sábado, 5 de octubre de 2024

Palabra de Vida: En la esperanza, vivir para la eternidad. Lucas 10,17-24.



5 de octubre de 2024.
Sábado de la XXVI semana durante el año.
Santa Faustina Kowalska

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     10, 17-24

Al volver los setenta y dos de su misión le dijeron a Jesús llenos de gozo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre.»
Él les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo».
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo mantenido ocultas estas cosas a los sabios y a los prudentes y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: «¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!»

Palabra del Señor.

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viernes, 4 de octubre de 2024

“No conviene que el hombre esté solo”. (Génesis 2,18). XXVII domingo durante el año.


El 26 de octubre de 1907, el Parlamento uruguayo aprobó la ley 3.245, que establecía el divorcio. Ya existía en Uruguay, desde 1885, el matrimonio civil obligatorio para quienes, además, desearan celebrar el sacramento del matrimonio. Mucha agua ha corrido desde entonces bajo los puentes. Hoy puede decirse que hay menos divorcios que en otros tiempos, pero es que ya muchas parejas tampoco se casan. El escasísimo crecimiento de nuestra población nos hace ver, también, que son pocos los niños que nacen…

Las lecturas de hoy nos invitan a contemplar el proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia y a recibir esas palabras no como un regaño o una imposición de normas, sino como 
Evangelio, es decir, buena noticia, que llama a la humanidad a una plenitud de vida en Dios.

El relato del evangelio comienza con una pregunta que los fariseos dirigen a Jesús:
«¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?» (Marcos 10,2)
Como podemos ver, la pregunta se plantea solo desde el varón hacia la mujer y no viceversa. Jesús responde con una pregunta:
«¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?» (Marcos 10,3)
La respuesta que recibe Jesús es precisa:
«Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella». (Marcos 10,4)
Efectivamente, así dice el libro del Deuteronomio, atribuido a Moisés:
Si un hombre se casa con una mujer, pero después le toma aversión porque descubre en ella algo que le desagrada, y por eso escribe un acta de divorcio, se la entregará y la despedirá de su casa. (Deuteronomio 24,1)
Era una sociedad donde la mujer dependía totalmente del hombre. Una sociedad donde una viuda era considerada de las personas más pobres, precisamente porque había quedado sin el sostén de su esposo. En ese marco, la obligación del marido de entregar un acta de divorcio buscaba, en cierto modo, proteger a la mujer, salvando su honor y dejándola en libertad para contraer un nuevo matrimonio y salir de una situación de indefensión.

Sin embargo, Jesús va a plantear las cosas desde otro punto de vista, remitiéndose al proyecto original de Dios:
«Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, "Dios los hizo varón y mujer". "Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne". De manera que ya no son dos, "sino una sola carne". Que el hombre no separe lo que Dios ha unido» (Marcos 10,5-9)
La “dureza del corazón” no se refiere solo a una falta de sentimientos del hombre respecto a su mujer, sino al corazón endurecido por la desobediencia a la Ley de Dios. Jesús se remite al comienzo de la creación, que muestra el proyecto de Dios, estableciendo el matrimonio de un hombre con una mujer, que se hacen “una sola carne”. 

Esto de “carne” no se refiere únicamente al cuerpo. Carne, en el lenguaje bíblico, engloba la totalidad de la persona humana, pero acentuando su fragilidad: “la carne es débil”. 

“El Verbo se hizo carne”: el Hijo de Dios se hizo hombre, asumiendo nuestra fragilidad; no en el pecado, pero sí frente al dolor y la muerte. Por eso, el hombre y la mujer, al hacerse uno, se confortan mutuamente, se dan fuerzas, se sostienen uno al otro.

Al concluir “que el hombre no separe lo que Dios ha unido”, Jesús proclama la indisolubilidad del matrimonio, la permanencia de ese vínculo. El matrimonio es una vocación a la comunión, para toda la vida, en el amor recíproco de esposo y esposa, amor fecundo coronado con los hijos.

Así entendido, el matrimonio no es creación del hombre, sino creación de Dios, una especial manifestación del amor de Dios por su pueblo. Es un ideal de vida y por eso requiere una gracia especial del Señor, que lleva a la Iglesia a considerar el matrimonio como un sacramento. 
Sostener esa unión a lo largo de toda la vida requiere también un cuidado: hay que custodiarla, cultivarla y atenderla, también con la oración. Como en toda relación, no faltan las dificultades y problemas, pero la gracia del Señor viene en ayuda de la fragilidad humana.

Todo esto, como asumimos desde el principio, al hablar de la ley del divorcio, es algo cada vez más extraño a la mentalidad de nuestro tiempo, que privilegia lo inmediato y a la que le cuesta pensar en compromisos para toda la vida. Pero hay que pensar que la ruptura, o la inexistencia, del vínculo matrimonial o los cambios de pareja, tienen muchas veces efectos negativos que recaen sobre los más débiles e indefensos de la familia: los niños, los ancianos, los enfermos. Por eso, aunque hay situaciones muy complejas que deben mirarse con misericordia, no debe desconsiderarse la riqueza de una decisión que une de por vida y que hace del esposo y la esposa “una sola carne”.

El sacramento del matrimonio es signo de la unión entre Cristo y la Iglesia. Contemplando el misterio de la Iglesia unida a Cristo y haciéndose con él “una sola carne”, los esposos cristianos pueden comprender el misterio del matrimonio y su fundamento en Cristo.

“No conviene que el hombre esté solo”, poníamos como título, citando la primera lectura. El ser humano ha sido creado para la comunión. Cada persona humana es imagen de Dios y Dios no es soledad: es comunión de amor de tres personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Hay muchas formas de vivir la comunión a la que hemos sido llamados. El matrimonio es una de ellas. La plenitud de la comunión se alcanzará en la unión con Dios en la eternidad.

Mientras tanto, la comunidad cristiana tiene el deber materno de sostener y promover el amor y la comprensión entre sus hijos. Más aún, frente a aquellos pequeños y débiles que sufren por la falta de cariño familiar, la comunidad debe ofrecer un complemento de amor.

Más que en ninguna otra parte, en la Iglesia debe estar la respuesta a las palabras del Génesis: “no conviene que el hombre esté solo”. Siendo la Iglesia la familia de Dios y la familia de todos, nadie en ella puede estar ni sentirse solo.

Fiesta diocesana

Una ocasión de no sentirnos solos y de fortalecer nuestros vínculos de comunión, la tenemos el próximo domingo, 13 de octubre, en el que celebraremos nuestra fiesta diocesana. Desde las 10 de la mañana esperamos a los fieles de todas las parroquias de nuestra Diócesis en Villa Guadalupe. Comenzaremos con el rezo del Rosario, luego vendrá el almuerzo con lo que llevemos, un buen tiempo de recreación y culminaremos con la Misa que comenzará hacia las 16 horas. Los esperamos.

En esta semana

Lunes 7, Nuestra Señora del Rosario, patrona del colegio de Estación Atlántida.
Jueves 10, san Daniel Comboni. Gran misionero italiano que fundó una congregación dedicada especialmente a la evangelización de África, pero que luego llegó también a América. Los Misioneros y Misioneras Servidores de la Palabra tienen a un sacerdote comboniano como su fundador.
Viernes 11, memoria de san Juan XXIII, papa. Convocó al Concilio Vaticano II y trabajó y oró por la paz en el mundo. Él fue quien creó la diócesis de Canelones y nombró a su primer obispo, Monseñor Orestes Santiago Nuti.
Sábado 12, Nuestra Señora del Pilar, patrona del barrio La Pilarica en Las Piedras y de la Diócesis de Melo. En Brasil, en este día se celebra nuestra Señora Aparecida.
También en ese día recordamos al beato Carlos Acutis, que será canonizado durante el Jubileo del año próximo.

Gracias, amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

jueves, 3 de octubre de 2024

San Francisco de Asís.



Viernes 4 de octubre de 2024.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     10, 13-16

Jesús dijo: ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza. Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno.
El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a Aquel que me envió.

Palabra del Señor.

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miércoles, 2 de octubre de 2024

Palabra de Vida: “Yo sé que mi Redentor vive” (Job 19,21-27)



3 de octubre de 2024.
Jueves de la XXVI semana durante el año.

Lectura del libro de Job     19, 21-27

Job dijo:
¡Apiádense, apiádense de mí, amigos míos, porque me ha herido la mano de Dios! ¿Por qué ustedes me persiguen como Dios y no terminan de saciarse con mi carne? ¡Ah, si se escribieran mis palabras y se las grabara en el bronce; si con un punzón de hierro y plomo fueran esculpidas en la roca para siempre!
Porque yo sé que mi Redentor vive y que él, el último, se alzará sobre el polvo. Y después que me arranquen esta piel, yo, con mi propia carne, veré a Dios. Sí, yo mismo lo veré, lo contemplarán mis ojos, no los de un extraño. ¡Mi corazón se deshace en mi pecho!

Palabra de Dios.

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2 de octubre: Santos Ángeles Custodios



Palabra de Vida: 
“Yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca”
Éxodo 23,20-23 
Miércoles 2 de octubre de 2024.

Lectura del libro del Éxodo     23, 20-23a

    Yo voy a enviar un Ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he preparado.
    Respétalo y escucha su voz. No te rebeles contra él, porque no les perdonará las transgresiones, ya que mi Nombre está en él.
    Si tú escuchas realmente su voz y haces todo lo que yo te diga, seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversarios. Entonces mi Ángel irá delante de ti.

Palabra de Dios.

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martes, 1 de octubre de 2024

Palabra de Vida: Seguir adelante con Jesús. Lucas 9,51-56



Martes de la XXVI semana durante el año.
1 de octubre de 2024.
Santa Teresa del Niño Jesús, virgen.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     9, 51-56

Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén.
Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: «Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?» Pero él se dio vuelta y los reprendió. Y se fueron a otro pueblo.

Palabra del Señor.

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