domingo, 30 de septiembre de 2012

De Domingo a Domingo: crónica de ocho intensos días

Domingo 30 a la noche. Hace un rato terminó la Misa en la Parroquia San José Obrero de Treinta y Tres, con la que concluyó "la Fiesta del Reino", que esta comunidad celebra cada año. Mientras reviso las fotos de estos días, voy recordando lo principal de lo que ha sido una intensa semana.

Gruta del P. Pío, Averías (Treinta y Tres)
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Hace ocho días... la mañana del domingo 23 me encontró en Cerro Chato, aprontándome para salir hasta el paraje de Averías, cerca de Valentines, hacia el lado de Treinta y Tres. Allí, en una propiedad privada, el dueño construyó una Gruta con una imagen del Padre Pío. Todos los años, con mucha generosidad, el domingo más cercano al 23 de setiembre (en este año, el mismo 23) abre su casa y se organiza para recibir a numerosos peregrinos. Allí acudimos con el P. Sebastián, párroco de Cerro Chato. Celebramos la Misa, hubo bautismos y hasta un casamiento.
En la noche, a las 19:30, misa en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, en Melo, celebrando la clausura del Cursillo de Cristiandad de Mujeres.

El lunes -menos mal- no fue un día particularmente comprometido, aunque sí de preparativos. Esa noche debíamos tener reunión del Oficio Catequístico Diocesano, pero la suspendimos por la amenaza de un temporal que luego no fue tan intenso, aunque no faltó la lluvia.

Reunión de los DECOS diocesanos
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Esa noche viajé a Montevideo, donde tuve el martes una reunión de los DECOS (Departamentos de Comunicación Social) de varias diócesis del Uruguay, organizada por el DECOS de la Conferencia Episcopal. Fue una jornada completa, en la que compartimos, en primer lugar, lo que se está haciendo en cada Diócesis. Luego tuvimos una teleconferencia con Daniel Cabaña, del centro Guadalupe de Argentina, que nos habló sobre la comunicación de la Iglesia en el mundo digital: sitios web, blogs, redes sociales...
Después del almuerzo, escuchamos al P. Guillermo Buzzo, de la Diócesis de Salto, que compartió algunos de los planteos recogidos en un curso que recibió sobre comunicación institucional, especialmente para momentos de crisis. Luego del almuerzo trabajamos en "comunicación y misión continental", y finalizamos con la celebración de la Eucaristía en la capillita de la sede de la CEU.

Reunión del Secretariado de la CEU
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El miércoles fue otro día de jornada en Montevideo. Desde la mañana, en el Centro Pastoral Arquidiocesano, se reunió el Secretariado de la CEU: vicarios pastorales de las diócesis y secretarios ejecutivos de los departamentos y comisiones de la CEU. Esta jornada surgió del interés de los secretarios por conocer lo que se hace en cada uno de los departamentos de la CEU y el de los vicarios por pensar en cómo evaluar las actuales Orientaciones Pastorales de la conferencia episcopal. La reunión fue muy productiva, muy ágil, y quedó hecho un tramo de camino para avanzar en la próxima reunión, que ya será en noviembre, durante la asamblea de la CEU.
La tarde la terminamos reuniéndonos en la CEU los miembros del Consejo Permanente. Hasta allí llegó la TV y alguna llamada de prensa pidiendo el parecer de la Iglesia sobre la ley del aborto aprobada en la noche anterior en diputados. Reafirmamos nuestra defensa de la vida desde el momento mismo de su concepción, y del derecho a la vida como el primordial, que no puede ponerse en el mismo plano que otros derechos.

Misa Colegio Ntra. Sra. de las Mercedes, Río Branco
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El jueves 27 -26 años de mi ordenación sacerdotal y 9 de la episcopal- comencé la jornada con nuestro programa ¡Qué bien se está aquí! por Radio María en Melo. Muchos saludos y temas variados, compartiendo con los oyentes la vida de la Diócesis.
En la tarde, misa en la parroquia de Río Branco, con motivo de la fiesta patronal del Colegio Nuestra Señora de las Mercedes, trasladada desde el día 24.

Capilla San Andrés, Chacras de Melo, Pquia. San José Obrero.
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Viernes 28: en la mañana, misa en el Colegio María Auxiliadora de Melo.
En la tarde, temprano, misa en la Capilla San Andrés, en Chacras de Melo, para bendecir su altar. Presido la celebración acompañado por el P. Michael y el Diácono Mario. Vivimos un momento muy intenso de celebración y de fiesta junto a la comunidad.

Tapa del libro que recoge el testimonio de vida
de Mons. Roberto Cáceres
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En la noche, presentación del libro de Tomás Sansón Corbo, extenso reportaje a Mons. Cáceres: Levadura, fuego y sal. Una historia de la Iglesia en el Uruguay en el testimonio de Mons. Roberto Cáceres. Estuvimos allí Mons. Roberto, el autor, nuestra editora, Laura Álvarez Goyoaga, el Diácono Néstor Silvestre, la Prof. Ethel Dutra. La Directora de Cultura de la IMCL, Susana Escudero, nos dio la bienvenida a la Sala de Actos de la Biblioteca Juana de Ibarbourou. Después de que hablamos todos los integrantes del panel, Mons. Roberto nos emocionó presentándonos el capítulo no escrito, para el cual, como nos manifestó se viene preparando: el final de su vida. ¡Un muy fuerte testimonio de esperanza cristiana!

Fiesta Patronal en la Capilla Santa Teresita, Melo
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La Capilla Santa Teresita, de la Parroquia Jesús Buen Pastor, en Melo, adelantó su fiesta patronal, celebrándola el sábado. Allí estuvimos, junto con Mons. Roberto Cáceres y el P. Manolo.

"Fiesta del Reino" en la Pquia. San José Obrero, Treinta y Tres
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Misa y Bautismo de adultos en San José Obrero, Treinta y Tres
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Y este último domingo de setiembre comenzó también con Mons. Roberto, compartiendo Rueda de Amigos por Radio María, en Melo.
De allí, a Treinta y Tres, para participar en la "Fiesta del Reino" de la parroquia San José Obrero. A las doce, presentando mi charla sobre el Año de la Fe, que vengo haciendo en las diferentes parroquias. Luego, el almuerzo, cantarola, y con la Misa de las 19:30 terminó la jornada. En la Misa escuchamos testimonios de distintos servicios y obras de la parroquia en los cuales se ve crecer el Reino de Dios, y dos jóvenes fueron bautizadas, luego de varios meses de preparación en el Catecumenado de Adultos.
+ Heriberto

sábado, 22 de septiembre de 2012

Bodas de Oro del P. José Sanchis, párroco de Fray Bentos


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Fue el último sacerdote uruguayo ordenado antes del comienzo del Concilio Vaticano II. En el día de hoy se cumplieron 50 años de su ordenación sacerdotal. La mayor parte de esas cinco décadas ha estado al frente de la Parroquia Nuestra Señora del Pilar, en la ciudad de Fray Bentos, en la Diócesis de Salto. Ha seguido no sólo el pulso de la comunidad creyente, sino también el de una ciudad que ha visto cerrar el otrora emblemático frigorífico Anglo, embarcarse en proyectos que muchas veces quedaron en vanos fuegos de artificio y hoy ha recibido una de las mayores -si no la más grande- inversión industrial realizada en el Uruguay, con la planta productora de celulosa. El territorio parroquial alcanza a las poblaciones de San Javier y Nuevo Berlín y también la Colonia Tomás Berreta. Junto a la comunidad parroquial, numerosos sacerdotes se hicieron presentes, así como el Obispo de Salto y el Obispo de Mercedes. Mons. Bodeant, que fue en los comienzos de su ministerio sacerdotal vicario parroquial del P. Sanchis, también llegó desde Melo para celebrar junto al P. José Luis Sanchis estos cincuenta años y los ciento cincuenta de presencia evangelizadora en esta zona del litoral del río Uruguay. Transcribimos a continuación un testimonio del P. Sanchis publicado en el boletín ALGO NUEVO de la Diócesis de Salto.

Me llamaron de “Algo Nuevo”, pidiendo escriba dos palabras sobre los 50 años que llevo de sacerdote.
No puedo decir que no, pero me cuesta decir que si!
Hablar de lo que hice o dejé de hacer es como ponerme de centro y, aún siendo egoísta, eso me cae mal. ¡Me produce cierto escozor! Es algo de lo cual no hablo con gusto.
Sin embargo estoy muy a gusto y feliz de que Dios me permita llegar a este momento.
Pero El me eligió para hablar de él, no para hablar de mi!
Sin embargo es peor decir “no”: es como ponerse de interesante y hacer una niñería.
Entonces, no tengo más remedio que hacerlo.
Pero, sin pensar mucho!, dejando que fluya lo primero que salga! Al fin y al cabo, lo primero que sale es lo más propio de nosotros mismos: lo que está más a flor de piel.
Si me pongo a pensar, no voy a decir lo que soy sino lo que he pensado que debo ser, o, algo que estudié! Y ese ya no soy yo, sino mi mente.
Pido disculpas si lo que diga sea muy pobre, pero no pienso elaborarlo mucho. Será muy pobre, pero será lo más cercano a la realidad!
Antes que nada: lo que interesa no es mi vida sino la vida de las comunidades con quienes compartí. La Catedral primero; Guichón después y, como me dijo Mons. Mendiharat cuando me trasmitió lo decidido por Mons. Viola, “por este año vas a Fray Bentos”. De esto ya hace 44 años y medio. Intenté aplicar los cuatro criterios diocesanos de “Evangelización, Corresponsabilidad, Pobreza y Servicio de la Iglesia, Comunidades Cristianas de Base”, lo que cambió completamente la organización y administración parroquial.
Promoción de la Liturgia diocesana, grupos de reflexión primero que luego se convirtieron en CEBs, Movimiento de Adolescentes, Scouts, formación de catequistas, preocupación por la problemática social y defensa de los más perseguidos, problemática de ser vigilados, calumniados, haciendo causa
común con los perseguidos como Mons. Mendiharat y tantos otros; promoción y formación de los Ministros laicos, fomento de la oración bíblica, etc. Todo esto compartido con compañeros sacerdotes como [Enrique] Pertusatti, Juan Masnou, Vìctor Couto, Beto [Heriberto Bodeant], Luigi [Verzè], etc.
La gente que ha estado en todas esas actividades son las merecedoras de nuestra admiración y gratitud.
Asumir todo eso como mérito personal es como robar lo hecho por otros.
Qué puedo decir de estos cincuenta años? Que el tiempo que me tocó vivir fue invalorablemente precioso.
Cuántos lo hubieran querido vivir y ciertamente lo hubieran vivido mucho mejor que yo! Ordenado inmediatamente antes del Concilio, me tocó vivir su desarrollo y su puesta en práctica.
No entendí en un comienzo todo lo que él nos pedía y aportaba. Viví en el filo de la cuchilla hasta que Dios me empujó hacia el lado de su aceptación total y de jugarme por él.
Soy consciente que aporté poco, pero también soy consciente de que sí intenté hacerlo.
Dar a conocer sus grandes líneas a la comunidad, a los compañeros sacerdotes con quienes intenté ser fiel a él, fue la preocupación …!
Intentamos darlo a conocer creando aquellas estructuras, que él inspiraba, y con las cuales luchamos para renovar.
Ciertamente ese fue el momento más maravilloso de toda mi vida de sacerdote. Toda la vida la viví dentro del ambiente del concilio. Y, luego, de Medellín y Puebla y Santo Domingo y ahora de Aparecida. Todo esto en el clima de la gran asamblea diocesana de 1968 y del primer plan pastoral formalmente elaborado y estructurado en 1985 y de todos los que se fueron haciendo después.
De mí no puedo hablar mucho. Y, de hacerlo, tendría que hacerlo defendiendo que lo que hice era lo que debía hacer, o pidiendo perdón por las macanas realizadas.
En ambos casos no estaría haciendo aquello para lo cual me llamó Dios al ministerio.
Sí puedo decir que hice lo que pude, intenté sobrellevar las adversidades sin dejarme vencer por los fracasos personales o diocesanos.
Metocó sufrir y disfrutar, progresar y retroceder.
Soy un convencido de que no valgo ni un poquito más por haber llegado a los 50 años y que eso ni me agrega ni me quita nada.
Lo vivido está vivido. Lo hice bien o mal, sólo Dios lo sabe.
Lo que sí sé, es que me hace sentir contento.
No quiero recordar las muchas cosas que pasaron en estos años. Son cosas que me tocaron vivir, fruto de mucha gente muy válida, con la que tuve la oportunidad de compartir, de ser servido y servir. Sé que a muchos los he ayudado, también sé que los podría haber ayudado mucho más.
Por eso prefiero no hacer evaluaciones porque no soy quién para juzgar lo bien o mal que viví. Esto lo hace Dios que es en definitiva quien me ha dado todo a través de todos.
Estoy agradecido a los que me quieren y quisieron. Sobre todo a esta Comunidad de Fray Bentos.
Bendito sea Dios!
José Luis Sanchis - Cura Párroco

domingo, 16 de septiembre de 2012

Crónicas de un Oriental desde el Oriente cubano (9)

El Obispo emérito de Melo, Mons. Luis del Castillo, que hace ya dos años se encuentra de misión en una comunidad jesuita de Santiago de Cuba, ha retomado sus crónicas en las que comparte algunas noticias de su vida y misión en Cuba.
 
Cambios en la comunidad
El padre Jorge Machín, el jesuita cubano, pasó a integrar una comunidad nueva en la Diócesis de Matanzas. Animará un Centro de Espiritualidad en la localidad de Colón.
Regresó el catalán Joan Rovira y se incorpora el dominicano Francisco Escolástico. 

Un nuevo servicio pastoral
Al redistribuir los ministerios me corresponde ahora animar las comunidades semi rurales de El Cristo y San Vicente.
El templo del Valle de San Vicente, construido en 1908, es una joyita enteramente de madera que figura con foto en la enciclopedia Tesoro de la Juventud. A un costado, un terreno baldío a modo de plaza, congrega a la muchachada para escuchar reguetón,  tomar ron y cerveza. Pero el sábado a las cuatro de la tarde para la música por respeto a la primera campanada que convoca para la misa. Terminado el canto final reanudan los parlantes con música grabada a todo volumen.
Hace poco variamos la programación sabatina con música religiosa en vivo que ofreció el coro de estudiantes extranjeros de nuestra parroquia de Vista Alegre. La vitalidad de los jóvenes mayoritariamente haitianos y africanos impactó al vecindario. Fueron despedidos a los gritos de “¡vuelvan!”

Clases de Filosofía
Después de cincuenta años me reencuentro con Descartes, Kant y Hegel. En Santiago funciona un Seminario regional que dirigen los Operarios Diocesanos. Por acuerdo con una universidad de la República Dominicana los seminaristas pueden obtener la Licenciatura en Filosofía. Para la Teología van al Seminario de La Habana. Los jesuitas completamos la nómina de profesores licenciados. Este próximo semestre tendré que volver a estudiar la Historia de la Filosofía Moderna.

Apoyando los cambios en la economía
Los cursos para pequeños empresarios por cuenta propia ya preparan la tercera edición en nuestra parroquia. También a fin de mes comienza un curso de especialización en creación y dirección de empresas, ofrecido conjuntamente por profesores españoles de la Universidad Católica de Murcia y cubanos del Instituto Pérez Serantes de la Arquidiócesis de Santiago. Se ofrece a candidatos que tengan título universitario.
Para la Fiesta del Caribe, evento anual santiaguero, vino una delegación de 17 uruguayos, casi todos de Las Piedras. Cantaron tango, bailaron candombe, pintaron un mural alusivo que adorna un mercado céntrico, explicaron la religiosidad afrouruguaya y proyectaron un futuro intercambio cultural, futbolístico, granjero y enológico entre Canelones y Santiago.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Los ochenta años de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, Melo


Mons. Cáceres presidió la Eucaristía con motivo de estos 80 años.


La Parroquia Nuestra Señora del Carmen fue erigida el 14 de setiembre de 1932 por Mons. Miguel Paternain, tercer Obispo de Melo. Recordemos que cuando decimos "parroquia", no nos estamos refiriendo al edificio, que es el templo o iglesia parroquial, sino a la comunidad de fieles que habita dentro de un territorio. La actual iglesia parroquial del Carmen fue primero una capilla, dependiente de la Parroquia Nuestra Señora del Pilar y San Rafael, cuyo templo es la Catedral de Melo.

Fue, precisamente, durante los festejos de la inauguración de la nave principal de la iglesia del Pilar y San Rafael, el 25 de mayo de 1876, que se realizó una procesión para colocar la piedra fundamental de la futura capilla de Nuestra Señora del Carmen. La misma está colocada a la izquierda de la entrada al templo, bajo uno de los ángulos sobre los que se apoya su torre.

Por ese entonces, Melo había aumentado su población y contaba con una única iglesia, la actual Catedral. Un vecino católico, Don Manuel Sóñora concibió el proyecto de construir y sostener a sus expensas una capilla en homenaje a su esposa, Carmen López. Un solar ubicado frente a la plaza nueva llamada "Oribe", hoy Plaza Independencia, había sido destinado desde hacía tiempo para la construcción de un nuevo templo. Allí fue colocada la piedra fundamental y doce años después, el 4 de mayo de 1888, el obispo de Montevideo (cuya diócesis abarcaba todo el Uruguay) Mons. Inocencio María Yéregui consagró la nueva capilla. Ese día fue llevada en procesión y entonizada la imagen de su patrona, Nuestra Señora del Carmen, traída de Italia.

Las campanas y el reloj de la Iglesia fueron donados por el Sr. Esteban Murga, traídos desde su pueblo natal de Victoria, en las Islas Canarias. Fueron colocados en 1890.

Un antiguo crucifijo fue donado en 1973 por la familia de Don Juan D. Silva.

Los valores arquitectónicos del templo le valieron la declaración de monumento histórico nacional en 1977.

En 1988 el templo celebró su centenario, coincidiendo con la visita de Su Santidad Juan Pablo II a Melo, quien, a su paso, bendijo a la iglesia y al pueblo reunido frente a ella.

En 1998 se hizo el altar fijo y el ambón en granito y se restauraron las imágenes ya existentes. Al año siguiente se reconstruyó el techo de tejas y se hizo un nuevo cielo raso de madera, manteniendo la estructura del antiguo.

martes, 11 de septiembre de 2012

Reunión del Clero de Melo en Treinta y Tres



En el día de hoy se reunió el Clero de la Diócesis de Melo: diáconos permanentes, presbíteros, obispo emérito y obispo diocesano participaron del encuentro que se llevó a cabo en la Parroquia El Salvador en la capital olimareña.
Luego de un tiempo de meditación y oración a partir de Presbyterorum Ordinis 13, texto del Concilio Vaticano II que habla sobre la función de santificar y la santificación de los presbíteros, los participantes escucharon al P. Daniel Martínez, licenciado en Sagrada Escritura, de la Arquidiócesis de Montevideo, que expuso los temas fundamentales de la Constitución Dei Verbum.
Luego del almuerzo se retomó la reunión considerando diversos temas pastorales: la fiesta diocesana a celebrar el domingo 21 de octubre en la ciudad de Melo; la evaluación de la Jornada Nacional de la Juventud y de la participación de algunos fieles en peregrinaciones a Salta; la peregrinación nacional a la Virgen de los Treinta y Tres en el comienzo del Año de la Fe; el encuentro anual del clero diocesano en Montevideo el 13 de noviembre y las próximas elecciones de autoridades del Círculo Católico de Obreros.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Recuerdo de Mons. Daniel Gil, a cuatro años de su Pascua

Celebrando Misa en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, Montevideo

Días de descanso en los lagos del sur de Argentina y Chile
En Roma, con el Hermano Villa
En días de lo que el llamaba "consolación romana"
Betel nos comparte estas fotos de Mons. Daniel Gil SJ, obispo emérito de Salto, fallecido el 7 de setiembre de 2008, a cuatro años de su Pascua.

lunes, 3 de septiembre de 2012

34ª Jornada Nacional de la Juventud: ¡Cuántas vidas cambiaron!




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"Encontrate con Cristo: tu vida cambiará". Más que un lema, una promesa, el de la 34ª JNJ de Uruguay.  ¿Cómo medir el cambio en la vida de una persona, a partir de un evento de dos días? ¿Cómo medir cuántas personas vivieron realmente ese cambio? Y la pregunta más fuerte: ¿cuánto durará ese cambio de vida?

Vengo de compartir con más de cuatro mil jóvenes la trigésima cuarta Jornada Nacional de la Juventud, convocada por la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal del Uruguay (perdonen lo largo, pero es que pienso en los muchos que leen desde fuera de Uruguay, y que no necesariamente entienden nuestras siglas JNJ, CNPJ, CEU).

Pensar que ésta es la 34ª Jornada me dice mucho. Tengo 57 años, y he vivido de muchas maneras las JNJ. En 1979, integrando el Equipo Nacional de PJ como joven delegado de la Diócesis de Salto, participé en la preparación de la primera, que se hizo en Montevideo con el lema "Tenemos la esperanza de construir el mañana unidos", tomado prestado de una canción del grupo español Jarcha. No pude estar en esa primera. Ese año, previo a mi entrada al Seminario, yo trabajaba de mañana como adscripto en el Liceo de Young, de tarde tenía un segundo año en la Escuela 52 y algunas noches tenía práctica del profesorado de historia que hacía en Paysandú; no sé de dónde sacaba tiempo para la PJ. Al año siguiente, ya en el Seminario, estuve en la segunda JNJ, "Nuestro pueblo necesita nuestra fuerza". Fuerza necesitábamos para que no nos barriera el temporal en el Liceo La Mennais, donde se hizo la jornada.

Y así seguimos: Paysandú, Mercedes, Minas... Ayer de mañana, en el momento de oración en Playa Mansa, recordé el momento de oración de la jornada de Minas. Sentados en gradas, rodeados de cerros, celebrando la Luz de Cristo con velas encendidas y el amanecer que fue abriéndose ante nuestros ojos. Creo que fue la JNJ que tuvo más gente. Y debe ser así, porque todavía hoy me encuentro gente de mi generación y hablando nos encontramos que ambos estuvimos en Minas.

Viví luego varias jornadas como sacerdote. Recién ordenado, me tocó acompañar en un año de transición al P. Horacio Penengo, que dejaba la asesoría de la Diócesis de Salto que yo asumí después. La jornada del 94 en Treinta y Tres me encontró como párroco en Sagrado Corazón de Paysandú. No fui, pero allá fueron los jóvenes de mi parroquia. Otra manera de seguirse sintiendo parte. En 2003 fui nombrado Obispo Auxiliar de Salto y en la CEU mis hermanos me eligieron como presidente de la CNPJ. Allí estuve seis años, y me tocaron dos JNJ de concentración nacional única: Melo en 2005 (como para que fuera conociendo la Diócesis en la que ahora estoy) y Tacuarembó en 2008, la 30ª JNJ.

En Melo animé a que celebráramos diocesanamente las JNJ, y así fue en 2009, 2010 y 2011 y ahora me he alegrado enormemente con la presencia de tres ómnibus de nuestra diócesis: uno de Melo, otro de Treinta y Tres y el tercero de los jóvenes vinculados a la familia Salesiana, que vivieron su tradicional "Acampada" previa y luego se unieron completamente a la JNJ.

Pero volvamos a las preguntas que me hacía al principio. El sábado de mañana, antes de salir para Maldonado, los jóvenes del ómnibus de Melo (Fraile Muerto, Tupambaé, Santa Clara, Catedral, Buen Pastor, San José Obrero) y de Treinta y Tres (Río Branco, San José Obrero, Cruz Alta) se encontraron en la parroquia San José Obrero de Treinta y Tres para celebrar la Eucaristía y recibir el envío, simbolizado en una pañoleta verde. El Evangelio proclamado fue el texto propuesto como motivación para la jornada: la curación del ciego Bartimeo narrada por Marcos. En la homilía, animé a los jóvenes a vivir el lema: buscar el encuentro con Cristo. Buscarlo, en primer lugar, en los hermanos: los compañeros de viaje y los demás jóvenes que encontráramos en los diferentes momentos de la jornada. Buscarlo en la oración, en la escucha de su Palabra, en el Sacramento de la Reconciliación y, sobre todo, en su presencia en la Eucaristía, presencia que íbamos a adorar el sábado y a recibir el domingo.
Por supuesto, no tengo manera de medir la intimidad de cada uno, pero los frutos se manifiestan. Del encuentro con Cristo vienen los frutos del Espíritu Santo: amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí (Gálatas 5,22-23). Muchos de ellos fueron visibles en los jóvenes a través de los diferentes momentos de la JNJ.

¿Cuánto puede durar esto? A pesar del corto tiempo (tres años) que pasaron con Jesús, hay un largo camino recorrido por los discípulos desde que "al instante, dejando las redes, lo siguieron" (Marcos 1,8) hasta el momento en que escuchan al Maestro decir "ustedes son los que han perseverado conmigo en mis pruebas" (Lucas 22,28)... y el Evangelio nos muestra que todavía les falta pasar por la prueba más grande, porque aún no ha tenido lugar la pasión y muerte de Jesús.
Por eso empecé pensando en los 34 años de jornadas. Si algunos simplemente "pasaron" alguna vez, y eso no fue más que un momento de entusiasmo, muchos han -hemos-  perseverado. Y no me refiero a seguir participando en las JNJ, sino en el seguimiento de Jesús, a quien hemos encontrado. Como los discípulos del Evangelio, sabemos que aunque hayamos perseverado, con todas nuestras fallas y debilidades, seguiremos encontrando pruebas, y lo seguiremos encontrando a Él en el camino.
Miro a estos jóvenes de 2012, muchos de ellos jovencitos, adolescentes. Muchos viviendo los normales dolores del crecimiento, de la búsqueda de su propia identidad y de su propio camino en la vida, algunos más marcados por otras situaciones de nuestro tiempo que los enfrentan a nuevos problemas familiares. Muchos viviendo las vicisitudes de la búsqueda de la amistad sincera. Los mayores, sintiendo el llamado a un compromiso serio con Jesús en su vida de estudio, de trabajo, de formación de su pareja o la pregunta por una vocación de especial consagración.
Una generación diferente, con otro mundo, nacido en otra plataforma... pero teniendo que pelear su propia batalla. Para ellos pido que este encuentro con Cristo que han vivido sea un verdadero "acontecimiento", mucho más que un "evento": algo que realmente toque su vida, la cambie y deje frutos que el tiempo permita aquilatar.


En nuestro tiempo de tanta "comunicación" mediatizada por las TIC, la JNJ nos ayuda a ver todo lo que vale el encuentro cara a cara, ir sentados "de a cuatro" en dos asientos del ómnibus para charlar, compartir una carpa, encontrarse en un grupo con gente de todos lados (y anotarse el FB de todos, claro), pero también, y lo digo desde lo que viví el sábado de noche, escuchando confesiones, lo que vale el Sacramento de la Reconciliación como encuentro con Jesucristo en la mediación de sus sacerdotes.


En los años en que, intermitentemente, he seguido más de cerca las decisiones que se toman en torno a la JNJ, me ha tocado escuchar, más de una vez, a quienes ponían en duda la oportunidad de continuar la JNJ. A veces eran los jóvenes ya mayores, que habían vivido la suya y que no veían que los nuevos que iban llegando estuvieran para aquello que ellos vivieron. Sin embargo, los nuevos lograban siempre rescatar la JNJ y darle su propia impronta. La JNJ 2012 fue el resultado de muchísimos esfuerzos de la CNPJ, de la Diócesis de Maldonado-Punta del Este y de las comunidades detrás de cada grupo participante y de cada joven en especial. El Padre nos regaló dos hermosísimos días, en un precioso rincón de su Creación para que viviéramos este encuentro con su Hijo, en la alegría del Espíritu Santo. La JNJ pasó; pero que el Encuentro con Cristo quede como semilla, como levadura, en el corazón de todos para que nuestra vida cambie en Él.

+ Heriberto, Obispo de Melo