domingo, 22 de mayo de 2016

Enfoques Dominicales: de Streetlight a la Santísima Trinidad


Amigas y amigos radioescuchas, un gusto encontrarlos de nuevo en estos enfoques dominicales a través de La Voz de Melo.

Comisión Nacional de Pastoral Juvenil

Les estoy hablando desde Montevideo, donde estamos terminando una reunión de la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil, con la presencia de jóvenes delegados y asesores de las diez diócesis del Uruguay.
Ayer por la tarde hicimos un alto en nuestros trabajos para participar de un evento juvenil, que tiene que ver con nuestra diócesis.

Luces de la calle

Se trataba del espectáculo Streetlight, o sea “luces de la calle”, presentado por el grupo internacional Gen Rosso, del Movimiento de los Focolares, en el marco de una campaña de prevención de la violencia y del abuso de drogas. Este evento fue auspiciado por la Fazenda de la Esperanza, las dos comunidades terapéuticas que están en nuestra Diócesis: la de varones, en Cerro Chato y la femenina en Melo. El grupo Gen Rosso está formado por unos diecisiete artistas, pero a través de los talleres que se hicieron en los días previos al espectáculo, incorporaron a unos 200 jóvenes que bailaron en el escenario y participaron de las escenas del drama musical.
Streetlight cuenta la historia de un muchacho afroamericano de Chicago. En medio del ambiente de violencia en que vivía su barrio, él trata de dar testimonio de su fe y muere asesinado. Esa muerte pone en una difícil decisión ética a sus amigos, su banda y su mundo.
Para todos los que estuvimos el espectáculo fue impactante. Creo que en el corazón de los jóvenes que participaron del mismo y de todos los que estuvimos allí, quedó plantada una buena semilla de paz.

La Santísima Trinidad

Este domingo, la Iglesia celebra la fiesta de la Santísima Trinidad. Nos acercamos así al misterio de Dios tal como lo creemos los cristianos: un solo Dios, tres personas. ¿Cómo hemos podido llegar a conocer eso? No por un camino de búsqueda humana, sino porque Dios mismo quiso revelarse, darse a conocer.
Revelar significa “correr el velo”. Es como si la realidad de Dios estuviera escondida detrás de una cortina o un velo, un poco traslúcido, que apenas deja adivinar qué hay detrás.
De repente la cortina se corre, y entonces es posible ver esa realidad escondida.
¿Quién corre la cortina, quién corre el velo? Es Jesucristo. Él es quien nos va dando a conocer el misterio de Dios.

El Padre Dios

Primero, Jesús nos habla de su Padre. Todos podemos sentir a Dios como Padre, y Jesús nos enseñó a llamarlo y a rezarle como Padre Nuestro. Sin embargo, Jesús tiene una manera especial de llamar a Dios “Padre”. Lo hace con una confianza, con una familiaridad, con una compenetración que son realmente únicas. Jesús vive para hacer la voluntad del Padre. “Mi alimento es hacer la voluntad del Padre”, llega a decir. La intimidad que vive con Él le hace decir “nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo da a conocer”. O sea que para llegar al Padre, tenemos que pasar por Jesús.

El Hijo de Dios

Así vamos de a poco comprendiendo que Jesús, el Hijo, es también Dios. No es otro Dios; es otra persona. “El Padre y yo somos uno”; “Quién me ve a mí, ve al Padre”, dice Jesús. A través del Hijo conocemos al Padre.
Esas dos personas, Padre e Hijo, viven una profunda relación de amor. Desde la eternidad el Padre da la vida al Hijo, porque eso es lo propio del Padre: dar vida. Desde la eternidad, desde siempre, el Hijo recibe esa vida del Padre y, con amor agradecido, la vuelve a poner en sus manos.

El Espíritu Santo

Ese ir y venir de amor y vida entre el Padre y el Hijo, desde la eternidad, es otra persona: es el Espíritu Santo, el Espíritu de Amor que une al Padre y al Hijo.
Es el Espíritu que Jesús prometió y que envió a sus discípulos después de su muerte, resurrección y ascensión al Cielo, como comentábamos el domingo pasado, en la fiesta de Pentecostés.
Creer en Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo nos pone ante Dios de otra manera.

Hijos e hijas del Padre, somos hermanos y hermanas

Delante del Padre, somos hijos. De él hemos recibido la vida, el ser… somos sus criaturas. Lo que somos, todas las posibilidades que tenemos, las que hemos desarrollado y las que no, las hemos recibido del Padre. Reconocerlo como Padre, amarlo, agradecerle, son las actitudes propias de quienes se reconocen hijos suyos. A menudo el hombre se olvida de que es criatura, y quiere tomar el lugar de Dios. El creyente sabe su lugar en el cosmos. Sabe de su pequeñez delante de la omnipotencia de Dios y, al mismo tiempo, descubre que está llamado a participar de la vida de Dios, que hay un lugar para él en la Casa del Padre. Jesús ha dicho: “en la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. Subo a prepararles un lugar”.

Hermanos de Jesús, miembros de su cuerpo

Delante del Hijo, delante de Jesús, somos hermanos. Pero, más todavía, somos miembros de un cuerpo del cual él es la cabeza. Él es la cabeza de esa humanidad nueva llamada a subir a la casa del Padre. La Iglesia, cuerpo de Cristo, es como el germen de la humanidad con la que Dios quiere compartir su eternidad.
Pero si nos vemos como hijos del Padre, si nos vemos como hermanos de Jesucristo, no podemos dejar de mirar de otra forma a nuestro prójimo. A la luz de la fe podemos decir que cada hombre es mi hermano, que cada mujer es mi hermana. Jesús nos enseñó como ley fundamental el amor a Dios y al prójimo. Él mismo vivió su ley y en ella murió. Su amor venció a la muerte. Jesús resucitado nos dice que lo único que subsiste para siempre es el amor, el amor profundo y verdadero.

Templos del Espíritu Santo

Y aquí entra la tercera persona. ¿Qué somos para el Espíritu Santo? San Pablo nos da una respuesta: somos templo del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es la forma que Dios tiene de vivir en nosotros, de habitar en nosotros. En el corazón del creyente viene a habitar la Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Nada menos! ¡Dios viviendo en nosotros! Cuando tomamos conciencia de eso, nuestra vida no puede seguir igual ¿no les parece?

El próximo domingo, fiesta patronal de Vergara

El próximo domingo, la fiesta del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo nos pone frente a esa presencia intensa, cercana de Dios que se hace alimento para nuestra vida. Sobre eso estaremos meditando en una semana, desde la Parroquia Santísimo Sacramento, en Vergara. Hasta entonces, si Dios quiere.

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Enfoques Dominicales es un programa que se emite por 1340 AM La Voz de Melo, los domingos a las 11:50. La versión escrita que presenta el Blog no necesariamente es la versión literal de lo emitido, pero sí su contenido esencial.

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