viernes, 5 de agosto de 2011

Crónicas Orientales 6 - de un oriental en el oriente cubano


La Pascua del “obispo valiente, del obispo santo”.

Con estas palabras del sepelio de su predecesor se recuerda a Mons. Pedro Meurice, Arzobispo Emérito de Santiago de Cuba, fallecido la semana pasada en Miami. Al funeral celebrado el domingo 31 en la Catedral de Santiago concurrieron todos los obispos de Cuba y los Arzobispos de Miami y de San Juan de Puerto Rico. Una muchedumbre que llenó varias cuadras acompañó a pie la procesión de más de dos quilómetros hasta el cementerio.
Las expresiones de pesar y de cariño manifestaron las múltiples facetas de un pastor cercano, sencillo y firme en la manifestación de sus convicciones. Todos recuerdan sus palabras de bienvenida a Juan Pablo II en 1998.
En particular un párroco destacó así su compromiso con la unión de todos los cubanos: “Dentro de unas horas el cadáver de Monseñor Meurice trazará un arco en los cielos del Estrecho de la Florida que geográficamente nos separa, enlazando Miami con Santiago de Cuba. ¿Acaso nuestra pertinaz
ceguera, nuestros corazones endurecidos, nos impedirían interpretar su vuelo repatriador como arcoiris de esperanza que quiere iluminar el horizonte del pueblo que sufre, vive y espera aquí y también sufre,
vive y espera allá fuera, urgiéndonos a seguir buscando y trabajando incansable y responsablemente por la reconciliación y la unidad de todos los cubanos, no como fruto de la uniformidad sino de un alma
común y compartida a partir de la diversidad? ¿No sería este esperanzador empeño el mejor homenaje póstumo a nuestro pastor bueno, tal vez el único que desearía recibir desde la otra orilla?
Por tu fidelidad a Dios, a la Iglesia y a Cuba, y por tu inmensa generosidad: nuestra infinita gratitud, padre Meurice.
Marana Thá. ¡Ven, Señor Jesús!”

P. Jorge Catasús Fernández

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