miércoles, 8 de septiembre de 2021

Domingo 12 de septiembre de 2021, XXIV durante el año. Clausura del LII Congreso Eucarístico Internacional.

Este domingo, en Budapest, capital de Hungría, tendrá lugar la clausura del quincuagésimo segundo Congreso Eucarístico Internacional. A las 6:30 de la mañana, hora de Uruguay, el Papa Francisco presidirá la santa Misa, que será posible seguir a través de diferentes medios.
Creo que vale la pena, en nuestra reflexión de hoy, detenernos un poco sobre este acontecimiento.

Este Congreso tiene como lema un versículo del Salmo 86: “Todas mis fuentes están en ti” (Salmo 86,7) y un tema: “La Eucaristía, fuente de la vida y de la misión cristiana”.
Después vamos a ver qué abarca todo eso.

Primero, una palabra sobre estos eventos. Los Congresos Eucarísticos Internacionales comenzaron a celebrarse a fines del siglo XIX. El primero fue en Francia, en la ciudad de Lille, en 1881. El vigésimo segundo, en el año 1934, en Buenos Aires, fue el primero que se celebró en América Latina. Como delegado pontificio estuvo allí el Cardenal Eugenio Pacelli, futuro Papa Pío XII. Tuvo así una visión de la Iglesia en nuestro continente que lo animó a promover la creación del Consejo Episcopal Latinoamericano, el CELAM, en 1955.

El Congreso Eucarístico Internacional es, básicamente, una gran asamblea de la Iglesia Católica que, convocada por el Papa y presidida por el mismo o un delegado, reúne durante algunos días a multitudes de fieles para dar culto a la Eucaristía y reflexionar sobre distintos aspectos de la vida y misión de la Iglesia.

Los Congresos son una de las grandes manifestaciones públicas de la Iglesia que subrayan y valorizan el papel de la Eucaristía en la vida de los cristianos y en la acción de la Iglesia. Nacidos para glorificar a Jesucristo realmente presente en la Eucaristía y dar testimonio de su infinito amor al mundo, han generado procesos de crecimiento de las comunidades cristianas para responder a las esperanzas de los hombres y contribuir a la construcción de un mundo más humano, justo y pacífico, a partir de la celebración eucarística.

El versículo del salmo que inspira este congreso, “todas mis fuentes están en ti”, nos invita a contemplar a Dios mismo como fuente de vida. A Dios, que ama incondicionalmente a cada una de sus criaturas. Decir “Dios, fuente de vida” es reconocer que de Él viene nuestra vida misma y también todo lo que necesitamos tanto para la vida natural, para desarrollar nuestra vida en este mundo, como para nuestra vida sobrenatural, la vida eterna que Él nos ha prometido.

El agua, la hermana agua, como cantaba San Francisco de Asís, está profundamente asociada a toda la vida en la tierra. Donde hay agua hay vida y donde escasea o falta totalmente, los seres vivos disminuyen o desaparecen. En el evangelio de Juan el agua está muy presente, como símbolo de los bienes espirituales, de la vida de Dios que colma todos los anhelos del ser humano. Como dice Jesús a la samaritana:

«Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva» (Juan 4,10).
Y agrega:
«el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna» (Juan 4,14).
A partir de esta contemplación de Dios como fuente de vida, es posible meditar sobre distintos aspectos de la Eucaristía:
La Eucaristía, fuente de vida cristiana: en este sacramento no solo está contenida la gracia, como en los demás sacramentos, sino al mismo autor de la Gracia, Jesucristo y su sacrificio de salvación, su Pascua, que se hace presente en la santa Misa, nuestra Pascua dominical.

La celebración de la Eucaristía, fuente y culmen de la vida eclesial. En ella recibimos a Cristo, Palabra de Vida y Pan de Vida, alimentando nuestra fe y nuestra unión con Él que nos hace Iglesia: “La Eucaristía hace la Iglesia” (Henri De Lubac).

La creciente preocupación por el cuidado de la Casa Común, el mensaje de Francisco en Laudato Sii’ nos hace redescubrir otro aspecto de la Eucaristía, como fuente de transformación de lo creado. La Eucaristía tiene una dimensión cósmica que lo abraza todo. Prestemos atención a algunas de las expresiones que reza el sacerdote en la plegaria eucarística:
“con razón te alaban todas tus criaturas”
“… también nosotros, llenos de alegría, y por nuestra voz las demás criaturas, aclamamos tu nombre cantando”
“que todos tus hijos nos reunamos en la heredad de tu reino […] y allí, junto con toda la creación libre ya del pecado y de la muerte, te glorifiquemos…”
Cuántas cosas tendríamos que comentar y profundizar. Y quedan muchos otros aspectos que apenas voy a mencionar: la Eucaristía, fuente de la santidad; la Eucaristía, fuente de la misión y del servicio y, como conclusión, contemplar a María, mujer eucarística, de la que nace el Cuerpo de Cristo. Les invito a unirnos en la oración del Congreso.

Te damos gracias,
Señor Jesucristo,
que en la Eucaristía, fuente del amor,
invitas a tu pueblo a alimentarse
del Pan de la vida
y del Cáliz de la salvación,
memorial de tu pasión, muerte y resurrección.
Que la fuerza que nos comunicas
con tu sacrificio y tu presencia,
nos ayude a ser para los demás
pan que nutre y vino que alegra,
servidores humildes de la reconciliación
entre las Iglesias y los pueblos,
para anunciar con gestos y palabras,
que tú eres el único Señor,
la fuente de toda vida.

En esta semana

El lunes 13 recordamos a San Juan Crisóstomo, obispo de Constantinopla y doctor de la Iglesia. Crisóstomo era su sobrenombre y hace referencia a su gran elocuencia.

El martes 14 es la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, seguida el miércoles 15 por la memoria de Nuestra Señora de los Dolores, en la que recordamos a María, de pie junto a la cruz de su Hijo, asociada íntima y fielmente a su pasión salvadora.

El jueves 16 recordamos a dos santos mártires: el papa Cornelio y el obispo Cipriano, muertos en las persecuciones de mediados del siglo III.

El viernes 17 hacemos memoria de san Roberto Belarmino, jesuita, obispo y doctor de la Iglesia.

En este mes de septiembre el Papa Francisco nos propone rezar para que todos tomemos decisiones valientes a favor de un estilo de vida sobrio y ecosostenible, alegrándonos por los jóvenes que están comprometidos con él.

Y hasta aquí llegamos hoy, amigas y amigos. A quienes miren este video antes del domingo, los invito a seguir las celebraciones finales del Congreso Eucarístico

En horarios de Uruguay: 

  • sábado 11, al mediodía, misa y procesión de antorchas; 
  • domingo, a las 6:30 de la mañana, Misa de clausura con el Papa Francisco. 

Gracias por su atención. Hasta la próxima semana, si Dios quiere. Cuídense mucho y que los bendiga Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

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