domingo, 29 de mayo de 2016

Enfoques Dominicales: desde la Parroquia Santìsimo Sacramento, Vergara, en su fiesta patronal

Amigas y amigos radioescuchas:
Un gusto estar de nuevo con ustedes en este espacio que La Voz de Melo nos ofrece para este encuentro semanal, continuando la tradición iniciada hace muchos años por Mons. Roberto Cáceres.

Una parroquia de fiesta

Este domingo mi voz les llega desde el departamento de Treinta y Tres. Estoy en la parroquia de Vergara, donde estamos celebrando la fiesta patronal. Hemos tenido la Misa y ahora nos disponemos a compartir la comida, que consiste en una gran olla para la que cada uno ha aportado algún elemento. Por supuesto, no puede faltar el arroz, en este lugar inscripto en la cuenca arrocera del este de Uruguay.
Cuando comenzó a formarse Vergara, a fines del siglo XIX, se empezó a construir una capilla, hoy iglesia parroquial. Fue dedicada al Inmaculado corazón de María y a Santa Graciana. La piedra fundamental fue bendecida el 4 de octubre de 1892 por Mons. Ricardo Isasa y Goyechea, Obispo auxiliar de Montevideo. Tenemos que recordar que hasta 1897, cuando se crean las Diócesis de Salto y Melo, la Diócesis de Montevideo abarcaba todo el Uruguay.
Mons. Paternain
En el año 1938, a pedido de algunos vecinos, el Obispo de la Diócesis de Florida-Melo, Mons. Miguel Paternain, erigió la actual parroquia, que dedicó al Santísimo Sacramento, es decir, al Santísimo Cuerpo y Sangre de Jesús, la fiesta que la Iglesia celebra hoy, y que por eso es la fiesta patronal de Vergara.
Inicialmente la parroquia fue confiada a los Padres Palotinos. El primer párroco fue el Padre Arturo Bernardo Zitto.
Pocos años después, el 15 de junio de 1941, es decir, hace casi 75 años, el Padre Augusto Stern bendijo las dos campanas que siguen en el campanario: la mayor, dedicada a Santa María y la menor a Santa Teresita del Niño Jesús.
Los Padres Palotinos estuvieron muchos años en Vergara, y son recordados especialmente un polaco, el Padre Chusinski y sobre todo un alemán, el Padre José Bader.
Son muchos los hombres de Vergara que tienen el recuerdo de cómo el Padre Wader les enseñó a trabajar y construyó con ellos una obra monumental, que es el Centro Paloti.
Después, la parroquia pasó al clero diocesano… actualmente está aquí el Padre Nurímar Correa, el Padre Manolo, como lo conocemos todos, que estuvo algunos años en Melo.

Insignia del `
Congreso Eucarístico

Creada en el año del III Congreso Eucarìstico

¿Por qué esta parroquia se llama Santísimo Sacramento? En el año 1938, cuando Mons. Paternain la creó, se realizó el III Congreso Eucarístico Nacional del Uruguay. Fue en Montevideo, del 3 al 6 de noviembre de 1938. Mons. Paternain decide que la parroquia lleve el nombre de Santísimo Sacramento “para perpetuar en la Diócesis la memoria del III Congreso Eucarístico Nacional”.

Y bien, celebramos hoy esta fiesta del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.

El cristianismo visto por un no creyente

Hace muchos años, leí una novela de Umberto Eco, el escritor italiano que murió el año pasado. En El Péndulo de Foucault uno de los personajes hace una descripción muy sencilla del cristianismo:
“acababa de llegar uno que se decía hijo de Dios, el hijo de Dios que se hace carne, y redime los pecados del mundo. (…) Y prometía la salvación a todos, bastaba con amar al prójimo. (…) Su legado era que cualquiera que supiese pronunciar las palabras justas en el momento justo podría transformar un trozo de pan y medio vaso de vino en la carne y la sangre del hijo de Dios, y hacer de ellas su alimento. (…) E inducia a los padres de la Iglesia a conjeturar, y luego a declarar, que Dios era Uno y Trino, y que el Espíritu procedía del Padre y del Hijo, pero que el Hijo no procedía del Padre y del Espíritu. (…)”
Pero muchos, sigue diciendo el personaje de la novela, pensaron ante eso
“¿Esa es toda la revelación? Qué trivialidad. (…) ¿El misterio trinitario? Demasiado fácil, debe de ocultar alguna otra cosa”.
Y concluye nuestro personaje:
“Hubo alguien, quizá Rubinstein, que cuando le preguntaron si creía en Dios respondió: ‘Oh, no, yo creo... en algo mucho más grande...’ Pero hubo otro (¿quizá Chesterton?) que dijo: ‘Desde que los hombres han dejado de creer en Dios, no es que no crean en nada, creen en todo.’ ”

Umberto Eco y el
famoso péndulo
Hasta ahí, esta cita literaria. Es muy curioso lo que trasmite Umberto Eco, que no era un hombre creyente: el mensaje de Jesús es sencillo. No hay que darle vueltas. Es el mensaje de un Dios de amor, que quiere llevar a los hombres a vivir el amor mutuo y a entrar para siempre en ese misterio de amor. Y que deja como una expresión de todo eso la Eucaristía. Jesús toma la comida y la bebida corrientes en su tiempo: el pan y el vino, para prolongar su presencia entre los hombres. Ese pan, ese vino, por la acción del Espíritu Santo que Jesús trasmitió a sus apóstoles y ellos trasmitieron a sus sucesores; ese pan y ese vino, sin perder sus características, su consistencia, su sabor; ese pan y ese vino se hacen cuerpo y sangre de Cristo.

Eso es lo que celebra esta fiesta del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo. La presencia del amor de Dios entre nosotros. Jesús se ha quedado en esta forma sencilla, frágil, que estamos llamados a recibir como un don precioso.

Como si fuera la primera vez...

Quienes celebramos la Eucaristía cada día, los sacerdotes, hemos de pedir el no acostumbrarnos nunca al misterio que tenemos entre manos, y hacerlo como si fuera la primera y última vez, como lo fue para Jesús en la Cena en la que nos dejó este signo de su amor.
Quienes se acercan a recibir la Comunión, han de tener presente qué es lo que van a recibir; por eso es necesaria una preparación previa, prolongada, antes de la Comunión. Eso es lo que hace la catequesis. Pero no se trata solamente de saber; se trata de una manera de vivir. Se trata, en definitiva, de querer seguir a Jesús, de hacerse su discípulo y vivir en consecuencia, de modo que recibir a Jesús en la Comunión alimente la Fe, la Esperanza y el Amor que son propios de la vida cristiana.

Desde Vergara, entonces, nuestro cordial saludo. Que el Señor los bendiga y que tengan un feliz domingo en familia.
+ Heriberto, Obispo de Melo
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Enfoques Dominicales es un programa que se emite por 1340 AM La Voz de Melo, los domingos a las 11:50. La versión escrita que presenta el Blog no necesariamente es la versión literal de lo emitido, pero sí su contenido esencial.

martes, 24 de mayo de 2016

En los Cien Años del Colegio María Auxiliadora de Melo


¿Qué significa poner una obra bajo el amparo de María Auxiliadora?

Cuentan las crónicas salesianas que, al final de su vida, Don Bosco, ya viejito, celebrando la Misa, solía decir en algún momento “todo lo ha hecho Ella, todo lo ha hecho Ella…”
Esas palabras no venían de un hombre que se hubiera instalado en su silla a esperar que María hiciera todo. Al contrario; era un hombre trabajador, que parecía incansable. Igual que muchos santos antes y después que él, repetía “ya en el Cielo descansaremos”.

Entonces, ¿qué significan esas palabras “todo lo ha hecho Ella”? Esas palabras nacen del corazón agradecido, del corazón que reconoce la obra de Dios realizada a través de María.
Como dice el Salmo, “si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles”. Podemos trabajar mucho, podemos hacer muchas cosas. Podemos sentir que lo hemos hecho todo nosotros, con nuestro talento, con nuestras propias fuerzas… pero sería olvidarnos de lo que somos, como seres humanos.

No hacemos las cosas a partir de la nada. Las hacemos a partir de un mundo creado, un mundo que nos ha sido puesto en las manos para transformarlo: “Dios puso al hombre en el jardín, para que lo cultivara y lo guardara”.

Pero Dios nos ha dado también las capacidades con las que vamos transformando ese mundo recibido. Como lo expresa el sacerdote y poeta José Luis Blanco Vega, Dios nos dice:
“A ti te inventé las manos
y un corazón que no duerme;
puse en tu boca palabras
y pensamiento en tu frente.”
Estar bajo el amparo de María Auxiliadora, la que “hace todo”, nos invita a caminar, a trabajar cada día, a poner en obra nuestras manos, nuestro corazón, nuestro pensamiento, para que esta comunidad educativa del Centenario, siguiendo el camino que otros abrieron, deje también en él su huella para que otros un día puedan continuarlo.

Damos gracias a Dios por las Hijas de María Auxiliadora, que iniciaron esta obra y la llevaron adelante durante muchos años. Demos gracias por quienes más recientemente continuaron esa labor.

Quiero especialmente tener presente a quien era la directora general en 2009, al momento de mi llegada a la Diócesis. Me refiero a Mary Maciel. Y, desde luego, mi agradecimiento a quienes hoy continúan velando por la marcha y el crecimiento de “María Auxiliadora”: Melba, Susana, Guadalupe, María Eugenia y todo el personal docente, administrativo y de servicio. Que puedan vivir cada día de trabajo sintiendo que a través de cada una de ellas y de cada uno de ellos, es María la que está obrando, de modo que todos podamos decir, al final de cada jornada: “todo lo ha hecho Ella”.

+ Heriberto, Obispo de Melo

Para quienes deseen conocer la historia del Colegio María Auxiliadora, hacer click AQUÍ.


domingo, 22 de mayo de 2016

Enfoques Dominicales: de Streetlight a la Santísima Trinidad


Amigas y amigos radioescuchas, un gusto encontrarlos de nuevo en estos enfoques dominicales a través de La Voz de Melo.

Comisión Nacional de Pastoral Juvenil

Les estoy hablando desde Montevideo, donde estamos terminando una reunión de la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil, con la presencia de jóvenes delegados y asesores de las diez diócesis del Uruguay.
Ayer por la tarde hicimos un alto en nuestros trabajos para participar de un evento juvenil, que tiene que ver con nuestra diócesis.

Luces de la calle

Se trataba del espectáculo Streetlight, o sea “luces de la calle”, presentado por el grupo internacional Gen Rosso, del Movimiento de los Focolares, en el marco de una campaña de prevención de la violencia y del abuso de drogas. Este evento fue auspiciado por la Fazenda de la Esperanza, las dos comunidades terapéuticas que están en nuestra Diócesis: la de varones, en Cerro Chato y la femenina en Melo. El grupo Gen Rosso está formado por unos diecisiete artistas, pero a través de los talleres que se hicieron en los días previos al espectáculo, incorporaron a unos 200 jóvenes que bailaron en el escenario y participaron de las escenas del drama musical.
Streetlight cuenta la historia de un muchacho afroamericano de Chicago. En medio del ambiente de violencia en que vivía su barrio, él trata de dar testimonio de su fe y muere asesinado. Esa muerte pone en una difícil decisión ética a sus amigos, su banda y su mundo.
Para todos los que estuvimos el espectáculo fue impactante. Creo que en el corazón de los jóvenes que participaron del mismo y de todos los que estuvimos allí, quedó plantada una buena semilla de paz.

La Santísima Trinidad

Este domingo, la Iglesia celebra la fiesta de la Santísima Trinidad. Nos acercamos así al misterio de Dios tal como lo creemos los cristianos: un solo Dios, tres personas. ¿Cómo hemos podido llegar a conocer eso? No por un camino de búsqueda humana, sino porque Dios mismo quiso revelarse, darse a conocer.
Revelar significa “correr el velo”. Es como si la realidad de Dios estuviera escondida detrás de una cortina o un velo, un poco traslúcido, que apenas deja adivinar qué hay detrás.
De repente la cortina se corre, y entonces es posible ver esa realidad escondida.
¿Quién corre la cortina, quién corre el velo? Es Jesucristo. Él es quien nos va dando a conocer el misterio de Dios.

El Padre Dios

Primero, Jesús nos habla de su Padre. Todos podemos sentir a Dios como Padre, y Jesús nos enseñó a llamarlo y a rezarle como Padre Nuestro. Sin embargo, Jesús tiene una manera especial de llamar a Dios “Padre”. Lo hace con una confianza, con una familiaridad, con una compenetración que son realmente únicas. Jesús vive para hacer la voluntad del Padre. “Mi alimento es hacer la voluntad del Padre”, llega a decir. La intimidad que vive con Él le hace decir “nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo da a conocer”. O sea que para llegar al Padre, tenemos que pasar por Jesús.

El Hijo de Dios

Así vamos de a poco comprendiendo que Jesús, el Hijo, es también Dios. No es otro Dios; es otra persona. “El Padre y yo somos uno”; “Quién me ve a mí, ve al Padre”, dice Jesús. A través del Hijo conocemos al Padre.
Esas dos personas, Padre e Hijo, viven una profunda relación de amor. Desde la eternidad el Padre da la vida al Hijo, porque eso es lo propio del Padre: dar vida. Desde la eternidad, desde siempre, el Hijo recibe esa vida del Padre y, con amor agradecido, la vuelve a poner en sus manos.

El Espíritu Santo

Ese ir y venir de amor y vida entre el Padre y el Hijo, desde la eternidad, es otra persona: es el Espíritu Santo, el Espíritu de Amor que une al Padre y al Hijo.
Es el Espíritu que Jesús prometió y que envió a sus discípulos después de su muerte, resurrección y ascensión al Cielo, como comentábamos el domingo pasado, en la fiesta de Pentecostés.
Creer en Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo nos pone ante Dios de otra manera.

Hijos e hijas del Padre, somos hermanos y hermanas

Delante del Padre, somos hijos. De él hemos recibido la vida, el ser… somos sus criaturas. Lo que somos, todas las posibilidades que tenemos, las que hemos desarrollado y las que no, las hemos recibido del Padre. Reconocerlo como Padre, amarlo, agradecerle, son las actitudes propias de quienes se reconocen hijos suyos. A menudo el hombre se olvida de que es criatura, y quiere tomar el lugar de Dios. El creyente sabe su lugar en el cosmos. Sabe de su pequeñez delante de la omnipotencia de Dios y, al mismo tiempo, descubre que está llamado a participar de la vida de Dios, que hay un lugar para él en la Casa del Padre. Jesús ha dicho: “en la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. Subo a prepararles un lugar”.

Hermanos de Jesús, miembros de su cuerpo

Delante del Hijo, delante de Jesús, somos hermanos. Pero, más todavía, somos miembros de un cuerpo del cual él es la cabeza. Él es la cabeza de esa humanidad nueva llamada a subir a la casa del Padre. La Iglesia, cuerpo de Cristo, es como el germen de la humanidad con la que Dios quiere compartir su eternidad.
Pero si nos vemos como hijos del Padre, si nos vemos como hermanos de Jesucristo, no podemos dejar de mirar de otra forma a nuestro prójimo. A la luz de la fe podemos decir que cada hombre es mi hermano, que cada mujer es mi hermana. Jesús nos enseñó como ley fundamental el amor a Dios y al prójimo. Él mismo vivió su ley y en ella murió. Su amor venció a la muerte. Jesús resucitado nos dice que lo único que subsiste para siempre es el amor, el amor profundo y verdadero.

Templos del Espíritu Santo

Y aquí entra la tercera persona. ¿Qué somos para el Espíritu Santo? San Pablo nos da una respuesta: somos templo del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es la forma que Dios tiene de vivir en nosotros, de habitar en nosotros. En el corazón del creyente viene a habitar la Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Nada menos! ¡Dios viviendo en nosotros! Cuando tomamos conciencia de eso, nuestra vida no puede seguir igual ¿no les parece?

El próximo domingo, fiesta patronal de Vergara

El próximo domingo, la fiesta del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo nos pone frente a esa presencia intensa, cercana de Dios que se hace alimento para nuestra vida. Sobre eso estaremos meditando en una semana, desde la Parroquia Santísimo Sacramento, en Vergara. Hasta entonces, si Dios quiere.

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Enfoques Dominicales es un programa que se emite por 1340 AM La Voz de Melo, los domingos a las 11:50. La versión escrita que presenta el Blog no necesariamente es la versión literal de lo emitido, pero sí su contenido esencial.

jueves, 19 de mayo de 2016

Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote



Meditaciones en la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, Jueves después de Pentecostés.
La primera vez que recibí una invitación para una ordenación sacerdotal, hace ya muchos, descubrí la costumbre de acompañar la invitación con un pasaje bíblico que era como el lema que había elegido quien iba a ser ordenado.
En esa tarjeta, el lema estaba tomado del capítulo 5 de la carta a los Hebreos y lo recuerdo más o menos así: “Tomado de entre los hombres para servirlos en lo que respecta a Dios” (v. 1).
Muchos años después, ya ordenado Diácono, fui invitado a preparar la ordenación sacerdotal de un compañero, en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Paysandú. Tenía que hablar del sacerdocio y tomé como punto de partida ese versículo, y lo fui explicando parte por parte. El párroco, el P. Hugo Caballero, de quien algunos años más tarde yo llegaría a ser sucesor, escuchó pacientemente mi charla y cuando terminé, se paró, miró a la gente y dijo: “el sacerdote es el hombre de la Eucaristía” y con dos o tres conceptos más, cerró el tema y la velada.
Hoy, esta fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote me ha hecho reencontrar con el texto de Hebreos. Está propuesto en el Oficio de Lecturas.
La carta a los Hebreos logra hacer un difícil equilibrio entre el sacerdocio del Antiguo Testamento y el sacerdocio de Cristo. Para el autor de la carta, el sacerdocio antiguo ha quedado perimido; el viejo culto ya no tiene lugar; a partir del sacrificio y del sacerdocio de Cristo ya no tiene sentido. Pero el autor, con mucha delicadeza, da su valor al sacerdocio de la Antigua Alianza y, entendiéndolo como figuración del auténtico sacerdocio, el de Cristo, pone en relieve los aspectos más importantes y hace ver cómo, de alguna forma, continúan presentes en el sacerdocio de la Nueva Alianza.
Vamos a leer más despacio este versículo 5,1:

“Todo Sumo Sacerdote, tomado de entre los hombres, es constituido en favor de los hombres en lo tocante a las relaciones de éstos con Dios, a fin de que ofrezca dones y sacrificios por los pecados”.
Me llama la atención la expresión “tomado”. Es voz pasiva, pero es esta voz pasiva que Jesús emplea tantas veces en el Evangelio para indicar una acción de Dios: ¿por quién es “tomado” el sacerdote, sino por Dios?
El verbo griego es lambanó, que significa “tomar”, pero también “recibir”. Tiene que ver con aceptar lo que es ofrecido; pero aceptar activamente. El que recibe quiere, efectivamente, recibir lo que es ofrecido.
Entonces, en este “es tomado” hay dos movimientos. El que predomina es el de Dios, que es quién toma, pero está también el movimiento de quien se ofrece a él. Lo interesante es que aquí no hay “una ofrenda” que es tomada, sino que la ofrenda es la misma persona que es tomada por Dios.
Esto se realiza plenamente si la persona que se ofrece, se ofrece totalmente, sin reservas. Dios toma toda su vida, todo su ser: cuerpo, mente, alma. El sacerdocio no es un aspecto de la persona, es su totalidad. Jesús es quien hace la ofrenda perfecta: Él se da enteramente al Padre, sin ningún retaceo, y el Padre “lo toma” enteramente. Toda la vida de Jesús, desde su Encarnación es un mismo proceso de ofrenda, de donación al Padre. En ese sentido, toda su vida es sacerdotal, desde el principio al final, con la cruz como culminación.
Por ese camino estamos llamados a hacer nuestra propia vida sacerdotal, ofreciéndonos cada día más enteramente al Padre por medio de Jesucristo. Dejándonos tomar totalmente por Él. Dejando de ofrecer retazos de nuestra alma, de nuestra mente, de nuestro cuerpo a otros dioses, a los ídolos del placer, del tener y del poder que nos reclaman todo y no nos dan más que una ilusión de felicidad.
Un segundo aspecto es el “de entre los hombres”. No dice “de entre el Pueblo de Dios” o “de entre la Iglesia”, sino “de entre los hombres”. Se subraya la humanidad del sacerdote. Jesús asume nuestra humanidad, toma nuestra carne, se hace semejante a nosotros en todo, menos en el pecado. Nosotros no hemos sido llamados porque seamos una especie aparte. Somos humanos, y como hombres débiles y mortales estamos llamados a hacer de nuestra vida una ofrenda en unión a la ofrenda de Jesucristo.

“Puesto en favor de los hombres”. Jesús se hizo servidor de todos, y la expresión de su servicio es “dar la vida en rescate por muchos”. Nosotros estamos llamados a configurarnos con Él en esa entrega en favor de los hombres, de la humanidad. Otra vez, el lenguaje es abierto: no es “en favor de los miembros del Pueblo de Dios” o “en favor de los miembros de la Iglesia”.

“En lo tocante a las relaciones de éstos con Dios”. Se podría traducir “en relación a Dios”, pero me gusta esta traducción que hace pensar, con justicia, en el servicio sacerdotal a las relaciones de los hombres con Dios.
Para el Pueblo de Dios, la relación con Dios es la Alianza. El sacerdote es un servidor de la Alianza. Cuando el hombre con su pecado rompe la Alianza, el servicio sacerdotal es el de la Reconciliación. La celebración del día de la Expiación era una función especialísima del Sumo Sacerdote, como lo recuerda la carta a los Hebreos.
Jesucristo, como queda expresado cada vez que en la Misa el sacerdote dice las palabras de la consagración “sangre de la nueva y eterna Alianza / que será derramada por ustedes y por muchos / para el perdón de los pecados”, es el sacerdote de la Nueva Alianza. Su entrega está al servicio de las relaciones entre los hombres y Dios. Precisamente, su servicio es restablecer esa relación por su sangre derramada en la cruz, sellando “la nueva y eterna Alianza”.
Desde luego, ahí está nuestro ministerio en la Reconciliación… pero más allá de ese servicio medicinal, que restablece la Alianza, Jesús nos ha mostrado una vida entregada a llamar a los hombres a la nueva Alianza, que tiene su expresión en el Reino de Dios. Entrar en Alianza con Dios pasa por vivir en unión con Él, meditando y practicando su Palabra, participando en la vida de la Comunidad y viviendo la Eucaristía como culminación y fuente de esa vida de fe, no como un elemento aislado del conjunto de la vida.
Los sacerdotes no podemos fomentar una actitud “utilitaria” o “consumista” con Dios, es decir, la de recurrir a Él en función de nuestras necesidades y de nuestros objetivos particulares y luego retraernos, sin reparar en los dones que Él nos ha entregado para ponerlos al servicio de los demás, dentro de su proyecto de Salvación.
Somos, pues, responsables del llamado a nuevos miembros del Pueblo de la Nueva Alianza y de su crecimiento en la fe. ¿A quién dirigía Jesús sus parábolas? ¿A quién escribía Pablo sus cartas? Eso no era para una élite. Jesús hablaba abiertamente, a todo el que se acercara a escuchar. Con sus discípulos tomaba algo más de tiempo para profundizar su mensaje. Pablo no escribía a los dirigentes, sino a toda la comunidad a la que estaba destinada su carta y esa comunidad compartió el mensaje con otras comunidades. La fe de nuestras comunidades se alimenta de la Palabra y de los Sacramentos, dos formas privilegiadas que tenemos de encuentro con Jesucristo vivo.

Finalmente, tomo el versículo 5,4: “nadie se arroga tal dignidad, sino el llamado por Dios”. Volvemos a la iniciativa de Dios, que es quien llama. La vocación no viene de mi yo, de mi ego, de mi deseo de ser tal o cual cosa. Viene de un horizonte que me trasciende. Viene del Dios vivo. Es penoso ver personas que “quieren ser” sacerdotes o diáconos permanentes y se consideran especialmente meritorios para ello… pero no han sido llamados.
El ministerio sacerdotal no es un premio. Es un Don, es una Gracia, pero ante todo, lo es para la comunidad.
Una tarea importante de la Pastoral Vocacional primero y del Seminario después es la de discernir las vocaciones. Hay signos que confirman ese llamado pero también signos que muestran contradicciones. Sobre esos signos se va haciendo el discernimiento, dentro de un proceso que permite ver si los signos positivos se mantienen y profundizan o al revés.
Hace años, cuando era párroco, hicimos un proceso en la comunidad para tener algunos ministros laicos. Fueron varios los propuestos. Con cada uno tuve una entrevista para ver si aceptaban y así entrar en un camino de formación. Una señora empezó diciéndome que no, “porque yo no soy digna”. Me pareció un muy buen signo, y así se lo dije. María, la Elegida por excelencia, dice, ante el anuncio del ángel, que el Señor “ha puesto los ojos en la humildad de su esclava”.

En esta fiesta le pedimos a Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, todos aquellos que hemos sido llamados a participar de su sacerdocio en favor de los hombres, poder configurarnos cada día más a Él, unirnos a Él en su eterna ofrenda al Padre.
+ Heriberto

domingo, 15 de mayo de 2016

Enfoques Dominicales: Domingo de Pentecostés

Recuerdos de San Juan Pablo II

Estos días pasados estuvieron marcados por dos aniversarios relacionados con San Juan Pablo II: el domingo 8 se cumplieron 28 años de su visita a Melo, en 1988, con su mensaje al mundo del trabajo, del cual hablamos el domingo 1 de mayo.
El viernes pasado, 13 de mayo, día de Nuestra Señora de Fátima, se cumplieron los 35 años del atentado que el Papa sufrió en la plaza de San Pedro. Un periodista del diario italiano La Repubblica recordaba esos hechos de 1981 y decía: “Rezábamos atónitos pensando que el Papa estaba muerto”. Pero no estaba muerto, y fue así que pocos años después lo recibimos dos veces en Uruguay, en 1987 y en 1988.

La promesa del Espíritu Santo

Hoy la Iglesia celebra la solemnidad de Pentecostés, la venida del Espíritu Santo, y a eso quisiera referirme hoy.
Si hay algo que Jesús ha prometido insistentemente, es el don del Espíritu Santo.
Basta leer su discurso de despedida en el Evangelio de Juan:
- «Yo pediré al Padre y él les enviará otro Paráclito... el Espíritu de la verdad» (Jn 14,16.17);
- «El Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, él les enseñará todo» (Jn 14,26);
- «Cuando venga el Paráclito, el Espíritu de la verdad... él dará testimonio de mí» (Jn 15,26);
- «Les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes; pero si me voy, yo lo enviaré a ustedes» (Jn 16,7);
- «Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, él los llevará a la verdad plena» (Jn 16,13).
El mismo Evangelio de Juan, en el pasaje que se lee este domingo, nos presenta a Jesús entregando el Espíritu Santo:
«Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: ‘Reciban el Espíritu Santo. A quienes perdonen los pecados, les quedarán perdonados; a quienes se los retengan, les quedarán retenidos’» (Jn 20,22-23).
Y en la primera lectura, de los Hechos de los Apóstoles, escuchamos el relato de Pentecostés:
«Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar.
De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban.
Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse» (Hch 2,1-4).
Vamos a detenernos en algunas de las palabras y de los signos que aparecen en estos pasajes de la Escritura para entender mejor lo que los discípulos están viviendo.

Pentecostés: 50 días

¿Qué quiere decir esta palabra de origen griego? Hace referencia a 50 días (pensemos en “pentágono”, la figura de 5 lados; “penta” = cinco). Son 50 días a partir de la Pascua, de la Resurrección de Jesús. La resurrección de Jesús ocurre en el día que llamamos hoy Domingo (“el día del Señor), que era el día siguiente al séptimo día de la semana, el Sábado. El domingo es el primer día de la semana. Si tomamos siete semanas (una “semana” de semanas) tenemos 49 días. El día siguiente al último sábado, ese primer día de la semana es el día 50: el Pentecostés. Esto pone la venida del Espíritu Santo en relación a la resurrección de Jesús, como un fruto directo de la Pascua. Por eso Jesús había dicho “les conviene que yo me vaya…”

Paráclito: el abogado defensor

En su promesa de la venida del Espíritu, tres veces Jesús llama “Paráclito” al Espíritu Santo. Esta otra palabra griega, tan extraña, tiene un significado muy hermoso. “Para” quiere decir “que está al lado” (pensemos en las líneas “para-lelas”, una al lado de la otra). “Clito” viene de un verbo que significa “llamar”. En latín, esta palabra griega se traduce como “Advocatus”, de la que viene nuestra palabra “abogado”. “Ad”: al lado; “vocatus”: llamado (como en vocación). Con esta palabra, el Espíritu Santo es presentado como Defensor, que habla por nosotros. En el Evangelio de Mateo, Jesús se refiere claramente a esto:
«Por mi causa ustedes serán llevados ante gobernadores y reyes, para que den testimonio ante ellos y ante los gentiles. Pero cuando los entreguen, no se preocupen de cómo o qué van a decir. Lo que tengan que decir se les comunicará en aquel momento. Porque no serán ustedes los que hablarán, sino el Espíritu de su Padre el que hablará en ustedes» (Mt 10,18-20).

El soplo de Dios viviente

“Vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa”, dice el relato de Pentecostés. El viento, al igual que el fuego, el signo que veremos a continuación, puede ser terriblemente destructor. Todavía recordamos lo que pasó recientemente en Dolores. Pero el viento mueve. En aquellos tiempos de navegación a vela, hacía posible los viajes. Los molinos utilizan su energía. Los discípulos, que habían estado encerrados hasta entonces, se dejarán mover por el viento del Espíritu. Como decía Jesús a Nicomedo: “el viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu” (Jn 3,8).
Pero en el Evangelio de Juan, Jesús entrega el Espíritu Santo soplando sobre sus discípulos. Este viento es, entonces, el aliento vital de Jesús Resucitado. Pensemos en el relato de la creación: “Entonces Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente” (Génesis 2,7). A diferencia de los animales, que también van a ser modelados de barro, Dios comunica al hombre la vida soplando sobre él. El hombre tiene un alma, una dimensión espiritual, que viene del soplo de Dios. El soplo de Jesús comunicando el Espíritu Santo entrega al hombre una vida nueva en el Espíritu.

Corazones encendidos por el fuego del Espíritu

En el relato del libro de los Hechos, el Espíritu Santo se manifiesta como una serie de lenguas de fuego que se posan sobre la cabeza de cada uno de los presentes. Pensemos en el relato de la vocación de Moisés, “el ángel de Yahveh se le apareció en forma de llama de fuego, en medio de una zarza” (Éxodo 3,2).
El fuego del Espíritu enciende en Moisés el ardor interior. Habiendo encontrado a Dios, Moisés queda lleno de un ardor que lo hará mantenerse firme “como si viera al invisible” (Hebreos 11,27).
Los discípulos de Emáus, que han abandonado la comunidad, decepcionados por la muerte de Jesús, sintieron arder sus corazones cuando Jesús, en el camino, les fue explicando las Escrituras (Lucas 24,32).
El don que ha recibido Timoteo por la imposición de las manos de Pablo puede ser “reavivado” (2 Timoteo 1,6) igual que el fuego, a partir de las brasas que arden todavía, escondidas entre las cenizas.

Un nuevo Pentecostés

Así, el Espíritu Santo como abogado esclarece nuestra mente; como fuego hace arder de amor nuestro corazón; como viento nos impulsa. Actúa en lo más profundo de nuestro ser, desarrollando nuestra vida espiritual. Nos lleva a decidir y actuar haciendo en nuestra vida la voluntad de Dios.
Por eso, con los Obispos latinoamericanos reunidos en el santuario de Nuestra Señora Aparecida (Brasil, 2007) decimos:
La Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del Continente. Necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo. Esperamos un nuevo Pentecostés que nos libre de la fatiga, la desilusión, la acomodación al ambiente; una venida del Espíritu que renueve nuestra alegría y nuestra esperanza.

sábado, 14 de mayo de 2016

Fundadores de la Fazenda de la Esperanza visitan mañana Melo. Compartirán la experiencia de su encuentro con el Papa Francisco


Nelson Giovanelli Rosendo

Fray Hans Stapel ofm
Mañana estarán en Melo los fundadores de la Fazenda de la Esperanza. Nelson Giovanelli y Fray Hans Stapel estarán en la Misa que celebrará Mons. Heriberto a las 16:30 horas, en la capilla de la Fazenda femenina Betania, en barrio El Fogón. Compartirán la experiencia de su reciente encuentro con el Papa Francisco. Están invitados todos los que quieran conocerlos y, naturalmente, todos los habituales colaboradores y voluntarios.

¿Cómo comenzó la Fazenda en Uruguay? El 1º de agosto de 2009 hacía un frío terrible en la mañana de Cerro Chato. El viento incesante hacía aún más baja la sensación térmica. Sin embargo, había calor en los corazones de las personas que estaban congregadas en la vieja chacra Quo Vadis. Allí se estaba inaugurando la Fazenda de la Esperanza, primera de estas comunidades terapéuticas en Uruguay, dedicada a la recuperación de varones dependientes químicos o con otras adicciones.

Seis años más tarde, el 22 de agosto de 2015, un clima más benigno acompañó la inauguración de la Fazenda femenina Betania, en Barrio El Fogón, de la ciudad de Melo. La Diócesis de Melo completaba así la presencia de la Fazenda en el Uruguay, con sus dos ramas.

Las dos casas están funcionando. Quo Vadis se ha ido afianzando, y la inauguración de la Fazenda femenina contribuyó a que su propuesta tuviera mayor difusión. Betania va haciendo su camino despacio. La realidad de la dependencia en el mundo femenino es mucho más compleja.

Nelon y Fray Hans, en aquellos primeros tiempos....
La Fazenda de la Esperanza comenzó, todavía sin saberlo, cuando el joven Nelson Giovanelli se aproximó a un grupo de jóvenes que consumían y vendían drogas cerca de su casa. Fue en 1983, en la esquina entre las calles Tupinambás y Guaicurus, en el barrio de Pedregulho, en la ciudad de Guaratinguetá interior del Estado de San Pablo. Brasil. Él fue animado a dar ese paso por fray Hans Stapel su párroco quien lo incentivaba a vivir concretamente la Palabra de Dios.

Nelson conquistó la confianza de aquellos dependientes químicos. Uno de ellos, Antonio Eleuterio, fue el primero en ser contagiado y pidió ayuda para liberarse de las drogas, todo porque Nelson buscaba poner en práctica la frase "Me hice débil con los débiles..." (1 Corintios 9,22).

Fray Hans fue nombrado párroco de la iglesia Nuestra Señora de la Gloria en 1979. Había nacido al final de la segunda guerra mundial. Creció con la reconstrucción de Alemania, orientado religiosamente en la Iglesia Católica por sus padres, conoció el carisma de la unidad de Chiara Lubich y la pobreza de San Francisco de Asís, los que divulga en su vida religiosa. Fue liberado enteramente para dedicarse a la Fazenda de la Esperanza en 1992 cuando sus superiores entendieron esta necesidad.

Los compañeros de Antonio notaban algo diferente en su vida. Esto los llevó a buscar la ayuda del joven parroquiano que les proponía vivir radicalmente la Palabra de Dios y a la noche encontrarse en la Iglesia (y no ya en la esquina) para compartir las experiencias vividas cada día.

Este grupo sugirió a Nelson arrendar una casa para vivir juntos. El arriendo y los gastos lo pagarían con sus trabajos. Las primeras actividades fueron la limpieza de jardines mientras Nelson continuaba en su empleo en una cooperativa de productos lácteos en Guaratinguetá. Todo lo que ganaban lo ponían en común para sustentarse.

Iraci Leite y Lucilene Rosendo, conocida por Luci, iniciaron el trabajo de recuperación femenina en 1989, en la ciudad de Guaratinguetá - SP. Ellas dejaron todo para seguir el ejemplo de Nelson.

La Fazenda inaugurada en Sergipe/AL en 1992 fue la primera fuera de Guaratinguetá. La primera comunidad fuera de Brasil nace en Alemania, en la tierra de su fundador, fray Hans, 15 años después de su inicio.

La Fazenda de la Esperanza se esparció de oriente a occidente ganando proporciones globales. Se volvió todavía más conocida en el mundo después de la visita de Papa Benedicto XVI en la comunidad de Pedrinhas en la ciudad donde nació este trabajo en el interior de San Pablo el 2007.

viernes, 13 de mayo de 2016

Mons. Bodeant: "Hace años que en el Uruguay y en otros países hay religiosas que bautizan y celebran matrimonios"

El Papa Francisco recibe en audiencia a las participantes en
la asamblea de la UISG (Unión General de Superioras Generales)

Religiosas que bautizan y presiden matrimonios

- Mons. Heriberto, el jueves 12 de mayo se difundió una información sobre el encuentro del Papa Francisco con un grupo de religiosas. La Agencia EFE, por ejemplo, tituló "El Papa abre camino para que la mujer case y bautice". ¿Qué puede decirnos sobre eso?
- En realidad el tema es otro: el Papa habló de la posibilidad de abrir a las mujeres el camino del Diaconado, que actualmente sólo lo pueden recibir los varones. Pero en Uruguay y en muchos países del mundo, hace años que hay religiosas que bautizan y presiden la celebración de matrimonios. Eso sucede en nuestra propia Diócesis.
- ¿Cuáles son esas religiosas?
- En nuestro caso, son las Misioneras de Jesús Verbo y Víctima, que tienen a su cargo la atención pastoral de las parroquias de Santa Clara de Olimar y Tupambaé y tienen tambièn comunidades en las Diòcesis de Salto y de Mercedes. Ellas están facultadas por el Obispo para celebrar Bautismos y presidir la celebración de los matrimonios. Las MJVV fueron fundadas hace más de 50 años en Perú, por el Obispo de la prelatura de Caravelí, Mons. Federico Káiser, que contaba con muy pocos sacerdotes y fundó esta congregación religiosa para atender en forma permanente parroquias y bases misioneras a las que los sacerdotes podían llegar sólo ocasionalmente.
- ¿Qué es una prelatura?
- Es una porción del Pueblo de Dios, una parte de la Iglesia, en un territorio determinado, bajo la guía de un Obispo, pero que todavía no es una Diócesis. Podríamos decir que es una etapa misionera, previa a la creación de una Diócesis. Mons. Káiser, con la ayuda de una religiosa alemana, la Madre Willibrordis, fundó las MJVV para enviarlas a lugares recónditos, donde no había sacerdote permanente y, en el marco de lo que permiten las normas de la Iglesia, les concedió las facultades para bautizar y presidir casamientos. A eso se agregó luego la posibilidad de dar la Comunión con las Hostias consagradas por un sacerdote en la última Misa celebrada, reservadas en el Sagrario.

Quiénes pueden bautizar

MJVV celebrando un Bautismo
- ¿Por qué ellas pueden bautizar? ¿No es necesario ser por lo menos diácono para celebrar bautismos?
- Desde su origen, la Iglesia tiene claro que, en caso de necesidad, puede bautizar cualquier persona, incluso aunque ella misma no esté bautizada, cumpliendo tres condiciones:
primero, utilizar agua, que es la materia propia del Bautismo. Simplemente agua: no es necesario que sea agua bendita;
segundo, utilizar la fórmula "N. yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espìritu Santo", es el mandato de Jesús en el Evangelio de San Mateo (28,19) "Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo";
tercero, muy importante: que esa persona tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia.
- Pero usted dice que esto es "en caso de necesidad".
- Así es: un niño nace con peligro de muerte. Sus padres desean que sea bautizado; tanto la mamá como el papá, o personal de la salud o cualquier otra persona puede hacer eso. Después hay que informar de eso a la parroquia que corresponda, donde puede completarse la ceremonia, especialmente con la unciòn del Santo Crisma; pero, si todo se hizo como lo indiqué antes, no se vuelve a dar el agua del Bautismo, porque el niño ya la recibió.
- Entonces, ¿qué diferencia hay entre ese bautismo, que muchos llaman "agua de socorro" y lo que hacen las religiosas?
- Como ya indiqué, eso se hace en caso de necesidad; las religiosas que han recibido ese encargue lo hacen en forma completamente regular, es decir, con una preparación previa de padres y padrinos y con todos los pasos que incluye la celebración. No hay que olvidar que también hay un Libro de Bautismos en cada parroquia, donde todos los bautismos deben quedar debidamente asentados. Esos libros fueron, antes de la creación del Registro Civil en el Uruguay, el registro de nacimientos con que contaba el país. Hoy siguen siendo importantes al interno de la Iglesia, sobre todo a la hora en que se presenta una pareja para contraer matrimonio, porque lo primero que se les va a pedir es la Fe de Bautismo, el certificado de Bautismo de cada uno de ellos.

Los novios "se casan"; el sacerdote "asiste" al matrimonio

MJVV recibiendo el consentimiento de los esposos
en la celebración de un matrimonio.
- Ya que habla de Matrimonio, le hago la misma pregunta que para el Bautismo: ¿no son sòlo los diáconos y los sacerdotes o el Obispo los que pueden casar una pareja?
- En realidad, no es totalmente correcto decir que el sacerdote "casa" a la pareja. Son los novios quienes "se casan". Las normas de la Iglesia dicen que el Sacramento del Matrimonio lo produce el consentimiento de los contrayentes. Ahora bien, para que ese consentimiento sea válido, ninguno de los que se casa ha de estar afectado por un impedimento (por ejemplo, ya estar casado) y el consentimiento debe ser expresado ante un ministro autorizado y dos testigos. Los ministros son el Obispo o el párroco, que pueden delegar a otro sacerdote o a un diácono. En el caso de las MJVV, éstas reciben una autorización especial del Obispo para poder "asistir" al matrimonio, es decir recibir el consentimiento matrimonial de una pareja.

Las diaconisas

Ícono que representa
a la Diaconisa Febe
- Entonces, si todo esto ya está presente en la vida de la Iglesia, ¿qué es lo nuevo que plantea el Papa Francisco?
- El jueves pasado, el Papa Francisco recibió a 900 superioras religiosas de la Unión Internacional de Superioras Generales, que estaban en esos días reunidas en asamblea plenaria. Respondiendo a preguntas de las religiosas, el Papa afirmó que se podría crear una comisión que estudie la posibilidad del diaconado para las mujeres. El diaconado es actualmente un grado del Sacramento del Orden, reservado a los varones. Es un paso necesario para ser ordenado presbítero (sacerdote), pero también existen diáconos permanentes, como los que tenemos en nuestra diócesis. Hombres casados que, después de algunos años de matrimonio y pasando por una adecuada formación y discernimiento vocacional reciben la ordenación diaconal y son valiosos servidores de nuestras comunidades.
- En la carta a los Romanos (16,1-2) San Pablo dice: "les recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia en Cencrea. Recíbanla en el Señor, como es digno de los santos y ayùdenla en cualquier cosa que necesite de ustedes; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo". ¿Hubo entonces mujeres con el ministerio del diàcono -diaconisas- en los primeros tiempos de la Iglesia?
- Sí, claro, la Diaconisa Febe. Como se ve, San Pablo hace toda una recomendación de esa mujer a la que llama, además de diaconisa, "nuestra hermana". Aparentemente era una viuda que contaba con recursos con los que ayudaba a los misioneros. La recomendación parece indicar que es ella quien llevó a Roma la carta de Pablo a los Romanos, lo que muy probablemente sucedió.
Ahora, hay que decir tambièn, como lo señala Francisco, que cuando se habla de las mujeres diáconos en los primeros siglos de la Iglesia, no se sabe realmente qué papel desarrollaban y sobre todo si habían sido ordenadas o no. A esto hay que agregar que la vida religiosa o vida consagrada es una vocación diferente de la vida sacerdotal. No olvidemos que hay también varones que son religiosos y no son sacerdotes, sino hermanos, como los Hermanos de la Sagrada Familia, por ejemplo. Entonces, aunque se abra camino para el diaconado de la mujer, eso no hará automáticamente diaconisas de las religiosas, a menos que tengan esa vocación especial y la Iglesia les confiera ese ministerio en la forma en que eventualmente se determine, que puede ser distinta de la ordenación.

DECOS-MELO

jueves, 12 de mayo de 2016

Culminó ayer en el Santuario de la Virgen de Itatí el 31º Encuentro de Diócesis de Frontera







31º Encuentro de Diócesis de Frontera
Paso de la Patria, Corrientes (Argentina) 9 al 11 de mayo de 2016
Mensaje Final
“Los vecinos se encuentran para reflexionar y compartir sobre los distintos aspectos de una ecología integral que incorpore las dimensiones humanas, sociales y pastorales para nuestra región y la vida de nuestros pueblos. (cf. LS 137)”.

Agradecidos a Dios porque, convocados como pueblo de hijos y de hermanos en Jesús, hemos concluido nuestro encuentro anual de vecinos de frontera. Nos hemos reunido en Paso de la Patria, a orillas del Paraná, lugar donde se dio uno de los primeros encuentros entre el hombre europeo y los pobladores originarios de estas costas. Lugar de encuentro pacífico, fraterno y hospitalario, expresión de la forma sencilla en que ellos vivían y la veneración que profesaban hacia la naturaleza y la madre tierra. Así, los vecinos nos reconocemos hermanos, sentimos por un momento que la frontera se diluye y se descorre el velo, revelando la verdadera identidad de nuestra condición humana: una sola familia con la hermosa tarea de cuidarnos unos a otros y hacernos cargo juntos de nuestra “Casa Común”.
Ante la falta de una toma de conciencia colectiva y la preocupación por la progresiva degradación y amenaza de nuestro planeta y del ser humano, como parte integral del ecosistema planetario, asumimos la complejidad de la situación que nos involucra a todos. Interpelados y alentados por el Encíclica “Laudato Sí”, sobre el cuidado de la Casa Común, reafirmamos que todo está conectado y que no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Por cuanto, está bien que además de reflexionar sobre las dimensiones humanas y sociales de la ecología integral, asumamos también el urgente desafío de la dimensión pastoral que nos compete específicamente.
La dimensión pastoral, iluminada desde la fe en la Palabra de Dios y la tradición cristiana, como aportación a la reflexión sobre el cuidado de la Casa Común, y como opción de la calidad de las acciones que debemos emprender para hacer efectivo ese cuidado, es una contribución necesaria que nos corresponde dar a los creyentes. La “piedra de toque y la llave de oro” de la ecología de Jesús es la bienaventuranza de la mansedumbre: Bienaventurados los mansos porque tendrán acceso a la tierra (Mt 5,4). “Ñandejára ñe’e guive jareko peteĩ tekove ha jahechakūa’a oñondivepa”. Ésta mirada de Jesús y su Evangelio sobre la realidad, tiene consecuencias en nuestra forma de pensar, de sentir, de vivir y de actuar (austeridad y responsabilidad de consumo, trabajo mancomunado en redes, criterios para la decodificación de los mensajes publicitarios, una participación proactiva, una mayor conciencia ciudadana). “Porque no será posible comprometerse en cosas grandes solo con doctrinas sin una mística que nos anime, sin unos móviles interiores que impulsan, motivan, alientan y dan sentido a la acción personal y comunitaria” (LS 216).
Para que esa dimensión pastoral tenga una proyección testimonial y profética, tenemos que estar dispuestos todos a cambiar modos de pensar y hábitos muy arraigados, que nos hacen cómplices del maltrato al ambiente que nos rodea (a modo de ejemplo: mega proyectos de producción, sobre-explotación del Acuífero Guaraní, planes nucleares, proyectos de fracking, de minería metalífera a cielo abierto, de mega represas y otros), y también al propio cuerpo y al cuerpo de nuestros hermanos y hermanas, sobre todo de los más pobres y desheredados de bienes y derechos fundamentales. Nos hace falta –advierte el papa Francisco– “una conversión ecológica, que implica dejar brotar todas las consecuencias de nuestro encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que nos rodea” (LS 217). Lo cual demanda una “sana relación con lo creado como una dimensión de la conversión íntegra de la persona. Esto implica también reconocer los propios errores, pecados, vicios o negligencias, y arrepentirse de corazón, cambiar desde adentro” (LS 218).
Afortunadamente, esa transformación es posible porque, como afirma San Pablo, “Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha marcado con un sello por el Espíritu Santo prometido. Ese Espíritu prepara la redención del pueblo que Dios adquirió para sí, para alabanza de su gloria” (Cf. Ef 1, 3-14). Valoramos las distintas iniciativas y experiencias de cada lugar que nos abren a la esperanza que es posible un cambio. Eso lo celebramos gozosos porque contemplamos que se va haciendo realidad en la historia, y a la vez misión, en la que estamos embarcados nosotros. Donde el hombre es parte integral de la naturaleza, tiene la responsabilidad de interactuar con ella como hombre y de usarla sin perder de vista la dignidad humana ni la dignidad de la naturaleza.
Encomendamos nuestra región y la vida de nuestros pueblos, a las manos de María nuestra Madre. Que ella nos enseñe a ser discípulos misioneros de su Hijo Jesús para quienes las fronteras geográficas construidas por los hombres, son una tarea urgente para convertirlas en vías de intercambio solidario, en puentes de amistad y con el compromiso firme de buscar juntos los modos más fraternos, más justos y eficaces de cuidar nuestra Casa Común.


Paso de la Patria, 11 de mayo de 2016
Participantes de los siguientes países y diócesis:
Argentina: Diócesis de Concordia, Corrientes, Formosa, Goya, Gualeguaychú, Oberá, Resistencia y Santo Tomé.
Brasil: Diócesis de Bagé, Chapecó, Pelotas, Santo Ângelo y Uruguaiana.
Paraguay: Diócesis de Asunción, Ciudad del Este y Encarnación.
Uruguay: Diócesis de Salto y Tacuarembó.

miércoles, 11 de mayo de 2016

Padre Francisco Furtado SDB - In Memoriam


Falleció anoche en Mercedes el P. Francisco "Pancho" Furtado Figueras, Salesiano de Don Bosco. Había nacido en Durazno el 2 de febrero de 1928. 
A sus 88 años se mantenía aún en actividad en el Colegio Salesiano San Miguel, en la capital de Soriano. Un problema respiratorio que le exigía el uso continuo de un oxigenador lo limitaba mucho, pero mantenía toda su lucidez. Continuaba su apostolado sobre todo a través de internet, desde las redes sociales y desde su sitio web Padre Pancho.
En Melo dejó una profunda huella en quienes lo conocieron y fueron sus alumnos en el Liceo Salesiano. Cuando en 1994 Mons. Cáceres creó la parroquia "Santo Domingo Savio y San Carlos Borromeo", para mejor atención pastoral de la zona Este de Melo, el P. Francisco fue designado administrador parroquial, con las funciones de párroco. Como vicarios parroquiales tuvo a los padres Carlos Sanabria y Andrés Algorta.
El Padre Pancho ha dejado como su legado la Obra Social Salesiana Picapiedras, en el Barrio Feder, que él comenzó a soñar y cuya fundación impulsó hace casi veinte años. Fue él quien eligió el nombre de "Picapiedras", porque, con su característico buen humor, decía que comenzaba desde lo más rudimentario, como andando en "troncomóvil". La Obra, iniciada con el Club de Niños, se fue expandiendo con el CAIF que, con justicia, fue llamado "Padre Pancho" y el Centro Juvenil.
Su velatorio y sepelio tendrán lugar en Mercedes.
Hoy, a las 18:30 en Santo Domingo Savio, Mons. Heriberto y el P. Santo concelebrarán la Eucaristía por su eterno descanso y miembros de la Obra lo recordarán con su testimonio.
En el cartel se lee: "Bienvenidos al CAIF Padre Pancho"

lunes, 9 de mayo de 2016

Derrumbe de la Iglesia de Santa Clara de Olimar

La Iglesia en 2010, ya desafectada de todo uso.
Imagen de la Iglesia derrumbada (de la página Facebook Melo de Todos)
Foto histórica de la Iglesia, en la que pueden verse algunas de las imágenes
Un acontecimiento triste para Santa Clara de Olimar, para la memoria de su gente, para el patrimonio de esa población y para la comunidad católica: se derrumbó la vieja Iglesia parroquial.
Fragmentos de la fachada cayeron sobre la calle e incluso llegaron algunos trozos hasta la puerta del gimnasio municipal. Afortunadamente no hubo ningún daño a personas. La jueza de Santa Clara pidió la intervención de bomberos para retirar los escombros que habían quedado en la calle y para derribar totalmente parte de la fachada que había quedado en una situación amenazante.
Esta Iglesia había sido declarada monumento histórico nacional en el año 2002, por el presidente Jorge Batlle y el ministro Antonio Mercader.
Según dice la misma declaración, el templo había sido construido en 1914 por el arquitecto Miguel Echandi, residente en Santa Clara. Esa fecha de construcción indica que no fue ésa la Iglesia en la que se celebró el matrimonio de Aparicio Saravia (fallecido en 1904).
También fueron declarados monumento histórico los libros parroquiales (Bautismos, Matrimonios, etc.) que se iniciaron en la década de 1870, donde hay valiosos registros de los pobladores de la zona
Asimismo son parte de este patrimonio las imágenes religiosas que estuvieron en el templo, obra del artista austríaco Ferdinand Stuflesser.
La Iglesia estaba desafectada de todo uso desde hace ya muchos años. Los libros y las imágenes se encuentran en el Centro Parroquial de Santa Clara.
Las religiosas Misioneras de Jesús Verbo y Víctima, responsables de la animación pastoral en Santa Clara han buscado medios para la restauración de las imágenes, que tienen algunos daños.
Desde su llegada a Melo, el Obispo diocesano, Mons. Heriberto Bodeant, recibió en tres distintas oportunidades, de parte de autoridades y de un grupo de particulares, propuestas para la reparación de la Iglesia. Para ello había dos dificultades: la falta de fondos y la falta de una persona especializada para poder refaccionar una construcción hecha en piedra.
El Obispo manifestó siempre su disposición a que la Iglesia, aún conservando su carácter de templo, pudiera ser también un museo que formara parte del circuito turístico de Santa Clara y Tupambaé, donde se encuentran la estancia del Cordobés, el Museo del Soldado de la Frontera y el sitio de la batalla de Tupambaé. Ninguna de las iniciativas fue más allá del planteo inicial.
En este momento la comunidad católica de Santa Clara está empeñada en mejorar la capilla que se ubica en el interior del antiguo Colegio, donde funciona actualmente la vida parroquial.