sábado, 21 de junio de 2014

Los otros 250 años: el bautismo de Artigas

La catedral de Montevideo hoy.
En 1764 había solo una pequeña iglesia de ladrillos

Libro I de Bautismos de la Iglesia Matriz (Catedral de Montevideo)

Día 19 de junio de 1764, nació José Gervasio, hijo legítimo de Don Martín Josef Artigas y de Doña Francisca Antonia Arnal, vecinos de esta ciudad de Montevideo; y Yo el Doctor Pedro García lo bauticé, puse oleo, y chrisma en la Iglesia parroquial de dicha ciudad el 21 del expresado mes y año.
Fue su padrino Don Nicolás Zamora.
Dr. Pedro García
(rubrica)

jueves, 19 de junio de 2014

Liceo María Auxiliadora, Melo: Jura de la Bandera de los estudiantes de primer año. Palabras de Mons Heriberto.




¡Buenos días a todos! Hace tiempo vengo pensado en este 19 de junio… por cierto, no sólo por lo que se juega esta tarde[1]. Aunque no deja de ser un juego, a los uruguayos nos mueve el corazón. Hay también otras noticias. En España ha asumido un nuevo rey. En Iraq y Siria siguen soplando vientos de guerra, aunque siempre hay voluntades que buscan y trabajan por la paz. Pero aquí recordamos el aniversario del nacimiento de José Artigas. No un aniversario más: son 250 años.

Mi memoria me lleva cincuenta años atrás, a 1964. Yo tenía 9 años, cursaba cuarto año escolar y recuerdo muy bien ese soleado viernes 19 de junio. Se celebraban los 200 años del nacimiento de Artigas.
La plaza de mi pueblo, la ciudad de Young, estaba llena de banderas, de escolares, liceales, maestros y profesores, padres, autoridades, gente del pueblo. Todos rodeábamos la estatua de Artigas, que es igual a la que corona el primer monumento al héroe, inaugurado en San José de Mayo, el 25 de agosto de 1898, según bocetos de Juan Luis y de Juan Manuel Blanes. La estatua, de tres metros y medio de altura, muestra a Artigas de pie, en uniforme de Blandengue, poncho al hombro, sombrero en la mano derecha en ademán de saludo y la mano izquierda apoyada en la empuñadora de la espada (tal vez por aquello de que “lo cortés no quita lo valiente”. El Himno a Artigas, que cantamos ese día no le ahorraba elogios: “para la historia un genio, para la Patria un Dios”.

Aquel año del Bicentenario de Artigas me dejó un gran cariño y admiración por su figura. Comencé a conocer su pensamiento, a admirar sus realizaciones y sus logros, y aún, más adelante, a valorar su dignidad en la derrota y el destierro.

Creciendo, estudiando historia, leyendo, he seguido conociendo otras facetas del héroe. También la de su fe; su fe católica. Fui entendiendo más su proyecto. Fui encontrando también sus debilidades humanas, sus errores… pero eso me hizo ver detrás del Artigas de bronce de la plaza al ser humano, de carne y hueso, sí; pero capaz de mirar más allá de sí mismo, más allá de sus propios intereses y de poner con generosidad su vida en favor del pueblo que lo hizo su conductor.

Sus Instrucciones del año 13 muestran claridad allí donde otros dudaban. “Va alumbrando con su voz la oscuridad”, decía Rubén Lena.
Claridad para decir independencia, república, federalismo:
-          La independencia de España y de la familia de los Borbones[2] frente a aquellos que no se animaban a dar ese paso. (Anotemos como detalle que el nuevo rey de España Felipe VI es miembro de esa familia y descendiente de aquel rey Fernando VII de tiempos de Artigas).
-          La república, con sus tres poderes “legislativo, ejecutivo y judicial”, “independientes en sus facultades”[3] frente a otros que pensaban en buscar o coronar algún monarca.
-          La confederación[4], como mejor sistema para la unión de todas las provincias del Río de la Plata frente a los que querían atarlas a un gobierno central.

Su reglamento de tierras, del cual se cumplirán 200 años en 2015, al disponer que “los más infelices serán los más privilegiados”[5] resume la “abnegada entrega a los menos favorecidos de la sociedad, que este célebre Prócer uruguayo supo promover y encarnar en su larga vida”, como dijo recientemente el Papa Francisco en carta al Embajador uruguayo ante la Santa Sede[6].

Y concluía así el Papa Francisco:

“Pido al Señor que su memoria [la memoria de Artigas] ayude a sus compatriotas a iluminar el presente y el futuro del Uruguay, abriendo cada vez más su espíritu a la esperanza cristiana y al compromiso generoso para con el prójimo.”

Entonces, recordar a Artigas en estos 250 años de su nacimiento no es apenas una ojeada al pasado. Es mucho más. Es una mirada al hoy y al mañana...

Los alumnos de primer año van a hacer hoy su juramento de fidelidad a la Bandera Nacional. Es un juramento que tiene que ver con el futuro. Compromete una vida que está adelante, la vida en la que se irán metiendo. Los compromete como miembros de un Pueblo, como parte de una historia, de una cultura, de un modo de vivir, de un bien común que está representado en ese símbolo. Pero no se puede vivir ese juramento sin raíces. Por eso, sin olvidarnos de quienes vivieron más cerca de nosotros y dejaron el legado de sus obras, volvemos a Artigas. Volvemos buscando en los aspectos más luminosos de su pensamiento y de su vida la inspiración para hacer Patria.

Porque, como dijera un poeta, “la patria es algo que se hace constantemente y se conserva sólo por la cultura y el trabajo. El pueblo que la descuida o abandona, la pierde, aunque sepa morir. […] no es patria el suelo que se pisa, sino el suelo que se labra; […] allí donde no existe huella del esfuerzo humano no hay patria […] sino una tierra estéril”[7].

Muchachas y muchachos: ustedes no reciben una tierra estéril. Empezarán su tarea sobre lo que han construido las generaciones anteriores de orientales: las de sus padres y abuelos y de quienes los precedieron. Reciben algo que ustedes no han ganado. Sepan recibirlo con aprecio y gratitud. Pero esta tierra espera también el trabajo de ustedes, espera su siembra. En este tiempo de crecimiento, estudio y formación, ustedes elegirán su surco. Un día llegará la hora de sembrar… sea cuál sea el lugar donde lo hagan: el campo, la industria, la técnica, la ciencia, el servicio, la cultura, el deporte, háganlo con generosidad y entrega. Como dice San Pablo, “El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra generosamente, generosamente cosechará”[8]. Y él no hablaba solamente de una cosecha en esta tierra sino también para la eternidad, para la Patria del Cielo.

Hagan su promesa de corazón y vívanla con generosidad. ¡No se arrepentirán!
Muchas gracias.


[1] El acto se realizó a las 11 de la mañana. A la hora 16 jugarán por su clasificación Uruguay e Inglaterra en el Grupo D de la Copa FIFA Brasil 2014.
[2] Artículo 1º de las Instrucciones del año 1813: “Primeramente pedirá la declaración de la independencia absoluta de estas colonias, que ellas están absueltas de toda obligación de fidelidad a la corona de España y familia de los Borbones y que toda conexión política entre ellas y el Estado de la España, es y debe ser totalmente disuelta.”
[3] Artículo 5º y 6º de las Instrucciones del año XIII.
[4] Artículo 2º de las Instrucciones: “No admitirá otro sistema que el de Confederación para el pacto recíproco con las provincias que formen nuestro Estado.”
[5] Artículo 6º del “Reglamento provisorio de la Provincia Oriental para el fomento de su campaña y seguridad de sus hacendados”: “Por ahora el señor Alcalde Provincial y demás subalternos se dedicarán a fomentar con brazos útiles la población de la campaña. Para ello revisará cada uno en sus respectivas jurisdicciones los terrenos disponibles y los sujetos dignos de esta gracia, con prevención que, los más infelices serán los más privilegiados. En consecuencia los negros libres, los zambos de esta clase, los indios y los criollos pobres, todos podrán ser agraciados con suertes de estancia si con su trabajo y hombría de bien propenden a su felicidad y la de la Provincia.”
[6] Carta de Francisco al Embajador uruguayo Daniel Ramada, Vaticano, 20 de mayo de 2014.
[7] La Prensa de Soria al 2 de Mayo de 1808, Soria, 2 mayo 1908; en Antonio Machado, Escritos dispersos (1893-1936), Barcelona, Octaedro, 2009, pp. 118-20.
[8] 2 Corintios 9,6.

En los 250 años de nacimiento de Artigas. Carta de Mons. Alberto Sanguinetti


CARTA EN LA CELEBRACIÓN DE LOS 250 AÑOS
DEL NACIMIENTO DE JOSE GERVASIO ARTIGAS

A toda la Iglesia y el pueblo de Canelones,

Salud, paz y la Gracia de Dios.

La memoria de los doscientos cincuenta años del nacimiento de José Gervasio Artigas es ocasión de celebración de todos los orientales, pero tiene una especial connotación en nuestra tierra canaria y aún más particularmente en el Sauce, tan ligado a su familia y a su vida.

Antes que nada nos alegramos por su actuar en favor de nuestra patria, de su ideario de libertad y justicia, para el desarrollo de un pueblo unido y próspero.
También nos cabe recordar que Artigas fue un cristiano creyente y fervoroso. Su pensamiento y acción se  inspiraban en el Evangelio de Jesucristo. Su doctrina política estaba iluminada por lo mejor de la cultura católica, que, como nos lo recordó  frecuentemente Benedicto XVI, apela a la razón y al derecho natural, para fundamentar la forma en que se rija la convivencia política de las naciones.

Artigas, siendo un militar y conductor político, siempre apoyó el lugar propio de la religión en la vida personal y social. Nada más lejos del pensamiento artiguista que un estado laicista, que excluya la religión.

Católico convencido procuró la asistencia espiritual del pueblo y del ejército. Fomentó el culto divino. En plena guerra, ordenó dedicar recursos para la iglesia de Canelones, hoy nuestra Catedral, cuyos fundamentos comenzaron a colocarse en 1816.

Dio testimonio de la importancia de la fe en toda su vida, hasta dedicar parte de su tiempo en el Paraguay a enseñar el catecismo a los niños.

Consciente del valor de la oración, amante de la Virgen María, en las tardes presidía el rezo del Santo Rosario. 

Creyendo y amando a Jesucristo presente en la Eucaristía, aseguraba la celebración de la Santa Misa a sus soldados.  Anciano, ya próximo a su muerte, se levantó para arrodillarse ante el Santísimo Sacramento,  y recibiendo con devoción la Sagrada Comunión, esperó alcanzarla patria eterna.

Al hacer memoria de él, recemos por su eterno descanso. Al mismo tiempo, demos gracias a Dios nuestro Señor por los beneficios que hemos recibido. Pidamos también por nuestra patria. Que se funde en los principios de la razón y de la fe, que nos mostró Artigas. De un modo especial pidamos porque se respete la vida humana desde su concepción. Que se apoye a la familia. Que el Estado no asuma una especie de monopolio de la educación, sino que se apoye plenamente el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos y la libertad de enseñar y educar según las propias creencias. Que la laicidad de los institutos públicos esté abierta a la enseñanza religiosa, según la voluntad de los padres. Que se auxilie a los más necesitados, para que accedan al trabajo, la formación, mejor salud. 

Procuremos también que se respete totalmente la libertad de conciencia, y, en particular la libertad religiosa, fundamento de toda libertad.

Que esta gozosa celebración ayude a todos a superarnos como pueblo y nación.

Pidiendo el auxilio de la Madre de Dios, los bendigo

+ Alberto Sanguinetti Montero
Obispo de Canelones

miércoles, 18 de junio de 2014

Francisco sobre Artigas: “Que su memoria ayude a iluminar el presente y el futuro”

 

El papa envió una carta al embajador uruguayo ante la Santa Sede y habló del prócer


A raíz de una invitación para participar en un homenaje, el papa Francisco escribió una carta al embajador uruguayo ante la Santa Sede, Daniel Ramada, donde resaltó el mensaje y la figura de José Gervasio Artigas.

En su carta, Francisco deseó que la memoria de Artigas, de cuyo natalicio se cumplen 250 años el 19 de junio, “ayude a sus compatriotas a iluminar el presente y el futuro del Uruguay, abriendo cada vez más su espíritu a la esperanza cristiana y al compromiso generoso para con el prójimo”.

“Le expreso mis mejores deseos para esta iniciativa, que trata de conjugar el aspecto cultural, religioso y de abnegada entrega a los menos favorecidos de la sociedad, que este célebre Prócer uruguayo supo promover y encarnar en su larga vida. Y pido al Señor que su memoria ayude a sus compatriotas a iluminar el presente y el futuro del Uruguay, abriendo cada vez más su espíritu a la esperanza cristiana y al compromiso generoso para con el prójimo”, escribió Francisco.

Su misiva se encuadra en el concierto que se celebrará mañana en el Palacio de la Cancillería, propiedad del Vaticano y ubicado en Roma.

Organizado por la embajada de Uruguay ante la Santa Sede y los artistas participantes, pretende ser al mismo tiempo un homenaje al prócer y al papa Francisco.

Los impulsores del evento coinciden en las semejanzas que hay entre el mensaje artiguista y el de Francisco, que “ha puesto de relieve para la espiritualidad de la Iglesia y, en cierto modo, para el lenguaje común de la reflexión religiosa y social, la imagen o la categoría de periferia”, según una carta de presentación de la actividad que fue enviada a El Observador.

“Palabras de ambos, gestos y actitudes comunes nos permitieron unir en una visión de conjunto dos sensibilidades que privilegian la atención a ‘los más infelices’”, expresó el jefe de la misión diplomática en un correo electrónico.

“No parece oportunismo ni adulteración lingüística –frecuente en estos tiempos posmodernos– afirmar que Artigas fue un personaje de periferia o, dicho de otro modo, un hombre excepcionalmente sensible a las personas en situación de exclusión”, se lee también en la misiva que explica el evento.

La pieza central será el estreno de la Misa para Bandoneón sobre textos de Qohelet, un composición musical del artista uruguayo Roberto Passarella, que será interpretada por su autor acompañado por coro y ensemble filarmónico de la ciudad de Macerata.

La obra será precedida por dos piezas típicas, A don José y La Cumparsita interpretadas en guitarra y violín por SatorDuo, y de un preludio litúrgico a cargo de la violoncelista Paola Furetta.

Texto completo de la carta de Francisco al embajador Daniel Ramada:


Vaticano. 20 de mayo de 2014

Señor Embajador:

Le agradezco cordialmente su carta, con la cual ha tenido la amabilidad de hacerme partícipe de los actos programados por esa Misión Diplomática para celebrar en Roma los doscientos cincuenta afros del nacimiento de José Gervasio Artigas.

Le expreso mis mejores deseos para esta iniciativa, que trata de conjugar el aspecto cultural, religioso y de abnegada entrega a los menos favorecidos de la sociedad, que este célebre Prócer uruguayo supo promover y encarnar en su larga vida. Y pido al Señor que su memoria ayude a sus compatriotas a iluminar el presente y el futuro del Uruguay, abriendo cada vez más su espíritu a la esperanza cristiana y al compromiso generoso para con el prójimo.

Con sentimientos de estima por su labor de transmitir la cercanía de los uruguayos a la Sede de Pedro, le ruego que rece por mí y por los frutos de mi servicio a la Iglesia universal. Yo pido en mi oración que Dios lo acompañe en sus tareas cotidianas.

Que Jesús lo bendiga y la Virgen Santa, Nuestra Señora de los Treinta y Tres, lo cuide.

Atentamente,
Francisco

Programa del concierto


Misa para Bandoneón sobre textos de Qohelet, composición musical del artista uruguayo Roberto Passarella. Será interpretada por su autor acompañado por coro y ensemble filarmónico de la ciudad de Macerata.

A don José, Por una Cabeza, La Cumparsita interpretadas en guitarra y violín por SatorDuo (Paolo Castellani y Francesco di Giandomenico).

Preludio litúrgico de J.S. Bach, a cargo de la violoncelista Paola Furetta.

sábado, 14 de junio de 2014

El Papa nombró nuevo Nuncio Apostólico para Uruguay

El Papa Francisco nombró este sábado al Arzobispo George Panikulam, oriundo de India, Nuncio Apostólico en Uruguay.

Mons. Panikulam, de 71 años, nació en en Puthenchira (India), el 26 de octubre de 1942 y hasta hoy fue Nuncio Apostólico en Etiopía y Yibuti y Delegado Apostólico en Somalia. Su nombramiento fue difundido  en los medios de comunicación de la Santa Sede, a las 12 hs de Roma (.7 hs de Uruguay).

Fue ordenado sacerdote el 11 de marzo de 1967 y recibió la ordenación episcopal como Arzobispo titular de Caudium el 6 de enero de 2000. Laureado en Sagrada Escritura, ingresó al Servicio Diplomático de la Santa Sede el 15 de abril de 1979 y prestó servicios en las Representaciones Pontificias de Canadá, Venezuela, Alemania, Brasil y en la Representación de la Santa Sede ante la Organización de las Naciones Unidas, en Nueva York.

Mons. Panikulam fue Nuncio Apostólico en Honduras desde el 4 de diciembre de 1999 hasta el 3 de julio de 2003, en que fue nombrado para prestar ese servicio en Mozambique. Desde  el 24 de octubre de 2008 hasta la fecha, se desempeñó como Nuncio Apostólico en Etiopía y Yibuti y Delegado Apostólico en Somalia (país con el que la Santa Sede no tiene relaciones diplomáticas pero cuenta con un representante –Delegado Apostólico- ante la Iglesia local). 

El nuevo Nuncio Apostólico habla varios idiomas: italiano, inglés, portugués, alemán, español y francés.

El hasta ahora Nuncio Apostólico en Uruguay, Monseñor Anselmo Guido Pecorari, pasará a desempeñar ese mismo cargo en Bulgaria.

El nuncio apostólico o nuncio papal es el representante diplomático de la Santa Sede con rango de embajador. Representa a la Santa Sede ante los Estados y algunas organizaciones internacionales así como ante la Iglesia local.

En Uruguay, el Nuncio Apostólico es el decano del Cuerpo Diplomático.

domingo, 8 de junio de 2014

Pentecostés

Pentecostés, por Doménikos Theotokópoulos "El Greco"

“Reciban el Espíritu Santo.” (Juan 20, 19-23)

Don de sabiduría
Nos hace comprender la maravilla insondable de Dios y nos impulsa a buscarle sobre todas las cosas, en medio de nuestro trabajo y de nuestras obligaciones.

Don de inteligencia Nos descubre con mayor claridad las riquezas de la fe.

Don de consejo Nos señala los caminos de la santidad, el querer de Dios en nuestra vida diaria, nos anima a seguir la solución que más concuerda con la gloria de Dios y el bien de los demás.

Don de fortaleza Nos alienta continuamente y nos ayuda a superar las dificultades que sin duda encontramos en nuestro caminar hacia Dios.

Don de ciencia
Nos lleva a juzgar con rectitud las cosas creadas y a mantener nuestro corazón en Dios y en lo creado en la medida en que nos lleve a Él.

Don de piedad
Nos mueve a tratar a Dios con la confianza con la que un hijo trata a su Padre.

Don de temor de Dios
Nos induce a huir de las ocasiones de pecar, a no ceder a la tentación, a evitar todo mal que pueda contristar al Espíritu Santo, a temer radicalmente separarnos de Aquel a quien amamos y constituye nuestra razón de ser y de vivir.


viernes, 6 de junio de 2014

Iglesia uruguaya se adhiere a Oración por la Paz convocada por el Papa Francisco

Papa Francisco, Shmon Peres,
Mahmoud Abbas, Patriarca Bartolomé
Los Obispos uruguayos convocan a todas las comunidades católicas del país a orar por la Paz el próximo Domingo 8 de junio, en adhesión al llamado del Papa Francisco a todos los fieles católicos a unirse a la oración que rezará, en la Santa Sede, junto a los presidentes Simón Peres y Mahmoud Abbas y el Patriarca de Constatinopla, Su Santidad Bartolomé.

Texto de la convocatoria de los Obispos del Uruguay


Conferencia Episcopal del Uruguay

Adhesión a la Oración por la Paz
convocada por el Papa Francisco


Durante su visita a Tierra Santa, el Santo Padre Francisco invitó a los presidentes Shimon Peres y Mahmoud Abbas a elevar junto con él una intensa súplica, pidiendo a Dios el don de la Paz, y ha ofrecido su casa para recibir este encuentro de oración.

Dios mediante, esto se realizará en la tarde del domingo 8 de junio, solemnidad de Pentecostés. También participará Su Santidad Bartolomé, Patriarca de Constantinopla.

El Papa ha hecho saber su deseo de que todos los fieles católicos nos unamos en esta petición, a fin de “que sea finalmente dada a la Tierra de Jesús aquella paz que los ángeles anunciaron en el momento de su nacimiento”.

Los Obispos del Uruguay nos unimos a la oración por esta intención del Santo Padre e invitamos a todos los fieles de nuestras Diócesis a orar por la paz en Medio Oriente, tanto en forma personal como comunitaria, a la vez que alentamos las iniciativas que puedan tomarse en ese sentido.

domingo, 1 de junio de 2014

Comunicación para una cultura del encuentro: Mensaje del Papa en la Jornada de las Comunicaciones Sociales


MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA XLVIII JORNADA MUNDIAL
DE LAS COMUNICACIONES SOCIAL
ES
Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro
[Domingo 1 de junio de 2014]

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy vivimos en un mundo que se va haciendo cada vez más «pequeño»; por lo tanto, parece que debería ser más fácil estar cerca los unos de los otros. El desarrollo de los transportes y de las tecnologías de la comunicación nos acerca, conectándonos mejor, y la globalización nos hace interdependientes. Sin embargo, en la humanidad aún quedan divisiones, a veces muy marcadas. A nivel global vemos la escandalosa distancia entre el lujo de los más ricos y la miseria de los más pobres. A menudo basta caminar por una ciudad para ver el contraste entre la gente que vive en las aceras y la luz resplandeciente de las tiendas. Nos hemos acostumbrado tanto a ello que ya no nos llama la atención. El mundo sufre numerosas formas de exclusión, marginación y pobreza; así como de conflictos en los que se mezclan causas económicas, políticas, ideológicas y también, desgraciadamente, religiosas.

En este mundo, los medios de comunicación pueden ayudar a que nos sintamos más cercanos los unos de los otros, a que percibamos un renovado sentido de unidad de la familia humana que nos impulse a la solidaridad y al compromiso serio por una vida más digna para todos. Comunicar bien nos ayuda a conocernos mejor entre nosotros, a estar más unidos. Los muros que nos dividen solamente se pueden superar si estamos dispuestos a escuchar y a aprender los unos de los otros. Necesitamos resolver las diferencias mediante formas de diálogo que nos permitan crecer en la comprensión y el respeto. La cultura del encuentro requiere que estemos dispuestos no sólo a dar, sino también a recibir de los otros. Los medios de comunicación pueden ayudarnos en esta tarea, especialmente hoy, cuando las redes de la comunicación humana han alcanzado niveles de desarrollo inauditos. En particular, Internet puede ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos; y esto es algo bueno, es un don de Dios.

Sin embargo, también existen aspectos problemáticos: la velocidad con la que se suceden las informaciones supera nuestra capacidad de reflexión y de juicio, y no permite una expresión mesurada y correcta de uno mismo. La variedad de las opiniones expresadas puede ser percibida como una riqueza, pero también es posible encerrarse en una esfera hecha de informaciones que sólo correspondan a nuestras expectativas e ideas, o incluso a determinados intereses políticos y económicos. El mundo de la comunicación puede ayudarnos a crecer o, por el contrario, a desorientarnos. El deseo de conexión digital puede terminar por aislarnos de nuestro prójimo, de las personas que tenemos al lado. Sin olvidar que quienes no acceden a estos medios de comunicación social –por tantos motivos–, corren el riesgo de quedar excluidos.

Estos límites son reales, pero no justifican un rechazo de los medios de comunicación social; más bien nos recuerdan que la comunicación es, en definitiva, una conquista más humana que tecnológica. Entonces, ¿qué es lo que nos ayuda a crecer en humanidad y en comprensión recíproca en el mundo digital? Por ejemplo, tenemos que recuperar un cierto sentido de lentitud y de calma. Esto requiere tiempo y capacidad de guardar silencio para escuchar. Necesitamos ser pacientes si queremos entender a quien es distinto de nosotros: la persona se expresa con plenitud no cuando se ve simplemente tolerada, sino cuando percibe que es verdaderamente acogida. Si tenemos el genuino deseo de escuchar a los otros, entonces aprenderemos a mirar el mundo con ojos distintos y a apreciar la experiencia humana tal y como se manifiesta en las distintas culturas y tradiciones. Pero también sabremos apreciar mejor los grandes valores inspirados desde el cristianismo, por ejemplo, la visión del hombre como persona, el matrimonio y la familia, la distinción entre la esfera religiosa y la esfera política, los principios de solidaridad y subsidiaridad, entre otros.

Entonces, ¿cómo se puede poner la comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro? Para nosotros, discípulos del Señor, ¿qué significa encontrar una persona según el Evangelio? ¿Es posible, aun a pesar de nuestros límites y pecados, estar verdaderamente cerca los unos de los otros? Estas preguntas se resumen en la que un escriba, es decir un comunicador, le dirigió un día a Jesús: «¿Quién es mi prójimo?» (Lc 10,29). La pregunta nos ayuda a entender la comunicación en términos de proximidad. Podríamos traducirla así: ¿cómo se manifiesta la «proximidad» en el uso de los medios de comunicación y en el nuevo ambiente creado por la tecnología digital? Descubro una respuesta en la parábola del buen samaritano, que es también una parábola del comunicador. En efecto, quien comunica se hace prójimo, cercano. El buen samaritano no sólo se acerca, sino que se hace cargo del hombre medio muerto que encuentra al borde del camino. Jesús invierte la perspectiva: no se trata de reconocer al otro como mi semejante, sino de ser capaz de hacerme semejante al otro. Comunicar significa, por tanto, tomar conciencia de que somos humanos, hijos de Dios. Me gusta definir este poder de la comunicación como «proximidad».

Cuando la comunicación tiene como objetivo preponderante inducir al consumo o a la manipulación de las personas, nos encontramos ante una agresión violenta como la que sufrió el hombre apaleado por los bandidos y abandonado al borde del camino, como leemos en la parábola. El levita y el sacerdote no ven en él a su prójimo, sino a un extraño de quien es mejor alejarse. En aquel tiempo, lo que les condicionaba eran las leyes de la purificación ritual. Hoy corremos el riesgo de que algunos medios nos condicionen hasta el punto de hacernos ignorar a nuestro prójimo real.

No basta pasar por las «calles» digitales, es decir simplemente estar conectados: es necesario que la conexión vaya acompañada de un verdadero encuentro. No podemos vivir solos, encerrados en nosotros mismos. Necesitamos amar y ser amados. Necesitamos ternura. Las estrategias comunicativas no garantizan la belleza, la bondad y la verdad de la comunicación. El mundo de los medios de comunicación no puede ser ajeno de la preocupación por la humanidad, sino que está llamado a expresar también ternura. La red digital puede ser un lugar rico en humanidad: no una red de cables, sino de personas humanas. La neutralidad de los medios de comunicación es aparente: sólo quien comunica poniéndose en juego a sí mismo puede representar un punto de referencia. El compromiso personal es la raíz misma de la fiabilidad de un comunicador. Precisamente por eso el testimonio cristiano, gracias a la red, puede alcanzar las periferias existenciales.

Lo repito a menudo: entre una Iglesia accidentada por salir a la calle y una Iglesia enferma de autoreferencialidad, prefiero sin duda la primera. Y las calles del mundo son el lugar donde la gente vive, donde es accesible efectiva y afectivamente. Entre estas calles también se encuentran las digitales, pobladas de humanidad, a menudo herida: hombres y mujeres que buscan una salvación o una esperanza. Gracias también a las redes, el mensaje cristiano puede viajar «hasta los confines de la tierra» (Hch. 1,8). Abrir las puertas de las iglesias significa abrirlas asimismo en el mundo digital, tanto para que la gente entre, en cualquier condición de vida en la que se encuentre, como para que el Evangelio pueda cruzar el umbral del templo y salir al encuentro de todos.

Estamos llamados a dar testimonio de una Iglesia que sea la casa de todos. ¿Somos capaces de comunicar este rostro de la Iglesia? La comunicación contribuye a dar forma a la vocación misionera de toda la Iglesia; y las redes sociales son hoy uno de los lugares donde vivir esta vocación redescubriendo la belleza de la fe, la belleza del encuentro con Cristo. También en el contexto de la comunicación sirve una Iglesia que logre llevar calor y encender los corazones.

No se ofrece un testimonio cristiano bombardeando mensajes religiosos, sino con la voluntad de donarse a los demás «a través de la disponibilidad para responder pacientemente y con respeto a sus preguntas y sus dudas en el camino de búsqueda de la verdad y del sentido de la existencia humana» (Benedicto XVI, Mensaje para la XLVII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 2013).
Pensemos en el episodio de los discípulos de Emaús. Es necesario saber entrar en diálogo con los hombres y las mujeres de hoy para entender sus expectativas, sus dudas, sus esperanzas, y poder ofrecerles el Evangelio, es decir Jesucristo, Dios hecho hombre, muerto y resucitado para liberarnos del pecado y de la muerte. Este desafío requiere profundidad, atención a la vida, sensibilidad espiritual. Dialogar significa estar convencidos de que el otro tiene algo bueno que decir, acoger su punto de vista, sus propuestas. Dialogar no significa renunciar a las propias ideas y tradiciones, sino a la pretensión de que sean únicas y absolutas.

Que la imagen del buen samaritano que venda las heridas del hombre apaleado, vertiendo sobre ellas aceite y vino, nos sirva como guía. Que nuestra comunicación sea aceite perfumado para el dolor y vino bueno para la alegría. Que nuestra luminosidad no provenga de trucos o efectos especiales, sino de acercarnos, con amor y con ternura, a quien encontramos herido en el camino. No tengan miedo de hacerse ciudadanos del mundo digital. El interés y la presencia de la Iglesia en el mundo de la comunicación son importantes para dialogar con el hombre de hoy y llevarlo al encuentro con Cristo: una Iglesia que acompaña en el camino sabe ponerse en camino con todos. En este contexto, la revolución de los medios de comunicación y de la información constituye un desafío grande y apasionante que requiere energías renovadas y una imaginación nueva para transmitir a los demás la belleza de Dios.

Vaticano, 24 de enero de 2014, fiesta de san Francisco de Sales

FRANCISCO