En esta Iglesia se encuentra el ícono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
La iglesia está dedicada al Santísimo Redentor, pero se la conoce como San Alfonso del Esquilino, en referencia a San Alfonso María de Ligorio, fundador de los Redentoristas, que tienen allí su Casa Madre y un centro de estudios. Fue construida entre 1855 y 1859.
Según una antigua tradición, el ícono de la Virgen del Perpetuo Socorro fue llevado a Roma desde la isla de Creta, a fines del siglo XV. En el año 1866 fue confiado a los Redentoristas por el Papa Pío IX. La congregación extendió esta devoción por todo el mundo, llegando también a nuestra diócesis de Canelones, donde hay una parroquia dedicada a ella, en la ciudad de Barros Blancos.
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