viernes, 13 de agosto de 2021

Asunción de María: “Todas las generaciones me llamarán feliz” (Lucas 1,39-56)

“Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza” (Apocalipsis 12,1). 

Esa imagen es la que apareció ante el Obispo de México Juan de Zumárraga, cuando san Juan Diego desplegó ante él la tilma en la que traía envueltas las rosas de Castilla que milagrosamente habían florecido fuera de estación. Es la imagen que hoy conocemos como nuestra Señora de Guadalupe. Muchas otras imágenes de la Virgen han sido pintadas o esculpidas con esos mismos detalles, incluyendo a Nuestra Virgen de los Treinta y Tres.
Esa descripción la encontramos en la primera lectura de hoy, tomada del Apocalipsis. ¿Es María esa mujer? ¿Es un símbolo de la Iglesia?
Puede ser las dos cosas. El Concilio Vaticano II nos recuerda que María es

“Madre de Dios, Madre de Cristo y Madre de los hombres, especialmente de los fieles” (Lumen Gentium 54) 

y modelo de la Iglesia. 

Madre de la Iglesia: Ella “es verdadera madre de los miembros del cuerpo de Cristo”, dice San Agustín. Y agrega el Concilio:

“Con su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad hasta que sean conducidos a la patria bienaventurada.” (Lumen Gentium 62).
Y en cuanto a modelo de la Iglesia:
“La Iglesia, contemplando su profunda santidad e imitando su caridad y cumpliendo fielmente la voluntad del Padre, se hace también madre mediante la palabra de Dios aceptada con fidelidad, pues por la predicación y el bautismo engendra a una vida nueva e inmortal a los hijos concebidos por obra del Espíritu Santo y nacidos de Dios” (Lumen Gentium 64).
En la solemnidad de Todos los Santos, el primero de noviembre de 1950, en la Plaza de San Pedro, el Papa Pío XII, acompañado por un gran número de obispos y ante una multitud de fieles, declaró solemnemente el dogma de la Asunción de María:
“La Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial".
En 1964, en la Constitución Lumen Gentium del Concilio Vaticano II se lee esta hermosa síntesis:
“la Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de culpa original, terminado el decurso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial y fue ensalzada por el Señor como Reina universal con el fin de que se asemejase de forma más plena a su Hijo, Señor de señores (cf. Ap 19, 16) y vencedor del pecado y de la muerte” (Lumen Gentium 59).
Todo esto es reciente, de hace menos de cien años; pero la fe del Pueblo de Dios en este misterio mariano viene de más tiempo atrás… solo pensemos que la ciudad de Asunción del Paraguay fue fundada en el año 1537, precisamente un 15 de agosto.
Podemos remontarnos más atrás en el tiempo. A mediados del siglo V aparece por escrito la creencia de que la Madre de Dios había sido llevada al Cielo en cuerpo y alma. De finales de ese siglo hay noticias de que en Palestina se celebraba la Dormición de María, fiesta que en el siglo siguiente comenzó a llamarse Asunción y que va apareciendo en distintas iglesias locales, aunque no se celebrara en las mismas fechas.

¿Qué significa para nosotros la Asunción de María?
El haber sido llevada al Cielo en cuerpo y alma significa que en María se adelanta la resurrección del cuerpo, lo que para los demás seres humanos llegará al fin del mundo.
Desde el Cielo, ella nos muestra la meta de nuestro peregrinar: nuestra verdadera Casa, la Casa del Padre, la casa del encuentro definitivo con nuestro Dios.
El Papa Francisco decía “esto no significa que esté lejos, que se separe de nosotros; María, por el contrario, nos acompaña, lucha con nosotros, sostiene a los cristianos en el combate contra las fuerzas del mal”.

En el evangelio, María anuncia: “todas las generaciones me llamarán feliz” (Lucas 1,39-56). Nos unimos hoy a los hermanos y hermanas que, a lo largo de los siglos, han reconocido a María como la bienaventurada, la feliz que, desde el Cielo, sigue siendo toda nuestra, nos hace suyos y enciende y anima nuestra esperanza.

Noticias

Este domingo estaba prevista la ordenación episcopal e inicio del ministerio pastoral de Mons. Fabián Antúnez, obispo electo de San José de Mayo. La ordenación quedó diferida a una fecha próxima, pero todavía no determinada, pues Mons. Fabián deberá guardar unos días de cuarentena, debido a que tuvo contacto con una persona que tuvo resultado positivo en un test de detección de COVID.

Este fin de semana se entregan los sobres de la colecta para el Hogar Sacerdotal. ¿Qué es el Hogar Sacerdotal? Nos lo cuenta Mons. Orlando Romero (ver el video en YouTube).

En vísperas del día de la catequesis, se realizará una vigilia diocesana, virtual, de catequistas. Esto es el sábado 21, de 20 a 22 horas, por medio de la aplicación ZOOM.

Santos de esta semana

El lunes 16, San Roque, que cuenta con muchísimos devotos en nuestra diócesis. En ese día se recuerda también el nacimiento de San Juan Bosco.

La parroquia de San Jacinto celebra a su patrono, San Jacinto de Cracovia, el martes 17. Recordemos que el pueblo de San Jacinto recibió ese nombre por el santo patrono de Mons. Jacinto Vera, a pedido de su hermana, María Vera y Durán que donó los terrenos para la escuela, iglesia, casa parroquial, plaza pública y cementerio, con la condición de que la nueva población recibiera el nombre del santo de su hermano, consagrado obispo desde 1865.

Santa Elena, miércoles 18. Una capilla de la catedral y un colegio de Ciudad de la Costa tienen como patrona a esta santa, madre del emperador Constantino que buscó recuperar la verdadera Cruz de Cristo.

El jueves 19, San Juan Eudes, promotor del culto al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María.

Viernes 20, San Bernardo, abad y doctor de la Iglesia

Sábado 21, San Pío X, “el papa de la catequesis”, patrono de una de las capillas de la Catedral.
Es también aniversario de la fundación de las Hermanas de la Caridad Cristiana, fundadas por la beata Paulina von Mallinckrodt, que tienen en Santa Lucía el colegio Inmaculada Concepción.

Amigas y amigos, hasta aquí llegamos por hoy. Cuídense mucho. Que el Señor los bendiga y hasta la próxima semana si Dios quiere.

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