"Si Caritas no estuviera aquí, no comeríamos", dijo Khatar. La madre de
42 años con seis hijos vive en un establo en una granja en el Valle de
la Becá. El pequeño recinto de madera y láminas de metal alberga en
total a 25 personas, casi todas mujeres y niños.
"Es horrible", dijo. "Una tubería de desagüe atraviesa el establo. Gotea cuando llueve. Los niños están muy enfermos debido a la mala higiene. Pero o vivimos aquí o vivimos en la calle".
Khatar dice que es demasiado pobre y no se puede permitir pagar transporte para ir al centro de Caritas que queda cerca, en donde opera una unidad médica. Así que un doctor la visitará. Las clínicas móviles de Caritas van por el Valle de la Becá para brindar atención médica a los refugiados sirios que viven allí.
"Vemos muchos casos de diarrea", dijo el Dr. Joseph Homsi, que trabaja en la clínica móvil y que hoy está en el centro de Caritas en Taalabaya. Hay muchos casos de sarna, piojos, alergias cutáneas y lishmania, un parásito repugnante que provoca terribles yagas en la piel.
"La mayoría de los problemas se debe a condiciones de vida antihigiénicas", dijo el Dr. Joseph. Caritas está impartiendo sesiones de promoción de salud para los refugiados, mostrando técnicas sencillas para mantenerse saludable y evitar infecciones.
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