viernes, 12 de noviembre de 2021

“De nuevo vendrá con gloria” (cf. Marcos 13, 24-32). Domingo XXXIII durante el año. Jornada Mundial de los Pobres.

“de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos y su reino no tendrá fin”.
Así dice el Credo Niceno-constantinopolitano, el Credo “largo”, a propósito de la segunda venida de Cristo: vendrá con gloria, a juzgar a vivos y muertos y a establecer definitivamente su Reino.
Estos dos últimos domingos del año se orientan hacia el futuro final de la humanidad.
Las lecturas de este domingo tienen un lenguaje apocalíptico. Apocalipsis, recordemos, significa revelación. Los escritos de este género utilizan imágenes fuertes, perturbadoras, podríamos decir hasta terroríficas. Así comienza este discurso de Jesús:
En aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán.
Pero en seguida agrega lo que realmente está en el centro de este anuncio:
Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria. Y Él enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte.
El anuncio fundamental es el de la segunda venida de Cristo, llamada Parusía, al final de los tiempos. ¿Cuándo ocurrirá eso? Todas las generaciones de cristianos se han preguntado sobre el momento de esta segunda venida de Cristo. Jesús nos ha revelado todo lo necesario para nuestra salvación, pero, sobre el momento de su venida: día, mes y año, no nos ha dicho nada.
La palabra de Jesús al respecto es manténgase en vela, vigilen, estén atentos, para perseverar en nuestra vida de fe ante todas las tentaciones y las pruebas de nuestro tiempo.
La primera carta a los Corintios nos conserva, en su forma original, una jaculatoria, es decir, una breve oración de los primeros tiempos cristianos: «Marana tha» es decir, «Ven, Señor Jesús» (1 Corintios 16,22).
La liturgia de este domingo y la de los dos primeros domingos de Adviento nos invita a pensar en esta venida. Pero no solo en esta época del año. En cada Eucaristía, cuando el sacerdote proclama: “Este es el sacramento de nuestra fe” y nos indica a Jesús presente en el altar, respondemos:
“Anunciamos tu muerte; proclamamos tu resurrección: ¡ven, Señor Jesús!”
Este debe ser nuestro anhelo constante, el mismo que tan vivamente sentía San Pablo: 

«Marana tha. ¡Ven, Señor Jesús!».

Jornada mundial de los pobres.

«A los pobres los tienen siempre con ustedes» (Mc 14,7) Con esas palabras de Jesús, tomadas del evangelio de Marcos, comienza el mensaje del Papa Francisco con motivo de la V Jornada Mundial de los Pobres que también se celebra este domingo. Les comparto parte de su mensaje:

Jesús no sólo está de parte de los pobres, sino que comparte con ellos la misma suerte. Esta es una importante lección también para sus discípulos de todos los tiempos. Sus palabras «a los pobres los tienen siempre con ustedes» también indican que su presencia en medio de nosotros es constante, pero que no debe conducirnos a un acostumbramiento que se convierta en indiferencia, sino a involucrarnos en un compartir la vida que no admite delegaciones. Los pobres no son personas “externas” a la comunidad, sino hermanos y hermanas con los cuales compartir el sufrimiento para aliviar su malestar y marginación, para devolverles la dignidad perdida y asegurarles la necesaria inclusión social. Por otra parte, se sabe que una obra de beneficencia presupone un benefactor y un beneficiado, mientras que el compartir genera fraternidad. La limosna es ocasional, mientras que el compartir es duradero. La primera corre el riesgo de gratificar a quien la realiza y humillar a quien la recibe; el segundo refuerza la solidaridad y sienta las bases necesarias para alcanzar la justicia. En definitiva, los creyentes, cuando quieren ver y palpar a Jesús en persona, saben a dónde dirigirse, los pobres son sacramento de Cristo, representan su persona y remiten a él.
Tenemos muchos ejemplos de santos y santas que han hecho del compartir con los pobres su proyecto de vida. Pienso, entre otros, en el padre Damián de Veuster, santo apóstol de los leprosos. Con gran generosidad respondió a la llamada de ir a la isla de Molokai, convertida en un gueto accesible sólo a los leprosos, para vivir y morir con ellos. Puso manos a la obra e hizo todo lo posible para que la vida de esos pobres, enfermos y marginados, reducidos a la extrema degradación, fuera digna de ser vivida. Se hizo médico y enfermero, sin reparar en los riesgos que corría, y llevó la luz del amor a esa “colonia de muerte”, como era llamada la isla. La lepra lo afectó también a él, signo de un compartir total con los hermanos y hermanas por los que había dado la vida. Su testimonio es muy actual en nuestros días, marcados por la pandemia de coronavirus. La gracia de Dios actúa ciertamente en el corazón de muchos que, sin aparecer, se gastan por los más pobres en un concreto compartir.

Calendario

Este mismo domingo, viviremos un ansiado reencuentro: volvemos a peregrinar a Florida como Pueblo de Dios para reencontrarnos con nuestra “capitana y guía”, la Virgen de los Treinta y Tres.
El lunes 15 recordamos a San Alberto Magno, obispo y doctor de la Iglesia.
El martes 16, Santa Margarita de Escocia y Santa Gertrudis, virgen.
El miércoles 17, una memoria muy querida, los mártires de las Misiones Jesuíticas entre los guaraníes: santos Roque González, Alfonso Rodríguez y Juan del Castillo.
El jueves 18, la Dedicación de las basílicas de san Pedro y san Pablo. Fueron construidas sobre la tumba del apóstol del cual toman su nombre. Cuando los obispos hacemos la visita llamada “Ad limina apostolorum”, en la que nos encontramos con el Papa y con los organismos de la Santa Sede, vamos también en peregrinación a los sepulcros de los apóstoles.
El viernes 19 celebramos la memoria de Santa Isabel de Hungría, patrona de la parroquia de Salinas; pero la fiesta patronal la celebraremos el sábado 20, a las 18 horas.

Noticias

Ha sido una grata notica el anuncio de la canonización de siete beatos que se celebrará en Roma el domingo 15 de mayo de 2022. Entre ellos se cuenta la madre Francisca Rubatto, fundadora de las Hermanas Capuchinas de Loano. Cuando fue beatificada, san Juan Pablo II la saludó como primera beata del Uruguay; ahora será la primera santa.
También será canonizado Charles de Foucauld, el Hermanito Carlos. Muchos conocemos y rezamos su “oración de abandono”.
En la misma ceremonia, será canonizada Maria Domenica Mantovani, fundadora de las Pequeñas Hermanas de la Sagrada Familia, que tiene una comunidad en nuestra diócesis, en Progreso.
Y ya que hablamos de santos y beatos, recordemos que hace poco fue aprobada la beatificación de la Madre Berenice, fundadora de las Hermanitas de la Anunciación, que están en Barros Blancos y del Papa Juan Pablo primero.
Que todos ellos intercedan por nuestra comunidad diocesana.

Gracias, amigas y amigos, por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

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