martes, 20 de agosto de 2024

¡Ánimo, levántate! Él Te llama. Día Nacional de la Catequesis. Homilía de Mons. Heriberto


“Ánimo, levántate, Él te llama” (Marcos 10,46-52)

Este es el lema que nos ha convocado hoy en el Uruguay, en el Día de la Catequesis.

Es el lema del año vocacional que, también, estamos viviendo en nuestra Iglesia que peregrina en Uruguay.

Al rezar y trabajar por las vocaciones -rezar y trabajar, porque como decía un viejo párroco: “Dios ayuda a los que rezan… y trabajan”. 

Al rezar y trabajar por las vocaciones, siempre pensamos en todas las vocaciones cristianas: la vocación bautismal, que es el fundamento; la vocación laical, en el mundo y en la Iglesia. En la transformación del mundo según el plan de Dios y en diferentes servicios y ministerios eclesiales. La vocación al matrimonio, a la vida consagrada, al sacerdocio… 

Este año pusimos un especial énfasis en el sacerdocio y la vida consagrada, porque sentimos muy especialmente la necesidad de ministros ordenados y de personas que quieran consagrar a Dios su vida en uno de los muchos carismas que el Espíritu ha entregado a la Iglesia.

Pero hoy estamos celebrando el día de la catequesis y, entonces, vamos a leer este lema como catequistas.

“Él te llama”. Es Jesús el que llama. Estamos aquí hoy y estamos todos los días en nuestras comunidades, en la delicada tarea de transmitir la fe, de acompañar a nuestros catequizandos: niños, adolescentes, jóvenes y adultos en un camino de fe, en un itinerario que lleva a iniciar y practicar una vida cristiana, una vida según el Evangelio.

Jesús es el que llama por medio de la Iglesia y nos llama desde dentro de la comunidad de la que formamos parte, de la comunidad en la que participamos de la Eucaristía.

Dicho de manera personal, que puede valer para cada uno: no estoy aquí porque se me ocurrió ni porque me sentí la persona más calificada, más preparada; estoy aquí porque Él me llamó, Jesús me llamó, y ese llamado me llegó a través de otra catequista, o del diácono, o del párroco o de todos ellos. Y aquí estoy.

Las primeras palabras de esta frase del evangelio de Marcos (10,49) son “ánimo, levántate”. Esto se le dijo al ciego Bartimeo, que estaba sentado al costado del camino y que se puso a gritar «¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!». Su súplica llegó hasta Jesús y ese llamado fue la respuesta a su oración.

El llamado tiene un primer momento, como ése; pero el llamado continúa a lo largo de nuestra vida, y muchas veces, a veces cada día, necesitamos oír de nuevo esa palabra “ánimo, levántate”.

Quienes ya tenemos unos cuantos años, seguramente hemos pasado por algunas decepciones. Comenzamos con ilusión nuestro caminar en la fe, nuestra vida en la comunidad, nuestro servicio como catequistas y, más de una vez, hemos encontrado lo contrario de lo que esperábamos. Y no necesito poner ejemplos. Creo que todos podemos encontrar, sin pensarlo mucho, más de una experiencia dolorosa. Esas cosas suceden.

Pero también tengo que tener conciencia de que, así como otras personas me han desilusionado por sus actitudes, también yo puedo haber sido motivo de decepción para otros. Es la realidad de la fragilidad humana. Todos somos pecadores.

Ahora bien, una cosa es atravesar esos momentos tristes, y otra cosa es dejarlos entrar en nuestro corazón y así tener adentro una fuente que está permanentemente soltando amargura y manando desesperanza. Como dice el papa Francisco, no dejarnos convertir “en pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre” (Evangelii Gaudium, 85)

¡No, nada de eso! En esos momentos difíciles, recordar “Él te llama” y mantener los ojos fijos en Jesús

“iniciador y consumador de nuestra fe … que soportó la cruz sin tener en cuenta la infamia y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios” (Hebreos 12,2).

“Ánimo, levántate”. A veces, cada uno de nosotros se tiene que repetir esa palabra, recordando que nos llega desde Jesús.

Pero aquí viene algo especialmente interesante para nosotros, como catequistas. La palabra dice “Ánimo, levántate: Él te llama”. Nos llega desde Jesús, pero no es Jesús quien la dice: 

Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo». 
Entonces llamaron al ciego y le dijeron: «¡Animo, levántate! Él te llama».

¿Quién llama al ciego, quién llama a Bartimeo? 

Jesús iba “acompañado de sus discípulos y de una gran multitud”.

Marcos no nos cuenta si lo dijeron los discípulos, si lo dijo alguna gente de entre la gran multitud… lo interesante es que Jesús no va directamente él a llamar al ciego, sino que pone intermediarios. Tal vez esos mismos que, unos minutos antes, al escuchar los gritos del ciego “lo reprendían para que se callara”.

Y entre esos intermediarios, hoy, estamos los catequistas. Así como nos hemos reunido porque Jesús nos ha llamado, así como hemos recibido la palabra de ánimo, también nosotros somos enviados a ayudar a otros a levantarse y caminar al encuentro de Jesús.

Me decía una catequista: “mi mayor deseo es que los niños descubran a Jesús como su mejor amigo”. Eso solo lo puedo desear si Jesús es mi mejor amigo. El amigo al que quiero acercar a los demás. Es desde esa amistad con Jesús, vivida en la oración, en los sacramentos, en la participación en la comunidad; es desde esa amistad con Él que puedo anunciar a mis catequizandos: Jesucristo te ama. Jesucristo dio su vida para salvarte. Jesucristo está vivo. Jesucristo camina a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte (cf. Evangelii Nuntiandi, 164).

Es desde la amistad con Jesús, la amistad con aquel que escucha mi súplica; con el amigo exigente, exigente porque me ama; con el que me llama y me da fuerzas para levantarme de mi fragilidad, con el amigo misericordioso que me sana y me perdona… 

Es desde esa amistad con Jesús, desde donde puedo llenar con mi vida esas palabras que escuché, que guardé en mi corazón y que quiero transmitir: “Ánimo, levántate, Él te llama”. 

Que María, Nuestra Señora de Guadalupe, estrella de la evangelización, nos ayude a vivir ese amor por su Hijo y a responderle con fe generosa y nuestro compromiso de anunciar la alegría del Evangelio, la alegría de encontrar a Jesús. Así sea.

lunes, 19 de agosto de 2024

Palabra de Vida: “Muchos de los primeros serán los últimos” (Mateo 19,23-30)


 

Martes de la XX semana durante el año.
20 de agosto de 2024.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     19, 23-30

Jesús dijo a sus discípulos: «Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos. Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos.»
Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?»
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: «Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible.»
Pedro, tomando la palabra, dijo: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?»
Jesús les respondió: «Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna.
Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros.»

Palabra del Señor.

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domingo, 18 de agosto de 2024

15 años creciendo en esperanza: Fazenda de la Esperanza en Uruguay


Con una Misa presidida por Mons. Pablo Jourdan, Obispo de Melo (Cerro Largo y Treinta y Tres) acompañado por Mons. Heriberto Bodeant, Obispo de Canelones, la Fazenda de la Esperanza "Quo Vadis?", en la ciudad de Cerro Chato, celebró ayer los 15 años de su inauguración, que fue el 1 de agosto de 2009.

Fazenda de la Esperanza es una comunidad terapéutica, nacida en Brasil, para la recuperación de dependientes químicos y de otras adicciones.

La Fazenda llegó a Uruguay a pedido del entonces Obispo de Melo, Mons. Luis del Castillo. En 2009 fue a Mons. Heriberto Bodeant, recién llegado a la Diócesis de Melo, a quien le tocó inaugurar la casa. En la inauguración participó Nelson Giovannelli, uno de los fundadores.

Más adelante se agregaría la Fazenda femenina Betania, en Melo y Monte Carmelo, en Montevideo.

En el video pueden verse imágenes de la inauguración.

 

sábado, 17 de agosto de 2024

Palabra de Vida: Aprender con los niños a ser signos de Esperanza (Mateo 19,13-15)



Sábado de la XIX semana durante el año.
17 de agosto de 2024.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     19, 13-15

Trajeron a unos niños para que les impusiera las manos y orara sobre ellos. Los discípulos los reprendieron, pero Jesús les dijo: «Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos.»
Y después de haberles impuesto las manos, se fue de allí.

Palabra del Señor.

viernes, 16 de agosto de 2024

Palabra de Vida: “¡El que pueda entender, que entienda!” (Mateo 19,3-12)



Viernes de la XIX semana durante el año.
16 de agosto de 2024.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     19, 3-12

Se acercaron a Jesús algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?»
Él respondió: «¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, "los hizo varón y mujer"; y que dijo: "Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne?" De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido.»
Le replicaron: «Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se separa?»
Él les dijo: «Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes, pero al principio no era así. Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio.»
Sus discípulos le dijeron: «Si esta es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse.» Y Él les respondió: «No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido. En efecto, algunos no se casan, porque nacieron impotentes del seno de su madre; otros, porque fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!»

Palabra del Señor.

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jueves, 15 de agosto de 2024

Asunción de la Virgen María.


 

“María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa” (Lucas 1,39-56)
Palabra de Vida, jueves 15 de agosto de 2024.
Reflexión tomada de Chiara Lubich: "María, corazón de la humanidad", pág. 35-36.
Escúchala en el reproductor de IVOOX.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     1, 39-56

María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:
«¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.»
María dijo entonces:
«Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque Él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre.»
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

Palabra del Señor.

Día nacional de la Catequesis: “Catequistas con Esperanza”

Este domingo, en Uruguay y en otros países, la Iglesia Católica celebra el día de la catequesis. ¿Por qué en esta fecha? Se toma como referencia el domingo más próximo a la memoria del Papa San Pío Décimo, que es el día 21 de este mes. Este Papa, que se llamaba José Melchor Sarto, fue párroco, obispo de Mantua y patriarca de Venecia. Finalmente, elegido como Sumo Pontífice, adoptó una forma de gobierno dirigida a instaurar todas las cosas en Cristo, que llevó a cabo con sencillez de ánimo, pobreza y fortaleza, promoviendo entre los fieles la vida cristiana por la participación en la Eucaristía, la dignidad de la liturgia y la integridad de la doctrina.

San Pío Décimo es conocido como “el papa de la Catequesis”, porque promovió el estudio del catecismo y fomentó el acceso temprano de los niños a la comunión, a través del decreto Quam Singulari, del 8 de agosto de 1910.

El título del decreto recoge, como es costumbre en los documentos pontificios, las dos primeras palabras del texto, en español “cuan singular” y se refieren al singular amor con que Cristo amó a los niños, hasta reprender a sus discípulos, que querían que se apartaran de Él, diciéndoles:

«Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él». (Marcos 10,14-15)

El decreto estableció los siete años como edad en la que se considera que el niño tiene uso de razón y, por lo tanto, puede “distinguir el bien del mal” y “distinguir el cuerpo de Cristo del pan ordinario”. Lo primero hace posible acceder al sacramento de la Reconciliación, a la confesión, porque se puede llegar a reconocer que se ha actuado mal. Lo segundo permite acceder a la comunión. Desde luego, ambos sacramentos necesitan una adecuada preparación y para esto está la catequesis.

La catequesis, enseña san Juan Pablo II, es

“el conjunto de esfuerzos realizados por la Iglesia para hacer discípulos, para ayudar a los hombres a creer que Jesús es el Hijo de Dios, a fin de que, mediante la fe, ellos tengan vida en su nombre; para educarlos e instruirlos en esta vida y construir así el Cuerpo de Cristo.” (Catechesi Tradendae, 1)

Es desde esa perspectiva que hablamos hoy de catequesis como “introducción a la vida cristiana”: hacer discípulos de Jesucristo. Durante mucho tiempo hemos entendido la catequesis como “preparación a la Primera Comunión”. La Comunión, no solo la primera, sino todas las que siguen después, es sumamente importante. Es recibir a Jesús como alimento para caminar en la fe. Pero comulgar, con toda su importancia, no agota la vida cristiana. Alimenta esa vida; la hace posible. Es fuente de esa vida. Es culminación de essa vida. Es recibiendo a Cristo que podemos hacernos cada día más discípulos suyos y seguirlo de corazón.

La Confesión es también un sacramento importante, que necesitamos repetir a lo largo de nuestra vida, con cierta frecuencia. Por él recibimos el perdón de los pecados y la Gracia que nos fortalece en la conversión, en los cambios necesarios para vivir una vida cristiana auténtica, en el amor a Dios y al prójimo.

Entonces, se trata de que los catequizandos, que pueden ser niños, adolescentes, jóvenes o adultos, sean introducidos en la Buena Noticia y en la “práctica” de vivir la vida con Jesús en la Iglesia. En ese camino, se presentan y se preparan los tres sacramentos de la iniciación: Bautismo, Eucaristía y Confirmación y, también, como ya dijimos, la Reconciliación o Confesión, que es un Sacramento de sanación, sanación de nuestra alma herida por nuestros propios pecados.

¿Por qué hablamos del “Día de la catequesis” y no del “Día del catequista”? Los catequistas y las catequistas son, indudablemente, quienes están en primera fila en esta labor. Son quienes se reúnen semana a semana con sus catequizandos, quienes preparan con cuidado esos encuentros, no solo estudiando u organizando materiales, sino también con su oración personal, para llevar a su grupo la palabra de Cristo, porque, como decía san Juan Pablo II, en la catequesis,

el único que enseña es Cristo, y cualquier otro lo hace en la medida en que es portavoz suyo, permitiendo que Cristo enseñe por su boca. (Catechesi Tradendae ,6)

Pero, a pesar de ese especial protagonismo de los catequistas, que pueden incluso ser instituidos como ministros para ese servicio, “el catequista pertenece a una comunidad cristiana y es una expresión de la misma”. La catequesis es responsabilidad de toda la comunidad. Así dice el reciente Directorio para la Catequesis:

Toda la comunidad cristiana es responsable del ministerio de la catequesis, pero cada uno según su condición particular en la Iglesia: ministros ordenados, personas consagradas, fieles laicos. (…) Si faltase alguna de estas formas de presencia, la catequesis perdería parte de su riqueza y significación. (Directorio para la Catequesis, 2020, N° 111).

En este 2024, el día de la catequesis en nuestro país se inscribe en un Año de promoción y oración por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Desde el Oficio Catequístico Nacional se ha convocado a los catequistas con el mismo lema que ha tenido el año vocacional: “¡Ánimo, levántate! Él te llama”. Mons. Pablo Jourdan, presidente del Departamento de Catequesis de la CEU, nos recuerda el pedido del papa Francisco: que recemos para ser

“… comunidades cristianas vivas, fervorosas y alegres, que sean fuente de vida fraterna y que despierten entre los jóvenes el deseo de consagrarse a Dios y a la Evangelización”

Que así sea, para bien de todos.

Día de la catequesis en Canelones

El día de la catequesis, lo celebramos este mismo domingo en Canelones en Villa Guadalupe, con un encuentro de catequistas de toda la diócesis, de 10 a 17, con la Misa a las 15:30. Nos vemos. ¡Jesús nos llama!

En esta semana:

Miércoles 21

  • Como ya hemos dicho, recordamos a San Pío X, quien es, además, patrono de una capilla de la Catedral. 
  • Ese día, en Santa Lucía se celebra una misa en acción de gracias por los 140 años de la llegada al Uruguay de las Hermanas de la Caridad Cristiana, que dirigen el Colegio Inmaculada Concepción.

Jueves 22

  • María Reina. Ocho días después de la solemnidad de la Asunción de María, la saludamos como Reina del Cielo y Madre de la Misericordia.
  • En Montevideo celebra los 60 años de su ordenación sacerdotal el P. Jorge Techera, a quien muchos pueden conocer, entre otras cosas, por sus programas en Radio Oriental y Radio María.

Viernes 23

  • En muchos países se celebra en esta fecha Santa Rosa de Lima. En Uruguay, su fiesta es el 30 de este mes.

Sábado 24 

  • San Bartolomé, apóstol, al que generalmente se identifica con Natanael. Nacido en Caná de Galilea, fue presentado por Felipe a Cristo Jesús en las cercanías del Jordán, donde el Señor le invitó a seguirlo y lo agregó a los Doce. Después de la Ascensión de Jesús, es tradición que predicó el Evangelio en la India y que allí fue coronado con el martirio (s. I).
  • A un mes y unos días de su partida, recordaremos al P. Washington Conde en la Misa en la capilla de Rincón del Colorado a las 18 horas.

Domingo 25 

  • La parroquia Nuestra Señora de la Fundación, en Solymar, celebra su fiesta patronal. Misa a las 10:30.

Gracias, amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios Todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

miércoles, 14 de agosto de 2024

Palabra de Vida: “Donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, Yo estoy presente en medio de ellos” (Mateo 18,15-20)



Miércoles de la XIX semana durante el año.
14 de agosto de 2024.
San Maximiliano Kolbe.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     18, 15-20

Jesús dijo a sus discípulos:
«Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano.
Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.
También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, Yo estoy presente en medio de ellos.»

Palabra del Señor.

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martes, 13 de agosto de 2024

Palabra de Vida: Hacerse pequeño como los niños. Mateo 18,1-5.10.12-14



Martes de la XIX semana durante el año.
13 de agosto de 2024.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     18, 1-5. 10. 12-14

En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: «¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?»
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: «Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo.
Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.
¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron. De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.

Palabra del Señor.

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lunes, 12 de agosto de 2024

12 de agosto: Santa Juana Francisca Fremyot de Chantal.

 


Homilía de Mons. Heriberto en la Misa celebrada en el Monasterio de la Visitación, Progreso, Canelones.

Ayer, 11 de agosto, fue el día de Santa Clara de Asís, pero, como cayó en domingo, en las parroquias se celebró la Misa dominical. No fue así en los monasterios de las Clarisas, donde esa memoria se celebra como solemnidad.

Santa Clara es una de esas vocaciones donde aparece, desde el comienzo, un llamado a una total consagración, a dejarlo todo para unirse a Jesús. 

Hoy, lunes 12, recordamos a Santa Juana Francisca Frémiot de Chantal. 

Hay muchas cosas en la vida de estas dos santas que podemos poner en paralelo, y a eso nos invita también el hecho de que aquí, en Canelones, tenemos a las hijas de una y otra, es decir, tanto a las clarisas como a las salesas.

Las dos fueron fundadoras y, en ese hecho, estuvo presente la amistad espiritual con un Francisco.

Para Santa Clara, de familia noble, fue decisivo escuchar la predicación de San Francisco de Asís, unos once años mayor que ella, a comienzos del siglo XIII, en la península italiana. 

En aquel mundo donde se iban extendiendo las ciudades, se desarrollaba el comercio y el dinero sustituía a la posesión de tierras como forma de riqueza, Clara, como Francisco, se sintió llamada a vivir en radicalidad la pobreza evangélica, dejándolo todo para seguir a Jesucristo Pobre.

Cuatrocientos años después… se dice rápido, cuatrocientos años… a comienzos del siglo XVII, para Santa Juana Francisca, perteneciente también a la nobleza, fue decisivo escuchar la predicación de San Francisco de Sales. Pero Juana no era ya una jovencita, sino una mujer en su treintena. Por su parte, el Obispo de Ginebra era poco mayor que ella. 

Aquel era ya otro mundo, en el que se iban formando algunos estados nacionales, marcado por la extensión de la reforma protestante y, dentro de la Iglesia Católica, el surgimiento de movimientos como el Jansenismo, que parecían olvidar la Misericordia de Dios, proponiendo itinerarios espirituales de mucho rigor. Por otra parte, en aquella Francia, la extensión de la pobreza era un verdadero escándalo, que interpelaba la conciencia de muchos cristianos.

Si Clara consagró desde el comienzo su virginidad a Dios, Juana, en cambio, vivió su fe y su búsqueda espiritual en su primera vocación de esposa y madre, tempranamente viuda. Ahí podemos compararla a otras santas que también recorrieron ese camino… pienso, por ejemplo, en la catalana Joaquina, fundadora de las Hermanas de la Caridad de Vedruna, que tienen una comunidad en Melo.

Juana fue una niña que creció en una familia católica, pero sin la presencia de su madre, que falleció antes de que ella cumpliera dos años. Quedó bajo la tutela de su padre y su abuelo materno y fue educada por su hermana mayor. Su padre participó en la lucha contra los protestantes, incluso en las guerras de religión. Juana vivió en un ambiente en el que la oración y la vida de fe estaban presentes y se destacó por su vida piadosa.

A los 21 años, muy enamorada, se casó con el barón de Chantal, con quien tuvo seis hijos, dos de los cuales murieron durante la infancia. Su esposo, como antes su padre, participó en las guerras de religión; pero no fue allí donde perdió la vida, sino en un accidente de cacería. 

Juana enviudó con apenas ocho años de matrimonio. Sufrió y le costó aceptar la voluntad de Dios; pero tenía cuatro hijos pequeños que se aferraban a su madre. Su suegro, hombre muy mayor, le exigió que vivieran con él; una convivencia que sería difícil pero que Juana supo sobrellevar con paciencia.

Por ese tiempo, Juana tuvo un director espiritual que le imponía rigurosas penitencias, que ella cumplía, pero sin encontrar consuelo ni paz.

En la Cuaresma de 1604, Juana visitó a su padre, en la ciudad de Dijon, y escuchó predicar a Francisco de Sales. Don Benigno, el padre de Juana, invitaba con frecuencia a Francisco a cenar en su casa. Así, el obispo y la viuda llegaron a conocerse mejor. Francisco la ayudó a encontrar el camino para vivir su vida cristiana sin tantas mortificaciones y con más caridad hacia su familia: a responder al llamado de Dios, viviendo cristianamente su misión de madre, de hija y de nuera: es decir, no solo cuidando de sus hijos, de su padre y de su suegro, sino también preocupándose por la vida de fe de todos ellos.

A poco que Francisco fue conociendo a Juana y descubriendo la profunda inquietud espiritual de nuestra santa, con el deseo de una mayor unión con Dios, de una vida más intensa de caridad hacia los pobres e incluso de una consagración, fue compartiendo con ella algo que deseaba crear desde hacía ya un tiempo: una congregación religiosa que visitara a los pobres y les prestara auxilio.

Así se fue abriendo camino, poco a poco, la comunidad de las Visitandinas que, en su primera época, al mismo tiempo que dedicaban en el claustro un importante espacio a la oración y a la contemplación, salían al encuentro de los pobres, llevando ayuda y consuelo.

Sin embargo, después de aquellos, el arzobispo de Lyon, primado de Francia, llamó a Francisco y a Juana a someterse al orden establecido: la vida femenina consagrada no podía salir de la clausura.

De todos modos, la Orden de la visitación siguió creciendo. A la muerte de Santa Juana Francisca, casi veinte años después de la muerte de San Francisco de Sales, la visitación contaba con 86 conventos.

En una ocasión, cuando Francisco de Sales escuchó a su amigo Vicente de Paúl acerca de su proyecto de crear una congregación que visitara a los pobres, le dio el consejo de no encuadrarlas en ninguna de las formas conocidas, para que, efectivamente, ellas puedieran estar en la calle. Se recuerda de San Vicente de Paúl unas palabras que, sin conocer aquel contexto, son difíciles de entender para nosotros. Decía el fundador a las vicentinas: “vuestro claustro será la calle”. Es decir: allí deben estar, alimentando a Cristo, vistiendo a Cristo, lavando a Cristo... en fin, sirviendo a Cristo en cada hermano pobre.

Pero aquí estamos con nuestras hermanas salesas, en su monasterio y en su claustro. Hemos recordado también a las clarisas, de las que tenemos en Canelones dos comunidades. Y tenemos a las benedictinas, de las más antiguas órdenes contemplativas. Y hoy, en el siglo XXI, muchos se preguntan ¿para qué todo esto? ¿para qué estos monasterios que tuvieron en otros tiempos tantas hermanas y hoy apenas un puñadito? ¿Por qué la clausura? ¿Por qué no salen a prestar servicios que tanto se necesitan en la Iglesia y en el mundo?

Si solo podemos ver las cosas desde un punto de vista funcional y práctico, creo que el mismo Jesús nos diría, como a Pedro: “tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”. De los hombres de nuestros tiempos modernos, que miden las cosas en términos de eficacia y rendimiento en el plano material. No sabemos por cuánto tiempo seguirán existiendo los cuatro monasterios de Canelones. Demos gracias a Dios por contar hoy con ellas y sigamos apoyándolas, para que ellas también nos sigan sosteniendo con su oración. No sabemos qué pasará después. No importan las estructuras: lo que importa es que la vida contemplativa continúe, tal vez de forma nueva, pero sin perder lo esencial.

El Concilio Vaticano II reconocía la necesidad de estas comunidades, no solo femeninas sino también masculinas, “cuyos miembros se dedican solamente a Dios en la soledad y silencio, en la oración asidua y generosa penitencia” y contribuyen al desarrollo del Pueblo de Dios “con una misteriosa fecundidad”. Recordando esas expresiones del Concilio, san Juan Pablo II decía, en un mensaje a las comunidades contemplativas en América Latina estas palabras, con las que concluyo; un poquito extensas, pero que no quiero ni puedo recortar:

Queridas hermanas: “Una multitud de personas llama a vuestro corazón, y se une espiritualmente a vosotras en los cantos y en las plegarias, que ya no serán sólo vuestros sino de toda la humanidad. Es el clamor de tantos hermanos y hermanas sumergidos en el sufrimiento, en la pobreza y en la marginación. Son muchos los desplazados y refugiados, los que sufren por falta de amor y esperanza; los que han sucumbido al mal y se cierran a toda luz espiritual; los que tienen el corazón lleno de amargura, víctimas de la injusticia y del poder de los más fuertes. Vosotras, en cambio ―inmersas en el misterio de Dios que os da la capacidad moral y la fuerza espiritual que os distingue― con vuestra oración, penitencia y vida escondida podéis hacer brotar del corazón divino el amor que nos une como hermanos, sosiega las pasiones y crea la comunión de los espíritus, produciendo frutos de solidaridad y de caridad evangélica.” (1989).

Santa Juana Francisca Frémyot de Chantal: cuida de tus hijas, intercede para que otras mujeres escuchen el llamado de Dios a esta forma de vida y cuida de todos los que hoy hacemos presente tu memoria.