martes, 26 de abril de 2011

Mensaje de los Obispos uruguayos con motivo de la Beatificación de Juan Pablo II

Juan Pablo II ingresando al altar de Tres Cruces,
1º de abril de 1987 (Fotografía: gentileza de BeTel)
MENSAJE DEL CONSEJO PERMANENTE DE LA CEU CON MOTIVO DE LA BEATIFICACIÓN DE JUAN PABLO II

Ante la próxima celebración de la Beatificación en Roma del inolvidable Papa Juan Pablo II, todos recordamos con gratitud y afecto la cercanía y bondad del que nos honrara con su visita.
Si hacemos memoria de sus dos viajes pastorales -31 de marzo y 1 de abril de 1987 y 7 al 9 de mayo de 1988- nos sorprendemos de la actualidad de su recuerdo y de su mensaje, adaptado a los interlocutores más diversos. No sólo el pueblo uruguayo, sino la familia humana toda, siente, con matices diversos, el regalo que ha significado su vida.
La autenticidad, la coherencia de valores y la entrega incansable a la realización de un mundo más fraterno han sido experimentadas por todos. Como Pastor de la Iglesia universal, en su aporte específico, los católicos hemos sido privilegiados en gozar de su cercanía, su magisterio y sus visitas en situaciones especiales y a los lugares más diversos. Somos testigos de su entrega hasta el fin de sus fuerzas en la fidelidad al Evangelio.
Valgan como una muestra de su calidez las cordiales palabras que nos dirigiera en su llegada en el segundo viaje y que también en este contexto del Bicentenario de nuestra emancipación cobran mayor vigencia:
“A ti, querido Uruguay, el Papa que ha besado tu suelo viene cargado de esperanza para anunciarte a Cristo.
Amadísimos orientales: Escuchad a Jesucristo, abridle las puertas de vuestro corazón, de vuestras familias, de vuestras instituciones. Que nuestro encuentro mueva a todos y a cada uno a fijar su mirada en Jesús”.
Así como su última frase dicha en la despedida del suelo uruguayo en la que nos recuerda un testamento del que somos responsables:
“A los hermanos en el Episcopado, con los que me siento tan unido, a los sacerdotes, religiosos y religiosas, a todos los hermanos, hombres y mujeres, especialmente a los que sufren el dolor físico o moral; a todos digo desde lo más profundo de mi corazón: ¡Adiós y gracias! ¡Que el Señor os bendiga!
¡Uruguay, que seas muy feliz en el camino de tu nueva historia!”
Invitamos a todos a participar en las diversas celebraciones que se realizarán a nivel diocesano o en las comunidades celebrando este acontecimiento eclesial y nos confiamos a la intercesión del nuevo Beato.

Montevideo, 14 de abril de 2011

+ Carlos Collazzi, Obispo de Mercedes,
Presidente
+ Rodolfo Wirz, Obispo de Maldonado-Punta del Este
Vicepresidente
+ Heriberto Bodeant, Obispo de Melo
Secretario General

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