jueves, 30 de noviembre de 2023

“Estén prevenidos” (Marcos 13,33-37). Primer domingo de Adviento.

Amigas y amigos, un cordial saludo desde la ciudad de Fray Bentos, donde estuve el lunes pasado, después de participar el domingo en el comienzo del ministerio pastoral de Monseñor Luis Eduardo González, en la Diócesis de Mercedes. Aquí tenemos al fondo el río Uruguay y, a lo lejos se ve la chimenea del antiguo Frigorífico Anglo, declarado por la UNESCO patrimonio mundial de la humanidad, al igual que la ciudad antigua de Colonia y nuestra Iglesia Cristo Obrero en Estación Atlántida.

A mi derecha vemos también un jacarandá florecido y el color de sus flores nos trae la tonalidad de este tiempo que se inicia: el tiempo de Adviento, comienzo del nuevo año litúrgico. Un Adviento, que, este año, será particularmente breve; con cuatro domingos, como es normal, pero de solo tres semanas, porque el cuarto domingo es ya el 24 de diciembre… Durante el día corresponde celebrar la Misa del último domingo de adviento; pero, a partir de la puesta de sol, celebramos la Misa de Nochebuena.

Hoy, 3 de diciembre, recordamos a San Francisco Javier, patrono de las Misiones, junto con Santa Teresita. El domingo de Adviento prevalece sobre esta memoria, pero no queremos dejar de mencionarlo. Y también quiero recordar que hoy tendremos la alegría de ordenar un nuevo diácono permanente, Piero Garrone, en la parroquia San Antonio de Las Piedras.

El tiempo de Adviento tiene dos momentos: los primeros dos domingos nos invitan a estar prevenidos, a estar atentos a la segunda venida de Cristo, al final de los tiempos. El tercer y cuarto domingo, en cambio, ponen el énfasis en la espera del nacimiento del Salvador; no como simple recuerdo de un hecho del pasado, sino mostrándonos que Él sigue viniendo a nosotros cada día y solo podremos reconocerlo si estamos atentos.

Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana. No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos. (Marcos 13,33-37)

No sabemos cuándo llegará el Señor, pero en las palabras de Jesús, los momentos posibles de su venida se ubican en relación con la noche: la puesta de sol, la medianoche, el canto del gallo, que se produce todavía en la oscuridad y la salida del sol, con la que termina la oscuridad y comienza el nuevo día. Transitamos por la vida como en una larga noche. Muchas luces artificiales nos envuelven, pero son solo apariencia de luz. Ninguna de ellas es la luz verdadera, la luz plena. 

La noche es un complejo momento del día. Para la mayoría es tiempo del descanso, pero hay quienes velan hasta muy tarde y quienes madrugan mucho antes de la salida del sol. Pienso en quienes están disponibles para servicios que puedan ser requeridos con urgencia: el personal de las emergencias, los bomberos, la policía… La noche es también tiempo de inseguridad, de peligro, un tiempo en que valoramos sentirnos seguros.

Pero la noche es también tiempo de Dios, tiempo de salvación. La Palabra de Dios nos lo recuerda. Leemos en los primeros versículos de la Biblia:

Al principio Dios creó el cielo y la tierra. La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas.
Entonces Dios dijo: «Que exista la luz». Y la luz existió. (Génesis 1,1-3)

La creación se inicia en la noche, en las tinieblas, que pronto son rasgadas por la luz.

La liberación del Pueblo de Israel, cautivo en Egipto, llega en la noche. Es la Pascua de Israel, que sigue siendo recordada con una vigilia, como dice el libro del Éxodo:

El Señor veló durante aquella noche, para hacerlos salir de Egipto. Por eso, todos los israelitas deberán velar esa misma noche en honor del Señor, a lo largo de las generaciones. (Éxodo 12,42)

Aquel nacimiento de la luz en los primeros tiempos, anticipa el nacimiento de aquel que es la Luz del Mundo, que nace en medio de la noche, y de lo que son testigos aquellos que velaban:

En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. (Lucas 2,8-9)

Y también en la noche se realiza el acontecimiento central de la salvación, la resurrección de Cristo, tal como se anuncia con el pregón pascual:

Esta es la noche en la que Cristo
rompió las ataduras de la muerte
y surgió victorioso de los abismos.
(Pregón pascual)

Pero al término de la historia de la salvación, cuando todo esté consumado, la noche tendrá su fin. Así lo expresa el libro del Apocalipsis:

Tampoco existirá la noche, ni les hará falta la luz de las lámparas ni la luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y ellos reinarán por los siglos de los siglos. (Apocalipsis 22,5)

Mientras tanto… seguimos en la noche o, mejor dicho, en una aurora progresiva, una aurora que avanza, porque el Sol de Justicia, Jesucristo, ya está en medio de nosotros, aunque su luz todavía no reine totalmente en el mundo.

La Palabra de Dios, en este comienzo del Adviento, nos hace esperar la Parusía, la venida de Cristo al final de los tiempos, a la vez que nos prepara a la celebración de la Navidad.

Si vemos al mundo envuelto en la noche, en la oscuridad, en las tinieblas, la tentación, igual que para los discípulos en Getsemaní, es la de dormir, de no luchar más, de renunciar al viaje de la vida y no creer más en la obra de Dios, en la luz. Perpetuamente, el Pueblo creyente está invitado a salir, a peregrinar, a realizar el gran viaje de nuestra vida. Ese llamado es una luz, una columna de fuego que avanza delante de nosotros en la noche; es una Palabra, el Verbo de Dios, la Luz que ha venido a este mundo, para guiarnos a la Casa del Padre, donde encontraremos la Vida verdadera, la Vida en plenitud.

En esta semana:

  • Desde mañana comienza una Misión en Toledo y Carrasco del Sauce, llevada adelante por la comunidad “Dios Proveerá”. Misioneros argentinos y brasileños estarán hasta el 10 de diciembre realizando actividades con niños, jóvenes y adultos.
  • Viernes 8 de diciembre, Inmaculada Concepción de María. Fiesta patronal en Pando. Desde las 18:30, procesión desde el Colegio del Huerto y Misa frente al templo parroquial, que será presidida por el Nuncio Apostólico en el Uruguay, Mons. Gianfranco Gallone.
  • El sábado 9 y domingo 10 se realiza la colecta del Fondo Común Diocesano, destinada en esta ocasión al sostenimiento de los gastos de la Curia, en la que varias personas prestan servicios muy necesarios para el funcionamiento de toda la diócesis. Les agradezco su colaboración.
  • Domingo 10: nuestro seminarista Sergio Genta será ordenado diácono, en camino hacia el sacerdocio. A las 18 horas, en la parroquia de Santa Rosa.

Gracias, amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

 

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