viernes, 26 de noviembre de 2021

“Está por llegarles la liberación” (Lucas 21,25-28.34-36). Domingo I de Adviento.

Mientras comienza a aparecer en muchos lugares comerciales esa decoración que suele llamarse “navideña”, aunque poco nos habla del nacimiento de Jesús, la Iglesia comienza, este domingo, el tiempo de adviento. ¿Es este tiempo nuestra preparación a la Navidad, a esta gran fiesta cristiana? Sí y no: todavía no. Los dos primeros domingos no están en relación con el nacimiento de Jesús en Belén, sino que nos orientan a mirar hacia el futuro, hacia la segunda venida de Cristo, al final de los tiempos.

Dos domingos atrás, leíamos este anuncio que hacía Jesús en el Evangelio de Marcos:

se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria (Marcos 13,24-32)
Con palabras semejantes se repite este anuncio en Mateo y en Lucas, haciendo también referencia a grandes señales cósmicas.
Sin embargo, solo en el evangelio de Lucas encontramos estas palabras que Jesús agrega:
Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación.
Liberación… el sueño del que sufre cualquier clase de opresión, de esclavitud… el sueño del Pueblo de Dios, esclavo en Egipto, finalmente liberado por la poderosa intervención de Dios en la primera Pascua. Anhelo profundo de todo ser humano. Ilusión que, a veces, se vuelve espejismo: la revolución que derriba al sangriento tirano pero que luego deriva en pesada y prolongada dictadura; la apuesta por libertades que terminan produciendo extremas desigualdades e injusticias; el quiebre de normas que parecían oprimir a la persona humana pero que termina dejándola prisionera de nuevas esclavitudes. “El sueño eterno como viene se va”, decía una vieja canción. La primera parte del adviento anuncia la liberación definitiva de la humanidad, con la venida de Cristo en su gloria.

Esa es la clave del evangelio de este domingo. Las señales apocalípticas en este mundo siempre han ocurrido y seguirán ocurriendo: catástrofes naturales, pandemias, hambre, guerras, etc. Frente a ello, Lucas nos invita a escuchar lo que Dios nos ofrece. Jesús nos dice “¡ánimo! ¡levanten la cabeza!”. No es la hora del miedo: es la hora de renovar la esperanza.

Los signos negativos pueden provocar una actitud de huida, que se refleja en 

dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida
La actitud adecuada, en cambio, es la vigilancia en la oración:
Estén prevenidos y oren incesantemente (…)
Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre
El evangelio de Lucas, que leeremos en los domingos de este año litúrgico que hoy se inicia, pone especial acento en la misericordia; por eso, en este pasaje que anuncia la venida de Jesús, lo presenta más como salvador que como juez, al que hay que mirar con menos temor y más esperanza.
Las señales apocalípticas, tanto las que relata el evangelio como las que percibimos a nuestro alrededor, pueden producirnos una profunda conmoción, provocando sentimientos de desamparo y depresión, de desesperación y hasta de desesperanza. Frente a esos sentimientos, Lucas nos pone delante las palabras de Jesús para que nuestra actitud sea vigilar y no aturdirnos; creer y esperar, porque del Padre de Jesús nos llega la salvación y su Hijo es nuestro redentor, nuestro liberador.

Concluyo con las palabras de san Pablo a los Tesalonicenses, que son como una intercesión por ellos, pero también por todos nosotros:

Que el Señor los haga crecer cada vez más en el amor mutuo y hacia todos los demás, semejante al que nosotros tenemos por ustedes. Que él fortalezca sus corazones en la santidad y los haga irreprochables delante de Dios, nuestro Padre, el Día de la Venida del Señor Jesús con todos sus santos.
Amén.

Asamblea Eclesial

Culmina este domingo la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe. Desde el domingo pasado hemos estado virtualmente reunidos obispos, sacerdotes, diáconos, personas consagradas, laicos y laicas: alrededor de mil fieles. Una parte importante del trabajo se hizo en pequeños grupos, lo que hizo posible un encuentro más cercano, aún a través de las pantallas, con hermanos y hermanas de diferentes países y estados de vida.
Día a día fuimos haciendo camino juntos guiados y animados por la Palabra de Dios. Así, comenzamos por disponer el corazón para discernir en común. A continuación, enfocamos nuestra mirada sobre los desafíos para la Iglesia en América Latina y El Caribe, recogiendo las voces de todos aquellos que participaron en la etapa de escucha. Luego buscamos identificar y proponer las invitaciones que nos hace el Señor, para plasmarlas en Orientaciones Pastorales Continentales. Finalmente nos comprometimos a emprender como discípulos misioneros de Jesús, estos nuevos caminos eclesiales en América Latina y El Caribe bajo el amparo de María de Guadalupe.

Jacinto Vera hacia los altares

Ha habido importantes avances en el proceso de canonización de Mons. Jacinto Vera, el primer obispo del Uruguay. Don Jacinto fue un misionero infatigable, pastor cercano al pueblo, que se hizo presente en todo nuestro territorio, como lo atestiguan los libros parroquiales de la época, donde dejó estampada su firma. Su beatificación puede estar cercana, pero necesita también de nuestro apoyo: difundir el conocimiento de su vida, fomentar su devoción y, muy especialmente, cuando se ha recibido una gracia por su intercesión, comunicarla por correo electrónico a jverapostulacion@icm.org.uy

Santos de esta semana

El martes 30 recordamos a San Andrés, apóstol, uno de los primeros llamados por Jesús para ser “pescador de hombres”. El evangelio de Juan nos cuenta que fue él quien llevó a su hermano Pedro al encuentro de Jesús (Juan 1,40-42).
El viernes 3 de diciembre, San Francisco Javier, patrono de las misiones.
El sábado 4, San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia.

Fondo Común Diocesano

El próximo fin de semana en todas las comunidades se distribuirán sobres para la colecta del Fondo Común Diocesano, que se realizará el 11 y 12 de diciembre. Su colaboración será una forma de ayudar a sostener distintos servicios que, desde el Obispado, se prestan a toda la Diócesis. Agradezco desde ya su respuesta generosa.

Y esto es todo por hoy, amigas y amigos. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

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