domingo, 9 de noviembre de 2014

Homilía de Mons. Daniel Sturla en la Peregrinación Nacional a la Virgen de los Treinta y Tres.


Nada hay más nuestro que nuestra Madre, y aún los que nos hemos criado entre varios hermanos sentimos que la madre es de cada uno… Aún más los que no han tenido la alegría de esta relación tan especial la sienten en el corazón como una realidad llena de nostalgia …. Por eso estar aquí junto a María nos pone en esta sintonía de hijos con la madre. María es nuestra, es mía… venimos de distintas partes representando a todo el Pueblo de Dios que peregrina en nuestra tierra… Todo el Pueblo de Dios, obispos, sacerdotes, laicos, consagrados,,, venimos con nuestras “cuitas” a la Virgen, yo trato siempre de poner una intención pero se me cuelan dos, tres, cuatro, le digo a María te las presento todas, vos sabrás!!!!! Claro que traemos nuestros pedidos pero que bueno que piropeemos a la Virgen con las palabras de la Escritura, con ésas de la primera lectura dirigidas a Judith: Tú eres la gloria de Jerusalén. El orgullo de Israel, el insigne honor de nuestra raza. Y las completamos con el evangelio, con esas hermosas palabras que Isabel dirigió a su prima que la visita: “Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre…”

La Virgen de los Treinta y Tres

Entre tantas advocaciones marianas queridas, hoy celebramos a la Virgen de los Treinta y Tres, a esta Madre la sabemos bien nuestra… Imagencita de madera americana, manos de indios que la tallaron, gauchos y chinas que la veneraron… nombre hermoso: Virgen del Pintado, fundadora de la entonces villa de san Fernando de la Florida, y luego protagonista de la gesta patria… porque aquí dimos un paso de gigante en esa lucha por la libertad que tanto nos costó… Y aquellos próceres no dudaron en poner la patria naciente bajo la protección de María. Fue así que por clamor popular la imagencita del Pintado pasó a ser, en la voz del pueblo. la Virgencita de los Treinta y Tres… Junto a ella, podemos dejar por un rato nuestras peticiones particulares y si hacemos silencio, podemos escuchar un murmullo que nos viene del centro de esta plaza con ecos más que centenarios…
“Es la voz de la patria... Pide gloria...
Yo obedezco esa voz. A su llamado,
Siento en el alma abiertos
Los sepulcros que pueblan mi memoria,
Y, en el sudario envueltos de la historia,
Levantarse sus muertos.” 
Así comienza La Leyenda Patria de Don Juan Zorrilla de San Martín Por primera vez fue recitada aquí en esta plaza de Florida el 19 de mayo de 1879 cuando se inauguró el monumento a la independencia del centro de la plaza. La historia nos dice que este poema había quedado fuera del concurso que se había convocado porque era más largo de lo estipulado, pero se le pidió a Zorrilla que lo recitara. Cuando terminó con aquella estrofa solemne… Protege oh Dios la tumba de los libres, protege a nuestra patria independiente que inclina a Ti tan sólo, sólo ante ti la coronada frente. Todos vibraban y vitoreaban al poeta. En medio de la emoción general, el ganador del concurso literario se quitó la medalla de su pecho y se la colocó a Zorrilla… Magnanimidad

Recordar hoy aquí esta noble actitud con el trasfondo de la Leyenda Patria nos habla de una virtud esencial en los momentos que vivimos en nuestra patria y que queremos pedir ala Santísima Virgen: Se trata de la magnanimidad… ¿Que quiere decir esta palabra? Grandeza de alma… alma grande como la que tienen los hombres de todas las latitudes que no se dejan envolver en lo mezquino, lo pequeño, el enredo de las cosas, la turbiedad del río revuelto… sino que miran a lo lejos, apuntan hacia lo que vale la pena, apuestan por la limpidez del azul del cielo. ¡Las cosas de arriba! 

Celebramos esta fiesta de la Virgen entre dos instancias electorales. Hemos dado al mundo como otras veces un testimonio de ejemplar conducta cívica. Públicamente se discrepa con altura y la clase política uruguaya con sus más y sus menos demuestra espíritu de diálogo. Pero es natural que en estas épocas se dé la polarización. Sin duda es un llamado de atención. En las redes sociales se cuelan muchas veces expresiones duras, intolerantes, hasta crueles… y esto mismo a veces se refleja en palabras de algunos cuando la mirada sobre el otro no es de adversarios sino de enemigos…. Saber ganar, saber perder, mirar más allá del propio color, los colores de la patria… ser magnánimos. 

¡Cuidado! sabemos lo que es el enfrentamiento de hermanos… Los tuvimos con dureza durante os primeros 70 años de vida independiente, y luego en los años 60 y 70 vivimos también enfrentamiento con armas entre orientales… Hoy vivimos en paz, pero la paz se construye día a día, en el respeto al otro, al que piensa distinto, al que es distinto…

Respeto a la dignidad de toda persona

No se trata de esa vaga tolerancia que pretende que todas las ideas valen igual, no… Lo que vale es la persona humana, la dignidad de cada uno… en el terreno de lo que pensamos, discrepemos con libertad… No se trata para nosotros cristianos de palabras “buenitas” o ingenuas, de acuerdo fácil. Creemos con toda el alma en Dios y queremos que nuestra cultura se impregne de evangelio sabiendo que el aroma de Jesús de Nazaret es el mejor perfume que pueden tener nuestra patria, nuestras leyes, nuestros hogares,,,, Pero en la defensa de nuestras convicciones no queremos destruir a nadie, queremos construir entre todos un país de hermanos, con libertad y justicia, con respeto a una verdad que nos trasciende. Una falsa tolerancia hacia la diversidad se ha transformado en intolerancia agresiva hacia convicciones profundas de nuestro ser cristianos…En esta sociedad plural también la Iglesia, forjadora de este Uruguay desde su cuna, tiene una palabra que decir… Ella amamantó a la patria naciente en la leche pura del evangelio, y tiene el derecho y el deber de seguir haciéndolo.

Nuestras convicciones de cristianos 

Con sencillez y sin agravios pero con la firmeza más grande creemos – que la vida es un don del Creador y que nadie es enteramente dueño de su vida, por ello defendemos la vida humana desde la concepción hasta su muerte natural – Creemos que la diferencia sexual es querida por Dios y responde a un designio amoroso del Creador, que se hace patente en nuestra naturaleza. – Creemos que separando lo que Dios ha unido terminamos no en la diversidad armoniosa sino en la uniformidad totalitaria… La sexualidad humana está unida al amor, al compromiso, a la transmisión de la vida, y Dios le ha dado el gozo del placer para hacer mayor nuestra alegría de vivir. Cuando se le van separando uno a uno estos elementos no crecemos en humanidad. Multiplicamos placeres pero no engendramos alegría… Los hijos dejan de ser un don recibido con gozo y pasan a ser una carga para algunos o un derecho a adquirir para otros. – Por eso respetando las situaciones diversas vividas muchas veces con dolor y respetando a cada persona más allá de su orientación, creemos en la familia formada por un matrimonio entre varón y mujer abierto al don de la vida.
- Creemos también en la libertad de enseñanza garantizada por un estado que debe cumplir la constitución que da a los padres el derecho a elegir la educación que desean para sus hijos. -La Iglesia tiene experiencia educativa en nuestra tierra, desde antes que naciera la república. Hoy somos más conscientes que en la educación se juega un elemento clave de nuestro presente y futuro… Sobre todo en los ambientes más pobres donde solo desde la educación se logra que sea cada uno, con la ayuda de otros, artífice de su propia dignidad y no deudor de fáciles favores. La Iglesia ha demostrado a través de diversas instituciones que cuando se quiere se puede. – Creemos que sobre toda propiedad grava una hipoteca social, que no somos dueños absolutos de lo que legítimamente poseemos sino que somos administradores a los que Dios nos pedirá cuenta. – Creemos que “la religión pura y sin mancha delante de Dios es atender al huérfano y a la viuda” es decir poner en el centro a los que más necesitan… como lo tenemos en nuestra tradición nacional, es esa frase cargada de sensibilidad evangélica de Artigas: “que los más infelices sean los más privilegiados”.

La belleza de la vida cristiana

Queridos Hermanos: cuando en el evangelio de hoy se nos narra la visita de María a su prima Isabel vemos plasmado en este misterio de gozo el servicio y la alegría que son el testimonio más patente del evangelio. María va a servir y se encuentra envuelta en el gozo de la presencia del Dios hecho pequeño en su seno y reconocido por la acción del Espíritu Santo: “¿Quién soy yo para que la Madre de mi Señor venga a visitarme?” María responde en el colmo de la humildad y la alegría: “Mi alma canta la grandeza del Señor”. La vida cristiana está aquí en una síntesis maravillosa… La presencia del Señor en nuestro interior nos empuja al servicio. Sirvo y vivo la grandeza de la vocación… sirvo y experimento el gozo de Dios… La vida es servicio y el servicio es la verdadera alegría… Gracias María, Madre y Maestra, enséñanos a servir a nuestra patria.

Virgen de los Treinta y Tres – 9 noviembre 2014

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