Querida Familia Diocesana:
Durante el mes de junio, desde la Pastoral Vocacional, pondremos nuestra mirada en aquel tesoro que, al decir de San Pablo, “llevamos en vasijas de barro” (2 Corintios 4, 7): la vocación. Cada uno de nosotros es creado por Dios, quien como Buen Padre sueña con la felicidad de todos y cada uno de sus hijos, y para la realización de esa vida feliz nos propone un camino particular.
Durante este año la Iglesia toda ha puesto énfasis en el ejemplo de San José, aquel hombre fiel y prudente que siempre estuvo dispuesto a responder a ese sueño que Dios tenía para él: custodiar a Jesús y a María.
Así como el buen José, cada uno de nosotros está llamado a descubrir el sueño de Dios en su vida. Para eso la Iglesia recorre con las personas un camino de oración y discernimiento, cuidando cada vida como un don, un tesoro para el mundo.
¿Cuál es el sueño de Dios para ti? ¿La vida sacerdotal? ¿La vida Religiosa? ¿El Matrimonio? Animarse a preguntarle al Buen Jesús “¿qué quieres de mí?” significa el primer paso para disponer el corazón para seguirlo.
Como Equipo de Pastoral Vocacional, queremos alentar a todas las Comunidades Parroquiales a promover y rezar por las vocaciones, tanto de manera personal como comunitaria. Invitamos a que se pueda rezar, cada domingo del mes de junio en las celebraciones, la Oración Diocesana por las Vocaciones, de manera que podamos seguir unidos en la súplica ferviente y animando a cada joven en este camino de búsqueda profunda de la voluntad de Dios para su vida.
Dando gracias a Dios por las vocaciones que nos va regalando y bajo el Amparo de Nuestra Señora de Guadalupe, los saluda a cada uno
Equipo Diocesano de Pastoral Vocacional
Oración Diocesana por las vocaciones
Escucha padre el clamor de tu pueblo
Que anhela pastores. Según tu corazón.
Envíale operarios para la abundante cosecha
en nuestra Iglesia Diocesana.
Despierta vocaciones
En el corazón de los jóvenes,
Al sacerdocio, y a la vida consagrada,
dispuestos a “Remar mar adentro”.
Que sean entre sus hermanos y hermanas
manifestación de tu presencia santificadora y testigos del Evangelio del amor y de la justicia.
Te damos gracias por las vocaciones que has regalado.
Dales el don de la fidelidad y el gozo en tu servicio.
Santa María de Guadalupe,
acompaña nuestra súplica fervorosa,
por Jesucristo el Buen Pastor. Amén
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