La Diócesis de Melo en la Filatelia

El Correo Uruguayo ha emitido numerosas estampillas con temas relacionados a los dos departamentos que forman la Diócesis. En esta página iremos incluyendo de a poco todos ellos, o al menos los más evidentes. La información, en la mayoría de los casos, está tomada de Wikipedia.

índice
1. Los Departamentos
2. Poblaciones
3. Episodios y personajes históricos
4. Monumentos históricos y lugares turísticos
5. Las letras

1. Los Departamentos
 
La Diócesis de Melo abarca los departamentos de Cerro Largo (cuya capital es Melo, sede de la Diócesis) y Treinta y Tres. En 1979 (30 de julio y 13 de agosto) el Correo uruguayo emitió dos sellos con los respectivos escudos y mapas departamentales.
También en el matasellos de este sello conmemorativo de la fundación de Vergara pueden verse los contornos de ambos departamentos:

Cerro Largo
El escudo de Cerro Largo fue establecido en 1936. Su creador fue el escritor melense José Monegal (1892-1968).

El escudo está dividido en tres cuarteles: uno que corresponde a la mitad superior, y los otros dos a cada una de las mitades de la parte inferior. La línea de división horizontal presenta una faja con decoración nativa, mientras que la vertical contiene una cruz, un león, un castillo, otro león y otra cruz.
El cuartel superior azul presenta un sol con 16 rayos (8 puntiagudos como lanzas y 8 ondulantes como llamas), el cual está sobre el Cerro Largo, que es signo de fortaleza. El cuartel inferior izquierdo representa al Virrey del Río de la Plata, Pedro de Melo de Portugal y Villena, quien ordenó la fundación de Melo. El restante cuartel contiene armas utilizadas por los charrúas.
El departamento tiene 13.648 km², resultando el cuarto departamento más extenso de Uruguay, y una población estimada de 89.564 habitantes según el censo de 2004.
En el borde del sello se leen algunas de las principales producciones del departamento: "ganado, trigo, maíz, naranjales". La ganadería es el gran pilar de la economía de Cerro Largo, que cuenta con la mayor hacienda del país. Sin embargo, tal vez porque el sello es de 1979, no se menciona el cultivo de arroz, actualmente muy importante. También ha crecido la forestación.
Treinta y Tres
El escudo de Treinta y Tres fue creado por el Dr. José Gorosito Tanco. En él está representado el sol de la Bandera Nacional, el Rio Olimar, las lanzas de los 33 Orientales y la flor del Ceibo, flor nacional del Uruguay..

El nombre del departamento es un homenaje a los llamados "treinta y tres orientales", quienes, al mando de Juan Antonio Lavalleja, se alzaron en 1825 contra el dominio de Brasil en la Banda Oriental (antiguo nombre del Uruguay). Superficie, 9.529 km²; población (2004), 49.502 habitantes.
El sello destaca como producciones "Turismo, arroz, yerba, ceibos". El departamento es pródigo en hermosos paisajes, entre los que se destaca la Quebrada de los Cuervos. También se realiza anualmente un festival de música popular, a orillas del Río Olimar. El arroz es una producción fundamental en la economía de Treinta y Tres. Sorprende la mención de la yerba. En cuanto a los ceibos, se encuentra en Treinta y Tres la escasa variedad llamada "ceibo blanco" por el color de su flor.
Arriba.

2. Poblaciones
Treinta y Tres
Treinta y Tres, capital del departamento homónimo, situada sobre la margen izquierda del Río Olimar se ubica en la zona este del territorio. Antiguamente en este lugar se podía vadear el río y era la ruta desde Montevideo a Río Branco.
En 1851, finalizada la Guerra Grande, los vecinos de la campaña comenzaron a asociarse y a buscar sancionar legalmente los poblados que se habían ido levantando espontáneamente. Es así que en el Paso Real del Olimar, donde confluyen el Río Olimar con el Arroyo Yerbal Grande se crea el pueblo de los Treinta y Tres en 1853, bajo la presidencia de Juan Francisco Giró.
Seis años después, en 1859, se inaugura la primera escuela para niños y su primer maestro fue Anselmo Basaldúa. Tres años después, en 1862, comienza a funcionar la primera escuela para niñas.
El primer viaje que une a Treinta y Tres con Montevideo se realiza en 1861 por un servicio de diligencias pero recién en 1866 este servicio se transformará en permanente. Uniendo también la ciudad con Río Branco, Melo y Nico Pérez.
Treinta y Tres tiene 25.711 habitantes (censo de 2004), 5.081 menos que en el censo anterior (1996), cuando tenía 30.792 habitantes. Los habitantes son conocidos como olimareños, debido al río Olimar que es el que abastece a la ciudad.
Vergara
Vergara fue fundada por el ciudadano brasileño José Fernández Vergara, en un proceso que se inicia a comienzos de 1890. El nucleo inicial era conocido como "Caserío del Parao". El sello emitido en 1998 por el correo uruguayo recuerda los 95 años de la ley Nº 2788 de creación del centro poblado, el 10 de marzo de 1903.
Vergara está ubicada a 58 km de la capital departamental Treinta y Tres, en Uruguay por la Ruta 18, a orillas del arroyo del Parao.
Por su población, 3.986 en el Censo de 2004, es la segunda ciudad del departamento.
Más sobre la historia de Vergara: AQUÍ
Aparicio Saravia

Aparicio Saravia da Rosa, político, militar y caudillo del Partido Nacional de Uruguay, nació el 16 de agosto de 1856, en el actual departamento de Cerro Largo, Uruguay. Murió en Carovi, Brasil, el 10 de septiembre de 1904.
Fue el cuarto de los trece hijos del matrimonio brasileño conformado por Francisco Saraiva y Pulpicia da Rosa (su apellido se castellanizó como Saravia al radicarse en Uruguay). Aparicio fue criado y educado principalmente en el campo; aunque también realizó estudios superiores. A la muerte de su padre, los hermanos Saravia heredaron una vasta extensión de campo, la cual comprendía diversas propiedades, entre las cuales se encontraba "El Cordobés"
Dado que en aquellos tiempos políticos y sociales las fronteras no estaban del todo delimitadas claramente, los hermanos Saravia tenían vínculos muy estrechos con Río Grande del Sur, entre ellos con los movimientos revolucionarios riograndenses y uruguayos.
Aparicio Saravia comenzó muy joven su actividad militar. Varios Historiadores ya lo ubican peleando en la Revolución de las Lanzas (1870-1872) acaudillada por Timoteo Aparicio contra el gobierno del General Lorenzo Batlle, padre de José Batlle y Ordóñez, quien terminaría siendo el último gran enemigo de Aparicio. En aquella lucha se ganó el grado de cabo y el apodo que no lo abandonaría de "Cabo Viejo".
En 1875 con dos hermanos suyos, se embarcó en la Revolución Tricolor, bajo el mando de Ángel Muniz y dos años después se casó con Cándida Díaz, sobrina de un caudillo colorado, causa por la cual ella se fugó de casa para evitar la oposición de sus padres a esa unión.
Gumercindo Saravia, hermano mayor de Aparicio, tuvo una importante participación en la revolución federalista riograndense de 1893. Los hermanos Saravia llevaron desde Uruguay unos 400 lanceros quienes portaban una divisa blanca con el lema "Defensor da lei", la misma que fue utilizada por el General Manuel Oribe durante la Batalla de Carpintería, que posteriormente daría nacimiento al Partido Nacional.
Aparicio Saravia se destacó en las fuerzas revolucionarias riograndenses, lo que determinó que habiendo fallecido su hermano en 1894, Aparicio fuera designado General de dichas fuerzas revolucionarias. La muerte de Gumercindo afectó duramente a sus seguidores y el futuro caudillo blanco fue designado en Brasil como sucesor de su hermano. En 1895 la revolución terminó de deshilacharse y Aparicio con unos pocos hombres volvió al pago. La guerra, de todos modos, le brindó el grado de General y un gran prestigio, dado que los diarios de Montevideo cubrían dicho conflicto.
El 6 de abril de 1872 se firmó el acuerdo denominado “La Paz de Abril”; por el cual se daba por terminada la Revolución de las Lanzas (1870-1872), en la cual se estableció por primera vez el concepto de la coparticipación entre los partidos blanco (Partido Nacional) y colorado en el gobierno, asignándose al Partido Nacional las “Jefaturas Políticas” de cuatro Departamentos, que constitucionalmente designaba el Presidente de la República. Sin embargo, durante la presidencia de Julio Herrera y Obes (1890-1894), de filiación colorada, las tensiones entre los blancos y los colorados se habían incrementado; debido a que solamente otorgó a los blancos tres Jefaturas Políticas, lo que fue considerado una violación a la Paz de Abril.
Aparicio lideraría, de ahí en más, al Partido Nacional, sobre todo en lo que se refiere al interior del país, donde este partido político tenía su mayor fuerza. Se convirtió, de esta forma, en el último gran caudillo nacionalista, que encontraría la muerte encabezando la revolución contra el gobierno de José Batlle y Ordóñez, en 1904.
Finalizada a principios de 1894 la Presidencia de Julio Herrera y Obes, la elección de un sucesor para el período de 1894 a 1898, mediante votación en el Senado -como establecía el procedimiento constitucional- había sido sumamente difícil. Finalmente, resultó electo Juan Idiarte Borda, contra la opinión de los blancos, que se sintieron excluidos del Gobierno, y que consideraron que nuevamente los gobernantes colorados habían violado el pacto de la Paz de abril de 1872.
En 1895 Aparicio Saravia consiguió ser nombrado referente político de Cerro Largo y viajó a Montevideo. En noviembre de 1896, mientras se realizaban las elecciones para integrar el Senado que debería elegir sucesor a Idiarte Borda, Aparicio Saravia promovió un movimiento revolucionario; pero cuando el presidente Idiarte Borda movilizó las fuerzas gubernamentales, los revolucionarios optaron por dispersarse.
La Revolución de 1897
En marzo de 1897, importantes fuerzas compuestas por revolucionarios del Partido Nacional ("Blanco") provenientes de la Argentina, invadieron el territorio uruguayo por las costas del Departamento de Colonia, al mando del Cnel. Diego Lamas, que había sido designado Jefe de Estado Mayor de las fuerzas revolucionarias; en un ataque coordinado con otro contigente blanco al mando de José Núñez, que ingresaron por Conchillas. Simultáneamente, Aparicio Saravia tomó el mando de otro contingente revolucionario, que penetró desde el Brasil por la frontera de Aceguá.
Los revolucionarios al mando de Aparicio Saravia fueron derrotados en el combate que tuvo lugar en Cerro Largo, en la cuchilla de Arbolito. En este último combate, murió el hermano menor de Aparicio, Antonio Saravia, llamado el “chiquito Saravia”.
El 25 de agosto es asesinado el presidente Idiarte Borda. Su sucesor, Juan Lindolfo Cuestas emprendió rápidamente una acción conciliatoria con el Partido Nacional, que culminó el 18 de septiembre de 1897, en el llamado Pacto de la Cruz. Ese pacto estipulaba que los blancos tendrían 6 departamentos (Cerro Largo, Treinta y Tres, Rivera, Maldonado, Flores y San José) bajo su control directo. A su vez, se comprometió la aprobación de diversas leyes electorales; especialmente la que creó el Registro Cívico Nacional, dirigida a dar autenticidad a las elecciones, que fue votada el 24 de abril de 1898. El 24 de octubre fue aprobada otra ley, que reconocía la representación de las minorías en diversos cuerpos del gobierno de los Departamentos y en los órganos de control de las elecciones.
La Revolución de 1904
Si bien en febrero de 1898 se hizo un llamado a elecciones nacionales (en donde Cuestas se hizo elegir presidente), de hecho fueron tiempos en los que el Uruguay era manejado, literalmente, por dos gobiernos como durante la Guerra Grande cuando estaba el Gobierno de la sitiada Montevideo y el Gobierno del Cerrito: el gobierno constitucional estaba en Montevideo y la oposición en la campaña, dirigida por Manuel Oribe quien contaba, entre otras cosas, con su propio ejército.
El 1 de marzo de 1903 fue electo Presidente de la República, por primera vez, José Batlle y Ordóñez. Su elección se dio de la siguiente manera: el Partido Nacional pensaba otorgar su apoyo al Dr. Juan Carlos Blanco, candidato por un sector colorado a cambio de mantener el Pacto de la Cruz. Pero Eduardo Acevedo Díaz  (también del Partido Nacional) consiguió suficientes votos blancos para elegir a Batlle y Ordóñez, en una votación más que suficiente: 55 a 33. Esta situación llevará a la expulsión de Eduardo Acevedo Díaz del Partido Blanco.
Para Batlle y Ordóñez era inaceptable que el país conviviera con dos gobiernos, uno en Montevideo encarnado en él y otro en la campaña, cuyo jefe formal era Aparicio Saravia. En consecuencia, Batlle y Ordóñez según el Pacto de la Cruz renovó las Jefaturas Políticas de los 6 departamentos reservados para los blancos. Las Jefaturas Políticas de los Departamentos Rivera, Cerro Largo, Treinta y Tres, Maldonado, Flores y San José tendrían que ser provistas con ciudadanos de filiación blanca, nominados de común acuerdo entre el Gobierno y el Partido Nacional. Sin embargo en dos de ellas, Batlle y Ordóñez nominó a hombres de Eduardo Acevedo Díaz.
De esta forma, Saravia convocó nuevamente a la revolución de los blancos, cuyas fuerzas se movilizaron en esos Departamentos. La guerra civil fue evitada, sin embargo, por una misión que viajó a entrevistarse con Saravia, y el 22 de marzo de 1903 logró con él un nuevo pacto, en la localidad de Nico Pérez, por el cual se estableció que las Jefaturas políticas de esos Departamentos serían asignadas a ciudadanos blancos designados en consulta con el Directorio del Partido Nacional.
Sin embargo, a pedidos del Jefe político del departamento de Rivera (que era de filiación blanca), el gobierno envió a ese departamento al ejército por temerse una incursión brasileña, a causa de la detención efectuada por la Policía de Rivera, y siguiente fuga hacia el Brasil, del hermano del Prefecto de Santana do Livramento. Este hecho fue nuevamente tomado como una violación del Pacto de la Cruz, y Saravia proclamó nuevamente la guerra civil.
A partir de mediados de enero de 1904, se sucedieron varios combates entre fuerzas gubernistas y saravistas; los combates de Mansavillagra (14 de enero), Illescas (15 de enero) y especialmente la batalla de Tupambaé, el 24 de junio. La batalla decisiva se libró en la frontera con el Brasil, en Masoller, el 1 de septiembre de 1904, en el lugar de confluencia de los límites de los Departamentos de Rivera y Artigas.
Masoller
La batalla de Masoller fue especialmente reñida, dado que las fuerzas enfrentadas eran bastante parejas; y ambos bandos contaban con armamento moderno en su época, especialmente los fusiles Remington y los más recientes Mauser, de gran precisión y largo alcance.
El 1 de septiembre de 1904 por la tarde, los combates se prolongaron durante alrededor de tres horas; pugnándose especialmente por unas posiciones ocupadas por las fuerzas del Gobierno en unos cercos de piedra (los que eran usuales en los campos, antes de su alambramiento) desde los cuales hostigaban a los revolucionarios con nutrido fuego de fusilería. Éstos, a su vez, lograron varias veces desalojar a los gubernamentales de esas posiciones; pero recelando que estuvieran minadas, luego no las ocupaban, y eran retomadas por el ejército gubernista. Entretanto, los revolucionarios procuraban que los gubernamentales consumieran sus municiones, para atacarlos más tarde.
Aparicio había planificado separar a los ejércitos colorados de Vázquez y el General Pablo Galarza. Con ese objetivo dio la orden a la vanguardia cuyo jefe era Basilio Muñoz hijo "de avanzar para pasar primero que el enemigo por Masoller rumbo a Rivera; se preveía que el enemigo trataría de tomar las fuertes posiciones de los cercos dobles de piedra que salen de Masoller por la Cuchilla de Haedo y así lo hicieron. La vanguardia roja se parapetó en los cercos tomando la delantera", según relata Nepomuceno Saravia (hijo y colaborador de Aparicio Saravia). La causa, según éste, fue que la vanguardia blanco "no cumplió con lo ordenado". Sin embargo, el hijo del general Basilio Muñoz asegura que la historia es otra: "El 31 de agosto de 1904, día anterior a la batalla, a primera hora de la tarde mi padre, que comandaba la vanguardia nacionalista, tendió su división para atacar a la vanguardia del ejército gubernista que tenía mucha menos gente y estaba mal municionada. Conozco esos detalles con precisión porque en esas fuerzas coloradas venía quien después fue mi suegro, el que al tiempo confesaría a mi padre que cada soldado tenía apenas diecisiete cartuchos. Cuando el general Basilio Muñoz se aprestaba a avanzar vino un chasque con la orden de Aparicio de "no comprometer ninguna acción". Mi padre no entendió tan extraña decisión y envió al doctor Bernardo García para que procurara convencer a Saravia de lo fácil que sería vencer a la vanguardia gubernista, pero la respuesta del caudillo fue la misma: no atacar. Entonces el general Basilio Muñoz fue personalmente a hablar con Aparicio y le dijo que en media hora podía liquidar el combate. Ni aun así Saravia modificó su posición. ¿Cómo se explica? Por las conversaciones de paz entabladas con Mascarenhas, un hecho que mi padre ignoraba y que no fueron más que una trampa para hacerlo perder tiempo. En esas veinticinco horas que Aparicio esperó, el ejército colorado pudo unirse y tomar lugares estratégicos en las alturas de los montes. A las diez de la mañana del día 1o de septiembre los marcos estaba ocupados y recién a las tres de la tarde Saravia dispuso el ataque, obligando a su gente a ser sometida a un fuego terrible, desde dos flancos. Lo sensato hubiera sido retirarse del lugar de la batalla, dejarles las alturas a las tropas del gobierno y buscar una posición más propicia, pero no ocurrió así. Como consecuencia, la batalla de Masoller se libró en las peores condiciones imaginables".
Sea cual sea la causa, el ejército del gobierno colorado había logrado llegar a Masoller unido, y con más municiones y hombres. En esas circunstancias, Aparicio Saravia salió a recorrer el frente de fuego, para estimular a sus soldados; pero su figura resultaba claramente reconocible por el sombrero y el poncho blanco que usaba, así como por estar acompañado por un abanderado. Se trataba de una actitud sumamente arriesgada, porque estaba al alcance del fuego enemigo; y así ocurrió que fue gravemente herido por una bala de Mauser, que le atravesó el vientre de izquierda a derecha, lesionándole los riñones e intestinos. Francisco Trotta logra sacarlo atender sus heridas-todavía en pie- "trataba de sonreir, pero perdía mucha sangre" Trotta lo acuesta sobre su propio poncho y luego junto a otro médico -Martinez- y 4 personas mas lo trasladan a fuerza de "poncho".Posteriormente llevado hasta el cercano Brasil, hacia una estancia distante alrededor de 5 kilómetros de la frontera. Fue asistido también por el estudiante de medicina Arturo Lussich.
Durante 10 días Saravia estuvo agonizando, sufriendo una peritonitis aguda a causa de los derrames internos causados por las lesiones de la bala. No se logró acuerdo inmediato para designarle un sustituto en el mando superior de las fuerzas revolucionarias; y en definitiva su orden de volver a atacar a los gubernistas en la siguiente madrugada, con fuerzas de relevo, no fue cumplida, retirándose el ejército revolucionario tras la frontera, luego de lo cual prácticamente se desbandó, quedando así derrotada la última revolución civil. Es que el panorama era extremadamente claro, tal como lo explicó el coronel Carmelo Cabrera, uno de los jefes que había pasado al Brasil: "este es un ejército saravista. Caído Saravia, es imposible mantener su cohesión".
Finalmente el 24 de septiembre de 1904 se firmó la Paz de Aceguá que trajo como consecuencia principal el fortalecimiento de la institucionalidad democrática del país y un largo período de paz civil en el Uruguay.
El legado de Aparicio Saravia
Los principales postulados políticos esgrimidos por Saravia y el Partido Nacional, dirigidos a establecer un sistema electoral eficaz y confiable, fueron quedando consagrados poco tiempo después a través de leyes y prácticas electorales permitiendo una renovación regular de las autoridades de Gobierno, y un adecuado desenvolvimiento del sistema institucional, conforme a las normas de la Constitución, mediante un sistema de elecciones que ha alcanzado un reconocido prestigio por su corrección.
A su vez, fue el último gran caudillo, ya que tras su muerte, aquella vieja forma de hacer política encontraba, también, su fin. Principalmente, por las garantías institucionales que se lograron, según sus partidarios, gracias a los enfrentamientos de Aparicio Saravia.
Aparicio Saravia fue sepultado en el panteón de la familia brasileña Pereira de Souza. En 1921 por gestión de Luis Alberto de Herrera entonces presidente del Partido Nacional, sus restos fueron repatriados y sepultados en el cementerio montevideano del Buceo; poco tiempo después fueron trasladados a Santa Clara de Olimar, donde descansa junto a su familia. Característico en el imaginario popular, es el poncho de Aparicio.
Dionisio Díaz
Nació el 8 de abril de 1920 en el pequeño poblado de Arroyo de Oro (hoy Mendizábal) en el departamento de Treinta y Tres. Vivía con su madre, su tío, su abuelo y su pequeña hermana a la que él adoraba, en una pequeña extension de campo en la que trabajaban y con cuyos productos sobrevivían.
La noche del 7 de mayo del año 1929, luego de haber cenado la familia, según la interpretación más difundida, hubo una discusión del abuelo con la madre de Dionisio; sumido en un ataque de locura, tomó su facón y se dirigió hacia el dormitorio de la madre de los niños donde la apuñaló, dándole muerte. Cuando Dionisio se enteró, corre en busca de su tío. Éste, al oír lo que acontecía, salió de su habitación donde se encontró con el abuelo, trabándose en lucha con éste. Lucha en la que resultaran gravemente heridos tanto el tío como Dionisio. El tío, malherido, aconseja a Dionisio tomar a su hermana y aguardar escondido al amanecer para luego llevarla al poblado.
Sea lo que sea lo sucedido en esa noche - hay otras intepretaciones, como un ataque a la familia por otra persona - Dionisio se ocultó, cubrió su herida con un trozo de sábana, esperó por horas una ocasión propicia y caminó 9 kilómetros hasta el poblado del Oro, donde dejó a su hermanita en un destacamento policial. Lo vio el médico local que ordenó su internación inmediata en el hospital departamental de Treinta y Tres; pero recién al otro día un automóvil particular de un habitante de Vergara (poblado cercano) arribó al lugar para el traslado de Dionisio. Dionisio fallece de camino a Teinta y Tres debido a la gangrena en sus tejidos causada por el excesivo tiempo que estuvo sin asistencia.
Su tragedia es evocada como un verdadero ejemplo de estoicismo y lucha ante la adversidad. Se lo reconoce como el "Héroe del Arroyo de Oro". Se hizo una pelicula, y se han escrito poemas y libros sobre este episodio. A la entrada de Treinta y Tres hay una estuatua, obra de José Belloni, que lo representa llevando a su hermanita en brazos.
La Visita de Juan Pablo II
El 8 de mayo de 1988, en su segunda visita a Uruguay, el Papa Juan Pablo II visitó la ciudad de Melo, donde presidió una Celebración de la Palabra en la explanada del Barrio La Concordia, durante la cual pronunció una homilía dirigida al mundo del trabajo (ver página: "El Papa en Melo").
El correo uruguayo adhirió a esta visita con cuatro matasellos especiales, aplicados en Montevideo, Melo, Florida y Salto, las cuatro ciudades donde estuvo el Sumo Pontífice. En el matasellos correspondiente a Melo puede verse el perfil de Juan Pablo II y parte de la fachada de la Catedral.
Arriba.

La Posta del Chuy

El correo uruguayo en diferentes oportunidades emitió sellos con la imagen de este monumento histórico nacional, con diseño del artista Carlos Menck Freire.
La Posta del Chuy se encuentra a 12 kilómetros de Melo, Cerro Largo. Era una antigua posada para viajeros que se desplazaban en diligencias entre Melo y Villa Artigas (hoy Río Branco).
Aquí se cobraba peaje por pasar por el puente sobre el arroyo Chuy del Tacuarí, siendo la primera concesión de obra pública que se efectuó en el Uruguay.
Construido en 1855 por dos vascos franceses de apellido Etcheverry, canteros de profesión, el sólido edificio construido con piedras areniscas unidas sin argamasa, igual que el puente con troneras por el que se accede, por sus características es considerado una pieza arquitectónica única en Sudamérica.
Chuy es un nombre de origen guaraní, significa "pequeña tortuga".
Este arroyo no debe confundirse con su honónimo, frontera entre Uruguay y Brasil, en el departamento de Rocha.
Iglesia Nuestra Señora del Pilar, Catedral de Melo
Melo fue fundada el 27 de junio de 1795 por el Capitán Agustín de la Rosa. Dos años después, el Obispo de Buenos Aires, Mons. Manuel Azamor y Ramírez designó como capellán de la Guardia de Melo al P. Benito Ducós de la Hitte. La capilla, un modesto rancho de palo a pique y paja, fue puesta bajo la advocación de Nuestra Señora del Pilar, de la cual era muy devoto el fundador.
El 8 de febrero de 1805 el Obispo de Buenos Aires, Mons. Benito Lué y Riega crea varios curatos en la Banda Oriental, entre ellos San Rafael, "en el partido del Cerro Largo", que tiene por límites "por el Norte, las puntas del Yaguarón y Río Negro; por el Sur, el arroyo nombrado Cebollatí; por el Este el Río Yaguarón y por el Oeste, el Arroyo llamado Cordobés". Se agrega así como co-patrono San Rafael a la capilla de Nuestra Señora del Pilar, ahora convertida en sede parroquial.
El P. José de la Nobal, que estuvo en Melo en 1808-1809 trasladó el templo a su actual emplazamiento, construyéndolo con paredes de ladrillo y techo de paja (1809).
En 1811, con la invasión portuguesa, el templo es saqueado y son robados los útliles litúrgicos.
Bajo el curato de José Antonio Caldas, en 1830 el templo fue techado con tejas.
El P. José Reventós, primera figura sacerdotal realmente relevante que conoció Melo, a cargo de la parroquia entre 1842 y 1865, organizó en 1852 un movimiento de feligreses en pro de la remodelación.
No obstante, será bajo su sucesor, el P. José Montes y Veiga que la construcción cobre un decisivo impulso. El jefe político, Don Joaquín Suárez, movió influencias y puso empeño en la edificación de un local digno y trajo desde Montevideo al arquitecto suizo Inocencio Cavadini. En 1867 el templo estaba totalmente abandonado, al punto que los oficios religiosos se celebraban en la casa de un vecino.
Contando con buenos apoyos y uniendo su personal dedicación y empuje, luego de cinco años de trabajos, el 25 de mayo de 1876 el P. Montes ve la inauguración de la nave central, realizada con una semana de festejos. Ese mismo año, Melo recibió la segunda visita pastoral de Mons. Jacinto Vera, quien se mostró sorprendido y satisfecho por el nuevo templo.
El 14 de abril de 1897, el Papa León XIII crea la Provincia Eclesiástica del Uruguay, con Montevideo como arquidiócesis y Salto y Melo como diócesis sufragáneas. Así, la iglesia de Nuestra Señora del Pilar y San Rafael se convierte en la Catedral de Melo.No obstante, tendría que esperar aún unos años para recibir a su primer Obispo, Mons. José Marcos Semería, quien, por los avatares políticos de la época, recién pudo ser designado al consumarse en 1919 la separación de la Iglesia y el Estado uruguayo.
Bibliografía: Tomás Sansón Corbo, Crónicas para una historia de la Diócesis de Melo y Treinta y Tres, Instituto Diocesano de Ciencias Religiosas Pbro. José Montes y Veiga, Melo, 2007.
Puente Internacional Barón de Mauá

El Puente Internacional Barón de Mauá es un puente sobre el río Yaguarón que une las ciudades fronterizas de Río Branco (Cerro Largo, Uruguay) con Jaguarao (Brasil). Fue construido entre 1927 y 1930.
Inaugurado en el año 1930, el puente tiene 2112 metros de largo total, 85 arcos y 2046 pilotes. Une ambas ciudades con enlace carretero y ferroviario. La mayor parte de la extensión del puente está ubicada en territorio uruguayo, siendo este el primer puente internacional que tuvo Uruguay. Cuando se inauguró, en 1930, ostentó el privilegio de ser el más largo de Sudamérica.
Esta construcción, declarada monumento histórico nacional, destaca por sus arcos alargados con cuatro torres coronadas de tejas musleras. Años atrás, cuando la compañía estatal de ferrocarriles AFE aún transportaba pasajeros, los convoyes llegaban por allí hasta la ciudad de Yaguarón. Retornaban cargados de gente y de bolsos, en una suerte de camino de "quileros" (contrabandistas en pequeña escala) sobre rieles. Desde el puente Mauá se aprecia una hermosa panorámica del río Yaguarón.

Quebrada de los Cuervos
La Quebrada de los Cuervos es un accidente geográfico en forma de garganta, situada a 45 km de la ciudad de Treinta y Tres, en la 4ª sección judicial de ese departamento. Su topografía serrana de rocas metamórficas, presenta alturas de hasta 300 metros sobre el nivel del mar. Su nombre proviene de la presencia abundante del cuervo de cabeza roja (Cathartes aura ruficollis).
Festival del Reencuentro a Orillas del Olimar Mtro. Ruben Lena
Desde el año 1985, habitualmente en Semana Santa, se realiza en la ciudad de Treinta y Tres el "Festival del Reencuentro a Orillas del Olimar", donde se dan cita viejas y emergentes figuras del canto popular uruguayo, y se rinde un especial homenaje al maestro Ruben Lena, importante creador y referente del canto nacional.
Rubén Lena, (5 de abril de 1925, Treinta y Tres - 28 de octubre de 1995, Montevideo), fue un escritor, compositor y docente uruguayo.
Desde 1949 hasta 1976 ejerció cargos de maestro, director de escuela y director del Instituto Normal de Treinta y Tres.
En 1961, escribió un cancionero para sus alumnos del que salieron algunos de los éxitos de Los Olimareños, como A Don José o De cojinillo. A partir de entonces se convirtió -junto con Víctor Lima- en el gran alimentador de canciones del dúo.
Rubén Lena es uno de los iniciadores de la música popular uruguaya en su estructura actual. No se ató al criollismo sino que compuso temas carnavaleros, sones y serraneras. De alguna manera se puede decir que Rubén Lena supo redimensionar la tradición partiendo de los devenires más simples del hombre de campo y darles valor universal.
Fue profesor del Taller Uruguayo de Música Popular y participó en el Primer Taller Latinoamericano realizado en noviembre de 1983.
En el marco del Festival del Reencuentro Democrático, recién salidos de la dictadura, en 1985, con la presencia del entonces Presidente de la República, doctor Julio María Sanguinetti y los líderes políticos de todos los partidos, el pueblo de Treinta y Tres le brindó un homenaje y reconocimiento, entregándole "La Guitarra Olimareña" premio que se instituyó en ese momento y que se continúa aún hoy.
Arriba.

5. Las Letras
Juana de Ibarbourou


Juana Fernández Morales, conocida popularmente como Juana de Ibarbourou (Melo, 8 de marzo de 1892 - Montevideo, 15 de julio de 1979), fue una poetisa uruguaya.
Nació en 1892, aunque ella proclamaba haber nacido en 1895. Su nombre era Juana Fernández Morales, pero se hizo conocida como Juana de Ibarbourou, tomando el apellido de su marido, el capitán Lucas Ibarbourou, con quien se casó a los veinte años. Su padre era español, gallego, nacido en Lourenzá (Lugo) —cuya biblioteca municipal lleva el nombre de la poetisa— y su madre pertenecía a una de las familias españolas más antiguas del Uruguay.
Alcanzó una gran popularidad en el ámbito hispanohablante por sus primeras colecciones de poemas. Fue elegida miembro de la Academia uruguaya en 1947, y en 1959 le fue concedido el Premio Nacional de Literatura, otorgado ese año por primera vez. Sus obras están marcadas por el modernismo y, temáticamente, exaltan la maternidad, la belleza física, el erotismo y la naturaleza, con cierto lastre retórico. Vivió en Tacuarembó en el año 1937, durante un período de 6 meses, a invitación del pueblo local.
Sus tres primeros libros, de estilo modernista, fueron el poemario Las lenguas de diamante (1919), la colección de prosa poética El cántaro fresco (1920) y el poemario Raíz salvaje (1922). Tuvieron repercusión internacional y fueron traducidos a varias lenguas.
La originalidad de su estilo consistió en unir el rico cromatismo con imágenes modernistas, dándole un sentido optimista de la vida, con un lenguaje sencillo, sin complejidades conceptuales, que redunda en una expresividad fresca y natural. A partir de entonces, publicó más de treinta libros, la mayoría de los cuales fueron colecciones de poesía, aunque escribió también memorias de su infancia, como Chico Carlo (1944), y un libro para niños. Su amplia popularidad la hizo merecedora del sobrenombre de Juana de América, con el que se le rindió un homenaje oficial en 1929. Por su parte, ella se declaró “hija de la naturaleza”. Se la suele comparar con poetisas tan importantes como la chilena Gabriela Mistral o la argentina Alfonsina Storni.
En 1932 inspiró un concurso internacional por el que se creó la Bandera de la Hispanidad.
Murió en Montevideo el 15 de julio de 1979 con 87 años.
Serafín J. García
Serafín José García, escritor y poeta, nació el 5 de junio de 1905, en Cañada Grande, Treinta y Tres, y falleció el 29 de abril de 1985 en Montevideo.
A los 5 años de edad se traslada con sus padres, Serafín García Minuano y Sofía Correa, a la localidad de Vergara, donde cursa el ciclo primario, única educación formal que recibe.
En su adolescencia alterna varios oficios. Comienza el aprendizaje de tipógrafo en 1917, y poco después empieza sus primeras composiciones literarias, ensayando narraciones y rimas.
Hacia 1925 se radica en la ciudad de Treinta y Tres, e ingresa a la Policía como telefonista y encargado del Archivo de la Jefatura departamental. En 1934 se casa con Blanca Elma González,
En 1936 aparece la primera edición de sus poemas gauchescos "Tacuruses", que logra gran éxito, editándose en numerosas ocasiones desde entonces. En reconocimiento por esta obra recibe el "Premio Ministerio de Instrucción Pública". Asimismo, el 18 de febrero de 1936 el presidente Gabriel Terra, firmó un decreto presidencial por el cual se distribuían 300 ejemplares de la misma por distintas Jefaturas Policiales del País y se ascendía a García al grado de sub-comisario en Santa Clara de Olimar. No obstante continuó trabajando en la jefatura de Treinta y Tres. En 1940 pide el retiro del cuerpo policial y se radica en Montevideo.
Además de su obra poética el autor también explora la narrativa, aventurándose en la producción de cuentos, fábulas, ensayos y crónicas. Incluso pueden encontrarse algunas páginas humorísticas publicadas bajo el seudónimo de "Simplicio Bobadilla".
Es de destacar la faceta de literatura infantil que le valió que muchas de sus obras de ese género fueran adoptados por los organismos educativos como lecturas en liceos y escuelas del Uruguay. "Piquín y Chispita", obra para público infantil, fue catalogada como una de las diez mejores obras nacionales de este género de las publicadas entre 1967 y 1968.
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