en Bartimeo, como en un espejo… ¿Cuál es la oración que sale de lo más hondo de mi corazón? ¿Me animo a presentársela a Jesús? “A Jesús, que todo lo puede, se le pide todo”, dice el papa Francisco, comentando este evangelio. Y Jesús, que lo puede todo, solo espera que se lo pidamos, con la misma fe que movió a Bartimeo.

Elecciones generales

En este día en que la suma de las decisiones de cada ciudadano determinará quienes estarán en los distintos órganos de gobierno, pedimos a la Virgen de los Treinta y Tres que interceda por nuestro pueblo y por quienes resulten electos, para que vivan esas responsabilidades con espíritu de servicio y con amor y respeto a la vida.

En esta semana

  • Lunes 28: san Simón y san Judas, apóstoles
  • Martes 29: beata Chiara Luce Badano
  • Viernes 1: solemnidad de Todos los Santos
  • Sábado 2: conmemoración de todos los fieles difuntos
  • Domingo 3: san Martín de Porres, patrono de una capilla de la Catedral de Canelones

Jornada Diocesana de Adolescentes

El mismo domingo 3 nos encontramos en Juanicó para la Jornada de la PAC, Pastoral de Adolescentes Canaria. Comenzaremos compartiendo la Misa con la comunidad parroquial y pasaremos juntos un hermoso domingo.

Gracias, amigas y amigos, por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

Palabra de Vida: “Sean arraigados y edificados en el amor” (Efesios 3,14-21)



Jueves de la XXIX semana durante el año.
24 de octubre de 2024.
San Antonio María Claret 

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso     3, 14-21

Hermanos:
Doblo mis rodillas delante del Padre, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra. Que Él se digne fortificarlos por medio de su Espíritu, conforme a la riqueza de su gloria, para que crezca en ustedes el hombre interior. Que Cristo habite en sus corazones por la fe, y sean arraigados y edificados en el amor. Así podrán comprender, con todos los santos, cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, en una palabra, ustedes podrán conocer el amor de Cristo, que supera todo conocimiento, para ser colmados por la plenitud de Dios.
¡A Aquel que es capaz de hacer infinitamente más de lo que podemos pedir o pensar, por el poder que obra en nosotros, a Él sea la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús, por todas las generaciones y para siempre! Amén.

Palabra de Dios.

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miércoles, 23 de octubre de 2024

lunes, 21 de octubre de 2024

Dedicación de la Iglesia de Cristo Obrero y de la Virgen de Lourdes, Estación Atlántida. El altar

En este video se recogen cuatro momentos de la dedicación de la Iglesia Cristo Obrero de Estación Atlántida, celebrada el 20 de octubre de 2024.

1. Oración de consagración
2. Unción del altar con el santo Crisma
3. Incensación del altar
4. Bendición final y envío 

La Dedicación se hace dentro de la Misa, en la cual se van dando algunos detalles diferentes:

- al comienzo, bendición del agua y aspersión a todos los presentes "en señal de penitencia y en recuerdo del Bautismo", como dice la oración para la bendición del agua.

- la Misa continúa con su curso normal: Gloria, oración colecta, lecturas, homilía, Credo.

- en lugar de la oración de los fieles, a continuación del Credo se cantan las letanías de los santos, por las que se pide al Señor que "por la intercesión de la santísima Virgen María y de todos los santos", "este lugar que va a ser dedicado a tu nombre sea casa de salvación y de gracia, donde el pueblo cristiano, reunido en la unidad, te adore con espíritu y verdad y se construya en el amor."

- a continuación de las letanías, sigue la oración de Dedicación, que se transcribe aquí totalmente:
Oh Dios, santificador y guía de tu Iglesia,
celebramos tu nombre con alabanzas jubilosas,
porque en este día tu pueblo quiere dedicarte, para siempre,
con rito solemne, esta casa de oración,
en la cual te honra con amor,
se instruye con tu palabra
y se alimenta con tus sacramentos.

Este edificio hace vislumbrar el misterio de la Iglesia,
a la que Cristo santificó con su sangre,
para presentarla ante sí como Esposa llena de gloria,
como Virgen fecunda por el poder del Espíritu.

Es la Iglesia santa, la viña elegida de Dios,
cuyos sarmientos llenan el mundo entero,
cuyos renuevos, adheridos al tronco,
son atraídos hacia lo alto, al reino de los cielos.

Es la Iglesia feliz, la morada de Dios con los hombres,
el templo santo, construido con piedras vivas, 
sobre el cimiento de los Apóstoles,
con Cristo Jesús como suprema piedra angular.

Es la Iglesia excelsa,
la Ciudad colocada sobre la cima de la montaña,
accesible a todos, y a todos patente,
en la cual brilla perenne la antorcha del Cordero
y resuena agradecido el cántico de los bienaventurados.

Te suplicamos, pues, Padre santo,
que te dignes impregnar con santificación celestial
esta iglesia y este altar,
para que sean siempre lugar santo
y una mesa siempre lista para el sacrificio de Cristo.
Que en este lugar el torrente de tu gracia
lave las manchas de los hombres,
para que tus hijos, Padre, muertos al pecado,
renazcan a la vida nueva.

Que tus fieles, reunidos junto a este altar, 
celebren el memorial de la Pascua
y se fortalezcan con la palabra y el cuerpo de Cristo.

Que resuene aquí la alabanza jubilosa
que armoniza las voces de los ángeles y de los hombres,
y que suba hasta ti la plegaria por la salvación del mundo.

Que los pobres encuentren aquí misericordia,
los oprimidos alcancen la verdadera libertad,
y todos los hombres sientan la dignidad de ser hijos tuyos,
hasta que lleguen, gozosos, a la Jerusalén celestial.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.      
- Unción del altar y de los muros de la iglesia.
Mientras dos presbíteros, enviados por el obispo ungen las doce cruces que están colocadas en los muros (significando la unción de los mismos), el obispo se quita la casulla y se coloca un delantal llamado gremial. Derrama un poco de Crisma en el centro y en las cuatro esquinas del altar y, luego, con sus manos, extiende el óleo sobre toda la superficie del altar. Mons. Heriberto ha manifestado que ese fue para él el momento más fuerte, más emotivo de la celebración. Un momento muy "físico", de contacto, que, a la vez toca el corazón y el espíritu.

- Incensación del altar. Un brasero encendido es colocado sobre el altar. Se quema en él incienso, al tiempo que dos ministros van con incensarios hacia la asamblea. El templo se llena del humo del incienso. Al colocar el incienso en el brasero que está sobre el altar, el obispo dice:
Suba, Señor nuestra oración
como incienso en tu presencia
y, así como esta casa se llena de suave olor,
que en tu Iglesia se aspire el aroma de Cristo.
- Sigue después la iluminación del altar y de la Iglesia, lo que en esta Iglesia que, en pleno día, guarda cierta penumbra, no deja de tener un efecto especial, aunque se haga ya cerca del mediodía. También se reviste el altar con el mantel, aunque se tiene en cuenta que el altar ha sido ungido, por lo que se coloca una cubierta de nylon o de hule, para que el mantel no se impregne con el óleo.

- En las doce cruces que fueron previamente colocadas en las paredes para ser ungidas y que quedan como signo de que la Iglesia ha sido dedicada, hay también doce candelabros, cada uno integrado a una cruz. Al iluminarse la Iglesia, también son encendidas las doce velas que se encuentran en ellos.

- Sigue después la liturgia eucarística, en la forma acostumbrada.

- Al terminar la liturgia eucarística, con la oración post comunión, hubo en esta celebración otros momentos. 
Se hizo reserva solemne del Santísimo Sacramento y se bendijo una nueva imagen de la Virgen de Lourdes que se encuentra en la capilla del Santísimo.
Se leyó el decreto de nombramiento del nuevo párroco, el P. Fabián Silveira y, simbólicamente, el obispo le entregó la llave del sagrario y el párroco dirigió unas palabras a la asamblea. 
La Liga de Fomento de Atlántida hizo entrega de una placa en adhesión a los 75 años de la creación de la parroquia de Cristo Obrero y de la Virgen de Lourdes.

- La celebración concluyó con la bendición final, el envío y el canto de salida.

domingo, 20 de octubre de 2024

Dedicación de la Iglesia de Cristo Obrero y de la Virgen de Lourdes, Estación Atlántida. Homilía.



Homilía de Mons. Heriberto Bodeant, Obispo de Canelones.

Queridos hermanos y hermanas:

En 1949, hace 75 años, el entonces arzobispo de Montevideo, Antonio María Barbieri, dispuso la creación de la “parroquia de Cristo Obrero y de la Virgen de Lourdes”, desprendiendo de Inmaculada Concepción de Pando el territorio que tiene hoy día, que incluye las capillas Sagrado Corazón de Jesús en el balneario, Nuestra Señora del Luján y San José de los Obreros en Parque del Plata y Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa en Las Toscas.

Desde tiempo atrás venían impulsando el desarrollo de la comunidad católica en Atlántida los esposos Alberto Giudice y Adela Urioste, cuyos restos descansan en este templo; quienes, en palabras del P. Luis Díaz, fueron “verdaderos apóstoles que trabajaron con fe, entusiasmo y espíritu misionero en la formación cristiana de varias generaciones”.

Por eso, no es de extrañar que fueran ellos los grandes contribuidores con lo necesario para la construcción de esta iglesia parroquial, cuya obra comenzó en 1958. El proyecto del ingeniero Eladio Dieste fue hecho realidad por la empresa Dieste-Montañez, aplicando la técnica de ladrillo o cerámica armada, prescindiendo de columnas y vigas de cemento.

Cuando decimos “iglesia”, debemos recordar que la palabra designa, ante todo, no al edificio destinado al culto, sino a la comunidad que ha aceptado en la fe la salvación manifestada en el misterio Pascual: la muerte y resurrección de Cristo. 

Iglesia viene del griego ekklesía, palabra que puede ser traducida como “asamblea” o, mejor aún, “convocatoria” (1). Esta palabra expresa que los miembros de la comunidad han sido llamados conjuntamente, convocados por Dios para constituir con ellos su Pueblo, el Pueblo de Dios. Convocados para reconocer, celebrar y servir al Reino de Dios que se abre camino en la historia de los hombres.

Pero desde muy antiguo se llamó también «iglesia» al edificio en el cual la comunidad cristiana se reúne para escuchar la palabra de Dios, unida orar por sus necesidades y las del mundo, recibir los sacramentos y celebrar la eucaristía; en fin, para encontrarse con el Señor, que prometió hacerse presente cuando nos reunimos en su Nombre (2). Y aquí estamos nosotros como comunidad cristiana, creyente y orante, para dedicar esta Iglesia al Señor. 

Como pastor de la Iglesia diocesana, el Obispo preside esta celebración y en nombre de la comunidad, presenta esta construcción al Señor. Al dedicar esta iglesia a Él, la ponemos a Su disposición, para que Él la consagre, es decir, para que la convierta en un lugar sagrado, donde todo esté dispuesto para celebrar dignamente el sacrificio de Cristo.

Es verdad que ya cuando es levantado un edificio con la finalidad de dedicarlo al culto, éste adquiere una dignidad especial y, en cierto modo, se vuelve un lugar sagrado, y así lo consideramos desde que comenzó a celebrarse aquí la Misa. Sin embargo, al dedicarla a ese fin a través de una celebración como ésta, imploramos una especial presencia y protección de Dios, que santifique y derrame su gracia sobre todos aquellos que vengan a visitarla y a hacer aquí sus oraciones.

Dicen los libros litúrgicos, hablando de los edificios: 

“La iglesia, como lo exige su naturaleza, debe ser apta para las celebraciones sagradas, hermosa, con una noble belleza que no consista únicamente en la suntuosidad, y ha de ser un auténtico símbolo y signo de las realidades sobrenaturales.” (3). 

Esta construcción ha tenido el reconocimiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Cultura, las Ciencias y la Educación, como patrimonio de la Humanidad (4). Esta distinción es otorgada a aquellos bienes construidos por el hombre que representan un valor único para la humanidad. Es bueno recordar que este reconocimiento incluye el fin propio del edificio: un lugar de culto. Tan es así, que si esta iglesia, lamentablemente, dejara un día de utilizarse para esa finalidad, perdería el título de “patrimonio de la humanidad”.

Muchas personas vienen semanalmente a conocer este templo, a veces en visitas guiadas. Algunas son creyentes, otras no; quiera Dios que todos los que entren aquí, descubran la dimensión espiritual que quiso comunicar Eladio Dieste al proyectar la disposición de sus paredes y de sus fuentes de luz. Hablando de la construcción de la iglesia, nos dice el ingeniero: “no hice ese esfuerzo para que vayan los turistas a visitarla, ni para que se publique en revistas extranjeras: lo hice como creyente, construyendo un templo para otros fieles como yo” (5).

Para otros fieles… pero también para quienes estén buscando una realidad trascendente, más allá de lo visible. La materia inerte de la iglesia de ladrillos, ha sido dispuesta de tal manera por el ingenio humano que sus formas y su penumbra pueden hablar a los hombres del Dios invisible. Por eso vale la pena que esté abierta a todos, creyentes y no creyentes. Y con más razón la iglesia de piedras vivas, la comunidad de fieles, la comunidad parroquial debe estar abierta a recibir cordialmente a quienes lleguen y, también, a salir en misión. 

El evangelio de este domingo nos pone, como ministros y comunidad, ante el Señor que se presenta como aquel que “no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud” (6). 

Por eso, una comunidad que se hace servidora, a semejanza del Señor, no solo cuidará a “los suyos”, los fieles o feligreses, sino que también, como iglesia samaritana, ofrecerá auxilio a quienes aparecen hoy heridos en los caminos de la vida y llevará el anuncio del evangelio con la palabra y el testimonio de vida cristiana a todos sus vecinos. 

Una comunidad eclesial es todo lo contrario a un club privado. Por eso, no solo está abierta a todos, para que en ella puedan encontrar al Señor de la Misericordia, sino que sale también al encuentro de quienes deambulan por la vida sin conocer la alegría del Evangelio (7).

La parroquia comienza hoy una nueva etapa.

El año pasado, tras el fallecimiento del P. Luis Díaz, querido párroco de Atlántida, que fue ordenado en este templo, el P. Fabián Silveira, de la Sociedad del Apostolado Católico (Palotinos) asumió la conducción de la comunidad como administrador parroquial, hasta el 31 de agosto pasado.

Cumplido ese plazo, los superiores Palotinos, el P. Fabián y el Obispo de Canelones hemos acordado que el sacerdote permanezca en esta parroquia, ahora con la autoridad de cura párroco, con plenas facultades desde el 1 de septiembre de 2024, hasta el 31 de diciembre de 2027, quedando abierta la posibilidad de renovar ese acuerdo por tres años más.

Nuestra diócesis, que perdió en este año a otro sacerdote, quedando con 16 parroquias que no cuentan con párroco residente, agradece de corazón al P. Fabián y a la comunidad palotina, representada aquí por su superior, el P. Fernando Vannelli, aquí presente, por esta generosa ayuda. 

En esta Iglesia que tiene como patrono principal a Cristo Obrero, creo que vale recordar una imagen que viene del mundo de la construcción: los cascos amarillos y el casco blanco. Invito a cada miembro de la comunidad parroquial, en sus diferentes capillas, a ponerse el casco amarillo de los obreros. Estoy seguro de que el P. Fabián se lo pondrá más de una vez para trabajar codo a codo con ustedes. Sin embargo, no debemos olvidar que a él y sólo a él le corresponde aquí el casco blanco, el de los jefes de obra, en cuanto servidor de todos y responsable último de la comunidad parroquial. 

Él, luego de escuchar sus consejos, sabrá tomar las decisiones pertinentes, sin nunca perder de vista la enseñanza que nos dejó san Pablo VI: 

“la evangelización … constituye la misión esencial de la Iglesia (…) Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda”. (8)

Esa es la obra a la que todos hemos sido convocados, hoy más que nunca, y para la que el Señor nunca deja de enviarnos y darnos su auxilio; Él, que nos ha prometido “yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo” (9). Que así sea.

o0o0o0o0o

(1) Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 751.
(2)  Cf. Mateo 18,20
(3) Pontifical Romano, Dedicación de una Iglesia, 3.
(4) UNESCO. Resolución del Comité del Patrimonio de la Humanidad en su 44ª sesión, el 27 de junio de 2021. El Estado uruguayo la declaró en 1997 monumento histórico nacional.
(5) Citado por Esteban Dieste, "Iglesia de Atlántida, testimonio de su desprotegida existencia", 2014.
(6) XXIX domingo durante el año, evangelio: Marcos 10,35-45
(7) Cf. Papa Francisco, Evangelii Gaudium, la alegría del Evangelio, 2013.
(8) San Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, acerca de la Evangelización en el mundo contemporáneo, 1975.
(9) Mateo 28,20.

sábado, 19 de octubre de 2024

Palabra de Vida: Dar un testimonio firme de Esperanza. Lucas 12,8-12.

Sábado de la XXVIII semana durante el año

19 de octubre de 2024.

San Pablo de la Cruz.

Reflexión tomada de Mons. Irineu R. Scherer, Meditações para Reavivar a Esperança, Vol. II, p. 6


viernes, 18 de octubre de 2024

jueves, 17 de octubre de 2024

DOMUND, XXIX domingo durante el año: “Quien quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes” (Marcos 10,35-45).

Este domingo, en la Iglesia Católica y en todo el mundo, se celebra el DOMUND, que es como se denomina el Domingo Mundial o Jornada Mundial de las Misiones, que alcanzará este año las 98 ediciones.

La primera Jornada de las Misiones se celebró en 1926, en tiempos del Papa Pío XI. En esos tiempos, la misión era una actividad que la Iglesia realizaba sobre todo desde Europa, a través de congregaciones de sacerdotes y de religiosas, que se sentían llamados a “dilatar el Reino de Cristo” partiendo en misión a África y Asia. Allí establecían centros misioneros con su obra social, su colegio y su iglesia. 

La vocación de Santa Teresa de Calcuta nació en ese contexto. Fascinada por los relatos de misioneros en la India, que llegaban en boletines que se difundían en su parroquia, como ingresó a una congregación misionera, las hermanas de Loreto. La historia de la Madre Teresa nos muestra como la misión se fue redibujando con el tiempo, al soplo del Espíritu. Primero, para ella, con un replanteo de su vocación que le hizo llevar la misión a las calles y entre los más pobres y a fundar las Misioneras de la Caridad. Y aquella India, que era para Europa “territorio de misión”, comenzó a enviar por el mundo a estas misioneras cuyo hábito es un sari, tradicional vestido de las mujeres de su pueblo. En la diócesis de Canelones contamos con su presencia misionera, que se suma a la de muchas otras religiosas y sacerdotes de otras congregaciones y países que han vivido y viven entre nosotros compartiendo la fe, en actitud de servidores.

En América Latina, la reflexión sobre la misión tuvo un punto alto en la Conferencia de Aparecida, reunión de obispos de América Latina y el Caribe, que se realizó en Brasil en 2007. El cardenal Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco, fue redactor principal del documento que emanó de ese encuentro, cuyo solo título es ya un programa: "Discípulos Misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos en Él tengan vida".

Ser cristiano es ser discípulo de Cristo; pero el mensaje de Aparecida nos hace ver que a la identidad de discípulo va inseparablemente unida la de misionero. Jesús llama y hace discípulos misioneros. Así sucede, por ejemplo, en el llamado a los primeros discípulos, Pedro y Andrés: 

“Síganme y yo los haré pescadores de hombres” (Marcos 1,17). 

También en el capítulo 4 del evangelio según san Juan, donde aquella mujer samaritana a la que Jesús pide “dame de beber”, después de un extenso diálogo, vuelve a buscar a la gente de su pueblo: 

«Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que hice. ¿No será el Mesías?». (Juan 4,29). 

Todo un pasaje de extranjera a discípula, de discípula a discípula misionera.

El campo de misión del cristiano no necesariamente está lejos: está allí, en su entorno, en su familia, en sus vecinos, en su pueblo… Es posible dar testimonio de la propia fe sin palabras, mostrando una actitud de servicio, de interés por los demás, animando, consolando, llevando esperanza… ¡amando al prójimo!

Sin embargo, hay quienes se sienten llamados a ir más lejos, hacia otros pueblos y culturas. Es lo que suele llamarse “la misión ad gentes”, es decir los pueblos que no conocen a Cristo. Por ese camino se han ido, también, muchos uruguayos.

Un irlandés, misionero de los Padres de San Columbano al que conocí hace años, me decía lo que significaba ir como misionero a países como Corea o China… “Uno tiene que pensar que va a nacer de nuevo. Aprender a hablar desde cero, como un niño, en una lengua que no tiene ninguna semejanza con la propia. Aprender a moverse, porque los gestos y las cercanías o distancias físicas no tienen el mismo significado que para nosotros. Aprender a comer: no solo alimentos nuevos, con sabores desconocidos, sino también la manera de comerlos. Aprender a vestirse y a calzarse, porque encontrará costumbres muy distintas”. Es cierto, muchas cosas nos ayudan en un mundo globalizado, donde todo parece estar más cerca y todo parece intercambiable; sin embargo, la diversidad de las culturas humanas es enorme.

Todo esto puede parecer un poco folklórico, o una cuestión estratégica… pero tiene un sentido más profundo. Muchas veces, en la historia de las misiones, los misioneros no sabían diferenciar bien lo que era el anuncio del evangelio de la transmisión de su propia cultura. Más que evangelizar, pretendían “civilizar”, imponer su cultura, sus costumbres.

El esfuerzo del misionero por “inculturarse”, por conocer y apreciar la cultura del otro, supone también el reconocimiento de que las culturas tienen auténticos valores. La evangelización no es un proceso de destrucción, sino de consolidación y fortalecimiento de esos valores, que son gérmenes o semillas del Verbo, de las que hablaba San Justino en el siglo II (cf. Puebla 401). O, en palabras del Concilio Vaticano II: 

“cuanto de bueno se halla sembrado en el corazón y en la mente de los hombres, o en los ritos y culturas propios de los pueblos no solamente no perece, sino que es purificado, elevado, consumado para gloria de Dios, confusión del demonio y felicidad del hombre” (Concilio Vaticano II, Decreto Ad Gentes, 9).

En este año, el Papa Francisco nos ha entregado un mensaje que tiene como título “Vayan e inviten a todos al banquete” (cf. Mt 22,9), en referencia a la parábola del banquete de bodas que encontramos en el capítulo 22 del evangelio según san Mateo (22,1-14). En esa parábola, después de que los primeros invitados rechazaron la invitación, el rey, protagonista del relato, envía a sus servidores a los cruces de caminos a invitar a todos los que encuentren.

Es otra manera de recordarnos la enseñanza de san Pablo VI: la Iglesia “existe para evangelizar”; 

“Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda.” (Evangelii Nuntiandi, 14).

En el evangelio de hoy, Jesús responde a los hermanos Santiago y Juan, que se valen de su madre para pedir los primeros puestos en el Reino:

«… el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud». (Marcos 10,35-45)

Las dos palabras griegas que aquí se traducen como servidor son διάκονος (diácono, 10,43) y δοῦλος (doulos 10,44). El que quiera ser el más grande, que se haga diácono de todos, es decir, servidor de todos. A continuación agrega que el que quiera ser el primero (que es lo mismo que ser el más grande), que se haga doulos de todos. Doulos significa esclavo.

En aquel mundo, donde la esclavitud era la condición normal que vivían muchas personas, las palabras de Jesús no sonaban como algo simbólico. El esclavo no era dueño de su vida. Hacerse esclavo de todos supone un desprendimiento total de sí, una entrega generosa, tan generosa como la del mismo Jesús, que dio su vida en rescate por una multitud.

El discípulo misionero está llamado a seguir los pasos del maestro, en esa entrega de vida. Por eso Jesús pregunta a aquellos que querían los primeros puestos:

¿Pueden beber el cáliz que Yo beberé y recibir el bautismo que Yo recibiré? (Marcos 10,35-45)

Es decir: ¿pueden Uds. seguirme hasta desprenderse incluso de su propia vida? Los dos hermanos, con mucha inconsciencia, manifestaron que podían hacerlo. Para Santiago, eso fue una verdad inmediata: fue el primer mártir del grupo de los apóstoles. Para Juan, eso se dio de otro modo, en el exilio. Pero la vida de los hijos de Zebedeo quedó marcada por su encuentro con Jesús que los llevó a anunciar el evangelio y darse enteramente a la misión.

En esta semana

  • Lunes 21: San Antonio María Gianelli, fundador de las Hermanas del Huerto y Beata María Lorenza Longo, fundadora del primer monasterio de Clarisas Capuchinas.
  • Martes 22: san Juan Pablo II
  • Jueves 24: san Antonio María Claret, patrono de la parroquia de Progreso.

Gracias amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

Palabra de Vida. Entrar en la propuesta de la Palabra. Lucas 11,47-54.

Jueves de la XXVIII semana durante el año.

San Ignacio de Antioquía.

17 de octubre de 2024.

miércoles, 16 de octubre de 2024

Palabra de Vida. Cultivar los frutos del Espíritu. Gálatas 5,18-25.



Miércoles de la XXVIII semana durante el año.
Santa Margarita María Alacoque. Santa Eduvigis. 
16 de octubre de 2024.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia     5, 18-25

Hermanos:
Si están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley.
Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y libertinaje, idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones y envidias, ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a repetir que los que hacen estas cosas no poseerán el Reino de Dios.
Por el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia. Frente a estas cosas, la Ley está de más, porque los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y sus malos deseos.
Si vivimos animados por el Espíritu, dejémonos conducir también por Él.

Palabra de Dios.

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16 de Octubre: Santa Margarita María Alacoque.


Fiesta de Santa Margarita María en el Monasterio de la Visitación de María, Salesas, en Progreso, Canelones.

Homilía de Mons. Heriberto.

El pasado 27 de diciembre se cumplieron trescientos cincuenta años de aquel día en que, en el monasterio de Paray-le-Monial, una joven visitandina oraba en silencio, arrodillada, dentro de una fría capilla de piedra. 

Esto de la fría capilla de piedra no es una descripción poética. La piedra es fría, y el mes de diciembre en el hemisferio norte es el comienzo del invierno. En diciembre, en Paray-le-Monial, la temperatura mínima es cero grados y, durante el día, sube hasta una máxima de 8 grados… En eso hay que pensar cuando decimos “una fría capilla de piedra”.

Aquella joven monja era Margarita María Alacoque. Las hermanas de su comunidad no veían en ella nada especial. Una religiosa que llevaba una vida normal, a veces, sí, un poco estresada, como diríamos hoy. Así, pues, algunas hermanas la veían bien y la apoyaban. Otras la encontraban algo extraña, tal vez un poco nerviosa… pero eso era lo visible. 

La niñez de Margarita estuvo marcada por algunos acontecimientos dolorosos: la muerte de su padre, cuando ella tenía 8 años; el cambio de situación familiar, viviendo con la familia de su padre, donde su madre fue bastante relegada; una enfermedad especialmente dolorosa…

Muchas cosas difíciles pueden acontecernos. Sucede. Lo importante es como las vivimos. Ella las vivió consolada por su deseo de entrega al Señor y una especial confianza en la Madre de Jesús. En su corazón anidaba un sentimiento profundo, una esperanza, una búsqueda de Dios, no como un ser abstracto, lejano, riguroso, sino en su Hijo, en su Palabra hecha carne.

Aquella fría madrugada, antes de la salida del sol (eran los días más cortos del año), en su oración detuvo su mirada en el crucifijo que estaba sobre el altar. En la penumbra sintió algo… vio algo… ¡vio a alguien! “Este es el corazón de Jesús”.

Ella dudó sobre lo que está viendo y se preguntaba si se habría dormido, si habría estado soñando… pero se dio cuenta de que no solo estaba viendo, sino que sintió que sobre ella se posaba una mirada, que era mirada con ternura. Estaba bajo la mirada de amor de Jesús.

De la visión surgió una voz que le dijo: “He aquí el Corazón que te ha amado tanto”. 

Ella se siguió preguntando sobre lo que estaba sucediendo ¿era real? ¿estaba viendo el corazón de Jesús? Seguramente, los santos lo han visto. Pero, pensaba ella, yo no soy una santa. Pero lo veo. Claro que Él puede hacer lo que quiera, incluso con una pecadora como yo, escribirá ella después.

Durante las semanas y los meses siguientes a aquel 27 de diciembre de 1673,  la hermana Margarita María tendría varias visiones del Sagrado Corazón de Jesús en la capilla del monasterio. 

De su visión, ella describía un corazón herido y sangrante, con llamas, rodeado por una corona de espinas rematada por una cruz. 

Esas visiones tan fuertes la animaban, pero también la confundían. Algunas veces Jesús se le presentaba con instrucciones muy precisas: “Honra mi Sagrado Corazón el primer viernes de cada mes. Dile a tus hermanas que hagan lo mismo”. 

Jesús también le pidió que comunicara su deseo de que se instituyera una fiesta en honor de su Corazón después del Corpus Christi. 

La vida de la joven monja se trastocó, al pasar a compartir con sus hermanas una experiencia vivida en la intimidad. Encontró reacciones diversas. Curiosidad de algunas, plena certeza de otras, pero también incredulidad de terceras. Su superiora no sabía qué pensar. ¿Qué era Margarita? ¿Una joven santa o una joven complicada? ¿O las dos cosas al mismo tiempo?

Buscando ayuda, la superiora se dirigió a un joven sacerdote jesuita, Claudio La Colombière, confiando en su prudencia y su discernimiento para ayudar a la hermana a discernir el sentido de sus visiones. 

El relato de Margarita mostró que el contenido de las visiones era coherente con la fe de la Iglesia, las Escrituras y la Tradición. En ese sentido no había “novedades”, es decir, no había elementos extraños, fantasiosos. La esencia del mensaje era: “Jesús me ama. Nos ama a todos. Quiere que lo amemos y que nos amemos todos”. 

Es lo que nos dice el apóstol san Juan: 

“amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor” (I Juan 4,7-8). 

Pero Jesús le pedía que difundiera su mensaje. 

Pensemos con qué facilidad enviamos hoy cualquier mensaje, ya sea en texto, en audio o video… (lo que no quiere decir que siempre se lea, se escuche o se vea y, todavía, que se entienda y realmente llegue al corazón). Cuanto bien puede hacer un buen mensaje, enviado oportuna y mesuradamente…

En aquellos tiempos, un mensaje se difundía a través de la predicación y de la imprenta. Imprenta: no solo de libros: cien años antes de las visiones de Margarita, san Francisco de Sales imprimía sus homilías, su predicación, en pequeños folletos y los distribuía casa por casa en la ciudad de Thonon, donde algunas personas tenían prohibido ir a escucharlo.

Pero una monja de clausura no podía hacer fácilmente publicaciones, y no podía en absoluto salir a predicar ni a distribuir volantes. Jesús le dijo a Margarita María que le pidiera al padre La Colombière que predicara el mensaje. Así se convirtió él en el gran apóstol del Sagrado Corazón, a través de sus homilías, retiros y escritos, difundiendo esta devoción por toda Francia y más allá. 

Las visiones de Margarita María fueron ocurriendo hasta la octava de Corpus Christi del año 1675, entre el 13 y el 20 de junio de aquel año. Es por eso que hasta junio del año que viene estaremos conmemorando este Tricentésimo quincuagésimo aniversario. En Paray-Le-Monial se celebra un año jubilar que concluirá el 27 de junio, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Un jubileo que se ubica en el marco del Año Santo 2025.

Las revelaciones recibidas por Santa Margarita María acontecieron en un momento en que se sentía una gran necesidad de humanizar la vida privada, familiar, social y política de la humanidad. Hablar de “humanizar” puede parecer algo secular, desprendido de Dios. No es así como lo entendemos desde la fe. La persona humana se humaniza cuanto mejor se realiza en ella la imagen del Creador, que “creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer”, como dice el libro del Génesis (1, 27).

Ese programa, ese designio de Dios, ese plan de salvación sigue manteniendo esa meta, en lucha con la deshumanización significada en la violencia, la guerra, y los más diversos flagelos que resquebrajan la vida familiar, social y política, sumados al egoísmo, la indiferencia y el olvido de los más frágiles de la sociedad… y todas las pinceladas que queramos agregar al cuadro de las miserias de la humanidad.

Ante todo esto, que tantas veces nos desborda y desanima, desde el evangelio, desde el corazón mismo de Jesús, vuelve a resonar, una y otra vez, su llamado: “Vengan a mí”. 

“Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré” (Mateo 11,28).

Aquí venimos, Señor, de la mano de la humilde servidora a la que elegiste para comunicarle, en aquella fría capilla de piedra, el fuego de tu amor. Nos confiamos a la intercesión de Santa Margarita María y de aquella a la que le diste por maestra: tu Santísima Madre, para poder crecer cada día en humanidad, a tu imagen y semejanza, y así llegar un día a participar de tu vida divina. Por eso, te pedimos, hoy más que nunca: “Señor Jesús, haz nuestro corazón semejante al tuyo”. Así sea.

martes, 15 de octubre de 2024

Palabra de Vida. “En Cristo... cuenta la fe que obra por medio del amor” (Gálatas 5,1-6).



Martes de la XXVIII semana durante el año.
Santa Teresa de Jesús. 
15 de octubre de 2024.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia     5, 1-6

Hermanos:
Esta es la libertad que nos ha dado Cristo. Manténganse firmes para no caer de nuevo bajo el yugo de la esclavitud. Yo mismo, Pablo, les digo: si ustedes se hacen circuncidar, Cristo no les servirá de nada. Les vuelvo a insistir: todos los que se circuncidan, están obligados a observar íntegramente la Ley. Si ustedes buscan la justicia por medio de la Ley, han roto con Cristo y quedan fuera del dominio de la gracia.
Porque a nosotros el Espíritu, nos hace esperar por la fe los bienes de la justicia. En efecto, en Cristo Jesús, ya no cuenta la circuncisión ni la incircuncisión, sino la fe que obra por medio del amor.

Palabra de Dios.

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viernes, 11 de octubre de 2024

Nuestra Señora del Pilar: Vivir la Esperanza, practicando la Palabra. Lucas 11,27-28


 
Palabra de Vida.
Sábado 12 de octubre de 2024.
Reflexión de Chiara Lubich, Città Nuova, 2017.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     11, 27-28

Jesús estaba hablando y una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: «¡Feliz el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron!»
Jesús le respondió: «Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican.»

Palabra del Señor.

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18 de octubre: Un millón de niños rezando el Rosario

 

El próximo viernes 18 de octubre de 2024, miles de niños se unirán a esta propuesta de oración por la paz y la unidad de toda la familia humana. Digo miles, pero la meta es que sean un millón… y quiera Dios que sean muchos más.

La oración es necesaria en todo tiempo, pero más aún en estos días tan profundamente marcados por la tragedia de la guerra, donde muchos niños se cuentan entre las víctimas.

La campaña nació en el año 2005, en Caracas, con un grupo de niños que estaban rezando el rosario ante una imagen de la Virgen. Algunas de las mamás que estaban allí sintieron muy fuertemente la presencia de la madre de Dios. Entonces recordaron una frase del Padre Pío, San Pío de Pietrelcina: “Si un millón de niños rezara el rosario, el mundo cambiaría”. Se trata precisamente de eso, de la confianza en la fuerza de la oración de los niños. Lo enseñó Jesús: «Les aseguro que si no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos» (Mt 18,3).

Se eligió la fecha del 18 de octubre por estar dentro del mes del Rosario y ser la fiesta del Evangelista San Lucas, gracias al cual conocemos los misterios de la infancia de Jesús y quien, según la tradición, estuvo estrechamente unido a la Virgen María.

En Uruguay, muchos niños, familias y comunidades educativas han participado de esta iniciativa a lo largo de los años. Los invito, en este 2024, a hacerlo de nuevo o unirse desde ahora. No solo podemos unirnos a la oración, sino también dar cuenta de que vamos a hacerlo, en la página: Un millón de niños ¿desde qué países?

Esta campaña tiene el apoyo de ACN, fundación pontificia de Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Los materiales de apoyo para la oración se pueden descargar desde el siguiente enlace:

Un millón de niños rezando... Materiales de apoyo 

Estas son adhesiones desde América Latina al
11.oct.2024. Por ahora, solo 93  inscriptos de Uruguay.
¡Podemos ser muchos más!



Palabra de Vida: Renovar la elección de estar con Jesús (Lucas 11,15-26)



11 de octubre de 2024. San Juan XXIII, Papa.
Viernes de la XXVII semana durante el año.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     11, 15-26

Habiendo Jesús expulsado un demonio, algunos de entre la muchedumbre decían: «Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios.» Otros, para ponerlo a prueba, exigían de Él un signo que viniera del cielo.
Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: «Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- Yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul. Si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces. Pero si Yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes.
El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo, y al no encontrarlo, piensa: "Volveré a mi casa, de donde salí." Cuando llega, la encuentra barrida y ordenada. Entonces va a buscar a otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí. Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principio.»

Palabra del Señor.

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jueves, 10 de octubre de 2024

“Recibirá el ciento por uno” (Marcos 10,17-30). XXVIII Domingo durante el año.


 
Amigas y amigos: este domingo nuestra diócesis está de fiesta. A lo largo de la jornada nos encontramos en Villa Guadalupe, cerca de la ciudad de Canelones, para compartir momentos de oración, recreación y celebración de la Eucaristía. El lema que nos convoca es “con el beato Jacinto Vera y con María misionamos cada día”. Nuestro beato tuvo siempre un especial vínculo con el departamento que forma nuestra diócesis y la Virgen de Guadalupe es nuestra patrona. Ellos nos guían para que vivamos nuestra misión en esta tierra: compartir la fe que nos anima y que nos une.

Y hablando de misión, estamos aproximándonos a la mitad del mes de las misiones. El primero de octubre recordamos a Santa Teresita, patrona de las misiones. En algún lugar de su “Historia del alma”, dice la santa carmelita: 
“(Dios) ha querido que YO SEPA hasta qué punto él me ha amado a mí”
Dios quiere que lleguemos a conocer su amor por cada uno de nosotros; un amor que ha ido hasta el extremo de entregar a su propio hijo.
Es a partir del encuentro con el amor de Dios, con toda su realidad, con toda su fuerza, que nuestra vida cambia. Que la conversión es posible.
Teresita medita sobre el himno de la caridad, primera carta a los corintios y reafirma la conclusión de Pablo: sin el amor, los mejores carismas no son nada.
Comprendí que sólo el amor podía hacer actuar a los miembros de la Iglesia; que si el amor llegaba a apagarse, los apóstoles ya no anunciarían el Evangelio y los mártires se negarían a derramar su sangre...

Mantengamos estas palabras como un telón de fondo para leer ahora el mensaje del evangelio. El pasaje de este domingo es conocido como el del “joven rico”, aunque el evangelista Marcos no lo presenta como un joven:
Jesús se puso en camino. Un hombre corrió hacia Él y, arrodillándose, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?» (Marcos 10,17-30)
En ese momento, Jesús no está sentado enseñando, sino caminando. Sus discípulos van detrás de él. Lo siguen. Este hombre corre (y por eso podemos seguir pensando que es joven), corre hacia Jesús, siguiéndolo. ¿Es eso lo que está buscando? ¿Quiere seguir a Jesús? El motivo de su búsqueda aparece en su pregunta: “heredar la Vida eterna”.
Jesús le recuerda los mandamientos; no todos, sino los que se refieren a la relación con el prójimo: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre
Frente a esto, el hombre da una buena respuesta:
«Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud» (Marcos 10,17-30)
Frente a esto, hay un gesto de Jesús. Un detalle, pero muy importante.
Jesús lo miró con amor. (Marcos 10,17-30)
Lo miró con amor. Y es desde ese amor que Jesús le dice lo siguiente:
«Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme». (Marcos 10,17-30)
No lo olvidemos, no lo perdamos de vista. Podemos quedarnos en el aspecto exigente del llamado de Jesús: “vende lo que tienes y dalo a los pobres”. Pero esa exigencia viene del amor de Jesús. Es ese amor lo que hace posible el desprendimiento, el desapego, que Jesús indica. Pero el hombre no parece haber recibido esa mirada.
Al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes. (Marcos 10,17-30)
Repasemos con cuidado lo sucedido.
El hombre preguntó qué debía hacer para heredar la Vida Eterna.
Jesús respondió recordándole los mandamientos. Hay que entender que eso basta. 
La respuesta “todo eso lo he cumplido desde mi juventud” nos habla de un creyente que vive su fe. ¿Podríamos hacer nuestras esas palabras? 
A este hombre se podría aplicar el Salmo 1:
¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor y la medita de día y de noche! (Salmo 1,1-2)
El diálogo podría haber terminado ahí. Jesús podría haberlo despedido diciendo algo así como “haces bien, vete en paz…”
Pero la respuesta del hombre, “todo eso lo he cumplido”, pide algo más… eso no alcanza. Hay una insatisfacción, un deseo de plenitud. 
Y ahí llega la propuesta de Jesús, pero el hombre no la acepta.
¿Esto significa, entonces, que no heredará la vida eterna?
Con qué facilidad uno podría decir “y no, si le dijo que no a Dios, ya está, perdió todo”…

Ese pensamiento podría encontrar fundamento en las siguientes palabras de Jesús, ahora a sus discípulos:
«¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!»
Los discípulos quedan azorados y, a su vez, preguntan
«Entonces, ¿quién podrá salvarse?»
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: 
«Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para Él todo es posible».
No hay caso. No nos olvidemos. Dios, que “nos hizo conocer el misterio de su voluntad,
conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo” (Efesios 1,9)
es decir, Dios, que estableció un plan de salvación, es también el creador del Plan B, el Plan C y de infinitas alternativas, porque es un plan de amor, y el amor sigue buscando a los que ama. Y si la primera mirada de amor no encuentra los ojos del otro, esa mirada seguirá buscando hasta que encuentre respuesta.

Las vidas de los santos y santas nos muestran que hubo hombres y mujeres que encontraron esa mirada de amor y, desde entonces, no pudieron sino vivir para Dios. De todo eso nos habla la primera lectura: de creyentes que prefirieron la sabiduría que viene de Dios a los tronos, las piedras preciosas, el oro y la plata y pudieron decir al final:
Junto con ella me vinieron todos los bienes, y ella tenía en sus manos una riqueza incalculable.
Ése es el “ciento por uno” del que habla Jesús. Que así llegue a ser también para cada uno de nosotros. No apartemos nuestra mirada de Jesucristo, sino que mantengamos los ojos fijos en Él, confiando y respondiendo a su amor. Que así sea.

En esta semana

  • La reliquia de Jacinto Vera sigue visitando nuestra diócesis y esta semana estará en la parroquia de Empalme Olmos y sus capillas.
  • Martes 15: Santa Teresa de Jesús, virgen y doctora de la Iglesia.
  • Miércoles 16: Santa Margarita María Alacoque, virgen. Fiesta en el monasterio de las Salesas, en Progreso. Habrá celebraciones allí en ese día y en el domingo siguiente.
  • Jueves 17: San Ignacio de Antioquía, obispo y mártir.
  • Viernes 18: Fiesta de San Lucas, Evangelista.
  • 19-20 Colecta de Obras Misionales Pontificias
  • Sábado 19: Encuentro nacional de las familias, en Montevideo
  • Domingo 20: consagración de la Iglesia Cristo Obrero y Nuestra Señora de Lourdes, en Estación Atlántida. La Iglesia declarada por UNESCO patrimonio de la Humanidad, obra del ingeniero Eladio Dieste.
Gracias, amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

Palabra de Vida: “Pidan y se les dará, busquen y encontrarán” (Lucas 11,5-13)



10 de octubre de 2024.
Jueves de la XXVII semana durante el año.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     11, 5-13

Jesús dijo a sus discípulos:
«Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: "Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle", y desde adentro él le responde: "No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos."
Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.
También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!»

Palabra del Señor.

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miércoles, 9 de octubre de 2024

Palabra de Vida: “Señor, enséñanos a orar” (Lucas 11,1-4).



9 de octubre de 2024.
Miércoles de la XXVII semana durante el año.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     11, 1-4

Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos».
Él les dijo entonces: «Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación».

Palabra del Señor.

lunes, 7 de octubre de 2024

Palabra de Vida: Elegir permanecer con Jesús. Lucas 10,38-42.



8 de octubre de 2024.
Martes de la XXVII semana durante el año.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     10, 38-42

Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude.»
Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria, María eligió la mejor parte, que no le será quitada.»

Palabra del Señor.

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7 de octubre 2024: Jornada de oración y ayuno por la paz

En el día de la Virgen del Rosario, el Papa Francisco nos pide encarecidamente a unirnos en esta iniciativa por la paz, pidiendo la intercesión de la Virgen María, Reina de la Paz. 

sábado, 5 de octubre de 2024

Palabra de Vida: En la esperanza, vivir para la eternidad. Lucas 10,17-24.



5 de octubre de 2024.
Sábado de la XXVI semana durante el año.
Santa Faustina Kowalska

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     10, 17-24

Al volver los setenta y dos de su misión le dijeron a Jesús llenos de gozo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre.»
Él les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo».
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo mantenido ocultas estas cosas a los sabios y a los prudentes y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: «¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!»

Palabra del Señor.

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viernes, 4 de octubre de 2024

“No conviene que el hombre esté solo”. (Génesis 2,18). XXVII domingo durante el año.


El 26 de octubre de 1907, el Parlamento uruguayo aprobó la ley 3.245, que establecía el divorcio. Ya existía en Uruguay, desde 1885, el matrimonio civil obligatorio para quienes, además, desearan celebrar el sacramento del matrimonio. Mucha agua ha corrido desde entonces bajo los puentes. Hoy puede decirse que hay menos divorcios que en otros tiempos, pero es que ya muchas parejas tampoco se casan. El escasísimo crecimiento de nuestra población nos hace ver, también, que son pocos los niños que nacen…

Las lecturas de hoy nos invitan a contemplar el proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia y a recibir esas palabras no como un regaño o una imposición de normas, sino como 
Evangelio, es decir, buena noticia, que llama a la humanidad a una plenitud de vida en Dios.

El relato del evangelio comienza con una pregunta que los fariseos dirigen a Jesús:
«¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?» (Marcos 10,2)
Como podemos ver, la pregunta se plantea solo desde el varón hacia la mujer y no viceversa. Jesús responde con una pregunta:
«¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?» (Marcos 10,3)
La respuesta que recibe Jesús es precisa:
«Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella». (Marcos 10,4)
Efectivamente, así dice el libro del Deuteronomio, atribuido a Moisés:
Si un hombre se casa con una mujer, pero después le toma aversión porque descubre en ella algo que le desagrada, y por eso escribe un acta de divorcio, se la entregará y la despedirá de su casa. (Deuteronomio 24,1)
Era una sociedad donde la mujer dependía totalmente del hombre. Una sociedad donde una viuda era considerada de las personas más pobres, precisamente porque había quedado sin el sostén de su esposo. En ese marco, la obligación del marido de entregar un acta de divorcio buscaba, en cierto modo, proteger a la mujer, salvando su honor y dejándola en libertad para contraer un nuevo matrimonio y salir de una situación de indefensión.

Sin embargo, Jesús va a plantear las cosas desde otro punto de vista, remitiéndose al proyecto original de Dios:
«Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, "Dios los hizo varón y mujer". "Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne". De manera que ya no son dos, "sino una sola carne". Que el hombre no separe lo que Dios ha unido» (Marcos 10,5-9)
La “dureza del corazón” no se refiere solo a una falta de sentimientos del hombre respecto a su mujer, sino al corazón endurecido por la desobediencia a la Ley de Dios. Jesús se remite al comienzo de la creación, que muestra el proyecto de Dios, estableciendo el matrimonio de un hombre con una mujer, que se hacen “una sola carne”. 

Esto de “carne” no se refiere únicamente al cuerpo. Carne, en el lenguaje bíblico, engloba la totalidad de la persona humana, pero acentuando su fragilidad: “la carne es débil”. 

“El Verbo se hizo carne”: el Hijo de Dios se hizo hombre, asumiendo nuestra fragilidad; no en el pecado, pero sí frente al dolor y la muerte. Por eso, el hombre y la mujer, al hacerse uno, se confortan mutuamente, se dan fuerzas, se sostienen uno al otro.

Al concluir “que el hombre no separe lo que Dios ha unido”, Jesús proclama la indisolubilidad del matrimonio, la permanencia de ese vínculo. El matrimonio es una vocación a la comunión, para toda la vida, en el amor recíproco de esposo y esposa, amor fecundo coronado con los hijos.

Así entendido, el matrimonio no es creación del hombre, sino creación de Dios, una especial manifestación del amor de Dios por su pueblo. Es un ideal de vida y por eso requiere una gracia especial del Señor, que lleva a la Iglesia a considerar el matrimonio como un sacramento. 
Sostener esa unión a lo largo de toda la vida requiere también un cuidado: hay que custodiarla, cultivarla y atenderla, también con la oración. Como en toda relación, no faltan las dificultades y problemas, pero la gracia del Señor viene en ayuda de la fragilidad humana.

Todo esto, como asumimos desde el principio, al hablar de la ley del divorcio, es algo cada vez más extraño a la mentalidad de nuestro tiempo, que privilegia lo inmediato y a la que le cuesta pensar en compromisos para toda la vida. Pero hay que pensar que la ruptura, o la inexistencia, del vínculo matrimonial o los cambios de pareja, tienen muchas veces efectos negativos que recaen sobre los más débiles e indefensos de la familia: los niños, los ancianos, los enfermos. Por eso, aunque hay situaciones muy complejas que deben mirarse con misericordia, no debe desconsiderarse la riqueza de una decisión que une de por vida y que hace del esposo y la esposa “una sola carne”.

El sacramento del matrimonio es signo de la unión entre Cristo y la Iglesia. Contemplando el misterio de la Iglesia unida a Cristo y haciéndose con él “una sola carne”, los esposos cristianos pueden comprender el misterio del matrimonio y su fundamento en Cristo.

“No conviene que el hombre esté solo”, poníamos como título, citando la primera lectura. El ser humano ha sido creado para la comunión. Cada persona humana es imagen de Dios y Dios no es soledad: es comunión de amor de tres personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Hay muchas formas de vivir la comunión a la que hemos sido llamados. El matrimonio es una de ellas. La plenitud de la comunión se alcanzará en la unión con Dios en la eternidad.

Mientras tanto, la comunidad cristiana tiene el deber materno de sostener y promover el amor y la comprensión entre sus hijos. Más aún, frente a aquellos pequeños y débiles que sufren por la falta de cariño familiar, la comunidad debe ofrecer un complemento de amor.

Más que en ninguna otra parte, en la Iglesia debe estar la respuesta a las palabras del Génesis: “no conviene que el hombre esté solo”. Siendo la Iglesia la familia de Dios y la familia de todos, nadie en ella puede estar ni sentirse solo.

Fiesta diocesana

Una ocasión de no sentirnos solos y de fortalecer nuestros vínculos de comunión, la tenemos el próximo domingo, 13 de octubre, en el que celebraremos nuestra fiesta diocesana. Desde las 10 de la mañana esperamos a los fieles de todas las parroquias de nuestra Diócesis en Villa Guadalupe. Comenzaremos con el rezo del Rosario, luego vendrá el almuerzo con lo que llevemos, un buen tiempo de recreación y culminaremos con la Misa que comenzará hacia las 16 horas. Los esperamos.

En esta semana

Lunes 7, Nuestra Señora del Rosario, patrona del colegio de Estación Atlántida.
Jueves 10, san Daniel Comboni. Gran misionero italiano que fundó una congregación dedicada especialmente a la evangelización de África, pero que luego llegó también a América. Los Misioneros y Misioneras Servidores de la Palabra tienen a un sacerdote comboniano como su fundador.
Viernes 11, memoria de san Juan XXIII, papa. Convocó al Concilio Vaticano II y trabajó y oró por la paz en el mundo. Él fue quien creó la diócesis de Canelones y nombró a su primer obispo, Monseñor Orestes Santiago Nuti.
Sábado 12, Nuestra Señora del Pilar, patrona del barrio La Pilarica en Las Piedras y de la Diócesis de Melo. En Brasil, en este día se celebra nuestra Señora Aparecida.
También en ese día recordamos al beato Carlos Acutis, que será canonizado durante el Jubileo del año próximo.

Gracias, amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

jueves, 3 de octubre de 2024

San Francisco de Asís.



Viernes 4 de octubre de 2024.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     10, 13-16

Jesús dijo: ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza. Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno.
El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a Aquel que me envió.

Palabra del Señor.

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miércoles, 2 de octubre de 2024

Palabra de Vida: “Yo sé que mi Redentor vive” (Job 19,21-27)



3 de octubre de 2024.
Jueves de la XXVI semana durante el año.

Lectura del libro de Job     19, 21-27

Job dijo:
¡Apiádense, apiádense de mí, amigos míos, porque me ha herido la mano de Dios! ¿Por qué ustedes me persiguen como Dios y no terminan de saciarse con mi carne? ¡Ah, si se escribieran mis palabras y se las grabara en el bronce; si con un punzón de hierro y plomo fueran esculpidas en la roca para siempre!
Porque yo sé que mi Redentor vive y que él, el último, se alzará sobre el polvo. Y después que me arranquen esta piel, yo, con mi propia carne, veré a Dios. Sí, yo mismo lo veré, lo contemplarán mis ojos, no los de un extraño. ¡Mi corazón se deshace en mi pecho!

Palabra de Dios.

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