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miércoles, 16 de octubre de 2024

16 de Octubre: Santa Margarita María Alacoque.


Fiesta de Santa Margarita María en el Monasterio de la Visitación de María, Salesas, en Progreso, Canelones.

Homilía de Mons. Heriberto.

El pasado 27 de diciembre se cumplieron trescientos cincuenta años de aquel día en que, en el monasterio de Paray-le-Monial, una joven visitandina oraba en silencio, arrodillada, dentro de una fría capilla de piedra. 

Esto de la fría capilla de piedra no es una descripción poética. La piedra es fría, y el mes de diciembre en el hemisferio norte es el comienzo del invierno. En diciembre, en Paray-le-Monial, la temperatura mínima es cero grados y, durante el día, sube hasta una máxima de 8 grados… En eso hay que pensar cuando decimos “una fría capilla de piedra”.

Aquella joven monja era Margarita María Alacoque. Las hermanas de su comunidad no veían en ella nada especial. Una religiosa que llevaba una vida normal, a veces, sí, un poco estresada, como diríamos hoy. Así, pues, algunas hermanas la veían bien y la apoyaban. Otras la encontraban algo extraña, tal vez un poco nerviosa… pero eso era lo visible. 

La niñez de Margarita estuvo marcada por algunos acontecimientos dolorosos: la muerte de su padre, cuando ella tenía 8 años; el cambio de situación familiar, viviendo con la familia de su padre, donde su madre fue bastante relegada; una enfermedad especialmente dolorosa…

Muchas cosas difíciles pueden acontecernos. Sucede. Lo importante es como las vivimos. Ella las vivió consolada por su deseo de entrega al Señor y una especial confianza en la Madre de Jesús. En su corazón anidaba un sentimiento profundo, una esperanza, una búsqueda de Dios, no como un ser abstracto, lejano, riguroso, sino en su Hijo, en su Palabra hecha carne.

Aquella fría madrugada, antes de la salida del sol (eran los días más cortos del año), en su oración detuvo su mirada en el crucifijo que estaba sobre el altar. En la penumbra sintió algo… vio algo… ¡vio a alguien! “Este es el corazón de Jesús”.

Ella dudó sobre lo que está viendo y se preguntaba si se habría dormido, si habría estado soñando… pero se dio cuenta de que no solo estaba viendo, sino que sintió que sobre ella se posaba una mirada, que era mirada con ternura. Estaba bajo la mirada de amor de Jesús.

De la visión surgió una voz que le dijo: “He aquí el Corazón que te ha amado tanto”. 

Ella se siguió preguntando sobre lo que estaba sucediendo ¿era real? ¿estaba viendo el corazón de Jesús? Seguramente, los santos lo han visto. Pero, pensaba ella, yo no soy una santa. Pero lo veo. Claro que Él puede hacer lo que quiera, incluso con una pecadora como yo, escribirá ella después.

Durante las semanas y los meses siguientes a aquel 27 de diciembre de 1673,  la hermana Margarita María tendría varias visiones del Sagrado Corazón de Jesús en la capilla del monasterio. 

De su visión, ella describía un corazón herido y sangrante, con llamas, rodeado por una corona de espinas rematada por una cruz. 

Esas visiones tan fuertes la animaban, pero también la confundían. Algunas veces Jesús se le presentaba con instrucciones muy precisas: “Honra mi Sagrado Corazón el primer viernes de cada mes. Dile a tus hermanas que hagan lo mismo”. 

Jesús también le pidió que comunicara su deseo de que se instituyera una fiesta en honor de su Corazón después del Corpus Christi. 

La vida de la joven monja se trastocó, al pasar a compartir con sus hermanas una experiencia vivida en la intimidad. Encontró reacciones diversas. Curiosidad de algunas, plena certeza de otras, pero también incredulidad de terceras. Su superiora no sabía qué pensar. ¿Qué era Margarita? ¿Una joven santa o una joven complicada? ¿O las dos cosas al mismo tiempo?

Buscando ayuda, la superiora se dirigió a un joven sacerdote jesuita, Claudio La Colombière, confiando en su prudencia y su discernimiento para ayudar a la hermana a discernir el sentido de sus visiones. 

El relato de Margarita mostró que el contenido de las visiones era coherente con la fe de la Iglesia, las Escrituras y la Tradición. En ese sentido no había “novedades”, es decir, no había elementos extraños, fantasiosos. La esencia del mensaje era: “Jesús me ama. Nos ama a todos. Quiere que lo amemos y que nos amemos todos”. 

Es lo que nos dice el apóstol san Juan: 

“amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor” (I Juan 4,7-8). 

Pero Jesús le pedía que difundiera su mensaje. 

Pensemos con qué facilidad enviamos hoy cualquier mensaje, ya sea en texto, en audio o video… (lo que no quiere decir que siempre se lea, se escuche o se vea y, todavía, que se entienda y realmente llegue al corazón). Cuanto bien puede hacer un buen mensaje, enviado oportuna y mesuradamente…

En aquellos tiempos, un mensaje se difundía a través de la predicación y de la imprenta. Imprenta: no solo de libros: cien años antes de las visiones de Margarita, san Francisco de Sales imprimía sus homilías, su predicación, en pequeños folletos y los distribuía casa por casa en la ciudad de Thonon, donde algunas personas tenían prohibido ir a escucharlo.

Pero una monja de clausura no podía hacer fácilmente publicaciones, y no podía en absoluto salir a predicar ni a distribuir volantes. Jesús le dijo a Margarita María que le pidiera al padre La Colombière que predicara el mensaje. Así se convirtió él en el gran apóstol del Sagrado Corazón, a través de sus homilías, retiros y escritos, difundiendo esta devoción por toda Francia y más allá. 

Las visiones de Margarita María fueron ocurriendo hasta la octava de Corpus Christi del año 1675, entre el 13 y el 20 de junio de aquel año. Es por eso que hasta junio del año que viene estaremos conmemorando este Tricentésimo quincuagésimo aniversario. En Paray-Le-Monial se celebra un año jubilar que concluirá el 27 de junio, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Un jubileo que se ubica en el marco del Año Santo 2025.

Las revelaciones recibidas por Santa Margarita María acontecieron en un momento en que se sentía una gran necesidad de humanizar la vida privada, familiar, social y política de la humanidad. Hablar de “humanizar” puede parecer algo secular, desprendido de Dios. No es así como lo entendemos desde la fe. La persona humana se humaniza cuanto mejor se realiza en ella la imagen del Creador, que “creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer”, como dice el libro del Génesis (1, 27).

Ese programa, ese designio de Dios, ese plan de salvación sigue manteniendo esa meta, en lucha con la deshumanización significada en la violencia, la guerra, y los más diversos flagelos que resquebrajan la vida familiar, social y política, sumados al egoísmo, la indiferencia y el olvido de los más frágiles de la sociedad… y todas las pinceladas que queramos agregar al cuadro de las miserias de la humanidad.

Ante todo esto, que tantas veces nos desborda y desanima, desde el evangelio, desde el corazón mismo de Jesús, vuelve a resonar, una y otra vez, su llamado: “Vengan a mí”. 

“Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré” (Mateo 11,28).

Aquí venimos, Señor, de la mano de la humilde servidora a la que elegiste para comunicarle, en aquella fría capilla de piedra, el fuego de tu amor. Nos confiamos a la intercesión de Santa Margarita María y de aquella a la que le diste por maestra: tu Santísima Madre, para poder crecer cada día en humanidad, a tu imagen y semejanza, y así llegar un día a participar de tu vida divina. Por eso, te pedimos, hoy más que nunca: “Señor Jesús, haz nuestro corazón semejante al tuyo”. Así sea.

viernes, 7 de junio de 2024

Devolver amor por amor: la reparación al Sagrado Corazón de Jesús


Homilía del Obispo de Canelones en la celebración de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús en el Monasterio de la Visitación de las Salesas, Progreso, Canelones.

Entre el 27 de diciembre de 1673, fiesta de san Juan evangelista y un día de junio de 1675, en la Octava de Corpus Christi, Jesús se manifestó a santa Margarita María Alacoque, mostrándole su corazón. Estamos, pues, viviendo los 350 años de ese gran acontecimiento que tan profundamente ha tocado y sigue tocando la vida de la Iglesia; pero, de un modo particular, a la Orden de la Visitación, a la que pertenecía santa Margarita María.

El monasterio de Paray-Le-Monial, donde tuvieron lugar las apariciones, está viviendo un año jubilar bajo el lema “devolver amor por amor”. En ese marco, en mayo de este año se realizó en Roma un coloquio que tuvo por título “reparar lo irreparable”.

Contemplar el Corazón de Jesús, hoy y siempre, nos lleva a contemplar el amor de Dios, el amor con que Dios nos ama a cada uno de nosotros. Por medio de su Hijo, Dios nos ha mostrado su amor. El bien más grande que podemos experimentar en nuestra vida es descubrir, creer y sentir la realidad de ese amor de Dios por cada uno de nosotros. No un amor genérico, por toda la humanidad, sino por cada uno de nosotros, en forma personal. San Pablo nos da testimonio de cómo él se sintió así, personalmente amado por Dios: “me amó y se entregó por mí” (Gálatas 2,20). Pablo dice eso, porque es su propia experiencia de saberse y sentirse amado por Dios. No como algo exclusivo, sino como algo que él quisiera que todos y cada uno de los hijos e hijas de Dios pudieran decir: me amó y se entregó por mí. Esa fue la experiencia de Margarita María, cuando Jesús le habló de amor por todos los hombres y por ella de un modo particular.

Las revelaciones de Jesús a Margarita María nos traen un llamado, más aún, un reclamo: la reparación. Actos de reparación por las ofensas causadas por los pecados de los hombres. En un mensaje al coloquio de mayo, el papa Francisco recordaba “la hermosa práctica de la reparación al Corazón de Jesús, práctica que hoy puede estar olvidada o erróneamente considerada obsoleta”.

Vale, entonces, la pena preguntarnos sobre el sentido y las formas de la reparación hoy. Alcanza con pensar en las relaciones humanas para ver el valor que sigue teniendo la reparación para recomponer relaciones y sanar heridas. Ello se realiza cuando esa reparación no solo se cumple materialmente, como, por ejemplo, devolviendo algo que se ha robado o pagando una indemnización por el daño que se ha hecho. Se realiza cuando a esas acciones, necesarias, se une el arrepentimiento y el pedido de perdón, que es, en definitiva, el reconocimiento de la dignidad de la persona a la que se ha dañado u ofendido. En el mensaje citado, Francisco recuerda que esos actos materiales de reparación ya estaban previstos en la ley de Moisés; pero señala que, en el Nuevo Testamento, la reparación “toma la forma de un proceso espiritual, en el marco de la redención realizada por Cristo. La reparación se manifiesta plenamente en el sacrificio de la Cruz”. Es que solo Dios puede reparar lo irreparable. Cuando lo que hemos hecho es humanamente irreparable, Dios recoge nuestro deseo de reparación y hace posible lo imposible.

Me ha tocado escuchar testimonios de jóvenes recuperados de adicciones que han logrado no solo un camino de reconciliación y reencuentro sino también de reparación del mal cometido. Recuerdo las palabras de los fundadores de esa comunidad terapéutica, Fazenda de la Esperanza, que decían a esos muchachos: "ustedes hicieron llorar mucho a sus padres; nosotros queremos que los hagan llorar otra vez, pero de alegría".

La reparación no solo lleva a la reconciliación de los hombres con Dios, sino que también contribuye a la reconciliación de los hombres entre sí. No es posible reconciliarse con Dios, sin reconciliarse con el hermano. El reclamo de Jesús a través de las revelaciones a Margarita María hay que entenderlo también como reclamo por las injusticias y las ofensas que cometemos contra nuestro prójimo, que son también ofensas a Dios. 

Todos conocemos las palabras de Jesús en las que él manifiesta que lo que hacemos con nuestros hermanos en necesidad lo hacemos -o lo dejamos de hacer- con él. Él se identifica con ellos. Desde su grito de abandono en la cruz, Jesús nos está llamando a reconocerlo en cada persona abandonada. Francisco, citando el libro de Ben Sirac, nos recuerda que las lágrimas de la viuda -la viuda, junto con el huérfano y el extranjero son la tríada de pobres y desamparados que vuelve una y otra vez en el Antiguo Testamento- las lágrimas de la viuda, dice Ben Sirac, corren por las mejillas de Dios. Y agrega Francisco: “¡cuántas lágrimas caen todavía por las mejillas de Dios, mientras nuestro mundo sufre tantos abusos contra la dignidad de la persona, incluso dentro del Pueblo de Dios!”. Cuánta necesidad sigue habiendo -enorme necesidad- de reparación.

Jesús manifiesta a Margarita María todo el amor de su corazón. Amor que espera respuesta: Amor que arde en deseos de ser amado, Amor que tiene sed de amor, pero que no recibe más que ingratitud e indiferencia. Los actos de reparación pedidos por el Señor son formas de expresar esa respuesta; pero la respuesta fundamental es “devolver amor por amor”. Al amor que viene de Jesús, responder con nuestro amor. Es lo que le pide a Margarita María: que lo ame por quienes no lo aman, que lo adore, por quienes no lo adoran.

Como gestos de reparación, Jesús pide que honremos la imagen de su Sagrado Corazón, especialmente, entronizándola en nuestra casa; que comulguemos frecuentemente; que participemos en la Misa del primer viernes de cada mes; que vivamos la Hora Santa, uniéndonos a la oración de Jesús en el Huerto y que se instituyera una fiesta en honor de su Sagrado Corazón, la fiesta que estamos celebrando hoy.

Podemos tener a mano esa lista y marcar si la vamos cumpliendo… pero no se trata simplemente de actos materiales. Se trata, verdaderamente, de “devolver amor  por amor”; es decir, hacer de cada uno de esos actos, un verdadero acto de amor a Dios y al prójimo, donde se juegue nuestro corazón.

Recuerdo, hace unos años, una Misa en la que el sacerdote, para introducir la oración del padrenuestro, nos dijo: “Hagamos un acto de amor: recemos, como Jesús nos enseñó…”

“Hagamos un acto de amor”. Eso tendría que ser cada una de nuestras acciones, empezando por nuestra propia oración de cada día. Un acto de amor al que “me amó y se entregó por mí”, al que no puedo dejar abandonado en la cruz o al costado del camino.

Un acto de reparación y amor al que nos ha amado primero y que, a pesar de nuestras ingratitudes e indiferencias, nos sigue entregando todo el amor de su corazón.

lunes, 10 de octubre de 2022

Nueve Noticias Diocesanas de Canelones


En el marco de la Fiesta Diocesana celebrada el domingo 9 de octubre, Mons. Heriberto dio a conocer algunas noticias de la vida diocesana.

Nuevo vicario general

El P. Jorge Jaurena es el nuevo Vicario General de la Diócesis de Canelones.

Sustituye a Mons. Hermes Garín, quien, al pasar a la situación de Obispo auxiliar emérito, no tiene ya ese cargo por derecho. Después de consultar al clero de la Diócesis, Mons. Heriberto Bodeant propuso al P. Jorge asumir ese servicio, lo que éste aceptó.

El Vicario General puede actuar en nombre del Obispo y representarlo en lo que sea necesario y pertinente.

Centro diocesano de espiritualidad y pastoral La Pascua

El antiguo monasterio de los Monjes Benedictinos, ubicado cerca de la Casa de Retiros Villa Guadalupe, ha comenzado a funcionar como Centro de espiritualidad y pastoral.

Sigue siendo un lugar de acogida para personas o pequeños grupos que deseen tomar un tiempo para el silencio, la meditación y la oración. Se están realizando periódicamente charlas con distintos temas de espiritualidad. En lo pastoral, la capilla depende de la parroquia Santa Teresita de Juanicó. El referente pastoral es el párroco de Juanicó, P. Walter Piñeyro y el referente en lo que respecta al funcionamiento del centro es el diácono permanente José Lima, adscripto a la parroquia de Juanicó, que actúa junto con un Consejo del Centro.

Jornada de los adolescentes

La PAC (Pastoral de Adolescentes Canaria) organiza una jornada que se realizará el sábado 5 de noviembre en Juanicó. 

Se inicia a las 15:30 con la Santa Misa en el templo parroquial y continuará en el gimnasio contiguo a la parroquia.

Hnas. Misioneras Servidoras de la Palabra en Shangrilá

Nuevo campo de misión para estas misioneras mexicanas, hasta ahora en Municipio Nicolich.

Las HMSP dejan la parroquia San Francisco de Asís, de Nicolich, donde vivían y prestaban su servicio misionero. Pasarán a vivir en Shangrilá, donde harán animación misionera y pastoral, siempre en colaboración con los sacerdotes Misioneros Servidores de la Palabra, que están en Santa María de los Ángeles, San José de Carrasco. Las Hermanas vivirán en la casa ubicada junto a la capilla Santa Ana.

La inauguración de este nuevo servicio misionero de las Hermanas se hará con una Misa en la parroquia Santísima Trinidad de Shangrilá, el viernes 26 de noviembre, a las 17 horas.

Encuentro de la vida contemplativa

Las monjas contemplativas de los monasterios de Canelones se encontrarán en casa de las Benedictinas el sábado 26 de noviembre.

La vida contemplativa está presente en el Uruguay en cinco monasterios, cuatro de ellos en la diócesis de Canelones. Clarisas, Clarisas Capuchinas, Salesas y Benedictinas tiene sus casas en nuestro departamento. El quinto monasterio es el de las Carmelitas, en El Prado, Montevideo.

Franciscanos de María en nuestra Diócesis

Esta congregación de origen español asumirá la parroquia San Francisco de Asís, en el municipio Nicolich, el domingo 27 de noviembre, a las 17 horas.

La congregación fue fundada por el P. Santiago Martín, que ofrecerá un retiro el sábado 26, en la capilla Rosa Mística, una de las capillas de la parroquia.

Son dos los sacerdotes que estarán en la parroquia: el P. Alberto, mexicano, que ya lleva un año en Uruguay será el párroco, acompañado por un sacerdote filipino.

Néstor Rosano será ordenado Diácono el 11 de diciembre

La celebración será en la Catedral y Santuario Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe, el domingo 11 de diciembre, a las 18 horas.

Néstor, oriundo de 18 de Mayo (municipio separado de Las Piedras y de Progreso) es uno de los tres seminaristas de la Diócesis. Se encuentra cursando el último año del seminario y desde el viernes por la tarde hasta el domingo ha venido haciendo su práctica pastoral en la Catedral. En esa misma parroquia ejercerá el ministerio que recibirá en diciembre.

Encuentro diocesano de familias

Será el domingo 11 de diciembre, desde las 10 hasta las 16 horas, en Villa Guadalupe, organizado por la Pastoral Familiar diocesana.

Del 22 al 26 de junio de este año tuvo lugar en Roma el Encuentro Mundial de las Familias con el Papa Francisco, con el tema “El amor familiar: vocación y camino de santidad”. La idea de este encuentro diocesano es compartir la experiencia que vivieron algunos de los participantes de Uruguay.

El encuentro está abierto a las familias que quieran participar y, de modo especial, a los participantes de grupos y movimientos en relación con la Pastoral de la Familia y de la Vida: Encuentros Matrimoniales, Madrinas por la Vida, grupos de matrimonios, etc. 

Visita de una reliquia de Santa Margarita María de Alacoque

En noviembre-diciembre vuelve a Uruguay esta reliquia de la Santa a la cual Jesús quiso abrirle la insondable riqueza de su corazón. 

La reliquia está visitando varios países de América Latina. Por gestión de integrantes de la Guardia de Honor del Sagrado Corazón de Jesús, vinculada al Monasterio de las Monjas Salesas (Progreso), el precioso relicario llegará a nuestra tierra y recorrerá todas o casi todas las diócesis.

Las fechas y los lugares en que estará en Canelones se darán a conocer oportunamente.