viernes, 3 de diciembre de 2021

"Todos los hombres verán la Salvación de Dios" (Lucas 3,1-6). II Domingo de Adviento.

Decíamos la semana pasada que el tiempo de Adviento tiene dos momentos: el tercer y el cuarto domingo nos preparan directamente para la celebración de la Navidad, el nacimiento de Jesús.
En cambio, el primero y el segundo apuntan más bien a la segunda venida de Cristo. Eso es lo que anunciaba el evangelio que leímos el domingo pasado: la venida del Hijo del Hombre, es decir, de Cristo, al final de los tiempos. En medio de anuncios de cataclismos, se nos decía:
Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación.
Hoy, el evangelio no parece hablarnos de futuro. Al contrario, comienza con una referencia histórica:
El año decimoquinto del reinado del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba la Judea, siendo Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Filipo tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene, bajo el pontificado de Anás y Caifás…
El evangelista Lucas es sumamente prolijo. Habla de algo que aconteció en un lugar del imperio romano y nombra las autoridades de la época. De esa manera ubica en la historia y en la geografía un acontecimiento extraordinario, una intervención de Dios.
Desde el momento en que el Hijo de Dios se hace hombre, entra a compartir la historia de los hombres. Jesús no es un mito, ni una idea, ni una “energía” difusa: es un ser humano, de carne y hueso. Es la Palabra Eterna de Dios que se ha hecho uno de nosotros: “la Palabra se hizo Carne” (Juan 1,14). Jesucristo tiene una biografía; aunque los evangelios no sean exactamente relatos biográficos, sino el anuncio de la Salvación de Dios obrada por medio de su Hijo.
Dios dirigió su palabra a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto. Este comenzó entonces a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados
Ese es el acontecimiento puntual, pero significativo, que Lucas ubica en el tiempo y en el espacio: la predicación de Juan el Bautista. Juan tiene la misión de preparar el camino para Jesús. Sabemos cómo continúa esta historia: Jesús será bautizado por Juan y comenzará su vida pública, anunciando el reino de Dios con sus palabras y sus obras.
Pero, no nos olvidemos. Estamos en el tiempo de Adviento. Aquí no llegaremos al bautismo de Jesús. El evangelista Lucas nos dice que Juan está haciendo lo que había anunciado el profeta Isaías.
«Una voz grita en desierto:
Preparen el camino del Señor,
allanen sus senderos.
Los valles serán rellenados,
las montañas y las colinas serán aplanadas.
Serán enderezados los senderos sinuosos
y nivelados los caminos desparejos».
Juan ha venido a preparar el camino para Jesús que llega, que va a hacerse presente. Allanar los senderos y rellenar los valles es un trabajo interior que cada uno tiene que hacer en su corazón o, mejor aún, dejar que Dios haga en su corazón, borrando todo rechazo y resistencia al Salvador que viene.
El evangelista Mateo también cita este pasaje del profeta Isaías, pero lo hace brevemente. Se detiene en las primeras líneas. Lucas, en cambio, sigue adelante, para llegar hasta el anuncio de la salvación universal:
«Entonces, todos los hombres verán la Salvación de Dios».
Con esta cita de Isaías, Lucas quiere hacernos ver que, con Juan el Bautista, la salvación ya está a la puerta.
Juan el Bautista es uno de los personajes siempre presentes en el tiempo de Adviento. Su actuación es como una bisagra, un engarce entre el antiguo y el nuevo testamento, entre la primera alianza de Dios con su pueblo y la nueva alianza sellada en Jesucristo.
El antiguo testamento está lleno de intervenciones salvadoras de Dios. Eso es lo que recuerda la antífona del salmo:
¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros!
El recuerdo de esas acciones de Dios da pie a la confianza en su promesa de una salvación definitiva, abierta a todos los pueblos.
Esto quiere subrayarlo Lucas. Desde el comienzo de su evangelio, quiere mostrarnos que con Jesús llega la salvación a los hombres. Así lo anuncian los ángeles a los pastores, en el momento del nacimiento:
“Les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor” (Lucas 2,11)
La salvación se ofrece a toda la humanidad, a cada persona humana. Todos los hombres verán la salvación de Dios. Verla no es mirarla pasar; es participar de la salvación, recibir la salvación. Para eso es necesario realizar lo que el profeta indica antes: preparen el camino del Señor, allanen los senderos, rellenen los valles. En definitiva, es necesaria la conversión, un profundo cambio de vida.
Dios todopoderoso y eterno,
te rogamos que la práctica de las buenas obras
nos permita salir al encuentro de tu Hijo
que viene hacia nosotros,
para que merezcamos estar en el Reino de los cielos junto a Él,
que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
(De la oración colecta, segundo domingo de Adviento).

Los jóvenes, primera prioridad

El domingo pasado finalizó la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, en la que se determinaron 12 grandes desafíos pastorales para el continente. No voy a leerles los doce, pero sí el que aparece en primer lugar, porque creo que es muy significativo que esté allí, porque se refiere al lugar de los jóvenes en la Iglesia y en la sociedad. Dice así:
1. Reconocer y valorar el protagonismo de los jóvenes en la comunidad eclesial y en la sociedad como agentes de transformación.

Gruta de Lourdes, Etcheverría: 50 años

El 8 de diciembre cumple medio siglo la Gruta de Lourdes que se encuentra en Etcheverría, cerca de la ciudad de Canelones, junto al monasterio de las Clarisas Capuchinas. Los invitamos a participar en la Misa vespertina que presidirá Mons. Hermes Garín, obispo auxiliar de Canelones, ese día 8, a las 20 horas, en la Gruta.

Santos de la semana

El lunes 6 de diciembre recordamos a San Nicolás de Bari, obispo, un santo muy relacionado con la Navidad, porque es a partir de él que se construye el personaje de Papá Noel, que distribuye regalos.
Martes 7, San Ambrosio de Milán, obispo y doctor de la Iglesia, maestro de San Agustín.
El miércoles 8 de diciembre celebramos la Inmaculada Concepción de María. Es la fiesta patronal de Pando y de varias capillas dedicadas a la Inmaculada.
Jueves 9 de diciembre – San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, el indio chichimeca al que se le apareció la Virgen, en la advocación que hoy conocemos como María de Guadalupe.
Sábado 11 San Dámaso I, Papa.

A los fieles de nuestra diócesis de Canelones, les recuerdo que el 11 y 12 se realiza la colecta del Fondo Común Diocesano. Gracias por su colaboración.
Amigas y amigos todos, que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, Amén.

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