jueves, 10 de octubre de 2024

“Recibirá el ciento por uno” (Marcos 10,17-30). XXVIII Domingo durante el año.


 
Amigas y amigos: este domingo nuestra diócesis está de fiesta. A lo largo de la jornada nos encontramos en Villa Guadalupe, cerca de la ciudad de Canelones, para compartir momentos de oración, recreación y celebración de la Eucaristía. El lema que nos convoca es “con el beato Jacinto Vera y con María misionamos cada día”. Nuestro beato tuvo siempre un especial vínculo con el departamento que forma nuestra diócesis y la Virgen de Guadalupe es nuestra patrona. Ellos nos guían para que vivamos nuestra misión en esta tierra: compartir la fe que nos anima y que nos une.

Y hablando de misión, estamos aproximándonos a la mitad del mes de las misiones. El primero de octubre recordamos a Santa Teresita, patrona de las misiones. En algún lugar de su “Historia del alma”, dice la santa carmelita: 
“(Dios) ha querido que YO SEPA hasta qué punto él me ha amado a mí”
Dios quiere que lleguemos a conocer su amor por cada uno de nosotros; un amor que ha ido hasta el extremo de entregar a su propio hijo.
Es a partir del encuentro con el amor de Dios, con toda su realidad, con toda su fuerza, que nuestra vida cambia. Que la conversión es posible.
Teresita medita sobre el himno de la caridad, primera carta a los corintios y reafirma la conclusión de Pablo: sin el amor, los mejores carismas no son nada.
Comprendí que sólo el amor podía hacer actuar a los miembros de la Iglesia; que si el amor llegaba a apagarse, los apóstoles ya no anunciarían el Evangelio y los mártires se negarían a derramar su sangre...

Mantengamos estas palabras como un telón de fondo para leer ahora el mensaje del evangelio. El pasaje de este domingo es conocido como el del “joven rico”, aunque el evangelista Marcos no lo presenta como un joven:
Jesús se puso en camino. Un hombre corrió hacia Él y, arrodillándose, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?» (Marcos 10,17-30)
En ese momento, Jesús no está sentado enseñando, sino caminando. Sus discípulos van detrás de él. Lo siguen. Este hombre corre (y por eso podemos seguir pensando que es joven), corre hacia Jesús, siguiéndolo. ¿Es eso lo que está buscando? ¿Quiere seguir a Jesús? El motivo de su búsqueda aparece en su pregunta: “heredar la Vida eterna”.
Jesús le recuerda los mandamientos; no todos, sino los que se refieren a la relación con el prójimo: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre
Frente a esto, el hombre da una buena respuesta:
«Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud» (Marcos 10,17-30)
Frente a esto, hay un gesto de Jesús. Un detalle, pero muy importante.
Jesús lo miró con amor. (Marcos 10,17-30)
Lo miró con amor. Y es desde ese amor que Jesús le dice lo siguiente:
«Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme». (Marcos 10,17-30)
No lo olvidemos, no lo perdamos de vista. Podemos quedarnos en el aspecto exigente del llamado de Jesús: “vende lo que tienes y dalo a los pobres”. Pero esa exigencia viene del amor de Jesús. Es ese amor lo que hace posible el desprendimiento, el desapego, que Jesús indica. Pero el hombre no parece haber recibido esa mirada.
Al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes. (Marcos 10,17-30)
Repasemos con cuidado lo sucedido.
El hombre preguntó qué debía hacer para heredar la Vida Eterna.
Jesús respondió recordándole los mandamientos. Hay que entender que eso basta. 
La respuesta “todo eso lo he cumplido desde mi juventud” nos habla de un creyente que vive su fe. ¿Podríamos hacer nuestras esas palabras? 
A este hombre se podría aplicar el Salmo 1:
¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor y la medita de día y de noche! (Salmo 1,1-2)
El diálogo podría haber terminado ahí. Jesús podría haberlo despedido diciendo algo así como “haces bien, vete en paz…”
Pero la respuesta del hombre, “todo eso lo he cumplido”, pide algo más… eso no alcanza. Hay una insatisfacción, un deseo de plenitud. 
Y ahí llega la propuesta de Jesús, pero el hombre no la acepta.
¿Esto significa, entonces, que no heredará la vida eterna?
Con qué facilidad uno podría decir “y no, si le dijo que no a Dios, ya está, perdió todo”…

Ese pensamiento podría encontrar fundamento en las siguientes palabras de Jesús, ahora a sus discípulos:
«¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!»
Los discípulos quedan azorados y, a su vez, preguntan
«Entonces, ¿quién podrá salvarse?»
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: 
«Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para Él todo es posible».
No hay caso. No nos olvidemos. Dios, que “nos hizo conocer el misterio de su voluntad,
conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo” (Efesios 1,9)
es decir, Dios, que estableció un plan de salvación, es también el creador del Plan B, el Plan C y de infinitas alternativas, porque es un plan de amor, y el amor sigue buscando a los que ama. Y si la primera mirada de amor no encuentra los ojos del otro, esa mirada seguirá buscando hasta que encuentre respuesta.

Las vidas de los santos y santas nos muestran que hubo hombres y mujeres que encontraron esa mirada de amor y, desde entonces, no pudieron sino vivir para Dios. De todo eso nos habla la primera lectura: de creyentes que prefirieron la sabiduría que viene de Dios a los tronos, las piedras preciosas, el oro y la plata y pudieron decir al final:
Junto con ella me vinieron todos los bienes, y ella tenía en sus manos una riqueza incalculable.
Ése es el “ciento por uno” del que habla Jesús. Que así llegue a ser también para cada uno de nosotros. No apartemos nuestra mirada de Jesucristo, sino que mantengamos los ojos fijos en Él, confiando y respondiendo a su amor. Que así sea.

En esta semana

  • La reliquia de Jacinto Vera sigue visitando nuestra diócesis y esta semana estará en la parroquia de Empalme Olmos y sus capillas.
  • Martes 15: Santa Teresa de Jesús, virgen y doctora de la Iglesia.
  • Miércoles 16: Santa Margarita María Alacoque, virgen. Fiesta en el monasterio de las Salesas, en Progreso. Habrá celebraciones allí en ese día y en el domingo siguiente.
  • Jueves 17: San Ignacio de Antioquía, obispo y mártir.
  • Viernes 18: Fiesta de San Lucas, Evangelista.
  • 19-20 Colecta de Obras Misionales Pontificias
  • Sábado 19: Encuentro nacional de las familias, en Montevideo
  • Domingo 20: consagración de la Iglesia Cristo Obrero y Nuestra Señora de Lourdes, en Estación Atlántida. La Iglesia declarada por UNESCO patrimonio de la Humanidad, obra del ingeniero Eladio Dieste.
Gracias, amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

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