Mons. Roberto Cáceres, nuestro querido Obispo emérito de
Melo, falleció a los 97 años, ayer, domingo 13 de enero, fiesta del Bautismo de
Jesús, en Montevideo, cerca de la medianoche, en el Hogar Sacerdotal.
Lo acompañaron en sus últimos momentos las Hermanas del
Hogar y Mons. Arturo Fajardo, Obispo de San José de Mayo, que se encontraba
circunstancialmente allí.
Yo me encuentro lejos de Uruguay, con una diferencia de
cinco horas, lo que ha dificultado un poco las comunicaciones oportunas. Mi
último encuentro con Mons. Roberto fue el domingo 30 de diciembre, en vísperas
de mi viaje. Como tantas veces estuvimos conversando amenamente. Nada me hacía
imaginar que su vida estaba llegando a término y esperaba celebrar con él en
abril sus 98; pero, sin saberlo, ésa fue nuestra despedida.
Siento mucho esta partida de Monseñor, y más aún el no poder
estar acompañando en este momento a tanta gente de Cerro Largo y Treinta y Tres
que lo lleva en su corazón, a la comunidad diocesana por la que él dio los
largos años de su vida y a su familia.
Muchos pensamientos y recuerdos se me cruzan en la mente… ¡cuántos
más en quienes lo conocieron y trataron desde su llegada a Melo en 1962!
Me viene a la memoria una canción de Osiris Rodríguez
Castillo que dice:
“…que al final de mi vida
quede mi canto despierto
que todo coyuyo muerto
deja una luz encendida”.
La luz del coyuyo es una lucecita,
pero aún así lo sobrevive. La luz de Mons. Roberto es una gran luz, la luz de
una persona luminosa. No una luz de brillo estridente, cegador, sino una luz
apacible. Una luz bajo la cual se puede ver las cosas de modo diferente, como
solía verlas él. Dónde muchos sólo verían tristeza, desolación, angustia, él
era capaz de encontrar los valores escondidos pero presentes, la solidaridad
humana y aún la santidad. Alguna vez un hermano Obispo le dijo “vos estás enfermo
de optimismo”. Yo creo que Monseñor no era un optimista, sino algo mucho más
profundo: era un hombre de esperanza. Que la luz de esa esperanza que él supo
comunicar y sostener “en el nombre del Señor” –su lema episcopal– siga
iluminando el camino de todo el Pueblo de Dios que peregrina en Cerro Largo y
Treinta y Tres.
A todos, mi afectuoso saludo, unido a ustedes en el recuerdo
y la oración por su eterno descanso. Estoy convencido que el Señor premiará la
generosa entrega de su vida y lo recibirá como servidor bueno y fiel.
Invito a recibir y acompañar su cuerpo en Treinta y Tres, en
la parroquia san José Obrero a las 10:30 y en Melo, en la catedral, a las 17
horas, después de lo cual recibirá sepultura en el Cementerio de Melo.
+ Heriberto Bodeant,
Obispo de Melo (Cerro Largo y Treinta y Tres)
5 comentarios:
Que el espíritu santo lo lleve a la gloria eterna !!
Con su paz y su gran generosidad siempre estuvo y seguirá estando !
Siempre fue un gran proctetor de los más necesitados !!
Lo vamos a estrenar mucho pero aprendimos mucho de él !!
Que la Paz del Señor Ilumine su entrada triunfal a su su morada eterna. Gracias por tanto, perdón por tan poco ..
El cielo ha ganado " una estrella " .Extrañaremos su LUZ .Adiós Monseñor.....
Rezamos para que el Padre lo reciba en el Cielo. Amén
Mi mas sentido pesame a la familua y comunidad
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