CARTA EN LA CELEBRACIÓN DE LOS 250 AÑOS
DEL NACIMIENTO DE JOSE GERVASIO ARTIGAS
DEL NACIMIENTO DE JOSE GERVASIO ARTIGAS
A toda la Iglesia y el pueblo de Canelones,
Salud, paz y la Gracia de Dios.
La
memoria de los doscientos cincuenta años del nacimiento de José
Gervasio Artigas es ocasión de celebración de todos los orientales, pero
tiene una especial connotación en nuestra tierra canaria y aún más
particularmente en el Sauce, tan ligado a su familia y a su vida.
Antes
que nada nos alegramos por su actuar en favor de nuestra patria, de su
ideario de libertad y justicia, para el desarrollo de un pueblo unido y
próspero.
También
nos cabe recordar que Artigas fue un cristiano creyente y fervoroso. Su
pensamiento y acción se inspiraban en el Evangelio de Jesucristo. Su
doctrina política estaba iluminada por lo mejor de la cultura católica,
que, como nos lo recordó frecuentemente Benedicto XVI, apela a la razón
y al derecho natural, para fundamentar la forma en que se rija la
convivencia política de las naciones.
Artigas,
siendo un militar y conductor político, siempre apoyó el lugar propio
de la religión en la vida personal y social. Nada más lejos del
pensamiento artiguista que un estado laicista, que excluya la religión.
Católico
convencido procuró la asistencia espiritual del pueblo y del ejército.
Fomentó el culto divino. En plena guerra, ordenó dedicar recursos para
la iglesia de Canelones, hoy nuestra Catedral, cuyos fundamentos
comenzaron a colocarse en 1816.
Dio
testimonio de la importancia de la fe en toda su vida, hasta dedicar
parte de su tiempo en el Paraguay a enseñar el catecismo a los niños.
Consciente del valor de la oración, amante de la Virgen María, en las tardes presidía el rezo del Santo Rosario.
Creyendo
y amando a Jesucristo presente en la Eucaristía, aseguraba la
celebración de la Santa Misa a sus soldados. Anciano, ya próximo a su
muerte, se levantó para arrodillarse ante el Santísimo Sacramento, y
recibiendo con devoción la Sagrada Comunión, esperó alcanzarla patria
eterna.
Al
hacer memoria de él, recemos por su eterno descanso. Al mismo tiempo,
demos gracias a Dios nuestro Señor por los beneficios que hemos
recibido. Pidamos también por nuestra patria. Que se funde en los
principios de la razón y de la fe, que nos mostró Artigas. De un modo
especial pidamos porque se respete la vida humana desde su concepción.
Que se apoye a la familia. Que el Estado no asuma una especie de
monopolio de la educación, sino que se apoye plenamente el derecho de
los padres a elegir la educación de sus hijos y la libertad de enseñar y
educar según las propias creencias. Que la laicidad de los institutos
públicos esté abierta a la enseñanza religiosa, según la voluntad de los
padres. Que se auxilie a los más necesitados, para que accedan al
trabajo, la formación, mejor salud.
Procuremos
también que se respete totalmente la libertad de conciencia, y, en
particular la libertad religiosa, fundamento de toda libertad.
Que esta gozosa celebración ayude a todos a superarnos como pueblo y nación.
Pidiendo el auxilio de la Madre de Dios, los bendigo
+ Alberto Sanguinetti Montero
Obispo de Canelones
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