“Jesús, nuestra alegría”
Es el lema con el que está convocada para este domingo, en Juanicó, la jornada de la Pastoral de Adolescentes Canaria, la PAC, un evento que se realiza cada dos años, para chicos y chicas de entre 11 y 15 años. Unámonos en la oración para que esta jornada sea un fructífero encuentro de todos los participantes con Jesús y entre ellos.
El Evangelio de hoy
El evangelio de hoy es muy conocido. Basta recordar la primera línea y lo demás volverá a nuestra memoria:
Un escriba se acercó y le preguntó: «¿Cuál es el primero de los mandamientos?» (Marcos 12, 28b-34)
El escriba, estudioso de la Sagrada Escritura le hizo esa pregunta a Jesús. Y es aquí donde entra a jugar nuestra memoria. Porque… ¿Qué responde Jesús? “amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma” y "Amarás a tu prójimo como a ti mismo".
¿Es eso lo que recordamos? ¿Es eso lo que respondió Jesús? Sí, eso es lo que nos queda claro como mensaje central: amarás a Dios sobre todas las cosas y amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Sin embargo, no es así como comienza la respuesta de Jesús. Escuchemos:
Jesús respondió: «El primero es: "Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor» (Marcos 12, 28b-34)
Es curioso, porque lo que cita Jesús es un verbo en modo imperativo: Escucha. “Escucha Israel” ya es un mandamiento. Jesús está citando el libro del Deuteronomio, en el pasaje que escuchamos en la primera lectura.
Ése es el credo de Israel, la profesión de fe del israelita: nuestro Dios es el único Dios. En aquel mundo politeísta, de numerosos pueblos que creían en una multitud de dioses, el pueblo de Israel cree en un solo Dios y cree en él como el único Dios. Esto no es el resultado de una especulación filosófica; es una experiencia de fe. La vivencia de un Pueblo que ha sido tocado por el amor de Dios, un Dios que los ha liberado de la esclavitud y que ha hecho alianza con ellos. Es por esa alianza que ellos entonces y hoy nosotros podemos decir “nuestro” Dios: Dios está vinculado a nosotros por un pacto indisoluble. Nos amó, nos ama y nos amará por siempre.
Es a continuación de esto que, ahora sí, viene el primer mandamiento:
“amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas” (Marcos 12, 28b-34)
y a continuación, el segundo:
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Marcos 12, 28b-34)
Ese doble mandamiento deriva de la misma fuente: del amor de Dios. Jesús concluye:
No hay otro mandamiento más grande que estos. (Marcos 12, 28b-34)
De esa forma, expresa la unidad de los dos mandamientos. Son inseparables y se alimentan uno al otro.
Amar a Dios es, en primer lugar, aceptar su amor, porque Él nos amó primero, nos amó desde antes de la creación del mundo, como comienzan a amar los padres a los hijos que sueñan tener. Nos manifestó su amor radicalmente, enviándonos a su propio Hijo que entregó su vida por nosotros. Nos sigue amando con su espíritu de amor, el Espíritu Santo… Amar a Dios es corresponder a su amor, que es un darse sin reservas, para que en Él tengamos vida. Corresponder a su amor es comprometernos a colaborar con Él, con su mismo amor al mundo; trabajar por la salvación del mundo, como testigos del perdón y de la reconciliación, cultivadores de relaciones de comunión y fraternidad. En ese sentido, el amor al prójimo es parte del amor a Dios, es expresión de nuestro amor a Dios.
La Palabra de Dios nos da muchas pistas sobre cómo vivir el amor al prójimo. Veamos algunas de ellas:
- Jesús nos pide “amar a todos”. Nos habla del amor a los enemigos, de modo que no se trata de elegir a quien quiero amar… amar a todos.
- “Él nos amó primero”, nos dice san Juan (1 Juan 4,19) lo que nos invita a hacer lo mismo: amar primero, “primerear” como suele decir el papa Francisco; dar el primer paso.
- Amar como te amas a ti mismo. Es lo que nos dice el evangelio de hoy. Es la antigua “regla de oro”, presente en otras religiones y culturas. Tratar a los demás como te gustaría ser tratado.
- Amar a Jesús en todos: “lo que hicieron con el más pequeño de mis hermanos lo hicieron conmigo” (Mateo 25,40). Es la identificación del amor a Dios y el amor al prójimo que tantos santos vivieron admirablemente, pero que nosotros también podemos vivir en nuestra vida cotidiana.
El amor al prójimo se expresa de forma concreta. “Tuve hambre y me diste de comer”. Pero un plato de comida se puede entregar sin amor, mostrando frialdad o indiferencia… el amor pone un plus, un valor que no se puede medir, al que no se le puede poner precio. El amor se puede expresar en una mirada, en una sonrisa, en la manera misma de preparar lo que se entrega… puede ir más lejos: una escucha, una conversación, orar juntos… una ayuda más regular… una ayuda organizada a través de un grupo… pero siempre sin que se pierda el amor, porque la necesidad más profunda del ser humano es “amar y ser amado” y eso pasa por construir vínculos fraternos.
Concluyo con estas palabras del papa Francisco, comentando este evangelio:
Dios, que es amor, nos ha creado por amor y para que podamos amar a los otros permaneciendo unidos a Él. Sería ilusorio pretender amar al prójimo sin amar a Dios y sería también ilusorio pretender amar a Dios sin amar al prójimo. Las dos dimensiones, por Dios y por el prójimo, en su unidad caracterizan al discípulo de Cristo. (Ángelus, 4 de noviembre de 2018).
En esta semana:
- La reliquia de Jacinto Vera sigue visitando nuestra diócesis y, en estos días, está en la Parroquia San Isidro de Las Piedras.
- Lunes 4, San Carlos Borromeo.
- Miércoles 6: comienza la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal del Uruguay, que tendrá carácter electivo.
- Viernes 8: Nuestra Señora, la Virgen de los Treinta y Tres. Concelebración de los Obispos en la Catedral de Florida.
- Sábado 9: dedicación de la basílica de Letrán en honor a Cristo Salvador, construida por el emperador Constantino como sede de los obispos de Roma. Fiesta patronal de la parroquia de Tala.
- El domingo 10 nos encontraremos en la Peregrinación Nacional a la Virgen de los Treinta y Tres. Ese día, la vida consagrada en Uruguay inicia su camino dentro del año jubilar 2025.
Gracias, amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.
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