sábado, 30 de abril de 2016

Saludo de los Obispos de Uruguay en el Día de los Trabajadores


DÍA DE LOS TRABAJADORES

1º DE MAYO – 2016

A los trabajadores, hombres y mujeres de nuestro país:

1.   Desde que se estableció el día internacional de los trabajadores, en esta jornada de celebración se hace memoria de luchas reivindicativas, se mira críticamente el presente y se espera el futuro con esperanza.

2.   El camino recorrido nos habla de sacrificio, de éxitos y sueños por alcanzar, tarea de muchos que supieron dejar sus intereses particulares, logrando así beneficios para todos.

3.   Hoy se disfruta de conquistas que nos parecen naturales, pero que costaron sudor y lágrimas, y también se continúa luchando por aquello que nos preocupa, como el empleo, desempleo o subempleo.
Mantener y agradecer lo que tenemos es tarea de todos, así como lo es apoyar las causas justas.

4.   Generosidad, prudencia, olvido de sí, de intereses particulares y de grupo tendrán que acompañarnos siempre, para que no se malogre lo que esperamos y se puedan alcanzar nuevas metas que nos permitan vivir en una sociedad más justa, fraterna y solidaria.

5.   En este día de San José Obrero, patrono de los trabajadores, pedimos su intercesión, para que un trabajo que dignifique a cada persona sea una realidad para todos.

Los Obispos de la Conferencia Episcopal del Uruguay

domingo, 24 de abril de 2016

Enfoques Dominicales: "Ámense unos a otros"

Afiche de la película
"Su Excelencia"
Allá por el año 1967, yo estaba cursando el primer año en el Liceo de Young. Un domingo de tarde, como solíamos hacer, fui al cine con mis hermanos. Vimos una película de Cantinflas. La gente de mi generación la recordará… otros más jóvenes, si descubrieron a ese genio mexicano del humor humanista, tal vez la hayan visto también… y si no, la recomiendo. La película era “Su Excelencia”, título referido a un embajador. Un oscuro funcionario administrativo de la imaginaria república de Los Cocos es el personaje que representa Cantinflas. Un golpe de Estado lleva a que ese hombre escondido salte a ser el representante de Los Cocos ante las Naciones Unidas. Al final de la película hay un momento crucial, donde Su Excelencia, el embajador de Los Cocos, tiene que pronunciar un discurso ante la asamblea de las Naciones Unidas.

Me quedó grabada la parte final del discurso, porque recuerdo que me sorprendió. Ayer busqué el discurso en internet. Lo encontré, y ese final dice así:
Si no fuéramos tan ciegos, tan obcecados, tan orgullosos, si tan solo rigiéramos nuestras vidas por las sublimes palabras que hace dos mil años dijo aquel humilde carpintero de Galilea, sencillo, descalzo, sin frac ni condecoraciones:
“Amaos… amaos los unos a los otros”
Pero, desgraciadamente, ustedes entendieron mal, confundieron los términos y ¿Qué es lo que han hecho? ¿Qué es lo que hacen? “Armaos los unos contra los otros”.
En este domingo, volvemos a escuchar esas palabras de Jesús que Su Excelencia cita en su discurso: “amaos los unos a los otros”, o como solemos decir hoy: “Ámense unos a otros” (Ver Juan 13,31-35).
“Les doy un mandamiento nuevo: ámense unos a otros, como yo los he amado”.
Pero vayamos al pasaje del Evangelio que acabamos de escuchar. Vamos a hacerlo de la mano de alguien que se sintió especialmente tocada en su vida por estas palabras de Jesús: Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares.

Lo primero que nos hace observar Chiara, comentando este pasaje del Evangelio, es en qué momento Jesús dice estas palabras: es en la última cena, antes de entrar en su pasión. Esas palabras son su testamento. ¿Qué quiere decir Jesús? Sus palabras tienen que ver con una pregunta que está detrás de todo lo que Jesús hace en esa última cena, donde nos deja la Eucaristía y el Sacerdocio: ¿Cómo puede Jesús permanecer entre los suyos para llevar adelante la Iglesia?

Chiara Lubich
Jesús queda presente en los Sacramentos, especialmente en el gran sacramento de la Eucaristía. Pero, nos hace notar Chiara, “También está presente donde se vive el amor recíproco”, es decir, cuando de verdad los discípulos de Jesús nos amamos unos a otros. Precisamente, nos dice Jesús: “En esto reconocerán todos que ustedes son mis discípulos: si se aman unos a otros”. Entonces, este amarnos unos a otros, dentro de la comunidad cristiana, es lo que hace la comunidad. Es lo que hace que la comunidad sea de verdad un signo para el mundo. Por eso, son tan dolorosas las divisiones entre los discípulos de Jesús, divisiones que se han ido dando a través de los siglos.  Y por eso también, es tan importante el diálogo ecuménico, el diálogo entre los diferentes grupos de creyentes en Cristo: católicos, ortodoxos, protestantes, evangélicos... 

Por eso es tan importante en la Iglesia Católica la unidad de cada pequeño grupo o comunidad, de cada parroquia; de una Diócesis, de una Conferencia Episcopal, de toda la Iglesia en la comunión con el sucesor de Pedro.

Esto, no sólo para sentirnos bien entre nosotros, sino porque la vivencia de ese amor recíproco, de esa unidad es la que despierta la inquietud en quienes no conocen a Jesús. Así lo señalaba un escritor cristiano llamado Tertuliano que, a comienzos del siglo III, notaba cómo las comunidades cristianas daban testimonio del amor recíproco, al punto que mucha gente decía “Miren cómo se aman”.

Y volviendo a Chiara Lubich:
“El amor recíproco crea la unidad. ¿Y qué produce la unidad? ‘Que todos sean uno –agrega Jesús- para que el mundo crea’ (Juan 17, 21). Al revelar la presencia de Cristo, la unidad arrastra al mundo tras Él. Frente a la unidad y al amor recíproco el mundo cree en Él.”
Pero ¿cómo es posible ese amor, si tantas veces somos, como decía Cantinflas “tan ciegos, tan obcecados, tan orgullosos”. Jesús nos dice “Ámense unos a otros, como yo los he amado”.

Parece que Jesús nos pide aquí que lo imitemos. Y nos da un ejemplo muy grande. Él da la vida por nosotros. “Ámense como yo lo he amado” es estar dispuestos a dar la vida por los hermanos. Tertuliano decía “Mira cómo [los cristianos] están dispuestos a morir el uno por el otro, mientras ellos están dispuestos, más bien, a matarse unos a otros.” O, como diría Cantinflas, los que entendieron “armaos los unos contra los otros”.

Pero Jesús no sólo nos da un ejemplo. Cuando nos dice que nos amemos como Él nos ha amado, tenemos que ir a la fuente de su amor. Y esa fuente está en el Padre. Vuelvo a citar a Chiara Lubich:
“[Jesús] nos amó con el mismo amor con el que se aman Él y el Padre. Con ese amor tenemos que amarnos unos a otros para realizar el mandamiento nuevo. Un amor que nosotros, en cuanto hombres y mujeres, no poseemos. Pero lo recibimos por ser cristianos. ¿Y quién nos lo dona? El Espíritu Santo lo infunde en los corazones de todos los creyentes.”
Es, entonces, con ese amor que el Espíritu Santo nos comunica, con que nosotros podemos amarnos y amar como Jesús nos amó.

Sólo así el amor no se queda solo en buenos sentimientos, buenos pensamientos, lindas palabras. Sólo así el amor se hace dar la vida; dar la vida cada día, en el respeto y la consideración por los demás, en el servicio, en el cuidado del prójimo, en la entrega generosa; en cada gesto de amor hacia el hermano y en cada acto de solidaridad hacia quien que está en el dolor, en la necesidad, en la miseria.

Dejemos que el amor de Jesús entre en nuestro corazón y lo transforme, lo haga capaz de amar como Él mismo nos amó. Así sea.

+ Heriberto, Obispo de Melo

Nota: Y si llegaron hasta aquí, no se pierdan el discurso de Cantinflas:



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Enfoques Dominicales
es un programa que se emite por 1340 AM La Voz de Melo, los domingos a las 11:50. La versión escrita que presenta el Blog no es la versión literal de lo emitido, pero sí su contenido esencial.

domingo, 17 de abril de 2016

Enfoques Dominicales. Jesús Buen Pastor: elegidos con misericordia.

Cruz pectoral que utiliza el Papa Francisco:
el mismo diseño que la de Mons. Roberto Cáceres
Hoy es el cuarto domingo de Pascua, domingo de Jesús Buen Pastor, jornada mundial de oración por las vocaciones.

La figura de Jesús Buen Pastor nos lleva a recordar a otro “buen pastor” que, al modo de Jesús, pastoreó la comunidad católica en los departamentos de Cerro Largo y Treinta y Tres, nuestra Diócesis de Melo. Estamos hablando de Mons. Roberto Cáceres, obispo de Melo desde 1962 a 1996, que ayer cumplió sus 95 años en Montevideo, en el Hogar Sacerdotal donde hoy reside. Lo estuve acompañando junto a numerosas personas que fueron a visitarlo y me pidió muy especialmente hacerles llegar su saludo.

También tenemos que recordar a la Parroquia Jesús Buen Pastor, aquí en Melo, que celebra hoy su fiesta patronal. Una parroquia conocida por su ubicación frente al “Quiosco cinco”, Todavía hay quien se refiere a ella como “Centro de Promoción Social”, pero desde 1997, hace ya 19 años, Mons. Cotugno la hizo la más nueva de las parroquias de Melo.

Allí, hace más de 30 años hay una comunidad de las Hermanas de Santa Dorotea de Cemmo, o simplemente, las Doroteas, que hoy continúan animando la vida parroquial. La Parroquia abarca un territorio importante que incluye la Capilla Santa Teresita, la capilla conocida como “La Casita”, el barrio El Trampolín, con su capilla Nuestra Señora de Guadalupe, el Salón San Francisco, actualmente atendido desde otra parroquia; las capillas que están en Cañas, La Micaela, La Pedrera, Arbolito… Felicitaciones a toda la comunidad.

En esta jornada mundial de oración por las vocaciones, el Papa Francisco nos ha dirigido un mensaje titulado “La Iglesia, madre de vocaciones”, que esta disponible desde ayer en este blog.
En este mensaje el Papa hace una breve alusión al origen de su propia vocación. Creo que vale la pena saber un poco más de esto… Cuando el Papa Francisco fue elegido eligió un lema que lo ha acompañado en todo su camino vocacional. El lema está en latín: “Miserando atque eligendo” y está tomado de una homilía sobre la vocación del apóstol Mateo.

¿Qué quiere decir “Miserando atque eligendo”? Francisco lo traduce como “lo eligió con misericordia”. Efectivamente, el apóstol Mateo era un hombre que tenía una profesión que era considerada como un pecado público. Era un “publicano”, un recaudador de impuestos. El cobrador de impuestos no era un funcionario público. El imperio romano trabajaba con lo que hoy llamaríamos “deuda pública”: recibía dinero de gente acaudalada y les daba una especie de patente que les permitía recaudar impuestos… naturalmente, cobrando altos intereses. Eso caía sobre la población. Estos publicanos eran tanto los hombres ricos como sus empleados y ganaban así su dinero, participando en aquella forma de exprimir a todo el mundo, pero que sufrían sobre todo los más pobres.

Al llamado de Jesús, Mateo deja su mesa de cobrador de impuestos y sigue a Jesús, se hace uno de los discípulos. Después reúne a varios compañeros de él e invitan a Jesús a cenar. Hay gente que ve todo esto, y le parece mal, y le recriminan a Jesús que reciba a los pecadores y que coma con ellos. Pero Jesús responde: “No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa ‘quiero misericordia y no sacrificios’, pues yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores” (Mateo 9,12-13). Por eso es que se puede decir que Jesús eligió a Mateo “con misericordia”.

En el año 1953, en la fiesta de san Mateo, el joven Jorge Bergoglio experimentó, a la edad de 17 años, la presencia amorosa de Dios en su vida. Después de una confesión, sintió que la misericordia de Dios había tocado su corazón, que Dios lo había mirado con amor, y lo llamaba a la vida religiosa a ejemplo de san Ignacio de Loyola. Fue así que el hoy Papa Francisco decidió entrar a la Compañía de Jesús.

Una vez elegido obispo, monseñor Bergoglio, en recuerdo de aquel acontecimiento, que marcó los inicios de su total consagración a Dios en Su Iglesia, decidió elegir, como lema y programa de vida, la expresión miserando atque eligendo, que también ha querido reproducir en su escudo pontificio.

Esta experiencia del Papa Francisco nos ayuda a entender algunos aspectos de la vocación.
Primero: es un llamado de Dios; pero más aún, es un llamado del amor misericordioso de Dios, que no se detiene en lo que somos, en nuestros defectos, nuestras fallas y nuestros pecados, sino en lo que Él puede llegar a hacer con nosotros si lo dejamos actuar.
Segundo: la vocación nace en la Iglesia, para el servicio de la Iglesia y del mundo. Los discípulos de Jesús no fueron llamados para formar un club privado, un círculo cerrado, sino para ser enviados al mundo. A imagen de Cristo, que se hizo “servidor de todos”, la Iglesia es “servidora de la humanidad”. Toda vocación en la Iglesia es una vocación de servicio, como Jesús, que no vino a ser servido “sino a servir y a dar la vida en rescate por la multitud”.

Finalmente, entendamos que, en la Iglesia, la primera vocación es la vocación cristiana: ser cristiano, discípulo de Jesús, discípulo misionero. Es la vocación que nos viene del bautismo y de la confirmación.

Después vienen las diferentes vocaciones especiales: servicios, ministerios, formas de especial consagración, como las religiosas, con sus votos. Un lugar especial lo tienen los sacerdotes, “A través de su ministerio se hace presente la palabra de Jesús que ha declarado: (…) Yo soy el buen pastor (Jn 10, 11). El cuidado pastoral de las vocaciones es una parte fundamental de su ministerio pastoral. Los sacerdotes acompañan a quienes están en buscan de la propia vocación y a los que ya han entregado su vida al servicio de Dios y de la comunidad.” (Del mensaje de Francisco para esta jornada).

Para terminar, les propongo unirnos en esta oración del Papa Francisco:
Padre de misericordia,
que has entregado a tu Hijo por nuestra salvación
y nos sostienes continuamente con los dones de tu Espíritu,
concédenos comunidades cristianas vivas, fervorosas y alegres,
que sean fuentes de vida fraterna
y que despierten entre los jóvenes
el deseo de consagrarse a Ti y a la evangelización.
Sostenlas en el empeño de proponer a los jóvenes
una adecuada catequesis vocacional
y caminos de especial consagración.
Dales sabiduría para el necesario discernimiento de las vocaciones
de modo que en todo brille la grandeza de tu amor misericordioso.
Que María, Madre y educadora de Jesús,
interceda por cada una de las comunidades cristianas,
para que, hechas fecundas por el Espíritu Santo,
sean fuente de auténticas vocaciones al servicio del pueblo santo de Dios.
+ Heriberto
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Enfoques Dominicales
es un programa que se emite por 1340 AM La Voz de Melo, los domingos a las 11:50. La versión escrita que presenta el Blog no es la versión literal de lo emitido, pero sí su contenido esencial.
 
 

sábado, 16 de abril de 2016

Mons. Roberto Cáceres en sus 95 años


Esta mañana, en Montevideo, en la capilla del Hogar Sacerdotal, Mons. Roberto Cáceres celebró la Eucaristía junto con Mons. Heriberto Bodeant, su tercer sucesor en la Diócesis de Melo.
Participaron en la Misa los sacerdotes que residen en la casa, la comunidad de las Hermanas Misioneras de Jesús Eterno Sacerdote y una sobrina.
En su homilía, Mons. Roberto agradeció cálida y sentidamente a los presentes, agradeció a Dios por el don de la vida y comentó el evangelio del día, cuando Jesús pregunta a sus discípulos "¿También ustedes quieren dejarme?". "Parece que Jesús se va a quedar solo, pero no... los discípulos se quedan. Y nosotros también estamos aquí hoy: creemos en él, no lo abandonamos". Expresión de esta fidelidad al Señor de toda una vida.
Ya en los días anteriores hubo muchas visitas, que siguieron a lo largo del día.
José Luis Barboza viajó desde Melo con dos ayudantes para filmar una larga entrevista como corresponsal de TNU, que será emitida en el informativo de mañana domingo, a las 20 horas.

La Iglesia, madre de vocaciones. Mensaje del Papa Francisco para la 53ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA 53 JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES

La Iglesia, madre de vocaciones

Queridos hermanos y hermanas:

Cómo desearía que, a lo largo del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, todos los bautizados pudieran experimentar el gozo de pertenecer a la Iglesia. Ojalá puedan redescubrir que la vocación cristiana, así como las vocaciones particulares, nacen en el seno del Pueblo de Dios y son dones de la divina misericordia. La Iglesia es la casa de la misericordia y la «tierra» donde la vocación germina, crece y da fruto.

Por eso, invito a todos los fieles, con ocasión de esta 53ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, a contemplar la comunidad apostólica y a agradecer la mediación de la comunidad en su propio camino vocacional. En la Bula de convocatoria del Jubileo Extraordinario de la Misericordia recordaba las palabras de san Beda el Venerable referentes a la vocación de san Mateo: misereando atque eligendo (Misericordiae vultus, 8). La acción misericordiosa del Señor perdona nuestros pecados y nos abre a la vida nueva que se concreta en la llamada al seguimiento y a la misión. Toda vocación en la Iglesia tiene su origen en la mirada compasiva de Jesús. Conversión y vocación son como las dos caras de una sola moneda y se implican mutuamente a lo largo de la vida del discípulo misionero.

El beato Pablo VI, en su exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, describió los pasos del proceso evangelizador. Uno de ellos es la adhesión a la comunidad cristiana (cf. n. 23), esa comunidad de la cual el discípulo del Señor ha recibido el testimonio de la fe y el anuncio explícito de la misericordia del Señor. Esta incorporación comunitaria incluye toda la riqueza de la vida eclesial, especialmente los Sacramentos. La Iglesia no es sólo el lugar donde se cree, sino también verdadero objeto de nuestra fe; por eso decimos en el Credo: «Creo en la Iglesia».

La llamada de Dios se realiza por medio de la mediación comunitaria. Dios nos llama a pertenecer a la Iglesia y, después de madurar en su seno, nos concede una vocación específica. El camino vocacional se hace al lado de otros hermanos y hermanas que el Señor nos regala: es una con-vocación. El dinamismo eclesial de la vocación es un antídoto contra el veneno de la indiferencia y el individualismo. Establece esa comunión en la cual la indiferencia ha sido vencida por el amor, porque nos exige salir de nosotros mismos, poniendo nuestra vida al servicio del designio de Dios y asumiendo la situación histórica de su pueblo santo.

En esta jornada, dedicada a la oración por las vocaciones, deseo invitar a todos los fieles a asumir su responsabilidad en el cuidado y el discernimiento vocacional. Cuando los apóstoles buscaban uno que ocupase el puesto de Judas Iscariote, san Pedro convocó a ciento veinte hermanos (Hch. 1,15); para elegir a los Siete, convocaron el pleno de los discípulos (Hch. 6,2). San Pablo da a Tito criterios específicos para seleccionar a los presbíteros (Tt 1,5-9). También hoy la comunidad cristiana está siempre presente en el surgimiento, formación y perseverancia de las vocaciones (cfr. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 107).

La vocación nace en la Iglesia. Desde el nacimiento de una vocación es necesario un adecuado «sentido» de Iglesia. Nadie es llamado exclusivamente para una región, ni para un grupo o movimiento eclesial, sino al servicio de la Iglesia y del mundo. Un signo claro de la autenticidad de un carisma es su eclesialidad, su capacidad para integrarse armónicamente en la vida del santo Pueblo fiel de Dios para el bien de todos (ibíd., 130). Respondiendo a la llamada de Dios, el joven ve cómo se amplía el horizonte eclesial, puede considerar los diferentes carismas y vocaciones y alcanzar así un discernimiento más objetivo. La comunidad se convierte de este modo en el hogar y la familia en la que nace la vocación. El candidato contempla agradecido esta mediación comunitaria como un elemento irrenunciable para su futuro. Aprende a conocer y a amar a otros hermanos y hermanas que recorren diversos caminos; y estos vínculos fortalecen en todos la comunión.

La vocación crece en la Iglesia. Durante el proceso formativo, los candidatos a las distintas vocaciones necesitan conocer mejor la comunidad eclesial, superando las percepciones limitadas que todos tenemos al principio. Para ello, es oportuno realizar experiencias apostólicas junto a otros miembros de la comunidad, por ejemplo: comunicar el mensaje evangélico junto a un buen catequista; experimentar la evangelización de las periferias con una comunidad religiosa; descubrir y apreciar el tesoro de la contemplación compartiendo la vida de clausura; conocer mejor la misión ad gentes por el contacto con los misioneros; profundizar en la experiencia de la pastoral en la parroquia y en la diócesis con los sacerdotes diocesanos. Para quienes ya están en formación, la comunidad cristiana permanece siempre como el ámbito educativo fundamental, ante la cual experimentan gratitud.

La vocación está sostenida por la Iglesia. Después del compromiso definitivo, el camino vocacional en la Iglesia no termina, continúa en la disponibilidad para el servicio, en la perseverancia y en la formación permanente. Quien ha consagrado su vida al Señor está dispuesto a servir a la Iglesia donde esta le necesite. La misión de Pablo y Bernabé es un ejemplo de esta disponibilidad eclesial. Enviados por el Espíritu Santo desde la comunidad de Antioquía a una misión (Hch 13,1-4), volvieron a la comunidad y compartieron lo que el Señor había realizado por medio de ellos (Hch 14,27). Los misioneros están acompañados y sostenidos por la comunidad cristiana, que continúa siendo para ellos un referente vital, como la patria visible que da seguridad a quienes peregrinan hacia la vida eterna.

Entre los agentes pastorales tienen una importancia especial los sacerdotes. A través de su ministerio se hace presente la palabra de Jesús que ha declarado: Yo soy la puerta de las ovejas… Yo soy el buen pastor (Jn 10, 7.11). El cuidado pastoral de las vocaciones es una parte fundamental de su ministerio pastoral. Los sacerdotes acompañan a quienes están en buscan de la propia vocación y a los que ya han entregado su vida al servicio de Dios y de la comunidad.

Todos los fieles están llamados a tomar conciencia del dinamismo eclesial de la vocación, para que las comunidades de fe lleguen a ser, a ejemplo de la Virgen María, seno materno que acoge el don del Espíritu Santo (cf Lc 1,35-38). La maternidad de la Iglesia se expresa a través de la oración perseverante por las vocaciones, de su acción educativa y del acompañamiento que brinda a quienes perciben la llamada de Dios. También lo hace a través de una cuidadosa selección de los candidatos al ministerio ordenado y a la vida consagrada. Finalmente es madre de las vocaciones al sostener continuamente a aquellos que han consagrado su vida al servicio de los demás.

Pidamos al Señor que conceda a quienes han emprendido un camino vocacional una profunda adhesión a la Iglesia; y que el Espíritu Santo refuerce en los Pastores y en todos los fieles la comunión eclesial, el discernimiento y la paternidad y maternidad espirituales:

Padre de misericordia, que has entregado a tu Hijo por nuestra salvación y nos sostienes continuamente con los dones de tu Espíritu, concédenos comunidades cristianas vivas, fervorosas y alegres, que sean fuentes de vida fraterna y que despierten entre los jóvenes el deseo de consagrarse a Ti y a la evangelización. Sostenlas en el empeño de proponer a los jóvenes una adecuada catequesis vocacional y caminos de especial consagración. Dales sabiduría para el necesario discernimiento de las vocaciones de modo que en todo brille la grandeza de tu amor misericordioso. Que María, Madre y educadora de Jesús, interceda por cada una de las comunidades cristianas, para que, hechas fecundas por el Espíritu Santo, sean fuente de auténticas vocaciones al servicio del pueblo santo de Dios.

Vaticano, 29 de noviembre de 2015

Primer Domingo de Adviento

Franciscus

miércoles, 13 de abril de 2016

La Conferencia Episcopal del Uruguay finalizó ayer en Florida su asamblea general.

COMUNICADO DE PRENSA
ASAMBLEA PLENARIA ORDINARIA DE LA
CONFERENCIA EPISCOPAL DE URUGUAY

Mons. Carlos Collazzi
Obispo de Mercedes
Presidente de la CEU
Del 6 al 12 del presente mes de abril, los obispos del Uruguay hemos realizado la asamblea plenaria ordinaria de la Conferencia Episcopal.

En esta reunión, asumió funciones el nuevo Consejo Permanente, y los responsables de todos los departamentos y comisiones elegidos en la asamblea de noviembre del año pasado.
Al comienzo de nuestro encuentro, como es habitual, nos visitó el Señor Nuncio Apostólico de Su Santidad, Mons. George Panikulam, con quien dialogamos sobre temas de interés para la Iglesia en el Uruguay. 
En el curso de la reunión, tuvimos la oportunidad de observar la realidad social y económica de nuestro país, con el aporte de la Lic. Carolina Ferreira.
También recibimos a representantes de ACDE (Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa), a los delegados de los diáconos permanentes, a los responsables del CEDIDOSC (Centro de estudio y difusión de la doctrina social cristiana), y a representantes de la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil. 

Analizamos luego la carta del embajador uruguayo ante la Santa Sede, en la que pide el consentimiento de la Conferencia Episcopal para buscar en los archivos vaticanos datos sobre los detenidos desaparecidos correspondientes al tiempo del gobierno de facto. Los obispos hemos dado el consentimiento al embajador para que se pueda buscar en los archivos vaticanos datos sobre los detenidos desaparecidos durante el gobierno de facto en Uruguay.

En el curso de la asamblea, volvimos a tratar el tema de las denuncias sobre abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes o consagrados en la Iglesia. En los últimos cuatro años, hemos examinado reiteradamente este tema; primero, con ocasión de la elaboración del protocolo para el caso de denuncias de abuso de menores. El año pasado, invitando a los miembros del equipo de prevención de abusos de la Iglesia de Chile, que está integrado por sacerdotes, psicólogos y abogados. Y ahora, volvemos a referirnos a este argumento, frente a las resonancias generadas por el film Spotlight, que ha llevado a varios medios de comunicación a realizar investigaciones sobre este asunto.
Hemos habilitado un número telefónico específico para recibir las eventuales denuncias de todo el país, que serán atendidas por personas idóneas, de lunes a viernes de 14.30 a 18.30 horas: 095 382 465  
Teniendo en cuenta todo esto, hemos elaborado un comunicado específico.

El domingo 10 celebramos la Eucaristía en el Santuario Nacional de la Virgen de los Treinta y Tres con la presencia del Nuncio Apostólico, agradeciendo los tres años de pontificado del Papa Francisco.

Tuvimos la alegría de que, durante el desarrollo de la Conferencia Episcopal, fuera publicada la Exhortación Apostólica del Papa Francisco sobre la familia, Amoris laetitia, fruto de los dos últimos Sínodos de los obispos.

Esperamos que esta palabra del Santo Padre ilumine todos los esfuerzos pastorales de acompañamiento a las familias que realiza nuestra Iglesia.

Obispos uruguayos ante abusos sexuales por parte de clérigos: perdón y compromiso



PERDÓN Y COMPROMISO

Los obispos católicos ante los abusos sexuales de menores
por parte de sacerdotes y consagrados

1.    Los obispos desde hace cuatro años hemos venido prestando especial atención a este tema. Primero elaboramos, con la ayuda de profesionales expertos, el Protocolo de acción frente a denuncias de abuso sexual a menores por parte de clérigos. El año pasado recibimos a los miembros del equipo de prevención de abusos de la Iglesia de Chile, que está integrado por sacerdotes, psicólogos y abogados, y estamos abocados a la creación de una comisión para la prevención de abusos en nuestra Iglesia. 

2.    A su vez, cada congregación religiosa e instituto de vida consagrada ha elaborado su propio protocolo para atender denuncias contra sus miembros.

3.    Pedimos perdón a las personas que han sufrido abusos por parte de algunos clérigos y religiosos en nuestro país. Sentimos dolor y vergüenza ya que son personas que habiendo prometido servir a Dios y al prójimo, cometieron actos aberrantes.

4.    Todos saben que, desgraciadamente, hechos como estos, se denuncian de unos años a esta parte en diversos países, y en todos los estratos de la sociedad. Pero de ningún modo se puede justificar que ocurran en la Iglesia. Hacemos nuestras las palabras que Benedicto XVI dirigió a los autores de hechos similares: "traicionaron la confianza depositada en ustedes por padres que les confiaron a sus hijos. Deben responder de ello ante Dios todopoderoso y ante los tribunales debidamente constituidos.

5.    Frente a las denuncias de casos de personas dañadas, reiteramos nuestra firme disposición a recibirlas, escucharlas y acompañarlas, investigando y procediendo con rigor de acuerdo al  Protocolo antes mencionado. También manifestamos nuestra total disponibilidad para colaborar con la justicia.

6.    Reconocemos al mismo tiempo la generosidad de la gran mayoría de sacerdotes y consagrados que a diario entregan su vida al servicio del prójimo. Reafirmamos el valor de la consagración a Dios mediante el celibato, que la Iglesia mantiene, como un modo especial de seguimiento de los discípulos de Jesús.

7.    Nuestra diaria tarea nos pone en contacto con la fragilidad humana. Somos conscientes de las miserias propias y ajenas, y de la necesidad de la ayuda de Dios y el apoyo de los hermanos que nos sostengan. Así podremos superar desgaste y fragilidades. La fidelidad del cristiano, en cualquier opción de vida, es un don y también una responsabilidad.

8.    Nos comprometemos a seguir examinando con cuidado las motivaciones y aptitudes de los futuros sacerdotes, y también en la adecuada formación para la prevención de quienes colaboran en las comunidades, instituciones u obras sociales eclesiales.
                                          
                                                           Los obispos de la Conferencia Episcopal del Uruguay

Florida, 12 de abril de 2016.

domingo, 10 de abril de 2016

Gen Rosso: "Fuertes sin violencia" en Montevideo

"Fuertes sin violencia": 18-21 de mayo en Montevideo

Una  experiencia innovadora  de prevención contra las drogas y la violencia en gira por Cono Sur estará en Uruguay.
Organizan:
Gen Rosso - Movimiento de los Focolares
Fazenda de la Esperanza Uruguay

La propuesta abarca dos momentos: talleres de prevención que se realizarán a partir del miércoles 18 de mayo y dos presentaciones del espectáculo musical Streetlight, el viernes 20 y el sábado 21, a las 20 horas, en el Colegio Clara Jackson de Heber.

La idea del proyecto “Fuertes sin violencia”, que culmina con la presentación del espectáculo, tiene como finalidad hacer que los jóvenes descubran y desenvuelvan sus talentos y, principalmente, ayudar a que su autoestima crezca. Así mismo, la construcción conjunta del show con los jóvenes en recuperación y los músicos, es una forma de llevar a la sociedad a cuestionarse sobre el problema de las drogas por medio de ejemplos de recuperación.

Fazenda de la esperanza

Con más de treinta años de experiencia, Fazenda de la Esperanza trabaja en la recuperación de dependientes químicos y de alcoholismo, con una propuesta basada en tres pilares: espiritualidad, trabajo y convivencia. Actualmente cuenta con 112 comunidades en 17 naciones. A lo largo de su trayectoria se han recuperado más de 70.000 jóvenes. En Uruguay está presente con la comunidad masculina ¿Quo Vadis? en Cerro Chato (Treinta y Tres) y la femenina Betania en la ciudad de Melo, Cerro Largo.

Grupo musical Gen Rosso - Movimiento de los Focolares

Gen Rosso – International Performing Arts Group es un grupo internacional de músicos, bailarines  y  artistas en actividad desde hace más de 40 años al servicio de la  comprensión, solidaridad  y  fraternidad de los pueblos. El objetivo de Gen Rosso es transmitir valores a través de la música: paz, justicia social, amor y solidaridad, base de todas las relaciones fraternas entre los individuos.

Enfoques Dominicales: "Fraternidad sí, violencia no" o como cuidarnos mejor unos a otros

"Fraternidade sim, violência não": en la Cuaresma del año 1983, los Obispos brasileños lanzaron la "Campaña de la Fraternidad" de ese año, con ese lema, preocupados por la creciente violencia en la sociedad brasileña.

En la pasada Semana Santa, los Obispos uruguayos, sin habernos comunicado previamente, coincidimos en nuestros mensajes en hacer referencia a esas situaciones.

En esos días nos estremecíamos con las noticias más difundidas, como los atentados en el aeropuerto y en el metro de Bruselas, pero también con hechos de violencia en Montevideo, que terminaron con la muerte de dos taxistas.

En su mensaje del domingo de Pascua, el Papa Francisco expresó su cercanía “a las víctimas del terrorismo, esa forma ciega y brutal de violencia que no cesa de derramar sangre inocente” y mencionó, además de Bélgica, Turquía, Nigeria, Chad, Camerún, Costa de Marfil e Irak”.

Después de Pascua, hace pocos días, se sumaron nuevos atentados en Pakistán, un país que sufrió el año pasado 625 atentados, dos por día.

Yo soy de los que se resiste a pensar que el mundo está cada vez peor. La violencia está presente desde el comienzo de la humanidad. El libro del Génesis no demora mucho en introducirnos la historia de Caín dando muerte a su hermano Abel. Historia terrible, que presenta el surgimiento de la violencia de un hermano contra otro. Una historia que nos quiere hacer pensar que la violencia es siempre fratricida, es decir, que cuando un ser humano mata a otro ser humano siempre está matando a un hermano, aunque no quiera reconocerlo como tal.

El Uruguay conoció también terribles episodios de violencia en nuestras guerras civiles, y también en los años de plomo de fines de los 60 y comienzos de los 70.

Sin embargo, cuando miramos a la realidad que han vivido y aún viven otros países hermanos latinoamericanos, lo nuestro es poco...

Se ha debatido y se sigue debatiendo sobre qué se puede hacer frente a la violencia criminal que sufrimos hoy. Se ha pensado en diferentes formas de sacar dinero de la calle, haciendo que el asalto a los conductores del transporte público sea poco atrayente. Se reclama mayor represión y aumento de las penas. Hay quienes proponen medidas de largo plazo, que puedan modificar las causas de la delincuencia…

P. Pablo Bonavía
El año pasado, un sacerdote amigo de Montevideo, el Padre Pablo Bonavía, sufrió sucesivamente dos asaltos en su casa parroquial, en la Cruz de Carrasco. (De paso recordemos que esa parroquia, ubicada en Camino Carrasco y Bolivia, tuvo como primer párroco a Mons. Roberto Cáceres, y fue desde allí que vino a Melo en 1962, para ser Obispo de esta Diócesis durante tantos años.)

Después de la violencia sufrida, el P. Bonavía publicó algunas reflexiones que quiero compartir con ustedes. El las tituló “Cuidarnos mejor unos a otros”.
La violencia ha ido ganando terreno en nuestra sociedad. (…) Aunque es cierto que ella ha acompañado siempre la convivencia humana hoy sentimos que está ocupando espacios que hasta ahora se consideraban libres de su amenaza. Se traspasan nuevos límites y se abre el camino a una violencia de todos contra todos. Y eso, naturalmente, nos atemoriza, nos pone a la defensiva, nos incita a pensar en rejas, alarmas y otras medidas preventivas que den más seguridad a las personas, familias o instituciones del barrio. Algo legítimo, por supuesto, que busca dar una mínima protección a quienes se sienten en riesgo permanente de ser agredidos en sus derechos y dignidad fundamentales.

¿Es esto suficiente? Todo indica que no. Al contrario: quedarse exclusivamente en medidas puramente defensivas a nivel personal o grupal lleva a perder cada vez más terreno. Se transforma en una conquista para quienes se aprovechan del creciente abandono de los espacios comunes y marcan como propios territorios antes compartidos por todos. Puede incluso hacernos olvidar algo aún más importante: que la vida humana es toda ella una trama, una construcción en red, y que, por eso, nos necesitamos unos a otros. El aislamiento, la indiferencia, el abandono de unos por parte de otros se transforma en una especie de lento pero seguro suicidio colectivo. Una renuncia de antemano a lo que hace realmente humana la vida.

En este sentido los acontecimientos vividos en la parroquia últimamente son reveladores. A partir de hechos violentos que todos rechazamos se puso de manifiesto la solidaridad de una cantidad de vecinos e instituciones que en una asamblea barrial quisieron proponer un enfoque que vaya más allá de las medidas de auto-protección: se trata de cuidarnos mejor los unos a los otros. ¿Una utopía? ¿Un planteo poco realista? No, algo que en pequeña escala ya se hace silenciosamente en muchos espacios educativos y sociales de los que todos nos servimos en nuestra zona y que intentan trabajar en red”
A partir de allí, Bonavía nombra una serie de instituciones y espacios, que también podemos encontrar en Cerro Largo y Treinta y Tres. Éstos, dice el Padre Bonavía, son
Lugares donde se busca ir a la raíz de la violencia y se educa no sólo para evitar el daño que recibimos nosotros de los demás sino incluso el daño que, en otro plano y en el largo plazo, el agresor se inflige a sí mismo, en muchos casos más profundo y duradero que el que provoca en los otros. Se trata de brindar a niños, jóvenes y adultos, posibilidades reales de afecto, educación, autoestima, salud, capacitación, trabajo, deporte, juego. Algo que ayude a abrir caminos, descubrir capacidades y estimular responsabilidades sobre todo en quienes arrancan su trayectoria por la vida con más obstáculos.

Esto supone abandonar la costumbre de definir a los otros por lo que les falta y no por sus posibilidades de ser, crecer y aportar. Creemos que en realidad hay que partir de lo que nos falta a todos cuando alguien no llega a ser lo que está llamado a ser. Partimos de las posibilidades que hay inscritas y no desarrolladas en todos/as teniendo como horizonte lo que podemos llegar a ser juntos cuando actuamos solidariamente y desde los derechos de los más golpeados.

Hay mucha cosa buena (…) que está como invisibilizada (…) Se trata de ser honestos con la realidad. No necesitamos disimular lo negativo, que no es poco, pero sí luchar contra cierta ‘cultura de la queja’ que muchas veces tiene como consecuencia justificar nuestra pasividad. Y comprometernos a apoyar lo que tantos vecinos hacen espontáneamente para cuidarse a sí mismos y a los demás y lo que hacen distintas instituciones de barrio trabajando en red para cuidarnos a todos. Si lo logramos, la violencia habrá comenzado a perder.
Es que no basta con poner ingentes esfuerzos en erradicar la violencia, si no construimos al mismo tiempo la Fraternidad, si no crecemos en sentirnos hermanos, responsables unos de los otros, cuidándonos mejor unos a otros.

+ Heriberto

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Enfoques Dominicales
es un programa que se emite por 1340 AM La Voz de Melo, los domingos a las 11:50. La versión escrita que presenta el Blog no es la versión literal de lo emitido, pero sí su contenido esencial.
 

domingo, 3 de abril de 2016

Enfoques Dominicales: Domingo de la Misericordia

Hoy es el segundo domingo de Pascua, llamado también Domingo de la Misericordia.
 
En la ciudad de Treinta y Tres, en nuestra Diócesis de Melo, la parroquia del Salvador celebra su fiesta patronal, ya que fue un segundo Domingo de Pascua (antes de que se le llamara también "de la Misericordia") 18 de abril de 1976, cuando fue erigida por Mons. Roberto Cáceres.
 
¿Por qué “Domingo de la Misericordia”?
Este nombre fue dado por indicación de San Juan Pablo II, en el año 2000.
Efectivamente, el 30 de abril de ese año, el Papa Juan Pablo canonizó a una religiosa polaca, Sor Faustina Kowalska, una mujer que recibió revelaciones de la Misericordia del Corazón de Jesús.
Durante la Misa de canonización el Papa dijo:
«En todo el mundo, el segundo domingo de Pascua recibirá el nombre de domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al género humano en los años venideros».
Como sabemos, a fines del año pasado, a iniciativa del Papa Francisco, la Iglesia está celebrando un Año Santo o Jubileo de la Misericordia. En ese contexto, este Domingo toma un relieve especial.
 
¿Cuál es la esencia del mensaje del Domingo de la Misericordia?
Se podría resumir en tres pilares fundamentales:
  1. Dios es misericordioso y nos ama a todos
  2. Debemos confiar en la Misericordia de Dios.
  3. La Misericordia define nuestra actitud ante cada persona
Primero: Dios es misericordioso y nos ama a todos.
¿Qué quiere decir misericordia? ¿Qué quiere decir que Dios es misericordioso?
Misericordia junta las palabras miseria y corazón. Tener misericordia es sentir en el corazón la miseria ajena. La miseria puede ser material o espiritual, o todo a la vez. Dios ama a cada persona que ha venido a este mundo. Cada uno de nosotros es una creatura suya. Su mirada es la del Padre que nos ha llamado a la vida, que nos ha creado para una felicidad eterna en comunión con él y entre nosotros. En cambio, nos encontramos con una vida miserable. Sufrimos por las decisiones que otros tomaron, y agregamos nuestras propias decisiones equivocadas, que nos hacen miserables y hacen miserables a otros que también las sufren.
La Misericordia de Dios se manifiesta enviando a su Hijo Jesús. Él no llega como todopoderoso, sino como un niño frágil, envuelto en pañales y acostado en un pesebre; y termina su vida en la tierra crucificado, en una muerte horrorosa… pero Él es el rostro de la Misericordia. Toda su vida es una entrega de amor que culmina en la Cruz. Su resurrección marca el triunfo de la vida sobre la muerte y abre al hombre el camino de reencuentro con Dios y de reencuentro con el hermano.
 Segundo: confiar en la Misericordia de Dios.
En el diario de Santa Faustina se leen las palabras que ella ha recibido de Jesús: “cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia”.
A veces me ha tocado hablar con personas que no creen que Dios las pueda perdonar por lo que han hecho. Es verdad, a veces han hecho cosas terribles. Pero están profundamente arrepentidas, lloran por sus pecados, quisieran no haberlos cometido, han tratado de repararlos de algún modo… pero siguen sin creer que Dios las pueda perdonar. Tal vez porque les cueste también perdonarse a sí mismas.
El mensaje de Jesús a Santa Faustina invita a confiar en la Misericordia de Dios. Dice un viejo refrán: “De los arrepentidos se sirve Dios”. Y es verdad. El arrepentimiento por el mal que hemos hecho es el primer paso para alcanzar la Misericordia; pero es necesario confiar en que Dios es Misericordioso. Misericordioso no es lo mismo que “manga ancha”, para decir “todo bien, no pasa nada”. La Misericordia de Dios está llamando, está invitando al arrepentimiento sincero, confiando en que es posible recibir su perdón y empezar una vida nueva, como lo han hecho y siguen haciendo tantos creyentes a través de los siglos.
 Tercero: la Misericordia define nuestra actitud ante las demás personas.
La experiencia de encuentro con la Misericordia de Dios, cuando es vivida en verdad y en profundidad, lleva a ser misericordioso con el prójimo.
En realidad esto es vivir en esta clave los dos grandes mandamientos que señala Jesús:
Cuando le preguntan:
"Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?"
Jesús responde:
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—. Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas. (Mateo 22,36-39)
Santa Faustina recoge de Jesús la indicación de que ese amor al prójimo se vive en forma concreta, con nuestras palabras, acciones, oraciones, "porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil".
A partir del Evangelio y de la práctica de la vida cristiana, la Iglesia ofrece una lista de catorce obras de misericordia.
 
Hace poco el Papa Francisco nos decía:
“La predicación de Jesús nos presenta estas obras de misericordia para que podamos darnos cuenta si vivimos o no como discípulos suyos. Redescubramos las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Y no olvidemos las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a  Dios por los vivos y por los difuntos.” (Misericordiae Vultus 15)
Quedémonos con esta invitación de Francisco, que es el eco de la que nos hace el mismo Jesús desde el Evangelio: “Sean pues, misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso”. (Lucas 6,36).

+ Heriberto
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