jueves, 30 de abril de 2009

Saludo de los Obispos Uruguayos a los Trabajadores

"San José Obrero", obra del artista Miguel Barchi, de Paysandú, Uruguay, en la Parroquia San José Obrero de esa ciudad.

SALUDO DE LOS OBISPOS DEL URUGUAY
CON MOTIVO DEL DÍA DE LOS TRABAJADORES

1. En este primero de mayo los Obispos del Uruguay saludamos a los hombres y mujeres trabajadores.

2. Junto a nuestro pueblo valoramos y agradecemos el esfuerzo honesto que se lleva a cabo en la producción agropecuaria e industrial; en el hogar, la salud, la educación, el transporte, el comercio y demás servicios, para crear los bienes materiales y culturales que sostienen y hacen más humana la vida de todos los uruguayos.

3. Valoramos la trama de relaciones de amistad, compañerismo y solidaridad que se forja en el diario quehacer, contribuyendo a la cohesión del tejido social.

4. Valoramos las miradas que se elevan más allá de los intereses individuales o corporativos, para participar en la búsqueda del bien común y atender especialmente a las personas con capacidades diferentes y a las que sufren las consecuencias de la inestabilidad laboral, el desempleo y la retribución injusta.

5. Nos preocupa que los efectos de la crisis económica y ética global, de la prolongada sequía y los problemas energéticos que sufre nuestro país afecten sobre todo a quienes ya padecen a causa de muchas privaciones.

6. Nos preocupa también que se atribuya la crisis a meros aspectos coyunturales de la economía, dejando de lado la incidencia de las decisiones personales, la omisión de responsabilidades, la corrupción y la codicia que pueden anidar en cualquier corazón. Todo ello nos exige un discernimiento y un examen de conciencia, particularmente a aquellos que inciden directamente en las finanzas internacionales.

7. Reafirmamos la dignidad de la persona humana y la familia y el derecho de todo ciudadano a un trabajo humano y decoroso, como valores fundamentales que no pueden ser olvidados ni postergados,. En situaciones de naufragio y rescate de emergencia en las que coloca al mundo la presente crisis, son los primeros a considerar y salvar.

8. En el día de San José Obrero, elevamos nuestra oración para que el trabajo sea cada día mejor instrumento de humanización y lugar de realización del Reinado de Dios que se va abriendo paso en la vida y en la historia de todos los hombres.

Los Obispos del Uruguay

Florida, 27 de abril de 2009

domingo, 12 de abril de 2009

Felices Pascuas desde Guarapirú

Guarapirú, también conocido como "Cañada del Pueblo" es una pequeña población a la altura del km 115 de la ruta 26, entre Paysandú y Tacuarembó, Uruguay. No está sobre la ruta, sino que hay que entrar unos 15 km por un camino de ripio.
Desde hace dos años, la pequeña comunidad cristiana hace una peregrinación en cada Viernes Santo hasta un cerro donde hay una imagen de la Virgen en una pequeña gruta.
Este Viernes Santo, desde Tambores, donde estuve presidiendo las celebraciones de Semana Santa, fuimos a acompañarlos.
Por el camino. de acuerdo a la costumbre que se va formando, nos detuvimos para rezar en torno a un crucifijo, tal como aparece en la foto... pero la luz intervino para que allí evocáramos también la resurrección.
¡FELICES PASCUAS!
(Puedes hacer click en la foto para verla en tamaño más grande)

sábado, 11 de abril de 2009

Vigilia Pascual - Creer en Jesús Resucitado

Jesús Resucitado, imagen de la capilla "Jesús Resucitado", Barrio Tres Fronteras,
Bella Unión, Departamento de Artigas, Uruguay

El libro de los Hechos de los Apóstoles (17,15-34) nos cuenta que cuando los atenienses, siempre interesados en la última novedad, oyeron decir a Pablo que a Jesús Dios lo resucitó de entre los muertos, se burlaron y lo dejaron, diciendo "otro día te escucharemos sobre eso". Hasta ahí, Pablo iba bien. Había captado el interés de un auditorio refinado, acostumbrado a los debates filosóficos... pero la resurrección ¡era un disparate! (aunque algunos creyeron y se quedaron). Claro, podemos pensar nosotros: era difícil creer, así nomás, ese primer anuncio. Esos griegos nunca habían oído hablar de Jesucristo, y había tantas religiones...

Sin embargo, en las comunidades cristianas también había dificultades: "Si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, vana es nuestra fe (...) somos los más infelices de los hombres". Estas palabras de Pablo no son algo que dice por si había dudas, sino porque había dudas en sus comunidades. (1 Corintios 15,12-28). Claro, podemos ser comprensivos con esos cristianos. Después de todo, recién empezaban el camino de la fe. Es natural que hubiera dudas...

Pero si vamos más atrás, a los discípulos que estuvieron con Jesús, los que lo vieron resucitado, no hay problemas. No debería haberlos... ¿o sí?
Bueno, está el caso de Tomás. "Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré".
Claro, seguimos disculpando: Tomás no estaba cuando Jesús apareció. El necesitaba ver para creer, más todavía, quería tocar para creer. Cuando llegue el momento, cuando vea a Jesús, dirá "Señor mío y Dios mío", una clara profesión de fe (Juan 20,24-29).

En realidad, el Evangelio nos muestra que, frente a la aparición de Jesús resucitado, no todos "la tuvieron clara":
  • Mateo 28,17 nos dice que los discípulos "al verlo lo adoraron; algunos sin embargo dudaron".
  • En Marcos 16,14 Jesús se apareció a los Once y “les echó en cara su incredulidad”.
  • En la misma tarde del día de la resurrección, Jesús caminó con los discípulos de Emaús, pero "algo les impedía reconocerlo" (Lucas 24,16).
  • Juan 21,4 nos cuenta que, después de haberse aparecido a los discípulos varias veces, “Jesús estaba en la orilla, pero los discípulos no sabían que era Jesús”.
¿A qué viene todo esto? Dice el teólogo (hoy Cardenal) Walter Kasper:
"Se equivoca quien entienda este acontecimiento [la aparición de Jesús Resucitado] en el sentido de que se facilitó la fe a sus primeros testigos a base de un suceso maravilloso, o como si un milagro exorbitante los hubiera 'tirado' al mismo tiempo, poniéndolos de rodillas. Sería grotesco llegar así a la consecuencia insoslayable de que los primeros que anunciaron la fe no creyeron, pues mediante el ver se les dispensó de la fe. Hay que partir, pues, de que se trató de un ver creyente." (Jesús el Cristo, Sigueme, Salamanca 1979, p. 173).

Los discípulos vieron, sí. Pero, igualmente, tuvieron que dar un paso en la fe. Ver a Jesús, pero con los ojos de la fe. “La fe es la respuesta del hombre a Dios que se revela y se entrega a él”; “es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios” nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica (Nº 26 y 150). La fe es una relación personal con el Resucitado. Es creer que esa resurrección toca realmente mi vida, porque el resucitado es aquel que "me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gálatas 2,20).

“Nadie puede decir ‘Jesús es Señor’ sino con el Espíritu Santo” (1 Corintios 12,3). Y cuando puedo decir eso, esa frase no es lo mismo que decir, por ejemplo "Barack Obama es presidente de los EE.UU." Decir "Jesús es Señor", desde la fe, significa decir que es el Señor de mi vida, aquel al que quiero seguir como discípulo misionero, junto a los otros hermanos y hermanas que Él ha llamado; aquel cuyo Amor y cuya Palabra quiero recibir y entregar cada día.

A través del testimonio de los discípulos, primeros que se abrieron a la fe, nos ha llegado el anuncio de la Buena Noticia de la Resurrección de Jesús. Que en esta Pascua abramos el corazón a la acción del Espíritu Santo, para poder decir cada vez más sinceramente, desde lo más hondo de nuestro corazón: "Señor mío y Dios mío". Que así sea, y podamos escuchar del Señor: "Dichosos los que no han visto y han creído" (Juan 20,29).

+HAB

jueves, 9 de abril de 2009

Viernes Santo

Pintura en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Lourdes y San Vicente Pallotti,
Montevideo, obra del P. Ricardo Ramos. (Haciendo click en la imagen es posible verla más grande)


Agradezco a Betel que comparte con nosotros estos dos poemas.


EL ALTAR

Sube Jesús al calvario, la cruz le pesa al andar,
pero sube, siempre sube, sin mirar más que el Altar,
ese altar que han preparado los verdugos con crueldad,
ese altar que sus deseos, sus ansias van a calmar.

Sus ansias de dar la vida, sus deseos de unidad
que en la sangre redentora todos podrán encontrar,
quiere subir al calvario, ya llega al fin al altar,
a Dios ofrece su vida, y al hombre la de la paz....

EN EL CALVARIO

Ya en la cruz está ofrecido, es el trigo triturado,
la vid que al lagar ha ido el que borra mis pecados.
Allí en el altar divino por su sangre ya manchado
está pidiendo clemencia, por ignorar sus pecados.
Y la fe del buen ladrón recompensa sin dudarlo
con un cielo que es eterno y que su sangre ha ganado.

Todo es silencio allá arriba, todo es amor entregado
y por eso más se siente el dolor del que ama tanto....
Por sus ojos entreabiertos a su Madre a vislumbrado,
pero es completa su entrega: “tómala, Juan, a tu lado”.

Cuando el dolor es intenso todo parece más largo
más oscuro y silencioso.... y El se siente abandonado.

El amor que lo devora un quejido le ha arrancado,
“Tengo sed” está exclamando; se consume el Holocausto.
“Recibe Padre mi vida”.... ya todo está terminado
no hay nada ya que verter, el vino está derramado.

En el altar del calvario la Misa ya ha terminado,
entre la tierra y el cielo, nueva unión se ha realizado...