viernes, 26 de noviembre de 2021

“Está por llegarles la liberación” (Lucas 21,25-28.34-36). Domingo I de Adviento.

Mientras comienza a aparecer en muchos lugares comerciales esa decoración que suele llamarse “navideña”, aunque poco nos habla del nacimiento de Jesús, la Iglesia comienza, este domingo, el tiempo de adviento. ¿Es este tiempo nuestra preparación a la Navidad, a esta gran fiesta cristiana? Sí y no: todavía no. Los dos primeros domingos no están en relación con el nacimiento de Jesús en Belén, sino que nos orientan a mirar hacia el futuro, hacia la segunda venida de Cristo, al final de los tiempos.

Dos domingos atrás, leíamos este anuncio que hacía Jesús en el Evangelio de Marcos:

se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria (Marcos 13,24-32)
Con palabras semejantes se repite este anuncio en Mateo y en Lucas, haciendo también referencia a grandes señales cósmicas.
Sin embargo, solo en el evangelio de Lucas encontramos estas palabras que Jesús agrega:
Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación.
Liberación… el sueño del que sufre cualquier clase de opresión, de esclavitud… el sueño del Pueblo de Dios, esclavo en Egipto, finalmente liberado por la poderosa intervención de Dios en la primera Pascua. Anhelo profundo de todo ser humano. Ilusión que, a veces, se vuelve espejismo: la revolución que derriba al sangriento tirano pero que luego deriva en pesada y prolongada dictadura; la apuesta por libertades que terminan produciendo extremas desigualdades e injusticias; el quiebre de normas que parecían oprimir a la persona humana pero que termina dejándola prisionera de nuevas esclavitudes. “El sueño eterno como viene se va”, decía una vieja canción. La primera parte del adviento anuncia la liberación definitiva de la humanidad, con la venida de Cristo en su gloria.

Esa es la clave del evangelio de este domingo. Las señales apocalípticas en este mundo siempre han ocurrido y seguirán ocurriendo: catástrofes naturales, pandemias, hambre, guerras, etc. Frente a ello, Lucas nos invita a escuchar lo que Dios nos ofrece. Jesús nos dice “¡ánimo! ¡levanten la cabeza!”. No es la hora del miedo: es la hora de renovar la esperanza.

Los signos negativos pueden provocar una actitud de huida, que se refleja en 

dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida
La actitud adecuada, en cambio, es la vigilancia en la oración:
Estén prevenidos y oren incesantemente (…)
Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre
El evangelio de Lucas, que leeremos en los domingos de este año litúrgico que hoy se inicia, pone especial acento en la misericordia; por eso, en este pasaje que anuncia la venida de Jesús, lo presenta más como salvador que como juez, al que hay que mirar con menos temor y más esperanza.
Las señales apocalípticas, tanto las que relata el evangelio como las que percibimos a nuestro alrededor, pueden producirnos una profunda conmoción, provocando sentimientos de desamparo y depresión, de desesperación y hasta de desesperanza. Frente a esos sentimientos, Lucas nos pone delante las palabras de Jesús para que nuestra actitud sea vigilar y no aturdirnos; creer y esperar, porque del Padre de Jesús nos llega la salvación y su Hijo es nuestro redentor, nuestro liberador.

Concluyo con las palabras de san Pablo a los Tesalonicenses, que son como una intercesión por ellos, pero también por todos nosotros:

Que el Señor los haga crecer cada vez más en el amor mutuo y hacia todos los demás, semejante al que nosotros tenemos por ustedes. Que él fortalezca sus corazones en la santidad y los haga irreprochables delante de Dios, nuestro Padre, el Día de la Venida del Señor Jesús con todos sus santos.
Amén.

Asamblea Eclesial

Culmina este domingo la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe. Desde el domingo pasado hemos estado virtualmente reunidos obispos, sacerdotes, diáconos, personas consagradas, laicos y laicas: alrededor de mil fieles. Una parte importante del trabajo se hizo en pequeños grupos, lo que hizo posible un encuentro más cercano, aún a través de las pantallas, con hermanos y hermanas de diferentes países y estados de vida.
Día a día fuimos haciendo camino juntos guiados y animados por la Palabra de Dios. Así, comenzamos por disponer el corazón para discernir en común. A continuación, enfocamos nuestra mirada sobre los desafíos para la Iglesia en América Latina y El Caribe, recogiendo las voces de todos aquellos que participaron en la etapa de escucha. Luego buscamos identificar y proponer las invitaciones que nos hace el Señor, para plasmarlas en Orientaciones Pastorales Continentales. Finalmente nos comprometimos a emprender como discípulos misioneros de Jesús, estos nuevos caminos eclesiales en América Latina y El Caribe bajo el amparo de María de Guadalupe.

Jacinto Vera hacia los altares

Ha habido importantes avances en el proceso de canonización de Mons. Jacinto Vera, el primer obispo del Uruguay. Don Jacinto fue un misionero infatigable, pastor cercano al pueblo, que se hizo presente en todo nuestro territorio, como lo atestiguan los libros parroquiales de la época, donde dejó estampada su firma. Su beatificación puede estar cercana, pero necesita también de nuestro apoyo: difundir el conocimiento de su vida, fomentar su devoción y, muy especialmente, cuando se ha recibido una gracia por su intercesión, comunicarla por correo electrónico a jverapostulacion@icm.org.uy

Santos de esta semana

El martes 30 recordamos a San Andrés, apóstol, uno de los primeros llamados por Jesús para ser “pescador de hombres”. El evangelio de Juan nos cuenta que fue él quien llevó a su hermano Pedro al encuentro de Jesús (Juan 1,40-42).
El viernes 3 de diciembre, San Francisco Javier, patrono de las misiones.
El sábado 4, San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia.

Fondo Común Diocesano

El próximo fin de semana en todas las comunidades se distribuirán sobres para la colecta del Fondo Común Diocesano, que se realizará el 11 y 12 de diciembre. Su colaboración será una forma de ayudar a sostener distintos servicios que, desde el Obispado, se prestan a toda la Diócesis. Agradezco desde ya su respuesta generosa.

Y esto es todo por hoy, amigas y amigos. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

jueves, 25 de noviembre de 2021

60 años de la creación de la Diócesis de Canelones.

San Juan XXIII, el Papa que
creó la Diócesis de Canelones

Misa en la Catedral Nuestra Señora de Guadalupe

Lecturas

1 Corintios 3,9-17
Mateo 18,16-20

Homilía

Queridas hermanas, queridos hermanos:

Estamos reunidos esta tarde, en torno al altar de la Iglesia Catedral, ante todo, para dar gracias al Señor por estos sesenta años de vida diocesana.
El 25 de noviembre de 1962 el papa San Juan XXIII creó la Diócesis de Canelones, dándole como extensión el departamento del mismo nombre. Hasta entonces, el territorio formaba parte de la Arquidiócesis de Montevideo y de la Diócesis de San José de Mayo.

Iglesia significa “convocatoria”. Estamos aquí, no por iniciativa nuestra, sino porque hemos sido llamados. El Señor tuvo la iniciativa. Él nos ha llamado. Solo si reconocemos esa primacía del Señor podemos aceptarnos en nuestras diferencias y caminar juntos con Él y hacia Él, en comunión, en unidad.

San Pablo, en la primera lectura, nos muestra con dos imágenes: campo y edificio, esa iniciativa de Dios que, no solo comienza la obra, sino que sigue labrando y construyendo la Iglesia. Ustedes son campo de Dios y edificio de Dios, dice Pablo.
Aunque el apóstol recuerda que él también ha trabajado; más aún, que ha puesto los cimientos de esa comunidad de Corinto, e invita a “que cada cual se fije bien de qué manera construye”, el trabajo fundamental es la obra de la Gracia, que hace de la comunidad y de cada uno de sus miembros “templo de Dios”.

¿Qué han sido estos 60 años de vida diocesana? No es mucho en la vida de la Iglesia y no es mucho lo que puede decir quien recién llega a Canelones. Tal vez hay que empezar por recordar que la Iglesia en lo que hoy es el departamento de Canelones no comienza con la fundación de la Diócesis. Comenzó a estar presente con los fieles que fueron poblando su territorio y que se preocuparon de construir las primeras capillas: hacia 1759 la capilla de Canelón Chico, “en honra y veneración de Nuestra Señora de Guadalupe” y años más tarde la capilla de San Isidro de Las Piedras. A medida que fue creciendo la población y se fueron conformando los centros poblados de Villa Guadalupe y San Isidro de Las Piedras, los fieles pidieron la presencia estable de sacerdotes. El Obispo de Buenos Aires, diócesis a la que pertenecía en esa época la Provincia Oriental, fue erigiendo las primeras parroquias de lo que hoy es la Diócesis de Canelones.

En la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, dejó su huella el venerable Jacinto Vera, que llegó en 1842 y desde aquí atendió la vida espiritual de los fieles, preocupándose por la educación de los niños y jóvenes y emprendiendo misiones en Santa Lucía, Tala, Santa Rosa y otras capillas del territorio parroquial. La misión siguió estando presente en la vida de Mons. Vera, que siguió realizándolas como Vicario Apostólico y luego como primer Obispo del Uruguay, hasta morir en plena misión, el 6 de mayo de 1881.

Con el recuerdo del “misionero santo”, como se le ha llamado, vayamos al evangelio que ha sido proclamado hoy. Es el final de San Mateo, en el que Jesús envía a los Once: “hagan que todos los pueblos sean mis discípulos”. La Iglesia existe para evangelizar. Ser discípulo de Jesús lleva consigo ser misionero. El Señor vuelve a enviarnos, aquí en Canelones, a compartir, en este tiempo que ha tenido y tiene mucha desolación, la alegría del Evangelio, la alegría de haber encontrado a Jesucristo, que nos ha prometido “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”.

Encomendamos a Nuestra Señora de Guadalupe a todo el Pueblo de Dios que peregrina en Canelones, para que sigamos renovando siempre nuestro encuentro con el Señor en su Palabra y en los sacramentos y vivamos nuestra misión aquí, donde Él nos ha sembrado, Él, que es quien nos cultiva y nos construye, como campo suyo y edificio suyo que somos. A Él la gloria y alabanza por los siglos. Amén.

La Diócesis de Canelones
en el Uruguay

 

viernes, 19 de noviembre de 2021

“El que es de la verdad, escucha mi voz”. (Juan 18,33b-37). Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo.

 

Se acercaba en Jerusalén la fiesta de la Pascua. El prefecto Poncio Pilatos, máxima autoridad en la provincia romana de Judea, recibió a las autoridades judías que le presentaban a un hombre para que él lo juzgara. El prefecto preguntó de qué se le acusaba. La respuesta fue extraña: “si no fuera un malhechor, no te lo habríamos traído”. No había una acusación clara, aunque Pilatos parecía saber más de lo que le decían, porque encaró al sospechoso y le preguntó:
«¿Eres Tú el rey de los judíos?»
¿Qué respuesta esperaba Pilatos? Quien se proclamara rey de los judíos aparecería ante Roma como un sedicioso. Una respuesta negativa podía ser la de alguien injustamente acusado o la de un culpable que no quisiera auto incriminarse. La respuesta positiva, sabiendo que traería una inmediata condena, sería propia de un fanático, un zelote dispuesto a inmolarse por la causa.
La respuesta de Jesús, en cambio, es desconcertante:
«Mi realeza no es de este mundo
Si mi realeza fuera de este mundo,
los que están a mi servicio habrían combatido
para que Yo no fuera entregado a los judíos.
Pero mi realeza no es de aquí».»
Tal vez tenemos en nuestra memoria otra traducción de estas palabras: mi reino no es de este mundo. Pero “reino” hace pensar en un lugar, aunque no esté en este mundo. En cambio, “realeza” expresa la manera de ser rey. Jesús no es un rey al modo de los poderosos de este mundo. Su reino no debe ser confundido con ningún reino político. El es un rey servidor. Su realeza, su reinado, su reino es amor, amor que sirve. Su supremo acto de amor, su supremo acto de servicio, está a punto de producirse: su entrega en la cruz.
Aun desconcertado por la respuesta de Jesús, Pilatos no deja de reparar en la situación incongruente que tiene ante él. Un hombre que se proclama rey, pero que está arrestado y ha sido insultado y escarnecido. Por eso, vuelve a preguntar:
«¿Entonces Tú eres rey?»
La respuesta de Jesús es ahora afirmativa, pero amplía la dimensión de su realeza: su reino es Verdad.
«Tú lo dices: Yo soy rey.
Para esto he nacido y he venido al mundo:
para dar testimonio de la verdad.
El que es de la verdad, escucha mi voz».
Comentando estas palabras de Jesús, decía el Papa Benedicto XVI:
“Jesús ha venido para revelar y traer una nueva realeza, la de Dios; ha venido para dar testimonio de la verdad de un Dios que es amor (cf. 1 Juan 4,8-16) y que quiere establecer un reino de justicia, de amor y de paz (cf. Prefacio). Quien está abierto al amor, escucha este testimonio y lo acepta con fe, para entrar en el reino de Dios.”

Y concluyo yo, ahora: en este mundo donde todo se relativiza y parecen caer todas las certezas, volvamos a contemplar a Jesucristo reinando desde la cruz. Él ha dado la vida por la verdad. La verdad, en Él, no es una idea abstracta, no es un hallazgo científico ni el resultado de un brillante razonamiento: la verdad es él mismo, la verdad es su entrega en la cruz, la verdad es su amor que vence a la muerte. 

“¡A Él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos! Amén.” (segunda lectura, Apocalipsis 1,5-8)

Conferencia Episcopal del Uruguay

Del 10 al 16 estuvo reunida en Florida la asamblea de la Conferencia Episcopal del Uruguay. Fue una asamblea electiva y en ella se me pidió un servicio que ya desempeñé hace algunos años: el de Secretario General. Nuestro obispo emérito, Mons. Sanguinetti, continuará al frente de la Comisión de Cultura, en la que ha llevado adelante varias importantes iniciativas.

Comienza la Asamblea Eclesial

Desde hoy hasta el domingo 28 se realizará la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe. 50 personas estarán reunidas presencialmente en México, junto a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, mientras otros mil estaremos conectados, participando virtualmente desde todos los países de la región.
El propósito de la asamblea es recuperar las conclusiones de la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe que se reunió en Aparecida en 2007. El Papa Francisco, que, siendo arzobispo de Buenos Aires, fue uno de los principales redactores, ha señalado que hay allí una riqueza desconocida para muchos católicos. Volver a leer Aparecida, desde nuestra realidad actual, para reafirmar nuestra identidad de discípulos misioneros de Jesucristo y nuestro compromiso pastoral para que nuestros pueblos en Él tengan vida.
Para todo el que quiera hacerlo, será posible seguir las principales celebraciones, así como las ponencias que se presenten a lo largo de la semana. También es posible descargar los distintos documentos con los que trabajarán los asambleístas.
Todo ello en el sitio web: asambleaeclesial.lat

Diócesis de Canelones: 60 años

El 25 de noviembre de 1961 el Papa Juan XXIII creó la Diócesis de Canelones. El 2 de enero del año siguiente nombró Obispo a Mons. Orestes Santiago Nuti, hasta entonces Obispo de Melo. Mons. Nuti llegó a la Diócesis el 25 de marzo de 1962.
El jueves, en la Catedral, a las 19 horas, celebraremos con memoria agradecida los 60 años de nuestra diócesis canaria.

Calendario de la semana

El 21 de noviembre normalmente celebramos la Presentación de María; este año no lo hacemos al coincidir con Cristo Rey. Sin embargo, sí celebraremos la fiesta patronal de la Parroquia Nuestra Señora de La Paz. Éste es también, en Uruguay, el día de la vida consagrada. Nuestras felicitaciones a la comunidad de La Paz y a todas las personas consagradas que ofrecen en nuestra diócesis su testimonio y su servicio.

El lunes 22 recordamos a Santa Cecilia, virgen y mártir, patrona de la música.
Martes 23: San Clemente I, Papa y mártir; San Columbano, Abad.
Miércoles 24: Santos Andrés Düng-Lac, presbítero y compañeros mártires de Vietnam.
Jueves 25: Santa Catalina de Alejandría, virgen y mártir

El sábado 27, día de la Virgen de la Medalla Milagrosa, celebraremos la fiesta patronal de la parroquia a ella dedicada, que se encuentra en el Municipio 18 de Mayo, muy cerca del Hogar San José, de las Hermanas de Santa Teresa de Calcuta.

El domingo 28 es el primero del tiempo de Adviento. Comienza un nuevo año litúrgico y comenzamos también con un nuevo protocolo en este tiempo de pandemia. El aforo de los templos se ampliará a la totalidad de asientos disponibles, manteniendo, eso sí, el uso de la mascarilla y el alcohol en gel. El Adviento es un tiempo que, de por sí, nos llama a volvernos a Dios en actitud de conversión. Un tiempo para el encuentro o el reencuentro con el Señor en la Eucaristía y en los sacramentos.

Gracias, amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

viernes, 12 de noviembre de 2021

“De nuevo vendrá con gloria” (cf. Marcos 13, 24-32). Domingo XXXIII durante el año. Jornada Mundial de los Pobres.

“de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos y su reino no tendrá fin”.
Así dice el Credo Niceno-constantinopolitano, el Credo “largo”, a propósito de la segunda venida de Cristo: vendrá con gloria, a juzgar a vivos y muertos y a establecer definitivamente su Reino.
Estos dos últimos domingos del año se orientan hacia el futuro final de la humanidad.
Las lecturas de este domingo tienen un lenguaje apocalíptico. Apocalipsis, recordemos, significa revelación. Los escritos de este género utilizan imágenes fuertes, perturbadoras, podríamos decir hasta terroríficas. Así comienza este discurso de Jesús:
En aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán.
Pero en seguida agrega lo que realmente está en el centro de este anuncio:
Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria. Y Él enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte.
El anuncio fundamental es el de la segunda venida de Cristo, llamada Parusía, al final de los tiempos. ¿Cuándo ocurrirá eso? Todas las generaciones de cristianos se han preguntado sobre el momento de esta segunda venida de Cristo. Jesús nos ha revelado todo lo necesario para nuestra salvación, pero, sobre el momento de su venida: día, mes y año, no nos ha dicho nada.
La palabra de Jesús al respecto es manténgase en vela, vigilen, estén atentos, para perseverar en nuestra vida de fe ante todas las tentaciones y las pruebas de nuestro tiempo.
La primera carta a los Corintios nos conserva, en su forma original, una jaculatoria, es decir, una breve oración de los primeros tiempos cristianos: «Marana tha» es decir, «Ven, Señor Jesús» (1 Corintios 16,22).
La liturgia de este domingo y la de los dos primeros domingos de Adviento nos invita a pensar en esta venida. Pero no solo en esta época del año. En cada Eucaristía, cuando el sacerdote proclama: “Este es el sacramento de nuestra fe” y nos indica a Jesús presente en el altar, respondemos:
“Anunciamos tu muerte; proclamamos tu resurrección: ¡ven, Señor Jesús!”
Este debe ser nuestro anhelo constante, el mismo que tan vivamente sentía San Pablo: 

«Marana tha. ¡Ven, Señor Jesús!».

Jornada mundial de los pobres.

«A los pobres los tienen siempre con ustedes» (Mc 14,7) Con esas palabras de Jesús, tomadas del evangelio de Marcos, comienza el mensaje del Papa Francisco con motivo de la V Jornada Mundial de los Pobres que también se celebra este domingo. Les comparto parte de su mensaje:

Jesús no sólo está de parte de los pobres, sino que comparte con ellos la misma suerte. Esta es una importante lección también para sus discípulos de todos los tiempos. Sus palabras «a los pobres los tienen siempre con ustedes» también indican que su presencia en medio de nosotros es constante, pero que no debe conducirnos a un acostumbramiento que se convierta en indiferencia, sino a involucrarnos en un compartir la vida que no admite delegaciones. Los pobres no son personas “externas” a la comunidad, sino hermanos y hermanas con los cuales compartir el sufrimiento para aliviar su malestar y marginación, para devolverles la dignidad perdida y asegurarles la necesaria inclusión social. Por otra parte, se sabe que una obra de beneficencia presupone un benefactor y un beneficiado, mientras que el compartir genera fraternidad. La limosna es ocasional, mientras que el compartir es duradero. La primera corre el riesgo de gratificar a quien la realiza y humillar a quien la recibe; el segundo refuerza la solidaridad y sienta las bases necesarias para alcanzar la justicia. En definitiva, los creyentes, cuando quieren ver y palpar a Jesús en persona, saben a dónde dirigirse, los pobres son sacramento de Cristo, representan su persona y remiten a él.
Tenemos muchos ejemplos de santos y santas que han hecho del compartir con los pobres su proyecto de vida. Pienso, entre otros, en el padre Damián de Veuster, santo apóstol de los leprosos. Con gran generosidad respondió a la llamada de ir a la isla de Molokai, convertida en un gueto accesible sólo a los leprosos, para vivir y morir con ellos. Puso manos a la obra e hizo todo lo posible para que la vida de esos pobres, enfermos y marginados, reducidos a la extrema degradación, fuera digna de ser vivida. Se hizo médico y enfermero, sin reparar en los riesgos que corría, y llevó la luz del amor a esa “colonia de muerte”, como era llamada la isla. La lepra lo afectó también a él, signo de un compartir total con los hermanos y hermanas por los que había dado la vida. Su testimonio es muy actual en nuestros días, marcados por la pandemia de coronavirus. La gracia de Dios actúa ciertamente en el corazón de muchos que, sin aparecer, se gastan por los más pobres en un concreto compartir.

Calendario

Este mismo domingo, viviremos un ansiado reencuentro: volvemos a peregrinar a Florida como Pueblo de Dios para reencontrarnos con nuestra “capitana y guía”, la Virgen de los Treinta y Tres.
El lunes 15 recordamos a San Alberto Magno, obispo y doctor de la Iglesia.
El martes 16, Santa Margarita de Escocia y Santa Gertrudis, virgen.
El miércoles 17, una memoria muy querida, los mártires de las Misiones Jesuíticas entre los guaraníes: santos Roque González, Alfonso Rodríguez y Juan del Castillo.
El jueves 18, la Dedicación de las basílicas de san Pedro y san Pablo. Fueron construidas sobre la tumba del apóstol del cual toman su nombre. Cuando los obispos hacemos la visita llamada “Ad limina apostolorum”, en la que nos encontramos con el Papa y con los organismos de la Santa Sede, vamos también en peregrinación a los sepulcros de los apóstoles.
El viernes 19 celebramos la memoria de Santa Isabel de Hungría, patrona de la parroquia de Salinas; pero la fiesta patronal la celebraremos el sábado 20, a las 18 horas.

Noticias

Ha sido una grata notica el anuncio de la canonización de siete beatos que se celebrará en Roma el domingo 15 de mayo de 2022. Entre ellos se cuenta la madre Francisca Rubatto, fundadora de las Hermanas Capuchinas de Loano. Cuando fue beatificada, san Juan Pablo II la saludó como primera beata del Uruguay; ahora será la primera santa.
También será canonizado Charles de Foucauld, el Hermanito Carlos. Muchos conocemos y rezamos su “oración de abandono”.
En la misma ceremonia, será canonizada Maria Domenica Mantovani, fundadora de las Pequeñas Hermanas de la Sagrada Familia, que tiene una comunidad en nuestra diócesis, en Progreso.
Y ya que hablamos de santos y beatos, recordemos que hace poco fue aprobada la beatificación de la Madre Berenice, fundadora de las Hermanitas de la Anunciación, que están en Barros Blancos y del Papa Juan Pablo primero.
Que todos ellos intercedan por nuestra comunidad diocesana.

Gracias, amigas y amigos, por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

jueves, 4 de noviembre de 2021

“Ella dio todo lo que poseía” (Marcos 12,38-44). Domingo XXXII durante el año.

Jesús ha llegado a Jerusalén. No es la primera vez que viene, pero será la última. El evangelista Marcos nos presenta estas dos escenas que ocurren en el templo en los días previos a la pasión y muerte de Jesús.
En la primera escena, Jesús instruye a la multitud, a partir de una dura crítica a los escribas o doctores de la Ley:

«Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con más severidad».
Jesús los acusa de hipocresía, vanidad, avaricia, orgullo, “oración” aparente. Buscan los primeros puestos, tener buena imagen; no tienen escrúpulos en despojar a las viudas de sus pocos bienes.
En la segunda escena, entre otras personas, aparece, precisamente, una viuda que llama la atención de Jesús y le suscita un comentario.
Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia. Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre.
En el Pueblo de Dios, la mujer viuda, junto con el huérfano y el extranjero, configuraba un trío de pobres y desamparados sobre los que se reclamaba especial atención. Quedarse con los bienes de las viudas -como denunció Jesús respecto a los escribas- era, realmente, aprovecharse de personas indefensas.
La viuda de este evangelio colocó dos pequeñas monedas en el tesoro del templo.
Ese gesto sencillo puede ser interpretado de muchas maneras.
¿Cómo lo verían los discípulos de Jesús? En el capítulo 6 de este mismo evangelio, frente a una multitud hambrienta, Jesús les dice a sus discípulos: “denles ustedes de comer”.
La respuesta de ellos fue:
¿Quieres que vayamos y compremos doscientos denarios de pan y les demos de comer? (Marcos 6,37)
El denario era la moneda con la que se pagaba el jornal. Los discípulos le señalan a Jesús que es necesario mucho dinero para lo que él pide. Ese mucho dinero, que no tienen, sería más útil para ayudar a los demás que las moneditas de la viuda. Los discípulos miran la cantidad y ven que es muy poca.
Otro punto de vista es la finalidad de la ofrenda de la viuda. La pone en el tesoro del templo. Su ofrenda está destinada al sostenimiento del culto. Jesús ha denunciado a hombres que fingen hacer oraciones. Un culto falso y vacío. Sin embargo, Jesús no se opone al culto. No está contra el templo, sino contra aquellos que deforman el auténtico culto que se debe dar a Dios “en espíritu y en verdad”.
Precisamente, eso es lo que Jesús ve en la ofrenda de la viuda y así se lo señala a sus discípulos:
«Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir».
Jesús no mira la cantidad, sino la calidad. Aquellos cambistas que Jesús echó del templo, un poco antes del episodio de hoy, tenían balanzas para pesar las monedas y así determinar la cantidad de oro o plata que tenía cada pieza. Jesús no mira el peso de las dos moneditas de cobre ni de los doscientos denarios que hubieran querido tener sus discípulos. Jesús mira y mide el corazón que se pone en cada gesto.
Jesús ve que los demás dan de lo que les sobra; su vida se la reservan para sí mismos; en cambio, la viuda pobre entrega en esas moneditas su vida misma, porque dio todo lo que tenía para vivir.
Nuestra mentalidad moderna, racional, puede plantearse la pregunta: ¿es razonable que la viuda dé al templo todo lo que tiene? ¿de qué va a vivir? Sin embargo, la ofrenda es expresión de su fe, de su total confianza en el Señor. En definitiva, es ella quien realiza el culto agradable a Dios, porque se entrega ella misma en sus manos.
Esa es la fe que Jesús pide a sus discípulos.

Virgen de los Treinta y Tres

Este lunes 8, celebramos a la Virgen de los Treinta y Tres, patrona del Uruguay y de varias capillas de nuestra diócesis. Su santuario se encuentra en la ciudad de Florida, hacia donde peregrinaremos el domingo 14.

Dedicación de la Basílica de Letrán

El martes 9 recordamos la dedicación de la Basílica de Letrán. ¿Por qué se celebra esta fiesta en toda la Iglesia? Esto tiene relación con el título del Papa como Obispo de Roma. Roma es una diócesis y tiene una catedral. Podríamos pensar que la catedral del Papa es la basílica de San Pedro, pero no es así. La catedral de Roma es esta basílica de Letrán, considerada “madre y cabeza de todas las Iglesias de Roma y del mundo”. O sea, es la Iglesia Matriz en la Iglesia Católica.
Se la suele llamar “San Juan de Letrán”, pero, en realidad, está dedicada, en primer lugar, a Cristo Salvador y tiene como copatronos a los dos grandes Juanes: San Juan Bautista y San Juan Evangelista.
Conmemorar la dedicación de esta Iglesia es un gesto, un signo de afecto y de unidad con el sucesor de Pedro.

Santos de la semana

Y completamos el santoral de esta semana:
Miércoles 10 – San León Magno, Papa y doctor de la Iglesia
Jueves 11 – San Martín de Tours, obispo
Viernes 12 – San Josafat, obispo y mártir

Conferencia Episcopal del Uruguay

El miércoles 10 comienza en Florida la asamblea de la Conferencia Episcopal del Uruguay. Concluye así un trienio marcado por la pandemia y por varios cambios de Obispos:
El 15 de marzo del año pasado, al comienzo de la emergencia sanitaria, la diócesis de Minas quedó unida a la de Maldonado-Punta del Este. Mons. Milton Tróccoli quedó al frente de la nueva diócesis Maldonado-Punta del Este-Minas.
El 15 de agosto de ese año, Mons. Arturo Fajardo fue trasladado de San José de Mayo a Salto, meses después del fallecimiento de Mons. Fernando Gil.
En este año, el 18 de abril, la diócesis de Canelones me recibió como su nuevo pastor y quedó vacante la diócesis de Melo.
Luego, el 22 de agosto, Mons. Fabián Antúnez fue ordenado obispo para la diócesis de San José de Mayo.
El pasado 30 de octubre, Mons. Pablo Jourdán asumió la diócesis de Melo.
En dos años ha habido cinco cambios en un total de nueve diócesis (incluyendo Montevideo).
Nos disponemos ahora, pastores y pueblo de Dios, a profundizar nuestro caminar juntos, participando en el Sínodo convocado por el Papa Francisco: “Por una iglesia sinodal – comunión, participación, misión”. Invito a todos a interesarnos por esta consulta que se ha iniciado ya en muchas parroquias. Se quiere escuchar también la voz de quienes están alejados. Participemos y recemos para que el Espíritu Santo nos ayude a encontrar los caminos de Dios en el tiempo que nos toca transitar.

Gracias, amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.