miércoles, 27 de marzo de 2013

La dulce y confortadora alegría de evangelizar

San Francisco repara la Iglesia de San Damián
En los días previos al cónclave, en una de las congregaciones de preparación, el Cardenal Jorge Bergoglio tuvo una intervención que impresionó mucho al Cardenal Ortega, Arzobispo de La Habana. Éste le pidió al argentino el texto, pero la intervención no estaba escrita. Sin embargo, al otro día, Bergoglio entregó a Ortega un manuscrito con un resumen de lo que recordaba de su alocución. Esto es lo que escribió quien luego sería elegido Sumo Pontífice.  

Se hizo referencia a la evangelización. Es la razón de ser de la Iglesia. - “La dulce y confortadora alegría de evangelizar” (Pablo VI). - Es el mismo Jesucristo quien, desde dentro, nos impulsa.

1.- Evangelizar supone celo apostólico. Evangelizar supone en la Iglesia la parresía (1) de salir de sí misma. La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria.

2.- Cuando la Iglesia no sale de sí misma para evangelizar deviene autorreferencial y entonces se enferma (cfr. La mujer encorvada sobre sí misma del Evangelio) (2). Los males que, a lo largo del tiempo, se dan en las instituciones eclesiales tienen raíz de autorreferencialidad, una suerte de narcisismo teológico. En el Apocalipsis Jesús dice que está a la puerta y llama (3). Evidentemente el texto se refiere a que golpea desde fuera la puerta para entrar… Pero pienso en las veces en que Jesús golpea desde dentro para que le dejemos salir. La Iglesia autorreferencial pretende a Jesucristo dentro de sí y no lo deja salir.

3.- La Iglesia, cuando es autorreferencial, sin darse cuenta, cree que tiene luz propia; deja de ser el mysterium lunae (4) y da lugar a ese mal tan grave que es la mundanidad espiritual (Según De Lubac, el peor mal que puede sobrevenir a la Iglesia) (5). Ese vivir para darse gloria los unos a otros. Simplificando; hay dos imágenes de Iglesia: la Iglesia evangelizadora que sale de sí; la Dei Verbum religiose audiens et fidenter proclamans (6), o la Iglesia mundana que vive en sí, de sí, para sí. Esto debe dar luz a los posibles cambios y reformas que haya que hacer para la salvación de las almas.

4.- Pensando en el próximo Papa: un hombre que, desde la contemplación de Jesucristo y desde la adoración a Jesucristo ayude a la Iglesia a salir de sí hacia las periferias existenciales, que la ayude a ser la madre fecunda que vive de “la dulce y confortadora alegría de la evangelizar”.

Notas del blog:

(1) La palabra griega parresía se deriva de dos raíces: pan (todo) y rhésis (discurso). El significado fundamental «libertad para decirlo todo», franqueza, valentía, libertad confiada. En el NT aparece 31 veces, por ejemplo en Efesios 6,19.

(2) Lucas 13,10-17

(3) Apocalipsis 3,20

(4) "misterio de la luna": la luna como metáfora tanto de la Virgen como de la Iglesia, según lo cual, así como la luna refleja la luz del sol, María y la Iglesia reflejan la luz de Dios en medio de la noche.

(5) Ya el Cardenal Bergoglio había citado esta expresión del teólogo francés De Lubac, en una homilía en la Conferencia Episcopal Argentina: “el mayor peligro, la tentación más pérfida, la que siempre renace -insidiosamente- cuando todas las demás han sido vencidas y cobra nuevo vigor con estas mismas victorias... Si esta mundanidad espiritual invadiera la Iglesia y trabajara para corromperla atacándola en su mismo principio, sería infinitamente más desastrosa que cualquiera otra mundanidad simplemente moral. Peor aún que aquella lepra infame que, en ciertos momentos de la historia, desfiguró tan cruelmente a la Esposa bienamada, cuando la religión parecía instalar el escándalo en el mismo santuario”. (cfr. De Lubac, Meditaciones sobre la Iglesia, Desclée, Pamplona 2ª ed. pg. 367-368).

(6) Palabras iniciales de la Constitución dogmática Dei Verbum, sobre la Divina Revelación, del Concilio Vaticano II: "escuchando religiosamente la palabra de Dios y proclamándola confiadamente".

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