domingo, 21 de agosto de 2011

"Testigos de Dios, Testigos de la Misericordia"


 

En el día de hoy, mientras en Madrid un millón y medio de jóvenes se reunía junto al Papa Benedicto XVI, culminando la Jornada Mundial de la Juventud con la celebración de la Eucaristía, unos cien niños, adolescentes, jóvenes y adultos se reunieron en el barrio El Fogón de Melo, en Villa Betania, convocados por la AUG (Andiamo in Uruguay Giovani) una asociación misionera de origen italiano que tiene más de diez años de presencia en Melo.
Esta es la séptima jornada misionera de la AUG, convocada bajo el lema "Testigos de Dios, Testigos de Misericordia", y que tuvo como eje de reflexión la parábola del Buen Samaritano (Lucas 10,25-37).
Desde Villa Isidoro Noblía, Santa Clara de Olimar, Tupambaé, Fraile Muerto, el Barrio López Benítez, la Parroquia Buen Pastor y la Catedral de Melo llegaron los grupos que participaron en el encuentro.
Tras la presentación, Mons. Heriberto dijo unas palabras de bienvenida y los animó a poner el corazón a lo largo de la jornada, viviendo intensamente el encuentro con el Señor, con los hermanos y con la tierra que pisamos.
Luego, un grupo representó la parábola del Buen Samaritano. El hombre asaltado por los ladrones, en la interpretación de los jóvenes, es cambiado por una joven que entra en escena con una compañera y una caja de vino en la mano. La joven cae y su compañera se aleja. Otros jóvenes pasarán de largo, hasta que finalmente un pequeño grupo la levanta y la pone a salvo.
Después, en grupos divididos por edades, los participantes reflexionaron acerca de la parábola, respondiendo en la puesta en común a la pregunta "¿Cómo podemos hoy ser testigos de la misericordia?".
La puesta en común finalizó con el testimonio del grupo de la parroquia Buen Pastor, que presentó su proyecto de ayuda: "Prójimo necesitado: un baño para Jaqueline". Jaqueline es una señora del barrio, enferma, que no tiene un baño adecuado, y el grupo se propuso ayudarla a construirlo y se ha puesto en campaña.
Concluida la mañana, el grupo compartió el almuerzo.
Luego de un tiempo recreativo, a las 15:30 se inició la Misa con la que culminó la jornada. El Obispo despidió a los jóvenes invitándolos a descubrir su capacidad de compasión ("A veces sentimos en nuestro corazón el dolor de los demás y no sabemos nombrar ese sentimiento... esa es la compasión, que cuando es de verdad, nos mueve a hacer algo por el que sufre"). Con la bendición final, los jóvenes volvieron de regreso a sus lugares, con la alegría de una hermosa jornada compartida.

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