lunes, 1 de diciembre de 2025

Palabra de Vida: “Sobre él reposará el espíritu del Señor” (Isaías 11,1-10)


Martes de la primera semana de Adviento, 2 de diciembre de 2025. Estas breves reflexiones han sido preparadas para los internos de la comunidad terapéutica Fazenda de la Esperanza y son una invitación a vivir cada día la Palabra de Dios, invitación que todos podemos recoger y realizar.

miércoles, 26 de noviembre de 2025

El Señor vendrá (Mateo 24,37-44). Primer domingo de Adviento.

El domingo pasado, con la solemnidad de Cristo Rey, culminó el año litúrgico. Comenzamos, entonces, un nuevo año, con el tiempo de Adviento. Lo que aún no ha terminado, además del año civil, es el año jubilar, que tendrá su cierre en Roma con la solemnidad de la Epifanía. En las Diócesis el año jubilar concluye antes: el domingo 28 de diciembre, en la fiesta de la Sagrada Familia. Así lo haremos nosotros en la Diócesis de Canelones, tal como hicimos la apertura, en la parroquia de Sauce, de modo que comienzo aquí a invitar a todos los que quieran acompañarnos.

La primera lectura de este domingo comienza con un versículo que podríamos pasar fácilmente por alto, viéndolo apenas como un título: 

Palabra que Isaías, hijo de Amós, recibió en una visión, acerca de Judá y de Jerusalén. (Isaías 2,1)

La “Palabra” a la que se refiere Isaías es el mensaje de Dios para los hombres, un anuncio de paz… pero todo mensaje requiere que haya un mensajero, alguien que lo transmita.

Así, el tiempo de Adviento nos pide dos cosas: primero, recibir el mensaje; pero, también, aceptar que ese mensaje puede ser transmitido a través de nosotros.

De hecho, cada Misa nos pone frente a la misión de anunciar nuestra fe… Al terminar la celebración, el sacerdote o el diácono nos despiden diciendo “pueden ir en paz”; no para que nos guardemos esa paz, sino para que la llevemos al mundo.

Más aún, cuando después de la consagración del Cuerpo y Sangre de Cristo el sacerdote nos dice “este es el sacramento de nuestra fe”, nuestra respuesta es un compromiso: “anunciamos tu muerte… proclamamos tu resurrección”. Ese anuncio, esa proclamación no pueden quedar encerrados en el templo. Estamos llamados a manifestarlo en palabras y obras ante todos aquellos con quienes nos encontramos diariamente.

Esa aclamación termina con una frase que resuena especialmente en este tiempo de Adviento: “¡Ven, Señor Jesús!”. Anunciamos y proclamamos al Señor que viene a nosotros, que pasa en medio de nuestra vida cotidiana. De Él, como Isaías, somos mensajeros.

Junto al profeta Isaías, que nos acompañará a lo largo de los cuatro domingos en el camino hacia la Navidad, resuena también la palabra del apóstol Pablo:

Ustedes saben en qué tiempo vivimos y que ya es hora de despertarse, porque la salvación está ahora más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. (Romanos 13,11)

“Ustedes saben en qué tiempo vivimos”… ¿lo sabemos realmente? ¿estamos conscientes o inconscientes? Cuando estamos en actividad, prestando atención a nuestras tareas, podemos pensar “sí, claro, estoy consciente”… sin embargo, a pesar de que nos sintamos así, muy despiertos, podemos haber entrado en el “sueño del alma” y necesitamos la voz que nos diga, como en aquella copla “despierte el alma dormida…”

Las luces de la corona de adviento, que irán marcando los domingos de este tiempo, se suman al llamado de Pablo a ese despertar del alma.

En el evangelio, el mensaje se hace más fuerte. Así comienza diciendo:

Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. (Mateo 24,37-39)

“La gente comía, bebía y se casaba”… podemos preguntarnos “¿y qué pasa con eso, cuál es el problema?” Todo eso es normal… no se habla de gula, embriaguez, indecencia ni de violencia, robo o corrupción… ¿cuál es el problema de esta gente?

El problema está en no ver más allá, sino reducir la vida humana a lo inmediato, como si estuviéramos programados únicamente para satisfacer nuestras necesidades. Cuando pensamos así, cuando no miramos más lejos ni más alto, nuestra vida pierde su horizonte, pierde su sentido último, que solo se encuentra en una vida en Dios, en participar de su eternidad.

Ese fin último unifica todo nuestro ser. Cuando no lo vemos, convertimos en el fin de nuestra vida el poder, el tener, el placer. Nuestro interior se divide, tironeado por esas fuerzas que reclaman nuestra atención con sus promesas de triunfo, pero que no cumplen lo que prometen y nos dejan solo un gran vacío. 

La resurrección de Cristo nos ilumina sobre nuestra propia resurrección en Él, en cuerpo y alma. El cuerpo no es un envase descartable: es templo del espíritu; templo de nuestra alma espiritual y templo del Espíritu Santo. Estamos llamados a compartir la eternidad de Dios, a entrar en la vida eterna en cuerpo y alma, es decir, con todo lo que somos, con todo lo que nos identifica, todo lo que hace de cada uno de nosotros un ser único.

Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada. (Mateo 24,44)

El mensaje de Jesús puede sonarnos amenazante, con eso de “vendrá a la hora menos pensada”, incluso con la comparación con la llegada de un ladrón…

Sin embargo, no podemos pensar en un Dios que está como acechándonos, esperando que estemos distraídos o, peor aún, dormidos, para llegar y sorprendernos para mal.

Por eso tenemos que entender estas palabras, en primer lugar, como una llamada a nuestra libertad, a nuestra responsabilidad. Estar preparados es signo de que esperamos algo, más aún, que esperamos a Alguien y ese “estar preparados” ha sido nuestra elección.

Por otra parte, en las palabras de Jesús está reflejada su promesa: “el hijo del hombre vendrá”.

Ése es el consuelo de la fe, el fundamento de la esperanza en la que hemos peregrinado en este año jubilar y tenemos que seguir caminando a lo largo de nuestra vida: el Señor viene.

Dios está cerca y viene, pasa por nuestra vida, nos visita, se hace cercano y volverá al fin de los tiempos para recogernos en su amor.

Si hay un lugar privilegiado donde el Señor se hace presente, es cuando nos reunimos en su nombre… el Adviento, a pesar del fin del año, del calor de nuestro hemisferio sur, es una ocasión especial para el reencuentro con el Señor, para comenzar o recomenzar nuestro caminar con Él con nuestros hermanos y hermanas, en comunidad. 

Como dice la oración que rezamos para encender la primera vela de la corona de adviento: “muchas sombras nos envuelven, muchos halagos nos adormecen” Nosotros queremos estar atentos y preparados para recibir al mensajero que nos trae la mejor noticia y para hacernos nosotros mismos mensajeros de la más profunda y verdadera alegría. ¡Ven, Señor Jesús!

Gracias, amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén. 

miércoles, 19 de noviembre de 2025

JESÚS, ACUÉRDATE DE MÍ (Lucas 23,35-43). Nuestro Señor Jesucristo, rey del Universo.

El 2 de junio de 1953, en la Abadía de Westminster, en Inglaterra, Isabel segunda fue coronada soberana del Reino Unido. Hoy, cuando prácticamente cualquier persona que tenga un celular en sus manos puede no solo fotografiar o filmar sino también transmitir en directo cualquier cosa que esté presenciando, puede resultarnos extraña la discusión que se dio en la casa real a raíz de la idea de hacer algo completamente inédito: que aquel acontecimiento fuera transmitido por televisión. Efectivamente, fue la primera coronación televisada y fue vista por 27 millones de personas en el Reino Unido y millones más en otras partes del mundo. La ceremonia se transformó así en un espectáculo, algo que la gente quería ver…

Curiosamente, “espectáculo” (en griego θεωρία, theōria) es la palabra que encontramos en el evangelio de Lucas, al hablar de la crucifixión de Jesús:

La multitud que se había reunido para contemplar el espectáculo, al ver lo sucedido, regresaba golpeándose el pecho. (Lucas 23,48)

Es que el relato de la pasión es también el relato de una coronación… pero con una corona de espinas.

El pasaje del evangelio que leemos hoy nos introduce casi bruscamente en la escena:

[Después de que Jesús fue crucificado], el pueblo permanecía allí y miraba. (Lucas 23,35a)

Ciertamente, para las autoridades romanas, que condenaban a morir de esa forma a rebeldes y criminales, era importante que eso se hiciera públicamente, a la vista de todos, para que se supiera de qué forma serían castigadas aquellas conductas; de modo que la gente, quedándose a mirar, estaba haciendo lo que las autoridades esperaban… sin embargo ¿con qué sentimientos estaba el pueblo contemplando aquel acontecimiento? Por algo volvieron golpeándose el pecho.

El verbo usado por Lucas, cuando nos dice que el pueblo miraba (θεωρῶν, theōrōn), no es el de un ver ocasional, un poco distraído, sino un mirar atento: una forma de observar y aún de contemplar, un esfuerzo interior para interpretar lo que están viendo, para comprender lo incomprensible. 

El Dios del Antiguo Testamento es el invisible. Sus amigos, como Moisés o Elías, apenas pueden ver un resplandor de su presencia.

Pero Dios se deja ver en Jesús, el Verbo encarnado. Dejándose ver, en cierta forma, Dios se deja poseer por quien lo mira… más aún, se deja clavar en la cruz. El Pueblo permanece en el calvario tratando de entender lo que ve, lo imposible: un Dios crucificado. 

Mientras el pueblo mira y contempla; sus jefes y los soldados se burlan de Jesús:

«Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!» También los soldados se burlaban de Él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían: «Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!» (Lucas 23,35b-37)

¿Por qué Jesús no se salva a sí mismo? No es posible que no tenga el poder de hacerlo. Pero de eso se trata, precisamente: del poder de Dios. El poder de Dios que se manifiesta en Jesús es el poder de entregarse, de amar, de dar todo de sí mismo. Es en esto que Jesús es rey. Ése es su poder, ésa es su realeza, su realeza que “no es de este mundo” (Juan 18,36). 

Celebrar a Jesucristo rey del universo podría interpretarse con el criterio de los poderes de este mundo. La ambición de los hombres que conquistaron imperios y que siguen hoy buscando engrandecerse en el poder es extender su dominio por sobre todo lo que esté a su alcance. Jesús crucificado muestra que el verdadero poder es el de darse, de entregarse, de amar hasta el extremo.

Algunos artistas han pintado la escena del calvario como un gran cuadro en el que, alrededor de las tres cruces que se encuentran en el centro, aparece una multitud en la que pueden distinguirse los jefes, las mujeres que seguían a Jesús -recordemos, los discípulos habían huido- los soldados y la masa del pueblo.

Sin embargo, en ese gran escenario, la narración de Lucas nos transporta a una escena íntima, que sucede en lo alto de las cruces.

Abajo queda la multitud, el movimiento, los gritos, y aquí podemos escuchar el diálogo de los tres crucificados.

Uno de los dos malhechores se hace eco de los insultos que habían pronunciado los jefes y los soldados:

«¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». (Lucas 23,39)

Tal vez para este hombre no es posible razonar de otra manera. En definitiva, si en su vida solo ha buscado salvarse a sí mismo, imponiéndose violentamente a otros, al encontrarse ante algo que no puede dominar, está perdido.

En cambio, el otro malhechor, lee de otra forma lo que está haciendo Jesús. En ese condenado, igual que él, a morir en la cruz, pero que no busca salvarse a sí mismo, reconoce la presencia de Dios:

Pero el otro lo increpaba, diciéndole: «¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que Él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero Él no ha hecho nada malo».

Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino». (Lucas 23,40-42)

El pedido del ladrón mira hacia un Reino que vendría en el futuro. La respuesta de Jesús, en cambio, pone esa realidad ya casi en el presente, en el hoy.

«Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso» (Lucas 23,43)

Estas palabras de Jesús en la cruz, las palabras del rey que recibe al primero de sus súbditos, son como la recapitulación de todos sus gestos de acogida y de perdón hacia los pecadores: aspecto especialmente subrayado en el evangelio de Lucas, con el regreso del hijo pródigo, la visita a la casa de Zaqueo o el perdón a la mujer pecadora que ungió los pies del Maestro.

El paraíso no es descripto aquí como un lugar maravilloso, el jardín del edén: el paraíso es estar con Jesús. “Hoy estarás conmigo en el paraíso” significa “transformo tu muerte, tu fracaso, tu vida fallida en estar en la total intimidad conmigo, en estar conmigo”.

Este condenado, pues, no va a morir solo ni al lado de Jesús: va a morir con Jesús y por eso entrará con Él en la vida: “hoy estarás conmigo en el paraíso”.

Jesús, desde el doloroso trono de la cruz, ha dado audiencia a todos. Audiencia viene del latín “audire”, que significa escuchar. A todos ha escuchado: los jefes, los soldados, el primer ladrón, el otro… pero sólo a éste último le ha respondido.

Desde nuestra pobreza, desde nuestra fragilidad, unámonos a la petición del tercer crucificado: “Jesús, acuérdate de mí…” confiados en que el rey escuchará nuestra súplica más humilde y más confiada. 

Gracias, amigas y amigos, por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

viernes, 14 de noviembre de 2025

“Para que puedan dar testimonio de mí” (Lucas 21,5-19). Domingo XXXIII durante el año.

IX Jornada Mundial de los Pobres

Se celebra en este día en la Iglesia la novena jornada mundial de los pobres, convocada por el papa León XIV con el lema “Tú, Señor, eres mi esperanza”. Esta jornada fue instituida por el papa Francisco, quien desde el inicio de su pontificado manifestó una profunda preocupación y compromiso hacia los pobres, tanto en sus palabras como en acciones concretas.

El mensaje que el papa León ha entregado para esta jornada es breve y en él afirma que “la pobreza más grave es no conocer a Dios” a la vez que señala que “El pobre puede convertirse en testigo de una esperanza fuerte y fiable, precisamente porque la profesa en una condición de vida precaria, marcada por privaciones, fragilidad y marginación”.

Para una reflexión más extensa sobre el caminar de la Iglesia junto a los pobres, el papa León nos entregó su primera exhortación apostólica, titulada “Dilexi te: sobre el amor hacia los pobres”, un texto que había empezado el papa Francisco. “Dilexi te” significa “Te he amado” (Apocalipsis 3,9) y está tomado de un pasaje del libro del Apocalipsis, en el que Jesús manifiesta su amor “a una comunidad cristiana que, a diferencia de otras, no tenía ninguna relevancia ni recursos y estaba expuesta a la violencia y al desprecio”: una comunidad pobre. No podemos resumir aquí el contenido de esta extensa exhortación. Los invito a leerla, meditarla y, sobre todo, a contemplar ese camino de la Iglesia con los pobres, para ver como unirnos más profundamente a él.

El Evangelio de hoy

El evangelio de hoy nos pone frente a un anuncio de Jesús difícil de escuchar para sus discípulos. Volvamos, una vez más, a tratar de ponernos en la piel de ellos, que están descubriendo a su Maestro… los discípulos son judíos creyentes; para ellos, el templo de Jerusalén tiene una enorme carga de significado. Jesús mismo, expulsando a los mercaderes ha mostrado el valor profundo del templo como “casa de oración”… sin embargo…

Como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido». (Lucas 21,5-6)

Cuando decimos “templo” nos imaginamos, en base a lo que hoy conocemos, una construcción importante… 

El templo de Jerusalén, mucho más que un edificio, era un extenso complejo, existente desde el siglo V antes de Cristo. Fue completamente reformado por el rey Herodes el Grande quien duplicó su superficie, llevándola a más de 14 hectáreas. 

El templo estaba rodeado por muros, con diez puertas distribuidas en los cuatro puntos cardinales. Al entrar se ingresaba al patio de los gentiles, es decir, de los no judíos; allí podía ingresar cualquier persona. Ese era el lugar donde se encontraban los cambistas y los vendedores de animales que fueron expulsados por Jesús.

Más adentro se encontraba el patio de las mujeres, hasta el que podían entrar las mujeres judías. 

A continuación, el patio de Israel o de los varones y finalmente, el atrio de los sacerdotes, en torno al santuario que estaba situado en el centro y era el edificio más importante.

Junto al atrio se encontraba el altar de los sacrificios en el que diariamente se sacrificaban los numerosos animales ofrecidos.

Solo los sacerdotes podían ingresar al santuario. De hecho, Herodes hizo que en su construcción solo participaran sacerdotes, que fueron entrenados para esa tarea.

Dentro del santuario había dos espacios: el santo, donde entraban diariamente los sacerdotes y otro, más pequeño, el Santo de los Santos, separado por un gran velo, al que solo podía ingresar el sumo sacerdote una vez al año.

La estructura del templo acentuaba la idea de un Dios presente en medio de su pueblo en el Santo de los Santos pero, a la vez, separado y lejano.

Como ya comentamos en el programa anterior, Jesús, “Dios con nosotros” es el nuevo templo de Dios, lugar de su presencia. La Iglesia, cuerpo de Cristo, prolonga en el conjunto de los creyentes y en cada uno de ellos esa presencia. “Ustedes son templo de Dios”, decía san Pablo a una de sus comunidades (1 Corintios 3,16)

El anuncio de Jesús sobre la destrucción del templo indica el comienzo de una nueva presencia y relación de Dios entre y con la humanidad. Los evangelios expresan esto narrando que en el momento de la muerte de Jesús el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo, abriendo el acceso al Santo de los Santos (Mateo 27,51; Marcos 15,38; Lucas 23,45).

En nuestro evangelio de hoy, Jesús advierte sobre el futuro: tras la destrucción del templo, que ocurriría en el año 70, vendrían tiempos confusos y perturbadores:

«Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.» (Lucas 21,10-11)

En medio de esas zozobras, Jesús llama a no alarmarse, a no dejarse engañar por falsos Mesías y a prepararse a las persecuciones:

«Antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.» (Lucas 21,12-13)

Efectivamente, “dar testimonio”, dar testimonio de Jesús es la misión del cristiano en todo momento, tanto en la calma como en la tempestad. Este año jubilar nos recuerda que los cristianos somos, ante todo, testigos de esperanza, que no podemos dejarnos abrumar por los acontecimientos trágicos ni sucumbir al desencanto de las ilusiones rotas. El Señor nos llama a trabajar con Él por la paz en el mundo como testigos de esperanza en un futuro de salvación y resurrección.

En las persecuciones Jesús promete asistir a sus discípulos y les advierte que serán entregados incluso por los más cercanos miembros de su familia. La palabra final de Jesús nos anima ante cualquier tentación de bajar los brazos y abandonar la fe:

«Gracias a la constancia salvarán sus vidas» (Lucas 21,19)

Que el Señor nos dé la constancia para seguir juntos caminando con Él, siendo sus testigos ante toda la humanidad.

Peregrinación y Asamblea

El domingo 9 se realizó en Florida la peregrinación nacional a la Virgen de los Treinta y Tres, en el bicentenario de esta advocación. Entre los peregrinos que llegaron a pie estuvieron integrantes de la Pastoral Juvenil de nuestra diócesis.

Días antes y en días siguientes los obispos del Uruguay estuvimos reunidos en nuestra asamblea.

En esta semana:

  • Lunes 17 Santos mártires rioplatenses: Roque González, Alfonso Rodríguez y Juan del Castillo.
  • Miércoles 19. Santa Isabel de Hungría, patrona de la parroquia de Salinas.
  • Viernes 21. Presentación de María, día de la vida consagrada en el Uruguay.
  • Sábado 22. Santa Cecilia, virgen y mártir.
  • El domingo 23: solemnidad de Cristo Rey, fin del año litúrgico.

Gracias, amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

martes, 11 de noviembre de 2025

A los pies de la Virgen de los Treinta y Tres, junto al pueblo de Dios. Peregrinación y asamblea de la CEU.

200 años de devoción a la Virgen de los Treinta y Tres

Los doscientos años de la devoción a la Virgen de los Treinta y Tres, patrona del Uruguay, fueron celebrados en su santuario, en la ciudad de Florida, con una gran peregrinación nacional que se realizó el domingo 9 de noviembre.

En un clima de fe y alegría, una multitud de fieles laicos, personas consagradas, diáconos y sacerdotes llegados aún desde los lugares más lejanos del país, junto con los obispos,  celebraron una Misa presidida por el Cardenal Daniel Sturla.

Al comienzo de la celebración el Nuncio Apostólico en el Uruguay, Mons. Gianfranco Gallone, leyó un cálido saludo del Papa León XIV y anunció que se espera concretar una fecha para la visita del Santo Padre, muy posiblemente el año próximo.

La jornada continuó con distintos momentos de oración y encuentro de los peregrinos culminando con una procesión desde el parque de la Piedra Alta hasta la Catedral.

La asamblea de los obispos: la visita al Papa y la visita del Papa

Los Obispos se encontraban ya reunidos en asamblea desde el miércoles 5. Ese día tuvieron una mañana de retiro, orientada por Mons. Alberto Sanguinetti, en torno a la devoción a la patrona del Uruguay.

Por la tarde, los obispos tuvieron un tiempo para compartir fraternalmente sus vivencias y luego comenzaron a tratar algunos de los asuntos que los habían convocado.

El jueves se recibió al Sr. Nuncio, con quien se habló de la preparación de la visita Ad Limina, que periódicamente hacen los Obispos a la Santa Sede, programada para septiembre de 2026, así como de la preparación de la visita del Papa al Uruguay.

Preocupación por la ley de eutanasia

Los Obispos lamentaron la reciente aprobación de la ley de eutanasia, que es un paso más en la cultura de la muerte y del descarte. Se recibió al Dr. Álvaro Vázquez Delgado, quien hizo un clarificador aporte sobre las consecuencias de la ley. A los Obispos les preocupa especialmente la indefensión a la que la ley expone al personal de la salud. Se espera que la reglamentación considere esos aspectos y la libertad de conciencia de todas las personas que queden involucradas.

Otro momento de reflexión estuvo centrado en la cultura secularizada del Uruguay y su incidencia hacia el interior de la Iglesia.

Vida pastoral de la Iglesia en el Uruguay

Distintas áreas de pastoral fueron presentando sus informes a lo largo de los días: 

- el Departamento de Catequesis está abocado a la preparación de un congreso nacional de Catequesis para 2027; 

- la Animación Bíblica de la Pastoral presentó el curso programado del 2 al 5 de febrero, sobre las cartas de San Pablo, que será dictado por el P. Fidel Oñoro;

- el Departamento de Liturgia anunció la publicación de una nueva edición del subsidio de Semana Santa;

- el Departamento de Pastoral Social – Cáritas ofreció un amplio informe de sus actividades y su calendario para el año próximo;

- la Comisión Nacional para la Prevención de Abusos, protección de menores y adultos vulnerables y promoción de una cultura del cuidado compartió su informe anual;

- presentaron también informes el Departamento de Vocaciones y Ministerios y la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil.

Fue aprobada la creación del Instituto de Ciencias Religiosas, dentro de la Facultad de Teología del Uruguay, un paso hacia la aprobación de la Santa Sede.

2026: profundizar en sinodalidad

El lunes 10 los Obispos recibieron a los vicarios pastorales de sus respectivas diócesis. La jornada se dedicó a trabajar sobre la etapa de implementación del Sínodo sobre la sinodalidad, es decir, sobre la forma de concretar en nuestro medio las conclusiones de ese gran esfuerzo de toda la Iglesia, iniciado en 2023, y prepararnos a las siguientes etapas.

Mons. Bodeant, que participó recientemente en el Jubileo de los equipos sinodales, trajo la palabra del Papa León XIV durante el evento, recordando que el objetivo del Sínodo es ayudar a la Iglesia a crecer en comunión, participación y, sobre todo, en la misión de anunciar el Evangelio.

En su reflexión, los Obispos y los vicarios consideraron la importancia de una mayor formación en los fundamentos y en la espiritualidad de la sinodalidad.

Como conclusión los Obispos decidieron mantener las Orientaciones Pastorales vigentes desde 2021, poniendo énfasis en la Orientación II:

Fortalecer la vida y los procesos comunitarios, generando y promoviendo en nuestras comunidades la cultura del encuentro, buscando crecer en sinodalidad.

A lo largo del año próximo, se procurará trabajar en las comunidades en la formación y la espiritualidad, también en relación con la visita del Santo Padre.

domingo, 9 de noviembre de 2025

Mensaje del Papa León XIV con motivo de los 200 años de la devoción a la Virgen de los Treinta y Tres en el Uruguay.


Su excelencia Monseñor Milton Luis Tróccoli Cebedio
Obispo de Maldonado – Punta del Este – Minas
Presidente de la Conferencia Episcopal del Uruguay

El Papa León XIV saluda cordialmente a su Excelencia, así como a los demás obispos, sacerdotes, consagrados y laicos que participan en la celebración con motivo del bicentenario de la devoción a la Virgen de los Treinta y Tres, patrona de Uruguay y se une a la acción de gracias por las abundantes bendiciones que nuestra Madre celestial ha alcanzado de su Hijo Jesucristo a ese querido pueblo latinoamericano.

El Santo Padre los invita a conmemorar este aniversario con gratitud y esperanza, unidos espiritualmente a María en el misterio de su pura y limpia Concepción y recordando que las raíces cristianas están entrañablemente entrelazadas con la historia y la libertad de ese país.

Asimismo, los anima a seguir intensificando la misión evangelizadora, para que a todos llegue la luz de la Palabra de Dios, el consuelo de los sacramentos, el auxilio de la oración y no falta nunca la ayuda caritativa y fraterna a los más necesitados.

Con estos sentimientos, Su Santidad, invocando la protección maternal de la Virgen de los Treinta y Tres sobre todos los presentes, imparte de corazón la implorada bendición apostólica, que extiende complacido a sus familiares y demás seres queridos.

Cardenal Pietro Parolín
Secretario de Estado

Vaticano, 9 de Noviembre de 2025.

jueves, 6 de noviembre de 2025

“Ustedes son templo de Dios” (1 Corintios 3, 9c-11. 16-17). 9 de noviembre: dedicación de la Basílica de Letrán.

En este domingo, segundo del mes de noviembre, la Iglesia en el Uruguay peregrina a la ciudad de Florida, donde se encuentra el santuario de la Virgen de los Treinta y Tres, patrona del Uruguay. No es una peregrinación más, ya que este año se cumple el bicentenario del comienzo de esta advocación; es decir, del momento en que la imagen antes conocida como “Virgen del Pintado” y después como “Virgen del Luján”, comenzó a ser llamada “Virgen de los Treinta y Tres”.

Sin embargo, el calendario universal nos marca también en este día, 9 de noviembre, la fiesta de la dedicación de la basílica de Letrán que se encuentra en la ciudad de Roma.

Si a muchos nos preguntaran cuál es la catedral del papa, posiblemente diríamos “la basílica de san Pedro”. Sin embargo, no es así: la catedral de Roma, cuyo obispo es el Santo Padre, es la basílica de Letrán.

Hay muchas basílicas en el mundo; varias de ellas en el Uruguay. Para quienes son de Paysandú o hemos vivido allí, decir “la basílica” nos evoca inmediatamente el templo de la parroquia Nuestra Señora del Rosario y san Benito de Palermo. Es una de las iglesias que recibió del Papa ese título de honor. En el interior de las basílicas papales hay un distintivo que es una especie de sombrilla, con los colores rojo y amarillo, que se ubica cerca del altar.

Sí, hoy “basílica” significa eso: un título que da el Papa a una iglesia que lo amerita por su importancia; sin embargo, en su origen, basílica es un término arquitectónico.

¿Cuál es el origen de las basílicas en la Iglesia? Para entender eso, tenemos que irnos a la antigua Roma. ¿Cómo eran los templos dedicados a los dioses romanos? El templo solía tener una planta rectangular, rodeada de columnas. En el centro se encontraba la imagen, normalmente muy grande, de la divinidad a la que estaba dedicado el templo y esa estructura permitía que los devotos pudieran circular alrededor de la imagen; pero no era un lugar de reunión.

Por otro lado, en la arquitectura romana y antes en la griega, existía un edificio público que era llamado basílica, que tenía muchos usos pero, principalmente, el de sede de tribunales. Estaba pensada como para que la gente pudiera reunirse en ella. Tenía una planta rectangular, con una nave o espacio central separada por columnas de dos naves laterales. Al fondo sobresalía el ábside, lugar donde se ubicaban los jueces. Al frente había a veces un atrio, espacio para quienes esperaban el momento de ingresar.

Cuando en el año 313 el emperador Constantino decretó la libertad de culto en el Imperio Romano, los cristianos, que desde los primeros tiempos se reunían y tenían sus celebraciones escondidos en catacumbas, comenzaron a construir sus templos con plantas similares a las de las basílicas, precisamente porque el culto cristiano se caracteriza por hacerse en asamblea, en la reunión de los fieles. En el ábside, donde se ubicaban antes los jueces, se colocaba el altar. Los fieles encontraban amplio espacio en las naves. El largo del edificio llevaba la mirada al altar.

La dedicación de la Basílica de Letrán, el hecho que conmemora la fiesta de hoy, fue celebrada por el papa Silvestre en el año 324. ¿A quién fue dedicada? Al Santísimo Salvador. Sin embargo, a veces se la llama “san Juan de Letrán” ¿por qué? Porque después del siglo VI se le añadieron los nombres de los dos grandes Juanes: el Bautista y el Evangelista.

La fiesta de la dedicación de esta Iglesia se celebraba solo en Roma; pero a partir de 1565 se extendió a todas las iglesias del rito romano, ya que se la considera "madre y cabeza de todas las Iglesias de la urbe y del orbe", signo de la Iglesia de Roma que “preside en la caridad” a toda la comunión católica (cf. Romanos 1,1).

El Evangelio que escuchamos es el pasaje en el que Jesús expulsa a los mercaderes del templo. Cuando se le pregunta qué signo da para obrar así, es decir, porqué tendría él autoridad para hacer eso, Jesús responde:

«Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar» (Juan 2,19)

Los judíos le responden que la construcción del templo había demorado cuarenta y seis años ¿cómo podría Jesús levantarlo en tres días? El evangelista nos aclara el sentido de las palabras de Jesús:

Él se refería al templo de su cuerpo. (Juan 2,21)

Por su muerte y resurrección al tercer día, Cristo se convirtió en el nuevo y perfecto templo de Dios. Él es a la vez cabeza del cuerpo que forman los creyentes. Unido a Cristo, el pueblo de Dios se hace templo de piedras vivas.

Por eso, la iglesia de piedra o de ladrillo es símbolo de la comunidad cristiana. En la segunda lectura de hoy, San Pablo escribe a los Corintios:

Hermanos… el templo de Dios es sagrado, y ustedes son ese templo. (1 Corintios 3,17)

La comunidad es el templo; más aún, cada creyente es templo del Espíritu Santo que le ha dado Cristo:

¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? (1 Corintios 3,16)

La dedicación de una iglesia es una ceremonia muy hermosa y llena de signos que ayudan a resaltar el gran signo que es esa construcción destinada a reunir al Pueblo de Dios para orar y celebrar los sacramentos de la fe. La Iglesia se construye para ese fin y por eso se la dedica al Señor, como se ha hecho desde tiempos antiquísimos.

Sabemos que la presencia de Dios desborda el universo. San Pablo llega a decir que Dios no habita en casas construidas por los hombres (Hechos 17,24). Es posible rezar en cualquier sitio y aún en condiciones poco auspiciosas… pero el templo crea un entorno que busca ayudarnos para encontrar a Dios, tanto en la oración personal como comunitaria.

La filósofa de origen judío Edith Stein, quien se hizo monja con el nombre de Benedicta de la Cruz y fue asesinada e incinerada en Auschwitz, recuerda que su camino de conversión comenzó cuando vio a una mujer de pueblo que venía de hacer sus compras en la feria, detenerse y entrar a una iglesia para hacer una breve oración. La futura santa carmelita explicaba así su sentimiento:

«Para mí fue algo completamente nuevo. En las sinagogas y en las iglesias protestantes que yo frecuentaba, los creyentes iban para la celebración de un oficio. Sin embargo, en esta circunstancia, una persona entraba en una iglesia desierta para tener un coloquio íntimo. Nunca pude olvidar eso» (Edith Stein – Santa Benedicta de la Cruz)

Que el Señor nos ayude a encontrarlo cada día, personalmente y en comunidad. Que halle en nosotros la docilidad para que Él haga nos haga su templo espiritual, la comunidad que lo adore “en espíritu y en verdad”.

En esta semana

  • El Lunes 10, san León, papa. El primer papa que tomó ese nombre, que lleva hoy León XIV.
  • Martes 11, san Martín de Tours, el soldado cristiano que partió su capa para ayudar al mendigo aterido de frío.
  • Miércoles 12, san Josafat, mártir de la unidad de la Iglesia.
  • Sábado 15, san Alberto Magno, gran teólogo, doctor de la Iglesia.

Gracias amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

lunes, 3 de noviembre de 2025

3 de noviembre. San Martín de Porres.


 

Pasaje de la homilía del Papa San Juan XXIII, en la ceremonia de canonización de San Martín de Porres, 6 de mayo de 1962.
San Martín de Porres es patrono de una de las capillas de la Catedral de Canelones.

viernes, 31 de octubre de 2025

1 de noviembre: Solemnidad de todos los Santos. Con alegría, llevar la Esperanza. Mateo 5,1-12a.


Palabra de Vida: Con alegría, llevar la Esperanza. Mateo 5,1-12a.
Sábado 1 de noviembre de 2025.
Estas breves reflexiones han sido preparadas para los internos de la comunidad terapéutica Fazenda de la Esperanza y son una invitación a vivir cada día la Palabra de Dios, invitación que todos podemos recoger y realizar.