Afiche de la película "Su Excelencia" |
Me quedó grabada la parte final del discurso, porque recuerdo que me sorprendió. Ayer busqué el discurso en internet. Lo encontré, y ese final dice así:
Si no fuéramos tan ciegos, tan obcecados, tan orgullosos, si tan solo rigiéramos nuestras vidas por las sublimes palabras que hace dos mil años dijo aquel humilde carpintero de Galilea, sencillo, descalzo, sin frac ni condecoraciones:En este domingo, volvemos a escuchar esas palabras de Jesús que Su Excelencia cita en su discurso: “amaos los unos a los otros”, o como solemos decir hoy: “Ámense unos a otros” (Ver Juan 13,31-35).
“Amaos… amaos los unos a los otros”
Pero, desgraciadamente, ustedes entendieron mal, confundieron los términos y ¿Qué es lo que han hecho? ¿Qué es lo que hacen? “Armaos los unos contra los otros”.
“Les doy un mandamiento nuevo: ámense unos a otros, como yo los he amado”.Pero vayamos al pasaje del Evangelio que acabamos de escuchar. Vamos a hacerlo de la mano de alguien que se sintió especialmente tocada en su vida por estas palabras de Jesús: Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares.
Lo primero que nos hace observar Chiara, comentando este pasaje del Evangelio, es en qué momento Jesús dice estas palabras: es en la última cena, antes de entrar en su pasión. Esas palabras son su testamento. ¿Qué quiere decir Jesús? Sus palabras tienen que ver con una pregunta que está detrás de todo lo que Jesús hace en esa última cena, donde nos deja la Eucaristía y el Sacerdocio: ¿Cómo puede Jesús permanecer entre los suyos para llevar adelante la Iglesia?
Chiara Lubich |
Por eso es tan importante en la Iglesia Católica la unidad de cada pequeño grupo o comunidad, de cada parroquia; de una Diócesis, de una Conferencia Episcopal, de toda la Iglesia en la comunión con el sucesor de Pedro.
Esto, no sólo para sentirnos bien entre nosotros, sino porque la vivencia de ese amor recíproco, de esa unidad es la que despierta la inquietud en quienes no conocen a Jesús. Así lo señalaba un escritor cristiano llamado Tertuliano que, a comienzos del siglo III, notaba cómo las comunidades cristianas daban testimonio del amor recíproco, al punto que mucha gente decía “Miren cómo se aman”.
Y volviendo a Chiara Lubich:
“El amor recíproco crea la unidad. ¿Y qué produce la unidad? ‘Que todos sean uno –agrega Jesús- para que el mundo crea’ (Juan 17, 21). Al revelar la presencia de Cristo, la unidad arrastra al mundo tras Él. Frente a la unidad y al amor recíproco el mundo cree en Él.”Pero ¿cómo es posible ese amor, si tantas veces somos, como decía Cantinflas “tan ciegos, tan obcecados, tan orgullosos”. Jesús nos dice “Ámense unos a otros, como yo los he amado”.
Parece que Jesús nos pide aquí que lo imitemos. Y nos da un ejemplo muy grande. Él da la vida por nosotros. “Ámense como yo lo he amado” es estar dispuestos a dar la vida por los hermanos. Tertuliano decía “Mira cómo [los cristianos] están dispuestos a morir el uno por el otro, mientras ellos están dispuestos, más bien, a matarse unos a otros.” O, como diría Cantinflas, los que entendieron “armaos los unos contra los otros”.
Pero Jesús no sólo nos da un ejemplo. Cuando nos dice que nos amemos como Él nos ha amado, tenemos que ir a la fuente de su amor. Y esa fuente está en el Padre. Vuelvo a citar a Chiara Lubich:
“[Jesús] nos amó con el mismo amor con el que se aman Él y el Padre. Con ese amor tenemos que amarnos unos a otros para realizar el mandamiento nuevo. Un amor que nosotros, en cuanto hombres y mujeres, no poseemos. Pero lo recibimos por ser cristianos. ¿Y quién nos lo dona? El Espíritu Santo lo infunde en los corazones de todos los creyentes.”Es, entonces, con ese amor que el Espíritu Santo nos comunica, con que nosotros podemos amarnos y amar como Jesús nos amó.
Sólo así el amor no se queda solo en buenos sentimientos, buenos pensamientos, lindas palabras. Sólo así el amor se hace dar la vida; dar la vida cada día, en el respeto y la consideración por los demás, en el servicio, en el cuidado del prójimo, en la entrega generosa; en cada gesto de amor hacia el hermano y en cada acto de solidaridad hacia quien que está en el dolor, en la necesidad, en la miseria.
Dejemos que el amor de Jesús entre en nuestro corazón y lo transforme, lo haga capaz de amar como Él mismo nos amó. Así sea.
+ Heriberto, Obispo de Melo
Nota: Y si llegaron hasta aquí, no se pierdan el discurso de Cantinflas:
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Enfoques Dominicales
es un programa que se emite por 1340 AM La Voz de Melo, los domingos a las 11:50. La versión escrita que presenta el Blog no es la versión literal de lo emitido, pero sí su contenido esencial.
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